JUAN MANUEL DE ROSAS
(Rasgos personales que desmienten su supuesta tiranía)
Gonzalo V. Montoro Gil
“Los historiadores que de mentiras se
valen habrían de ser quemados como los que hacen moneda falsa”
(Miguel
de Cervantes Saavedra –‘Don Quijote de la
Mancha’)
*
ADVERTENCIA AL LECTOR
El presente trabajo
se dirige a analizar rasgos del gobierno, fisonomía y personalidad del ilustre
Restaurador de las Leyes Brg. Gral. Don Juan Manuel de Rosas, que desmienten su
supuesta tiranía.
En la mayoría de los
casos las opiniones vertidas por los autores citados son conocidas; otras, no
tanto pero la idea, aparte de la compilación, es la siguiente:
Nuestra intención no
es su estudio a través de aquellos que fueron y
son los más intransigentes defensores del Federalismo y de Juan Manuel
de Rosas puesto que los ditirambos, los elogios se presumen por sus afinidades
doctrinarias y personales y ya se han transcripto a lo largo del tiempo dándose
por conocidos.
Nada se agregaría a
lo que han expresado sobre Restaurador y su mandato. Solo reproducimos algunos
comentarios aislados como el de José de San Martín por la importancia y
jerarquía suprema de quien lo dice, de Pedro de Angelis y de Julio Irazusta y alguno
que otro.
Así, pues, lo que se
intenta aquí es reproducir opiniones positivas sobre Rosas pero por aquellos
que, paradójicamente, lo han combatido a lo largo de los años; en especial, los
Unitarios que han luchado décadas contra la Confederación Argentina. Son raptos
de sinceridad no frecuentes y que es lícito exponerlos.
También comentarios
de aquellos que, si bien no lo han combatido, se posicionaban neutralmente sea
porque eran historiadores, funcionarios o políticos extranjeros, sea porque
intelectualmente no estaban ni a favor ni en contra de su gobierno y su persona,
pero que supieron ver –descarnadamente-la grandiosidad de su labor como sostén
de la causa hispanoamericana, como el caso del escritor e historiador mexicano
Carlos Pereyra o Emilio Ravignani.
Todo esto tanto en
aquellos que convivieron contemporáneamente a él mientras gobernaba, o
posteriormente cuando vivía expulsado de su patria en Southampton o, en última
instancia, cuando ya había fallecido.
No pretendemos agotar
todo lo desarrollado sobre Rosas ni todos aquellos que se pronunciaron porque
la lista sería interminable, pero sí la cantidad suficiente que nos presente
una acabada visión que se tenía del Restaurador aquí y allende los mares, a lo
largo del tiempo por aquellos que –de algún modo y tal vez- se amigaron con su
persona o con sus ideales de lucha.
En algunos casos sus
declaraciones en favor de Rosas y su gobierno fueron confirmadas por sus
comportamientos posteriores; en otros casos fueron negadas luego, borradas ‘con
el codo’ como se dice coloquialmente, por los hechos y procederes futuros tal
es el caso de Justo José de Urquiza,
como veremos.
Como bien se pregunta
José María Rosa (“Conversaciones con José
María Rosa” de Pablo J.
Hernández-Ed.Colihue-Hachette-1978):
¿Dónde estaban los
Federales que acompañaron a Rosas a lo largo de su gobierno y sus descendientes
actuales?.
Lamela, descendiente
de Juan Manuel de Rosas, Federico Pinedo, Enrique Larreta nieto de Oribe,
Álvaro Alsogaray bisnieto del Coronel Álvaro Alzogaray que luchó valientemente
en Vuelta de Obligado, los Mansilla y García Mansilla, de la familia de del
General Mansilla, los Arana, y muchos mas (Baldomero García, Lorenzo Torres,
etc).
Esto nos hace ver que
el ‘rosismo’ o ‘antirrosismo’ no siempre tiene que ver con la sangre sino con el
patriotismo.
*
Ahora bien, algunos autores, sobre
todo de fin del siglo XIX y principios del XX, confunden ‘Dictadura’ con ‘Tiranía’.
Era muy usual que en aquellos tiempos se dijera de Rosas que era un ‘Tirano’, aún dicho por escritores e
historiadores de orientación Federal
Ese mote ofensivo, aunque no siempre
de mala fe, no condice con lo que fue Rosas en realidad. Fue un ‘cliché’ sin
base fáctica, que repetían unos de otros. Ya hablaremos de las intenciones de
Rosas de acercar a intelectuales Unitarios a su gobierno, que es otra prueba de
su falta de ‘tiranía’.
Pero además, en cuanto a su forma de
acceder al gobierno ambas veces fue por elección de la Sala de Representantes,
ante el clamor popular que sufría la anarquía del país; posteriormente, y a
pedido de Rosas, ratificado por
plebiscito del pueblo. Luego en el ejercicio del gobierno se auto-limitó en
ello.
Sucede que estos autores, como Pereyra,
confunden ‘Tiranía’ con ‘Dictadura’.. Conceptos tan distintos que
extraña que el historiador y también otros no supieran distinguirlos.
En otro
lugar hemos señalado las diferencias (“‘dictadura’
no es sinónimo de ‘tiranía’- donde remitimos al gentil lector) https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2021/08/dictadura-no-es-sinonimo-de-tirania.html
Allí decíamos que “la tiranía es
la consecuencia necesaria de la democracia que es el endiosamiento del número,
estableciendo la ‘numerocracia’ como
verdad absoluta en política y que el tirano actúa en contra de los intereses
públicos y a favor de los personales. El tirano, accede y se mantiene en el
gobierno por imposición y contra los deseos e intereses de su pueblo.
“El tirano, es una persona que es un intruso en el ejercicio del
gobierno y que no ordena al bien común la multitud que le está sometida sino al
bien privado de él mismo” (Santo Tomas de Aquino).
“En
cambio, la Dictadura, como forma de gobierno, tiene como base
la toma de las riendas de un gobierno por una persona que se hace visible,
protegiendo el bien común y con el apoyo legal de la gente que le
da la suma del poder, haciéndose responsable -el dictador- del éxito de su gestión,
muchas veces a costa de su vida si se equivoca. El dictador es consecuencia de
una necesidad expresada por el pueblo cansado de la anarquía en un momento de
nuestra sociedad y permanece en el gobierno mientras el pueblo le brinda su
apoyo al cuidado de los intereses públicos, políticos y económicos.
“En
tal sentido, la ‘Dictadura’ es
un método de gobierno, un sistema de gobierno, pero legal que existe con el
beneplácito de la población. La ‘Tiranía’ no
tiene sustento legal y se impone y se sostiene por la mera fuerza.
“Rosas
fue un Dictador pues tuvo en las Facultades Extraordinarias y en la Suma del
Poder Público, la aquiescencia del pueblo todo a través del plebiscito.
“Ya
Rosas había dicho al periodista chileno Salustio Cobo en el año 1860 en una entrevista
que el Restaurador había concedido al referido: “―Eso que llaman Derechos del Hombre no engendra sino la Tiranía-“.
“Bueno,
entendemos que nuestra sociedad nacional ayer como hoy, anárquica, sujeta a los
unitarios liberales ideólogos de antaño como hogaño, y de la práxis marxista,
con un desquicio social inmerso en un estado de descomposición absoluto es un
escenario ideal para la aparición de una nueva y sana ‘Dictadura Nacional’ que
ponga orden y “venga a mandar”
como dice José Hernández en su ‘Martín Fierro‘ pasando la escoba a tanto iluminado con ideas
afrancesadas y disolutas de nuestra soberanía”.
Sentado lo cual, y una vez
hecha esta advertencia, procederemos a analizar distintos autores –en especial
Unitarios o aquellos que no adscribieron a ninguna de las dos tendencias
políticas predominantes en el siglo XIX y XX- que saludaron o reconocieron
(voluntariamente o ante las evidencias documentales y testimoniales) la
impronta independentista de Rosas y su gobierno en pro de evitar la
fragmentación del país y, en lo posible, unir las partes dispersas de las
Provincias Unidas y en ‘ultima ratio’ el Virreinato del Río de la Plata.
Estructuralmente
haremos, primero, una referencia de dónde se extraen las opiniones a citarse,
luego la opinión literal entrecomilladas de los autores con letra cursiva para,
finalmente hacer –en algunos casos que lo ameriten- algún breve comentario
sobre las apuntadas opiniones para aclarar algún concepto que podemos estimar
equivocados u obscuros o para acentuar afirmativamente lo allí declarado por
los autores.
Alcide D’Orbigny
(Enviado por el Museo
de Historia Natural de París, a la edad de 23 años, el joven naturalista
francés Alcide d'Orbigny recorrió durante ocho años la América meridional
(Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Perú y Bolivia) y a su regreso a
Francia compuso una monumental obra publicada entre 1835 y 1847 con el título
de ‘Voyage
dans l'Amérique Méridionale’ en nueve tomos y 11
volúmenes con más de 5 mil páginas y 500 ilustraciones).
“Juan Manuel de
Rosas, famoso en toda la República Argentina por la influencia que ejerce sobre
la población de las campañas, y por la parte activa que ha desempeñado en las
discordias civiles, es un propietario muy rico que administra por sí mismo no
sólo sus propias estancias, sino también las de muchos ciudadanos opulentos:
está así a la cabeza de trescientos o cuatrocientos hombres que le son devotos
por completo, y no necesita otra cosa para trastornar la república; pero tal
fuerza es mucho menos peligrosa que el extraordinario ascendiente que ha
adquirido sobre los gauchos, ascendiente debido a la influencia de los
establecimientos que dirige, pero sobre todo a un sistema de conducta muy bien
calculado y a la debilidad de los sucesivos gobiernos, que buscaron el apoyo de
su autoridad en vez de reprimirla desde su nacimiento.
No le falta a Rosas
cierta educación: escribe con facilidad; está dotado, como la mayoría de los
criollos, de gran penetración. Arrastrado, por gusto y por cálculo, a la vida y
las ocupaciones rurales, hizo de estas últimas un estudio especial, llegando a
ser famoso, entre los pastores, por su habilidad para montar a caballo, la
intrepidez con que se entrega a todos los ejercicios peligrosos que hacen su
gloria y le aseguran la superioridad: siempre vestido con el traje nacional, se
alimenta como sus peones, los acompaña de continuo y participa a menudo de sus
trabajos; ha querido llevar una vida más dura que la que llevan esos pueblos,
imponiéndose privaciones penosas y completamente gratuitas; así, en sus viajes,
tiene la costumbre de no aceptar cama, ni abrigo y se acuesta en el recado,
junto al corral donde se encierran sus caballos.
Es el primero en
estar de pie y hace un mérito de desafiar el sueño, el hambre, el frío, la
lluvia y los rayos solares. Los hombres sensatos se ríen de esa ostentación de
falta de sensibilidad, pero la masa campesina, tomada por su lado flaco, admira
y eleva a las nubes a su émulo y sólo habla con entusiasmo de él. Por otra
parte, un carácter grandioso va unido a todas las empresas de Rosas: dotado de
un notable espíritu de orden y de gran actividad, sus establecimientos están
perfectamente administrados y pueden servir de modelos.
Lo que hay sobre todo
de loable en su explotación es que, no contento con los inmensos beneficios que
le brindan sus rebaños, se entrega con pasión a la agricultura, sembrando por
sí mismo casi tanto como todos los pobladores del sur reunidos y hace
considerables plantaciones de árboles.
Sus Estados por lo
demás (porque ese es el nombre que se puede dar a sus vastas posesiones), son
el refugio de todos los malhechores, seguros de hallar protección eficaz y de
escapar a toda persecución, con tal de que acepten trabajar y se adapten a la
severa disciplina a la cual el amo somete a todos sus servidores.
Rosas los cuida con
la mayor atención: les paga exactamente, vigila por sí mismo que estén bien
alimentados, y aunque acuerda impunidad a los crímenes cometidos fuera de sus
propiedades, se muestra inexorable con los menores delitos que tienen a sus
tierras como escenario, haciendo justicia en persona, aplicando castigos
rigurosos, sin exceptuar, según dicen, la pena capital, y haciéndose temer de
sus vecinos que, más de una vez, han experimentado cuán peligroso resulta
ofenderlo.
Acostumbrado a
gobernar despóticamente los inmensos dominios que administra, embriagado por
los continuos halagos de los gauchos que le rodean, él, su modelo, tanto como
su jefe, así como de numerosos ciudadanos que todo lo esperan de su influencia;
fuerte, en fin, por su popularidad y la devoción fanática de que es objeto en
las campañas, Rosas se ha declarado sucesivamente sostén interesado o duro
censor de los diversos gobiernos que han desfilado en los últimos años, y a
pesar de su profundo disimulo, se reconoce sin trabajo que aspira a convertirse
en jefe de Estado”.
Este
naturalista francés hace un pormenorizado análisis descriptivo de la
personalidad de Rosas.
Destaca
que el ascendiente sobre la gente del interior es su principal fortaleza. Luego
hace ver la educación de Rosas y su gran penetración sobre la idiosincrasia de
la gente con la que trabajaba conquistando a sus gauchos no con la palabra sino
con el ejemplo haciendo las mismas tareas que éstos, a la par lo cual es visto
con admiración por sus campesinos. Es ordenado y meticuloso en su vida diaria e
impone a éstos del mismo rigor que para con él mismo.
Si
bien da refugio a muchos perseguidos por la ley, es inexorable en cuanto a que
estos deben guardar la más firme honestidad dentro de sus dominios, aplicando
castigos –siendo él la ley en sus dominios- a quien faltare a sus obligaciones
o ejecutare actos deshonrosos. Era admirado por su gente que lo seguía fanáticamente.
*
André Marie
Jean Jacques Dupin
(Procurador
General de la Corte de Casación, fue diputado en 1815, presidente de la Cámara
de Diputados en 1832, miembro de la Asamblea Constituyente en 1848, Presidente
de la Asamblea Nacional de Francia,
Dijo
en la Cámara de Diputados en 1841 (citado por Laurent de L’Ardèche en el
periódico parisino ‘La Republica’ en Enero de 1950 y reproducido por la ‘Gaceta
Mercantil’- Buenos Aires-27 de Abril de 1850 que Rosas “está
a la cabeza de un gobierno constitucional a la manera de aquel país, porque en
fin, ellos tienen también su representación propia, su sistema de gobierno, que
es muy progresivo, si es de ese lado que va el progreso, porque es un Jefe de
Gobierno efectivo, de un gobierno que se renueva muy frecuentemente”
Reconoce
el legislador francés, en plena época de agresión de Francia a la Confederación
Argentina, que el de Rosas era un gobierno LEGAL, que tenía un sistema de
representación que no se podía objetar, que el gobierno de Rosas era progresivo,
(hoy se diría ‘progresista’); que su gobierno era EFECTIVO y que la autoridad
se renovaba frecuentemente con el beneplácito del pueblo.
John Murray Forbes
(J. M. Forbes, diplomático
estadounidense, Cónsul de su país en Buenos Aires comunicó a su gobierno una
descripción literaria de Rosas en 1829, con motivo de la asunción de Rosas al
poder).
“...en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este
hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación
limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro
país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente
suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes
indios…no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un
excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y
sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró
que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las
relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” .
El diplomático, en su semblanza de la
personalidad de Rosas, expresa su asombro ante las virtudes del Restaurador.
Parece ser que no esperaba encontrar en él tantas cualidades positivas. El tono
de sus palabras denota sorpresa y admiración.
El diplomático destaca la profunda
comprensión que Rosas tiene de su país, su amplio conocimiento de su historia,
cultura y tradiciones. Esto demuestra que Rosas es un verdadero patriota,
comprometido con su nación y su gente.
Además, el diplomático resalta el
carácter de Rosas, que aparece como
fuerte y decidido. Ante los ojos del citado, el Restaurador ha
demostrado liderazgo y determinación en la defensa de los intereses de su país
*
José de San Martín
(Carta a Guido desde
Bruselas, 8 de abril de 1830)
“...Noto con placer
que la marcha del gobierno es firme...En mi opinión el Gobierno en las
circunstancias difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se
presenta, ser inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues
si no se hace respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán
como si fuera una empanada, y lo peor del caso es que el país volverá a
envolverse en nuevo males…(…)…Yo no conozco al señor Rosas pero según tengo
entendido tiene un carácter firme y buenos deseos.”
+
(Carta a Guido, 27 de diciembre de
1847) (Carta a Rosas)
“Diré a Usted que orejeo cada vez
que veo dirigirse a nuestra playas a estos políticos (embajadores) y a pesar de
lo que se dice de los sinceros deseos de estos dos gobiernos (Inglaterra y
Francia) tienen de concluir definitivamente las diferencias con nuestro país,
de todos modos yo estoy bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que
pueden tener estos gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la
firmeza de NUESTRO DON JUAN MANUEL”.
+
(Carta a Rosas el 2 de noviembre de
1848)
“A
pesar de distancia que me separa de nuestra Patria, usted me hará justicia de
creer que sus triunfos son un gran consuelo para mi achacosa vejez”
+
(Carta de José de San Martín a Juan
Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del
libro de Font Ezcurra “Correspondencia
entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965).
“...Como argentino me llena de un verdadero
orgullo al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor,
restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en
medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado;
deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento
del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste
su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San
Martín”
+
(San Martín 3er. Artículo del
testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit.
Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones
Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997).
“El
sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América
del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel
de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver
la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas
pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
+
Domingo F. Sarmiento visita a San
Martín en el exilio. En determinado momento el primero expresaba sus opiniones
sobre Rosas con un torrente de críticas. San Martín de pronto lo detiene y le
dice:
“Ese tirano de Rosas que los unitarios odian
tanto, no debe ser tan malo como lo pintan cuando en un pueblo tan viril se
puede sostener veinte años...me inclino a creer que exageran un poco y que sus enemigos
lo pintan mas arbitrario de lo que es...y si todos ellos y lo mejor del país,
como ustedes dicen, no logran desmoronar a tan mal gobierno, es porque la
mayoría convencida está de la necesidad de un gobierno fuerte y de mano firme,
para que no vuelvan las bochornosas escenas del año 20 ni que cualquier
comandante de cualquier batallón se levante a fusilar por su orden al
Gobernador del Estado” (Gálvez, Manuel. “Vida de
Sarmiento”. Emece Edit. 1945)
Del análisis de las
cartas transcriptas de San Martín surge como primera evidencia el razonamiento
político y las soluciones que propone para nuestra anarquía (ver las cartas al
Mariscal Castilla, a Rosas, a Tomás Guido, a Estanislao López, a O’higgins, etc),
que hoy día no se ilustra ni se menciona habitualmente.
Aunque se ha
destacado su participación en la batalla de San Lorenzo y el cruce de los
Andes, se ha prestado poco atención a su pensamiento político-institucional y
su carácter destacado como Libertador. En sus cartas, San Martín utiliza
palabras como "firmeza", "orden" y "honor" con
frecuencia, lo que demuestra su enfoque en la estabilidad y el respeto.
Inicialmente, San
Martín habla de Rosas con respeto pero con cierta distancia, ya que no lo conoce
personalmente. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, comienza a referirse a
él como "NUESTRO Rosas" y en las cartas finales lo llama "mi
apasionado amigo y compatriota". Esto muestra cómo evoluciona su trato y
opinión sobre el Restaurador y su gobierno soberano, pasando de ser respetuoso
a ser amistoso, lo que refleja la confianza que va generando con el tiempo.
Es necesario ir
leyendo en el transcurrir de los años las cartas de San Martin, sea a Rosas o a
O’higgins o a Estanislao López o a su amigo Tomás Guido para ir viendo cómo va
evolucionado el trato y opinión del Libertador sobre el Restaurador y su
gobierno soberano, pasando de un trato respetuoso a uno francamente amical, lo
que demuestra la confianza que el hombre le va generando al paso del tiempo
Es notable la ironía
y sarcasmo que utiliza San Martin para ponerlo en ‘vereda’ a un Sarmiento
siempre desbocado y conspirador que intentó- sin éxito- atraer al Libertador a
la causa anglo-porteña, teniendo como efecto el odio declarado de Sarmiento a
San Martin por la humillación sufrida. Nótese el término usado por San Martín:
‘Uds. Los Unitarios’, para
diferenciarse bien y poniéndole ‘los puntos’ a Sarmiento para que no se
equivoque acerca de la postura política de él [de San Martín]
Veamos algunos
extractos:
“...En mi opinión el Gobierno en las circunstancias
difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se presenta, ser
inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues si no se hace
respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán como si fuera una
empanada…”
“…yo estoy
bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que pueden tener estos
gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de NUESTRO DON
JUAN MANUEL…”
“…la
satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los
extranjeros que trataban de humillarla…”
[a Sarmiento] “Ese tirano de Rosas que los unitarios odian tanto, no
debe ser tan malo como lo pintan cuando en un pueblo tan viril se puede
sostener veinte años…”
(ver (De Pluma Ajena) ‘San Martín Doctrinario De La Política De
Rosas’ (por Jordán B.Genta) en ‘elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’
-
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/06/de-pluma-ajena-jordan-bgenta-san-martin.html-22-6-19)
*
Tomás de Iriarte
(En San Nicolás de los
Arroyos, durante una parada militar del ejército que marchaba a luchar contra
Paz, en el año 1831, que por entonces era un oficial de la Federación, y dice
de Rosas en una descripción de su atuendo):
"Después de
haber esperado largo tiempo, Rosas se presentó a caballo con una pequeña
comitiva: el traje del gran gaucho merece describirse: pantalón y chaqueta
desabrochada, gorra de cuartel con una funda de hule y sobre ésta una gran
divisa colorada con el lema de Federación o muerte; el poncho atado por la
cintura aseguraba un cuchillo de monte (puñal) cuyo cabo sobresalía por sobre
la chaqueta; sobre el poncho estaban atadas las bolas; un rebenque a uso del
país; no llevaba sable".
Es
interesante mencionar el análisis minucioso que realiza Iriarte sobre la
vestimenta de Rosas y cómo esto revela su enfoque en los detalles. Iriarte,
quien con el tiempo se convirtió en enemigo de Rosas, se tomó el tiempo de
observar y describir detalladamente cómo vestía el Restaurador, destacando que
no portaba un sable pero sí un cuchillo.
Este nivel
de atención a la vestimenta de Rosas puede interpretarse de diferentes maneras.
Por un lado, podría indicar que Iriarte buscaba resaltar la imagen del líder
gaucho, destacando su conexión con las tradiciones argentinas y su estilo de
vida campestre. La ausencia de un sable y la presencia de un cuchillo podrían
simbolizar la simplicidad y la autenticidad de Rosas como líder.
Por otro
lado, también es posible que Iriarte haya utilizado este detalle para criticar
a Rosas y cuestionar su legitimidad como líder político. La ausencia de un
sable, que tradicionalmente se asocia con el poder y la autoridad, podría
interpretarse como una falta de legitimidad o una muestra de su estilo de
liderazgo más autoritario y personalista.
En
cualquier caso, el análisis detallado de la vestimenta de Rosas por parte de
Iriarte muestra cómo incluso los aspectos aparentemente insignificantes pueden
ser objeto de análisis y debate en el contexto político.
*
Charles Darwin
Hemos hablado largo y tendido sobre Darwin y otros
naturalistas en estas tierras. (ver ‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’-‘Espías
‘Naturalistas’ Y ‘Comerciantes’ En La Penetración Británica Y Francesa En
Hispanoamérica” – 19-11-2021-al
cual remitimos para mayor información )
"En la
conversación es vehemente, sensato y muy grave. Dirige
admirablemente sus inmensas propiedades y cultiva mucho más trigo que todos los
restantes propietarios del país”. “Un
hombre de extraordinario carácter, que ejerce la más profunda influencia sobre
sus compañeros; influencia que sin duda pondrá al servicio de su país para
asegurar su prosperidad y su dicha. Dirige admirablemente sus inmensas
propiedades y cultiva mucho más trigo que todos los restantes propietarios del
país",
“Dícese
que posee 74 leguas cuadradas de terreno y unas 300.000 cabezas de ganado.
Dirige admirablemente sus inmensas propiedades y cultiva mucho más trigo que
todos los demás propietarios del país”.
“Las
leyes que ha hecho para sus propias estancias, un cuerpo de tropas (de varios
centenares de hombres) que ha sabido disciplinar admirablemente de modo que
resistieran los ataques de los indios: he aquí lo que ante todo hizo fijarse en
él y que comenzara su celebridad”
“Nunca he
visto una popularidad más grande que la de Rosas, ni mayor entusiasmo por ‘la
guerra más justa de las guerras, puesto que va dirigida contra los salvajes’”
Aquí, el testimonio de Darwin sobre la habilidad
ecuestre de Rosas durante su visita al Río Colorado en 1833. Según Darwin,
Rosas era un jinete excepcional, capaz de montar un potro sin freno ni silla,
dejándose caer desde la maroma sobre la puerta del corral. Este relato resalta
la destreza y valentía de Rosas como jinete, lo cual podría ser interpretado
como un símbolo de su liderazgo y dominio en el ámbito militar.
Tenga el lector presente las palabras del propio
Darwin como analiza la cantidad y calidad de las tropas de Rosas; como logra
acercarse al poder y obtener salvoconductos para desplazarse por toda la
Confederación libremente para tener datos de las fortificaciones, cantidad de
soldados, formación de los mismos, ligazón entre Rosas y sus soldados y
poblaciones.
Asimismo, el testimonio de Darwin destaca la
relación entre Rosas y sus soldados y las poblaciones locales. Darwin menciona
que Rosas era muy respetado y querido por sus tropas, lo cual indica una fuerte
conexión y lealtad entre el líder y sus seguidores. Este tipo de vínculo
cercano y personal puede haber sido un factor clave en el poder y la influencia
de Rosas en la Confederación.
Irónicamente se refiere a que cuando presenta su
pasaporte donde dice enfáticamente ‘naturalista!’
logra la confianza del otrora desconfiado Rosas, dando un sentido mágico a
dicha palabra subestimando a Rosas y a su gente al creer que los mismos no entendían
el significado de dicha palabra y que por tal razón ello inspiraría en Rosas y
sus funcionarios una idea más alta de su persona.
Es interesante destacar la ironía en el relato de
Darwin sobre su pasaporte y la reacción de Rosas y sus funcionarios. Darwin
menciona cómo al presentar su pasaporte con la palabra "naturalista"
escrita de manera enfática, logra ganar la confianza de Rosas y su gente. Esto
implica que Darwin subestimaba la capacidad de comprensión y discernimiento de
Rosas y sus funcionarios, al creer que la mención de su profesión como
naturalista les inspiraría una idea más elevada de su persona.
Esta actitud de Darwin podría estar basada en
prejuicios o estereotipos sobre la falta de educación o conocimiento de las
personas en la Confederación Argentina en ese momento. Al enfatizar su
profesión de naturalista, Darwin probablemente esperaba que su condición de
científico y viajero ilustrado le otorgara una posición de superioridad
intelectual.
No podemos afirmar con certeza si Rosas y sus
funcionarios realmente subestimaron o malinterpretaron la palabra
"naturalista" en el pasaporte de Darwin.
Así Darwin fue otro ‘naturalista-científico-espía’
(como Humboldt, Bonpland) que
informaba a su gobierno de todo lo que veía y oía mientras desarrollaba su
tarea profesional. Una cosa no quitaba la otra, siendo un ariete en la
investigación de nuestros hombres y nuestro territorio para favorecer los
intereses británicos.
Como corolario podemos resumir que para el logro de
sus fines de control sobre las tierras hispanoamericanas visto que las
incursiones militares tenían alto costo y resultados dudosos, los imperios
centrales se apoyaron en científicos (Darwin, Humboldt, Bonpland) precedidos de
un halo de bondad y desinterés político para acceder a los círculos de poder
vernáculos actuando como espías.
Sirviendo ellos como avanzada de la
mencionada penetración cultural y económica en nuestra región intentando,
además, con su actividad- valiosa en si- propender a la fragmentación de
Hispanoamérica en muchas republicas, más fáciles de controla y dominar.
¿Sabría Rosas de todo esto respecto a
todos estos ‘naturalistas’ que
deambulaban por nuestro territorio recabando información de todo lo que veían?.
Estimamos que sí dada la naturaleza desconfiada del Restaurador y ser amplio
conocedor de la esencia humana, aunque no tenemos documentación hallada hasta
hoy, al respecto. Además, Rosas solía tener una variada cantidad de espías en
todo el territorio que le informaban de todo cuanto pasaba y veían, lo que nos
lleva a pensar que el Restaurador algo sospecharía.
Más allá de todo, queda plasmada la
popularidad de Rosas en boca de un extranjero muy peculiar que da por tierra
cualquier tipo de supuesta ‘tiranía’ del Restaurador.
*
Cipriano Catriel:
(Expresiones del Cacique Cipriano
Catriel, extraídas del libro “Roca y
Tejedor” de Julio A. Costa)-.
“Nuestro
hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado
el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se
loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de
plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por
la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y
lo desterraron, invadimos todos juntos”.
*
Juan Catriel
(Discurso del cacique Juan Catriel en
Tapalqué por el segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo Garretón, “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833”).
“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me he
engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan
Manuel, no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre
ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida
tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden
atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...”
*
Nicasio Catriel
(Discurso del cacique Nicasio Catriel en
Tapalqué por el segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo Garretón, “Partes detallados de la
expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833” edit.
Eudeba. Bs. As. 1975).
“Que él había acompañado en cinco campañas a
Juan Manuel y que siempre había de morir por él porque Juan Manuel era su
hermano y el padre de todos los pobres”.
El texto menciona que los aborígenes
tenían respeto y admiración por Juan Manuel de Rosas, confiando en él como
líder. Cuando Rosas fue desterrado, los aborígenes volvieron a realizar
malones, lo que indica que se perdió el equilibrio y los acuerdos entre ellos y
la Confederación Argentina durante el mandato de Rosas.
Esto sugiere que Rosas tuvo una
relación positiva y estable con los aborígenes, lo que contradice la idea de
que fue un’ tirano’, aún con los éstos.
No es un dato menor el recordar que
muchas veces dichos arreglos ‘diplomáticos’
(sic) entre las tribus y la Confederación pergeñados por Rosas era ejecutados
por su hijo adoptivo Pedro Pablo Rosas y Belgrano, diestro en ello, hábil y
sagaz negociador. Tan es así que fue a lo largo de los años juez de paz en la
campaña bonaerense, en especial, en Azul, muy criterioso y hábil componedor.
(ver www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com https://www.blogger.com/blog/post/edit/3849953944387151647/4550919379966023706 del 19-11-21)
*
Philip Yorke Gore
(Cuarto conde de
Arran conocido como Philip Gore hasta 1837, fue un par y
diplomático anglo-irlandés. En
1828 fue ascendido a secretario de legación en Buenos donde fue encargado de
negocios entre 1832 y 1834). En carta (Nro.26 21-10-1833 PRO/FO 6/37-, ‘Public
Record Office’, London’, a Lord Palmerston, dijo:
“Los gauchos, habitantes de los distritos rurales están
ardientemente unidos al general Rosas, a quien, como jefe y benefactor
reconocido hace tiempo que admiran con increíble devoción”.
Lo mismo que se dijo
de las expresiones de Darwin para con Rosas es aplicable aquí: ni rastro de
‘tiranía’ alguna en el Restaurador; solo admiración y respeto, tanto en la
ciudad como en la campaña.
*
(Embajador
británico ante la Confederación Argentina, ministro plenipotenciario inglés desde 1836 hasta 1845, anterior a
William Gore Ouseley) en comunicación a Lord Palmerston - Nro.82 12-12-1839 PRO, FO 6/106- ‘Public Record
Office’, London’)
“Siempre he encontrado al general Rosas
dispuesto a acceder a mis plegarias en el sentido de que debería tener
misericordia cuando puede otorgarla sin peligro para su administración y me
siento feliz de poder informar a Vuestra Señoría que en esta oportunidad, como
siempre lo ha hecho antes. Su Excelencia se ha dignado a escuchar mis peticiones.
No se ha producido ninguna ejecución, ni siquiera entre aquellos que por haber firmado
la carta al almirante francés pidiendo ayuda... habían sido declarados
proscriptos por el voto de la Cámara”.
El texto menciona que después de la rebelión del sur
en 1839, muchas familias buscaron ayuda del ministro británico y que, según una
carta privada de un diplomático inglés, se demuestra una vez más la
misericordia de Rosas al no ejecutar a conspiradores contra la soberanía de la
patria.
Esto sugiere que Rosas mostró clemencia hacia aquellos
que conspiraron contra su gobierno, lo que contradice la idea de que fue un
tirano implacable.
*
Woodbine Parish
(Sir Woodbine Parish, “Buenos Ayres and the Provinces of the Río de
La Plata”, Londres, 1839)
“He tenido la satisfacción de ver
muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia
y moderación” “Los miembros del
Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición” .
El texto menciona que el diplomático
inglés describe a Rosas como "moderado" y a sus funcionarios como
"honestos", lo que sugiere que tenía una opinión favorable hacia
ellos. Esto contradice la idea de que Rosas fue un tirano implacable.
Gregorio
Aráoz de Lamadrid
Militar. Sucesivamente Unitario,
Federal y luego Unitario nuevamente.
(En ‘La
Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As. 1996, pág. 214/5) dijo el 1º de Septiembre de
1839 acerca de su compadre Juan Manuel de Rosas:
"En él tenemos, compatriotas, al más valiente y denodado defensor
del decoro y dignidad de la Confederación Argentina, y su sola presencia y
genio previsor bastarían para escarmentar a esos pocos traidores a su patria
que, vendidos a los fantásticos pero viles e indignos agentes de la Francia,
pretenden envilecerla".
Lamadrid, luego de jurar fidelidad al
Federalismo, y luego de que Rosas creyera en su palabra, traiciona a Rosas, al
Gobierno de su país, y a su propia palabra robando material bélico dado por el gobierno
y confiando en él para ser entregado a autoridades Federales del interior,
entregándolo traidoramente a las filas unitarias. Sin perjuicio de ello,
reconoció –por voluntad propia o por necesidad adulatoria- las virtudes de
Rosas denostando al ejército invasor de Francia, al cual, él mismo se alió
contra la Nación.
*
Richard
Rourke
(Con carta fechada en Thomfield,
Castletonnell, el 17 de agosto de 1839 en Archivo General de la Nación. Buenos
Aires. División Gobierno Nacional. Ministerio de Relaciones Exteriores.
1830-1857. 10-2-1-4).
Le escribe el Teniente General Richard
Rourke a Rosas en medio del bloqueo francés diciéndole:: "Me permito asegurar a V.E. que siento un vivo interés por el
éxito de su Gobierno y ansiosamente deseo el momento en que desembarazada de
agresiones extranjeras la República Argentina pueda obtener de la sabia
administración de V.E. aquellas medidas de mejoría interior que tengo motivos
de saber son el objeto continuo y querido de sus meditaciones”-
Es dable observar que, a pesar de las
continuas y persistentes agresiones extranjeras y vernáculas, la Administración
de Rosas era reputada de ‘sabia’ por el diplomático inglés.
*
“O Brado de Amazonas”
(Jornal De Río de Janeiro, el 13 de diciembre de 1845 se expresaba asi).
“Triunfe la Confederación Argentina o acabe con honor, Rosas, a pesar del
epíteto de déspota con que lo difaman, será reputado en la posteridad como el
único jefe americano del sur que ha resistido intrépido las violentas
agresiones de las dos naciones más poderosas del Viejo Mundo”,
+
“O Sentinella da Monarchia”,
(Jornal de Río de Janeiro, el día 17 de 1845, se expresaba así):
“Sean cuales fueran las faltas de este hombre extraordinario, nadie ve en
él sino al ilustre defensor de la causa americana, el grande hombre de América,
sea que triunfe o que sucumba”.
Ambos periódicos se pronuncian similarmente sobre Rosas y su gobierno.
Es que por encima de la monarquía y los intereses políticos pro-británicos y
expansionistas de ella, subyacía en una gran parte del pueblo brasileño un
republicanismo notorio y un respeto, una admiración silente sobre Rosas al ver
como un sudamericano se le ‘paraba de manos’ al imperialismo
anglo-francés invasor.
*
John
Calhoun
(La Gaceta Mercantil" N° 6786 del
Martes 26 de mayo de 1846)
“Ha
observado con vigilancia y muy de cerca al Gobernador Rosas y su política desde
1836 y había formado juicio de que su Gobierno era el único estable de
Sud-América, y que el General Rosas era el hombre más eminente que jamás había
producido la América del Sud" "su
deber y por el bien de nuestra país" (los Estados Unidos) "reclamaba
que el Gobierno del General Rosas fuese sostenido hasta donde fuera
practicable".
El texto menciona que el funcionario estadounidense
que ocupó el Departamento de Estado entre 1844 y 1845 describió al gobierno de
Rosas como "estable" y a Rosas como el "hombre más eminente de
Sudamérica". Esto implica que el funcionario tenía una opinión positiva
sobre la estabilidad del gobierno de Rosas y su liderazgo destacado en la
región
¿No vemos dónde está la famosa
‘tiranía’ de Rosas’?. Más teniendo en cuenta que los estadounidenses siempre se
han caracterizado por repeler cualquier gobierno que no fuera funcional a sus
intereses.
*
James
Buchanan
("La Gaceta Mercantil" N°
7213 del Viernes 19 de noviembre de 1847).
Dice el diario “que el Representante diplomático de Austria ofreció, el 29 de abril,
una comida en Washington a la que asistieron los Secretarios de Estado y del
Tesoro, los Plenipotenciarios de Rusia, España, Chile y Perú, así como Mr.
Rush, nombrado enviado de los Estados Unidos ante la Monarquía de Julio y
varios senadores y miembros del Congreso. "El Honorable Señor
Buchanan" —entonces Secretario de Estado y próximo Presidente de la
República-"al ver entrar en el salón al oficial de la Legación Argentina
D. Emilio de Alvear, después de los cumplimientos de costumbre, se dirigió a él
de un modo bastante remarcable a toda la reunión, preguntándole si había tenido
noticias de Buenos Aires. Habiendo contestado adecuadamente el Oficial de la
Legación Argentina, y hecho algunas manifestaciones al Honorable Secretario de
Estado Caballero Buchanan, se dirigió este Señor hacia el círculo de
convidados, y exclamó diciendo:
“El General Rosas es un grande hombre que yo
admiro muchísimo! Este sentimiento encontró la aprobación general y dio lugar a
recordar la energía, patriotismo y sabia política con que se ha conducido el
General Rosas”.
“Tan
apreciable e inequívoca cuanto justa prueba de admiración, expresada por uno de
los Estadistas más eminentes y acendrados patriotas de los Estados Unidos, como
es el señor Buchanan, delante de una sociedad tan distinguida, fue participada
con vehemencia por todos, y muy especialmente por los Señores Ministros de
Chile y Perú, con demostraciones verdaderamente Americanas hacia el General
Rosas que sostiene con tanta firmeza y gloria la noble causa del Continente
Americano".
Recordemos que James
Buchanan, Jr. fue un abogado, diplomático y político de los EE.UU que se
desempeñó posteriormente al comentario citado y con los años, como el décimo
quinto presidente de los Estados Unidos de 1857 a 1861.
La mención de James
Buchanan en el contexto del comentario sobre Rosas puede ser relevante para
comprender mejor las relaciones entre Estados Unidos y Argentina en ese
período, así como las perspectivas y opiniones de los funcionarios
estadounidenses sobre el gobierno de Rosas.
*
Domingo Faustino
Sarmiento
(Diario ‘EL PROGRESO’ del 8-10-1844)
“Nadie conoce con más sagacidad que el general Rosas la situación social
de los pueblos que lo rodean. Su larga permanencia en el mando y la
inteligencia penetrante y aguda de que por desgraciado ha dotado la naturaleza,
y que solo par una miserable y ridícula porfía de partido se le puede negar,
basta para hacer que este bien informado de estas cosas que, a la verdad, se
revelan con facilidad a cualquiera que se dedique a mirarlas con una avisada
atención”.
Domingo Faustino
Sarmiento, reconocido político y escritor argentino, fue un enemigo acérrimo de
Juan Manuel de Rosas durante gran parte de su vida. Sarmiento fue un crítico
feroz del gobierno de Rosas y de su estilo de liderazgo.
Sin embargo, es
importante tener en cuenta que, a pesar de su oposición a Rosas, Sarmiento
reconocía algunas cualidades en él. Sarmiento consideraba a Rosas como una
persona sagaz, inteligente e informada. Aunque esto no implicaba que Sarmiento
estuviera de acuerdo con las políticas o acciones de Rosas, reconocía su
habilidad para mantenerse en el poder y su conocimiento de los asuntos
políticos.
+
“Elevado al mando de
su país por los brazos de una insurrección general de las masas, sostenido en
este mando por los medios mismos de que esta insurrección lo ha provisto: dueño
de este elemento y conocedor de su fuerza y de sus instintos; vencedor, si no
en el campo de batalla, al menos en la política y en los resultados, de toda la
parte ilustrada, de toda la parte europea, diremos así, por ideas y por hábitos
que tenía la República Argentina, ha llegado a tener un conocimiento completo
del estado de !a sociedad en Sud-América, y despliega a cada momento una
astucia nada común para tocar las cuerdas sociales y producir los sonidos que
le. Interesan, según las miras que se propone realizar”.
Sigue ensalzando
Sarmiento a Rosas al que ve apoyado por el pueblo, vencedor en política,
conocedor completo de la sociedad
sudamericana, etc.
+
“Ei hecho es que hoy representa sin disputa el primer poder
guerrero en acción de este continente; nosotros al menos, no sabemos que haya
habido de algunos años acá otro gobierno que, como el, tenga en campana doce
mil veteranos, no bajando quizá de cuatro mil los que tiene de reserva en sus
"respectivos cuarteles. El general Rosas jamás se ha presentado en un
campo de batalla, pero hace el papel de conquistador sobre la República
Oriental del Uruguay; lo hará sobre la del Paraguay; hará más o menos tarde, el
papel de protector contra el Imperio del Brasil en las provincias de Rio Grande”
Reconoce Sarmiento que en la campaña
es seguido Rosas por un ejército que no fue obligado a conchabarse sino que es
lo sigue por propia voluntad y que ve, Sarmiento a Rosas como alguien que en
honor a su pueblo intenta protegerlo del expansionismo brasileño…ese
expansionismo que, paradójicamente, es alentado por Sarmiento, Mitre, Florencio
Varela, entre otros.
+
(Domingo F. Sarmiento. “Civilización y Barbarie. Vida de Juan
Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).
“…Por lo tanto, una Argentina
futura tendría un lugar para los honorables
partidarios de Rosas; en los mazorqueros mismos hay bajo las
exterioridades del crimen, virtudes que algún día deberían premiarse…”
“No se tiene aún noticia de
ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de
1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la
Suma del Poder Público a Rosas) Debo decirlo en obsequio de la verdad
histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la
opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas”
"No
se vaya a creer que Rosas no ha conseguido hacer progresar la república Es un
grande y poderoso instrumento de la providencia, que realiza todo lo que al
porvenir de la patria interesa. La idea de los unitarios está realizada: solo
está de más el tirano; el día que un buen gobierno se establezca hallará las
resistencias locales vencidas, dispuesto para la unión" -(confesaba en 1845
en su libro ‘Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“)-
“Esta
es su obra maestra, su tipo de gobierno” (referido al orden riguroso y
disciplina imperante en el gobierno de Rosas)
Mucho se puede acotar sobre las
manifestaciones de Sarmiento sobre Rosas y la Confederación Argentina, que
contradicen sus permanentes ataques al mismo y al régimen soberano que representaba.
Si bien luchó permanente y
sistemáticamente contra Rosas, no dejaba de ver quién era el Restaurador y el
apoyo popular que representaba; no era sordo ni ciego.
El gobierno
de Rosas fue elegido por la Legislatura antes de ser nombrado Gobernador y
ratificada por un plebiscito los días 26, 27 y 28 de Marzo de 1835, cuyo
resultado fue contundente: 9.324 votos y solo hubo 4 en contra, algo que fue
reconocido hasta por el propio Sarmiento como se dijo arriba (“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno
que no fuese a votar al plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos
Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder
Público a Rosas” ).
‘La Gaceta Mercantil’, N° 6137 del Sábado 30 de marzo de 1844 decía ''que "Nunca la clase media participó más en la política y en la
Administración que durante el Gobierno del General Rosas, sin que por ello haya
exclusión odiosa o injusta de las otras clases, porque no debe haberla en un
país esencialmente republicano, donde cada uno se recomienda por sus actos o su
capacidad, y es igual ante la ley. Recórrase la lista civil y militar en la
Administración del General Rosas, y se encontrará una demostración evidente de
lo que recordamos".
Esto último poco le importaba a Sarmiento
con el objeto de lograr sus miras pero no era tonto y conocía bien la magnitud
de la personalidad de Rosas.
Aunque no impedía todo esto el
intentar por todos los medios derrocarlo por sus ambiciones personales y del
grupo anglo-porteño que el mismo Sarmiento representaba. En el fondo sabía de
su propia traición, escondida en discursos grandilocuentes para justificarlo.
+
(Sarmiento a Avellaneda, 16-12-1865.)
“Necesito
y espero que su bondad me procure una colección de tratados argentinos, hechos
en tiempo de Rosas, en que estén los tratados federales que los unitarios han
suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos rehacer la historia.”
El mismo reconoce la brillante
actuación de Rosas en los tratados y pactos institucionales hechos, suprimidos
por la actuación del propio Sarmiento y los Unitarios ‘rehaciendo la historia’, como bien dice.
+
(Dijo Sarmiento en 1875) (En ‘Juan Manuel de Rosas a través del archivo
inédito de Fermín Chávez’ – Revista ‘Viento
Sur’ Nro.22- 22-12-22)
“Rosas
era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular
representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las
actas de elección así lo demuestran… No todo era terror, no todo era
superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos.
Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de nota
tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero
entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaron el Grande
Americano”.
Sarmiento reconoce-una vez más- el
republicanismo de Rosas, que su actuación era por voluntad de su pueblo, que no
todo era terror como pregonaban él y la runfla de los Unitarios, que todos los
estratos sociales lo apoyaron y que justamente fue llamado el ‘Grande
Americano’.
¿Dónde está acá la supuesta ‘Tiranía’
sangrienta que imputaba Sarmiento y
otros Unitarios a Rosas, si él mismo aceptaba lo evidente: el apoyo popular del
pueblo y de varios héroes de la independencia a Rosas y su Gobierno?
Uno se pregunta, ¿por qué Sarmiento
entonces actuó así?. Por intereses ideológicos, políticos y económicos del
grupo que representaba y que él tenía por sobre los intereses patrios. Por
privilegiar la abstracción ideológica jacobina por sobre el realismo pragmático
hispánico; hispanismos el cual Sarmiento aborrecía siguiendo los mandatos de la
Masonería a la que pertenecía.
+
(Carta a José María Ramos Mejía)
"Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito
contra Rosas".
Ramos Mejía intentó ser ‘más papista
que el Papa’ y cuando los Unitarios se cebaban contra el gobierno de Rosas y su
persona, Ramos Mejía duplicaba los ataques imputándole deficiencias mentales a Rosas. Todo ello puede leerse en su libro ‘Las
neurosis de los hombres célebres en la historia argentina; explicando una fantasiosa neurosis que él
suponía en Rosas basándose en textos de Sarmiento, entre otros (1878).
Pero, la diferencia
con Sarmiento es que éste no creía en lo que decía: utilizó sus críticas como
un instrumento político para promover sus propias ideas y objetivos. En cambio
Ramos Mejía estaba firmemente convencido de la veracidad de las acusaciones
contra Rosas, por parte de aquél.
Entonces,
privadamente, Sarmiento tuvo que decirle que tuviera en cuenta que no todo lo que decía- y se decía- de Rosas era verdad.
Una cosa es decirlo pero otra cosa es creerlo. Cuesta pensar el rictus que
habrá tenido Ramos Mejía al oír esto.
A lo largo del tiempo
los Unitarios que tan mal han hecho a nuestra nación y que han coadyuvado a su parcial
desintegración territorial así como a insertar en nuestras almas –hasta el día
de hoy- el criterio de que no somos capaces de gobernarnos por nosotros mismos,
pueden dividirse en dos grupos: aquellos que creían y obraban por patriotismo,
aunque errados (como el Cnel. Martiniano Chilavert y el Cnel. Pedro Díaz) y
aquellos que de mala fe así obraban a sabiendas del daño que causaban a su
país.
Entre estos últimos
estaba Sarmiento que, no dejando de reconocer los valores y bondades de Rosas y
su empeño en mantener independiente a la Confederación Argentina, luchó siempre
por derrocarlo y desintegrar el suelo patrio.
*
Manuel Herrera y Obes
(Carta a Andrés Lamas
- Exiliados unitarios en Montevideo, con referencia a la misión Hood)
“Hood, que fue en el ‘Alecto’ [buque], aún no ha sido recibido, y es opinión general que no lo
será mientras el Gobernador de Buenos Aires no obtenga la satisfacción completa
que solicita de Inglaterra. Crea usted que cuando lo veo proceder de este modo,
me reconcilio algún tanto con él, porque al menos nos venga de las
humillaciones, de las injusticias y de las maldades de esos orgullosos poderes,
que son tan cobardemente guapos con los débiles”.
Al igual que Sarmiento, he aquí un
rapto de patriotismo, de ‘sincericidio’
de Lamas, lo que no le impidió seguir actuando en contra de los intereses
rioplatenses y a favor (de su bolsillo) y de los franceses. No se ve por ningún
lado la ‘tiranía’ de Rosas. Ningún ‘tirano’ puede estar defendiéndose de
ataques extranjeros como las potencias mundiales que eran Francia e Inglaterra,
sin el apoyo irrestricto de su pueblo.
*
Andrés Bello
(Filósofo, jurista, poeta, traductor,
filólogo, ensayista, político, diplomático, uno de los Padres de la Patria de
Venezuela nacido en 1871 y nacionalizado chileno, falleciendo en 1865).
Carta a Baldomero
García el 30-12—1846 en IRAZUSTA, Julio ‘Vida Política de Juan Manuel de Rosas
a través de su correspondencia- Ed. Albatros-1947 donde dice:
“[Rosas] cuya conducta en la gran cuestión americana le coloca, a mi juicio, en
uno de los lugares más distinguidos entre los grandes hombres de América”
Este conocedor de muchos hombres y
políticos americanos ya que anduvo por todos los países de la zona, saca como
conclusión que Rosas es uno de los mas grandes hombres de América….¿Y la ‘tiranía’?
Parece que ese adjetivo unitario es solo para un ideológico consumo interno.
Alfredo de Brossard
(Francés, secretario del Conde Walewski en misión diplomática, durante 1847,
hizo de don Juan Manuel un relato de su personalidad detallado de su
personalidad y de sus planes políticos según su visión, tal citado por Carlos
Ibarguren en su libro ‘Rosas’)
"El general Rosas es un hombre de talla mediana,
bastante grueso y dotado, según todas las apariencias, de un gran vigor
muscular. Los rasgos de su fisonomía son proporcionados; tiene la tez blanca y
los cabellos rubios; en nada se asemeja al tipo español. Al verlo, diríase más
bien un gentilhombre normando. Hay en su expresión una extraña mezcla de
astucia y de fuerza; de ordinario mantiene su gesto apacible y hasta suave,
pero por momentos la contracción de los labios le da una singular expresión de
dureza reflexiva".
"Su estilo hablado es desigual; se sirve de términos elegidos y aun
elegantes, ora cae en la trivialidad. Hay afectación en esta última manera de
expresarse. Sus discursos no son jamás categóricos, son complicados con
digresiones y frases incidentales. Esta prolijidad y difusión es evidentemente
premeditada y calculada para embarazar al interlocutor. Y en efecto, es muy
difícil seguir al general Rosas en las vueltas de su conversación. Contar todas
las frases de esa conferencia de cinco horas sería imposible; Rosas se mostró
en ella, sucesivamente, estadista consumado, hombre cordial, dialéctico
infatigable, orador apasionado y vehemente y nos representó, según las
circunstancias, con rara perfección, la ira, la franqueza, la bondad. Se
comprende que, visto cara a cara, Rosas pueda intimidar, seducir y
engañar".
“Ha
justificado, hasta cierto punto, sus pretensiones y discursos, restableciendo
el "Orden material" en el país y en la administración, haciendo
respetar las leyes civiles y rodeando a su dictadura de las formas
constitucionales en vigor, con anterioridad a él. Ejerce una gran actividad y
vigilancia en todos los detalles de la administración; trabaja asiduamente
quince o dieciséis horas por día en el despacho de los negocios públicos y no
deja pasar nada sin un minucioso examen. Así, como él mismo lo dice, "todo
el peso de la responsabilidad gubernamental cae sobre mí". Por ejemplo: 1»
— Seguridad Pública.- 2.— Justicia suficiente- 3.— Orden (aparente al menos) en
las finanzas. He aquí los principales resultados de su gobierno en el interior. Hombre de
campo, Rosas ha sido, en efecto, el jefe de la reacción de los hombres del
campo contra el influjo predominante de la ciudad. Imbuido de prejuicios de
orgullo castellano, detesta en bloque a los extranjeros, cuyos brazos y
capitales podrían enriquecer al país y sólo les concede una hospitalidad avara.
Agricultor de nacimiento, por educación y por gusto, hace poco caso de la
industria. Esta predilección le ha inspirado algunas buenas medidas: predica
con el ejemplo en sus propiedades que están perfectamente administradas y
cultivadas. Ha prestado impulso al cultivo de los cereales y éste se ha
mejorado bajo el imperio de los derechos de importación muy elevados con que ha
gravado a los trigos que Buenos Aires pedía antes a América del Norte. En otros
sentidos, ha sobrepasado el límite. Educado en las máximas exclusivas del
derecho colonial español, no comprende y no admite negocios que no estén
rodeados de tarifas prohibitivas y de rigores aduaneros. De ahí, el
estancamiento del comercio y la industria, por negligencia completa de los
objetos de utilidad material. En oposición a esto, el general Rosas está muy
preocupado de los medios por los cuales un gobierno puede actuar sobre la moral
de los pueblos. Es así que adjudica una gran importancia a las materias
relativas a la instrucción pública, porque para él la instrucción pública y la
religión son medios de influencia política. Ha ido más lejos: se ha erigido en
campeón de la independencia americana amenazada, según él y sus adherentes, por
la invasión de los pueblos de costumbres e ideas europeas y por las miras ambiciosas
de los gobiernos del viejo mundo. Y este pensamiento, audazmente expuesto, ha
levantado singularmente su reputación, no sólo a los ojos de los suyos, sino
también a los de todos los pueblos transatlánticos, comprendidos los americanos
del Norte. Es así que sus admiradores lo saludan como "al Gran
Americano". El general Rosas alimenta otra idea cuya ambición es de
naturaleza suficiente para halagar igualmente el orgullo de su pueblo:
reconstruir el viejo virreinato de Buenos Aires, reuniendo en un solo haz las
provincias argentinas y sometiendo al recalcitrante Paraguay, y retomando,
indirectamente al menos la influencia sobre la Banda Oriental que el tratado de
1828 hizo desaparecer. Tal es, evidentemente, su plan.[…] Tal es el hombre que
tiene en sus manos los destino de América del Sud, a poco que Francia se los
deje tomar; tales son sus miras, tal es su gobierno”.
Excelente y minuciosa descripción física y de la personalidad de Rosas hecha por
este diplomático francés, lejos de considerarse defensor del Federalismo
rioplatense.
También vislumbra éste la intención de
Rosas de llegar, de a poco y por la persuasión, a reconstruir el Virreinato del Rio de la Plata.
En un párrafo de su carta el francés
dice: “En otros sentidos, ha sobrepasado
el límite. Educado en las máximas exclusivas del derecho colonial español, no
comprende y no admite negocios que no estén rodeados de tarifas prohibitivas y
de rigores aduaneros. De ahí, el estancamiento del comercio y la industria, por
negligencia completa de los objetos de utilidad material”.
El que no comprende es el francés: no
comprende el carácter protector –de neto corte español- de las leyes de la
Confederación respecto al comercio y la aduana. De tal modo no era ese el
motivo de un estancamiento comercial e industrial –que era relativo- sino que el
mismo era causado por los propios franceses, ingleses y brasileños que con sus
ataques constantes a la Confederación en sus ríos y los bloqueos interminables,
minaban o intentaban minar nuestro desarrollo comercial y de la incipiente
industria..
Para finalizar el francés dice “"Hay que decir que, ese pensamiento no
tenía aplicación general. Si el Perú y México estaban dispuestos por su
formación social a recibir un régimen monárquico, no sucedía lo mismo con otras
provincias americanas, y especialmente con las del Río de la Plata,
democráticamente organizadas, como hemos visto, bajo el Cetro de los Reyes
Católicos. ("Consideraciones
Históricas y Políticas sobre las Repúblicas
del Plata en sus relaciones con Francia -e Inglaterra" por Alfred De
Brossard. Attaché a la Misión Extraordinaria de Francia en el Plata en 1847,
parís 1850, pág. 104).
Es evidente que el catolicismo
hispánico de Rosas era algo difícil de digerir para el citado. Además, reconoce
el francés que Rosas impulsaba la educación: Ningún ‘tirano’ quiere un pueblo
educado para poder así someterlo a sus designios.
*
William Mac Cann
(Comerciante inglés
luego de una visita al Restaurador en 1847 dijo de él en una descripción de esa
visita)
"Vestía en esta ocasión relata Mac Cann una chaqueta de
marino, pantalones azules y gorra; llevaba en la mano una larga vara torcida.
Su rostro hermoso y rosado, su aspecto macizo (es de temperamento sanguíneo),
le daban el aspecto de un gentilhombre de la campaña inglesa. Tiene cinco pies
y tres pulgadas de estatura y cincuenta y nueve años de edad". El
mismo viajero anota esta otra observación: "El trato del general
Rosas era tan llano y familiar, que muy luego el visitante se sentía
enteramente cómodo frente a él; la facilidad y tacto con que trataba los
diversos asuntos, ganaban insensiblemente la confianza de su interlocutor. El
extranjero más prevenido, después de apartarse de su presencia, sentía que las
maneras de ese hombre eran espontáneas y agradables”
Rica descripción
física y de personalidad de Rosas; de su seducción para el logro de los fines
perseguidos y de la astucia en el trato con los funcionarios extranjeros. Que
quienes lo visitaban se sintieran cómodos con Rosas era algo provocado por el
propio Rosas que, si él lo deseaba, el interlocutor podía sentirse el más
incómodo de los visitantes.
Su habilidad para
controlar las emociones y las percepciones de los demás era una de las armas
más poderosas que tenía a su disposición.
*
William
Brent
(Encargado de Negocios de los EEUU en
la Confederación Argentina dijo en 1847)
(Por John F. Cady, ‘La
Intervención Extranjera en el Río de la Plata 1838-1850’ Bs.As. 1943, pag. 176, citado por José Luis
Busaniche en ‘Rosas visto por sus
contemporáneos’, Ed.Hyspamérica-1985)
"Estoy
absolutamente convencido de que en
ningún otro momento de la historia de estos países se ha enardecido más el
patriotismo y se han mitigado y suprimido más las diferencias internas" […} “estoy totalmente persuadido que usted abriga
el propósito fijo y resuelto, dentro de sus posibilidades, de promover el
establecimiento de un sistema similar, adaptado a las condiciones y necesidades
de las Provincias del Plata: pero también estoy totalmente convencido que
cuando el enemigo extranjero haya sido, expulsado de las entrañas de su país,
usted no perderá tiempo en comenzar esta obra grande e importante"..
En junio de 1844 el
secretario de estado John Calhoum nombró a William Brent como
Encargado de Negocios, quien viajó a su destino diciendo lo antemencionado en
1847 luego del fin del bloqueo anglo-francés, el cual pudo ver por sí mismo el
patriotismo de Rosas formándose
una especie de cuerpo unificado en el que todo el pueblo se encolumnaba equilibrándose
–por primera vez- las diferencias sociales tan en boga por aquellos tiempos,
algo tan lejos como ser un gobierno `tiránico’.
Rosas logró
establecer un equilibrio social que antes no existía, lo que llevó a una mayor
estabilidad en el país. Aunque su estilo de gobierno era autoritario, muchos
consideraban que era necesario para mantener la paz y la unidad en Argentina.
La capacidad de Rosas
para unificar, como se dijo, al pueblo argentino y su patriotismo fueron
aspectos destacados durante la visita de Brent, lo que posiblemente contribuyó
a que se sintiera cómodo y apreciara la labor de Rosas en el país.
*
Samuel Green Arnold
(Estadounidense,
que en su paso para ir a Chile, por el año 1848, estuvo varias veces con Rosas
y con Manuelita, dando del Restaurador una descripción de su atuendo y de su
carácter bromista).
"Nos sentamos en
los sillones de la galería hasta las tres, en que apareció el gobernador. Nos
saludó y nosotros respondimos quitándonos el sombrero y todos nos sentamos. El
usaba la gorra blanca de visera (igual a una que yo tuve) que había llevado en
otra oportunidad, una chaqueta azul con cordones rojos, chaleco punzó,
pantalones azules, calzado atado hasta la punta del pie y la divisa de
costumbre en el ojal; no tenía pelo en la, cara salvo que hoy no se había
afeitado; parecía completamente un sencillo estanciero. Mandó llamar a uno de
sus jóvenes subalternos, que habla francés, para que sirviera de intérprete, y
luego empezó a bromear como sabe hacerlo cuando descansa de sus pesadas
tareas”.
Efectivamente,
el humor sarcástico de Rosas era una característica distintiva de su
personalidad. Cuando se encontraba en un ambiente relajado, solía hacer uso de
su sarcasmo, lo que a veces podía causar irritación en sus interlocutores. Sin
embargo, también era capaz de utilizar este humor de manera estratégica para
lograr sus objetivos en las entrevistas o para manejar la situación en su
beneficio.
Ese
sarcasmo podía desconcertar a sus interlocutores, ya que a veces era difícil
discernir si estaba bromeando o hablando en serio. Esta ambigüedad y
desorientación que generaba podía ser una táctica deliberada de Rosas para
mantener el control de la situación y obtener una posición de ventaja.
Es
interesante mencionar que el propio Platón sugería en su obra "La
República" la importancia de actuar de manera estratégica para lograr los
fines deseados. Rosas, al emplear su humor sarcástico, parecía seguir este
principio, utilizando su personalidad y su astucia para influir en las
situaciones y obtener los resultados que buscaba.
*
Martiniano Chilavert
(Carta de Martiniano Chilavert a Juan
Bautista Alberdi, Buenos Aries, 10 de mayo de 1848, en Jorge M. Mayer, "Alberdi y Su Tiempo", ,pág. 347)
“La puerta está abierta para todos. El general
Rosas no excluye a nadie, para todos hay lugar. Es preciso ser generoso y dejar
hacer al que sabe hacer. ¿A qué fin empeñarse en perpetuar las desgracias del
país?".
Es interesante mencionar que durante
el gobierno de Rosas, hubo quienes decidieron regresar voluntariamente a
Argentina, como Chilavert y el Cnel. Pedro Díaz.
Chilavert, que desde las filas del
ejército “libertador" de Lavalle en 1839 ha transitado con lucidez el
camino de la reflexión, ha elegido volver por voluntad propia, al igual que el
Cnel. Pedro Díaz.
Así también el 13 de Noviembre de 1848
un grupo de argentinos desde Lima, que se autodenominan "Los Argentinos
que suscriben",(ver "Papeles de
Rozas", Tomo 1 de Adolfo
Saldías, Ed. Antártida-Moderna Biblioteca Argentina -1904, págs. 292 y 293) le
manifiestan, a Rosas, el orgullo y admiración con que observan la conducta
seguida ante las Potencias europeas.
Estos hechos demuestran que había
personas que apoyaban y valoraban las acciones de Rosas en el ámbito
internacional.
Agregan que "No menos grata y digna de universal aprobación, les ha sido la
remarcable generosidad con que V.E. abre hoy las puertas la emigración
Argentina que las olas de la revolución habían arrojado en todas direcciones
fuera del seno de la madre Patria".
*
Juan Francisco Mur
(Carta de Juan Francisco Mur a Felipe
Arana, Santiago, Chile, 10 de agosto de 1849, en Archivo General de la Nación.
Buenos Aires. División Gobierno Nacional. Ministerio de Relaciones Exteriores.
1827-1852. 10-2-1-5) .
De Chile, Juan Francisco Mur,
relata al ministro Arana, el siguiente
10 de agosto: "Todas las cartas que
se han recibido de Buenos Aires y Montevideo sobre el estado en que se
encuentra la Patria están contestes en que es próspero y glorioso: He visto
muchas, y sé de muchas otras, y en todas ellas sé que hablan las familias y los
amigos de los emigrados en sentido de estar contentos y por lo tanto los
llaman".
Otra muestra más del espíritu
conciliador del llamado ‘tirano’
Rosas que presuponiendo que ya la nación entraba en un período de paz se
apresuró a llamar a todos los emigrados para que volviesen a su tierra a vivir
y trabajar en paz. Todos los emigrados manifestaban su alegría en volver, pero
muchos, subrepticiamente, seguían cual tábanos conspirando en derrocar al
gobierno de su país que magnánimamente, y después de todas sus acechanzas, Rosas
les abría la puerta de la patria para regresar, al cual, ellos seguían
diciéndole ‘tirano’...
*
Dalmacio Vélez Sarsfield
Abogado, Unitario aunque respetado en
aquellos tiempos por Rosas, dijo en 1847:
“...El Gobierno por
decreto de Septiembre de 1840 embargó todos los bienes y acciones de los
llamados Salvajes Unitarios. Durante el embargo, el Gobierno recibió las rentas
de las fincas y disponía de las haciendas embargadas para las necesidades del
estado. Pasados algunos años se desembargaron muchas propiedades de individuos
que a la fecha del embargo tenían créditos en plaza. Los acreedores se
presentaron cobrando el capital y los intereses, y nació la cuestión: si las
personas cuyos bienes habían sido embargados en 1840 debían o no intereses de
sus deudas por el tiempo corrido durante el embargo. Yo defendí a los
embargados. Después de consignar el capital debido, hice el escrito siguiente
sobre los intereses. Las circunstancias exigían las mayor medida y prudencia en
la materia”.
Queda
testimoniado por el propio Vélez Sarsfield que durante el gobierno de Rosas, no
hubo ‘confiscaciones’ y, si, y por razones de Estado, urgentes, ‘embargos’
y por tiempo limitados.
¿Y la
supuesta ‘tiranía’ de Rosas, dónde queda?. Teniendo las Facultades
Extraordinarias por aquella época bien podría el Restaurador de las Leyes haber
confiscado, pero –justamente- él fue el restaurador de las leyes y ello –la
confiscación- hubiera significado una contradicción con su pensamiento de ajustarse
a las leyes.
*
Amory Edwards
(Carta del Cónsul Amory Edwards a
Pedro Ximeno para ser entregada a Rosas.-, Nueva York, 18 de mayo de 1848, en
Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Archivo del Doctor Juan Ángel
Farini. Varios. 1847-1850. 7-3-2-3).
El Cónsul Amory Edwars estuvo un largo
tiempo ejerciendo su actividad diplomática en Buenos Aires. Luego vuelve a los
EEUU y notifica a Rosas que ha muerto el diplomático Edward Brent que también
ejerció funciones consulares en Buenos Aires, diciendo que el susodicho “Estuvo enfermo, postrado en cama, durante
algunas semanas, a pesar de lo cual fue
capaz de dictar cartas y ayudar a escribir una reseña de la Intervención y de
los asuntos de Buenos Ayres durante su residencia allí como Encargado de
Negocios y también otra sobre el Paraguay".
“Especifica que "El Manuscrito se titula «Una Visita
Al Paraguay Y Dos Años De Residencia En Buenos Ayres» por George Lee Brent,
agregado a la Legación de los Estados Unidos en Buenos Ayres",
tratándose, en cuanto al nombrado, del hijo del representante diplomático.
"Este libro está muy bien escrito, y el señor Brent testifica según su
observación personal acerca de la bondad del actual Gobierno de Buenos Ayres.
Denuncia las calumnias contra el General Rosas, las maldades de Deffaudis y
Ouseley,, así como las bellaquerías de las compras efectuadas al Gobierno de
Montevideo por Extranjeros" contra la Confederación-
“Se
despide –Edwards- deseando regresar
algún día y encontrar a la Confederación "próspera y libre de influencia
extranjera. Sólo necesita paz para convertirse en el Continente Meridional bajo
el General Rosas, lo que los Estados Unidos son en el Septentrional. Una gran
nación, respetada y temida también".
*
“The
New York Sun”
(En 1850, el diario "The New York
Sun" (Nueva York, Edición del Jueves a la mañana, del 23 de mayo de 1850-
ver La Gaceta Mercantil" N° 6754 del Miércoles 15 de abril de 1846).
Publica una carta procedente de Buenos
Aires, en la que se descuenta la reelección de Rosas. "Puede estar seguro, que es el favorito de la
gran masa de la población y que recibirá un caluroso y unánime apoyo. Por
consiguiente, las intrigas del espíritu de sedición que ocasionalmente se hace
ver aquí, quedarán frustradas".
Otra prueba mas, de un órgano anglo-sajón
que debió reconocer el fuerte apoyo popular a Rosas de parte del pueblo
argentino. ‘Unánime’, dice.
Es cierto que Rosas contó con un
importante apoyo popular durante su gobierno y que fue reelecto en elecciones
plebiscitarias. Este respaldo se debió en parte a las políticas que implementó,
como la defensa de la soberanía nacional y la promoción de la identidad
argentina. Además, su liderazgo carismático y su habilidad para mantener la
estabilidad interna también contribuyeron a su popularidad.
Entonces, ¿Dónde está la ‘tiranía’ que
se le imputaba?.
Digamos leyendo esto, y viendo las
elecciones plebiscitarias en los dos gobiernos de Rosas, que el mismo fue el
más inequívocamente apoyado por el pueblo en toda nuestra historia, hasta hoy
día.
*
“O
Americano”
(Diario "O Americano", Río de Janeiro, 1 de septiembre de 1849, -ver ‘El Archivo Americano’ - N° 20 del 21 de
septiembre de 1850)
"Ese fraccionamiento indefinido de las nacionalidades Americanas es un
mal que con esmero se debe evitar: la tendencia que hay para subdividirse los
Estados de este continente, es ya por sí un germen de disolución social; y
oponerse a aquello es una necesidad para remover esta, y fundar en base segura
la grandeza de Sud América[…] "El principio de no reconocer separaciones
ilegítimas y por ilegítimas se entienden las que son hechas contra la voluntad
de todo el cuerpo nacional, es un principio de orden, de estabilidad, y de
porvenir. La gloria de proclamar en la América este principio, y de mantenerlo,
toca toda al Gobierno de la Confederación".
Téngase presente la justeza y claridad
política que expresa el editorial del diario brasileño. Justeza y claridad que
no veían o no querían ver aquellos obnubilados por su ideología iluminista que
no se daban cuenta –o no les importaba- que sus acciones y declamaciones nos
llevaran a una fragmentación territorial que serviría de inicio a nuestra
destrucción como nación hasta el día de hoy. Paraguay fue un ejemplo de ello:
desarraigados de la Patria Grande, cayeron en manos del Imperio brasileño que
–si veían las consecuencias, como se desprende de lo dicho en el diario citado-
se los deglutió….El diario nos lo advirtió y los Unitarios no quisieron verlo…
Asi, queda demostrado que algunos críticos de Rosas argumentan que su
gobierno fue necesario para mantener la estabilidad y la unidad en Argentina, y
que la oposición a su régimen contribuyó a la fragmentación territorial y a la
posterior intervención de países vecinos.
*
Pedro De Angelis
(El periodista napolitano Pedro De
Angelis, hizo una descripción precisa de Rosas en su ‘Archivo Americano’ Tomo 1-230, Diciembre 1850)
“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada
en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: Quien me la
hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan,
bailo.” “La mejor prueba de
lo que puede el trabajo en un suelo tan privilegiado corno el nuestro, es la
que ofrecen los resultados obtenidos por el Sr. Rosas. La invasión de los
indios en 1821 destruyó sus establecimientos, y bastaron tres años para que
volviesen a ser los más florecientes de la provincia. Sus sembrados, que
ocupaban una gran extensión, producían más de 15.000 fanegas de trigo y maíz, sin
incluir los productos de otras culturas.
“Tanta prosperidad le atrajo la
admiración de sus amigos y la envidia de sus émulos. Su benevolencia no tenía
límites. ¡Cuántas veces no se le ha visto abandonar sus tareas, por amparar a
un desgraciado, proteger á un huérfano, transar un pleito! ¿Qué hay que
extrañar que esta conducta le hubiese granjeado la estimación de los habitantes
de la campaña?
“Los que piensan que la popularidad del
Sr. Rosas no sea duradera, no saben, o aparentan ignorar que se funda en
beneficios, a que los individuos corresponden a veces con ingratitud, pero que
los pueblos olvidan difícilmente. Por su intervención en los asuntos generales
y particulares de la provincia había adquirido un conocimiento exacto de su
territorio; y no se le ocultó que la línea de frontera era insuficiente para
garantimos de los indios. Los eminentes servicios del Sr. Rosas, a pesar de la
importancia y utilidad que tenían para el país, solo le proporcionaron
persecuciones y disgustos.
“Los ociosos le reprochaban su
contracción al trabajo; los intrigantes su odio a las revoluciones; los
díscolos la sencillez y la severidad de sus costumbres; y no faltaban hombres
ilustrados que le hacían un cargo de su interés hacia los indios.
“El Sr. Rosas nunca contestó a sus
detractores; limitábase á confundirlos con la práctica de todas las virtudes, y
con su respeto inalterable a las instituciones del país. Al reunir los rasgos
principales de la carrera política y militar del Sr. Rosas, hemos tenido que
hacer un esfuerzo, por no caer en la exageración que naturalmente inspira la
contemplación de virtudes tan eminentes.
“El Sr. Rosas es un excelente
ciudadano: desdeña la gloria comprada con la sangre, detesta los honores
adquiridos con los crímenes, desprecia las riquezas que no se ganan con el
trabajo. Su vida pública no presenta hecho alguno que esté en oposición con
estos elogios; y si no temiésemos ofender su modestia, encontraríamos en su
vida privada muchas pruebas que los confirman.
“Sus detractores han podido prodigarle
ultrajes, pero ninguno de ellos se atrevió a citar una sola acción que fuese
reprensible. ¿Qué podrían decir que no lo desmintiesen mil testigos? Adorado de
sus deudos, querido de sus amigos, venerado de sus familiares, nada sería
comparable a su dicha, si no hubiese tenido la noble ambición de ser útil a su
patria. ¿Se le obligará á arrepentirse?... ¡Argentinos! Sed justos y
agradecidos, si queréis ser libres y felices”.
Pedro de Angelis escribía el ‘Archivo Americano’ –el que pasaba por
los ojos de Rosas antes de ser publicado, en honor de la verdad-
Aunque todo lo dicho en estos párrafos
son enteramente ciertos. Este es uno de los pocos personajes que aquí se cita
en este trabajo, que alaban a Rosas y que pertenecían, de algún modo, al mundo
Federal y que –conjuntamente con lo mencionado por San Martín y Julio Irazusta-,
son los pocos Federales que nos hemos animado a transcribir, por su importancia
(Quesada no pertenecía social ni familiarmente a ese mundo Federal aunque fue
luego variando su visión, como se sabe). Hay muchos Federales que hablaban bien
de Rosas pero intentamos, como se dijo arriba, omitir sus dichos pues son una
obviedad y pierde valor por su subjetividad.
*
Henry Palmerston
(Declarado por Lord Palmerston
cuyo nombre era Henry John Temple- en el Parlamento Ingles -1849/1850-al pedir
la aprobación del tratado Southern-Arana)
“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos
resulta un mal negocio”.
Esta frase de Lord Palmerston es la
confesión, el reconocimiento más acabado del hocicar inglés, de que la batalla
tanto militar como diplomática quedó en manos de Rosas y la Confederación
Argentina, ayudado por la sapiencia de Felipe Arana, y de Manuel Moreno,
principalmente. ¡A que distancia estamos hoy de esos hechos gloriosos para
nuestra patria!
*
Henry Southern
(Fue un periodista y
diplomático inglés (1799-1853). En 1848
Southern se convirtió en ministro de la Confederación
Argentina ,fue el firmante por el Reino Unido del Tratado
Arana-Southern del 24 de noviembre de 1849 ratificado en 1850 que dio por
terminado el conflicto entre la Confederación Argentina y Gran Bretaña).
Dice Henry Southern a
Lord Palmerston (Nro.10-21-11-1848 PRO/FO
6/139-‘Public Record Office’, London’):
“Hay también una inmensa afluencia de emigrantes, tanto de la
dase de los que llegan a estas costas por primera vez y desde países
extranjeros, como también de la de los nativos que han estado ausentes durante
mucho tiempo por razones políticas. Cantidades considerables vienen a
establecerse aquí desde la ciudad de Montevideo y, entre ellos, muchos que han
actuado en armas durante los últimos sucesos. Sin embargo, no se hacen investigaciones,
y a nadie molestan por lo que puede haber ocurrido en otra parte. Los
refugiados que regresan también son tratados con toda consideración y con mucha
frecuencia, ante solicitudes presentadas al gobierno, el secuestro de sus
propiedades es dejado sin efecto”
Una muestra más de
que a pesar de ser combatido Rosas, invitaba a los Unitarios a volver al país,
a establecerse nuevamente sin preguntarles nada, tratados con consideración y
devolviéndoles las propiedades con los intereses acumulados en todos esos años
que ellos estuvieron en el exterior, aun conspirando, lo que prueba que no hubo
tales confiscaciones como se decía, sino embargos que cesaron como se comenta.
De la supuesta ‘tiranía’ ni
noticias…..
+
También Henry Southern
a Lord Palmerston (por comunicación del 22-11-1848 HMC (‘Historical Manuscripts Commission,
London’) ‘Palmerston Papers’ – GC/SO/241):
“La Intervención ha
dado fuerza y vigor al poder de Rosas. Su reputación naturalmente, ha llegado a ser inmensa; y ha
demostrado a satisfacción de sus compatriotas que, por lo menos, invulnerable.”.
En boca de un
diplomático inglés y por carta privada, comenta la inmensa popularidad del
‘tirano’ (sic) Rosas.
+
(Henry Southern a Lord
Palmerston (por comunicación del 25-4-1849 HMC (‘Historical Manuscripts
Commission, London’) ‘Palmerston Papers’ GC/SO/245)
“Se dice mucho sobre la ambición de Rosas: fue llamado al
gobierno principalmente por la posesión de cualidades que se necesitaban para
salvar a su país de la anarquía, .esta es una gente muy difícil de gobernar.
Rosas ha tenido que vérselas con la revolución y conspiración permanente; tal
vez nadie pudo establecer nunca el orden y la seguridad absoluta que existe aquí...
con menos derramamiento efectivo de sangre, menos violencia verdadera […].”
En una nueva
comunicación privada de Southern, este reconoce que Rosas salvó al país de la
anarquía –obviamente Unitaria- de
conspiraciones permanentes y que lo logra la paz con poco derramamiento de
sangre y violencia. De la ‘tiranía’
…ni noticias.
+
(Informe de Henry Southern a Palmerston -Foreign Office, 10/1/1851).
“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha
descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e
inquietos del mundo y que lo ha hecho con tal éxito que, aunque existan muchos
motivos de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría
la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad más negra. Tal vez
sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el
país a la miseria”.
Southern se dio cuenta que hasta a la propia Albión le convenía la paz
en estas tierras para el buen comercio no solo de Inglaterra sino también de
los comerciantes ingleses que vivían en nuestro territorio los que deseaban que
la propia Inglaterra y Francia dejaran de inmiscuirse en nuestros asuntos pues
ello los llevaba, a esto comerciantes, a verse perjudicados en sus negocios.
Algunos de ellos argumentaron que la estabilidad política y la
protección de los intereses comerciales eran más importantes que la
intervención extranjera en los asuntos internos del país.
Estos lo veía claramente Rosas y por eso sabía que cuanto más tardaran
los franco-ingleses en rendirse, más iban a presionar sus conciudadanos de aquí
a sus países para que dejaran de atacar a la Confederación.
Diplomáticamente lo de Rosas fue perfecto: puso a los británicos y
franceses que vivían aquí a confrontar a
sus propios gobiernos pues los perjudicaban en sus negocios en el Plata.
Y al reconocer que ‘país consideraría la muerte o aun la caída del
general Rosas con la calamidad más negra’, es la prueba más irrefutable de
que Rosas no era un tirano. Ningún pueblo apoya a un hombre que lo tiraniza.
*
Millard
Fillmore
("Diario de la Tarde" N° 5837 del Martes 4 de marzo de 1851)
"El
General Rosas ha enarbolado una bandera en que está escrita con letras
indestructibles, la forma democrática de su país, y en el reverso,
Independencia! pero no como vanas palabras. Al pie del asta de este pabellón
están aglomerados sus esfuerzos, sus tenaces luchas y sus victorias".
Era por entonces, el autor de la frase,
el Presidente de los Estados Unidos. Fue su mensaje al Congreso de los EE.UU de
1850 cuando se refirió laudatoriamente al Gobierno de la Confederación Argentina,
a Rosas y a su denodada lucha contra aquellos que intentaban someter al país y
a su independencia.
Desde fuera del país se reconocía, una
vez más, la inexistencia de ‘tiranía’ alguna de parte de Rosas.
Recordemos que Fillmore fue el 13º
presidente de los EE.UU desde Julio de 1850 a
Marzo de 1853.
*
Lucio
V. Mansilla
(Sobrino del Restaurador luego de
su llegada de Europa en las postrimerías del año 1851 hizo una semblanza física
y de la personalidad detallada, de su tío. Ver: Lucio V Mansilla, ‘Mis Memorias’, Buenos Aires, 1925.; Lucio V. Mansilla, ‘Los siete platos de arroz con leche’, Buenos Aires, EUDEBA, 1963.; Lucio V. Mansilla, ‘Rozas, ensayo histórico-psicológico’, Bs As, A-Z, 1996).
"Mi
tío apareció: era un hombre alto, rubio, blanco, semipálido, combinaron de
sangre y de bilis, un cuasi adiposo napoleónico, de gran talla; de frente
perpendicular, amplia, rasa corno una plancha de mármol fría, lo mismo que sus
concepciones; de cejas no muy guarnecidas, de movilidad difícil, de mirada fuerte,
templada por el azul de una pupila casi perdida por lo tenue del matiz, dentro
de unas órbitas escondidas en concavidades insondables; de nariz grande,
afilada y correcta, tirando más al griego que al romano de labios delgados y
casi cerrados, como dando la medida de su reserva, de la firmeza de sus
resoluciones; sin pelo de barba, perfectamente afeitado, de modo que el juego
de sus músculos era perceptible. Seria cruel, no parecía disimulada aquella
cara, tal como a mí se me presentó, tal como la veo, al través de mis
reminiscencias infantiles".
"Agregad
a esto una apostura fácil, recto el busto, abiertas las espaldas, sin esfuerzo
estudiado, una cierta corpulencia del que asoma su ‘embonpoint’ (sic) [sobrepeso], o sea su estructura definitiva, un
traje que consistía en un chaquetón de paño azul, en un chaleco colorado, en
unos pantalones azules también; añadid unos cuellos altos, puntiagudos,
nítidos, y unas manos perfectas como forma, y todo limpio hasta la pulcritud, y
todavía sentid y ved, entre una sonrisa que no llega a ser tierna, siendo
afectuosa, un timbre de voz simpático hasta la seducción, y tendréis la vera
efigie del hombre que más poder ha tenido en América ..."
“Fue durante larguísimos años un misterio y una mistificaci6n
para casi todos excepto para él mismo. En las campañas parece campesino y es
burgués. En el orden nacional habla de patria y es localista. Nadie atentó
contra la América, y él se dice defensor de la santa causa americana. ¡Santa!;
tiene la manía de los adjetivos y de los sobrenombres costumbre gauchesca. No
es perversa, árida y fría su alma; es intermitente, ondulante, pudiendo llegar
a no enternecerse jamás. No es caprichoso; tiene desarrollada la protuberancia
de la continuidad y su frente amplia, lisa, cuadrada, parece hecha para
resistir a todo lo que intente inducirlo en otro sentido de lo que es la lógica
de su voluntad persistente. Distingue perfectamente los medios, los
instrumentos, conoce su fuerza, su eficacia, sabe qué quiere, sabe que va a un
fin; más no discierne claramente ese fin, excepto cuando se sale, por decirlo
así, de las abstracciones. Su fuerza es pura potencialidad. Saltará sobre un
bagual en pelo al pasar, convencido, persuadido, sabiendo que lo do- minará; pero
dónde se detendrá, no le alcanzará, ni quiere alcanzarlo, corno si gozara con
las fruiciones de un peligro remoto, a través de obstáculos imaginarios. Y no
porque sea fantástico, sino porque es diestro”.
“De la política, de la política de entonces, nunca me decía
una palabra. Y como yo era muy Federal, muy ‘rosista’, algo me faltaba. ¡Y ya
lo creo que era yo muy federal! Mi tío era para mí un semidiós, el hombre más
bueno del mundo. Yo retozaba en su casa, como no podía hacerlo en la mía, con
una cáfila de primos. Entrábamos, ad libitum en sus piezas, sin que él nos
hiciera más observación que ésta: «¡Bueno, bueno! Pero no me toquen los papeles
¿Eh?» Y al retirarnos, a toda la sarta de sobrinos les daba lo siguiente, el
sábado a la tarde, indefectiblemente: una docena de divisas coloradas,
nuevitas, que nos hacían el efecto de la muleta al toro. Un peso fuerte, en
plata blanca, que nosotros después cambiábamos en moneda corriente, discutiendo
el precio con nuestros respectivos tatitas, y un retrato litografiado de
Quiroga, diciéndonos siempre estas mismas, mismísimas palabras (y
repitiéndoselas a cada uno): «Tome, sobrino, ese retrato de un amigo, que los
salvajes dicen que yo mandé matar». Esta palabra salvaje no crean ustedes que
inspiraba entonces un sentimiento de horror, pues yo me acuerdo que, cuando
estaba en la escuela de don Juan Peña, no se la aplicaban los muchachos unos a
otros para asustarse, sino como afrenta. Ayer todavía nos acordamos de esto con
José Ignacio Garmendia”.
Esta famosa pintura
de Rosas y sus días es muy conocida en el ámbito historiográfico por su
detallismo y descripción de toda una época en la intimidad de la familia.
Tal vez lo único que
no condice con la realidad es cuando
Lucio V. Mansilla dice que él era Federal y ‘rosista’. Lo cual, más allá de los sentimientos ambivalentes por su
tío, ese ‘amor-rechazo’ que por él sentía, el tiempo demostró que no lo
fue.
*
William
A. Harris
(La ‘Gaceta Mercantil’- 15 de
Septiembre de 1851)
William A. Harris El diplomático
estadounidense, a la sazón Encargado de Negocios de los EE.UU luego de una larga residencia en el país, se
despide de Rosas y de la Confederación Argentina al cumplir su trabajo en el
país, en Septiembre de 1851, a pocos meses del derrocamiento de Rosas.
"Al
cumplir este último acto oficial, que termina mis relaciones diplomáticas con
este Gobierno, permitidme expresar, por conducto de V.E [Felipe Arana].al Ilustre Jefe, cuya política y sabiduría
han enaltecido tanto su propia fama y la nombradía de su país, mi más cordial y
profundo reconocimiento, por la invariable bondad y consideración que
constantemente se ha dignado dispensarme".
“El
General Rosas ocupa un vasto espacio, en el gran teatro de los negocios
humanos. Su política y sus hechos, se han grabado hondamente, en la atención
del mundo. Sus bravos compatriotas, en la hora más infausta que registran las
páginas de la historia de su país, fijaron en él, la vista para que los
auxiliase, y lo aclamaron para que los aconsejase y dirigiese".
"Con
recursos de saber y patriotismo, a la altura de las circunstancias, se puso a
su frente. Con su genio y su energía estableció el orden, en medio del caos, y
la seguridad y sosiego, en medio de la confusión y la anarquía. Sus esfuerzos
para establecer y sostener el gran sistema Federal, identificaron su nombre
para siempre con esa importante medida, formando uno de los mas firmes
cimientos sobre los que reposará su fama en los tiempos venideros.
“Con
entereza más que romana, ha sostenido y defendido los derechos soberanos de su
país, contra la agresión extranjera, hasta que esos derechos fueron
honorablemente reconocidos y asegurados. El haber hecho esto con éxito feliz,
es gloria bastante para un solo hombre. La historia imparcial no dejará de
consignar fielmente los grandes hechos de su vida, tan llena de acontecimientos
extraordinarios.
“La
posteridad juzgará de ellos por sus exitosos resultados, y por las imponentes
dificultades de los tiempos, en que su protagonista se vio colocado; y con
justicia y veracidad inscribirá su nombre muy alto en la lista de aquellos
gran-des hombres, que han quedado inmortalizados en la ancha e im-perecedera
página de la historia del mundo".
Conociendo la mentalidad
estadounidense, si el gobierno de Rosas hubiera sido una ‘tiranía’, el
diplomático después de tan larga permanencia hubiera dado cuenta de ella a su
gobierno.
Es más, como tanto otros diplomáticos
que sirvieron en nuestro país, reconocía la injerencia de los imperios europeos
en nuestros asuntos y la ductilidad de Rosas para vencerlos, pero claro, se
avecinaba la derrota por la traición de Urquiza junto a los brasileños y junto
a los insidiosos Unitarios que no cejaban de acosarnos, a pesar de la bondad de
Rosas que les tendió un ‘puente de plata’
para que regresaran al país, sin que tuvieran que renegar de sus ideas
políticas, devolviéndolos sus bienes embargados- no confiscados, como
arteramente se dice-; solo prometiendo no alzarse en armas contra el Estado..
*
Robert
Gore
(Robert Gore, Encargado de Negocios de
Gran Bretaña en Buenos Aires, le comenta'', el 2 de febrero de 1852, al
Vizconde Palmerston- Public Record Office, Londres. Foreign Office 6/167.)
"No
abrigo dudas en mi mente que, de triunfar, el General Rosas adoptará dentro de
muy poco tiempo, un sistema muy diferente y que desarrollará las grandes
riquezas de este magnífico país, asegurará la implementación rígida de la ley y
extenderá la educación y, además, la civilización y la industria. Tal es, mi
Lord, la noción que me he formado a través de lo aprehendido durante varias
conversaciones mantenidas con el General Rosas, con quien siempre he hablado
con la mayor franqueza".
Lo que dice Gore, justo el día
anterior a la batalla de ‘Caseros’ explica años de lucha titánica de Rosas
contra fuerzas centrípetas que intentaban una y otra vez desalojar al gobierno
legal argentino y que con ello impedir el desarrollo comercial e industrial de
país.
Por ello necesitaba el gobierno inglés
–según las palabras de su representante legal- un orden y tranquilidad en el
país para el desarrollo –de una vez por todas – de las relaciones comerciales
internas y externas. Y esto solo lo podía dar el gobierno de Rosas, triunfando
en su lucha contra el Brasil, Urquiza, Unitarios, etc. La derrota de Rosas
confirmó el caos y y la anarquía durante décadas, como sospechaba Gore.
*
Justo José de
Urquiza
(Urquiza al representante ingles
Gore, al partir para reunirse para el encuentro en San Nicolás. Mayo de 1852. José
María Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.
p.297) (Carta a Rosas)
““Hay un solo hombre para
gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado
para rogarle que vuelva aquí”
+
(Carta a Rosas del 24 de agosto de
1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del
Autor. Bs. As. 1948).
“Buenos Sentimientos le guardan
los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se
debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que
le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede
arrebatarle. Justo José De Urquiza”.
+
(Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años
después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. Tomo 3
de la “Historia de los Gobernadores De
las Provincias Argentinas” de A. Zinny, ed. 1920 - cita de Raúl Rivanera
Carlés, Rosas Pág. 13)
“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito
crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del
General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo
cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he
colocado en el poder.” ,
Estas y otras exclamaciones de
Urquiza diciéndose ‘arrepentido’ de
lo hecho contra Rosas queda desvirtuado por sus acciones posteriores: se ofrece
darle dinero a Rosas en el exilio pero luego de varios años y ante el reiterado
reclamo a través de Pepita Gómez, solo le envía una sola vez lo que había
prometido hacerlo todos los años. Un gesto meramente demagógico del entrerriano.
Se mantiene prescindente ante la
solicitud de ayuda de los habitantes de Paysandú que mueren masacrados por las
tropas brasileñas con ayuda de los Unitarios de la Banda Oriental al mando de
Venancio Flores y los Unitarios porteños al mando de Mitre, todo frente a sus
ojos estando viendo la destrucción desde su palacio.
Se mantiene prescindente ante el
genocidio de nuestros gauchos del interior a través de las manos de los
sicarios de Mitre y Sarmiento, los Unitarios ‘colorados’ de la Banda Oriental. Entrega el triunfo seguro en la
batalla de Pavón a Mitre según ordenes de la Masonería. Colabora eficazmente
con Mitre y los brasileños en la lucha contra la soberana Paraguay.
(Para más datos ver en ‘elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’ - “Urquiza, Un 'Judas' Criollo Ni Federal
Ni Arrepentido” -8 de mayo de
2022)
Recordemos
que el golpe de Estado de Urquiza, fue el 2do. Luego del producido por sus
nuevos socios, los Unitarios, contra Manuel Dorrego y que significó el comienzo
de –esta vez, sí- gobiernos ‘tiránicos’, sin apoyo de nuestro pueblo al que
sometió, persiguió y masacró Urquiza, Mitre, Sarmiento y sus esbirros
Orientales ‘colorados’.
*
Laurent de L´Ardeche
(Palabras
de Laurent de L´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en el
parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y
en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)
Sin
perjuicio del trasnochado sociologísmo e ideologismo tan típico de los
socialistas de laboratorio, el comentario del citado autor es correcto cuando
dice que Rosas mejora las condiciones de vida de los más necesitados; Rosas
lleva al progreso de su pueblo; Rosas representa la lucha nativa contra el
monopolio extranjero; Rosas representa, justamente, lo contrario a un gobierno
‘tiránico’ y dicho por un político de un país que nos agredía.
*
Théogéne
Page
(Observaciones al Gobierno Francés del
edecán del propiciador de la paz de 1840, Almirante Barón de Mackau, en "El Paraguay y las Repúblicas del Plata"
por Théogéne Page, Capitán de Navío. Separata de "La Revue des Deux Mo ndes ", entrega del 1 de abril de
1851. París 1851, págs. 26, 27 y 34)
Comprueba, que el “sentimiento de igualdad reina allí en todo el suelo".
De sus habitantes, "la fuerza; es la ley del chilla y mayoría
tiene sus orígenes en esas provincias vascas tan orgullosas del espíritu de
igualdad formulado con tanta fiereza por los estatutos de las cortes de
Tarragona en 1519".
Dice de Rosas: "Hay que escuchar al mismísimo General Rosas
desarrollar, en su enérgico y pintoresco lenguaje, de qué manera la vida en el
desierto y las tradiciones de la sangre convierten a la república democrática
en la forma obligada de gobierno de las provincias argentinas […] "Cuando
el silencio y la noche se extienden sobre Buenos Aires, la lámpara del
Gobernador se enciende en la cumbre de la elevada torre que habita, y los
gauchos la muestran como el genio de la patria que vela sin descanso sobre la
ciudad dormida".
Es una descripción casi pictórica
sobre Rosas, su labor nocturna, velado por los gauchos que lo saben trabajando
en el silencio de su residencia por el bien de su amado pueblo..
*
Ventura
de Vega
(Cartas íntimas a su mujer en ‘Cartas Íntimas’, del 21 de Julio
de 1853-pág. 103. Madrid, 1874).
"Rosas
es el carácter más original, más raro, más sorprendente que te puedas imaginar.
No sé si para cortar cuando le parece alguna conversación, o para disimular su
pensamiento, o para de desconcertar al que le habla, te encuentras en que pasa
repentinamente del tono más elevado, del discurso más serio, a una ‘chapaldita’
(sic) de lo más Vulgar, a la cual siguen otra y otra, entre muchas carcajadas,
y de allí a un rato vuelve insensiblemente a entrar en el todo serio y entonces
dice, hablando de política, cosas admirables. Decían que sólo tenía talento
natural y que era poco culto; no es cierto. Es un hombre instruidísimo y me lo
probó con las citas que hacía en su conversación; conoce muy bien nuestra
literatura y sabe de memoria muchos versos de los poetas clásicos
españoles".
El autor era un poeta de vínculos familiares con Juan Manuel, y nos
presenta un retrato del Restaurador respecto a su personalidad, a su cultura y
carácter en su visita a éste en el año 1853, en Inglaterra, en carta del 21 de
Julio de 1853, a su mujer que estaba en Madrid, donde vivían.
Ventura de la Vega afirma la instrucción de Rosas, los conocimientos
que tiene el Restaurador de la literatura mundial y realiza una descripción muy
rica en matices sobre el cambio de modo de dialogar de un momento a otro
produciendo –adrede- en el interlocutor una especie de confusión acerca de su
estado real de ánimo, de interrogación del interlocutor acerca de su postura
sobre los temas que se tratan, etc.
*
Vicente
Pérez Rosales,
(Escritor chileno que lo visitó en 1855 Southampton dijo sobre el
Restaurador respecto a su fisonomía y carácter según compila el escritor José
Luis Busaniche, en su libro ‘Rosas visto
por sus contemporáneos’-Ed. Sieghels-2021)
"Un
instante después se adelantó a recibirme el mismo Rosas. En éste entonces un
hombre como de sesenta y dos años de edad, de estatura más que mediana y de
robusta complexión. Lucía su rostro sobre una tez blanca y sanguínea, dos
hermosos ojos azules, una nariz aguileña y un par de labios aunque finos,
perfectamente diseñados".
"Recibióme
con afectuosa cortesía, sin olvidar aquella prudente reserva, forzosa compañera
del hombre de mundo cuando trata por primera vez a un desconocido; mas ésta
duró poco, pues no hizo más que recibir la tarjeta de su parienta y leer lo que
en el respaldo de ella iba escrito, cuando levantándose de su asiento, me
tendió con efusión sus brazos, apellidándome paisano".
El escritor chileno hace una observación interesante aunque conocida de
Rosas: al principio Rosas es reservado, desconfiado hasta evaluar al
interlocutor y de parte de quien viene; y así, ante un dato familiar, de golpe,
volverse más afable y abierto. Los tiempos y las actitudes siempre fueron
manejo del Restaurador.
*
Nicolás Albarellos
(Diputado pidiendo el
Juicio Político a Rosas ‘en ausencia’-1857.la Legislatura de la Provincia de
Buenos Aires, declara "traidor a la Patria" a Juan Manuel de Rosas)
“Los
juicios como esos no deben dejarse para la historia. ¿Qué se dirá, qué se
podría decir en la historia cuando se vea que las naciones civilizadas del
mundo, para quienes somos solo un punto, han reconocido en este tirano que es
digno de tratar con ellas? ¿Que Inglaterra ha devuelto sus cañones en acción de
guerra y ha saludado su sangrienta e inocente bandera manchada de sangre con un
saludo de 21 cañones? Este hecho, conocido por la historia, sería un gran
contrapeso, señor, si dejamos a Rosas sin esta sanción. La misma Francia, que
comenzó la cruzada que compartía el general Lavalle, a su debido tiempo también
lo abandonó, se enfrentó a Rosas y saludó su bandera con un saludo de 21
cañones. Pregunto, señor, si este hecho no borrará de la historia todo lo que
podamos decir, si dejamos este monstruo que nos diezmó durante tantos años sin una
sanción”.
“El juicio de Rosas no debe dejarse a la historia, como
algunas personas desean. Está claro que no se puede dejar a la historia el
juicio del tirano Rosas. Vamos a arrojarle a Rosas este anatema, que quizás
puede ser el único que le haya hecho daño en la historia, porque de lo
contrario su tiranía siempre será dudosa, ¡y sus crímenes! ¿Qué se dirá en la
historia, señor? Y es triste decirlo, ¿qué se dirá en la historia cuando se
dice que el valiente almirante Brown, el héroe de la Marina de Guerra de la
Independencia, fue el almirante que defendió la tiranía de Rosas? Lo que se
dirá en la historia sin este anatema, cuando se dice que este hombre que
contribuyó con sus glorias y talentos para dar brillo al Sol de Mayo, que el
otro diputado citó en su discurso, cuando se dice que el General San Martín ,
el conquistador de los Andes, el padre de las glorias argentinas, ¿le hizo el
mayor tributo que se le puede dar a un soldado al entregarle su espada? ¿Se
creerá esto, señor, si no arrojamos un anatema al tirano Rosas? ¿Este hombre se
conocerá como lo es en 20 o 50 años, si queremos ir más allá, cuando se sabe
que Brown y San Martín fueron leales a él y le dieron los tributos más
respetuosos, junto con Francia e Inglaterra? “No, señor: dirán, los salvajes
unitarios, sus enemigos, mintieron. No ha sido un tirano: lejos de eso, ha sido
un gran hombre, un gran general. Es necesario arrojar sin dudas este anatema al
monstruo. ¡Si al menos hubiéramos imitado a los ingleses, que arrastraron el
cadáver de Cromwell por las calles de Londres y arrastraron a Rosas por las
calles de Buenos Aires! Apoyo, Sr. Presidente, el proyecto. Si el juicio de
Rosas fue dejado al juicio de la historia, no conseguiremos que Rosas sea
condenado como un tirano, pero quizás él sea el más grande y glorioso de los
argentinos”
Este es uno de los
documentos más significativos del Unitarismo asesino y mistificador. Es un
reconocimiento, más que tácito, de las bondades del ‘rosismo’ y del apoyo del pueblo al Federalismo.
Es una retahíla
sucesiva de reconocimientos del mal emprendido por el Unitarismo al juzgar a
Rosas, ‘en ausencia’, condenándolo a
muerte ‘a priori’ sin posibilidad de defenderse, con un odio típicamente
masónico de un gobierno que se sabe ilegal y golpista.
Es el origen de toda
la mistificación de nuestra historia ‘novelada’ ‘ad-usum’ del Unitarismo resentido, ladrón y antipatriota que sabe
que no cuenta, no solo con la verdad, sino con el apoyo de todo el pueblo por
lo que la única manera de llevar adelante su sangría es sometiendo las almas
del pueblo, borrando su memoria con el paso del tiempo, empezando en la escuela
primaria, hasta que la mentira con los años se vuelva ‘verdad’ indiscutible
bajo pena de muerte civil, como mínimo, se vuelva uno exiliado en su propia
tierra y en su propia sociedad.
De allí, Albarellos,
gendarme del régimen dice ““El juicio de
Rosas no debe dejarse a la historia […] ¿Este
hombre se conocerá como lo es en 20 o 50 años, si queremos ir más allá, cuando
se sabe que Brown y San Martín fueron leales a él y le dieron los tributos más
respetuosos, junto con Francia e Inglaterra? No, señor: dirán, los salvajes
unitarios, sus enemigos, mintieron”.
Correcto, Albarellos
lo sabía y sabía que los Unitarios-como él- serían descubiertos como unos
falsarios de ‘frac’.
El autor era médico y
docente. Un docente que mentía a sabiendas. Los adjetivos calificativos que le
caben exceden la compostura que debe primar en quien esto escribe.
Pensar que se casó
con la hija de Juan Antonio Lavalleja y en 1849 estuvo bajo la protección del
Federal y ‘rosista’ Lorenzo Torres;
ambos, después, renegaron del Federalismo cuando cae Rosas, siendo, como buenos
traidores, los principales impulsadores de la pena de muerte de Rosas, como así
el propio Vicente López y Planes, hombre de pobre carácter, por instigación de
su maquiavélico hijo Vicente Fidel López y del otrora furibundo Federal
Baldomero García, diplomático ‘rosista’ durante años.
Nombre de calles y plazas –por supuesto- llevan su nombre y
sostienen con ello lo insostenible: la verdad histórica que se escapa de entre
los pliegues ocultos de la historia por propia boca del susodicho….
La mistificación de nuestra
historia estaba en marcha volviéndose con el tiempo como el retrato de Dorian
Grey, una deformidad irreconocible….Debiera hacerse acto lo dicho en el
epígrafe de este trabajo por Miguel de Cervantes Saavedra: “Los historiadores que de mentiras se valen habrían de ser quemados
como los que hacen moneda falsa”
*
Juan
Bautista Alberdi
(‘Obras
Completas’, T.I. Bs.As. 1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”-1837).
“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo
contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la
expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que
representa”.
“Yo fui enemigo, lo recuerdo con disgusto”,.
(Dice en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’.
Valparaíso 1847).
“Rosas no es una entidad que pueda
concebirse en abstracto y sin relación al pueblo que gobierna. Como todos los
hombres notables, el desarrollo extraordinario de su carácter supone el de la
sociedad a que pertenece. Rosas y la República Argentina son dos entidades que
se suponen mutuamente; él es el que es, por ser argentino; su elevación se
supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la
energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él
refleja en su persona”.
"No quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y
renovarle los testimonios de mi constante aprecio y distinción, de
un modo directo, pues por intermedio de amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente por ellos que su
salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus bellos años. El ejemplo de
moderación y dignidad que Vd. está dando á nuestra América despedazada por la
anarquía es, para mí una prenda segura de que le esperan días más felices que
los actuales. Yo sé los deseos de
su corazón, mi distinguido señor General, y con estos sentimientos tengo el
honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de Vd. General, su
atento compatriota y servidor”
(Dijo sobre en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’.
Valparaíso 1847)
“En el suelo extranjero en que
resido, no como proscripto, pues he salido de mi patria según sus leyes... en
el lindo país que me hospeda y tantos goces brinda al que es de fuera, sin
hacer agravio a su bandera, beso con amor los calores argentinos y me siento
vano al verlos más ufanos y dignos que nunca... Guarden pues, sus lágrimas los
generosos llorones de nuestras desgracias; a pesar de ellas, ningún pueblo de
esta parte del continente tiene derecho a tributarnos piedad; aunque opuesto a
Rosas como hombre de partido, he dicho que .escribo esto con calores
argentinos. Rosas no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano hay una vara
sangrienta de fierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano… Sé,
por ejemplo que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre, como el
actual Gobernador de Buenos Aires. Sé que el nombre de Washington es adorado en
el mundo, pero no más conocido que el de Rosas. Sería necesario no ser
argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos. Se habla de él popularmente de un cabo a otro de la
América, sin haber hecho tanto como Cristóbal Colón. Se le conoce en el
interior de Europa, más o menos como a un hombre visible de Francia o
Inglaterra; y no hay lugar en el mundo donde no sea conocido su nombre, porque
no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francesa, que hace diez años
le repiten día a día. ¿Qué orador, que escritor célebre del siglo XIX no le ha
nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O'Connell,
Lamartine, Palmerston, Aberdeen. ¿Cuál es la celebridad parlamentaria de esta
época que no se haya ocupado de él hablando a la faz de Europa? Dentro de poco
será un héroe de romance".
(En Octubre de 1857 entrevista a
Rosas en Londres en la casa Sr. Federico Dickson, cónsul general de la
Confederación Argentina en Londres., diciendo, luego de la entrevista, sobre el entrevistado):
"Habla
inglés, mal, pero sin detenerse escribe el tucumano, con facilidad. Es jovial y
atento en sociedad. Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, habló
mucho de política; casi siempre se dirigió a mí, y varias veces vino a mi lado.
Me llamaba señor ministro' y a veces 'paisano'; otras por mi nombre".
"Habla mucho de caballos, de perros, de sus simpatías por la vida inglesa,
de su pobreza actual, de sus economías, de su caballo y de los caballos
ingleses. No es ordinario. Está bien en sociedad. Tiene la fácil y suelta expedición
de un hombre acostumbrado a ver desde alto el mundo. Y, sin embargo, no es
fanfarrón ni arrogante, tal vez por eso mismo, como sucede con los lores de
Inglaterra, las más suaves y amables gentes de este país. Su fisonomía no es
mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica y la frente, echada
atrás, es bien formada, más bien que alta. No estaba bien vestido; no tenla
ropa en Londres. Ha venido por quince días a Imprimir y publicar su
protesta"
(En carta a Rosas – 1 de Octubre
de 1863)
Le expresa que no quiere molestarlo.. ”en
su retiro digno y laborioso”...y que Rosas “está dando lecciones a los generales americanos que la demagogia echa a
las playas europeas, llenos de plata y ávidos de placeres”
(En carta a Máximo Terrero-19 de Julio de 1863) ...
” En el mismo lugar en que debiera
tributarse elogio y respeto al general Rosas, que tuvo tan alto el estandarte
de San Martín, lo ultrajan del modo más cobarde e ingrato”...” Me gusta mucho
oírle a Ud. que el general Urquiza contempla y respeta al general Rosas, en lo
que prueba cordura y sensatez”
Al saber del incendio de la chacra de Rosas, le escribe a Terrero
diciendo que “ teme sea obra de los
enemigos de Rosas con el fin de hacer desaparecer sus papeles” y el 8
de agosto de 1863, desde Caen...”La causa
real del general Rosas se halla triunfante y respetada hasta en esos puntos más
vulnerables, por sus enemigos; y él ¿es acusado criminalmente?”... Luego se
pregunta porque ha sido procesado Rosas...”el
único que lleva vida digna y se tiene en una reserva llena de decoro y de
honor”.
Habla luego de su proyecto de una defensa de Rosas, y cree que ...”una corta Memoria, bien acompañada de
una masa de documentos, sería más eficaz que un grueso libro”...y pidiendo
disculpas de no haberlo visitado añade...…”El ejemplo de moderación y dignidad
que está dando a nuestra América, despedazada por la anarquía, es para mí, una
prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales”.
(En carta a Manuelita (13 de Enero de 1864)
.”difícilmente se puede dar cabeza
que exprese la posesión de un talento superior tan elocuente como la de nuestro
antiguo Jefe Supremo del Río de La Plata”... y agrega que “lord Byron
habría envidiado la fascinación irresistible de su mirada”.
(Carta a Máximo Terrero- 14 de Agosto de 1864)
“…Nada más público y notorio que la honorabilidad con que lleva el General
Rosas su vida de refugiado en el país de los libres. Si estuviera en Roma como
Fernando II o en Austria, o en Turquía, sería eso una ventaja para sus detractores.
Pero les dice el verlo considerado por el León partido liberal británico y por
el glorioso veterano de la Libertad, Lord Palmerston? “
“El ejemplo del General Rosas de refugiado digno, resignado, laborioso, en
Europa, no tiene ejemplo sitio en la vieja historia de Roma“.
“Ningún general de los muchos que la ola de la revolución americana ha
echado a las playas de Europa ha dado el ejemplo honroso del General Rosas.
Solo él no ha conspirado para recuperar el poder ni ha hecho la corte a los
Reyes, ni buscado expectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su
trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños. Ni el mismo San Martín
llevó con más dignidad su proscripción voluntaria. Es indigno y vergonzoso
atacar á un hombre semejante y en semejante situación“.
“Sin duda alguna se exagera en mucho del trabajo de una publicación
explicativa. Ciertamente que una época de 20 años no se expone en un volumen
corto. Pero no se trata de una historia ni de una crónica, ni de una biografía
completa. Eso ni es obra del momento, ni será obra del General Rosas“.
“Otro será quién lo haga. Exponer la historia de su vida en 10 volúmenes
sería sepultarla por ahora. Lo que la historia del momento exigiría de él, es
una palabra, algo breve y corto, para servir a la historia. Hoy todo el mundo
habla, nadie calla, empezando por Napoleón, pasando á Lord Palmerston y
acabando por Mitre. que no es tonto en majadear con sus disertaciones
históricas, en que habla más de sí mismo que de Belgrano“.
“Cuarenta ó cincuenta páginas debe seria extensión obligada o máxima de la
memoria. Lo demás debe constar de documentos. Total un volumen brevísimo- La
impresión de esto no puede costar en Francia arriba de mil francos. Y como se
podrían vender ejemplares (aun para mejor propagarlos) talvez se ganaría en vez
de perder“.
“La memoria o manifiesto debe ser sin frases. Ya la simple idea de
manifiesto hace bostezar, porque el ordinario consta de palabras y frases más o
menos retumbantes. Debe reducirse á tres cosas: cifras, documentos y hechos.
Nadie cree hoy en frases, pero todos creen en los números, y en lo que se toca
y palpa. Cifras y solo cifras para cosas de este orden: cuanto valía el papel
moneda (o las onzas como allá dicen) bajo el Gobierno de Rosas; ¿cuánto vale hoy?
¿A cuánto subía la deuda entonces; a cuanto sube hoy? ¿Cuál era el presupuesto
entonces; cual es hoy?. Documentos y solo documentos de este orden: la ley que
dio todo el poder al General Rosas y todo lo que a ella se refiere. Sus
renuncias reiteradas. Las aprobaciones Legislativas de sus actos. Los votos en
su honor. Sus títulos y honores recibidos. Tratados internacionales que
pusieron fin á las cuestiones. Sobre el territorio de la Provincia o Nacional,
el mejor documento sería un extracto o resumen de la carta geográfica de sir W.
Parish, con la demarcación de la frontera de entonces y la de la frontera de
hoy. Según Mr. de Moussy, respecto de los indios. Lo que no se ve, no se estima
á este respecto. No hay que olvidar el testamento de San Martín“.
“En cuanto a los hechos, señalar cual era entonces la seguridad de la
propiedad. y de la vida, en la campaña para los neutrales a la lucha política y
la que hoy existe. Cuanta fortuna tenía el General Rosas al entrar al poder:
cuanta tiene hoy. El grande hecho que todos ven: como ha vivido y procedido en
Europa desde que bajó del poder. Altas atenciones de que es objeto. Nada de
recriminaciones. Para responder al reproche de barbarie inferido á su manera de
atacar y defenderse, mostrar o señalar la historia contemporánea de Estados
Unidos, Rusia, Italia, Alemania, etc. Que personas lo acompañaron en su
Gobierno como amigos y servidores oficiosos. como legisladores, ministros,
guerreros, publicistas, consejeros, cortesanos: donde están hoy? ¿Qué posición
tienen? Todo esto no es ocuparse de la persona de Rosas, sino del país, de
quien fue expresión de la sociedad de que es miembro a pesar del destierro:
hasta por patriotismo argentino. El General Rosas debe defender el decoro de su
país, defendiendo ó explicando su conducta pública. Callar, es dar la razón al
que habla aunque no la tenga. Fíjese en el articulillo sobre la Posteridad que
le envío“.
“Por lo que hace a mí, le confieso que me irrita el espectáculo de tanta
duplicada é hipocresía que nos dan los que se gozan de deprimir al caído al
mismo tiempo que parecen gozarse en obrar peor, que lo hizo, según ellos, ese
adversario, a quien persiguen. Convenido respecto al aviso anticipado que le
daré en caso que yo haga la visita consabida. Con mis seguridades de amistad
por Ud”.
Fermín Chávez (‘La vuelta de Don Juan Manuel’- Ediciones Theoria,
Buenos Aires, 1993) comenta que “En Agosto
de 1856, la Comisión de Negocios Constitucionales del Senado de Buenos Aires
formalizó la presentación del “caso Rosas”, al que declaraba “reo de lesa patria por la tiranía sangrienta
que ejerció sobre el pueblo (sic) y
por haber hecho traición a la independencia de la patria (resic)” .
Ya hemos hablado algo de ello al
referirnos a Albarellos. Nada menos que a Rosas, (que defendió la independencia
a todo trance, recibiendo por ello el legado del sable del Libertador),
acusaban de traición a la patria los liberales que fueron precisamente los que
entregarían después de Caseros la soberanía de los ríos interiores, las
misiones orientales y la Banda Oriental al Imperio Brasileño… y la economía al
imperio inglés.
Lo acusaban además del
"robo" de dinero público, justamente a Rosas que fue un meticuloso
administrador de la cosa pública, y siendo un hombre rico antes de su gobierno,
dejó el país con unos pocos patacones en el bolsillo y un cajón de papeles para
defender su honra ante la posteridad, lo cual le importaba más que el dinero.
Fue tal vez por esta última infame acusación
de robo que Rosas decide romper su silencio de años de exilio, y presenta tres
protestas por escrito en tres idiomas, descalificando la legitimidad de los
funcionarios que pretendían juzgarlo. Estas protestas fueron entregadas o
gobiernos europeos y distintas personalidades del país, incluido Urquiza y
Alberdi para su difusión.
(El 14 de agosto de1864, en carta
que contiene el plan de la Memoria, sigue diciendo Alberdi)
” El ejemplo de Rosas, de refugiado
digno, resignado. Laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino el de la vieja
Roma” ...y comparándolo con otros generales desterrados en Europa,
dice ...”solo él no ha conspirado para
recuperar el poder, ni ha hecho la corte a los reyes, ni buscado expectabilidad,
ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de labrador, sin admitir
favores de extraños”...”Es indigno y vergonzoso atacar a un hombre semejante y
en semejante situación”...y opina que la “Memoria debe ser sin frases y reducirse a cifras, documentos y hechos:
valor de la moneda en tiempo de Rosas y en la actualidad; la deuda de entonces
y al de hoy; la ley que dio el poder a Rosas; sus renuncias; las aprobaciones
Legislativas de sus actos; los títulos y honores recibidos; las fronteras de
entonces y las de hoy; la fortuna que tuvo Rosas y la que tiene hoy”... y
haciendo referencia al sable de la independencia agrega... ...”no hay que olvidar el testamento de San
Martín”...”como vive en Europa y las atenciones de que es objeto”
(En septiembre de 1864 Alberdi le escribió a
Rosas):
"No
quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y renovarle los
testimonios de mi
constante aprecio y distinción, de un modo directo, pues por intermedio de
amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente
por ellos que su salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus
bellos años. "El ejemplo de moderación y dignidad que Vd. está dando á
nuestra América despedazada por la anarquía es, para mí una prenda segura de
que le esperan días más felices que los actuales. Yo sé los deseos de su corazón, mi distinguido señor General, y con estos
sentimientos tengo el honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de
Vd. General, su atento compatriota y servidor”.
A los 25 años
Alberdi, formaba parte de Asociación de Mayo; jóvenes románticos, idealistas y
liberales, obnubilados por las nuevas corrientes filosóficas y encandiladas por
“las luces” de Europa, creen poder convencer a Rosas de sus ideas. Alberdi lo
llama “el Gran Rosas”.
Al principio, como se
ve, Alberdi participaba de los logros de Rosas, pero con el correr del tiempo
se volvió su enemigo más encarnizado encarnando su pluma todo lo que sus
detractores querían. Impulsó durante muchos años la lucha contra Rosas desde
sus escritos causando mucho daño al país hasta pidiendo la intervención de las
potencias europeas contra nuestra nación.
Pero Rosas, el
supuesto ‘tirano’ lee los escritos de
Alberdi y considera a los mismos muy buenos. Entonces, le pide a María Josefa Ezcurra
que se comunique con el sobrino de Alberdi, Federico García, para entrevistarse con él. Ahi le
dice “tu tío Juan Bautista es unitario
pero no es salvaje unitario, ha escrito esto y estoy contento de éi; escríbele
de mi parte que venga, porque lo necesito". Ante ello, Juan Bautista
contesta rechaza la invitación diciendo, "todavía no he perdido el juicio para cometer semejante disparate".
Con los años, será Alberdi quien visitará a Rosas en Inglaterra...
Otra muestra más de la mistificación
de la historia por parte del Unitarismo y de los Federales ‘convertidos’
respecto de la supuesta ‘tiranía’ de
Rosas.
Alberdi, en 1847 y
desde Chile comienza la revisión de su pensamiento y ve virtudes en Rosas que
ante no veía.
Poco a poco cambia su
actitud y en 1857 representando a la Confederación Argentina en Inglaterra,
país en el que Rosas se hallaba exiliado, no dudó en visitarlo. Será él quien
proponga la visita. La reunión
generó cierta fascinación en el tucumano y lo hizo cambiar por completo su
visión sobre el antiguo enemigo, como puede leerse en las cartas que se
transcriben arriba. Rosas, como siempre, demostrando no tener
resentimiento lo recibió en Inglaterra.
Desde entonces
mantuvieron una interesante relación epistolar.
La pregunta que nos
hacemos es la siguiente: ¿debemos aceptar sin más ese cambio positivo de
Alberdi luego de tantos años de apostar por los enemigos del país cuya acción a
través de sus escritos ayudó –a no dudarlo- a hacer caer al gobierno de Rosas
obrando como estilete, daga y puñal con tesón y esmero?.
La respuesta nuestra
las dejo al lector y pueden leerse muchas de sus declaraciones y acciones a lo
largo de su vida sobre la pregunta en:
(‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’
en el artículo https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/11/juan-bautista-alberdi-el-paradigma-del.html-ç)
*
Ignacio
Hamílton Fotheringham
(En el año 1925 dijo del Restaurador):
"Allá
en mi tierra, en mi pueblo, lo creíamos un general español desterrado por
asuntos de alta política. Un hermoso tipo, de aspecto varonil y enérgico. Vivía
en The Crescent, frente a la casa de familia de Lawe, muy amiga nuestra. Una
gran mansión de aspecto serio, silencioso y triste. Nada de ruidos…. La misma
pobreza en que vivía, demostraba, por lo menos, que era hombre honrado. Y un
hombre honrado no puede ser un hombre perverso ..."
Nacido en Southampton en 1842, luego lo conoció muy bien al Restaurador y
a Manuelita en Inglaterra, Llegó a Buenos Aires en 1863 donde trabajó en una
estancia de la familia Terrero, luego se alistó como militar donde fue un
oficial que participó en la Guerra del Paraguay y en la Conquista del Desierto.
Fue el primer gobernador del territorio nacional de Formosa, muriendo en la
Pcia. de Córdoba.
Demuestra, con su declaración desprovista de interés partidario, que
Rosas vivía honradamente y pobre y por ello distaba de ser un hombre ‘perverso’, entendiendo dicha palabra en aquellos
tiempos que la falta de perversidad tenía un sentido de honradez, falta de
malicia, bien intencionado, no corrupto, virtuoso.
*
Nicolás
Antonio Calvo
(Líder del partido Federal Reformista y director del diario La Reforma Pacífica, que editó en Buenos
Aires y en Montevideo. Calvo, que no era ‘rosista’,
vio a Rosas en Southampton en 1864 y así describió el encuentro):
"Vino
el señor Rosas y nos recibió con extrema cortesía, disculpándose por haberse
hecho esperar porque estaba trabajando en el campo para alcanzar a pagar el
arriendo anual de cinco libras esterlinas por acre que era lo que costaba
aquella ‘farm’. El general Rosas tiene setenta y un años, está fuerte y lozano,
dice que duerme bajo un corredor que nos mostró; que está pobre, que salvó
muchos papeles pero no dinero porque “Aprecia más su honor que todo”; que esos
papeles están perfectamente organizados; que han de publicarse después de su
muerte y que han de juzgarlo entonces; que tiene mucho escrito sobre diversos ramos
de los conocimientos humanos; sobre la ley natural, la ciencia médica y otras;
mostrando en todo una tranquila filosofía que realmente llama la atención de!
que le observa, como nosotros lo hacíamos con el deseo de conocer al hombre.”
De la declaración de Calvo también surge la pobreza y la honestidad
consecuente en vida de Rosas, su humildad, sus papeles ordenados que defienden
su honor ante el ataque Unitario, sus escritos sobre varios temas –no solo
políticos sino también médicos, leyes naturales, etc- y su tranquilidad de
ánimo ante la injusticia por el modo en que vivía.
*
Florencio Varela.
(Florencio Varela, unitario,
sempiterno enemigo dice de Rosas- Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. – 1962-Editorial
Tor)
“Se paseaba triunfante por las
calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo,
era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su
casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”.
Otro reconocimiento, tal como lo hizo
Sarmiento, Alberdi, etc de la calidad de persona de Rosas y el amor de su
pueblo, aunque se supone que ello en nada afectó la conducta de Varela que
siguió fustigando al amado por su pueblo; pueblo que demostraba su alegría por
el gobierno de Rosas. Nadie, ningún pueblo que se sintiese tiranizado actuaría
así con alegría y aplausos a quien lo tiranizara.
Recordemos qué remotamente podía de
ser imputado de ‘tirano’; La ‘Gaceta Federal’ (N° 5999 del Jueves 28
de septiembre de 1843 la Nº. 5993 del Miércoles 20 de septiembre de 1843) decía al respecto
de aquel que fue elegido dos veces por al Sala de Representantes y luego
avalado por plebiscito popular: "Es legal el
actual Gobierno de Buenos Aires, porque ha sido instalado por la ley, por la
Asamblea Legislativa, y por el voto expreso de la Provincia con-signado de un
modo libre, auténtico y público". "El
Gobierno actual de Buenos Ayres emana de un voto público. Hemos encargado al
General Rosas que salve nuestra Independencia e instituciones fundamentales, y
valorando la gravedad de los peligros le hemos investido de un poder
extraordinario que emana de nosotros, y que podemos reasumir, cuando sea
nuestra voluntad, o consideremos innecesaria su existencia. Todos estamos
interesados en el sostén de su Gobierno porque es obra nuestra. No es tiránico
porque re-presenta nuestros derechos y nuestras necesidades actuales; ni
injusto porque deriva de la fuente de toda justicia política", ,
Del mismo modo y en detalle se
expresa el ‘Archivo Americano’
(ver el ‘Archivo
Americano’ N° 17 del 28 de febrero de 1845 y la ‘Gazeta Mercantil’ N° 6869 del Sábado 5 de septiembre de 1846) haciendo un raconto de la situación
política del momento y como se comportó Rosas cuando arreciaban los ataques
extranjeros y de los Unitarios, a su gobierno.
"Cualquier
observador lejano al recorrer los libelos en que los `salvajes unitarios pintan
con atrocísimas calumnias la supuesta inexorabilidad del General Rosas, presumiría
que sus enemigos están cruelmente proscriptos, o que su emigración ha sido
promovida por una mano despiadada. Sin embargo las puertas de la Patria están
abiertas para los que quieran desistir de hacerle guerra impía", explica.
“Rosas
ofrece, efectivamente, muestras claras de sus intenciones conciliatorias en
momentos clave de su trayectoria de gobernante. En 1839, después de la
conclusión de la guerra contra el Gran Mariscal Santa Cruz. Concede un perdón
generoso a los que, en unión con aquel, lo combatieran; actitud que vuelve a
repetir en 1840, a raíz del restablecimiento de las relaciones con Francia
mediante la Convención de Paz concertada con el Almirante de Mackau.
“Como
si no fuera suficiente, en Diciembre de 1842 dispone una amnistía amplia e
ilimitada, luego de la derrota del General Rivera en la batalla de Arroyo
Grande, que significó, en realidad, la conclusión definitiva de la guerra civil
argentina, así como de la internacional declarada por aquel caudillo contra la
Confederación. Asegura que "Este perdón jamás se ha borrado; jamás se ha
desmentido; y testigos de esto son centenares de emigrados que han regresado al
país en distintas épocas y que siguen volviendo a él".
A la inversa, tampoco ha puesto trabas
en su camino, puesto que "el General
Rosas no ha prohibido la emigración de ciudadanos, como se ha efectuado en las
naciones de Europa en circunstancias menos peligrosas que en las que se ha
hallado la Confederación Argentina. Sus enemigos no han estado violentamente
violando a esa prescripción; y esto, desacreditando los clamores sobre un yugo
forzoso y opresor, anuncia la confianza del Gobierno en el sentimiento
nacional".
A esta altura también es posible
preguntar si los opositores desparramados en el extranjero "podían"
regresar a sus hogares como tal vez ingenuamente ofrecía el gobierno nacional
de la Confederación.
Ya hemos hablado sobre el tema: el
tiempo demostró que el gobierno nacional se equivocó confiando en la buena fe
de los Unitarios que regresaron a la patria pero que seguían considerando,
insólitamente, al gobierno de Rosas como ‘tirano’.
El sentido de concordia de Rosas, tan
alejado del mote peyorativo y falso de ser un ‘tirano’ sangriento, puede verse respecto del Restaurador con los
Unitarios bien nacidos y de buena fe, una y otra vez como venimos demostrando
con pruebas.
Esta es la única vez que haremos
mención de una manifestación autorreferencial de Rosas sobre su propio
comportamiento pacífico.
Así en una carta de Septiembre de 1869
que le envía Rosas a Pepita Gómez (ver a
Félix Lazzarino (h) “Juan Manuel de Rosas
Juzga su Propia Historia” J.A.C.K. editores-1948), desde Southampton
respecto a Vélez Sarsfield donde le dice que “el señor Doctor Vélez Sarsfield fue siempre firme, a toda prueba, en
sus vistas y principios Unitarios, según es bien sabido y conocido, como
también su ilustrado saber, práctica y estudios en los altos negocios del
Estado.
“Y lo eran
también sus visitas y opiniones Unitarias, algunas otras personas respetables,
honradas y de capacidad distinguidas. Pero personas que no faltaron en sus
respetos debidos al gobierno. Y nunca miré las opiniones de ambos partidarios,
como irrefutables, precisamente como razonadores, respeta y consideraba a esas
personas…”.
Puede leerse otra vez más que a Rosas
no le importaba la filiación política de las personas sean Unitarios o
Federales, tampoco que expresaran su parecer político; el límite estaba dado en
que no perdonaba a aquellos que se alzaban contra el gobierno del país (sean
Federales o Unitarios).
Aunque luego, respecto a Vélez, en
forma abrupta éste le paga con ‘mala
moneda’ convirtiéndose en tenaz perseguidor de Rosas acusándolo, encima, de
haber mandado a matar al Dr. Maza, causando esto una gran desilusión en
Manuelita, (que se consideraba amiga de Vélez), y en el propio Rosas.
De tal modo, Manuela Rosas escribe a
Josefa ‘Pepita’ Gómez: “Si en 1852, y aún
después, el señor Vélez creía justo defender nuestros intereses, yo no sé qué
nuevas faltas pueden imputarse por nuestra parte para haber vuelto de uno que
se decía amigo celoso, en un enemigo rencoroso, y lo que es peor aún
calumniante a sabiendas, sin corazón y sin conciencia”.
En sentido concordante, y sintiéndose
burlado, Rosas le escribe a Pepita Gómez al respecto, diciéndole en carta del
19 de enero de 1870: Sabido es, que el
Señor Doctor Vélez, ha sido siempre mi enemigo, tanto más injusto, cuanto más
alta ha sido su posición entre los hombres distinguidos que han ocupado, y
ocupan el poder”.
No sabemos si siempre fue enemigo de
Rosas, pues durante todo el período ‘rosista’
más allá de considerarse Unitario, frecuentaba las fiestas y tertulias que
organizaba Manuelita en su residencia. Rosas, eso sí, se sintió estafado,
defraudado de las acciones de Vélez y no se lo perdonó.
Otra prueba de los
deseos de Rosas, constantes, por la paz y la unión, es el respeto y
consideración con que trató después de su victoria, a los Señores General
Carlos María de Alvear y Doctor Salvador María del Carril.
El primero fue
enviado a solicitud suplicatoria suya como Ministro Plenipotenciario de la.
Confederación en EE.UU, donde estuvo muchos años cumpliendo funciones
(podríamos decir que era un poco desterrado y un poco funcionario).
Del Carril, nada
solicitó pero fue considerado y respetado en su persona.
En ambos casos se
demuestra que el mote de ‘tirano’ era
una declamación sin fundamento, más teniendo en cuenta que, por ejemplo,
Salvador María del Carril, junto al cura Agüero y Juan Cruz Varela habían sido
los mentores ideológicos del asesinato de Dorrego a manos de Lavalle y
Acha
*
José María
Ramos Mejía
(ver José M. Ramos Mejía, "Las Neurosis en los Hombres Célebres en la
Historia Argentina" (Introducción Vicente Fidel López. Prólogo José
Ingenieros). Buenos Aires 1932, pág. 1951).
José M. Ramos Mejía dice sin poder de
dejar de reconocerlo, finalmente y a regañadientes, que en el gobierno de Rosas
se produce "ese brusco cambio de
nivel que experimentaron las clases bajas, elevadas rápidamente por el sistema
de Rosas", por supuesto sin intención de adherir a esas mejoras.
También reconoce en su trabajo ‘Rosas y su Tiempo’ (citado por José Luis Muñoz Azpiri (h) en ‘Se levanta a la faz de la tierra’- Ediciones
Fabro-2016), que en los años de su
gobierno [el de Rosas] la Provincia de Buenos Aires conoció la verdadera prosperidad, pues había trabajo para todos,
no existía la miseria y el pueblo era feliz.
Este intransigente enemigo de Rosas,
al cual detestaba profundamente, en una carta privada a un amigo tuvo que
reconocer, para su sorpresa, sobre el
supuesto diabólico asesino de Cuitiño que
“un amigo de cuya sinceridad no
puedo dudar me ha referido que Cuitiño era un hombre ejemplar" .
También que "Su moralidad y buenas
costumbres, como empleado y como hombre, le granjearon el aprecio de sus
superiores".
Recordemos que Cuitiño fue
salvajemente ahorcado por los ‘Civilizados’
(sic) apenas caído Rosas.
*
Vicente Fidel López
(“Historia
de la República Argentina, su origen, su revolución y su desarrollo
político hasta 1852", 10 tomos (1883-1893) Definió al caudillo
como:
”Hombre
Joven, de genio popular, de voluntad de hierro, eximio en los violentos
ejercicios de aquel paisanaje inculto. Hombre ignorado hasta entonces, era este
campesino un estanciero sin rival en el duro trabajo de domesticar ganados y
caballos salvajes. Primer plantador de árboles y primer cultivador de cereales
en la vasta campaña, sin interés ni mira que por lujo de adelanto. Conocedor
como nadie de la estadística y topografía de sus pagos, y noble familia, se
fingía modesto y recatado en las escasas visitas que hacía a la Capital”.
“Y
Rosas fue de los primeros, que adquiriendo los mejores terrenos, emprendió la
cría sedentaria de los ganados sujetos a gobierno industrial, que de 1815 a
1820 hizo admirables y estupendos progresos entre nosotros”.
“Sus
estancias bien plantadas con árboles, subdivididas en chacras, sujetas a una
administración inteligente y a una disciplina rigurosa; sus grandes ensayos de
sementeras, su prolijo conocimiento de los lugares, su asombrosa actividad, su
extenso crédito entre los campesinos, su acertada y firme economía, y sobre
todo la generosidad con que se prestaba a fundar para sus amigos
establecimientos rurales análogos a los suyos, a cuidarlos y organizarlos hasta
que los ganados se aquerenciasen y quedase corriente su administración, lo
habían hecho el personaje más útil y estimado, no sólo entre los modestos
trabajadores de la campaña, sino entre los ricos vecinos de la ciudad que
contraían su capital a esas tareas”.
“El
conocimiento consumado que con estos trabajos había adquirido de la topografía
y de la estadística de la provincia, en tiempos en que nadie había hecho
exploraciones, en que nadie había escrito o propagado libros especiales y
prolijos sobre las condiciones climáticas y productivas de nuestro país, y en
que todo él era un misterio envuelto en la impenetrable soledad de desiertos
remotos campos, le daban, por decirlo así, la llave de todos sus secretos, y
podía determinar los elementos de vida y de riqueza que contenían las diversas partes del
territorio”.
Si, muy cierto todo lo dicho y en un
lenguaje muy expresivo y lleno de color…pero…curiosos panegíricos de quien,
aprovechando su fuerte carácter, fue quien, convenciéndolo, llevó a su padre,
–Vicente López y Planes- a solicitar la ‘pena
de muerte’ para Rosas en su pretendido juicio que más se pareció a una
ejecución pública.
Vicente Fidel López hijo de quien,
hasta el mismo día de la caída del gobierno legal de Rosas, criticaba a Urquiza
por traidor y tras la caída del Restaurador, por consejo de su hijo o por miedo se ‘amigó’ (sic) con Urquiza que
lo nombró provisionalmente como Gobernador de Buenos Aires.
Además, es extraño que Vicente Fidel
López reúna una cantidad de méritos de don Juan Manuel y de improviso, y
seguramente por una especulación política, impulsa al medroso de su padre a
traicionar todo lo construido por la Confederación Argentina durante años.
Tales bajezas de los López no se subsanan con las palabras bienaventuradas
sobre Rosas. ‘Facta non Verba’.
Así como el caso de
Vicente López y Planes también un caso notable es el de Felipe de Elortondo, que fue director de
la Biblioteca Pública durante todo el gobierno del Restaurador, y apenas caído
Rosas, rindió homenaje a Urquiza para conservar su puesto. Quizá se
trate de uno de los traidores que más impudorosamente ha quedado expuesto en
nuestra historia, junto a Rufino de Elizalde y Pastor Obligado, como veremos más
adelante.
Estos federales ‘rosistas’ dadas
las circunstancias violentas imperantes luego de Caseros, -cabe recordar que
hubo muchos asesinatos, ahorcamientos y fusilamientos-, se volvieron porteñistas.
Éste era un grupo que aglutinaba a los Unitarios y los antiguos federales de la Provincia de
Buenos Aires, contra los federales del interior.
En sus filas
encontramos personajes que habían sido furiosamente ‘rosistas’ como
Lorenzo Torres, Lahitte, los Anchorena, Pastor Obligado, Rufino de Elizalde, Agrelo,
, etc. Estos últimos luego de la caída de Rosas,
fueron los promotores
principales de que lo declararan ‘reo de
lesa patria’ (Ley 139/57) y que le confiscaran sus bienes personales,
autorizándose a que se vendieran en forma directa sus bienes (Ley 196/57) .
Pastor Obligado, fervoroso y antiguo
partidario de Rosas, como un cobarde y traidor, luego de Caseros, fue nombrado
en 1853 Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, súbitamente se volvió
liberal, y no solo eso: procesó y mandó a fusilar a decenas de amigos y
antiguos federales ‘rosistas’,-camaradas suyos
hasta ayer- entre ellos al Gral. Jerónimo Costa el 2 de febrero de 1856 por
haber mantenido la dignidad de seguir defendiendo la soberanía nacional como
oficial del Gral. Hilario Lagos.
Francisco Michelena y Rojas
(Ver Francisco Michelena Y Rojas en "Exploración Oficial por la primera vez desde
el Norte de la América del Sur siempre por los ríos, entrando por las bocas del
Orinoco, de los valles de este mismo y del Meta, Casiquiare, Río-negro ó
Guaynia y Amazonas, hasta Nauta en el Alto Marañón o Amazonas arriba de las
bocas del Ucapali, Bajada del Amazonas hasta el Atlántico.-. Viaje a Río de
Janeiro. En los años, de 1855 hasta 1859". -Bruselas 1867-,pág. 641)
Dijo de Rosas: “llevaba en miras la elevación y buen nombre de la raza castellana, y
la extensión del sistema republicano en el Nuevo Mundo, a diferencia de Urquiza
que lo degradó hasta el envilecimiento, preparándolo para el yugo por la raza
lusitana con sus instituciones monárquicas".
El autor de dilatada actuación en
aquellos años, al trazar un paralelo entre nuestro Restaurador y su vencedor en
Caseros afirma que éste, "contrario
a Rosas, que llevaba en miras la elección noble de la raza castellana, y la
extensión del sistema republicano en el Nuevo Mundo, lo degradó hasta el
envilecimiento, preparándolo para el yugo por la raza lusitana con sus
instituciones monárquicas" . Claramente el historiador venezolano –en
sugestivo título de su libro- trata un
paralelo de Rosas con Urquiza, teniendo muy en claro quién era uno y otro y a
quienes representaban.
*
Guillermo
Rawson:
(Declaración de Rawson el 8 de Julio de 1875
en el Senado de la Nación- ver E.F. Sanchez Zinny, ‘Manuelita Rosas y Ezcurra. Verdad y Leyenda de su vida’-Buenos
Aires, 1942-pag.107)
"
y aunque no había constitución escrita,
había una serie de de leyes orgánicas
que constituida u gobierno, tal más perfecto qe el de muchas republicas
sudamericanas a pesar de que la mayor prte de ellas tenían constituciones
escritas, fue un gobierno representativo […]
que estaba consagrado y que los poderes públicos creados por leyes orgánicas
eran eficaces a los fines del gobierno. Yo he conocido algunos y por cierto que
eran hombres eminentes por su talento, por su ciencia y patriotismo, como lo
han demostrado".
Viniendo de un hombre alejado de todo
lo que huela a Federalismo y ‘rosismo’,
sus palabras - y en la época que fueron dichas- tienen un peso específico mayor
que lo habitual y desmiente, una vez más, la supuesta tiranía de Rosas que solo
servía a los fines propagandísticos del Unitarismo, en más de un caso,
conscientes de ello quienes así hablaban, como le dijo Sarmiento a Ramos Mejía.
*
Leopoldo Lugones:
(Leopoldo Lugones refiriéndose a
Rosas en el artículo “El Sable”.
Publicado en el periódico “El Tiempo” el 4 de Marzo de 1897 y una segunda parte
el 16 de octubre de 1897)
“[…] Este hombre tan grande y tan fuerte vivió constantemente recibiendo
rayos. Cuestión de altura. Solo que como las cosas del mundo físico suelen
tocar su acción en el mundo moral, las calumnias, las diatribas y los
apóstrofes de los pequeños contra los grandes hieren de abajo a arriba. Es casi
asunto de iniciados llegar a convencerse en este país de la inmensa altura
genial de Rosas.
“Son
veinte años de historia tachados cobardemente. Irrefutable prueba de pequeñez
moral. Las tres cuartas partes de los ciudadanos argentinos ignoran todo lo que
es realmente histórico de la dictadura del general Rosas.
“La
gente unitaria ha seguido teniéndole miedo al hombre hasta después de muerto, y
se ha dado el elocuente caso de un cadáver dando miedo a la historia oficial de
un pueblo. Porque ésta es la verdad: no han sido los historiadores que se han
callado, sino el cadáver que les ha impuesto silencio.
“De
algún modo tenía la calumnia que mostrar bajo su falsa piel leonina el hocico
de chacal. Sólo se sabe que en aquella época se cortaban cabezas. Y bien,
¿qué?. Se cortaba porque era una guerra de cabeza contra cabeza.
“Y
si yo hubiera de optar imparcialmente entre aquella época de lucha ferozmente
bravía y estos tiempos de cobardías y de subasta en todo, me quedaría con la
primera. Temple moral debía tener el pueblo que mandaba el general Rosas cuando
fue capaz de producir Caseros.
“En
cambio el pueblo de hoy cree que para echar abajo las repugnantes medianías que
lo están robando, no le queda mejor recurso que el soborno del Ejército.
Siempre la subasta; Y luego, ¡qué extraña y formidable carrera la de aquel
hombre! De repente aparece en la escena con los dos rayos azules de sus ojos. A
su alrededor hay guerreros valerosos, tribunos eximios, ciudadanos meritorios.
Todo se pliega ante él o viene abajo. Es cosa de un instante.
“Repentinamente
se ve que ya no queda más que él. Suprema injuria para los mediocres. Dentro
del concepto del gobierno, y con las ~lemas leyes científicas de la
concurrencia vital, el único gobernante lógico es el tirano. La idea de ‘mando’
es absolutamente autocrática. El que manda es siempre uno.
“El
crimen del general Rosas consiste en haber sido lógico ocupando solo todo el
horizonte porque era el más grande de todos los hombres de su tiempo. Hay que
confesar que la personalidad de Rosas no cabía en la vulgar y mediana blusa
democrática a pesar de tener ésta diez mil mangas.
“Y
él la hizo estallar magníficamente. Bajo la enorme presión de su pecho
dominador saltaron los míseros broches del convencionalismo legal. Entonces le
advirtió la tempestad, le juzgó digno de su esfuerzo, le vio grande entre las
microscópicas envidias que hormigueaban bajo su talón imperioso, y echó él
vientos, nubes, rayos.
“Europa
volvió a anudar los cabos rotos de sus recolonizaciones fracasadas, y fue el
moverse las escuadras sobre los mares, y el agruparse los traidores sobre la
tierra. Brevemente: Rosas alzó entonces su cabeza principalmente hermosa y
soberbia, hizo pelear a su pueblo, y batiéndose -ambidextro formidable- con un
brazo contra la traición que ponía en venta la propia tierra por envidia de él,
y con el otro contra la invasión que venía a saquear en tierra extraña, echó a
la tempestad riendas de hierro que manejó con sus puños el gran jinete de
pueblos y de potros.
“Y
por segunda vez se salvó la independencia de la América. Entonces el sable,
aquel viejo sable se estremeció en su vaina como en los buenos días de las
batallas por la libertad del continente lejano.
“El
león sintió que sus canas eran todavía pelos viriles, comprendió toda la
grandeza del esfuerzo del dictador, y dijo que en mejor mano no podía caer la
prenda heroica.
“Y
redactó su testamento partiendo la herencia en dos, dejó su corazón a Buenos
Aires y su sable a Juan Manuel de Rosas. Y no tenía más que dejar. Hay motivos
para creer que no amaba más el corazón que el sable.
“Este
rasgo de San Martín, es entre los muy pocos geniales que tuvo, el más genial.
No cualquiera podía comprender a Rosas. Verdad es que San Martín no debió ver
en él sino el Salvador de la Independencia de América. Pero ¿se necesita más?.
“Y
bien: he aquí que traen como una reliquia bajo el saludo de las banderas, la
herencia que San Martín dejó a Rosas. Jamás soñara el dictador mejor desagravio
en su propia tierra.
“Porque
es imposible separar aquí los recuerdos. Por Rosas vuelven a tener los
argentinos el sable del Libertador. Y no se puede hablar de la herencia heroica
sin recordar al gran heredero, al hombre extraordinario que a pesar de todo no
han conseguido manchar por completo las calumnias mezquinas y los silencios
cobardes de los que nunca pudieron perdonarle el imperdonable crimen de haber
sido más grande que ellos.
“Y
yo que escribo esto ahora, asumiendo honradamente mis fueros de posteridad,
debo una declaración que conceptúo importante: dos de mis abuelos pelearon en
las filas unitarias. […]
“He
recordado ante ese sable que llega, la independencia americana, necesaria a la
economía del globo como un pulmón aunque, esté manchado por la infamia
republicana y la estupidez democrática; he vengado a la historia de la
conjuración de mil triunfantes envidias pequeñas pero numerosas como viruelas;
y he resuelto recordar a los militares (no me atrevo a decir guerreros) de esta
nación crucificada en el caballete de una pizarra de bolsa, que entre los
afeminados ciudadanos de Ítaca no se encontró uno capaz de manejar el arco
legendario del guerrero ausente.
“Por
fortuna, el Sable va a ser puesto en el Museo. Es lo mejor, desde que ya no
existen ni el libertador don José de San Martín ni el tirano don Juan Manuel de
Rosas”.
Muy cierto, en su lucha contra quienes querían el desmembramiento de su
nación los triunfos de Rosas representan la segunda independencia de la patria,
como dijo también San Martín.
*
Agustín
de Vedia
(“Historia
financiera de la Republica argentina 1820-1854” -Vol. 1--1890 Editado
digitalmente por F. Lajouane- 22 de enero de 2009
)
“El mecanismo de la contabilidad, la
publicidad y regularidad con que Rosas procedía en el manejo de los caudales
públicos, llama realmente la atención”. “Creemos que, a pesar de todo, había un
fondo de honradez personal en esa administración, y que ése es, precisamente,
el secreto de su prestigio y de su larga duración.”
El especialista en temas económicos el
periodista Oriental Agustín de Vedia, adversario de Rosas y su gobierno
reconoció la pulcritud y perfección casi obsesiva de Rosas en la administración
de dineros públicos los cuales daba a publicidad hasta en los más nimios y
aparentes absurdos detalles..
*
Ernesto Quesada
“La
Época de Rosas” (1898) y ‘Los
Unitarios y la Traición a la Patria’ (1926) (Ed. Pampa y Cielo-1965
"Rosas residía
todo el año escribe en su chacra, que tenía una treintena de cuadras y en la
que cuidaba animales, viviendo del producto de la modesta explotación granjera;
su casa se componía de unos ranchos criollos grandes, con su alero típico; y el
aspecto de todo era el de una pequeña estancia argentina.": “Era
entonces aquel octogenario un hombre todavía hermoso y de aspecto imponente;
cultísimo en sus maneras; el ambiente modesto de la casa en nada amenguaba su
aire de gran señor, heredado de sus mayores. La conversación fue animada e
interesantísima”
“Rosas,
por otra parte, reorganizó con draconiana severidad la administración pública e
implantó en la gestión de las finanzas una honradez intachable: periódica e
indefectiblemente se publicaban los balances de tesorería; los empleados
públicos trabajaban con tesón y eran pagados con regularidad. En el orden civil
la seguridad material era completa, pues reprimió sin piedad el bandolerismo.
Sus esfuerzos tendieron a fomentar las industrias nacionales y la prosperidad
del país; si en ese sentido no fueron muy brillantes sus éxitos, se debe al
continuo guerrear de la época.
“Ciertamente, "el fin no justifica
los medios"; pero es el hecho que, con su federalismo ‘ad usurn delphini’
y servido por su implacable unitarismo de acción, Rosas cimentó la unión nacional.
Y en ella fue consecuente con el credo
federal; pues quedó establecido que las autonomías provinciales debían ser
respetadas y que eran compatibles con la nación”
“Pero,
en medio de aquella crisis estupenda, brilla con inusitado resplandor la
política internacional de la cancillería argentina, servida por diplomáticos de
primer orden, dirigida con tino y aciertos singulares, y que tuvo un rumbo
claro y definido, sosteniendo el rango de la república y defendiendo principios
fundamentales para todo el continente americano, al resistir las intervenciones
abusivas de potencias europeas, empeñadas en considerar a estos países como
factorías del Levante o del Extremo Oriente".
“La
diplomacia de Rosas es un capítulo brillante de la historia patria: obligó a naciones
tan poderosas como Francia e Inglaterra, a que consideraran nuestra soberanía
con el respeto debido a los países más serios y acreditados; cubrió de gloria a
las armas argentinas en el combate homérico de Obligado, que es una de las
páginas más heroicas de nuestra historia, digna de figurar sin menoscabo al
lado de las mejores jornadas de la independencia".
“Y todo
ello, tanto la acción exterior como la interior, se desenvolvió en medio de la
penuria financiera más absoluta, casi sin rentas, sin organización económica,
careciendo de recursos y afrontando Rosas aquellas dificultades terribles tan
sólo con la confianza en la causa defendida, con el carácter inquebrantable
desplegado en el gobierno y la intachable honradez en la gestión administrativa,
lo que le permitió realizar su magna obra con el apoyo del pueblo, que
aceptó carta de emisiones sucesivas y
abundantes de moneda fiduciaria, haciendo honor al crédito del gobierno, cuyos
fondos públicos llevó a la par ... "
“Durante
ese tiempo, con una constancia verdaderamente admirable, los enemigos políticos
de Rosas no cesaron de suscitarle dificultades casi insalvables dentro y fuera
del país, de presentarle ante la opinión extranjera y humanas, como como un monstruo fuera de las
leyes divinas y humanas, como uno de esos clásicos ‘outlaws’, a cabeza se pone
precio. La República Argentina debe a la época de Rosas la solución fundamental
de los problemas más graves de una nación".
“Aquel
gobernante, cuando los sucesos le convencieron de que su obra había terminado,
que todo estaba listo para la reconstrucción del edificio social, no vaciló un
momento: dejó tranquilamente desarrollarse los acontecimientos, preparó su
retirada del país, y, en el momento del choque supremo, prefirió el simulacro
de la resistencia haciendo que su ejército aguerrido y veterano se desbandara
sin combatir, alejando a los jefes que habrían asegurado una victoria rnomentánea, y saliendo para Inglaterra, sin odios, y sin
más bagaje, que los papeles duplicados del archivo, que deseaba sirvieran para
justificar su nombre ante la posteridad; su altivez llegó hasta no querer llevar consigo dinero suficiente,
pues le quedaba su fortuna particular, adquirida por su personalísimo trabajo antes de subir al gobierno ... pero la natural
reacción del violento esfuerzo ejercido por Rosas durante su larga dominación,
fue demasiado poderosa y degeneró en la exageración: al gobernante caído se lo
dejó en la miseria, arrebatándole sus bienes personales, que los tribunales han
tenido que devolver después; del gobierno vencido se proscribió todo, hasta las
practicas más sanas, como era aquella fiscalización diaria de las finanzas
públicas y la exagerada escrupulosidad en el manejo de los caudales fiscales".
“Más
aún: la enseñanza fructífera que, en cuanto al federalismo, había dejado
aquella época, tampoco fue utilizada por completo, y hemos consentido después
en adorar más la forma que en observar el fondo de nuestra Constitución, tanto
que hoy mismo parece creerse que el régimen federal debe buscarse más en los
textos que en los hechos. De ahí que estén aun en pie muchos problemas, cuya
solución se había iniciado hace cerca de un siglo”.
“Su
dictadura, su tiranía, sus guerras incesantes y sus conflictos exteriores, le
fueron impuestos por los acontecimientos, contrariando sus tendencias íntimas y
sus aspiraciones. Habría deseado gobernar con tranquilidad: los excesos
repugnaban a su temperamento y no convenían a sus intereses; hizo de su parte
todo lo que pudo por evitar que la corriente lo arrastrara; pero sus
adversarios, intransigentes e implacables desde el primer momento, no le dieron
un momento de reposo y le suscitaron cuanta dificultad interior o exterior les
fue dable imaginar".
“Rosas
demostró repetidas veces sus deseos de normalizar la situación, pero sus
adversarios no admitieron nunca más que ‘todo o nada’: los primeros años del
gobierno ‘rosista’ prometían una era de tranquilidad, pero los vigilantes
contrarios se encargaron de hacer ésta imposible”.
“Rosas
se rebelaba contra el papel forzado que la implacabilidad de los Unitarios lo
obligaba a desempeñar: no podía organizar nada con seguridad; sus planes se
veían cruzados constantemente por las intrigas y las conspiraciones de sus
adversarios; y de ahí que, con el andar del tiempo, Rosas cobrara a semejante
partido un odio perfectamente explicable, y que comprendiera que la lucha era a
muerte, y que unos u otros debían desaparecer de la escena".
“De ese
punto de vista debe reconocerse que Rosas no fue lo que resultó, ni por su idiosincrasia,
ni por su temperamento, ni por pretendida neurosis; lo fue por causa exclusiva
del partido unitario, que lo iba empujando sin
pie-dad y sin descanso por la pendiente de la dictadura, primero; de la
tiranía, después; del paroxismo; de la exacerbación, por último"..
“Los
únicos y verdaderos fautores de la tiranía, los culpables de que llegara a los
excesos a que llegó fueron "los próceres" del unitarismo, los
fariseos de 1828, los "sepulcros blanqueados" que aconsejaban a
Lavalle el asesinato político y la farsa sangrienta de un consejo de guerra a
‘posteriori’ para "salvar las
apariencias". Esos maquiavélicos criollos orientaron y dirigieron la
política de la oposición dentro y fuera del país: la conspiración fue erigida
en sistema permanente a y proclamada la máxima de que ‘el fin justifica los
medios".
"Rosas
trató, al principio, de escapar a ese sino terrible, mas no encontró medio de
evitarlo: no pudo ser lo que habría querido, y durante su largo y omnímodo
gobierno fue, en realidad, una víctima del cónclave Unitario, obligado a hacer
lo que éste quería: a guerrear en el interior, a cuestionar con el exterior, a
entregarse al frenesí imponente del terrorismo, que no pudo librarle de aquella
influencia siniestra. Nada querían dejarle hacer aquellos adversarios
desesperantes: no le otorgaban minutos de reposo. La historia de Rosas se
convierte en la historia de la exacerbación del partido Unitario, que fue el
que todo provocó durante aquella época: Rosas no tuvo más remedio que someterse
a lo que los Unitarios querían, y dejarse llevar al terreno que éstos
elegían".
"El
sueño dorado de Rosas: la reconstrucción del Virreinato, una ‘patria grande’,
unida y fuerte, bajo la égida de un poder militar respetable y servida por una
diplomacia seria, no pudo realizarse nunca, porque los Unitarios no le
permitieron ocuparse de él o desbarataron sus planes en todo momento".
“Síganse
los acontecimientos de la época: Rosas no tuvo jamás la iniciativa de un solo
exceso, de una sola guerra, ni de un solo conflicto; en todos, sin excepción,
es el partido Unitario quien los inicia, los desarrolla y a ellos coopera en la
medida de sus fuerzas".
"En
realidad, no le fue dable a Rosas mostrar de lo que era capaz: su largo
gobierno se vio absorbido, cuasi esterilizado por la lucha permanente con el
partido Unitario. Y éste ha llevado su implacabilidad hasta querer que su
leyenda se substituya a la historia; y sólo ha consentido en pretender hacer de
Rosas un monstruo sin parangón en los anales de la humanidad, para realzarse a
su vez; para inflar su figuración, por haber luchado y vencido a adversario
semejante”.
Ernesto Quesada, sobreponiéndose a la educación y mensaje sobre Rosas que
su familia y aquella sociedad le habían transmitido, luego de sus viajes al
extranjero y conociendo la historia del emperador Federico y de Washington, varió su concepto sobre la
postura y forma de actuar de Rosas.
Del Rosas octogenario tenemos una
larga descripción, escrita por el autor en su libro “La Época de Rosas” de 1898, quien, junto con su padre Vicente G.
Quesada, furibundo y ferviente ‘antirrosista’,
habían visitado a Rosas en Febrero de 1873. Tenía Ernesto apenas catorce años
de edad y conservó los recuerdos de la entrevista en un apunte juvenil que dio
a conocer medio siglo después de conocer a Rosas, por el año 1923 inserta la
misma en una nueva edición (“La época de
Rosas: su verdadero carácter histórico”) de su libro original del año
1898.
Ve con justeza la importancia del
gobierno de Rosas en cimentar la unión nacional. Sin Rosas nuestro territorio
hubiera quedado más disgregado de lo que ya fue, por culpa, por responsabilidad
directa de las agresiones internas del Unitarismo, la defección traidora de Urquiza, Garzón, etc.
y de las acciones militares consuetudinarias brasileñas, inglesas y francesas,
todos sostenidos por la Banca internacional (ver acerca de ello:
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2022/04/juan-manuel-de-rosas-el-padre-de-la.html)
Profundo análisis del carácter de
Rosas y las vicisitudes que debió afrontar durante su mandado; solo discrepamos
respetuosamente con el brillante historiador en dos temas:
Primero, Quesada dice que “Aquel gobernante, cuando los sucesos le
convencieron de que su obra había terminado, que todo estaba listo para la
reconstrucción del edificio social, no vaciló un momento: dejó tranquilamente
desarrollarse los acontecimientos, preparó su retirada del país, y, en el
momento del choque supremo, prefirió el simulacro de la resistencia haciendo
que su ejército aguerrido y veterano se desbandara sin combatir, alejando a los
jefes que habrían asegurado una victoria momentánea”.
Entendemos que no fue así: no es que
Rosas entendió que su obra estaba terminada; lo que Rosas vio, cansado, que más
no podía hacer puesto que habían defeccionado muchos de sus oficiales, como
Pacheco y otros. Mansilla herido, no pudo actuar, etc..
Tampoco hizo un simulacro de lucha en
Caseros; resistió cuanto pudo con un ejército novel de poca preparación puesto
que todas su tropas y armamentos estaban en manos, justamente, de su –hasta
ayer- principal espada que era Justo José de Urquiza que condensaba en sí, todo
tipo de armamento que el mismo Rosas le había enviado hacía poco para la lucha
que mantenía Urquiza en el Litoral contra las tropas extranjeras brasileñas y
Unitarias, el cual venció –traicioneramente y por la retaguardia- al otro ejército
Confederado al mando de Oribe en la Banda Oriental. Podemos decir que ‘venció’
a Oribe o éste llegó a un acuerdo con su hasta hace unos días, camarada en las
luchas. Sobre esto hay versiones dispares.
Tal vez podemos considerar que Rosas
se confió en que finalmente Urquiza no iba a desertar de la lucha en defensa de
su país. Se equivocó y le costó su gobierno y a nosotros, hasta el día de hoy,
nuestra soberanía política, económica y territorial.
Solo le quedaba a Rosas, en Buenos
Aires, una milicia (y artillería capacitada) pero soldados sin demasiada edad
ni experiencia en el combate. Debemos tener presente, también, que los dos
principales oficiales al lado de Rosas eran, curiosamente, de tendencia
Unitaria pero patriotas al fin: El Coronel Martiniano Chilavert y el Coronel Pedro
Díaz,
Por lo que el ejército que le quedaba
a Rosas podía ser aguerrido pero no veterano, como dice Quesada. Combatieron
como pudieron –no tranquilamente como sugiere Quesada- pero fueron arrollados
por el enorme y –si- veterano ejercito de Urquiza y de Garzón, de los ‘colorados’ Orientales al mando de
Venancio Flores y por el del Imperio brasileño, en triste coyunda.
El segundo tema que también entendemos
yerra Quesada es cuando dice “al
gobernante caído se lo dejó en la miseria, arrebatándole sus bienes personales,
que los tribunales han tenido que devolver después”.
Esto, lamentablemente, es incorrecto:
lo que se le devolvieron muchísimos años después y de pasar muchas penurias
económicas, fue a Manuelita Rosas los bienes maternos originarios de su madre
Encarnación Ezcurra; -y no todos;- luego de un largo juicio en el que –no
pudiendo evitarlo los liberales golpistas en el gobierno- no tuvieron más
remedio que proceder a su devolución a la distinguida dama, pero nunca se
devolvió un peso de lo confiscado a Rosas por su trabajo privado honesto a lo
largo de su vida..
Pero sin considerar estas dos últimas
excepciones, la descripción de Ernesto Quesada (no solo no era ‘rosista’ pues la sociedad de la que él
formaba parte era profundamente ‘antirrosista’ y quien sostuviera lo contario
era dogmáticamente anatemizado) era exacta.
Y tuvo que sobreponerse a una sociedad
intelectualmente con el cerebro ‘lavado’ después de tantos años de machacar
sobre supuestos horrores cometidos por Rosas –competían a ver quién decía
mayores dislates-.
Pero con sobriedad y honestidad
intelectual Quesada pudo desmoronar, desmontar uno a uno ese castillo de
mentiras ganándose el desprecio –en silencio, como suelen hacer los Unitarios-
de Mitre y los señorones cipayos que comandaban nuestra revolucionada nación
empobrecida en el interior por quedarse los Unitarios porteños con las rentas
aduaneras para su provecho y de los bancos que succionaban nuestra riqueza.
*
José Antonio Terry
(“Contribución
a la Historia Financiera”. En el centenario de mayo de 1910. Artículo en el
Diario La Nación y trascripto en su libro “Finanzas” 2da. Edición, Pág. 442.
Terry fue Ministro de L. Sáenz Peña, Roca y Quintana).
“Si hemos de reconocer la verdad
histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y
seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga
administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron
muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes.
Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda colocó a la plaza en
condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la
guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la
honradez administrativa del Gobernador”.
El economista durante
años de los gobiernos de Luis Sáenz Peña, Roca y Quintana, tuvo que reconocer
–final y públicamente- la honestidad administrativa absoluta de Rosas, lo que
no tuvo como consecuencia práctica necesaria la devolución de sus bienes bien
habidos a lo largo de su vida.
O sea, ‘reconocemos la honestidad de Rosas pero
hasta ahí…’. Tampoco en ese momento se le levantó la condena como ‘Reo De Lesa Patria’. Por lo que lo
dicho por Terry tuvo casi nula consecuencia legal y Rosas, a pesar de lo
demostrado por el ministro de 3 presidentes, siguió siendo considerado por el
liberalismo gobernante como un tirano y ladrón. La historia falsificada no iba
a resultar modificada. Era tema cerrado e inimpugnable.
*
Alfredo
Palacios
(Dijo en 1914)
“Cuando estudiemos el pasado, no juzguemos a
los hombres desvinculados de la época… Y veremos también cómo Rosas maldecido
como tirano, realizó consciente o inconscientemente una obra de unificación que
permitió la organización nacional”.
El socialista Palacios reconoció la
acción gubernativa de Rosas que permitió mantener la unificación territorial de
nuestra patria, aunque entendemos que ello fue consciente de su acción; no,
como escribe Palacios que pudiera haber sido una acción tanto consciente o inconsciente, sembrando la
duda al respecto..
*
Ricardo
Rojas
Tucumano. Escritor. Historiador.
(Obras completas-Editorial
Losada-1948) Dijo en 1914:
“ […]
en aquel sistema, sin duda
bárbaro, de Rosas, había algunos gérmenes de civilización. ¿De cuál civilización?.
De la civilización argentina, no de la francesa, no de la británica, que
pretendieron imponerse por el bloqueo o
la guerrilla de mercenarios legiones cosmopolitas, ni tampoco de la otra, que
los utopistas unitarios habían soñado crear por medio de constituciones
imaginarias”.
“Había más afinidades entre Rosas y su pampa o
entre Facundo y su montaña, que entre el señor Rivadavia o el señor García y el
país que querían gobernar. La Barbarie, siendo gaucha, y puesto que iba a
caballo, era más argentina, era más nuestra”.
El autor encontró notables contrastes
entre Rosas y los Unitarios que lo combatieron y que las afinidades de Rosas o
de los Federales con el hábitat eran fácilmente demostrables.
Si hay afinidad entre un gobernante y
su pueblo no puede haber ‘tiranía’; sería una contradicción.
*
Alberto
Palcos
(Encuesta del diario Crítica -4 de Enero de 1928-Extraído de ‘Las representaciones de Rosas en la prensa
durante la primera mitad del siglo XX 1927–1954’ de Leandro Nicolás Pankonin para el Instituto de
Desarrollo Humano - Universidad Nacional de General
Sarmiento, Argentina-CONICET, Argentina)
“Las generaciones que siguieron a la de
Caseros se sintieron contagiadas por esos juicios encendidos que perduraban en
la atmosfera de los hogares y se respiraban en todas partes […] Ningún personaje de la historia nacional fue
más reciamente combatido que Rosas”,.
Lo que hemos dicho sobre Manuel
Herrera y Obes, José Antonio Terry, etc es
aplicable aquí. La educación liberal después de Caseros taladró el razonamiento
de nuestras clases dirigentes durante décadas que hacían caso omiso a las
pruebas en contra que demostraban la falsedad de sus pomposas declamaciones,
masonería y negociados británicos de por medio que tan bien describió Raúl
Scalabrini Ortiz.
*
Ángel
Battistessa
(Encuesta del diario Crítica -10 de Enero de 1928-Extraído de ‘Las representaciones de Rosas en la prensa
durante la primera mitad del siglo XX 1927–1954’ de Leandro Nicolás Pankonin para el Instituto de
Desarrollo Humano - Universidad Nacional de General
Sarmiento, Argentina-CONICET, Argentina)
“De Rosas y su época, en la mente del pueblo,
de suyo imaginera, no queda más que una impresión fragmentaria, truculenta y
teatral, una impresión en rojo mayor. [Todo esto] deja en los chicos la
sensación de que aquélla fue una época sangrienta, que retardó de un modo
lamentable la organización definitiva del país. Casi sin excepción, esos mismos
chicos completan luego su conocimiento de la época ‘rosista’ en las páginas tan
difundidas y caseras, tan románticas y tendenciosas de “Amalia”
En esa misma encuesta, Ángel Battistessa subrayó dos
circunstancias esenciales que en su opinión impedían, en ese momento, una
apreciación más ponderada y justiciera de la época de Rosas: por un lado “la tradición escolar” y por otro “la actitud de los propios historiadores”.
Con respecto a la enseñanza en la escuela, aseguró:
“[de] Rosas y su época, en la mente del
pueblo, de suyo imaginera, no queda más que una impresión fragmentaria,
truculenta y teatral, una impresión en rojo mayor”. Todo esto rigurosamente
sucedió así.
Por empezar, la falsía de que Rosas impidió la
Organización Nacional. Nuestra nación,
nuestra Confederación Argentina YA estaba organizada con varios pactos interprovinciales;
en especial, el Pacto Federal del 4 de Enero de 1831. Algo omitido por los
gobiernos posteriores a Caseros que lo escondían a los alumnos de los colegios.
*
Carlos Sánchez Viamonte
Porteño. Abogado,
Docente. Político socialista. Escritor.
(Prólogo al libro de
Alfredo González García ‘La Leyenda de
Rosas’-Año 1930)
“Rosas quebró y anuló la actitud reservada y despectiva de Buenos Aires
hacia el resto del país, que tantas suspicacias y enconos había provocado. De
todos los porteños, Rosas fue el menos porteñistas. Su hondo sentido de la vida rural le aproximaba a los
caudillos de las provincias y le permitía entenderse con ellos de igual a igual
hablando su mismo lenguaje y concertando su acción. Si es federal como
tendencia política, es unitario desde el punto de vista estrictamente
nacional" […]
” “Fernández García tiene razón. Rosas no es un
monstruo. Colocado en su sitio y visto de tamaño natural, es el hombre que el
país necesitaba y vino a cumplir la profecía de San Martín. Restauró las leyes
y estableció el orden (sus leyes y su orden, por supuesto. Un Sancho que se vio
obligado a no doblar la vara de su justicia por el peso de la misericordia,
pero que tampoco lo dobló por el peso de la dádiva extranjera”-)”.
Sánchez Viamonte claramente
no era Federal; en realidad su postura política se asemejaba y mucho en el
ideario liberal-socialista, sin embargo tuvo estas palabras sobre Rosas que
adquieren mayor valor por venir de un ‘antirrosista’.
Es más, permítaseme
un dato autorreferencial: mi bisabuelo Rodolfo Molina Salas también era un conspicuo ‘antirrosista’, según me ha transmitido
mi madre y otros familiares.
La razón es
claramente comprensible: su tío segundo, Avelino Viamonte, hijo del Gral. Juan José
Viamonte, fue muerto supuestamente por la Mazorca por orden de Rosas por
conspirar en su contra y colaborar en su derrocamiento.
Debemos tener
presente que cuando se elige Gobernador permanente en la Provincia –según ley
de 1823-, luego del acuerdo entre Rosas y Lavalle Después
del experimento Unitario por éste último, fue gobernador interino en 1829 y luego en 1833
Viamonte.
Finalmente fue
desplazado por Manuel Vicente Maza. Cuando fue elegido Rosas como Gobernador en su segundo mandato por 32 votos, solo hubo 1
voto en contra, el del Gral. Viamonte, que debió exiliarse en Montevideo en
1839 donde falleció en 1843.
No queda muy claro de
quien provino la orden de matar a Avelino Viamonte. Pudo haber sido de
Encarnación, su mujer, ya que en ese momento Juan Manuel se encontraba en la
Campaña del Desierto Este acontecimiento nos llevaría a entender el rechazo de
los Molina Salas descendientes de Viamonte,
hacía Juan Manuel de Rosas.
Por ello, el
reconocimiento de Sánchez Viamonte cobra más valor sobreponiéndose a los
seguros mandatos familiares. Y dice, con exactitud, que Rosas viene a cumplir
la profecía –nosotros diríamos, el deseo- de San Martín siendo justo lo que el
país necesitaba. Precisa y certera definición.
(ver mas detalles en:
www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com -
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/02/briggraljuan-manuel-de-rosas-aspectos.html)
*
Emilio Ravigniani
Historiador. Jurista. Docente.
Escritor.
(Testimonio extraído del libro de
Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan
Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991)
“Rosas... llegó un momento en que dominó por completo el escenario del
país y su acción trascendió los límites de Argentina. Negarlo o ignorarlo sería
absurdo. Consagróse, en las horas iniciales de su existencia, al fomento de
nuestra industria madre: la ganadería. Esto no sólo le dio patrimonio, sino
también prestigio social y político. La vida de estancia, junto a la frontera
interior, le creó el trato con nuestros elementos rurales, gauchos e indios. No
por ello se apartó del trato con la clase distinguida de la ciudad. La
estancia, entonces, exigía la propia defensa y, en especial, su amparo del
malón de los indios. Así se hizo jefe de milicias. Pero sus milicias de campaña
no eran montoneras; en 1820 se presentaron a la ciudad de Buenos Aires como
restauradores del orden. Era natural que los intereses económicos vitales no
pudiesen mantenerse sino dentro del orden más absoluto. Esto condecía con la
mentalidad de Rosas: orden, siempre orden. Los hacendados porteños, obligados,
en parte, a retirarse de la Banda Oriental, se expandieron por la campaña de
Buenos Aires. Se impuso el ensanche de las fronteras. Tan lo entendió Martín
Rodríguez durante su gobierno, que alcanzó las serra-nías del Tandil. Y aunque
Rosas no aprobara el método adoptado en la lucha, fue un propulsor de la
ocupación del desierto. Durante el corto gobierno de borrego, planeó un nuevo
avance. Se llegó a Bahía Blanca.
“[…] Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes.
Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes
se incubaron sus enemigos...
[…] A los personajes
federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil
que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con
Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la confederación a partir de
1831 sobre la base de un íntimo entendimiento... Era un gran conocedor de
temperamentos; supo ser, así, un político práctico. En la correspondencia
sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos
ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme.
Es un Príncipe Criollo”.
También dijo Ravignani (“La organización política de nuestra nacionalidad" en "Nosotros", Revista Mensual de
Letras, Arte, Historia, Filosofía y Ciencias Sociales. Año XIV Tomo XXXVI. Buenos
Aires 1920, pág. 361)..
"Los
desvíos partidistas de los Unitarios, sin fundarse en el poder de los pueblos,
incurrieron en el grave error de buscar en el extranjero el apoyo militar; pero
sin quererlo, por oposición, dieron estabilidad a Rosas para resistirlos,
convirtiendo la guerra civil en una guerra internacional".
Emilio Ravignani. Jurisconsulto,
historiador y Profesor universitario. Sin poder ser considerado Federal ni ‘rosista’ fue uno de los creadores de la ‘Nueva Escuela Histórica’.
Diputado de la Unión Cívica Radical
desde 1936 por tres períodos. Al homenajear a Rosas, valora su ductilidad y
perseverancia para enhebrar acuerdos políticos sostenidos con los caudillos del
interior, persuadiéndolos lentamente de las necesidades políticas de la nación
y como estructurarlas.
El autor destaca la habilidad de
Rosas para tejer acuerdos políticos con los caudillos del interior y
persuadirlos gradualmente sobre las necesidades políticas de la nación. Se
resalta la paciencia de Rosas y su conciencia política continental, lo que le
permitió mantener la estabilidad del gobierno confederado a pesar de los
constantes ataques de los Unitarios con apoyo extranjero.
Además, para el autor, el combatir
los Unitarios a Rosas durante años y años con ayuda militar y financiera de los
extranjeros, lo único que lograron es darle estabilidad al gobierno
confederado, poniendo a prueba el temple de Rosas y su clara conciencia de
política continental, no solo del terruño más cercano, como algunos caudillos
bienintencionados pero con falta de aquella visión.
Estas perspectivas resaltan la
habilidad política y la visión estratégica de Rosas, así como su capacidad para
mantener la estabilidad en un contexto de constantes conflictos internos y
externos; esto es, una perspectiva más amplia comprendiendo la importancia de
la unidad política en toda la región.
*
Julio
Irazusta
(‘Vida Politica De Juan Manuel De Rosas A
Través De Su Correspondencia’-1941).
"La
paciencia imperturbable, el dominio de los nervios para no ofenderse con
rapidez excesiva por arrebatos de exaltados o insidias de intrigantes, la
moderación de la pluma o de la lengua, la osadía para emplear al personal más
dudoso y tratar de convertir en leales servidores a los hombres menos dignos de
confianza, el aplomo inconmovible para hacer de eterno componedor entre
correligionarios desacordados o entre ambiciosos rivales, todas esas virtudes
que en un momento me parecieron fruto de la madurez y un dilatado aprendizaje,
están en el Rosas de 1829, como en el de la década final de la dictadura”.
Tenemos aquí
conceptos similares a los de Ravignani por parte de Irazusta (uno de los poco
autores Federales que hemos consignado sus pareceres respecto a Rosas).
Prueba una
vez más Irazusta que Rosas no fue cerrado, ni rencoroso con quienes no pensaban
como él; solo no permitió que intentaran derrocar al gobierno legal que él
representaba, como en su momento lo habían hecho con Dorrego.
Respecto a
“la osadía para emplear al personal más
dudoso y tratar de convertir en leales servidores a los hombres menos dignos de
confianza”, es cierto: véase que tuvo
entre sus funcionarios a personajes que no eran Federales pero que los supo
hacer leales servidores, como Manuel J. García, Manuel de Sarratea, Carlos
María de Alvear y tantos otros, como hasta el propio Domingo F. Sarmiento.
En efecto, una anécdota poco
conocida al respecto. Rosas intentó acercar al trabajo público a Domingo
Faustino Sarmiento, acérrimo enemigo de él pero al que Rosas valoraba
intelectualmente. Pero no pudo. Augusto Belín Sarmiento, su nieto nacido en
Chile (Augusto Belín Sarmiento ‘Sarmiento anecdótico”- ensayo biográfico-
Ed. Kapelusz-1905) -recordó que “antes de sublevarse Urquiza, se presentó en
1850, el Coronel Juan Mur en Chile, en
casa de Sarmiento a proponerle el Ministerio de Gobierno de parte de Don Juan
Manuel de Rosas con todos los circunloquios y promesas que son de imaginarse
para demostrar el decidido intento del tirano en enmendarse y constituir la
Republica con la ayuda de los más eminente
de sus adversarios”. Sarmiento despectivamente rechazó la
invitación.
Digamos que muy ‘tirano’ no debía ser Rosas que invitaba a sumarse al
gobierno no solo a Sarmiento –sin condicionarlo en nada ya que Rosas sabía
diferenciar el valor de la propaganda política partidista y lo que tenía de
validez y mérito conceptual del citado- sino a muchos Unitarios que volvían
voluntariamente al país.
No fue esta la única vez que Rosas intentó acercar a las mejores mentes
del Unitarismo para lograr la pacificación del país.
Rosas le escribe a Vicente González
(alias el ‘carancho’) (Juan Manuel de Rosas a Vicente González, Río Colorado,
15 de diciembre de 1833, en Ernesto H. Celesia “Rosas. Aportes para su Historia” Bs.As. 1954, pág. 481)
Le dice como está el país y la falta
de cordura de los políticos mientras él estaba en la Campaña del Desierto y
pensaba seriamente en evaluar la posibilidad de abandonar la Argentina pues
consideraba que era “un disparate
sacrificarse sin provecho, labrándose uno mismo el ataúd de su sepulcro. Resmas
de papel son pocas para escribir los barros que se han hecho y se están
haciendo. El país no tiene hombres y se pierde sin remedio. Que
desgracia!".
Rosas
es bien consciente de que había personas que no eran Federales pero que con
patriotismo podían contribuir a la reconstrucción nacional.
“Le
dice Ud. [a Felipe Arana el 26 de agosto de 1833, desde el Río Colorado,] (Ver
carta de Juan Manuel de Rosas a Felipe Arana, Río Colorado, 26 de agosto de
1833, en Ernesto H. Celesia “Rosas. Aportes para su Historia” Bs.As. 1954pág.
418.) “que los Unitarios propietarios, los que figuraron en tiempos de
Rivadavia, son los que más abogan por la marcha de mi administración, y por mis
amigos, sin que hasta ahora se sepa uno sólo que esté con los
Anarquistas", "siempre creí que si me ahorcaban algún día no habían
de ser esos. Yo he notado durante mi administración buena conducta y juicio en
muchos de esos hombres. Por eso no sólo no los he perseguido sino que los he
tratado siempre dándole a cada uno su verdadero lugar según su categoría. Veo
también la escasez que tiene el país de hombres, y mirando muy lejos Conocía la
necesidad de que el tiempo fuese dándonos algunos hombres más, de luces y de
responsabilidad propietarios, para el Congreso Nacional". "Por otra
parte", creía conveniente acostumbrar la gente a mirar siempre con respeto
a las primeras categorías del país aun cuando sus opiniones fuesen diferentes a
las dominantes".
Es un claro reconocimiento al espíritu
de conciliación de Rosas, ya desde 1833, aceptando la falta de hombres capaces
para cubrir todos los campos necesarios para la función pública y aceptando la
capacidad de algunos que no eran federales pero que él consideraba patriotas.
(Recordemos que Alvear, Sarratea, Manuel J. García, no eran precisamente
Federales y sirvieron a la causa
nacional bajo la dirección política que imponía Rosas).
A una distancia sideral de la supuesta
‘tiranía’ con la que se regodeaban lo
Unitarios que así respondían al espíritu de concordancia, de avenencia que
proponía Rosas. ¿Ingenuidad del Restaurador? No lo sabemos….
Digamos que Julio Irazusta da una
conferencia poco conocida dictada- en el ‘Primer Congreso De Historia De La Confederación Argentina (1831-1852)’ en
la ciudad de Gualeguaychú, en el año 1984.
Dicha conferencia se llamó “La Confederación Argentina de 1831 a 1852” (Editado por la “Fundación Nuestra Historia del Instituto
Argentino de Estudios Históricos”-Gualeguaychú-Pcia. de Entre Ríos-1984)
En unos párrafos pertinentes decía el
ilustre entrerriano sobre Rosas:
“Su
gran administración interna corre pareja con su diplomacia. El desafío hecho a
la soberanía argentina por las grandes potencias marítimas es aceptado. Y
vencido. Logra de sus agresores el reconocimiento del ‘ius soli’ para los hijos
de los extranjeros, y la nacionalización de éstos para los que residieran más
de dos años en el país; asimismo, de nuestra soberanía sobre los ríos
interiores, y en común con el Uruguay sobre el río limítrofe; de bloquear y
hacerle la guerra al enemigo que nos la había declarado sin provocación previa
por nuestra parte.
“Y por
sobre todo, con su apoyo a Oribe, durante diez años, dado con generosidad sin
ejemplo, muestra que comprendió como ningún otro gobierno argentino, que
nuestra política está en el oriente la frontera más desguarnecida.
“Con su
defensa del interés nacional en todas partes donde fuera amenazado, Rosas
introdujo en la línea del porteñismo una modificación fundamental, que vuelve
grotescas las acusaciones de los ignorantes sobre una supuesta inserción de su
gobierno en la línea de los centralistas que achicaron el país, si éste no
había de obedecer ciegamente los dictados de Buenos Aires: la de prestar el
servicio nacional correspondiente al privilegio radicado en Buenos Aires.
“Por la
influencia combinada de sus medidas de orden interno y de su acción
diplomática, con su método de organización empírica, Rosas logró acumular en el
Encargo de las Relaciones Exteriores, todas las facultades más tarde inherentes
a una magistratura nacional suprema: legar a las provincias el ejercicio del
derecho de legación que habían tenido al disolverse el poder central en 1820;
intervenirlas para uniformar la marcha de todas en el sentido de la federación;
declarar la guerra y hacer la paz; nombrar jefes de los ejércitos nacionales;
reglamentar las materias eclesiásticas en lo que competía al poder temporal;
prohibir o permitir la exportación y la plata; vigilar la circulación de los
escritos sediciosos; juzgar a los reos políticos de carácter nacional.
“Todo
lo cual se llevó a cabo con una mezcla sin par de dialéctica y fuerza, según
las ocasiones, en que rivaliza con los modelos del género.
“Esa
Confederación empírica no fue una empresa formal. No se trató de improvisar una
constitución artificial, sino de esperar que de las líneas de la realidad
vivida surgieran las leyes constitucionales adecuadas a nuestra índole
política.
“Pero
sobre todo, ella se basó, como no podía ocurrir de otro modo, en una defensa
del territorio y de los intereses nacionales, sin una claudicación.
“La
afirmación la soberanía argentina en el concierto del mundo era la base
indispensable de una constitución viable.
“La
apostasía de Caseros dio por tierra con esa experiencia extraordinaria que así
como, según Alberdi, dio las bases de la carta de 1853, pudo darnos la
grandeza, sin la cual la pseudo organización de aquel año, nacía con un germen
de muerte”.
(Quien deseé leer sobre el ‘Empirismo
Organizador’ de Rosas lo derivamos a:
“El
'Empirismo Organizador' Como Base Para La Restauración De La Soberanía
Nacional”
*
H.S. Ferns
(Investigador canadiense,
residente en Gran Bretaña desde 1949. Decano y docente de la la Facultad de
Ciencias Políticas de la Universidad de Birmingham – ‘Gran Bretaña y
Argentina en el siglo XIX’.p.221, 222, 486)
“Bajo la dictadura
de Rosas se produjo cierto movimiento de progreso sobre el cual las
generaciones posteriores pudieron construir. En la extensa provincia de Buenos
Aires se mantuvo la paz durante un largo período de tiempo. La frontera se
desplazó hacia el sur y hacia el este, se eliminaron las perturbaciones
sociales se conservó la independencia nacional. Había seguridad de la propiedad
para todos aquellos que obedecieran a las autoridades públicas. Se respetaron
cuidadosamente los derechos de los extranjeros conseguidos por tratados. El
desarrollo comercial de la cría del ganado ovino agregó variedad y fuerza a a
economía. Fue posible la acumulación de riquezas en manos privadas, tanto
nacionales como extranjeras”
"El régimen
del general Rosas no se presentó de pronto al mundo para que se lo admirara o
se lo vilipendiara, según el gusto o los intereses, ni asumió repentinamente un
carácter definitivo, que lo distinguiera de sus predecesores y de sus sucesores.
Surgió lentamente y su carácter se fue formando en gran medida respondiendo a
las circunstancias y por designio del personaje que le dio nombre. Como fue
durante muchos años la figura central de una controversia política, hasta el
punto que terminó por convertirse casi en una figura simbólica. Rosas parecía
asumir un carácter moral único. Para el estudioso de las actividades ordinarias
de su gobierno, realizadas mes a mes y año a año, su política no presenta
contraste de blanco o negro. Cuando dijimos que el general Rosas defendió con
ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la
intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires
dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede
decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y
acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y
luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya
que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones más extremas y sus
peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las
negociaciones sagaces y solapadas."
La única ocasión en
que el Gobierno británico fue más allá de las palabras en su trato con la
Argentina, esto es durante la turbulenta época del general Rosas, quedó
derrotado y admitió con toda franqueza que había sido derrotado."
Claro el
canadiense. Bajo el gobierno de Rosas progresó el país, se mantuvo la paz en la
campaña, la frontera se extendió, se conservó la independencia del país, había
seguridad en las propiedades, se respetaron los derechos de los extranjeros, se
desarrolló el comercio ganadero, se acumuló riqueza,
El
gobierno de Rosas para el canadiense fue pragmático y se fue formando según las
necesidades y circunstancias. Y el gobierno británico la única vez que fue más
allá de las palabras y amenazas durante el gobierno de Rosas, salió derrotado
admitiéndolo (recordemos las palabras de Lord Palmerston que citamos arriba).
Obsérvese
que el diario ‘Crónica’ de Chile dijo al respecto de la tranquilidad que
se iba ganando día a día en la Confederación en el año 1849, (mientras los
Unitarios lo calificaban de ‘Tirano’, entre ellos el propio Sarmiento)
Curiosamente,
el propio Sarmiento reproduce en sus Obras Completas el artículo de ‘Crónica’ del 26 de agosto de
1849, (ver en Domingo F. Sarmiento "Política
Argentina 1841-1851". Obras Completas- Tomo VI. Santiago de Chile.
1887, pág. 208).
“…que
Buenos Aíres goza de tranquilidad, de movimiento comercial. i de grande
animación en todas las transacciones de la vida. El extranjero que visita
aquella ciudad. el europeo que desembarca, el negociante que especula. todos
están de acuerdo en decir que su estado es bueno, tranquilo, excelente para los
negocios de la vida".
Y, es de
hacer notar, que Sarmiento lo reproduce mientras, a la misma vez, hacía todo lo
posible para atacar y derrocar al gobierno de su propio país. Paradójica y notable
su traición a su patria en oposición a los textos que transcribe del diario
chileno..
*
Juan Domingo Perón
(El teniente Perón escribía desde el
Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917. Original en Archivo de
la Familia Perón).
“Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después
de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio
que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000
habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue
gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta
siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas
que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a
la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que
saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al
día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los
Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa,
hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota."
+
(Carta de J.D. Perón del 20 de
octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en
su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”.
Edit Theoría. Bs. As. 1991).
“El primero que después de San
Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y
la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no
haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San
Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él
le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado:
su sable libertador...”.
Dice Perón que Rosas venció a los ingleses mas con astucia que con la
armas y que todavía hoy –dice en 1970- le extraña que los sanmartinianos parecen
no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que emprendió Rosas,
siendo que el propio San Martín sí lo vio claro desde Europa.
Esto último sigue presente en el
Instituto Sanmartiniano y en alguna de sus autoridades, eminentemente
liberales, que no pueden deglutir el amor y respeto de San Martin por Rosas y
su lucha, deshonrando con ello la memoria de quien dicen querer preservar en la
memoria de los argentinos.
*
Ernesto Sábato
(Expresiones vertidas por Ernesto
Sábato. Físico- matemático, novelista y ensayista. Escritor premiado nacional e
internacionalmente).
“En muchas oportunidades como en
una carta a Clarín en 1996, afirmé que es una triste muestra de inmadurez
política y espiritual, el exilio póstumo de Juan Manuel de Rosas. Un hombre que
luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de afuera así como
contra los argentinos que desde adentro los apoyaban […]... en esta ciudad de Buenos Aires hay
calles que celebran la memoria del tabaco o exigido salivaderas en los lugares
públicos; pero no hay una sola calle y mucho menos una avenida para hombres
como Rosas y Quiroga”.
Es lúcida la postura de Sábato, quien
no se podía considerar ‘rosista’. Alabó
la lucha de Rosas por la soberanía nacional la cual no puede negarse. Y sin ningún
tipo de simbolismos, poniendo blanco sobre negro, hace constar, no sabemos si
irónicamente o no, que al presente no
existen calles, plazas, etc con el nombre de Rosas y, también de Quiroga; lo
que se deduce de sus palabras críticas es que ello es un baldón y una
injusticia para Rosas y para el pueblo argentino hasta el día de hoy.
*
María Kodama
(“Si Borges no hubiera sido honesto, no hubiera estado con él)- www.grupolaprovincia.com- 01-05-2021)
“Al leer a Juan Bautista Alberdi se ve la dignidad de Rosas en el destierro
de Southampton, se puede entender que el traidor era Urquiza, a tal punto que
Alberdi se ofrece a ser abogado, pero Rosas se niega con un abrazo, pero para
que Alberdi no pierda el prestigio. El caudillo federal piensa en el otro. Eso
es mucho. Y eso no es todo, Rosas sube al poder por la insistencia del Cabildo,
para apaciguar las luchas callejeras entre unitarios y federales. Había
propuestas para que vinieran los franceses o los ingleses o hasta que
regresaran los españoles y convertirnos en colonias nuevamente. Está todo
documentado. Cuando llega el tonto de Lavalle y hace fusilar a Dorrego de una
manera innoble, recién ahí Rosas acepta ser gobierno. Rosas hablaba mapuche y
se entendía con los indios, por eso nunca hubo malones cuando él gobernó. Rosas
los respetaba y le hablaba en su lengua. Ni con los indios ni con los gauchos
tuvo problemas. Los "colorados del monte" es como él llamaba a sus
peones en el campo, después fueron otra historia, se constituyeron en una
milicia. La historia tiene que decirse de forma completa. Rosas los educaba y
los protegía. Rosas tenía principios. Cuando una de sus hermanas tiene un hijo
con Belgrano, lo anota como hijo de él, para evitar el escándalo de época, pero
cuando el chico es grande le cuenta la verdad. Algo maravilloso. Rosas era un
maravilloso hombre. Y el chico, el resto de su vida, firmó "Rosas y
Belgrano".
Sabemos que Jorge Luis Borges no participaba
positivamente de la figura de Rosas y su gobierno, pero su mujer y escritora,
de pensamiento independiente, no comulgaba con el modo de ver esa época por
parte de Borges.
Ella supo ver a Rosas como era en
realidad, Supo comprender la traición de Urquiza (en realidad no la veía quien
no quisiera verla. Solo cuestiones ideológicas podían evitar su
desconocimiento).
Supo ver el desprendimiento de Rosas,
el pensar en el otro del caudillo, el trato de Rosas para con su gente del
campo.
Luego de haber estudiado la vida de
Rosas y la documentación sobre él, resume, finalmente en una frase sintética
todo lo que supo ver del Restaurador:
“Rosas era un maravilloso hombre”.
*
Ricardo
Caballero
(en ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por
Fermín Chavez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág 173). (Político Radical
que fue vicegobernador de Entre Ríos y Senador)
«He
formado mi convicción favorable al gobierno de Rosas a la luz de mis recuerdos
de niño, meditando en mi madurez, respecto de conversaciones oídas en mi propio
hogar, mantenidas por actores directos o por sus descendientes inmediatos,
sobre el periodo de nuestra historia que se extiende desde 1820 a 1852, año en
que se extingue la influencia del Restaurador, y se va con ella, hacia el
destierro y el olvido, el espíritu de nuestra vieja y noble patria…”.
Poéticamente dice el dirigente Radical
que cuando el Restaurador se exilia. Se exilia la patria. Contundente y real.
*
Manuel
A. Sáez
(En ‘La
Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996,
pág106 ). (Mendocino. Jurista de renombre internacional. Historiador y
funcionario en 1884 como Director de Tierras y Colonias)
“La
dictadura se ejerció y las provincias todas la sostuvieron para evitar la
repetición de ensayos ruinosos de organización, y para destruir los gérmenes de
la discordia que la postergaba por tiempo indefinido, habiéndose empleado un
cuarto de siglo que forma una época luctuosa en nuestra historia; para
restablecer las cosas al estado en que se encontraban cuando se abusó de la
buena disposición de los pueblos para constituirse en nación. (escrito en el año
1880).
En plena época liberal, post-Caseros, Sáez,
hombre estudioso de nuestra historia y leyes, comprueba lo que el pueblo
siempre supo: la dictadura de Rosas se plebiscitó y se sostuvo gracias a todas las provincias para evitar la
anarquía perenne en nuestra patria.
*
Eduardo
Gutiérrez
(En ‘La
Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996,
pág130 y sstes ). Escritor costumbrista. Autor de Santos Vega y Juan Moreira,
entre otros libros.
“Rosas,
no olvidaba su familia, que vivía con opulencia. Cada tanto tiempo venía
visitar a doña Encarnación, con quien pasaba algunos días. Entonces observaba
con su gran perspicacia el movimiento político y se volvía a sus estancias
donde seguía el desarrollo de sus planes y la conservación de su prestigio.
Solamente con las peonadas de sus establecimientos, podía Rosas formar un ejército no
despreciable para aquellos tiempos.
Su
prestigio había crecido de tal manera que en los pueblos de toda la campaña se
daban fiestas en su honor, invitándolo.
El que
tenía un retrato de Rosas, podía decir que tenía una fortuna, pues no había
fiesta ni baile a donde no fuera invitado con la condición de llevar el retrato
del patrón. Este retrato era colocado en
el sitio de honor, y engalanado con cintas de vivos colores y las flores que
había en la casa. Y se bailaba a su alrededor, no faltando paisano que le
dedicara sus décimas más inspiradas y sus proclamas graciosas.
Se
puede decir que toda la campaña Sud y Oeste, se movía a la voz de Rosas sin
faltar un hombre. Y era increíble el respeto y temor que le tenían los gauchos!
De
cuando en cuando y para que lo tuvieran siempre presente, daba una carne con
cuero y baile. Y aunque muchas veces en estas fiestas los concurrentes llegaban
y pasaban el número de mil, jamás sucedía cosa desagradable. El que a pesar de
sus esfuerzos por no hacerlo se punteaba, iba a esconderse entre los árboles o
entre las matas, para que el patrón no lo viera.
Ni por
broma se oía hablar de una pelea de consecuencia, si de robos de prendas o
pingos entre la concurrencia. Es verdad quo los paisanos conocían a lo que
exponían sus cuerpos cometiendo cualquiera de aquellas tres faltas, sobre todo
la última. Rosas tenía un aborrecimiento innato por los ladrones. El que era
pillado robando, caía de su gracia y podía contar por seguro que se le
aplicaría un castigo crudo por mano de los colorados”.
Muy interesante el análisis de
Gutiérrez: Rosas venía a la ciudad de vez en cuando y observaba el clima
ciudadano y los movimientos políticos. Luego volvía a sus estancias cuidadas
por la peonada que le era fiel a mas no poder. Evidentemente no había tiranía
alguna allí y no solo nadie desertaba sino que nadie robaba nada sabiendo a lo
que se exponían si se enteraba Rosas. La honradez de Rosas se extendió hasta el
último día de su vida, mal que le pese a los Unitarios que intentaron
demagógicamente imputarle hasta robos de dineros públicos sabiendo que el
Restaurador no podía defenderse.
*
Estanislao
Severo Zevallos
Rosarino. Historiador. Político.
Diplomático. Escritor. Periodista. (1854-1923)
(Interpelación al Poder Ejecutivo en
la Legislatura, en el año 1915, a raíz de un incidente como el hundimiento del
buque argentino ‘Presidente Mitre’
por el crucero inglés ‘Orama’) (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por
Fermín Chavez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág133 y sstes).
“Lord
Southern quedó en el puerto, balanceándose en su buque. Todo el mundo sabe lo
que es el Rio de In Plata en el mal tiempo y de ello algo recuerdan los
Radicales que lo habitaron en alguna oportunidad. El eminente caballero escribió
al dictador diciéndole que trataría, que no estaba muy distante de aceptar las
bases de míster Hood, las del 1846. Estábamos en el ‘49, el bloqueo había
empezado el ‘45. En Buenos Aires nadie se habla amedrentado, aquí nadie habla
creído que Francia y la Gran Bretaña se comerían los niños crudos; todo el
mundo tenia fe en el gobierno y el país pobre resistía muy bien! El comercio
inglés, que entonces era poca cosa al lado de lo que es actualmente en la
República Argentina, influía también, porque deseaba que se arreglara esta
cuestión perdida para las potencias. Entonces, Rosas hizo bajar a tierra a
mister Southern que resistía al artículo tercero, relativo al saludo del
pabellón, y resistía al artículo quinto, sobre el derecho de los dos. Al fin
capituló, aceptando los dos artículos, es decir, la formula Hood, largamente
resistida por los aliados y sus diez plenipotenciarios sucesivamente derrotados
por el carácter de Rosas, que era toda la fuerza del País”. (1915)
Digamos de Zeballos, que su padre fue ayudante del general Juan Pablo López, herido en 1838 en
lucha contra los indios; en 1851 formalizó
su unión al Ejército Grande de Justo José de
Urquiza
Cuando el 24 de septiembre de ese
mismo año José C. Paz cerró el diario La Prensa para unirse a
la revolución ‘mitrista’, Zeballos se unió a la misma y fue secretario de campaña
de Bartolomé Mitre. En 1915, cuando
hizo la interpelación mencionada, era presidente Victorino de la Plaza.
Zeballos estuvo lejos de considerarse
‘rosista’, sin embargo en el discurso en el Congreso hizo notar que el pueblo
durante el bloqueo anglo-francés desde 1845 a 1849 no se amedrentó y estuvo
firme junto al Restaurador. Rosas
jugó con la desesperación comercial de los ingleses que vivían en nuestro
territorio que querían que el acoso europeo finalizase. Finalmente Rosas logra
someter diplomáticamente y con paciencia a la urdimbre de los invasores.
*
Carlos
Pereyra
“Rosas y Thiers: La diplomacia
europea en el Río de la Plata, 1838-1850” (escrito en 1919)-(Editorial ‘Forjador’-1952)
“No
se trata de la rehabilitación de Rosas. El autor [es decir, el propio
Pereyra que habla en tercera persona] pretende
la rehabilitación de la verdad histórica. En cierto sentido, Rosas le es
indiferente; y si lo considera desde un punto de vista más bien simpático, es
porque después de estudiar sin prejuicio un aspecto de su gestión pública, lo
encuentra dotado de serenidad, juicio, previsión y patriotismo”.
“Rosas
se mostró superior a los Unitarios y a los discípulos de Echeverría, así en
talento, como en serenidad y rectitud patriótica. Tomada en conjunto, es
admirable la obra diplomática de Rosas, y lejos de poderse explicar como
resultado de una locura moral, no lo es sino como resultado de cordura y
rectitud moral en todo lo que debe constituir el fondo de las preocupaciones de
un hombre púbico”.
Pereyra, escritor e historiador
mexicano, (miembro de la Academia Mexicana de Historia entre 1933 a 1942) se
posiciona objetivamente y luego de
estudiar la gestión pública e Rosas, desprendido de toda ideología, obtiene que
el Restaurador era juicioso, previsor y eminentemente patriota.
Obtuvo la respuesta en donde demuestra
la superioridad en talento, carácter y patriotismo muy por encima de todos los
Unitarios en su conjunto y además, tiene presente su rectitud moral y su
cordura como hombre público, muy por el contrario a como se lo quería hacer
pasar como un inmoral o amoral, según el laboratorio literario del Unitarismo. (Ver
al respecto lo que en tal sentido decía Ramos Mejía en ‘Las
neurosis de los hombres célebres en la historia argentina; explicando una fantasiosa neurosis que se él
suponía en Rosas basándose en textos de Sarmiento, entre otros-1878).
+
“El
contralmirante [Leblanc] puso a un lado su careta, y habló así: —Yo
no vengo a discutir principios de derecho internacional. Vengo a imponer
condiciones. Si el gobierno de Buenos Aires la acepta, levantaré el bloqueo.
Dejo mis órdenes en tal sentido. Yo me marcho a Río de Janeiro, que es nuestra
sucursal (sic) sudamericana. No
discutir principios; imponer condiciones-. Eso se hace en África, [dice
Pereyra] después del abanicazo del Bel al
ministro de Francia, y Francia se queda con Argelia; eso se hace en Asia para
quedarse con la Indochina. ¿Y en América? También”
"Tenemos
une, fe profunda, proseguía el artículo de la ‘Revue des Deux Mondes’, [1º
de Julio de 1834 pág.65] en todos los
medios de cultura intelectual y moral, así corno, en los medios y resultados de
la cultura material. Creemos, para entrar en el asunto, que después de algunos
años de gobierno estable y regular, conducido por espíritus ilustrados y
voluntades energéticas, la civilización penetraría hasta apoderarse de los
salvajes habitantes de las llanuras de Buenos Aires, esos gauchos que viven a
caballo y sin camisa, hijos degenerados de los héroes de la conquista española,
que casi no tienen ya de cristianos sino el nombre, y de hombres, la forma
únicamente. El español llevó los mejores vegetales y los animales más útiles de
Europa para que se reprodujeran bajo aquel cielo: se aclimatan y prosperan,
pero degeneran también, y vuelven al salvajismo tan pronto como la mano del
hombre se retira y su mirada se vuelve hacia otra parte".
“Pero [sigue diciendo
Pereyra]¿en dónde están los hombres
"de alta inteligencia que comprenden la necesidad que tiene su
patria" de la misión civilizadora de los europeos? ¿En dónde? Uno está en
Bolivia. Es el general Santa Cruz. El general Santa Cruz, "uno de los
jefes americanos más merecedores de que Europa se interese en el mantenimiento
de su poder". El general Santa Cruz, fundador de la Confederación
Peruano-Boliviana, está en pugna con las provincias del Río de la Plata a causa
de la de Tarija, y los franceses quieren apoyarlo contra Buenos Aires y contra
Valparaíso, aliado de Buenos Aires. Los otros americanos "de alta
inteligencia", se hallan en Montevideo. Son los unitarios de Rivadavia,
los incomprendidos redentores del Plata que inspiran al articulista de la
‘Revue des Deux Mondes’, y que llaman a las puertas de los estadistas franceses
para que haciéndose éstos cargo de "la misión que les reserva el
porvenir" los restituya al ejercicio del poder y destrocen con sus cañones
la barbarie gaucha”.
Pereyra cita profusamente los
comentarios sobre Rosas y los países sudamericanos que hace ‘Revue des Deux Mondes’, del 1º de Julio
de 1834 pág.65.
Sin ponerse colorado el escriba de la
revista citada transcribe las verdaderas intenciones de los franceses en el
Plata en la voz del Almirante Leblanc que confiesa que a él no le interesa el
derecho de gentes ni ningún derecho internacional, ni a una conciliación; solo
viene soberbiamente a imponer por la fuerza, condiciones, le guste a Rosas o
no..
La revista basa su postura en que
Francia representa la ‘civilización’
(sic) y que las gauchos del sur son salvajes, desarrapados, con hijos
degenerados y producto de los españoles
conquistadores.
Y que los únicos rescatables son los
iluminados de la ‘Comisión Argentina’ en Montevideo (Unitarios) y el Gral.
Santa Cruz en Bolivia.
Pereyra señala que subyace en el texto
chauvinista de la Revista el odio visceral a España católica, algo que el jacobinismo
masónico francés no puede tolerar, llevado hasta los extremos de no admitir la
hispanidad heredada por los pueblos hispanoamericanos a los que acusa de
degenerados, sucios, salvajes los cuales debieran someterse voluntariamente a
las clases ilustradas que vienen a ‘educarlos’
(sic).
Por supuesto que los franceses en sus
diatribas omiten los miles y miles de muertos causados por el ‘civilizado’
Thiers, en su propia tierra.
Este análisis de Pereyra pone de
relieve la injusticia y la parcialidad de la postura de la revista francesa.
Muestra cómo los prejuicios y las agendas políticas pueden distorsionar la
percepción de la historia y promover una visión sesgada de los eventos.
Pereyra hace notar todo esto y lo
injusto de tal postura.
“El
país, - sigue Pereyra- azotado por la
sequía espantosa de 1836, sufrió mucho a consecuencia del bloqueo pacífico
—¿por qué no decir del amistoso bloqueo? - Saldías compara las entradas y
salidas de la aduana de Buenos Aires durante el segundo semestre de 1837, con
las entradas y salidas del mismo puerto en el segundo semestre de 1838. El
resultado de la comparación es el que sigue:
|
ENTRADAS |
SALIDAS |
2º semestre de 1837
|
19.403.146 |
19.098.040 |
2º semestre de 1838 |
4.614.122 |
990.307'5 |
“Era
en verdad el sitio por hambre. ¿Cómo no cayó Rosas? Cualquier otro gobierno
hispanoamericano habría sucumbido, según las previsiones de los bloqueadores.
Rosas no cayó. Se mantuvo firme. El mérito no es suyo, sino, del pueblo
argentino, que supo solidarizarse con su gobierno. Rosas flotó sobre la ola de
una indignación general que levantaron la traición unitaria de Montevideo, el
‘riverismo’, las fuerzas bloqueadoras y los piratas europeos explotadores de la
ruina de Buenos Aires. Rosas disminuyó los gastos públicos, aumentó las
contribuciones y promovió colectas. Todo ello fue secundado por la buena
voluntad que el gobernador solicitaba. La riqueza se movilizó espontáneamente,
y el gobierno pudo percibir los fondos de un empréstito con la cooperación de
muchos suscriptores que pusieron sus recursos a disposición de aquél, sin
solicitar garantía ni admitir interés. Este era el terror de Rosas”.
Pereyra nos demuestra la acción
disolvente del bloqueo de los franceses que produjo un ahogamiento comercial de
la Confederación que dificultaba su crecimiento y el poder militar; el
desarrollo como nación.
La idea de los bloqueadores era
obligar a Rosas a renunciar o que el pueblo, cansado de las privaciones, se
volviera contra él. No pudieron, como lo constató Pereyra. El pueblo –sin
importar las clases sociales- apoyó de todas las maneras posibles al gobierno
de la Confederación Argentina, inclusive la suba de impuestos y donaciones
porque se dio cuanta, ese pueblo noble, las agresiones exteriores para quedarse
el imperio europeo con las riquezas del país y el control total del gobierno a
través de sus testaferros Unitarios, ciegos de ‘cipayismo’ y de inquina a su tierra.
Pereyra nos muestra, en tal sentido,
las entradas y salidas de las importaciones y exportaciones en 1837 y durante
el bloqueo a nuestros puertos en 1838.
Dice Pereyra “La imparcialidad se pregunta qué hacían realmente Garibaldi y todos
los legionarios franceses e italianos en
Montevideo. Francia los llamaba, los equipaba. Francia los sostenía con su
flota. Aquello no era una Guerra contra Rosas, La ficción pudo pasar entonces,
pero es demasiado grosera para que se le dé libre tránsito en la historia, Los
piratas de Montevideo eran enemigos de la caótica Confederación Argentina, y si
lo eran, Rosas no representaba la barbarie de la cinta encarnada, sino el ser y
la honra de la nacionalidad,, de la Patria Argentina con todas sus
virtualidades, con la pujanza de .su alma primitiva, de su alma indomable, de
su desierto que era entonces lo genuinamente argentino, y no la hiperestesia
algo mandarinesca, de los unitarios fascinados por lo que había de más
superficial en la cultura europea, esto es, la .supresión de la violencia.”
En la Vuelta de Obligado. Tonelero,
Angostura del Quebracho, “Rosas se mantuvo inabordable, y rechazó las
tres exigencias de los aliados: No retiró las fuerzas argentinas auxiliares de
Oribe, y levanto el bloqueo de Montevideo y Maldonado. Los mediadores pidieron
sus pasaportes, y salieron de Buenos Aires el 31 de julio. Detrás de cada
mediador había una escuadra: la de Laine detrás del Barón Deffaudis, y la de
Inglefield detrás de Mr. Ouseley. Estas dos escuadras, que proveían de armas y
municiones al ‘riverismo’, desembarcaron fuerzas para auxiliar a los sitiados,
y apoderándose de los buques argentinos bloqueadores, los pusieron en las manos
del pirata saboyano Giuseppe Garibaldi, coronel ‘riverista’, ya bien reputado
en América como saqueador e incendiario, a lo menos para quienes aceptan el
punto de vista de los defensores de la independencia argentina. Las tres
banderas —inglesa, francesa y piratico-garibaldiria—iniciaron el bloqueo
riguroso de todos los territorios argentinos y Orientales que se hallaban
amparados por las fuerzas del tirano Rosas y del degollador Oribe. Bombardear, saquearon, arrasaron el puerto de
la CoIonia, "para poner fin a una, guerra que llenaba de horror a la
humanidad", con actos que esa guerra horrorosa no había ejecutado hasta
entonces ni ejecuto después. Se apoderaron de la isla de Martin García,
desamparada por el gobierno argentino, Garibaldi en persona arrió allí la
bandera azul y blanca. Saquearon Gualeguaychú. "Garibaldi saqueó la Colonia,
y Gualeguaychú escandalosamente", escribía el ‘riverista’ intervencionista
D. Jose Luis Bustamante, "en carta del 2 de noviembre a, D. Fructuoso
Rivera“.
“Sin
embargo, Paysandú rechazo a los 18 buques piratas quo lo atacaron y en
Concordia no procedieron al intentado ataque. Con más fortuna y mafia, pudo
repetir Garibaldi en el Salto los robos que ilustraban su nombre. Pero faltaba
lo esencial: había que poner el pie en Corrientes, Rosas trato de impedirlo
situando una fuerza en la Vuelta de Obligado. Allí se dio "el brillante
hecho de armas para ambas naciones", (inglesa y francesa), el 20 de noviembre
de 1845”.
Describe Pereyra la conjura
internacional contra la soberanía territorial y fluvial de la Confederación
Argentina deteniéndose en los mercenarios como Garibaldi, a las órdenes de
Francia, que conjuntamente con Inglaterra, mercenarios alemanes, Unitarios de
ambos márgenes del plata, etc formaron una ‘entente’
siniestra, bombardeando, saqueando, arrasando, violando y quemando pueblos,
mujeres, niños, como en Salto, en Paysandú, en la Isla Martín García, en Colonia;
‘guerra horrorosa no había ejecutado
hasta entonces ni ejecuto después’, según Pereyra.
Hasta el propio Unitario, de los
mayores traidores y entregado al oro francés como José Luis Bustamante le
escribía a otro renegado, entregada su voluntad y espada al oro francés,
Fructuoso Rivera diciéndole que "Garibaldi saqueó la CoIonia, y
Gualeguaychú escandalosamente", Y lo decía su propio socio en el
desguace de la Confederación.
Según Pereyra.“El título de Gran Americano discernido a Rosas, es una de las
designaciones más justas de la historia, y nacida del corazón de un pueblo,
tiene que ser ratificada por, el espíritu de análisis. Ese título es mil veces
más merecido que el de Benemérito de las Américas con que se ha consagrado el
renombre de Juárez. […] Rosas, en
labor silenciosa, exclusivamente personal, contribuye a la afirmación de la
existencia nacional argentina frente a una Europa que dispone de grandes
elementos para desmembrar a la República. El peligro para la Confederación
Argentina está en la desmembración, y Europa, como fuerza desintegradora es un
factor poderosísimo. Europa y el Brasil son los enemigos de la nacionalidad. El
gran defensor de la nacionalidad es Rosas. Como diplomático y como tirano,
Rosas presta a su patria el servicio trascendental de darle conciencia y de
prepararla para la unión definitiva, a través de los errores y de los desastres
que se llaman Mitre”.
Pereyra sostiene la justicia de que
Rosas sea designado como Gran Americano, diciendo que dicha justicia está muy
por encima en merecimientos que el gran patriota para el mexicano que era
Benito Juárez.
Observa con tino el historiador que la
labor de Rosas era absolutamente personal, reafirmando la existencia como nación
frente a una Europa decidida a fragmentar a Hispanoamérica, a tener como objeto
desintegrarla; y dentro de ella, a la propia Confederación Argentina..
Pereyra también se da cuenta que
Brasil encara el pie europeo imperial y expansionista en América. Rosas le da
conciencia a su pueblo como nación unida.
Aunque el historiador mexicano comete
un error conceptual, como tantos otros al principio del siglo XX, más allá de
alabar la postura de Rosas y su labor en pos de la soberanía continental.
En efecto, el historiador llama más de
una vez a Rosas ‘tirano’ (sic)
confundiendo los términos.
Ya hemos dicho en la ‘Advertencia’ la
diferencia entre ‘Dictadura’ y ‘Tiranía’, a los que remitimos al lector y que
es aplicable a varios historiadores, aún de tendencias Federales.
Dice Pereyra que “Inglaterra no quería conquistas. Francia no quería conquistas. Esta es
la conclusión sentenciosa de los Unitarios ‘rivadavistas’, de los federalistas
de Echeverría y de los ‘antirrosistas’ de la tercera y cuarta generación. ¿Qué
se proponían entonces? —‘Civilizar’ (sic).
“Muy
bien. Inglaterra y Francia querían ‘civilizarnos ‘desinteresadamente’ (resic),
y vosotros queríais que se os civilizara. Líbrenos Dios de blasfemar contra la
civilización, y menos aún contra la civilización de la Europa Occidental. […].
“La
civilización es la miseria del ‘slum’ de Londres; es un ejército de hambrientos
que marcha al asalto de las ciudadelas de la producción, y que vuelve diezmado
a sus cuarteles; es otro ejército de reserva; formado por los batallones de
infelices que esperan tener trabajo cuando haya claros en las filas de los que
perecen, triturados por la máquina, por la enfermedad o por el vicio; es la
guerra inexcusable entre las grandes potencias industriales; es la guerra
colonial; es un conjunto de males tan absurdo, que comparada con esa
civilización, la barbarie de las pampas se nos antoja el Embarco para ‘Citeres
de Watteau’.
Pereyra despliega una ironía y
sarcasmo que nos confronta con la realidad. El dice que Francia e Inglaterra no
querían conquistarnos; nos querían ‘civilizar’
y lo querían ‘desinteresadamente’.
Y dice, muy acertadamente, que la
civilización que nos quiere traer Francia e Inglaterra viene acompañada con
miseria por un batallón de infelices. Que representa la guerra de las potencias
industriales. Que es una guerra colonial, lisa y llana que nos traen un
conjunto de males mucho peor que la supuesta barbarie que habita en las pampas.
Y es así, sino véase lo que produjeron
la ‘civilización’ que llevó
Inglaterra a la India, China. Y Francia, a Argelia. Miseria, opio, destrucción
y sometimiento físico y psicológico de los llamados ‘civilizadores’.
Pereyra nos presenta un trabajo
llamado “La Argentina juzgada en los
demás países de América. Rosas enseñándole a Monroe los rudimentos del
monroísmo”, (Publicado en la Revista
‘Nosotros’, Bs.As.-abril de 1917, nº 96, pp. 517-531).
En el mencionado trabajo realizaba
acertadamente una crítica radical al panamericanismo y al monroísmo
contraponiéndole la figura del argentino Rosas que habría representado “no sólo en su patria sino en toda América,
el papel que la leyenda atribuye a Mr. Monroe”.
Insistía en que la Casa Blanca y el ‘monroísmo’ habrían estado ausentes cada
vez que la América Latina los habría necesitado.
Cierto. Como ejemplo se reiteraría en
el texto el caso de las Islas Malvinas que se iba instalando como tierra
simbólica irredenta significativa para sectores de la opinión intelectual y
política latinoamericana.
Dice Pereyra que él “…no acepto el Rosas de los unitarios, y
que en general, los tipos condenados por la justiciera humanidad, son menos
dignos de llevar la soga al cuello, que muchos de los glorificado […]. Yo no he vivido en el ambiente de noticias
directas, propicio para formar un juicio cabal y acertado sobre Rosas.
Necesitaría ponerme en comunicación directa con sus contemporáneos, durante
largo tiempo, para formar la imagen fiel de aquel hombre, de su época y de la
sociedad de que él fue —no excepción violenta y antagonismo declarado— sino
exponente, creo yo, puesto que lo sostuvo durante más de ocho lustros una
fuerza que no era la de su propia voluntad, ni la violencia criminal de sus
secuaces, sino las solicitaciones de una necesidad pública que él llenaba con
amplitud en la vasta medida de su pujanza. […]. Rosas representó, no sólo en su patria, sino en toda la América, el
papel que la leyenda atribuye a Mr. Monroe, un papel de tal modo
transcendental, que los actos de Rosas sirven para dejar patentizada, en forma
definitiva, la superfluidad del monroísmo”.
“Monroe
no cuenta con un solo caso autentico de protección eficaz en favor de los
pueblos débiles, que pudiera presentar para recibir las glorificaciones con que
se halaga a sus delegados en la América Española”, lo cual es veraz.
Podemos decir de Pereyra que hizo un
análisis y crítica del expansionismo estadounidense, al que señaló su
hipocresía, visualizada en su estudio de
la ‘Doctrina Monroe’ y previó el
avance imperial de la nueva potencia.
Pereyra buscó reivindicar la gloria
hispanoamericana y española en América criticando a quienes veían abusos
sistemáticos y programados de su colonización.
Dice él que si bien no vivió la época
de Rosas, éste fue consecuencia de la sociedad de aquellos momentos. Y que si
estuvo tantos años en el poder no pudo ser por su propia voluntad, sino por una
necesidad pública a tal efecto que lo
compelía a ello y que, entonces, él llenó ampliamente tales necesidades.
Monroe había proclamado ‘América para los Americanos’. Los
pueblos y naciones americanas entendieron, equivocada y dolorosamente, que
Monroe se refería a todos los americanos; pero en realidad se refería a
Norteamérica: ‘América para los
norteamericanos’ (debiéramos decir ‘estadounidenses’
pues Canadá y México también son norteamericanos).
Y que fue Rosas quien realmente
representó, no sólo en su patria, sino en toda la América, el papel que la
leyenda atribuye- falsamente- a Monroe.
Por ello Rosas fue llamado y con
justicia ‘el Gran Americano’.
*
Marcelo
R. Lascano
(En LASCANO, Marcelo, «Imposturas Históricas e Identidad Nacional»,
Edit. El Ateneo, Bs As, 2004,pág. 40)
“El
ocultamiento del pasado, las modificaciones a designio en la presentación e interpretación
de acontecimientos fundamentales de la vida de una Nación, han terminado no
sólo por distorsionar nuestra óptica, la imagen de nosotros mismos, sino
también por dificultar la recta identificación de nuestros orígenes, negándonos
a la vez, la perspectiva imparcial, necesaria y objetiva para operar
satisfactoriamente en el presente y sobre el futuro”.
*
(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996,
pág141 y sstes)
“El
Ministro D. Tomas de Anchorena, en sesión de la Sala Representantes (30 de
junio de 1830), refiriéndose a esos díceres, dijo: "El gobierno no pidió
las ‘Extraordinarias’, le fueron acordadas espontaneársete por la
Legislatura". Ninguna voz se alzó en el recinto para contradecirlo. El
ultimo Gobernador interino y renunciante Dr. Manuel Maza, al referirse a la "anarquía que
asolaba al país, y que causaría mayores estragos en Buenos Aires" insinúa,
a la Legislatura, "la urgencia de dictar el remedio eficaz para tan
críticas y apuradas circunstancias en las que no podría continuar al frente de
los negocios públicos". De esta prevención es que nació la facultad
extraordinaria. Históricamente considerado el caso de las ‘Extraordinarias’,
veremos que no fue una creación exclusive en favor de Roses. El movimiento de
marzo de 1810, al imponer la centralización directiva en Buenos Aires, de hecho
creó el poder’ extraordinario’, que fue ejercido con mano de hierro, como una
exigencia de los momentos, y los pueblos to aceptaron en aras del éxito de la
cause de la independencia. […] Si bien el período de 1832 al 35 tuvo sus días
de luto y de violencia, no se hizo uso de las ‘Extraordinarias’. Antes de
ocupar Rosas el segundo gobierno, por imposición de la desorientación de los
hombres, fuele necesario a la Sala de Representantes robustecer al Gobierno que se eligiera. Así
la obtuvo don Juan Manuel de Rosas”.
Este escritor, liberal, y masón
reconoce que el ocultamiento de la verdad histórica distorsiona la imagen de
nosotros mismos y dificulta el conocimiento de nuestros orígenes y por lo tanto
no se puede operar sobre el presente y ello tre consecuencias nefastas sobre
nuestro futuro.
Además, dice que Anchorena explicitó
que las famosas ‘Facultades Extraordinarias’ si bien las pidió Rosas (no las
obligó a que se las concedieran). fue su condición para acceder a la
gobernación. También que ello no era nuevo: desde los albores de nuestra
independencia las autoridades porteñas –y provincianas- tuvieron también dichas
‘Facultades Extraordinarias’.
Podemos agregar nosotros que los
Unitarios quienes se hicieron del poder en las provincias durante la
Confederación Argentina se hicieron dar también las ‘Facultades Extraordinarias’.
Actualmente si bien la constitución
argentina prohíbe en su articulado que se concedan dichas Facultades, hay otro
artículo que refiere a la potestad de los Presidentes de dictar ‘Decretos de Necesidad y Urgencia’ (DNU)
que en los hechos, es lo mismo.
“Artículo
29.- El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales
a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la
suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por
las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de
gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad
insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la
responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”.
Artículo
76.- Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en
materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo
fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso
establezca.
“Artículo 99.- El Presidente de la Nación
tiene las siguientes atribuciones
Apartado
3- El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e
insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo.
Solamente
cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites
ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no
se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o de
régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de
necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de ministros
que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministro”.
Como puede verse, hasta el día de hoy existen
–con otro nombre- la posibilidad de que el Ejecutivo dicte medidas que exceden
su competencia y que en los hechos son ‘Facultades Extraordinarias’. La
hipocresía liberal alcanza hasta los tiempos de
hoy.
*
Carlos
Rodríguez Larreta
(Porteño. Político demo-progresista. Abogado.
Profesor. Ministro de Relaciones Exteriores de los presidentes Manuel Quintana
y José Figueroa Alcorta. Admirador de Sarmiento).
Escribió lo que sigue en 1923. (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por
Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág. 149 y 150)
“En
cuanto a Rosas, si venía de la campana, es indudable que su prestigio se
extendió a la plebe de la ciudad lo mismo que a la plebe de la campaña; su
poderosa influencia desde el momento en que llega a Buenos Aires como vencedor
de Lavalle y vengador del sacrificio de Dorrego, deriva, sobre todo, de la
popularidad que conquista rápidamente en la población urbana de Buenos Aires.
Más tarde, durante su primer gobierno y durante los gobiernos de Viamonte y de
Maza, se preocupó con empeño de consolidar su poder sobre la clase popular. Los
mismos escritores unitarios no han desconocido el entusiasmo, y hasta una
especie de delirio, que Rosas despertaba en ella; su nombre era aclamado con
verdadera idolatría en los candombes y tambos de negros que se habían formado
en los suburbios de la ciudad, a la manera de las tribus africanas; y él se
afanaba por conseguir su adhesión, hasta el punto de que muchas veces, a pesar
de su rango y del retraimiento en que solía colocar a su persona y a su, familia,
iban los suyos a participar de las danzas y a sentarse, él mismo, en sus
ceremonias populares. Fue principalmente con esos negros y mulatos, más que con
la plebe de la campaña, que formo su ejército federal de voluntarios,
organizado para asentar su predominio y cumplir los propósitos con que llegaba
al gobierno.[…] Adversario de la
oligarquía Y bien; tanto prestigio debe haber tenido una causa. Por alguna
razón se había identificado de esa manera Rosas con el pueblo. Es que el
dictador venía acaudillando a los humildes
a la clase desheredada de la ciudad y de las campañas; era su Protector
y amigo. Será por ello, el adversario implacable de la oligarquía que desde
1810 se arrebataba entre sus propios círculos el ejercicio del gobierno; que
había heredado las formas aristocráticas del poder español, sin otra
interrupción que la tímida democracia, puramente legislativa de 1813; que tenía
los nombres brillantes, los prestigios sociales y la propiedad de las tierras,
pero que no supo hacerse amar de la muchedumbre y que caerá hecha pedazos, al
empuje del caudillo federal, aventada por él a los cuatro vientos. En la
ciudad, la clase popular era como esclava todavía en las casas de familia o
habitaba miserablemente en los suburbios. Rosas la dignifica y la levanta
dándole lugar en su partido. En la campaña, el gaucho conquistaba la tierra,
pero ésta era adquirida del gobierno por los señores de Buenos Aires y aquél,
empujado de nuevo al desierto y al salvaje. Rosas aleja al salvaje, da
seguridad a la campaña, reprime con energía los delitos comunes, y todo
servicio señalado, por humilde que sea el servidor, lo premia su gobierno con
tierras y ganados. No entonces cuando la lucha ardía, sino más tarde, numerosos
escritores de tradición o de preferencias unitarias han reconocido el apoyo de
la tiranía en las masas populares, y es dado creer que sin la transformación
oportuna de la aristocracia nacional, cumplida por ella, el establecimiento de
un gobierno unitario capaz de demorarla sólo habría preparado en el porvenir
para la República los horrores de una guerra social”.
Claramente Larreta hace notar el apoyo
popular a Rosas. Cómo dignifica Rosas a los estamentos más bajos de la
población. Cómo agranda las fronteras de la patria. Dice Larreta; “Los mismos escritores unitarios no han
desconocido el entusiasmo, y hasta una especie de delirio, que Rosas despertaba
en ella; su nombre era aclamado con verdadera idolatría.”.
Como puede leerse de boca de alguien
que no era ‘rosista’ la veneración a Rosas de su pueblo aleja cualquier tipo de
duda acerca de la supuesta ‘tiranía’ que los Unitarios triunfantes se
propusieron inculcar en nuestro inconsciente colectivo, mistificando la
historia y obligando a los educandos de todo tipo a creer esa falsedad.
Repitiéndola durante décadas y décadas hasta llegar a hacerla verdad irrebatible
y dogmática.
Rcordemos lo que dijo el que fuera el
Presidente de los EEUU, John Adams: “Hay
dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es con la espada y la
otra es con la deuda” (Citado Por José Muñoz Aspiri eRn ‘Se Levanta A La Faz De La Tierra’-Ediciones
Fabro, 2016)
*
Dermidio
T. González
Correntino. Radicado en Rosario. Novelista.
Poeta.Fundador del radicalismo santafecino. . (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996,
pág. 153 y 154) escribió en el año 1903.
“[…] El general Rosas fue el primer mandatario argentino que inició la
unidad de la familia argentina, en una Confederación de provincias. Antes de la
iniciativa del tratado del Litoral de 1831, cada Estado pugnaba por su
independencia. Las provincias del Rio de
la Plata, se dislocaban, se desunían en diversidad de tendencias y ambiciones
políticas. En ese sentido la condición social argentina hizo surgir la personalidad
de Rosas como un símbolo, como una bandera necesaria como un estandarte
incontrastable, cuyo propósito era secundar la acción emancipadora de Mayo.
Después del fracaso de las constituciones de 1819 y 1826 todo era un caos,
hasta que con el llamado Pacto Federal, suscriben los gobernadores de provincia
el compromiso de la unidad argentina. Este hecho de los más grandiosos después
del grito de independencia, pues presentaba a la familia unida y compacta en un
solo haz de aspiraciones y con una sola bandera desde el Plata hasta Jujuy,
desde el Océano Atlántico hasta las nevadas crestas de los cíclopes andinos. El
héroe de esta unidad, el paladín de esta victoria, el hábil político de esta difícil
causa, fue Rozas, encarándose de proclamarlo así el pueblo de la nación, con el
concurso de los próceres de Mayo que en aquel entonces vivían en Buenos Aires.[…]”
Dice el autor que Rosas junto a los
próceres de Mayo logró la unidad nacional lo que es lo mismo que decir que es
el creador del Estado Argentino. Antes era territorios desperdigados y sin
conexión entre sí.
*
Hector
Pedro Blomberg
Porteño. Poeta. Músico. (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por
Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs As, 1996)
(‘Las Naves Rojas de la Federación’).
"Son
las goletas rojas de Costa Brava, son las que respondieron en Obligado / al
clamor iracundo que las llamaba /para batir la flota que navegaba / el Paraná
invadido y ensangrentado. / Bergantines de Thome. La voz del viento / dice en
la arboladura la copla errante /que recuerda en su recio y extraño acento /
aquellas que en el viejo puente sangriento / se oían en los tiempos del
Almirante. / Con sus rojas banderas en la mesana, / allá van sus bravías
tripulaciones: / Federación o Muerte, se oye, lejana, / la canción que cantaban
en la mañana / junto a la negra boca de los cañones”
(‘Canto a los Héroes de la Vuelta de
Obligado’)
“El sol
ya subía con luces de sangre / Aquella mañana que viera llegar / Surcando las
claras y azules corrientes / La flota enemiga sobre el Paraná /,
En las
baterías, allá en la ribera, / Entre los cañones cantaba un zorzal, /
Y junto
a sus bocas estaban los héroes: / Son Thome, Mancilla y el hijo de Brown/.
La
diana de fuego retumbó en las ondas, /
Despertó los ecos del verde ceibal/
Entre las cadenas que amarran el río / Las naves francesas se vieron
virar/.
Los
barcos ingleses formaron en línea;/ Se oyó en las orillas un grito:
"¡Jamás!"/.
¡La
patria de Rosas llamaba a sus leones / Y un sordo rugido se oyó contestar /!
Riberas
y selvas, corrientes y brisas, / Oían el largo y ardiente tronar /
De los
cien cañones, y el sol de noviembre / Sangraba en la gloria del cielo estival
/.
Jadeantes,
en medio del humo y del fuego / Que todo lo arrasa como un huracán/
Indómitos,
llenos de sangre, los héroes / 'Defienden cual leones la tierra natal /.
Y
cuando el lucero subió sobre el río, / En las baterías que mudas están, /
Se
vieron los muertos de pie en la ribera, / Cubiertos de blanca y azul claridad/.
¡Vuelta
de Obligado, sobre cuya arena / Los seiscientos leones no se alzaron / más! /
Allí,
amortajados de estrellas, cayeron / Y el río les dijo su eterno cantar /.
¡Vuelta de Obligado las ondas aun
dicen /La gloria de aquella jornada inmortal,/
Y envueltos en rotas banderas los héroes /
Alargan sus sombras sobre el Paraná!/”
Héctor Pedro Blomberg, que no fue
precisamente un poeta de filiación ‘rosista’,
no olvidó en sus poemas el episodio glorioso.
El escritor consagró gran parte de su
labor a la evocación de hechos y personajes históricos americanos, y muy
especialmente se inspirados en lo época de Rosas.
Incluyó en su libro ‘Cantos Navales Argentinos’ (1938; segunda edición, 1942) dos
poemas: ‘Los naves rojas de la
Federación’, en donde se alude al combate famoso, y ‘Canto a los héroes de la Vuelta de Obligado’, que tiene un claro
espíritu épico y guerrero.
Mismo Homero Manzi, Leopoldo Marechal,
etc.
*
Ricardo
Caballero
Cordobés. Médico. Político.
Historiador. Escritor. Primer Vicegobernador Radical en Santa Fe en 1912
(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs As, 1996,
pág. 173 y sstes) dijo en 1951:
“¿Qué representó el gobierno del general don
Juan Manuel de Rosas para las poblaciones auténticamente argentinas? He formado
mi convicción favorable al gobierno del general don Juan Manuel de Rosas a la
luz de mis recuerdos de niño, meditando en mi madurez, respecto de
conversaciones oídas en mi propio hogar, mantenidas por actores directos o por
sus descendientes inmediatos, sobre el periodo de nuestra historia que se
extiende desde 1820 hasta 1852, año en que se extingue la influencia del
Restaurador, y se va con ella, hacia el destierro y el olvido, el espíritu de
nuestra vieja y noble patria. No he necesitado ni de documentos ni de papeles,
para determinar mi juicio, porque los hombres de mi familia o sus amigos, o los
mismos adversarios, han sido los elementos humanos, oscuros si se quiere, que
forjaron esas páginas heroicas y dolorosas […] “En cualquier región del país que se tome como ejemplo, desde 1820
hasta 1852, se observará que la mejor representación de los valores sociales,
económicos, históricos, correspondía al partido Federal. Los militares de la
Independencia, en su mayoría, los de elevada graduación como los oscuros
soldados transformados en labriegos o pastores de ganado, los poderos como los
dueños de pequeñas explotaciones campesinas, los hombres de trabajo, de
disciplina, de sacrificio, eran fervientes partidarios del general Rosas de su
sistema político y social”.
El autor hace notar la representación
soberana de Rosas; sus valores sociales, económicos, políticos. Todos lo
apoyaban: militares de la independecia, el pueblo, campesinos, etc. No solo de
Rosas sino de su sistema de gobierno. Y como dijeron otros, cuando debió
exiliarse, el espíritu de nuestra patria, se fue con él.
*
Hipólito
Yrigoyen
(En ‘La
Vuelta de Don Juan Manuel’, por Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As. 1996, pág. 176) dijo sobre Rosas dirigiéndose a Ricardo Caballero y al Cnel. Ricardo Pereyra
Rosas en 1914:
“Cuando
ustedes estudien la personalidad del
general Rosas, dirijan las investigaciones a destacar la nobleza y la altivez
de la vida solitaria que llevó en el extranjero. Es para mi eses período de su
existencia azarosa, el que ilumina con mejor luz el fondo de su recia
personalidad”.
Yrigoyen destaca la vida difícil y
solitaria que Rosas llevó en el exilio, lo que permitió que su verdadera
personalidad y nobleza se hicieran evidentes. Esto implica que, a pesar de su
reputación controvertida y su papel en los conflictos políticos de su época,
Rosas tenía cualidades positivas y nobles que no eran ampliamente conocidas o
reconocidas.
Esta perspectiva sugiere que la vida
en el exilio permitió a Rosas mostrar su verdadero carácter, alejado de la
política y las presiones del poder. Esto puede implicar que Rosas era una
persona más compleja y humana de lo que se le atribuía en su tiempo.
*
Horacio B. Oyhanarte
Bonaerense. Radical. Periodista en la
ciudad de La Plata. Escritor. Abogado. Diplomático.
(En ‘Por La Patria Desde El Exilio Digo’, Montevideo, 1932) Dijo sobre
Rosas:
“Rosas
-y no es sino con tristeza que entro a este rápido parangón, porque siento que
desde su sepulcro en Southampton las cenizas del tirano se indignan- Rosas
representó a las masas, sobre todo campesinas, del país anarquizado y baldío,
contra los pseudos aristócratas de Buenos Aires; contra el porteñismo
ensimismado y vacuo que creía que la nacionalidad eran una docena de apellidos
-entonces tenderos- de la antigua metrópoli colonial. Rosas realizó con sangre
-lo que nunca se le perdonaba- la unidad política del país, domando al díscolo
caudillismo que había quebrado la solidaridad ética y de origen en una multitud
de feudos particulares que pretendían la categoría, casi, de estados
independientes”.
Dice el dirigente Radical que Rosas
fue representante fiel de las masas en un país anarquizado. Luchó contra el
porteñismo –siendo él mismo porteño- .
Que realizó la Unidad política del
país.
El citado autor cae también en el
‘cliché’ de la época de llamar a Rosas, ‘tirano’. Lo que implica un
contrasentido entre dicho adjetivo y lo que él mismo pensaba sobre Rosas. Está
claro que años y años de lavado de cabeza –mas allá de hablar muy sobre Rosas-
caía en calificarlo como ‘tirano’ sin salvar la contradicción entre el
calificativo y lo que el mismo autor pensaba sobre Rosas.
*
Enrique
Stieben
Entrerriano. Vivió en La Pampa.
Escritor. Geopolítico.
(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,
por Fermín Chávez, Ediciones
Teoría, Bs.As. 1996, pág. 229-230) dijo
sobre Rosas en un libro inédito “Historia
de la Nacionalidad y la Tradición”)
“El
Pacto Federal. El criterio historicista expuesto por Rosas en su famosa carta
de la Hacienda de Figueroa, es la exacta interpretación de la realidad y del
pragmatismo del Pacto Federal, con amplio y profundo dominio en el país. En esa
carta Rosas dio en el blanco, explicando su pensamiento político maduro e
inmutable, que volvería a repetir, sin cambiar una coma, a Quesada, en el
destierro, cincuenta años después, con elocuente vehemencia, cuando ya la
Constitución había arrojado como saldo Cepeda, Pavón, Paraguay, Entre Ríos, la
"pacificación del interior", la crisis económica de 1877, el
entreguismo, la capital pedida en préstamo, y una serie larga de calamidades.
“Es
además el criterio universalmente aceptado como lógico y eficaz, porque el
fuego, para que caliente, tiene que soplar de abajo. Según él [Rosas], las pre-construcciones imaginativas, las
teorías de los ideólogos sin con-tacto con el pueblo, sin identificación con la
vida cotidiana; las lucubraciones de los intelectuales, eran artificios de
logistas, es decir de pequeños grupos que hacen castillos en el aire, aislados
de la sociedad a la cual pretenden imponer sus fantasías, ajenos a las
constantes preocupaciones y emociones de la población que van sedimentando en
idiosincrasia, de la cual los sistemas de gobierno deben ser fiel expresión,
largamente tamizada y en proceso de tradicionalización”.
El autor hace notar la importancia del
Pacto Federal de 1831 y el sistema político que explicó y sostuvo hasta el
último día de su vida. El tiempo le dio la razón.
Explica el autor citado como Rosas
tuvo en cuenta las elucubraciones de los logistas, refiriéndose a aquellos que
se alejaban de la realidad de la tierra y trataban de imponer sus abstracciones
y fantasías –y lograron- imponer en la sociedad.
*
Adolfo
Korn
(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,
por Fermín Chávez, Ediciones
Teoría, Bs.As. 1996, pág. 230/1) dijo
sobre Rosas en un libro “Irigoyen y Rosas” escrito en 1922).
“Rosas,
después de su primer gobierno, pudo mirar al porvenir, en la conciencia de haber
dado el paso inicial para la realización de un ciclo heroico. El destino,
habiéndole probado en este primer ensayo, y habiéndole encontrado sereno y
fuerte, se apresuró a encomendarle la terminación de la gigantesca tarea. En
este primer gobierno Rosas ha sido su propio precursor”
El escritor puso Yrigoyen con ‘I’, confundiendo-en términos
gramaticales, se entiende- a Hipólito Yrigoyen –al cual se refiere en realidad
en su trabajo- con Bernardo de Irigoyen.
*
Jorge
Luis Borges
(En ‘El Tamaño De Mi Esperanza’- Ed.Seix Barral-1926)
“La
Santa Federación fue el dejarse vivir porteño hecho norma, fue un genuino
organismo criollo que el criollo Urquiza (sin darse mucha cuenta de lo que
hacía) mató en Monte Caseros y que no habló con otra voz que la rencorosa y
guaranga de las divisas y la voz póstuma del Martín Fierro de Hernández. […]
Nuestro mayor varón sigue siendo don Juan Manuel: gran ejemplar de la fortaleza
del individuo, gran certidumbre de saberse vivir”.
Borges, al que no puede considerarse
tampoco ni ‘rosista’ ni federal, sin embargo admite la genuinidad del
Federalismo ‘rosista’ que fue pervertido por Urquiza, un rencoroso según el
escritor, pero que perdona porque dice que lo que hizo ‘lo hizo sin darse cuenta’ (sic).
Finalmente, el autor cita a Rosas
diciendo de manera tajante que él es el mayor varón de la nación. Esto implica
que el autor considera a Rosas como una figura destacada y relevante en la
historia argentina
*
Nimio
de Anquin
Cordobés. Filósofo, Metafísico.
Escritor tomista.
(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,
por Fermín Chávez, Ediciones
Teoría, Bs.As. 1996, pág.242/3). Dijo de
Rosas y el Iluminismo en 1966:
“La corriente iluminista-liberal estuvo
presente en la época de Rosas (Vélez Sarsfield, García, Reyes). El gran hombre
no pudo advertirla, y esta insensibilidad para detectar a su mayor enemigo es
un aspecto débil del ‘rosismo’. La convivencia con el liberalismo iluminista
afectó a la base cultural del rosismo, alabase
cultural, digo, pero no a su base histórica. Después de San Martín es
Rosas la mayor expresión en nuestra historia de la voluntad de poder: su
gobierno es un ejemplo aleccionador de decisión. ‘Entscheidung’ [’decisión’]
schmittiana. Solamente bajo un gobernante de este tipo fue posible un hecho
épico como la Vuelta de Obligado, especie de Termópilas argentinas en que se
jugó la suerte de la nación frente al bárbaro. Pero en Caseros se perdió todo y
después el demo liberalismo se expandió por toda la república”.
El autor precisa con exactitud la
influencia en la derrota de Rosas por parte de la intelectualidad
iluminista-liberal.
El autor nos dice –y creemos con
razón- que Rosas no puedo detectar la profundidad del daño que causó a nuestra
nación la influencia de esos hombres sobre todo en la cultura hispánica de
nuestra patria, a la cual fue erosionado poco a poco. Finalmente luego en
Caseros se perdió todo lo construido por Rosas a lo largo de su gobierno y de
tal modo el liberalismo se extendió como un rio de aceite a lo largo de toda la
patria y a lo largo de décadas de sometimiento físico e intelectual para
nuestra población que quedó inerme ante el avasallamiento del Unitarismo, que
tenía las armas, el dinero y los medios periodísticos a su favor.
*
John
Lynch
Historiador inglés. Director del
Instituto de Estudios Latinoamericanos y Profesor de la Universidad de Londres
(En “Juan Manuel de Rosas”- Emecé Editores-1984)
Respecto al trato a los indios dijo el
autor que Rosas “lejos de exterminar a
los indios, su expedición obtuvo un acuerdo de paz y coexistencia para varias
décadas subsiguientes, y la solución militar esperó a los gobiernos de los
presidentes constitucionales”.
“El
primer gobierno Rosas (1829-1832) subordinó todo a la ley y el orden. Reforzó
el ejército y protegió a la Iglesia, silencio las críticas e ignoro a la
educación. Pero no ignoró a los pobres o, por lo menos, a aquellos que se
habían empobrecido por la causa federal durante la guerra de 1828-29,
abasteciendo con bienes y servicios a las fuerzas de Rosas; a estos los
compensó, o les prometió compensación con fondos públicos. Asi como Rosas entró
para reconciliar, y comenzó con una administración moderada: nombró al general
Tomas Guido ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, al general Juan Ramón
Balcarce ministro de Guerra y al doctor Manuel J. García ministro de Hacienda […].
Rosas fue “intachable en cuestiones de impuestos. […] “y en en lo referente a seguridad personal, coincidían los
observadores, Buenos .Aires era uno de los lugares más seguros del mundo. […].
La Confederación Argentina “formulaba
sus propias decisiones económicas y su independencia jamás estuvo en duda. Así
como los británicos no constituían un pilar para el régimen, tampoco era el
régimen un satélite de Gran Bretaña; frente a las presiones políticas, el país
podía levantar sus defensas y reducirse a una economía de subsistencia”.[…]
Rosas “
Fue correcto con los súbditos británicos,
tolerante con respecto a su religión, y complaciente para su comercio”.[…]
“Es cierto que el bloqueo anglo-francés puso a
prueba a Rosas y en tensión a l. economía, pero no dañó su reputación y no fue
acompañado por un disenso interior. De manera que el terror de 1840-42 no se
repitió, y Rosas pudo retener el control sin necesidad de recurrir a la
violencia. La propaganda oficial aún era excesiva, y los lemas anti-unitarios
seguían siendo salvajes; pero su aplicación ya no era feroz y las
manifestaciones facciosas habían disminuido. Si bien el gobierno seguía siendo
el mismo y la vida política normal todavía estaba proscripta, la atmosfera era
más calma, el régimen más moderado, la sociedad estaba menos atormentada. El
diarista Beruti fijaba fecha al cambio a partir de 1844, un año de paz y
tranquilidad; “no ha habido insultos, embargos, confiscaciones 'ni degüellos,
ni se ha perseguido a nadie; Dios quiera que así sigamos en adelante hasta la
paz general, y que se constituya la república, que es lo que todos deseamos […]
“A partir de 1845 las propiedades confiscadas
comenzaron a reintegrarse en forma creciente a sus dueños. […]. El gobierno parecía ansioso
por liquidar el pasado y dar la bienvenida de vuelta al redil a los
propietarios favorecidos con las restituciones. La tendencia continuó. En 1848
el régimen alcanzo la cumbre de su poder y reputación. El país estaba unido y
fuerte, en su propio territorio y en el exterior. La paz y la seguridad
alentaban a la inmigración y mejoraban la disponibilidad de trabajadores. Los emigrados
políticos continuaron regresando y muchos descubrieron que no era demasiado
tarde para reclamar sus tierras y propiedades”
Analicemos lo
que dice el autor inglés, lejos también de ser ‘filo-rosista’ (antes bien, lo
contrario), pero bueno, al ser inglés es difícil que sea ecuánime porque le
tocan las ‘generales de la ley’.
Sin embargo,
tiene algunos conceptos que no puede el citado de dejar de valorar en Rosas y
su gobierno:
Destaca que
Rosas fue un líder carismático que supo ganarse el apoyo y la lealtad de las
masas populares. Se menciona que su liderazgo se basó en la defensa de los
intereses del pueblo y en su capacidad para mantener la paz y la estabilidad en
un contexto de constantes conflictos políticos y sociales.
Además, se
resalta que Rosas fue un defensor de la soberanía nacional y se opuso a la
intervención extranjera en los asuntos internos de Argentina. Esto implica que
Rosas defendió la independencia y la autonomía del país frente a las potencias
extranjeras.
El autor
reconoce que Rosas llegó a acuerdos de paz con los aborígenes a diferencia de
los gobiernos constitucionales que utilizaron –via Roca- una solución ‘militar’ (sic). Recién cuando no pudo
acordar y conciliar, debió combatirlos, sobre todo a los Araucanos venidos de
Chile.
Que Rosas
subordinó su primer gobierno a la ley y el orden, cuidó a los pobres, su
administración fue moderada con personal público ecléctico, intachable en
cuestiones de recaudación impositiva, Buenos Aires era una de las ciudades mas
seguras del mundo.
Que mantuvo
siempre la independencia del país es cuestiones de decisiones políticas sin que
ello mengüe en el trato con los residentes extranjeros a quien siempre respetó
(aun en plena agresión extranjera imperial).
Si hubo
violencia de su gobierno fue por un par de meses cuando arreciaban los ataques
por todos los flancos: los Unitarios en Montevideo, por el imperio del Brasil,
por el norte con Santa Cruz y su Confederación Peru-Boliviana, por los ingleses
y franceses mas sus mercenarios, etc..
Pasado ese
breve período, y siempre controlando a un pueblo exasperado por ello que quería
salir a la calle exaltado, pudo Rosas retomar el control y pacificar las
manifestaciones que se desataban ante las agresiones a nuestra patria.
Moderó su gobierno, volvió la paz, se
desembargaron (el autor citado habla equivocadamente de ‘confiscaciones’) los bienes de los exiliados o autoexiliados y se
les devolvieron los bienes más los intereses acumulados a aquellos que volvían
a la patria voluntariamente y con el beneplácito de Rosas. La nación estaba
próspera y en paz.
De la
supuesta ‘tiranía’ solo se la veía en
los panfletos de los enemigos de la patria que mistificaban, una vez más, lo
que sucedía en nuestro gobierno patrio, con su literatura huérfana de realidad
y sostenida solo por intereses políticos mezquinos.
*
COROLARIO
Como corolario podemos decir que de la
boca de los propios Unitarios – la mayor de las veces en forma privada o cuando
habían ya logrado el derrocamiento de Rosas- el reconocimiento de su enorme
gobierno, de su virtudes, de su templanza y de la maledicencia de ellos al
calificarlo vilmente de ‘Tirano’,
como se ha enseñado casi hasta el día de hoy en las escuelas. Ello es altamente
sintomático.
Del mismo modo el reconocimiento de
muchos funcionarios, políticos, historiadores eminentes del extranjero que
sopesaron cabalmente la figura de Rosas
y la importancia de su lucha.
Otro tanto de aquellos que sin
participar de las luchas políticas, sin embanderarse por uno u otro bando,
supieron apreciar la importancia de Rosas en concierto de las naciones.
Como puede haberse leído el
liberalismo y progresismo de hoy siguen creando esa “opinión prefabricada"
sobre lo sanguinario y tiránico del gobierno ‘rosista’, sin ningún tipo de sostén documental. Es solo literatura
de la historia (‘Amalia’, ‘La Cautiva’,
etc)
Ese silencio de la historiografía
liberal es sinónimo de que no hay podido derribar el buen gobierno soberano de
Rosas y como no lo han podido hacer, simplemente lo silencian.
José María Rosa hace una más
interesante observación sobre el odio hacia Juan Manuel de Rosas de parte del
Unitarismo y del Liberalismo jacobino.
“Este
odio es en realidad un homenaje que le hacen a su memoria –sin darse cuenta- ya
que es usual hablar “bien de los muertos, y mal de los vivos; y los
historiadores del liberalismo consideran vivo a Rosas, porque comprenden que la
política de Rosas es contemporánea. Sus objetivos – una Argentina popular,
dueña de sus destinos, insobornable a los imperialismos, sin clases dominantes,
e integrada en América Latina [debiera decirse ‘América Hispana’]– son los de esta hora. Diríase que don Juan
Manuel aún vive en Palermo y amenaza con el rigor de sus mazorqueros a los
salvajes que se venden al extranjero, o humilla con la burla de sus bufones a
los ‘lomos negros’ encumbrados” …
Dice Jaime Gálvez: “El mayor número de las publicaciones
privadas u oficiales abarcan el período que comienza en 1852 y termina en
nuestros días, como si nada hubiera ocurrido antes de aquella fecha. Y las
otras, más circunspectas, empiezan en 1810 y al llegar al 29 dan un salto, un
salto con garrocha y seguidamente caen en 1852. Al no conocer nuestras
necesidades, nuestras instituciones, nos dejaremos seducir por lo que nos
halague, el oído, solamente”.
“Mientras
no tengamos una historia que enseñe y acepte el contenido total de nuestro
pasado, que recoja sus tradiciones y que
tenga un criterio y un pensamiento propios, y sea tan justa y sincera corno
para no rechazar los valores antitéticos, tendremos que conformarnos con la
mitología. Naturalmente que la tarea a emprender es grande y difícil, pues
supone el estudio, revisión, crítica y análisis de nuestra historia, lo que
muchas veces significará conflicto y disensión consigo mismo. En busca de mayor
perfección, deberá desterrarse el método de interpretación de los valores
únicos, el del color del cristal con que se estudia. Grandes fenómenos
sociales, grandes caudillos, momentos trascendentales en la vida de un pueblo,
esperan que la Historia vuelva a darles un soplo de vida e interprete los
principios esenciales de su existencia. Logrado esto, tendríamos la suficiente
continuidad de miras como para realizar una política que contenga toda nuestra
fuerza y vitalidad (GÀLVEZ, Jaime -“Rosas Y La Navegación De Nuestros Ríos-” Librería Huemul-2da.Edición-1955)
Debemos recordar para la comprensión
de nuestro pasado, que ese "pasado" no es una cosa muerta, sino que
vive en nosotros, para inspirarnos y guiarnos.
Esta es su trascendencia, pues,
transformado en Historia, nos proporciona antecedentes que debemos evaluar con
cuidado –como la supuesta ‘tiranía’ de Rosas negada hasta por propios y extraños-,
con el fin de mejorar nuestro presente y traspasarlo en tales condiciones a los
que vengan después de nosotros, en el futuro.
Tangamos presente, parafraseando a
Marcelo R. Lascano, que somos por lo que fuimos y seremos por lo que somos. Falsificando
nuestro pasado, renunciamos a nuestro presente y a nuestro porvenir.
Y, en el mismo sentido, Ernesto
Palacio, “No sabemos qué hacer porque no
sabemos lo que somos; y no sabemos lo que somos porque se nos ha confundido
deliberadamente sobre nuestros orígenes y no sabemos ahora de dónde venimos”
Y si no sabemos de dónde venimos,
difícilmente sabremos hacia dónde vamos.
Al renunciar a nuestra historia real
apenas podríamos resignarnos a una prosperidad material de factoría o colonia
como único objetivo. Y, hoy día, ni aún a eso. Hemos perdido nuestra misión
universal porque hemos perdido nuestra conciencia histórica.
Decía también Palacio que “domina en nuestro país la falsa idea de una
historia dogmática y absoluta, cuyas conclusiones deben acatarse como cosa
juzgada, so pena de incurrir en el delito de leso patriotismo. Aquí se ejercita
un verdadero terrorismo de la ciencia oficial, por medio de la prensa, la
universidad y a la enseñanza media […].
La historia oficial es “fraguada para
servir a los intereses de un partido dentro del país, llenó la misión a que se
la destinaba: fue el antecedente y la justificación de la acción política de
nuestras oligarquías gobernantes, o sea el partido de la ‘civilización’ […] no de ser heroicos, sino de ser ricos. No
de ser una gran nación sino una colonia próspera […]. Los próceres de la historia heredada, los próceres civiles
representan y hacen amar (cuando Io consiguen) conceptos abstractos: la
civilización, la instrucción pública, el régimen constitucional. Rosas, en
cambio, nos hace amar la patria misma, que podría prescindir de esas ventajas,
pero no de su integridad ni de su honor.” (PALACIO, Ernesto ‘La Historia Falsificada’-Colección ‘La
Siringa’, Ed. Peña Lilio, Bs.As.1960)
Como decía el autor citado nuestro
país debía entregar todo lo nuestro al extranjero y fundar escuelas donde se
enseñara justamente que había que entregar todo al manejo extranjero para suplir
nuestra propia incapacidad, auto denigrándonos, auto subestimándonos, que el
Capital no se toca y que siempre el Estado es un mal administrador
Ello nos lleva a una pérdida de
confianza en nuestras capacidades, en nuestro porvenir, en un escepticismo recalcitrante
que tributa a lo quimérico y a un pacifismo suicida y ciego que no hace más que
acentuar un complejo de inferioridad..
Lo que señala correctamente Palacio es
que aquellos pueblos que pierden su independencia, pierden la libertad para su
propia toma de decisiones, perdiendo finalmente y como consecuencia su provecho
material.
Por eso, gracias a la Dictadura de
Rosas (‘Dictadura’ por lo tanto, gobierno legítimo que es consustancial con los intereses de la nación y
de su pueblo, esto es, hauna solidaridad entre el Estado y su pueblo que
participa del mismo a diferencia de la ‘Tiranía’ que gobierna sin apoyo de la
población y con intereses particulares que se contraponen a los de la nación y
de su pueblo) es lo que formó el Estado argentino, lo consolidó en su
arquitectura política pragmática y evitó
los continuos embates secesionistas del unitarismo. Todo reconocido a
regañadientes por el propio Sarmiento.
Luego de Caseros en 1852 en vez de
hacerse homenajes a este gran hombre patriota, elevamos monumentos a quienes,
como reafirma Palacio,” entregaron
fracciones del territorio nacional y nos impusieron un estatuto de factoría.
Porque tuvo que sacrificar toda su energía y desplegar el máximo de su
autoridad para salvar a la patria en el momento más crítico de su historia;
porque persiguió como era indispensable a quienes se empeñaban en fraccionar el
territorio, y no obtuvo otro premio que la satisfacción de haber cumplido con
su deber”
Por eso no basta la rehabilitación del
gran Caudillo, sino que es necesaria su glorificación en todo ámbito privado y
público para despertar nuestra definitiva conciencia nacional, de cara al mundo
pero sobre todo hacia nosotros mismos, formando o, mejor dicho, resucitando
nuestra conciencia colectiva acabando con la falsificación fraudulenta de
nuestros orígenes hispanos, porque no hemos sido una colonia española, sino una
prolongación de España en America
Manuel Gálvez -escrito en 1940- lo
resume: "Don Juan Manuel de Rosas no
ha muerto. Vive en el alma del pueblo, al que apasiona su alma gaucha, su obra
por los pobres, su defensa de nuestra independencia, la honradez ejemplar de su
gobierno y el saber que es, sin disputa la más fuerte expresión de la
argentinidad. Vive en los viejos papeles que cobran vida y pasión en las manos
de los modernos historiadores y que convierten en defensores de Rosas a cuantos
en ellos se sumergen honradamente, en busca de la verdad, extraños a esa
miseria de la historia dirigida, desdeños de los ficticiosos [sic] honores oficiales". (GÁLVEZ,
Manuel- “Vida de Juan Manuel de Rosas”-
Ed. Río de la Plata-1974).
Una de las herramientas de coerción y
falsedades impuestas como dogma por el jacobismo sinárquico liberal y marxista
está dada por los medios de comunicación que la crean y fogonean.
Estos medios, controlados por las
élites globalistas, utilizan diferentes técnicas para manipular la información
y presentarla de acuerdo a sus intereses.
Una de las principales herramientas de
coerción utilizada por estos medios es la creación de narrativas falsas. A
través de la selección y manipulación de la información, se construyen
historias que se ajustan a la agenda de las élites. Estas narrativas son
presentadas como verdades absolutas, sin permitir ningún tipo de debate o
cuestionamiento.
Además, se utilizan técnicas de
propaganda para influir en la opinión pública. Estas técnicas incluyen la
repetición constante de ciertos mensajes, la creación de imágenes impactantes y
la utilización de emociones para manipular las percepciones de las personas.
Otra herramienta utilizada por los
medios de comunicación es la censura y el silenciamiento de voces disidentes.
Aquellos que se atreven a cuestionar la narrativa establecida son ignorados o
difamados, creando un clima de miedo y autocensura.
Es importante tener en cuenta que esta
manipulación de los medios de comunicación no se limita solo a los medios
tradicionales, como la televisión o los periódicos. También se extiende a las
redes sociales y plataformas en línea, donde se controla el flujo de
información y se censura cualquier contenido que vaya en contra de la narrativa
establecida.
Ya decía Ernesto Palacio que siempre
el Unitarismo vencedor ha tenido el monopolio de la propaganda a través de los
medios y ha difundido sus mendaces historias.
En resumen, los medios de comunicación
son una herramienta fundamental utilizada por las élites globalistas para
imponer su agenda y manipular la opinión pública.
En tal sentido como bien dice José Luis Muñoz
Azpiri (h) con agudeza: “El hecho
comunicacional es, fundamentalmente, un hecho político. De ahí que el signo más
evidente de nuestra dependencia cultural se manifiesta a través de un proceso
de colonización mental que tiene como instrumento a los medios de comunicación
masiva, activos factores de anulación de la capacidad crítica, y la vocación
elitista y extranjerizante de diversos sectores de la cultura argentina. […].Es
evidente que las comunicaciones sociales se realizan por medio de canales sin
retorno, con una sola vía: del emisor al receptor, dirigida a naturalizar las
contradicciones y desigualdades sociales y a homogeneizar las formas de vida y
loa modelos de consumo vaciando para ello la historia, liquidando Ias
tradiciones y, en los últimos años, purgar a la memoria colectiva de todo
recuerdo del conflicto Malvinas. Toda pérdida de memoria es una pérdida de la
de la identidad, pues, sin memoria, la identidad del individuo se desvanece, su
pensamiento carecerá de duración, del recuerdo de su génesis, de sus raíces
históricas. […]. Este perverso sistema obedece a la necesidad política de
generar una opinión pública definida como "mayoría silenciosa"; que
es silenciosa puesto que el sistema comunicacional no permite, por su propia
estructura, que el receptor se convierta en emisor.. Entonces, el mensaje de
los medios es un elemento formativo, contra el que la población tiene poco y
nada que oponer”. (En ‘Se Levanta a
la Faz de la Tierra’-Ediciones Fabro-2016)
Por ello, cuando a Rosas se lo acusa
de ‘Tirano’, yerra de buena o mala fe quien así lo dice, confundiendo ‘Dictadura’
con ‘Tiranía’ (ver nuestro trabajo anterior 'Vigencia
de las Facultades Extraordinarias en la legislación argentina actual'
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2023/10/vigencia-de-las-facultades.html
Para finalizar certeramente dice
Palacio en concordancia con lo que venimos suscribiendo respecto a la
diferencia entre Dictadura y Tiranía, que Rosas “Gobernó, es cierto, con
facultades extraordinarias, y las aplicó a veces con rigor. Pero ni los más
encarnizados enemigos niegan que estuvo respaldado por la adhesión de la casi
unanimidad del país. ¿No hay en ello contradicción? Ese consentimiento de todo
un pueblo, ¿no es el signo más seguro de que no hubo tal tiranía, puesto que la
tiranía implica la opresión del pueblo y su falta consiguiente de
consentimiento?
En realidad, Rosas fue todo to
contrario de un tirano: fue un caudillo del pueblo, investido de facultades
dictatoriales para proteger al pueblo mismo de las maquinaciones de una minoría
oligárquica, cuya fuerza y peligrosidad provenían de su alianza con el
extranjero.
Esa acusación de tiranía contra Rosas
se funda en un sofisma, que consiste en aplicarle a su gobierno categorías que
no le corresponden.
Juzgado de acuerdo con los principios
liberales, Rosas resultaría, efectivamente, un gobernante repudiable. Pero
Rosas no era, ni podía ser, un gobernante liberal: surgió como caudillo y ejerció
el gobierno con el rigor que las circunstancias dramáticas del momento exigían.
Las asechanzas exteriores y la anarquía
interna latente no eran las condiciones más propicias para ocuparse de la organización
de las garantías individuales. Rosas debió optar entre la libertad interna o la
independencia y la unidad de la patria. Y opto por el segundo término. Con ello
se erigió en héroe benemérito de la patria, al defender su independencia y su
unidad.
Durante este tiempo tuvo que defenderse de las tentativas colonizadoras armadas de Francia e Inglaterra y numerosas sublevaciones internas apoyadas, por tan poderosos enemigos. Esas tentativas tenían un carácter secesionista; respondían a un propósito común de impedir la formación de un poderoso Estado en Rio de la Plata, y eran apoyadas por los unitarios, que no trepidaban en ofrecer protectorados a las cancillerías de Europa con tal de satisfacer sus anhelos de predominio político.
Puede decirse que, durante todo su
gobierno, Rosas vivió luchando con mano férrea contra las tendencias a la disgregación
y a la anarquía que fomentaban aquí las potencias imperialistas; y que triunfó
en la lucha, salvando nuestra integridad territorial y nuestro honor”.
*
¿Y, entonces, respecto a la supuesta ‘tiranía’ de Rosas tan
declamada por las usinas comunicacionales del Unitarismo de antaño y hogaño.
sin sustento fáctico alguno,? Pues bien, como se ha visto, hasta el día de hoy
no se tienen noticias de su existencia ….
Debemos tener siempre presente que la
agresión en la voz, que sostuvieron por años los Unitarios, no fue más que el
estertor de la razón en sus gargantas..
Pero, bueno, ya se sabe: “si la historia la escriben los que ganan,
entonces quiere decir que hay otra historia; la verdadera; quien quiera oír,
que oiga…”.//
**
FUENTES
ALBERDI, Juan
Bautista (‘Obras Completas’, Bs.As.-
1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento
Preliminar al Estudio del Derecho”-1837).
(ver ‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’
en el artículo https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/11/juan-bautista-alberdi-el-paradigma-del.html-ç)
ANGELIS, Pedro De (‘Archivo Americano’ Tomo 1-230, Diciembre
1850)
BELÍN SARMIENTO, Augusto
(‘Sarmiento anecdótico”- ensayo biográfico- Ed.
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BORGES, Jorge Luis (‘El Tamaño De Mi Esperanza’- Ed.Seix
Barral-1926)
BUSANICHE, José Luis (‘Rosas visto por sus contemporáneos’, Ed.Hyspamérica-1985)
BUSANICHE, José Luis
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CELESIA, Ernesto H. (“Rosas. Aportes para su Historia” Bs.As.
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CHÁVEZ, Fermín (‘La Vuelta de Don Juan Manuel’, Ediciones Teoría, Bs.As. 1996),
CHÁVEZ, Fermín (‘Juan Manuel de Rosas a través del archivo inédito de Fermín Chávez’
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22-12-22)
COSTA, Julio A. (“Roca y Tejedor”- Buenos Aires
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GÀLVEZ, Jaime (“Rosas Y La Navegación De Nuestros Ríos-” Librería
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GÁLVEZ, Manuel. (“Vida de Sarmiento”. Emece Edit. 1945)
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GARRETÓN, Adolfo (“Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en
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La Política De Rosas’ en ‘elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’
-
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/06/de-pluma-ajena-jordan-bgenta-san-martin.html-22-6-19)
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