sábado, 7 de octubre de 2023

JUAN MANUEL DE ROSAS - (Rasgos personales que desmienten su supuesta tiranía)

 JUAN MANUEL DE ROSAS

(Rasgos personales que desmienten su supuesta tiranía)

Gonzalo V. Montoro Gil


 

“Los historiadores que de mentiras se valen habrían de ser quemados como los que hacen moneda falsa”

(Miguel de Cervantes Saavedra –‘Don Quijote de la Mancha’)


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ADVERTENCIA AL LECTOR

 

El presente trabajo se dirige a analizar rasgos del gobierno, fisonomía y personalidad del ilustre Restaurador de las Leyes Brg. Gral. Don Juan Manuel de Rosas, que desmienten su supuesta tiranía.

En la mayoría de los casos las opiniones vertidas por los autores citados son conocidas; otras, no tanto pero la idea, aparte de la compilación, es la siguiente:

Nuestra intención no es su estudio a través de aquellos que fueron y  son los más intransigentes defensores del Federalismo y de Juan Manuel de Rosas puesto que los ditirambos, los elogios se presumen por sus afinidades doctrinarias y personales y ya se han transcripto a lo largo del tiempo dándose por conocidos.

Nada se agregaría a lo que han expresado sobre Restaurador y su mandato. Solo reproducimos algunos comentarios aislados como el de José de San Martín por la importancia y jerarquía suprema de quien lo dice, de Pedro de Angelis y de Julio Irazusta y alguno que otro.

Así, pues, lo que se intenta aquí es reproducir opiniones positivas sobre Rosas pero por aquellos que, paradójicamente, lo han combatido a lo largo de los años; en especial, los Unitarios que han luchado décadas contra la Confederación Argentina. Son raptos de sinceridad no frecuentes y que es lícito exponerlos.

También comentarios de aquellos que, si bien no lo han combatido, se posicionaban neutralmente sea porque eran historiadores, funcionarios o políticos extranjeros, sea porque intelectualmente no estaban ni a favor ni en contra de su gobierno y su persona, pero que supieron ver –descarnadamente-la grandiosidad de su labor como sostén de la causa hispanoamericana, como el caso del escritor e historiador mexicano Carlos Pereyra o Emilio Ravignani.

Todo esto tanto en aquellos que convivieron contemporáneamente a él mientras gobernaba, o posteriormente cuando vivía expulsado de su patria en Southampton o, en última instancia, cuando ya había fallecido.

No pretendemos agotar todo lo desarrollado sobre Rosas ni todos aquellos que se pronunciaron porque la lista sería interminable, pero sí la cantidad suficiente que nos presente una acabada visión que se tenía del Restaurador aquí y allende los mares, a lo largo del tiempo por aquellos que –de algún modo y tal vez- se amigaron con su persona o con sus ideales de lucha.

En algunos casos sus declaraciones en favor de Rosas y su gobierno fueron confirmadas por sus comportamientos posteriores; en otros casos fueron negadas luego, borradas ‘con el codo’ como se dice coloquialmente, por los hechos y procederes futuros tal es el caso de Justo José de  Urquiza, como veremos.

Como bien se pregunta José María Rosa (“Conversaciones con José María Rosa” de Pablo  J. Hernández-Ed.Colihue-Hachette-1978):

 

¿Dónde estaban los Federales que acompañaron a Rosas a lo largo de su gobierno y sus descendientes actuales?.

Lamela, descendiente de Juan Manuel de Rosas, Federico Pinedo, Enrique Larreta nieto de Oribe, Álvaro Alsogaray bisnieto del Coronel Álvaro Alzogaray que luchó valientemente en Vuelta de Obligado, los Mansilla y García Mansilla, de la familia de del General Mansilla, los Arana, y muchos mas (Baldomero García, Lorenzo Torres, etc).

Esto nos hace ver que el ‘rosismo’ o ‘antirrosismo’ no siempre tiene que ver con la sangre sino con el patriotismo.

 

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Ahora bien, algunos autores, sobre todo de fin del siglo XIX y principios del XX, confunden ‘Dictadura’ con ‘Tiranía’. Era muy usual que en aquellos tiempos se dijera de Rosas que era un ‘Tirano’, aún dicho por escritores e historiadores de orientación Federal

Ese mote ofensivo, aunque no siempre de mala fe, no condice con lo que fue Rosas en realidad. Fue un ‘cliché’ sin base fáctica, que repetían unos de otros. Ya hablaremos de las intenciones de Rosas de acercar a intelectuales Unitarios a su gobierno, que es otra prueba de su falta de ‘tiranía’.

Pero además, en cuanto a su forma de acceder al gobierno ambas veces fue por elección de la Sala de Representantes, ante el clamor popular que sufría la anarquía del país; posteriormente, y a pedido de Rosas,  ratificado por plebiscito del pueblo. Luego en el ejercicio del gobierno se auto-limitó en ello.

Sucede que estos autores, como Pereyra, confunden ‘Tiranía’ con ‘Dictadura’.. Conceptos tan distintos que extraña que el historiador y también otros no supieran distinguirlos.

En otro lugar hemos señalado las diferencias (“‘dictadura’ no es sinónimo de ‘tiranía’- donde remitimos al gentil lector)  https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2021/08/dictadura-no-es-sinonimo-de-tirania.html

Allí decíamos que “la tiranía es la consecuencia necesaria de la democracia que es el endiosamiento del número, estableciendo la ‘numerocracia’ como verdad absoluta en política y que el tirano actúa en contra de los intereses públicos y a favor de los personales. El tirano, accede y se mantiene en el gobierno por imposición y contra los deseos e intereses de su pueblo.

“El tirano, es una persona que es un intruso en el ejercicio del gobierno y que no ordena al bien común la multitud que le está sometida sino al bien privado de él mismo” (Santo Tomas de Aquino).

“En cambio, la Dictadura, como forma de gobierno, tiene como base la toma de las riendas de un gobierno por una persona que se hace visible, protegiendo  el bien común y con el apoyo  legal de la gente que le da la suma del poder, haciéndose responsable -el dictador- del éxito de su gestión, muchas veces a costa de su vida si se equivoca. El dictador es consecuencia de una necesidad expresada por el pueblo cansado de la anarquía en un momento de nuestra sociedad y permanece en el gobierno mientras el pueblo le brinda su apoyo al cuidado de los intereses públicos, políticos y económicos.

“En tal sentido, la ‘Dictadura’ es un método de gobierno, un sistema de gobierno, pero legal que existe con el beneplácito de la población. La ‘Tiranía’ no tiene sustento legal y se impone y se sostiene por la mera fuerza.

“Rosas fue un Dictador pues tuvo en las Facultades Extraordinarias y en la Suma del Poder Público, la aquiescencia del pueblo todo a través del plebiscito.

“Ya Rosas había dicho al periodista chileno Salustio Cobo en el año 1860 en una entrevista que el Restaurador había concedido al referido: “―Eso que llaman Derechos del Hombre no engendra sino la Tiranía-“.

“Bueno, entendemos que nuestra sociedad nacional ayer como hoy, anárquica, sujeta a los unitarios liberales ideólogos de antaño como hogaño, y de la práxis marxista, con un desquicio social inmerso en un estado de descomposición absoluto es un escenario ideal para la aparición de una nueva y sana ‘Dictadura Nacional’ que ponga orden y “venga a mandar” como dice José Hernández en su ‘Martín Fierro‘  pasando la escoba a tanto iluminado con ideas afrancesadas y disolutas de nuestra soberanía”.

Sentado lo cual, y una vez hecha esta advertencia, procederemos a analizar distintos autores –en especial Unitarios o aquellos que no adscribieron a ninguna de las dos tendencias políticas predominantes en el siglo XIX y XX- que saludaron o reconocieron (voluntariamente o ante las evidencias documentales y testimoniales) la impronta independentista de Rosas y su gobierno en pro de evitar la fragmentación del país y, en lo posible, unir las partes dispersas de las Provincias Unidas y en ‘ultima ratio’ el Virreinato del Río de la Plata.

Estructuralmente haremos, primero, una referencia de dónde se extraen las opiniones a citarse, luego la opinión literal entrecomilladas de los autores con letra cursiva para, finalmente hacer –en algunos casos que lo ameriten- algún breve comentario sobre las apuntadas opiniones para aclarar algún concepto que podemos estimar equivocados u obscuros o para acentuar afirmativamente lo allí declarado por los autores.

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Alcide D’Orbigny

(Enviado por el Museo de Historia Natural de París, a la edad de 23 años, el joven naturalista francés Alcide d'Orbigny recorrió durante ocho años la América meridional (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Perú y Bolivia) y a su regreso a Francia compuso una monumental obra publicada entre 1835 y 1847 con el título de ‘Voyage dans l'Amérique Méridionale’ en nueve tomos y 11 volúmenes con más de 5 mil páginas y 500 ilustraciones).

 

“Juan Manuel de Rosas, famoso en toda la República Argentina por la influencia que ejerce sobre la población de las campañas, y por la parte activa que ha desempeñado en las discordias civiles, es un propietario muy rico que administra por sí mismo no sólo sus propias estancias, sino también las de muchos ciudadanos opulentos: está así a la cabeza de trescientos o cuatrocientos hombres que le son devotos por completo, y no necesita otra cosa para trastornar la república; pero tal fuerza es mucho menos peligrosa que el extraordinario ascendiente que ha adquirido sobre los gauchos, ascendiente debido a la influencia de los establecimientos que dirige, pero sobre todo a un sistema de conducta muy bien calculado y a la debilidad de los sucesivos gobiernos, que buscaron el apoyo de su autoridad en vez de reprimirla desde su nacimiento.

No le falta a Rosas cierta educación: escribe con facilidad; está dotado, como la mayoría de los criollos, de gran penetración. Arrastrado, por gusto y por cálculo, a la vida y las ocupaciones rurales, hizo de estas últimas un estudio especial, llegando a ser famoso, entre los pastores, por su habilidad para montar a caballo, la intrepidez con que se entrega a todos los ejercicios peligrosos que hacen su gloria y le aseguran la superioridad: siempre vestido con el traje nacional, se alimenta como sus peones, los acompaña de continuo y participa a menudo de sus trabajos; ha querido llevar una vida más dura que la que llevan esos pueblos, imponiéndose privaciones penosas y completamente gratuitas; así, en sus viajes, tiene la costumbre de no aceptar cama, ni abrigo y se acuesta en el recado, junto al corral donde se encierran sus caballos.

Es el primero en estar de pie y hace un mérito de desafiar el sueño, el hambre, el frío, la lluvia y los rayos solares. Los hombres sensatos se ríen de esa ostentación de falta de sensibilidad, pero la masa campesina, tomada por su lado flaco, admira y eleva a las nubes a su émulo y sólo habla con entusiasmo de él. Por otra parte, un carácter grandioso va unido a todas las empresas de Rosas: dotado de un notable espíritu de orden y de gran actividad, sus establecimientos están perfectamente administrados y pueden servir de modelos.

Lo que hay sobre todo de loable en su explotación es que, no contento con los inmensos beneficios que le brindan sus rebaños, se entrega con pasión a la agricultura, sembrando por sí mismo casi tanto como todos los pobladores del sur reunidos y hace considerables plantaciones de árboles.

Sus Estados por lo demás (porque ese es el nombre que se puede dar a sus vastas posesiones), son el refugio de todos los malhechores, seguros de hallar protección eficaz y de escapar a toda persecución, con tal de que acepten trabajar y se adapten a la severa disciplina a la cual el amo somete a todos sus servidores.

Rosas los cuida con la mayor atención: les paga exactamente, vigila por sí mismo que estén bien alimentados, y aunque acuerda impunidad a los crímenes cometidos fuera de sus propiedades, se muestra inexorable con los menores delitos que tienen a sus tierras como escenario, haciendo justicia en persona, aplicando castigos rigurosos, sin exceptuar, según dicen, la pena capital, y haciéndose temer de sus vecinos que, más de una vez, han experimentado cuán peligroso resulta ofenderlo.

Acostumbrado a gobernar despóticamente los inmensos dominios que administra, embriagado por los continuos halagos de los gauchos que le rodean, él, su modelo, tanto como su jefe, así como de numerosos ciudadanos que todo lo esperan de su influencia; fuerte, en fin, por su popularidad y la devoción fanática de que es objeto en las campañas, Rosas se ha declarado sucesivamente sostén interesado o duro censor de los diversos gobiernos que han desfilado en los últimos años, y a pesar de su profundo disimulo, se reconoce sin trabajo que aspira a convertirse en jefe de Estado”.

 

Este naturalista francés hace un pormenorizado análisis descriptivo de la personalidad de Rosas.

Destaca que el ascendiente sobre la gente del interior es su principal fortaleza. Luego hace ver la educación de Rosas y su gran penetración sobre la idiosincrasia de la gente con la que trabajaba conquistando a sus gauchos no con la palabra sino con el ejemplo haciendo las mismas tareas que éstos, a la par lo cual es visto con admiración por sus campesinos. Es ordenado y meticuloso en su vida diaria e impone a éstos del mismo rigor que para con él mismo.

Si bien da refugio a muchos perseguidos por la ley, es inexorable en cuanto a que estos deben guardar la más firme honestidad dentro de sus dominios, aplicando castigos –siendo él la ley en sus dominios- a quien faltare a sus obligaciones o ejecutare actos deshonrosos. Era admirado por su gente que lo seguía fanáticamente.

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André Marie Jean Jacques Dupin

(Procurador General de la Corte de Casación, fue diputado en 1815, presidente de la Cámara de Diputados en 1832, miembro de la Asamblea Constituyente en 1848, Presidente de la Asamblea Nacional de Francia, 

Dijo en la Cámara de Diputados en 1841 (citado por Laurent de L’Ardèche en el periódico parisino ‘La Republica’ en Enero de 1950 y reproducido por la ‘Gaceta Mercantil’- Buenos Aires-27 de Abril de 1850  que Rosas “está a la cabeza de un gobierno constitucional a la manera de aquel país, porque en fin, ellos tienen también su representación propia, su sistema de gobierno, que es muy progresivo, si es de ese lado que va el progreso, porque es un Jefe de Gobierno efectivo, de un gobierno que se renueva muy frecuentemente”

 

Reconoce el legislador francés, en plena época de agresión de Francia a la Confederación Argentina, que el de Rosas era un gobierno LEGAL, que tenía un sistema de representación que no se podía objetar, que el gobierno de Rosas era progresivo, (hoy se diría ‘progresista’); que su gobierno era EFECTIVO y que la autoridad se renovaba frecuentemente con el beneplácito del pueblo.

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John Murray Forbes

(J. M. Forbes, diplomático estadounidense, Cónsul de su país en Buenos Aires comunicó a su gobierno una descripción literaria de Rosas en 1829, con motivo de la asunción de Rosas al poder).

“...en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes indios…no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” .

El diplomático, en su semblanza de la personalidad de Rosas, expresa su asombro ante las virtudes del Restaurador. Parece ser que no esperaba encontrar en él tantas cualidades positivas. El tono de sus palabras denota sorpresa y admiración.

El diplomático destaca la profunda comprensión que Rosas tiene de su país, su amplio conocimiento de su historia, cultura y tradiciones. Esto demuestra que Rosas es un verdadero patriota, comprometido con su nación y su gente.

Además, el diplomático resalta el carácter de Rosas, que aparece como  fuerte y decidido. Ante los ojos del citado, el Restaurador ha demostrado liderazgo y determinación en la defensa de los intereses de su país

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José de San Martín

(Carta a Guido desde Bruselas, 8 de abril de 1830)

 “...Noto con placer que la marcha del gobierno es firme...En mi opinión el Gobierno en las circunstancias difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se presenta, ser inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues si no se hace respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán como si fuera una empanada, y lo peor del caso es que el país volverá a envolverse en nuevo males…(…)…Yo no conozco al señor Rosas pero según tengo entendido tiene un carácter firme y buenos deseos.”

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(Carta a Guido, 27 de diciembre de 1847) (Carta a Rosas)

 “Diré a Usted que orejeo cada vez que veo dirigirse a nuestra playas a estos políticos (embajadores) y a pesar de lo que se dice de los sinceros deseos de estos dos gobiernos (Inglaterra y Francia) tienen de concluir definitivamente las diferencias con nuestro país, de todos modos yo estoy bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que pueden tener estos gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de NUESTRO DON JUAN MANUEL”. 

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(Carta a Rosas el 2 de noviembre de 1848)

A pesar de distancia que me separa de nuestra Patria, usted me hará justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo para mi achacosa vejez”

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(Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del libro de Font Ezcurra “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965).

 “...Como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor, restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San Martín”

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(San Martín 3er. Artículo del testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997).

“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.

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Domingo F. Sarmiento visita a San Martín en el exilio. En determinado momento el primero expresaba sus opiniones sobre Rosas con un torrente de críticas. San Martín de pronto lo detiene y le dice:

 “Ese tirano de Rosas que los unitarios odian tanto, no debe ser tan malo como lo pintan cuando en un pueblo tan viril se puede sostener veinte años...me inclino a creer que exageran un poco y que sus enemigos lo pintan mas arbitrario de lo que es...y si todos ellos y lo mejor del país, como ustedes dicen, no logran desmoronar a tan mal gobierno, es porque la mayoría convencida está de la necesidad de un gobierno fuerte y de mano firme, para que no vuelvan las bochornosas escenas del año 20 ni que cualquier comandante de cualquier batallón se levante a fusilar por su orden al Gobernador del Estado” (Gálvez, Manuel. “Vida de Sarmiento”. Emece Edit. 1945)

 

Del análisis de las cartas transcriptas de San Martín surge como primera evidencia el razonamiento político y las soluciones que propone para nuestra anarquía (ver las cartas al Mariscal Castilla, a Rosas, a Tomás Guido, a Estanislao López, a O’higgins, etc), que hoy día no se ilustra ni se menciona habitualmente.

Aunque se ha destacado su participación en la batalla de San Lorenzo y el cruce de los Andes, se ha prestado poco atención a su pensamiento político-institucional y su carácter destacado como Libertador. En sus cartas, San Martín utiliza palabras como "firmeza", "orden" y "honor" con frecuencia, lo que demuestra su enfoque en la estabilidad y el respeto.

Inicialmente, San Martín habla de Rosas con respeto pero con cierta distancia, ya que no lo conoce personalmente. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, comienza a referirse a él como "NUESTRO Rosas" y en las cartas finales lo llama "mi apasionado amigo y compatriota". Esto muestra cómo evoluciona su trato y opinión sobre el Restaurador y su gobierno soberano, pasando de ser respetuoso a ser amistoso, lo que refleja la confianza que va generando con el tiempo.

Es necesario ir leyendo en el transcurrir de los años las cartas de San Martin, sea a Rosas o a O’higgins o a Estanislao López o a su amigo Tomás Guido para ir viendo cómo va evolucionado el trato y opinión del Libertador sobre el Restaurador y su gobierno soberano, pasando de un trato respetuoso a uno francamente amical, lo que demuestra la confianza que el hombre le va generando al paso del tiempo

Es notable la ironía y sarcasmo que utiliza San Martin para ponerlo en ‘vereda’ a un Sarmiento siempre desbocado y conspirador que intentó- sin éxito- atraer al Libertador a la causa anglo-porteña, teniendo como efecto el odio declarado de Sarmiento a San Martin por la humillación sufrida. Nótese el término usado por San Martín: ‘Uds. Los Unitarios’, para diferenciarse bien y poniéndole ‘los puntos’ a Sarmiento para que no se equivoque acerca de la postura política de él [de San Martín]

Veamos algunos extractos:

...En mi opinión el Gobierno en las circunstancias difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se presenta, ser inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues si no se hace respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán como si fuera una empanada…”

“…yo estoy bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que pueden tener estos gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de NUESTRO DON JUAN MANUEL…”

“…la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla…”

[a Sarmiento] “Ese tirano de Rosas que los unitarios odian tanto, no debe ser tan malo como lo pintan cuando en un pueblo tan viril se puede sostener veinte años…”

(ver (De Pluma Ajena) ‘San Martín Doctrinario De La Política De Rosas’ (por Jordán B.Genta) en ‘elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’ - https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/06/de-pluma-ajena-jordan-bgenta-san-martin.html-22-6-19)

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Tomás de Iriarte

(En San Nicolás de los Arroyos, durante una parada militar del ejército que marchaba a luchar contra Paz, en el año 1831, que por entonces era un oficial de la Federación, y dice de Rosas en una descripción de su atuendo):

"Después de haber esperado largo tiempo, Rosas se presentó a caballo con una pequeña comitiva: el traje del gran gaucho merece describirse: pantalón y chaqueta desabrochada, gorra de cuartel con una funda de hule y sobre ésta una gran divisa colorada con el lema de Federación o muerte; el poncho atado por la cintura aseguraba un cuchillo de monte (puñal) cuyo cabo sobresalía por sobre la chaqueta; sobre el poncho estaban atadas las bolas; un rebenque a uso del país; no llevaba sable".

Es interesante mencionar el análisis minucioso que realiza Iriarte sobre la vestimenta de Rosas y cómo esto revela su enfoque en los detalles. Iriarte, quien con el tiempo se convirtió en enemigo de Rosas, se tomó el tiempo de observar y describir detalladamente cómo vestía el Restaurador, destacando que no portaba un sable pero sí un cuchillo.

Este nivel de atención a la vestimenta de Rosas puede interpretarse de diferentes maneras. Por un lado, podría indicar que Iriarte buscaba resaltar la imagen del líder gaucho, destacando su conexión con las tradiciones argentinas y su estilo de vida campestre. La ausencia de un sable y la presencia de un cuchillo podrían simbolizar la simplicidad y la autenticidad de Rosas como líder.

Por otro lado, también es posible que Iriarte haya utilizado este detalle para criticar a Rosas y cuestionar su legitimidad como líder político. La ausencia de un sable, que tradicionalmente se asocia con el poder y la autoridad, podría interpretarse como una falta de legitimidad o una muestra de su estilo de liderazgo más autoritario y personalista.

En cualquier caso, el análisis detallado de la vestimenta de Rosas por parte de Iriarte muestra cómo incluso los aspectos aparentemente insignificantes pueden ser objeto de análisis y debate en el contexto político.

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Charles Darwin

Hemos hablado largo y tendido sobre Darwin y otros naturalistas en estas tierras. (ver ‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’-‘Espías ‘Naturalistas’ Y ‘Comerciantes’ En La Penetración Británica Y Francesa En Hispanoamérica” – 19-11-2021-al cual remitimos para mayor información )

"En la conversación es vehemente, sensato y muy grave. Dirige admirablemente sus inmensas propiedades y cultiva mucho más trigo que todos los restantes propietarios del país”. Un hombre de extraordinario carácter, que ejerce la más profunda influencia sobre sus compañeros; influencia que sin duda pondrá al servicio de su país para asegurar su prosperidad y su dicha. Dirige admirablemente sus inmensas propiedades y cultiva mucho más trigo que todos los restantes propietarios del país", 

“Dícese que posee 74 leguas cuadradas de terreno y unas 300.000 cabezas de ganado. Dirige admirablemente sus inmensas propiedades y cultiva mucho más trigo que todos los demás propietarios del país”.

“Las leyes que ha hecho para sus propias estancias, un cuerpo de tropas (de varios centenares de hombres) que ha sabido disciplinar admirablemente de modo que resistieran los ataques de los indios: he aquí lo que ante todo hizo fijarse en él y que comenzara su celebridad”

“Nunca he visto una popularidad más grande que la de Rosas, ni mayor entusiasmo por ‘la guerra más justa de las guerras, puesto que va dirigida contra los salvajes’”

Aquí, el testimonio de Darwin sobre la habilidad ecuestre de Rosas durante su visita al Río Colorado en 1833. Según Darwin, Rosas era un jinete excepcional, capaz de montar un potro sin freno ni silla, dejándose caer desde la maroma sobre la puerta del corral. Este relato resalta la destreza y valentía de Rosas como jinete, lo cual podría ser interpretado como un símbolo de su liderazgo y dominio en el ámbito militar.

Tenga el lector presente las palabras del propio Darwin como analiza la cantidad y calidad de las tropas de Rosas; como logra acercarse al poder y obtener salvoconductos para desplazarse por toda la Confederación libremente para tener datos de las fortificaciones, cantidad de soldados, formación de los mismos, ligazón entre Rosas y sus soldados y poblaciones.

Asimismo, el testimonio de Darwin destaca la relación entre Rosas y sus soldados y las poblaciones locales. Darwin menciona que Rosas era muy respetado y querido por sus tropas, lo cual indica una fuerte conexión y lealtad entre el líder y sus seguidores. Este tipo de vínculo cercano y personal puede haber sido un factor clave en el poder y la influencia de Rosas en la Confederación.

 

 

Irónicamente se refiere a que cuando presenta su pasaporte donde dice enfáticamente ‘naturalista!’ logra la confianza del otrora desconfiado Rosas, dando un sentido mágico a dicha palabra subestimando a Rosas y a su gente al creer que los mismos no entendían el significado de dicha palabra y que por tal razón ello inspiraría en Rosas y sus funcionarios una idea más alta de su persona.

Es interesante destacar la ironía en el relato de Darwin sobre su pasaporte y la reacción de Rosas y sus funcionarios. Darwin menciona cómo al presentar su pasaporte con la palabra "naturalista" escrita de manera enfática, logra ganar la confianza de Rosas y su gente. Esto implica que Darwin subestimaba la capacidad de comprensión y discernimiento de Rosas y sus funcionarios, al creer que la mención de su profesión como naturalista les inspiraría una idea más elevada de su persona.

Esta actitud de Darwin podría estar basada en prejuicios o estereotipos sobre la falta de educación o conocimiento de las personas en la Confederación Argentina en ese momento. Al enfatizar su profesión de naturalista, Darwin probablemente esperaba que su condición de científico y viajero ilustrado le otorgara una posición de superioridad intelectual.

No podemos afirmar con certeza si Rosas y sus funcionarios realmente subestimaron o malinterpretaron la palabra "naturalista" en el pasaporte de Darwin.

Así Darwin fue otro ‘naturalista-científico-espía’ (como Humboldt, Bonpland) que informaba a su gobierno de todo lo que veía y oía mientras desarrollaba su tarea profesional. Una cosa no quitaba la otra, siendo un ariete en la investigación de nuestros hombres y nuestro territorio para favorecer los intereses británicos.

Como corolario podemos resumir que para el logro de sus fines de control sobre las tierras hispanoamericanas visto que las incursiones militares tenían alto costo y resultados dudosos, los imperios centrales se apoyaron en científicos (Darwin, Humboldt, Bonpland) precedidos de un halo de bondad y desinterés político para acceder a los círculos de poder vernáculos actuando como espías.

Sirviendo ellos como avanzada de la mencionada penetración cultural y económica en nuestra región intentando, además, con su actividad- valiosa en si- propender a la fragmentación de Hispanoamérica en muchas republicas, más fáciles de controla y dominar.

¿Sabría Rosas de todo esto respecto a todos estos ‘naturalistas’ que deambulaban por nuestro territorio recabando información de todo lo que veían?. Estimamos que sí dada la naturaleza desconfiada del Restaurador y ser amplio conocedor de la esencia humana, aunque no tenemos documentación hallada hasta hoy, al respecto. Además, Rosas solía tener una variada cantidad de espías en todo el territorio que le informaban de todo cuanto pasaba y veían, lo que nos lleva a pensar que el Restaurador algo sospecharía.

Más allá de todo, queda plasmada la popularidad de Rosas en boca de un extranjero muy peculiar que da por tierra cualquier tipo de supuesta ‘tiranía’ del Restaurador.

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Cipriano Catriel

(Expresiones del Cacique Cipriano Catriel, extraídas del libro “Roca y Tejedor” de Julio A. Costa)-.

 “Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”. 

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Juan Catriel

(Discurso del cacique Juan Catriel en Tapalqué por el segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo Garretón, “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833”). 

 “Juan Manuel es mi amigo. Nunca me he engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel, no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” 

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Nicasio Catriel

(Discurso del cacique Nicasio Catriel en Tapalqué por el segundo gobierno de Rosas, cit. en Adolfo Garretón, “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833” edit. Eudeba. Bs. As. 1975).

 “Que él había acompañado en cinco campañas a Juan Manuel y que siempre había de morir por él porque Juan Manuel era su hermano y el padre de todos los pobres”.

El texto menciona que los aborígenes tenían respeto y admiración por Juan Manuel de Rosas, confiando en él como líder. Cuando Rosas fue desterrado, los aborígenes volvieron a realizar malones, lo que indica que se perdió el equilibrio y los acuerdos entre ellos y la Confederación Argentina durante el mandato de Rosas.

Esto sugiere que Rosas tuvo una relación positiva y estable con los aborígenes, lo que contradice la idea de que fue un’ tirano’, aún con los éstos.

No es un dato menor el recordar que muchas veces dichos arreglos ‘diplomáticos’ (sic) entre las tribus y la Confederación pergeñados por Rosas era ejecutados por su hijo adoptivo Pedro Pablo Rosas y Belgrano, diestro en ello, hábil y sagaz negociador. Tan es así que fue a lo largo de los años juez de paz en la campaña bonaerense, en especial, en Azul, muy criterioso y hábil componedor. (ver www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com https://www.blogger.com/blog/post/edit/3849953944387151647/4550919379966023706 del 19-11-21)

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Philip Yorke Gore

 

(Cuarto conde de Arran  conocido como Philip Gore hasta 1837, fue un par y diplomático anglo-irlandés. En 1828 fue ascendido a secretario de legación en Buenos donde fue encargado de negocios entre 1832 y 1834). En carta (Nro.26 21-10-1833 PRO/FO 6/37-, ‘Public Record Office’, London’, a Lord Palmerston, dijo:

“Los gauchos, habitantes de los distritos rurales están ardientemente unidos al general Rosas, a quien, como jefe y benefactor reconocido hace tiempo que admiran con increíble devoción”.

 

Lo mismo que se dijo de las expresiones de Darwin para con Rosas es aplicable aquí: ni rastro de ‘tiranía’ alguna en el Restaurador; solo admiración y respeto, tanto en la ciudad como en la campaña.

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John Henry Mandeville      

(Embajador británico ante la Confederación Argentina, ministro plenipotenciario  inglés desde 1836 hasta 1845, anterior a William Gore Ouseley) en comunicación a Lord Palmerston - Nro.82 12-12-1839 PRO, FO 6/106- ‘Public Record Office’, London’)

 

 “Siempre he encontrado al general Rosas dispuesto a acceder a mis plegarias en el sentido de que debería tener misericordia cuando puede otorgarla sin peligro para su administración y me siento feliz de poder informar a Vuestra Señoría que en esta oportunidad, como siempre lo ha hecho antes. Su Excelencia se ha dignado a escuchar mis peticiones. No se ha producido ninguna ejecución, ni siquiera entre aquellos que por haber firmado la carta al almirante francés pidiendo ayuda... habían sido declarados proscriptos por el voto de la Cámara”.

 

El texto menciona que después de la rebelión del sur en 1839, muchas familias buscaron ayuda del ministro británico y que, según una carta privada de un diplomático inglés, se demuestra una vez más la misericordia de Rosas al no ejecutar a conspiradores contra la soberanía de la patria.

 

Esto sugiere que Rosas mostró clemencia hacia aquellos que conspiraron contra su gobierno, lo que contradice la idea de que fue un tirano implacable.

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Woodbine Parish

(Sir Woodbine Parish, “Buenos Ayres and the Provinces of the Río de La Plata”, Londres, 1839)

 “He tenido la satisfacción de ver muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia y moderación”  “Los miembros del Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición” .

 

El texto menciona que el diplomático inglés describe a Rosas como "moderado" y a sus funcionarios como "honestos", lo que sugiere que tenía una opinión favorable hacia ellos. Esto contradice la idea de que Rosas fue un tirano implacable.

 

Gregorio Aráoz de Lamadrid

Militar. Sucesivamente Unitario, Federal y luego Unitario nuevamente.

 (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As.  1996, pág. 214/5) dijo el 1º de Septiembre de 1839 acerca de su compadre Juan Manuel de Rosas:

"En él tenemos, compatriotas, al más valiente y denodado defensor del decoro y dignidad de la Confederación Argentina, y su sola presencia y genio previsor bastarían para escarmentar a esos pocos traidores a su patria que, vendidos a los fantásticos pero viles e indignos agentes de la Francia, pretenden envilecerla".

 

Lamadrid, luego de jurar fidelidad al Federalismo, y luego de que Rosas creyera en su palabra, traiciona a Rosas, al Gobierno de su país, y a su propia palabra robando material bélico dado por el gobierno y confiando en él para ser entregado a autoridades Federales del interior, entregándolo traidoramente a las filas unitarias. Sin perjuicio de ello, reconoció –por voluntad propia o por necesidad adulatoria- las virtudes de Rosas denostando al ejército invasor de Francia, al cual, él mismo se alió contra la Nación.

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Richard Rourke

(Con carta fechada en Thomfield, Castletonnell, el 17 de agosto de 1839 en Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Gobierno Nacional. Ministerio de Relaciones Exteriores. 1830-1857. 10-2-1-4).

Le escribe el Teniente General Richard Rourke a Rosas en medio del bloqueo francés diciéndole:: "Me permito asegurar a V.E. que siento un vivo interés por el éxito de su Gobierno y ansiosamente deseo el momento en que desembarazada de agresiones extranjeras la República Argentina pueda obtener de la sabia administración de V.E. aquellas medidas de mejoría interior que tengo motivos de saber son el objeto continuo y querido de sus meditaciones”-

 

Es dable observar que, a pesar de las continuas y persistentes agresiones extranjeras y vernáculas, la Administración de Rosas era reputada de ‘sabia’ por el diplomático inglés.

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 “O Brado de Amazonas”

(Jornal De Río de Janeiro, el 13 de diciembre de 1845 se expresaba asi).

Triunfe la Confederación Argentina o acabe con honor, Rosas, a pesar del epíteto de déspota con que lo difaman, será reputado en la posteridad como el único jefe americano del sur que ha resistido intrépido las violentas agresiones de las dos naciones más poderosas del Viejo Mundo”,

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“O Sentinella da Monarchia”,

(Jornal de Río de Janeiro, el día 17 de 1845, se expresaba así):

“Sean cuales fueran las faltas de este hombre extraordinario, nadie ve en él sino al ilustre defensor de la causa americana, el grande hombre de América, sea que triunfe o que sucumba”.

 

Ambos periódicos se pronuncian similarmente sobre Rosas y su gobierno. Es que por encima de la monarquía y los intereses políticos pro-británicos y expansionistas de ella, subyacía en una gran parte del pueblo brasileño un republicanismo notorio y un respeto, una admiración silente sobre Rosas al ver como un sudamericano se le ‘paraba de manos’ al imperialismo anglo-francés invasor.

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John Calhoun

(La Gaceta Mercantil" N° 6786 del Martes 26 de mayo de 1846)

“Ha observado con vigilancia y muy de cerca al Gobernador Rosas y su política desde 1836 y había formado juicio de que su Gobierno era el único estable de Sud-América, y que el General Rosas era el hombre más eminente que jamás había producido la América del Sud" "su deber y por el bien de nuestra país" (los Estados Unidos) "reclamaba que el Gobierno del General Rosas fuese sostenido hasta donde fuera practicable".

 

El texto menciona que el funcionario estadounidense que ocupó el Departamento de Estado entre 1844 y 1845 describió al gobierno de Rosas como "estable" y a Rosas como el "hombre más eminente de Sudamérica". Esto implica que el funcionario tenía una opinión positiva sobre la estabilidad del gobierno de Rosas y su liderazgo destacado en la región

¿No vemos dónde está la famosa ‘tiranía’ de Rosas’?. Más teniendo en cuenta que los estadounidenses siempre se han caracterizado por repeler cualquier gobierno que no fuera funcional a sus intereses.

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James Buchanan

("La Gaceta Mercantil" N° 7213 del Viernes 19 de noviembre de 1847).

Dice el diario “que el Representante diplomático de Austria ofreció, el 29 de abril, una comida en Washington a la que asistieron los Secretarios de Estado y del Tesoro, los Plenipotenciarios de Rusia, España, Chile y Perú, así como Mr. Rush, nombrado enviado de los Estados Unidos ante la Monarquía de Julio y varios senadores y miembros del Congreso. "El Honorable Señor Buchanan" —entonces Secretario de Estado y próximo Presidente de la República-"al ver entrar en el salón al oficial de la Legación Argentina D. Emilio de Alvear, después de los cumplimientos de costumbre, se dirigió a él de un modo bastante remarcable a toda la reunión, preguntándole si había tenido noticias de Buenos Aires. Habiendo contestado adecuadamente el Oficial de la Legación Argentina, y hecho algunas manifestaciones al Honorable Secretario de Estado Caballero Buchanan, se dirigió este Señor hacia el círculo de convidados, y exclamó diciendo:

 “El General Rosas es un grande hombre que yo admiro muchísimo! Este sentimiento encontró la aprobación general y dio lugar a recordar la energía, patriotismo y sabia política con que se ha conducido el General Rosas”.

“Tan apreciable e inequívoca cuanto justa prueba de admiración, expresada por uno de los Estadistas más eminentes y acendrados patriotas de los Estados Unidos, como es el señor Buchanan, delante de una sociedad tan distinguida, fue participada con vehemencia por todos, y muy especialmente por los Señores Ministros de Chile y Perú, con demostraciones verdaderamente Americanas hacia el General Rosas que sostiene con tanta firmeza y gloria la noble causa del Continente Americano".

 

Recordemos que James Buchanan, Jr. fue un abogado, diplomático y político de los EE.UU que se desempeñó posteriormente al comentario citado y con los años, como el décimo quinto presidente de los Estados Unidos de 1857 a 1861.

La mención de James Buchanan en el contexto del comentario sobre Rosas puede ser relevante para comprender mejor las relaciones entre Estados Unidos y Argentina en ese período, así como las perspectivas y opiniones de los funcionarios estadounidenses sobre el gobierno de Rosas.

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Domingo Faustino Sarmiento

(Diario ‘EL PROGRESO’ del  8-10-1844)

Nadie conoce con más sagacidad que el general Rosas la situación social de los pueblos que lo rodean. Su larga permanencia en el mando y la inteligencia penetrante y aguda de que por desgraciado ha dotado la naturaleza, y que solo par una miserable y ridícula porfía de partido se le puede negar, basta para hacer que este bien informado de estas cosas que, a la verdad, se revelan con facilidad a cualquiera que se dedique a mirarlas con una avisada atención”.

 

Domingo Faustino Sarmiento, reconocido político y escritor argentino, fue un enemigo acérrimo de Juan Manuel de Rosas durante gran parte de su vida. Sarmiento fue un crítico feroz del gobierno de Rosas y de su estilo de liderazgo.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que, a pesar de su oposición a Rosas, Sarmiento reconocía algunas cualidades en él. Sarmiento consideraba a Rosas como una persona sagaz, inteligente e informada. Aunque esto no implicaba que Sarmiento estuviera de acuerdo con las políticas o acciones de Rosas, reconocía su habilidad para mantenerse en el poder y su conocimiento de los asuntos políticos.

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 “Elevado al mando de su país por los brazos de una insurrección general de las masas, sostenido en este mando por los medios mismos de que esta insurrección lo ha provisto: dueño de este elemento y conocedor de su fuerza y de sus instintos; vencedor, si no en el campo de batalla, al menos en la política y en los resultados, de toda la parte ilustrada, de toda la parte europea, diremos así, por ideas y por hábitos que tenía la República Argentina, ha llegado a tener un conocimiento completo del estado de !a sociedad en Sud-América, y despliega a cada momento una astucia nada común para tocar las cuerdas sociales y producir los sonidos que le. Interesan, según las miras que se propone realizar”.

 

Sigue ensalzando Sarmiento a Rosas al que ve apoyado por el pueblo, vencedor en política, conocedor completo  de la sociedad sudamericana, etc.

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“Ei hecho es que hoy representa sin disputa el primer poder guerrero en acción de este continente; nosotros al menos, no sabemos que haya habido de algunos años acá otro gobierno que, como el, tenga en campana doce mil veteranos, no bajando quizá de cuatro mil los que tiene de reserva en sus "respectivos cuarteles. El general Rosas jamás se ha presentado en un campo de batalla, pero hace el papel de conquistador sobre la República Oriental del Uruguay; lo hará sobre la del Paraguay; hará más o menos tarde, el papel de protector contra el Imperio del Brasil en las provincias de Rio Grande

 

Reconoce Sarmiento que en la campaña es seguido Rosas por un ejército que no fue obligado a conchabarse sino que es lo sigue por propia voluntad y que ve, Sarmiento a Rosas como alguien que en honor a su pueblo intenta protegerlo del expansionismo brasileño…ese expansionismo que, paradójicamente, es alentado por Sarmiento, Mitre, Florencio Varela, entre otros.

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(Domingo F. Sarmiento. “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).

 “…Por lo tanto, una Argentina futura tendría un lugar para los honorables  partidarios de Rosas; en los mazorqueros mismos hay bajo las exterioridades del crimen, virtudes que algún día deberían premiarse…”

 “No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Rosas) Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas” 

"No se vaya a creer que Rosas no ha conseguido hacer progresar la república Es un grande y poderoso instrumento de la providencia, que realiza todo lo que al porvenir de la patria interesa. La idea de los unitarios está realizada: solo está de más el tirano; el día que un buen gobierno se establezca hallará las resistencias locales vencidas, dispuesto para la unión" -(confesaba en 1845 en su libro ‘Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“)-

Esta es su obra maestra, su tipo de gobierno” (referido al orden riguroso y disciplina imperante en el gobierno de Rosas)

 

 

Mucho se puede acotar sobre las manifestaciones de Sarmiento sobre Rosas y la Confederación Argentina, que contradicen sus permanentes ataques al mismo y al régimen soberano que representaba.

Si bien luchó permanente y sistemáticamente contra Rosas, no dejaba de ver quién era el Restaurador y el apoyo popular que representaba; no era sordo ni ciego.

El gobierno de Rosas fue elegido por la Legislatura antes de ser nombrado Gobernador y ratificada por un plebiscito los días 26, 27 y 28 de Marzo de 1835, cuyo resultado fue contundente: 9.324 votos y solo hubo 4 en contra, algo que fue reconocido hasta por el propio Sarmiento como se dijo arriba (“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar al plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Rosas” ).

‘La Gaceta Mercantil’, N° 6137 del Sábado 30 de marzo de 1844 decía  ''que "Nunca la clase media participó más en la política y en la Administración que durante el Gobierno del General Rosas, sin que por ello haya exclusión odiosa o injusta de las otras clases, porque no debe haberla en un país esencialmente republicano, donde cada uno se recomienda por sus actos o su capacidad, y es igual ante la ley. Recórrase la lista civil y militar en la Administración del General Rosas, y se encontrará una demostración evidente de lo que recordamos".

Esto último poco le importaba a Sarmiento con el objeto de lograr sus miras pero no era tonto y conocía bien la magnitud de la personalidad de Rosas.

Aunque no impedía todo esto el intentar por todos los medios derrocarlo por sus ambiciones personales y del grupo anglo-porteño que el mismo Sarmiento representaba. En el fondo sabía de su propia traición, escondida en discursos grandilocuentes para justificarlo.

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(Sarmiento a Avellaneda, 16-12-1865.)

 “Necesito y espero que su bondad me procure una colección de tratados argentinos, hechos en tiempo de Rosas, en que estén los tratados federales que los unitarios han suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos rehacer la historia.” 

 

El mismo reconoce la brillante actuación de Rosas en los tratados y pactos institucionales hechos, suprimidos por la actuación del propio Sarmiento y los Unitarios ‘rehaciendo la historia’, como bien dice.

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(Dijo Sarmiento en 1875) (En ‘Juan Manuel de Rosas a través del archivo inédito de Fermín Chávez’ – Revista ‘Viento Sur’ Nro.22- 22-12-22)

“Rosas era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo demuestran… No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos. Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaron el Grande Americano”.

 

Sarmiento reconoce-una vez más- el republicanismo de Rosas, que su actuación era por voluntad de su pueblo, que no todo era terror como pregonaban él y la runfla de los Unitarios, que todos los estratos sociales lo apoyaron y que justamente fue llamado el ‘Grande Americano’.

¿Dónde está acá la supuesta ‘Tiranía’ sangrienta que imputaba Sarmiento  y otros Unitarios a Rosas, si él mismo aceptaba lo evidente: el apoyo popular del pueblo y de varios héroes de la independencia a Rosas y su Gobierno?

Uno se pregunta, ¿por qué Sarmiento entonces actuó así?. Por intereses ideológicos, políticos y económicos del grupo que representaba y que él tenía por sobre los intereses patrios. Por privilegiar la abstracción ideológica jacobina por sobre el realismo pragmático hispánico; hispanismos el cual Sarmiento aborrecía siguiendo los mandatos de la Masonería a la que pertenecía. 

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(Carta a José María Ramos Mejía)

"Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas". 

 

Ramos Mejía intentó ser ‘más papista que el Papa’ y cuando los Unitarios se cebaban contra el gobierno de Rosas y su persona, Ramos Mejía duplicaba los ataques imputándole deficiencias mentales  a Rosas. Todo ello puede leerse en su libro ‘Las neurosis de los hombres célebres en la historia argentina;  explicando una fantasiosa neurosis que él suponía en Rosas basándose en textos de Sarmiento, entre otros (1878).

Pero, la diferencia con Sarmiento es que éste no creía en lo que decía: utilizó sus críticas como un instrumento político para promover sus propias ideas y objetivos. En cambio Ramos Mejía estaba firmemente convencido de la veracidad de las acusaciones contra Rosas, por parte de aquél.

Entonces, privadamente, Sarmiento tuvo que decirle que tuviera en cuenta que no todo lo  que decía- y se decía- de Rosas era verdad. Una cosa es decirlo pero otra cosa es creerlo. Cuesta pensar el rictus que habrá tenido Ramos Mejía al oír esto.

A lo largo del tiempo los Unitarios que tan mal han hecho a nuestra nación y que han coadyuvado a su parcial desintegración territorial así como a insertar en nuestras almas –hasta el día de hoy- el criterio de que no somos capaces de gobernarnos por nosotros mismos, pueden dividirse en dos grupos: aquellos que creían y obraban por patriotismo, aunque errados (como el Cnel. Martiniano Chilavert y el Cnel. Pedro Díaz) y aquellos que de mala fe así obraban a sabiendas del daño que causaban a su país.

 

Entre estos últimos estaba Sarmiento que, no dejando de reconocer los valores y bondades de Rosas y su empeño en mantener independiente a la Confederación Argentina, luchó siempre por derrocarlo y desintegrar el suelo patrio.

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Manuel Herrera y Obes

(Carta a Andrés Lamas - Exiliados unitarios en Montevideo, con referencia a la misión Hood) 

“Hood, que fue en el ‘Alecto’ [buque], aún no ha sido recibido, y es opinión general que no lo será mientras el Gobernador de Buenos Aires no obtenga la satisfacción completa que solicita de Inglaterra. Crea usted que cuando lo veo proceder de este modo, me reconcilio algún tanto con él, porque al menos nos venga de las humillaciones, de las injusticias y de las maldades de esos orgullosos poderes, que son tan cobardemente guapos con los débiles”.

 

Al igual que Sarmiento, he aquí un rapto de patriotismo, de ‘sincericidio’ de Lamas, lo que no le impidió seguir actuando en contra de los intereses rioplatenses y a favor (de su bolsillo) y de los franceses. No se ve por ningún lado la ‘tiranía’ de Rosas. Ningún ‘tirano’ puede estar defendiéndose de ataques extranjeros como las potencias mundiales que eran Francia e Inglaterra, sin el apoyo irrestricto de su pueblo.

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Andrés Bello

 (Filósofo, jurista, poeta, traductor, filólogo, ensayista, político, diplomático, uno de los Padres de la Patria de Venezuela nacido en 1871 y nacionalizado chileno, falleciendo en 1865).​ 

Carta a Baldomero García el 30-12—1846 en IRAZUSTA, Julio ‘Vida Política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia- Ed. Albatros-1947 donde dice:

“[Rosas] cuya conducta en la gran cuestión americana le coloca, a mi juicio, en uno de los lugares más distinguidos entre los grandes hombres de América”

 

Este conocedor de muchos hombres y políticos americanos ya que anduvo por todos los países de la zona, saca como conclusión que Rosas es uno de los mas grandes hombres de América….¿Y la ‘tiranía’? Parece que ese adjetivo unitario es solo para un ideológico consumo interno.

 

 

Alfredo de Brossard 

(Francés,  secretario del Conde  Walewski en misión diplomática, durante 1847, hizo de don Juan Manuel un relato de su personalidad detallado de su personalidad y de sus planes políticos según su visión, tal citado por Carlos Ibarguren en su libro ‘Rosas’)

"El general Rosas es un hombre de talla mediana, bastante grueso y dotado, según todas las apariencias, de un gran vigor muscular. Los rasgos de su fisonomía son proporcionados; tiene la tez blanca y los cabellos rubios; en nada se asemeja al tipo español. Al verlo, diríase más bien un gentilhombre normando. Hay en su expresión una extraña mezcla de astucia y de fuerza; de ordinario mantiene su gesto apacible y hasta suave, pero por momentos la contracción de los labios le da una singular expresión de dureza reflexiva".
"Su estilo hablado es desigual; se sirve de términos elegidos y aun elegantes, ora cae en la trivialidad. Hay afectación en esta última manera de expresarse. Sus discursos no son jamás categóricos, son complicados con digresiones y frases incidentales. Esta prolijidad y difusión es evidentemente premeditada y calculada para embarazar al interlocutor. Y en efecto, es muy difícil seguir al general Rosas en las vueltas de su conversación. Contar todas las frases de esa conferencia de cinco horas sería imposible; Rosas se mostró en ella, sucesivamente, estadista consumado, hombre cordial, dialéctico infatigable, orador apasionado y vehemente y nos representó, según las circunstancias, con rara perfección, la ira, la franqueza, la bondad. Se comprende que, visto cara a cara, Rosas pueda intimidar, seducir y engañar". 

“Ha justificado, hasta cierto punto, sus pretensiones y discursos, restableciendo el "Orden material" en el país y en la administración, haciendo respetar las leyes civiles y rodeando a su dictadura de las formas constitucionales en vigor, con anterioridad a él. Ejerce una gran actividad y vigilancia en todos los detalles de la administración; trabaja asiduamente quince o dieciséis horas por día en el despacho de los negocios públicos y no deja pasar nada sin un minucioso examen. Así, como él mismo lo dice, "todo el peso de la responsabilidad gubernamental cae sobre mí". Por ejemplo: 1» — Seguridad Pública.- 2.— Justicia suficiente- 3.— Orden (aparente al menos) en las finanzas. He aquí los principales resultados  de su gobierno en el interior. Hombre de campo, Rosas ha sido, en efecto, el jefe de la reacción de los hombres del campo contra el influjo predominante de la ciudad. Imbuido de prejuicios de orgullo castellano, detesta en bloque a los extranjeros, cuyos brazos y capitales podrían enriquecer al país y sólo les concede una hospitalidad avara. Agricultor de nacimiento, por educación y por gusto, hace poco caso de la industria. Esta predilección le ha inspirado algunas buenas medidas: predica con el ejemplo en sus propiedades que están perfectamente administradas y cultivadas. Ha prestado impulso al cultivo de los cereales y éste se ha mejorado bajo el imperio de los derechos de importación muy elevados con que ha gravado a los trigos que Buenos Aires pedía antes a América del Norte. En otros sentidos, ha sobrepasado el límite. Educado en las máximas exclusivas del derecho colonial español, no comprende y no admite negocios que no estén rodeados de tarifas prohibitivas y de rigores aduaneros. De ahí, el estancamiento del comercio y la industria, por negligencia completa de los objetos de utilidad material. En oposición a esto, el general Rosas está muy preocupado de los medios por los cuales un gobierno puede actuar sobre la moral de los pueblos. Es así que adjudica una gran importancia a las materias relativas a la instrucción pública, porque para él la instrucción pública y la religión son medios de influencia política. Ha ido más lejos: se ha erigido en campeón de la independencia americana amenazada, según él y sus adherentes, por la invasión de los pueblos de costumbres e ideas europeas y por las miras ambiciosas de los gobiernos del viejo mundo. Y este pensamiento, audazmente expuesto, ha levantado singularmente su reputación, no sólo a los ojos de los suyos, sino también a los de todos los pueblos transatlánticos, comprendidos los americanos del Norte. Es así que sus admiradores lo saludan como "al Gran Americano". El general Rosas alimenta otra idea cuya ambición es de naturaleza suficiente para halagar igualmente el orgullo de su pueblo: reconstruir el viejo virreinato de Buenos Aires, reuniendo en un solo haz las provincias argentinas y sometiendo al recalcitrante Paraguay, y retomando, indirectamente al menos la influencia sobre la Banda Oriental que el tratado de 1828 hizo desaparecer. Tal es, evidentemente, su plan.[…] Tal es el hombre que tiene en sus manos los destino de América del Sud, a poco que Francia se los deje tomar; tales son sus miras, tal es su gobierno”.

 

Excelente y minuciosa descripción  física y de la personalidad de Rosas hecha por este diplomático francés, lejos de considerarse defensor del Federalismo rioplatense.

También vislumbra éste la intención de Rosas de llegar, de a poco y por la persuasión, a reconstruir  el Virreinato del Rio de la Plata.

En un párrafo de su carta el francés dice: “En otros sentidos, ha sobrepasado el límite. Educado en las máximas exclusivas del derecho colonial español, no comprende y no admite negocios que no estén rodeados de tarifas prohibitivas y de rigores aduaneros. De ahí, el estancamiento del comercio y la industria, por negligencia completa de los objetos de utilidad material”.

 

El que no comprende es el francés: no comprende el carácter protector –de neto corte español- de las leyes de la Confederación respecto al comercio y la aduana. De tal modo no era ese el motivo de un estancamiento comercial e industrial –que era relativo- sino que el mismo era causado por los propios franceses, ingleses y brasileños que con sus ataques constantes a la Confederación en sus ríos y los bloqueos interminables, minaban o intentaban minar nuestro desarrollo comercial y de la incipiente industria..

Para finalizar el francés dice “"Hay que decir que, ese pensamiento no tenía aplicación general. Si el Perú y México estaban dispuestos por su formación social a recibir un régimen monárquico, no sucedía lo mismo con otras provincias americanas, y especialmente con las del Río de la Plata, democráticamente organizadas, como hemos visto, bajo el Cetro de los Reyes Católicos. ("Consideraciones Históricas  y Políticas sobre las Repúblicas del Plata en sus relaciones con Francia -e Inglaterra" por Alfred De Brossard. Attaché a la Misión Extraordinaria de Francia en el Plata en 1847, parís 1850, pág. 104).

 

Es evidente que el catolicismo hispánico de Rosas era algo difícil de digerir para el citado. Además, reconoce el francés que Rosas impulsaba la educación: Ningún ‘tirano’ quiere un pueblo educado para poder así someterlo a sus designios.

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William Mac Cann

(Comerciante inglés luego de una visita al Restaurador en 1847 dijo de él en una descripción de esa visita)

"Vestía en esta ocasión relata Mac Cann una chaqueta de marino, pantalones azules y gorra; llevaba en la mano una larga vara torcida. Su rostro hermoso y rosado, su aspecto macizo (es de temperamento sanguíneo), le daban el aspecto de un gentilhombre de la campaña inglesa. Tiene cinco pies y tres pulgadas de estatura y cincuenta y nueve años de edad". El mismo viajero anota esta otra observación: "El trato del general Rosas era tan llano y familiar, que muy luego el visitante se sentía enteramente cómodo frente a él; la facilidad y tacto con que trataba los diversos asuntos, ganaban insensiblemente la confianza de su interlocutor. El extranjero más prevenido, después de apartarse de su presencia, sentía que las maneras de ese hombre eran espontáneas y agradables”

 

Rica descripción física y de personalidad de Rosas; de su seducción para el logro de los fines perseguidos y de la astucia en el trato con los funcionarios extranjeros. Que quienes lo visitaban se sintieran cómodos con Rosas era algo provocado por el propio Rosas que, si él lo deseaba, el interlocutor podía sentirse el más incómodo de los visitantes.

Su habilidad para controlar las emociones y las percepciones de los demás era una de las armas más poderosas que tenía a su disposición.

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William Brent

(Encargado de Negocios de los EEUU en la Confederación Argentina dijo en 1847)  (Por John F. Cady, ‘La Intervención Extranjera en el Río de la Plata 1838-1850’  Bs.As. 1943, pag. 176, citado por José Luis Busaniche en ‘Rosas visto por sus contemporáneos’, Ed.Hyspamérica-1985)

"Estoy absolutamente convencido  de que en ningún otro momento de la historia de estos países se ha enardecido más el patriotismo y se han mitigado y suprimido más las diferencias internas" […} “estoy totalmente persuadido que usted abriga el propósito fijo y resuelto, dentro de sus posibilidades, de promover el establecimiento de un sistema similar, adaptado a las condiciones y necesidades de las Provincias del Plata: pero también estoy totalmente convencido que cuando el enemigo extranjero haya sido, expulsado de las entrañas de su país, usted no perderá tiempo en comenzar esta obra grande e importante"..

 

En junio de 1844 el secretario de estado John Calhoum nombró a William Brent como Encargado de Negocios, quien viajó a su destino diciendo lo antemencionado en 1847 luego del fin del bloqueo anglo-francés, el cual pudo ver por sí mismo el patriotismo de Rosas formándose una especie de cuerpo unificado en el que todo el pueblo se encolumnaba equilibrándose –por primera vez- las diferencias sociales tan en boga por aquellos tiempos, algo tan lejos como ser un gobierno `tiránico’.

Rosas logró establecer un equilibrio social que antes no existía, lo que llevó a una mayor estabilidad en el país. Aunque su estilo de gobierno era autoritario, muchos consideraban que era necesario para mantener la paz y la unidad en Argentina.

La capacidad de Rosas para unificar, como se dijo, al pueblo argentino y su patriotismo fueron aspectos destacados durante la visita de Brent, lo que posiblemente contribuyó a que se sintiera cómodo y apreciara la labor de Rosas en el país.

 

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Samuel Green Arnold

(Estadounidense, que en su paso para ir a Chile, por el año 1848, estuvo varias veces con Rosas y con Manuelita, dando del Restaurador una descripción de su atuendo y de su carácter bromista).

"Nos sentamos en los sillones de la galería hasta las tres, en que apareció el gobernador. Nos saludó y nosotros respondimos quitándonos el sombrero y todos nos sentamos. El usaba la gorra blanca de visera (igual a una que yo tuve) que había llevado en otra oportunidad, una chaqueta azul con cordones rojos, chaleco punzó, pantalones azules, calzado atado hasta la punta del pie y la divisa de costumbre en el ojal; no tenía pelo en la, cara salvo que hoy no se había afeitado; parecía completamente un sencillo estanciero. Mandó llamar a uno de sus jóvenes subalternos, que habla francés, para que sirviera de intérprete, y luego empezó a bromear como sabe hacerlo cuando descansa de sus pesadas tareas”.

 

Efectivamente, el humor sarcástico de Rosas era una característica distintiva de su personalidad. Cuando se encontraba en un ambiente relajado, solía hacer uso de su sarcasmo, lo que a veces podía causar irritación en sus interlocutores. Sin embargo, también era capaz de utilizar este humor de manera estratégica para lograr sus objetivos en las entrevistas o para manejar la situación en su beneficio.

Ese sarcasmo podía desconcertar a sus interlocutores, ya que a veces era difícil discernir si estaba bromeando o hablando en serio. Esta ambigüedad y desorientación que generaba podía ser una táctica deliberada de Rosas para mantener el control de la situación y obtener una posición de ventaja.

Es interesante mencionar que el propio Platón sugería en su obra "La República" la importancia de actuar de manera estratégica para lograr los fines deseados. Rosas, al emplear su humor sarcástico, parecía seguir este principio, utilizando su personalidad y su astucia para influir en las situaciones y obtener los resultados que buscaba.

 

 

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Martiniano Chilavert

(Carta de Martiniano Chilavert a Juan Bautista Alberdi, Buenos Aries, 10 de mayo de 1848, en Jorge M. Mayer, "Alberdi y Su Tiempo", ,pág. 347)

 “La puerta está abierta para todos. El general Rosas no excluye a nadie, para todos hay lugar. Es preciso ser generoso y dejar hacer al que sabe hacer. ¿A qué fin empeñarse en perpetuar las desgracias del país?".

 

Es interesante mencionar que durante el gobierno de Rosas, hubo quienes decidieron regresar voluntariamente a Argentina, como Chilavert y el Cnel. Pedro Díaz.

Chilavert, que desde las filas del ejército “libertador" de Lavalle en 1839 ha transitado con lucidez el camino de la reflexión, ha elegido volver por voluntad propia, al igual que el Cnel. Pedro Díaz.

Así también el 13 de Noviembre de 1848 un grupo de argentinos desde Lima, que se autodenominan "Los Argentinos que suscriben",(ver "Papeles de Rozas", Tomo 1 de Adolfo Saldías, Ed. Antártida-Moderna Biblioteca Argentina -1904, págs. 292 y 293) le manifiestan, a Rosas, el orgullo y admiración con que observan la conducta seguida ante las Potencias europeas.

Estos hechos demuestran que había personas que apoyaban y valoraban las acciones de Rosas en el ámbito internacional.

Agregan que "No menos grata y digna de universal aprobación, les ha sido la remarcable generosidad con que V.E. abre hoy las puertas la emigración Argentina que las olas de la revolución habían arrojado en todas direcciones fuera del seno de la madre Patria".

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Juan Francisco Mur

(Carta de Juan Francisco Mur a Felipe Arana, Santiago, Chile, 10 de agosto de 1849, en Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Gobierno Nacional. Ministerio de Relaciones Exteriores. 1827-1852. 10-2-1-5) .

De Chile, Juan Francisco Mur, relata  al ministro Arana, el siguiente 10 de agosto: "Todas las cartas que se han recibido de Buenos Aires y Montevideo sobre el estado en que se encuentra la Patria están contestes en que es próspero y glorioso: He visto muchas, y sé de muchas otras, y en todas ellas sé que hablan las familias y los amigos de los emigrados en sentido de estar contentos y por lo tanto los llaman".

 

Otra muestra más del espíritu conciliador del llamado ‘tirano’ Rosas que presuponiendo que ya la nación entraba en un período de paz se apresuró a llamar a todos los emigrados para que volviesen a su tierra a vivir y trabajar en paz. Todos los emigrados manifestaban su alegría en volver, pero muchos, subrepticiamente, seguían cual tábanos conspirando en derrocar al gobierno de su país que magnánimamente, y después de todas sus acechanzas, Rosas les abría la puerta de la patria para regresar, al cual, ellos seguían diciéndole ‘tirano’...

 

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Dalmacio Vélez Sarsfield

Abogado, Unitario aunque respetado en aquellos tiempos por Rosas, dijo en 1847:

 

“...El Gobierno por decreto de Septiembre de 1840 embargó todos los bienes y acciones de los llamados Salvajes Unitarios. Durante el embargo, el Gobierno recibió las rentas de las fincas y disponía de las haciendas embargadas para las necesidades del estado. Pasados algunos años se desembargaron muchas propiedades de individuos que a la fecha del embargo tenían créditos en plaza. Los acreedores se presentaron cobrando el capital y los intereses, y nació la cuestión: si las personas cuyos bienes habían sido embargados en 1840 debían o no intereses de sus deudas por el tiempo corrido durante el embargo. Yo defendí a los embargados. Después de consignar el capital debido, hice el escrito siguiente sobre los intereses. Las circunstancias exigían las mayor medida y prudencia en la materia”.

 

Queda testimoniado por el propio Vélez Sarsfield que durante el gobierno de Rosas, no hubo ‘confiscaciones’ y, si, y por razones de Estado, urgentes, ‘embargos’ y por tiempo limitados.

¿Y la supuesta ‘tiranía’ de Rosas, dónde queda?. Teniendo las Facultades Extraordinarias por aquella época bien podría el Restaurador de las Leyes haber confiscado, pero –justamente- él fue el restaurador de las leyes y ello –la confiscación- hubiera significado una contradicción con su pensamiento de ajustarse a las leyes.

 

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Amory Edwards

(Carta del Cónsul Amory Edwards a Pedro Ximeno para ser entregada a Rosas.-, Nueva York, 18 de mayo de 1848, en Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Archivo del Doctor Juan Ángel Farini. Varios. 1847-1850. 7-3-2-3).

El Cónsul Amory Edwars estuvo un largo tiempo ejerciendo su actividad diplomática en Buenos Aires. Luego vuelve a los EEUU y notifica a Rosas que ha muerto el diplomático Edward Brent que también ejerció funciones consulares en Buenos Aires, diciendo que el susodicho “Estuvo enfermo, postrado en cama, durante algunas  semanas, a pesar de lo cual fue capaz de dictar cartas y ayudar a escribir una reseña de la Intervención y de los asuntos de Buenos Ayres durante su residencia allí como Encargado de Negocios y también otra sobre el Paraguay".

Especifica que "El Manuscrito se titula «Una Visita Al Paraguay Y Dos Años De Residencia En Buenos Ayres» por George Lee Brent, agregado a la Legación de los Estados Unidos en Buenos Ayres", tratándose, en cuanto al nombrado, del hijo del representante diplomático.

"Este libro está muy bien escrito, y el señor Brent testifica según su observación personal acerca de la bondad del actual Gobierno de Buenos Ayres. Denuncia las calumnias contra el General Rosas, las maldades de Deffaudis y Ouseley,, así como las bellaquerías de las compras efectuadas al Gobierno de Montevideo por Extranjeros" contra la Confederación-

Se despide –Edwards- deseando regresar algún día y encontrar a la Confederación "próspera y libre de influencia extranjera. Sólo necesita paz para convertirse en el Continente Meridional bajo el General Rosas, lo que los Estados Unidos son en el Septentrional. Una gran nación, respetada y temida también".

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“The New York Sun”

(En 1850, el diario "The New York Sun" (Nueva York, Edición del Jueves a la mañana, del 23 de mayo de 1850- ver La Gaceta Mercantil" N° 6754 del Miércoles 15 de abril de 1846).

Publica una carta procedente de Buenos Aires, en la que se descuenta la reelección de Rosas. "Puede estar seguro, que es el favorito de la gran masa de la población y que recibirá un caluroso y unánime apoyo. Por consiguiente, las intrigas del espíritu de sedición que ocasionalmente se hace ver aquí, quedarán frustradas".

 

Otra prueba mas, de un órgano anglo-sajón que debió reconocer el fuerte apoyo popular a Rosas de parte del pueblo argentino. ‘Unánime’, dice.

Es cierto que Rosas contó con un importante apoyo popular durante su gobierno y que fue reelecto en elecciones plebiscitarias. Este respaldo se debió en parte a las políticas que implementó, como la defensa de la soberanía nacional y la promoción de la identidad argentina. Además, su liderazgo carismático y su habilidad para mantener la estabilidad interna también contribuyeron a su popularidad.

Entonces, ¿Dónde está la ‘tiranía’ que se le imputaba?.

Digamos leyendo esto, y viendo las elecciones plebiscitarias en los dos gobiernos de Rosas, que el mismo fue el más inequívocamente apoyado por el pueblo en toda nuestra historia, hasta hoy día.

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“O Americano”

(Diario "O Americano", Río de Janeiro, 1 de septiembre de 1849, -ver ‘El Archivo Americano’ - N° 20 del 21 de septiembre de 1850)

"Ese fraccionamiento indefinido de las nacionalidades Americanas es un mal que con esmero se debe evitar: la tendencia que hay para subdividirse los Estados de este continente, es ya por sí un germen de disolución social; y oponerse a aquello es una necesidad para remover esta, y fundar en base segura la grandeza de Sud América[…] "El principio de no reconocer separaciones ilegítimas y por ilegítimas se entienden las que son hechas contra la voluntad de todo el cuerpo nacional, es un principio de orden, de estabilidad, y de porvenir. La gloria de proclamar en la América este principio, y de mantenerlo, toca toda al Gobierno de la Confederación".

 

Téngase presente la justeza y claridad política que expresa el editorial del diario brasileño. Justeza y claridad que no veían o no querían ver aquellos obnubilados por su ideología iluminista que no se daban cuenta –o no les importaba- que sus acciones y declamaciones nos llevaran a una fragmentación territorial que serviría de inicio a nuestra destrucción como nación hasta el día de hoy. Paraguay fue un ejemplo de ello: desarraigados de la Patria Grande, cayeron en manos del Imperio brasileño que –si veían las consecuencias, como se desprende de lo dicho en el diario citado- se los deglutió….El diario nos lo advirtió y los Unitarios no quisieron verlo…

Asi, queda demostrado que algunos críticos de Rosas argumentan que su gobierno fue necesario para mantener la estabilidad y la unidad en Argentina, y que la oposición a su régimen contribuyó a la fragmentación territorial y a la posterior intervención de países vecinos.

 

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Pedro De Angelis

(El periodista napolitano Pedro De Angelis, hizo una descripción precisa de Rosas en su ‘Archivo Americano’ Tomo 1-230, Diciembre 1850)  

“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.”  “La mejor prueba de lo que puede el trabajo en un suelo tan privilegiado corno el nuestro, es la que ofrecen los resultados obtenidos por el Sr. Rosas. La invasión de los indios en 1821 destruyó sus establecimientos, y bastaron tres años para que volviesen a ser los más florecientes de la provincia. Sus sembrados, que ocupaban una gran extensión, producían más de 15.000 fanegas de trigo y maíz, sin incluir los productos de otras culturas.

Tanta prosperidad le atrajo la admiración de sus amigos y la envidia de sus émulos. Su benevolencia no tenía límites. ¡Cuántas veces no se le ha visto abandonar sus tareas, por amparar a un desgraciado, proteger á un huérfano, transar un pleito! ¿Qué hay que extrañar que esta conducta le hubiese granjeado la estimación de los habitantes de la campaña?

Los que piensan que la popularidad del Sr. Rosas no sea duradera, no saben, o aparentan ignorar que se funda en beneficios, a que los individuos corresponden a veces con ingratitud, pero que los pueblos olvidan difícilmente. Por su intervención en los asuntos generales y particulares de la provincia había adquirido un conocimiento exacto de su territorio; y no se le ocultó que la línea de frontera era insuficiente para garantimos de los indios. Los eminentes servicios del Sr. Rosas, a pesar de la importancia y utilidad que tenían para el país, solo le proporcionaron persecuciones y disgustos.

Los ociosos le reprochaban su contracción al trabajo; los intrigantes su odio a las revoluciones; los díscolos la sencillez y la severidad de sus costumbres; y no faltaban hombres ilustrados que le hacían un cargo de su interés hacia los indios.

El Sr. Rosas nunca contestó a sus detractores; limitábase á confundirlos con la práctica de todas las virtudes, y con su respeto inalterable a las instituciones del país. Al reunir los rasgos principales de la carrera política y militar del Sr. Rosas, hemos tenido que hacer un esfuerzo, por no caer en la exageración que naturalmente inspira la contemplación de virtudes tan eminentes.

El Sr. Rosas es un excelente ciudadano: desdeña la gloria comprada con la sangre, detesta los honores adquiridos con los crímenes, desprecia las riquezas que no se ganan con el trabajo. Su vida pública no presenta hecho alguno que esté en oposición con estos elogios; y si no temiésemos ofender su modestia, encontraríamos en su vida privada muchas pruebas que los confirman.

Sus detractores han podido prodigarle ultrajes, pero ninguno de ellos se atrevió a citar una sola acción que fuese reprensible. ¿Qué podrían decir que no lo desmintiesen mil testigos? Adorado de sus deudos, querido de sus amigos, venerado de sus familiares, nada sería comparable a su dicha, si no hubiese tenido la noble ambición de ser útil a su patria. ¿Se le obligará á arrepentirse?... ¡Argentinos! Sed justos y agradecidos, si queréis ser libres y felices”.

 

Pedro de Angelis escribía el ‘Archivo Americano’ –el que pasaba por los ojos de Rosas antes de ser publicado, en honor de la verdad-

Aunque todo lo dicho en estos párrafos son enteramente ciertos. Este es uno de los pocos personajes que aquí se cita en este trabajo, que alaban a Rosas y que pertenecían, de algún modo, al mundo Federal y que –conjuntamente con lo mencionado por San Martín y Julio Irazusta-, son los pocos Federales que nos hemos animado a transcribir, por su importancia (Quesada no pertenecía social ni familiarmente a ese mundo Federal aunque fue luego variando su visión, como se sabe). Hay muchos Federales que hablaban bien de Rosas pero intentamos, como se dijo arriba, omitir sus dichos pues son una obviedad y pierde valor por su subjetividad.

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Henry Palmerston

(Declarado por Lord Palmerston cuyo nombre era Henry John Temple- en el Parlamento Ingles -1849/1850-al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)

“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio”.

 

Esta frase de Lord Palmerston es la confesión, el reconocimiento más acabado del hocicar inglés, de que la batalla tanto militar como diplomática quedó en manos de Rosas y la Confederación Argentina, ayudado por la sapiencia de Felipe Arana, y de Manuel Moreno, principalmente. ¡A que distancia estamos hoy de esos hechos gloriosos para nuestra patria!

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Henry Southern

(Fue un periodista y diplomático inglés  (1799-1853). En 1848 Southern se convirtió en ministro de la Confederación Argentina ,fue el firmante por el Reino Unido del Tratado Arana-Southern del 24 de noviembre de 1849 ratificado en 1850 que dio por terminado el conflicto entre la Confederación Argentina y Gran Bretaña).

Dice Henry Southern a Lord Palmerston (Nro.10-21-11-1848  PRO/FO 6/139-‘Public Record Office’, London’):

“Hay también una inmensa afluencia de emigrantes, tanto de la dase de los que llegan a estas costas por primera vez y desde países extranjeros, como también de la de los nativos que han estado ausentes durante mucho tiempo por razones políticas. Cantidades considerables vienen a establecerse aquí desde la ciudad de Montevideo y, entre ellos, muchos que han actuado en armas durante los últimos sucesos. Sin embargo, no se hacen investigaciones, y a nadie molestan por lo que puede haber ocurrido en otra parte. Los refugiados que regresan también son tratados con toda consideración y con mucha frecuencia, ante solicitudes presentadas al gobierno, el secuestro de sus propiedades es dejado sin efecto”

 

Una muestra más de que a pesar de ser combatido Rosas, invitaba a los Unitarios a volver al país, a establecerse nuevamente sin preguntarles nada, tratados con consideración y devolviéndoles las propiedades con los intereses acumulados en todos esos años que ellos estuvieron en el exterior, aun conspirando, lo que prueba que no hubo tales confiscaciones como se decía, sino embargos que cesaron como se comenta. De la supuesta ‘tiranía’ ni noticias…..

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También Henry Southern a Lord Palmerston (por comunicación del 22-11-1848  HMC (‘Historical Manuscripts Commission, London’) ‘Palmerston Papers’ – GC/SO/241):

 “La Intervención ha dado fuerza y vigor al poder de Rosas. Su reputación  naturalmente, ha llegado a ser inmensa; y ha demostrado a satisfacción de sus compatriotas que, por lo menos, invulnerable.”.

 

En boca de un diplomático inglés y por carta privada, comenta la inmensa popularidad del ‘tirano’ (sic) Rosas.

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(Henry Southern a Lord Palmerston (por comunicación del 25-4-1849 HMC (‘Historical Manuscripts Commission, London’) ‘Palmerston Papers’ GC/SO/245)

“Se dice mucho sobre la ambición de Rosas: fue llamado al gobierno principalmente por la posesión de cualidades que se necesitaban para salvar a su país de la anarquía, .esta es una gente muy difícil de gobernar. Rosas ha tenido que vérselas con la revolución y conspiración permanente; tal vez nadie pudo establecer nunca el orden y la seguridad absoluta que existe aquí... con menos derramamiento efectivo de sangre, menos violencia verdadera […].

 

En una nueva comunicación privada de Southern, este reconoce que Rosas salvó al país de la anarquía –obviamente Unitaria-  de conspiraciones permanentes y que lo logra la paz con poco derramamiento de sangre y violencia. De la ‘tiranía’ …ni noticias.

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(Informe de Henry Southern a Palmerston -Foreign Office, 10/1/1851).

“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y que lo ha hecho con tal éxito que, aunque existan muchos motivos de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad más negra. Tal vez sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el país a la miseria”.

 

Southern se dio cuenta que hasta a la propia Albión le convenía la paz en estas tierras para el buen comercio no solo de Inglaterra sino también de los comerciantes ingleses que vivían en nuestro territorio los que deseaban que la propia Inglaterra y Francia dejaran de inmiscuirse en nuestros asuntos pues ello los llevaba, a esto comerciantes, a verse perjudicados en sus negocios.

Algunos de ellos argumentaron que la estabilidad política y la protección de los intereses comerciales eran más importantes que la intervención extranjera en los asuntos internos del país.

Estos lo veía claramente Rosas y por eso sabía que cuanto más tardaran los franco-ingleses en rendirse, más iban a presionar sus conciudadanos de aquí a sus países para que dejaran de atacar a la Confederación.

Diplomáticamente lo de Rosas fue perfecto: puso a los británicos y franceses  que vivían aquí a confrontar a sus propios gobiernos pues los perjudicaban en sus negocios en el Plata.

Y al reconocer que ‘país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad más negra’, es la prueba más irrefutable de que Rosas no era un tirano. Ningún pueblo apoya a un hombre que lo tiraniza.

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Millard Fillmore

("Diario de la Tarde" N° 5837 del Martes 4 de marzo de 1851)

"El General Rosas ha enarbolado una bandera en que está escrita con letras indestructibles, la forma democrática de su país, y en el reverso, Independencia! pero no como vanas palabras. Al pie del asta de este pabellón están aglomerados sus esfuerzos, sus tenaces luchas y sus victorias".

 

Era por entonces, el autor de la frase, el Presidente de los Estados Unidos. Fue su mensaje al Congreso de los EE.UU de 1850 cuando se refirió laudatoriamente al Gobierno de la Confederación Argentina, a Rosas y a su denodada lucha contra aquellos que intentaban someter al país y a su independencia.

Desde fuera del país se reconocía, una vez más, la inexistencia de ‘tiranía’ alguna de parte de Rosas.

Recordemos que Fillmore fue el 13º presidente de los EE.UU desde Julio de 1850 a Marzo de 1853.

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Lucio V. Mansilla

(Sobrino del Restaurador  luego de su llegada de Europa en las postrimerías del año 1851 hizo una semblanza física y de la personalidad detallada, de su tío. Ver: Lucio V Mansilla, ‘Mis Memorias’, Buenos Aires, 1925.; Lucio V. Mansilla, ‘Los siete platos de arroz con leche’, Buenos Aires, EUDEBA, 1963.; Lucio V. Mansilla, ‘Rozas, ensayo histórico-psicológico’, Bs As, A-Z, 1996).

"Mi tío apareció: era un hombre alto, rubio, blanco, semipálido, combinaron de sangre y de bilis, un cuasi adiposo napoleónico, de gran talla; de frente perpendicular, amplia, rasa corno una plancha de mármol fría, lo mismo que sus concepciones; de cejas no muy guarnecidas, de movilidad difícil, de mirada fuerte, templada por el azul de una pupila casi perdida por lo tenue del matiz, dentro de unas órbitas escondidas en concavidades insondables; de nariz grande, afilada y correcta, tirando más al griego que al romano de labios delgados y casi cerrados, como dando la medida de su reserva, de la firmeza de sus resoluciones; sin pelo de barba, perfectamente afeitado, de modo que el juego de sus músculos era perceptible. Seria cruel, no parecía disimulada aquella cara, tal como a mí se me presentó, tal como la veo, al través de mis reminiscencias infantiles".

"Agregad a esto una apostura fácil, recto el busto, abiertas las espaldas, sin esfuerzo estudiado, una cierta corpulencia del que asoma su ‘embonpoint’ (sic) [sobrepeso], o sea su estructura definitiva, un traje que consistía en un chaquetón de paño azul, en un chaleco colorado, en unos pantalones azules también; añadid unos cuellos altos, puntiagudos, nítidos, y unas manos perfectas como forma, y todo limpio hasta la pulcritud, y todavía sentid y ved, entre una sonrisa que no llega a ser tierna, siendo afectuosa, un timbre de voz simpático hasta la seducción, y tendréis la vera efigie del hombre que más poder ha tenido en América ..."

“Fue durante larguísimos años un misterio y una mistificaci6n para casi todos excepto para él mismo. En las campañas parece campesino y es burgués. En el orden nacional habla de patria y es localista. Nadie atentó contra la América, y él se dice defensor de la santa causa americana. ¡Santa!; tiene la manía de los adjetivos y de los sobrenombres costumbre gauchesca. No es perversa, árida y fría su alma; es intermitente, ondulante, pudiendo llegar a no enternecerse jamás. No es caprichoso; tiene desarrollada la protuberancia de la continuidad y su frente amplia, lisa, cuadrada, parece hecha para resistir a todo lo que intente inducirlo en otro sentido de lo que es la lógica de su voluntad persistente. Distingue perfectamente los medios, los instrumentos, conoce su fuerza, su eficacia, sabe qué quiere, sabe que va a un fin; más no discierne claramente ese fin, excepto cuando se sale, por decirlo así, de las abstracciones. Su fuerza es pura potencialidad. Saltará sobre un bagual en pelo al pasar, convencido, persuadido, sabiendo que lo do- minará; pero dónde se detendrá, no le alcanzará, ni quiere alcanzarlo, corno si gozara con las fruiciones de un peligro remoto, a través de obstáculos imaginarios. Y no porque sea fantástico, sino porque es diestro”.

“De la política, de la política de entonces, nunca me decía una palabra. Y como yo era muy Federal, muy ‘rosista’, algo me faltaba. ¡Y ya lo creo que era yo muy federal! Mi tío era para mí un semidiós, el hombre más bueno del mundo. Yo retozaba en su casa, como no podía hacerlo en la mía, con una cáfila de primos. Entrábamos, ad libitum en sus piezas, sin que él nos hiciera más observación que ésta: «¡Bueno, bueno! Pero no me toquen los papeles ¿Eh?» Y al retirarnos, a toda la sarta de sobrinos les daba lo siguiente, el sábado a la tarde, indefectiblemente: una docena de divisas coloradas, nuevitas, que nos hacían el efecto de la muleta al toro. Un peso fuerte, en plata blanca, que nosotros después cambiábamos en moneda corriente, discutiendo el precio con nuestros respectivos tatitas, y un retrato litografiado de Quiroga, diciéndonos siempre estas mismas, mismísimas palabras (y repitiéndoselas a cada uno): «Tome, sobrino, ese retrato de un amigo, que los salvajes dicen que yo mandé matar». Esta palabra salvaje no crean ustedes que inspiraba entonces un sentimiento de horror, pues yo me acuerdo que, cuando estaba en la escuela de don Juan Peña, no se la aplicaban los muchachos unos a otros para asustarse, sino como afrenta. Ayer todavía nos acordamos de esto con José Ignacio Garmendia”. 

 

Esta famosa pintura de Rosas y sus días es muy conocida en el ámbito historiográfico por su detallismo y descripción de toda una época en la intimidad de la familia.

Tal vez lo único que no condice con la realidad  es cuando Lucio V. Mansilla dice que él era Federal y ‘rosista’. Lo cual, más allá de los sentimientos ambivalentes por su tío, ese ‘amor-rechazo’ que por él sentía, el tiempo demostró que no lo fue. 

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William A. Harris

(La ‘Gaceta Mercantil’- 15 de Septiembre de 1851)

William A. Harris El diplomático estadounidense, a la sazón Encargado de Negocios de los EE.UU  luego de una larga residencia en el país, se despide de Rosas y de la Confederación Argentina al cumplir su trabajo en el país, en Septiembre de 1851, a pocos meses del derrocamiento de Rosas.

"Al cumplir este último acto oficial, que termina mis relaciones diplomáticas con este Gobierno, permitidme expresar, por conducto de V.E [Felipe Arana].al Ilustre Jefe, cuya política y sabiduría han enaltecido tanto su propia fama y la nombradía de su país, mi más cordial y profundo reconocimiento, por la invariable bondad y consideración que constantemente se ha dignado dispensarme".

“El General Rosas ocupa un vasto espacio, en el gran teatro de los negocios humanos. Su política y sus hechos, se han grabado hondamente, en la atención del mundo. Sus bravos compatriotas, en la hora más infausta que registran las páginas de la historia de su país, fijaron en él, la vista para que los auxiliase, y lo aclamaron para que los aconsejase y dirigiese".

"Con recursos de saber y patriotismo, a la altura de las circunstancias, se puso a su frente. Con su genio y su energía estableció el orden, en medio del caos, y la seguridad y sosiego, en medio de la confusión y la anarquía. Sus esfuerzos para establecer y sostener el gran sistema Federal, identificaron su nombre para siempre con esa importante medida, formando uno de los mas firmes cimientos sobre los que reposará su fama en los tiempos venideros.

“Con entereza más que romana, ha sostenido y defendido los derechos soberanos de su país, contra la agresión extranjera, hasta que esos derechos fueron honorablemente reconocidos y asegurados. El haber hecho esto con éxito feliz, es gloria bastante para un solo hombre. La historia imparcial no dejará de consignar fielmente los grandes hechos de su vida, tan llena de acontecimientos extraordinarios.

“La posteridad juzgará de ellos por sus exitosos resultados, y por las imponentes dificultades de los tiempos, en que su protagonista se vio colocado; y con justicia y veracidad inscribirá su nombre muy alto en la lista de aquellos gran-des hombres, que han quedado inmortalizados en la ancha e im-perecedera página de la historia del mundo".

 

Conociendo la mentalidad estadounidense, si el gobierno de Rosas hubiera sido una ‘tiranía’, el diplomático después de tan larga permanencia hubiera dado cuenta de ella a su gobierno.

Es más, como tanto otros diplomáticos que sirvieron en nuestro país, reconocía la injerencia de los imperios europeos en nuestros asuntos y la ductilidad de Rosas para vencerlos, pero claro, se avecinaba la derrota por la traición de Urquiza junto a los brasileños y junto a los insidiosos Unitarios que no cejaban de acosarnos, a pesar de la bondad de Rosas que les tendió un ‘puente de plata’ para que regresaran al país, sin que tuvieran que renegar de sus ideas políticas, devolviéndolos sus bienes embargados- no confiscados, como arteramente se dice-; solo prometiendo no alzarse en armas contra el Estado..

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Robert Gore

(Robert Gore, Encargado de Negocios de Gran Bretaña en Buenos Aires, le comenta'', el 2 de febrero de 1852, al Vizconde Palmerston- Public Record Office, Londres. Foreign Office 6/167.)

"No abrigo dudas en mi mente que, de triunfar, el General Rosas adoptará dentro de muy poco tiempo, un sistema muy diferente y que desarrollará las grandes riquezas de este magnífico país, asegurará la implementación rígida de la ley y extenderá la educación y, además, la civilización y la industria. Tal es, mi Lord, la noción que me he formado a través de lo aprehendido durante varias conversaciones mantenidas con el General Rosas, con quien siempre he hablado con la mayor franqueza".

 

Lo que dice Gore, justo el día anterior a la batalla de ‘Caseros’ explica años de lucha titánica de Rosas contra fuerzas centrípetas que intentaban una y otra vez desalojar al gobierno legal argentino y que con ello impedir el desarrollo comercial e industrial de país.

Por ello necesitaba el gobierno inglés –según las palabras de su representante legal- un orden y tranquilidad en el país para el desarrollo –de una vez por todas – de las relaciones comerciales internas y externas. Y esto solo lo podía dar el gobierno de Rosas, triunfando en su lucha contra el Brasil, Urquiza, Unitarios, etc. La derrota de Rosas confirmó el caos y y la anarquía durante décadas, como sospechaba Gore.

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Justo José de Urquiza

(Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro en San Nicolás. Mayo de 1852. José María Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. p.297) (Carta a Rosas)

 ““Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí”

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(Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948).

 “Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle. Justo José De Urquiza”.

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 (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. Tomo 3 de la “Historia de los Gobernadores De las Provincias Argentinas” de A. Zinny, ed. 1920 - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)

Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” ,

 

Estas y otras exclamaciones de Urquiza diciéndose ‘arrepentido’ de lo hecho contra Rosas queda desvirtuado por sus acciones posteriores: se ofrece darle dinero a Rosas en el exilio pero luego de varios años y ante el reiterado reclamo a través de Pepita Gómez, solo le envía una sola vez lo que había prometido hacerlo todos los años. Un gesto meramente demagógico del entrerriano.

Se mantiene prescindente ante la solicitud de ayuda de los habitantes de Paysandú que mueren masacrados por las tropas brasileñas con ayuda de los Unitarios de la Banda Oriental al mando de Venancio Flores y los Unitarios porteños al mando de Mitre, todo frente a sus ojos estando viendo la destrucción desde su palacio.

Se mantiene prescindente ante el genocidio de nuestros gauchos del interior a través de las manos de los sicarios de Mitre y Sarmiento, los Unitarios ‘colorados’ de la Banda Oriental. Entrega el triunfo seguro en la batalla de Pavón a Mitre según ordenes de la Masonería. Colabora eficazmente con Mitre y los brasileños en la lucha contra la soberana Paraguay.

(Para más datos ver en  ‘elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’  - “Urquiza, Un 'Judas' Criollo Ni Federal Ni Arrepentido” -8 de mayo de 2022)

Recordemos que el golpe de Estado de Urquiza, fue el 2do. Luego del producido por sus nuevos socios, los Unitarios, contra Manuel Dorrego y que significó el comienzo de –esta vez, sí- gobiernos ‘tiránicos’, sin apoyo de nuestro pueblo al que sometió, persiguió y masacró Urquiza, Mitre, Sarmiento y sus esbirros Orientales ‘colorados’.

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Laurent de L´Ardeche

(Palabras de Laurent de L´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en el parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)

 “La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo. […]. Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales, lo que hay de cierto , es que él hace todo esto sin necesitar hacer revoluciones y barricadas, pues la soberanía nacional es la única que lo ha elevado al poder, donde le mantienen invariablemente la confianza, la gratitud y el entusiasmo de sus conciudadanos”. 

 

Sin perjuicio del trasnochado sociologísmo e ideologismo tan típico de los socialistas de laboratorio, el comentario del citado autor es correcto cuando dice que Rosas mejora las condiciones de vida de los más necesitados; Rosas lleva al progreso de su pueblo; Rosas representa la lucha nativa contra el monopolio extranjero; Rosas representa, justamente, lo contrario a un gobierno ‘tiránico’ y dicho por un político de un país que nos agredía.

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Théogéne Page

(Observaciones al Gobierno Francés del edecán del propiciador de la paz de 1840, Almirante Barón de Mackau, en "El Paraguay y las Repúblicas del Plata" por Théogéne Page, Capitán de Navío. Separata de "La Revue des Deux Mo ndes ", entrega del 1 de abril de 1851. París 1851, págs. 26, 27 y 34)

 

Comprueba, que el “sentimiento de igualdad reina allí en todo el suelo".

De sus habitantes, "la fuerza; es la ley del chilla y mayoría tiene sus orígenes en esas provincias vascas tan orgullosas del espíritu de igualdad formulado con tanta fiereza por los estatutos de las cortes de Tarragona en 1519".

Dice de Rosas: "Hay que escuchar al mismísimo General Rosas desarrollar, en su enérgico y pintoresco lenguaje, de qué manera la vida en el desierto y las tradiciones de la sangre convierten a la república democrática en la forma obligada de gobierno de las provincias argentinas […]  "Cuando el silencio y la noche se extienden sobre Buenos Aires, la lámpara del Gobernador se enciende en la cumbre de la elevada torre que habita, y los gauchos la muestran como el genio de la patria que vela sin descanso sobre la ciudad dormida".

 

Es una descripción casi pictórica sobre Rosas, su labor nocturna, velado por los gauchos que lo saben trabajando en el silencio de su residencia por el bien de su amado pueblo..

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Ventura de Vega

(Cartas íntimas a su mujer en ‘Cartas Íntimas’, del 21 de Julio de 1853-pág. 103. Madrid, 1874).

"Rosas es el carácter más original, más raro, más sorprendente que te puedas imaginar. No sé si para cortar cuando le parece alguna conversación, o para disimular su pensamiento, o para de desconcertar al que le habla, te encuentras en que pasa repentinamente del tono más elevado, del discurso más serio, a una ‘chapaldita’ (sic) de lo más Vulgar, a la cual siguen otra y otra, entre muchas carcajadas, y de allí a un rato vuelve insensiblemente a entrar en el todo serio y entonces dice, hablando de política, cosas admirables. Decían que sólo tenía talento natural y que era poco culto; no es cierto. Es un hombre instruidísimo y me lo probó con las citas que hacía en su conversación; conoce muy bien nuestra literatura y sabe de memoria muchos versos de los poetas clásicos españoles".

 

El autor era un poeta de vínculos familiares con Juan Manuel, y nos presenta un retrato del Restaurador respecto a su personalidad, a su cultura y carácter en su visita a éste en el año 1853, en Inglaterra, en carta del 21 de Julio de 1853, a su mujer que estaba en Madrid, donde vivían.

Ventura de la Vega afirma la instrucción de Rosas, los conocimientos que tiene el Restaurador de la literatura mundial y realiza una descripción muy rica en matices sobre el cambio de modo de dialogar de un momento a otro produciendo –adrede- en el interlocutor una especie de confusión acerca de su estado real de ánimo, de interrogación del interlocutor acerca de su postura sobre los temas que se tratan, etc.

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Vicente Pérez Rosales,

(Escritor chileno que lo visitó en 1855 Southampton dijo sobre el Restaurador respecto a su fisonomía y carácter según compila el escritor José Luis Busaniche, en su libro ‘Rosas visto por sus contemporáneos’-Ed. Sieghels-2021)

"Un instante después se adelantó a recibirme el mismo Rosas. En éste entonces un hombre como de sesenta y dos años de edad, de estatura más que mediana y de robusta complexión. Lucía su rostro sobre una tez blanca y sanguínea, dos hermosos ojos azules, una nariz aguileña y un par de labios aunque finos, perfectamente diseñados".

"Recibióme con afectuosa cortesía, sin olvidar aquella prudente reserva, forzosa compañera del hombre de mundo cuando trata por primera vez a un desconocido; mas ésta duró poco, pues no hizo más que recibir la tarjeta de su parienta y leer lo que en el respaldo de ella iba escrito, cuando levantándose de su asiento, me tendió con efusión sus brazos, apellidándome paisano".

 

El escritor chileno hace una observación interesante aunque conocida de Rosas: al principio Rosas es reservado, desconfiado hasta evaluar al interlocutor y de parte de quien viene; y así, ante un dato familiar, de golpe, volverse más afable y abierto. Los tiempos y las actitudes siempre fueron manejo del Restaurador.

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Nicolás Albarellos

(Diputado pidiendo el Juicio Político a Rosas ‘en ausencia’-1857.la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, declara "traidor a la Patria" a Juan Manuel de Rosas)

 “Los juicios como esos no deben dejarse para la historia. ¿Qué se dirá, qué se podría decir en la historia cuando se vea que las naciones civilizadas del mundo, para quienes somos solo un punto, han reconocido en este tirano que es digno de tratar con ellas? ¿Que Inglaterra ha devuelto sus cañones en acción de guerra y ha saludado su sangrienta e inocente bandera manchada de sangre con un saludo de 21 cañones? Este hecho, conocido por la historia, sería un gran contrapeso, señor, si dejamos a Rosas sin esta sanción. La misma Francia, que comenzó la cruzada que compartía el general Lavalle, a su debido tiempo también lo abandonó, se enfrentó a Rosas y saludó su bandera con un saludo de 21 cañones. Pregunto, señor, si este hecho no borrará de la historia todo lo que podamos decir, si dejamos este monstruo que nos diezmó durante tantos años sin una sanción”.

“El juicio de Rosas no debe dejarse a la historia, como algunas personas desean. Está claro que no se puede dejar a la historia el juicio del tirano Rosas. Vamos a arrojarle a Rosas este anatema, que quizás puede ser el único que le haya hecho daño en la historia, porque de lo contrario su tiranía siempre será dudosa, ¡y sus crímenes! ¿Qué se dirá en la historia, señor? Y es triste decirlo, ¿qué se dirá en la historia cuando se dice que el valiente almirante Brown, el héroe de la Marina de Guerra de la Independencia, fue el almirante que defendió la tiranía de Rosas? Lo que se dirá en la historia sin este anatema, cuando se dice que este hombre que contribuyó con sus glorias y talentos para dar brillo al Sol de Mayo, que el otro diputado citó en su discurso, cuando se dice que el General San Martín , el conquistador de los Andes, el padre de las glorias argentinas, ¿le hizo el mayor tributo que se le puede dar a un soldado al entregarle su espada? ¿Se creerá esto, señor, si no arrojamos un anatema al tirano Rosas? ¿Este hombre se conocerá como lo es en 20 o 50 años, si queremos ir más allá, cuando se sabe que Brown y San Martín fueron leales a él y le dieron los tributos más respetuosos, junto con Francia e Inglaterra? “No, señor: dirán, los salvajes unitarios, sus enemigos, mintieron. No ha sido un tirano: lejos de eso, ha sido un gran hombre, un gran general. Es necesario arrojar sin dudas este anatema al monstruo. ¡Si al menos hubiéramos imitado a los ingleses, que arrastraron el cadáver de Cromwell por las calles de Londres y arrastraron a Rosas por las calles de Buenos Aires! Apoyo, Sr. Presidente, el proyecto. Si el juicio de Rosas fue dejado al juicio de la historia, no conseguiremos que Rosas sea condenado como un tirano, pero quizás él sea el más grande y glorioso de los argentinos”

 

Este es uno de los documentos más significativos del Unitarismo asesino y mistificador. Es un reconocimiento, más que tácito, de las bondades del ‘rosismo’ y del apoyo del pueblo al Federalismo.

Es una retahíla sucesiva de reconocimientos del mal emprendido por el Unitarismo al juzgar a Rosas, ‘en ausencia’, condenándolo a muerte ‘a priori’ sin posibilidad de defenderse, con un odio típicamente masónico de un gobierno que se sabe ilegal y golpista.

Es el origen de toda la mistificación de nuestra historia ‘novelada’ ‘ad-usum’ del Unitarismo resentido, ladrón y antipatriota que sabe que no cuenta, no solo con la verdad, sino con el apoyo de todo el pueblo por lo que la única manera de llevar adelante su sangría es sometiendo las almas del pueblo, borrando su memoria con el paso del tiempo, empezando en la escuela primaria, hasta que la mentira con los años se vuelva ‘verdad’ indiscutible bajo pena de muerte civil, como mínimo, se vuelva uno exiliado en su propia tierra y en su propia sociedad.

De allí, Albarellos, gendarme del régimen dice ““El juicio de Rosas no debe dejarse a la historia […] ¿Este hombre se conocerá como lo es en 20 o 50 años, si queremos ir más allá, cuando se sabe que Brown y San Martín fueron leales a él y le dieron los tributos más respetuosos, junto con Francia e Inglaterra? No, señor: dirán, los salvajes unitarios, sus enemigos, mintieron”.

Correcto, Albarellos lo sabía y sabía que los Unitarios-como él- serían descubiertos como unos falsarios de ‘frac’.

El autor era médico y docente. Un docente que mentía a sabiendas. Los adjetivos calificativos que le caben exceden la compostura que debe primar en quien esto escribe.

Pensar que se casó con la hija de Juan Antonio Lavalleja y en 1849 estuvo bajo la protección del Federal y ‘rosista’ Lorenzo Torres; ambos, después, renegaron del Federalismo cuando cae Rosas, siendo, como buenos traidores, los principales impulsadores de la pena de muerte de Rosas, como así el propio Vicente López y Planes, hombre de pobre carácter, por instigación de su maquiavélico hijo Vicente Fidel López y del otrora furibundo Federal Baldomero García, diplomático ‘rosista’ durante años.

Nombre de calles  y plazas –por supuesto- llevan su nombre y sostienen con ello lo insostenible: la verdad histórica que se escapa de entre los pliegues ocultos de la historia por propia boca del susodicho….

La mistificación de nuestra historia estaba en marcha volviéndose con el tiempo como el retrato de Dorian Grey, una deformidad irreconocible….Debiera hacerse acto lo dicho en el epígrafe de este trabajo por Miguel de Cervantes Saavedra: “Los historiadores que de mentiras se valen habrían de ser quemados como los que hacen moneda falsa”

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Juan Bautista Alberdi

(‘Obras Completas’, T.I. Bs.As. 1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”-1837). 

“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que representa”. 

“Yo fui enemigo, lo recuerdo con disgusto”,.

(Dice en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’. Valparaíso 1847).

 “Rosas no es una entidad que pueda concebirse en abstracto y sin relación al pueblo que gobierna. Como todos los hombres notables, el desarrollo extraordinario de su carácter supone el de la sociedad a que pertenece. Rosas y la República Argentina son dos entidades que se suponen mutuamente; él es el que es, por ser argentino; su elevación se supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él refleja en su persona”.  "No quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y renovarle los testimonios de mi constante aprecio y distinción, de un modo directo, pues por intermedio de amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente por ellos que su salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus bellos años. El ejemplo de moderación y dignidad que Vd. está dando á nuestra América despedazada por la anarquía es, para mí una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales. Yo sé los deseos de su corazón, mi distinguido señor General, y con estos sentimientos tengo el honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de Vd. General, su atento compatriota y servidor” 

 (Dijo sobre en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’. Valparaíso 1847)

 “En el suelo extranjero en que resido, no como proscripto, pues he salido de mi patria según sus leyes... en el lindo país que me hospeda y tantos goces brinda al que es de fuera, sin hacer agravio a su bandera, beso con amor los calores argentinos y me siento vano al verlos más ufanos y dignos que nunca... Guarden pues, sus lágrimas los generosos llorones de nuestras desgracias; a pesar de ellas, ningún pueblo de esta parte del continente tiene derecho a tributarnos piedad; aunque opuesto a Rosas como hombre de partido, he dicho que .escribo esto con calores argentinos. Rosas no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano hay una vara sangrienta de fierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano… Sé, por ejemplo que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre, como el actual Gobernador de Buenos Aires. Sé que el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido que el de Rosas. Sería necesario no ser argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos. Se habla de él popularmente de un cabo a otro de la América, sin haber hecho tanto como Cristóbal Colón. Se le conoce en el interior de Europa, más o menos como a un hombre visible de Francia o Inglaterra; y no hay lugar en el mundo donde no sea conocido su nombre, porque no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francesa, que hace diez años le repiten día a día. ¿Qué orador, que escritor célebre del siglo XIX no le ha nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O'Connell, Lamartine, Palmerston, Aberdeen. ¿Cuál es la celebridad parlamentaria de esta época que no se haya ocupado de él hablando a la faz de Europa? Dentro de poco será un héroe de romance".

 (En Octubre de 1857 entrevista a Rosas en Londres en la casa Sr. Federico Dickson, cónsul general de la Confederación Argentina en Londres., diciendo, luego de la entrevista, sobre el entrevistado):

 "Habla inglés, mal, pero sin detenerse escribe el tucumano, con facilidad. Es jovial y atento en sociedad. Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, habló mucho de política; casi siempre se dirigió a mí, y varias veces vino a mi lado. Me llamaba señor ministro' y a veces 'paisano'; otras por mi nombre". "Habla mucho de caballos, de perros, de sus simpatías por la vida inglesa, de su pobreza actual, de sus economías, de su caballo y de los caballos ingleses. No es ordinario. Está bien en sociedad. Tiene la fácil y suelta expedición de un hombre acostumbrado a ver desde alto el mundo. Y, sin embargo, no es fanfarrón ni arrogante, tal vez por eso mismo, como sucede con los lores de Inglaterra, las más suaves y amables gentes de este país. Su fisonomía no es mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica y la frente, echada atrás, es bien formada, más bien que alta. No estaba bien vestido; no tenla ropa en Londres. Ha venido por quince días a Imprimir y publicar su protesta"

 (En carta a Rosas – 1 de Octubre de 1863)

Le expresa que no quiere molestarlo.. ”en su retiro digno y laborioso”...y que Rosas “está dando lecciones a los generales americanos que la demagogia echa a las playas europeas, llenos de plata y ávidos de placeres” 

(En carta a Máximo Terrero-19 de Julio de 1863) ...

” En el mismo lugar en que debiera tributarse elogio y respeto al general Rosas, que tuvo tan alto el estandarte de San Martín, lo ultrajan del modo más cobarde e ingrato”...” Me gusta mucho oírle a Ud. que el general Urquiza contempla y respeta al general Rosas, en lo que prueba cordura y sensatez”

Al saber del incendio de la chacra de Rosas, le escribe a Terrero diciendo que “ teme sea obra de los enemigos de Rosas con el fin de hacer desaparecer sus papeles” y el 8 de agosto de 1863, desde Caen...”La causa real del general Rosas se halla triunfante y respetada hasta en esos puntos más vulnerables, por sus enemigos; y él ¿es acusado criminalmente?”... Luego se pregunta porque ha sido procesado Rosas...”el único que lleva vida digna y se tiene en una reserva llena de decoro y de honor”.

Habla luego de su proyecto de una defensa de Rosas, y cree que ...”una corta Memoria, bien acompañada de una masa de documentos, sería más eficaz que un grueso libro”...y pidiendo disculpas de no haberlo visitado añade...…”El ejemplo de moderación y dignidad que está dando a nuestra América, despedazada por la anarquía, es para mí, una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales”.

(En carta a Manuelita (13 de Enero de 1864)

.”difícilmente se puede dar cabeza que exprese la posesión de un talento superior tan elocuente como la de nuestro antiguo Jefe Supremo del Río de La Plata”... y agrega que “lord Byron habría envidiado la fascinación irresistible de su mirada”.

(Carta a Máximo Terrero- 14 de Agosto de 1864)

“…Nada más público y notorio que la honorabilidad con que lleva el General Rosas su vida de refugiado en el país de los libres. Si estuviera en Roma como Fernando II o en Austria, o en Turquía, sería eso una ventaja para sus detractores. Pero les dice el verlo considerado por el León partido liberal británico y por el glorioso veterano de la Libertad, Lord Palmerston? “

“El ejemplo del General Rosas de refugiado digno, resignado, laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sitio en la vieja historia de Roma“.

“Ningún general de los muchos que la ola de la revolución americana ha echado a las playas de Europa ha dado el ejemplo honroso del General Rosas. Solo él no ha conspirado para recuperar el poder ni ha hecho la corte a los Reyes, ni buscado expectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños. Ni el mismo San Martín llevó con más dignidad su proscripción voluntaria. Es indigno y vergonzoso atacar á un hombre semejante y en semejante situación“.

“Sin duda alguna se exagera en mucho del trabajo de una publicación explicativa. Ciertamente que una época de 20 años no se expone en un volumen corto. Pero no se trata de una historia ni de una crónica, ni de una biografía completa. Eso ni es obra del momento, ni será obra del General Rosas“.

“Otro será quién lo haga. Exponer la historia de su vida en 10 volúmenes sería sepultarla por ahora. Lo que la historia del momento exigiría de él, es una palabra, algo breve y corto, para servir a la historia. Hoy todo el mundo habla, nadie calla, empezando por Napoleón, pasando á Lord Palmerston y acabando por Mitre. que no es tonto en majadear con sus disertaciones históricas, en que habla más de sí mismo que de Belgrano“.

“Cuarenta ó cincuenta páginas debe seria extensión obligada o máxima de la memoria. Lo demás debe constar de documentos. Total un volumen brevísimo- La impresión de esto no puede costar en Francia arriba de mil francos. Y como se podrían vender ejemplares (aun para mejor propagarlos) talvez se ganaría en vez de perder“.

“La memoria o manifiesto debe ser sin frases. Ya la simple idea de manifiesto hace bostezar, porque el ordinario consta de palabras y frases más o menos retumbantes. Debe reducirse á tres cosas: cifras, documentos y hechos. Nadie cree hoy en frases, pero todos creen en los números, y en lo que se toca y palpa. Cifras y solo cifras para cosas de este orden: cuanto valía el papel moneda (o las onzas como allá dicen) bajo el Gobierno de Rosas; ¿cuánto vale hoy? ¿A cuánto subía la deuda entonces; a cuanto sube hoy? ¿Cuál era el presupuesto entonces; cual es hoy?. Documentos y solo documentos de este orden: la ley que dio todo el poder al General Rosas y todo lo que a ella se refiere. Sus renuncias reiteradas. Las aprobaciones Legislativas de sus actos. Los votos en su honor. Sus títulos y honores recibidos. Tratados internacionales que pusieron fin á las cuestiones. Sobre el territorio de la Provincia o Nacional, el mejor documento sería un extracto o resumen de la carta geográfica de sir W. Parish, con la demarcación de la frontera de entonces y la de la frontera de hoy. Según Mr. de Moussy, respecto de los indios. Lo que no se ve, no se estima á este respecto. No hay que olvidar el testamento de San Martín“.

“En cuanto a los hechos, señalar cual era entonces la seguridad de la propiedad. y de la vida, en la campaña para los neutrales a la lucha política y la que hoy existe. Cuanta fortuna tenía el General Rosas al entrar al poder: cuanta tiene hoy. El grande hecho que todos ven: como ha vivido y procedido en Europa desde que bajó del poder. Altas atenciones de que es objeto. Nada de recriminaciones. Para responder al reproche de barbarie inferido á su manera de atacar y defenderse, mostrar o señalar la historia contemporánea de Estados Unidos, Rusia, Italia, Alemania, etc. Que personas lo acompañaron en su Gobierno como amigos y servidores oficiosos. como legisladores, ministros, guerreros, publicistas, consejeros, cortesanos: donde están hoy? ¿Qué posición tienen? Todo esto no es ocuparse de la persona de Rosas, sino del país, de quien fue expresión de la sociedad de que es miembro a pesar del destierro: hasta por patriotismo argentino. El General Rosas debe defender el decoro de su país, defendiendo ó explicando su conducta pública. Callar, es dar la razón al que habla aunque no la tenga. Fíjese en el articulillo sobre la Posteridad que le envío“.

“Por lo que hace a mí, le confieso que me irrita el espectáculo de tanta duplicada é hipocresía que nos dan los que se gozan de deprimir al caído al mismo tiempo que parecen gozarse en obrar peor, que lo hizo, según ellos, ese adversario, a quien persiguen. Convenido respecto al aviso anticipado que le daré en caso que yo haga la visita consabida. Con mis seguridades de amistad por Ud”.

Fermín Chávez (‘La vuelta de Don Juan Manuel’- Ediciones Theoria, Buenos Aires, 1993) comenta que  “En Agosto de 1856, la Comisión de Negocios Constitucionales del Senado de Buenos Aires formalizó la presentación del “caso Rosas”, al que declaraba “reo de lesa patria por la tiranía sangrienta que ejerció sobre el pueblo (sic) y por haber hecho traición a la independencia de la patria (resic)” .

 

Ya hemos hablado algo de ello al referirnos a Albarellos. Nada menos que a Rosas, (que defendió la independencia a todo trance, recibiendo por ello el legado del sable del Libertador), acusaban de traición a la patria los liberales que fueron precisamente los que entregarían después de Caseros la soberanía de los ríos interiores, las misiones orientales y la Banda Oriental al Imperio Brasileño… y la economía al imperio inglés.

Lo acusaban además del "robo" de dinero público, justamente a Rosas que fue un meticuloso administrador de la cosa pública, y siendo un hombre rico antes de su gobierno, dejó el país con unos pocos patacones en el bolsillo y un cajón de papeles para defender su honra ante la posteridad, lo cual le importaba más que el dinero.

Fue tal vez por esta última infame acusación de robo que Rosas decide romper su silencio de años de exilio, y presenta tres protestas por escrito en tres idiomas, descalificando la legitimidad de los funcionarios que pretendían juzgarlo. Estas protestas fueron entregadas o gobiernos europeos y distintas personalidades del país, incluido Urquiza y Alberdi para su difusión.

 (El 14 de agosto de1864, en carta que contiene el plan de la Memoria, sigue diciendo Alberdi)

El ejemplo de Rosas, de refugiado digno, resignado. Laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino el de la vieja Roma” ...y comparándolo con otros generales desterrados en Europa, dice ...”solo él no ha conspirado para recuperar el poder, ni ha hecho la corte a los reyes, ni buscado expectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños”...”Es indigno y vergonzoso atacar a un hombre semejante y en semejante situación”...y opina que la “Memoria debe ser sin frases y reducirse a cifras, documentos y hechos: valor de la moneda en tiempo de Rosas y en la actualidad; la deuda de entonces y al de hoy; la ley que dio el poder a Rosas; sus renuncias; las aprobaciones Legislativas de sus actos; los títulos y honores recibidos; las fronteras de entonces y las de hoy; la fortuna que tuvo Rosas y la que tiene hoy”... y haciendo referencia al sable de la independencia agrega... ...”no hay que olvidar el testamento de San Martín”...”como vive en Europa y las atenciones de que es objeto” 

 (En septiembre de 1864 Alberdi le escribió a Rosas):

 "No quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y renovarle los testimonios de mi constante aprecio y distinción, de un modo directo, pues por intermedio de amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente por ellos que su salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus bellos años. "El ejemplo de moderación y dignidad que Vd. está dando á nuestra América despedazada por la anarquía es, para mí una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales. Yo sé los deseos de su corazón, mi distinguido señor General, y con estos sentimientos tengo el honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de Vd. General, su atento compatriota y servidor”.

 

A los 25 años  Alberdi, formaba parte de Asociación de Mayo; jóvenes románticos, idealistas y liberales, obnubilados por las nuevas corrientes filosóficas y encandiladas por “las luces” de Europa, creen poder convencer a Rosas de sus ideas. Alberdi lo llama “el Gran Rosas”.

Al principio, como se ve, Alberdi participaba de los logros de Rosas, pero con el correr del tiempo se volvió su enemigo más encarnizado encarnando su pluma todo lo que sus detractores querían. Impulsó durante muchos años la lucha contra Rosas desde sus escritos causando mucho daño al país hasta pidiendo la intervención de las potencias europeas contra nuestra nación.

Pero Rosas, el supuesto ‘tirano’ lee los escritos de Alberdi y considera a los mismos muy buenos. Entonces, le pide a María Josefa Ezcurra que se comunique con el sobrino de Alberdi, Federico  García, para entrevistarse con él. Ahi le dice “tu tío Juan Bautista es unitario pero no es salvaje unitario, ha escrito esto y estoy contento de éi; escríbele de mi parte que venga, porque lo necesito". Ante ello, Juan Bautista contesta rechaza la invitación diciendo, "todavía no he perdido el juicio para cometer semejante disparate". Con los años, será Alberdi quien visitará a Rosas en Inglaterra...

Otra muestra más de la mistificación de la historia por parte del Unitarismo y de los Federales ‘convertidos’ respecto de la supuesta ‘tiranía’ de Rosas.

Alberdi, en 1847 y desde Chile comienza la revisión de su pensamiento y ve virtudes en Rosas que ante no veía.

Poco a poco cambia su actitud y en 1857 representando a la Confederación Argentina en Inglaterra, país en el que Rosas se hallaba exiliado, no dudó en visitarlo. Será él quien proponga la visita. La reunión generó cierta fascinación en el tucumano y lo hizo cambiar por completo su visión sobre el antiguo enemigo, como puede leerse en las cartas que se transcriben arriba. Rosas, como siempre, demostrando no tener resentimiento lo recibió en Inglaterra.

Desde entonces mantuvieron una interesante relación epistolar.

La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿debemos aceptar sin más ese cambio positivo de Alberdi luego de tantos años de apostar por los enemigos del país cuya acción a través de sus escritos ayudó –a no dudarlo- a hacer caer al gobierno de Rosas obrando como estilete, daga y puñal con tesón y esmero?.

La respuesta nuestra las dejo al lector y pueden leerse muchas de sus declaraciones y acciones a lo largo de su vida sobre la pregunta en:

(‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’ en el artículo https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/11/juan-bautista-alberdi-el-paradigma-del.html-ç)

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Ignacio Hamílton Fotheringham

(En el año 1925 dijo del Restaurador):

"Allá en mi tierra, en mi pueblo, lo creíamos un general español desterrado por asuntos de alta política. Un hermoso tipo, de aspecto varonil y enérgico. Vivía en The Crescent, frente a la casa de familia de Lawe, muy amiga nuestra. Una gran mansión de aspecto serio, silencioso y triste. Nada de ruidos…. La misma pobreza en que vivía, demostraba, por lo menos, que era hombre honrado. Y un hombre honrado no puede ser un hombre perverso ..."

 

Nacido en Southampton en 1842, luego lo conoció muy bien al Restaurador y a Manuelita en Inglaterra, Llegó a Buenos Aires en 1863 donde trabajó en una estancia de la familia Terrero, luego se alistó como militar donde fue un oficial que participó en la Guerra del Paraguay y en la Conquista del Desierto. Fue el primer gobernador del territorio nacional de Formosa, muriendo en la Pcia. de Córdoba.

Demuestra, con su declaración desprovista de interés partidario, que Rosas vivía honradamente y pobre y por ello distaba de ser un hombre ‘perverso’, entendiendo dicha palabra en aquellos tiempos que la falta de perversidad tenía un sentido de honradez, falta de malicia, bien intencionado, no corrupto, virtuoso.

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Nicolás Antonio Calvo

(Líder del partido Federal Reformista y director del diario La Reforma Pacífica, que editó en Buenos Aires y en Montevideo. Calvo, que no era ‘rosista’, vio a Rosas en Southampton en 1864 y así describió el encuentro):

"Vino el señor Rosas y nos recibió con extrema cortesía, disculpándose por haberse hecho esperar porque estaba trabajando en el campo para alcanzar a pagar el arriendo anual de cinco libras esterlinas por acre que era lo que costaba aquella ‘farm’. El general Rosas tiene setenta y un años, está fuerte y lozano, dice que duerme bajo un corredor que nos mostró; que está pobre, que salvó muchos papeles pero no dinero porque “Aprecia más su honor que todo”; que esos papeles están perfectamente organizados; que han de publicarse después de su muerte y que han de juzgarlo entonces; que tiene mucho escrito sobre diversos ramos de los conocimientos humanos; sobre la ley natural, la ciencia médica y otras; mostrando en todo una tranquila filosofía que realmente llama la atención de! que le observa, como nosotros lo hacíamos con el deseo de conocer al hombre.”

 

De la declaración de Calvo también surge la pobreza y la honestidad consecuente en vida de Rosas, su humildad, sus papeles ordenados que defienden su honor ante el ataque Unitario, sus escritos sobre varios temas –no solo políticos sino también médicos, leyes naturales, etc- y su tranquilidad de ánimo ante la injusticia por el modo en que vivía.

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Florencio Varela.

(Florencio Varela, unitario, sempiterno enemigo dice de Rosas- Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. – 1962-Editorial Tor)

 “Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”.

 

Otro reconocimiento, tal como lo hizo Sarmiento, Alberdi, etc de la calidad de persona de Rosas y el amor de su pueblo, aunque se supone que ello en nada afectó la conducta de Varela que siguió fustigando al amado por su pueblo; pueblo que demostraba su alegría por el gobierno de Rosas. Nadie, ningún pueblo que se sintiese tiranizado actuaría así con alegría y aplausos a quien lo tiranizara.

Recordemos qué remotamente podía de ser imputado de ‘tirano’; La ‘Gaceta Federal’ (N° 5999 del Jueves 28 de septiembre de 1843 la Nº. 5993 del Miércoles 20 de septiembre de 1843) decía al respecto de aquel que fue elegido dos veces por al Sala de Representantes y luego avalado por plebiscito popular: "Es legal el actual Gobierno de Buenos Aires, porque ha sido instalado por la ley, por la Asamblea Legislativa, y por el voto expreso de la Provincia con-signado de un modo libre, auténtico y público". "El Gobierno actual de Buenos Ayres emana de un voto público. Hemos encargado al General Rosas que salve nuestra Independencia e instituciones fundamentales, y valorando la gravedad de los peligros le hemos investido de un poder extraordinario que emana de nosotros, y que podemos reasumir, cuando sea nuestra voluntad, o consideremos innecesaria su existencia. Todos estamos interesados en el sostén de su Gobierno porque es obra nuestra. No es tiránico porque re-presenta nuestros derechos y nuestras necesidades actuales; ni injusto porque deriva de la fuente de toda justicia política", ,

Del mismo modo y en detalle se expresa el ‘Archivo Americano’ (ver  el Archivo Americano’ N° 17 del 28 de febrero de 1845 y la ‘Gazeta MercantilN° 6869 del Sábado 5 de septiembre de 1846)  haciendo un raconto de la situación política del momento y como se comportó Rosas cuando arreciaban los ataques extranjeros y de los Unitarios, a su gobierno.

"Cualquier observador lejano al recorrer los libelos en que los `salvajes unitarios pintan con atrocísimas calumnias la supuesta inexorabilidad del General Rosas, presumiría que sus enemigos están cruelmente proscriptos, o que su emigración ha sido promovida por una mano despiadada. Sin embargo las puertas de la Patria están abiertas para los que quieran desistir de hacerle guerra impía", explica.

“Rosas ofrece, efectivamente, muestras claras de sus intenciones conciliatorias en momentos clave de su trayectoria de gobernante. En 1839, después de la conclusión de la guerra contra el Gran Mariscal Santa Cruz. Concede un perdón generoso a los que, en unión con aquel, lo combatieran; actitud que vuelve a repetir en 1840, a raíz del restablecimiento de las relaciones con Francia mediante la Convención de Paz concertada con el Almirante de Mackau.

“Como si no fuera suficiente, en Diciembre de 1842 dispone una amnistía amplia e ilimitada, luego de la derrota del General Rivera en la batalla de Arroyo Grande, que significó, en realidad, la conclusión definitiva de la guerra civil argentina, así como de la internacional declarada por aquel caudillo contra la Confederación. Asegura que "Este perdón jamás se ha borrado; jamás se ha desmentido; y testigos de esto son centenares de emigrados que han regresado al país en distintas épocas y que siguen volviendo a él".

A la inversa, tampoco ha puesto trabas en su camino, puesto que "el General Rosas no ha prohibido la emigración de ciudadanos, como se ha efectuado en las naciones de Europa en circunstancias menos peligrosas que en las que se ha hallado la Confederación Argentina. Sus enemigos no han estado violentamente violando a esa prescripción; y esto, desacreditando los clamores sobre un yugo forzoso y opresor, anuncia la confianza del Gobierno en el sentimiento nacional".

 

A esta altura también es posible preguntar si los opositores desparramados en el extranjero "podían" regresar a sus hogares como tal vez ingenuamente ofrecía el gobierno nacional de la Confederación.

Ya hemos hablado sobre el tema: el tiempo demostró que el gobierno nacional se equivocó confiando en la buena fe de los Unitarios que regresaron a la patria pero que seguían considerando, insólitamente, al gobierno de Rosas como ‘tirano’.

El sentido de concordia de Rosas, tan alejado del mote peyorativo y falso de ser un ‘tirano’ sangriento, puede verse respecto del Restaurador con los Unitarios bien nacidos y de buena fe, una y otra vez como venimos demostrando con pruebas.

Esta es la única vez que haremos mención de una manifestación autorreferencial de Rosas sobre su propio comportamiento pacífico.

Así en una carta de Septiembre de 1869 que le envía Rosas a Pepita Gómez (ver  a Félix Lazzarino (h) “Juan Manuel de Rosas Juzga su Propia Historia” J.A.C.K. editores-1948), desde Southampton respecto a Vélez Sarsfield donde le dice que “el señor Doctor Vélez Sarsfield fue siempre firme, a toda prueba, en sus vistas y principios Unitarios, según es bien sabido y conocido, como también su ilustrado saber, práctica y estudios en los altos negocios del Estado.

“Y lo eran también sus visitas y opiniones Unitarias, algunas otras personas respetables, honradas y de capacidad distinguidas. Pero personas que no faltaron en sus respetos debidos al gobierno. Y nunca miré las opiniones de ambos partidarios, como irrefutables, precisamente como razonadores, respeta y consideraba a esas personas…”.

Puede leerse otra vez más que a Rosas no le importaba la filiación política de las personas sean Unitarios o Federales, tampoco que expresaran su parecer político; el límite estaba dado en que no perdonaba a aquellos que se alzaban contra el gobierno del país (sean Federales o Unitarios).

Aunque luego, respecto a Vélez, en forma abrupta éste le paga con ‘mala moneda’ convirtiéndose en tenaz perseguidor de Rosas acusándolo, encima, de haber mandado a matar al Dr. Maza, causando esto una gran desilusión en Manuelita, (que se consideraba amiga de Vélez), y en el propio Rosas.

De tal modo, Manuela Rosas escribe a Josefa ‘Pepita’ Gómez: “Si en 1852, y aún después, el señor Vélez creía justo defender nuestros intereses, yo no sé qué nuevas faltas pueden imputarse por nuestra parte para haber vuelto de uno que se decía amigo celoso, en un enemigo rencoroso, y lo que es peor aún calumniante a sabiendas, sin corazón y sin conciencia”.

En sentido concordante, y sintiéndose burlado, Rosas le escribe a Pepita Gómez al respecto, diciéndole en carta del 19 de enero de 1870: Sabido es, que el Señor Doctor Vélez, ha sido siempre mi enemigo, tanto más injusto, cuanto más alta ha sido su posición entre los hombres distinguidos que han ocupado, y ocupan el poder”.

No sabemos si siempre fue enemigo de Rosas, pues durante todo el período ‘rosista’ más allá de considerarse Unitario, frecuentaba las fiestas y tertulias que organizaba Manuelita en su residencia. Rosas, eso sí, se sintió estafado, defraudado de las acciones de Vélez y no se lo perdonó.

Otra prueba de los deseos de Rosas, constantes, por la paz y la unión, es el respeto y consideración con que trató después de su victoria, a los Señores General Carlos María de Alvear y Doctor Salvador María del Carril.

El primero fue enviado a solicitud suplicatoria suya como Ministro Plenipotenciario de la. Confederación en EE.UU, donde estuvo muchos años cumpliendo funciones (podríamos decir que era un poco desterrado y un poco funcionario).

Del Carril, nada solicitó pero fue considerado y respetado en su persona.

En ambos casos se demuestra que el mote de ‘tirano’ era una declamación sin fundamento, más teniendo en cuenta que, por ejemplo, Salvador María del Carril, junto al cura Agüero y Juan Cruz Varela habían sido los mentores ideológicos del asesinato de Dorrego a manos de Lavalle y Acha 

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José María Ramos Mejía

(ver José M. Ramos Mejía, "Las Neurosis en los Hombres Célebres en la Historia Argentina" (Introducción Vicente Fidel López. Prólogo José Ingenieros). Buenos Aires 1932, pág. 1951).

José M. Ramos Mejía dice sin poder de dejar de reconocerlo, finalmente y a regañadientes, que en el gobierno de Rosas se produce "ese brusco cambio de nivel que experimentaron las clases bajas, elevadas rápidamente por el sistema de Rosas", por supuesto sin intención de adherir  a esas mejoras.

También reconoce en su trabajo ‘Rosas y su Tiempo’  (citado por José Luis Muñoz Azpiri (h) en ‘Se levanta a la faz de la tierra’- Ediciones Fabro-2016), que en los años de su gobierno [el de Rosas] la Provincia de Buenos Aires conoció la verdadera  prosperidad, pues había trabajo para todos, no existía la miseria y el pueblo era feliz.

Este intransigente enemigo de Rosas, al cual detestaba profundamente, en una carta privada a un amigo tuvo que reconocer,  para su sorpresa, sobre el supuesto diabólico asesino de Cuitiño que  “un amigo de cuya sinceridad no puedo dudar me ha referido que Cuitiño era un hombre ejemplar" . También que "Su moralidad y buenas costumbres, como empleado y como hombre, le granjearon el aprecio de sus superiores".

Recordemos que Cuitiño fue salvajemente ahorcado por los ‘Civilizados’ (sic) apenas caído Rosas.

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Vicente Fidel López

 (“Historia de la República Argentina, su origen, su revolución y su desarrollo político hasta 1852", 10 tomos (1883-1893) Definió al caudillo como:

”Hombre Joven, de genio popular, de voluntad de hierro, eximio en los violentos ejercicios de aquel paisanaje inculto. Hombre ignorado hasta entonces, era este campesino un estanciero sin rival en el duro trabajo de domesticar ganados y caballos salvajes. Primer plantador de árboles y primer cultivador de cereales en la vasta campaña, sin interés ni mira que por lujo de adelanto. Conocedor como nadie de la estadística y topografía de sus pagos, y noble familia, se fingía modesto y recatado en las escasas visitas que hacía a la Capital”.

“Y Rosas fue de los primeros, que adquiriendo los mejores terrenos, emprendió la cría sedentaria de los ganados sujetos a gobierno industrial, que de 1815 a 1820 hizo admirables y estupendos progresos entre nosotros”.

“Sus estancias bien plantadas con árboles, subdivididas en chacras, sujetas a una administración inteligente y a una disciplina rigurosa; sus grandes ensayos de sementeras, su prolijo conocimiento de los lugares, su asombrosa actividad, su extenso crédito entre los campesinos, su acertada y firme economía, y sobre todo la generosidad con que se prestaba a fundar para sus amigos establecimientos rurales análogos a los suyos, a cuidarlos y organizarlos hasta que los ganados se aquerenciasen y quedase corriente su administración, lo habían hecho el personaje más útil y estimado, no sólo entre los modestos trabajadores de la campaña, sino entre los ricos vecinos de la ciudad que contraían su capital a esas tareas”.

“El conocimiento consumado que con estos trabajos había adquirido de la topografía y de la estadística de la provincia, en tiempos en que nadie había hecho exploraciones, en que nadie había escrito o propagado libros especiales y prolijos sobre las condiciones climáticas y productivas de nuestro país, y en que todo él era un misterio envuelto en la impenetrable soledad de desiertos remotos campos, le daban, por decirlo así, la llave de todos sus secretos, y podía determinar los elementos de vida y de riqueza  que contenían las diversas partes del territorio”.

 

Si, muy cierto todo lo dicho y en un lenguaje muy expresivo y lleno de color…pero…curiosos panegíricos de quien, aprovechando su fuerte carácter, fue quien, convenciéndolo, llevó a su padre, –Vicente López y Planes- a solicitar la ‘pena de muerte’ para Rosas en su pretendido juicio que más se pareció a una ejecución pública.

Vicente Fidel López hijo de quien, hasta el mismo día de la caída del gobierno legal de Rosas, criticaba a Urquiza por traidor y tras la caída del Restaurador, por consejo de su hijo  o por miedo se ‘amigó’ (sic) con Urquiza que lo nombró provisionalmente como Gobernador de Buenos Aires.

Además, es extraño que Vicente Fidel López reúna una cantidad de méritos de don Juan Manuel y de improviso, y seguramente por una especulación política, impulsa al medroso de su padre a traicionar todo lo construido por la Confederación Argentina durante años. Tales bajezas de los López no se subsanan con las palabras bienaventuradas sobre Rosas. ‘Facta non Verba’.

Así como el caso de Vicente López y Planes también un caso notable es el de Felipe de Elortondo, que fue director de la Biblioteca Pública durante todo el gobierno del Restaurador, y apenas caído Rosas, rindió homenaje a Urquiza para conservar su puesto.   Quizá se trate de uno de los traidores que más impudorosamente ha quedado expuesto en nuestra historia, junto a Rufino de Elizalde Pastor Obligado, como veremos más adelante.

Estos federales ‘rosistas’ dadas las circunstancias violentas imperantes luego de Caseros, -cabe recordar que hubo muchos asesinatos, ahorcamientos y fusilamientos-, se volvieron porteñistas.  Éste era un grupo que aglutinaba a los Unitarios  y los antiguos federales de la Provincia de Buenos Aires, contra los federales del interior.  

En sus filas encontramos personajes que habían sido furiosamente ‘rosistas’ como Lorenzo Torres, Lahitte, los Anchorena, Pastor Obligado, Rufino de Elizalde, Agrelo, , etc.   Estos últimos luego de la caída de Rosas, fueron los promotores principales de que lo declararan ‘reo de lesa patria’ (Ley 139/57) y que le confiscaran sus bienes personales, autorizándose a que se vendieran en forma directa sus bienes (Ley 196/57) .  

Pastor Obligado, fervoroso y antiguo partidario de Rosas, como un cobarde y traidor, luego de Caseros, fue nombrado en 1853 Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, súbitamente se volvió liberal, y no solo eso: procesó y mandó a fusilar a decenas de amigos y antiguos federales ‘rosistas’,-camaradas suyos hasta ayer- entre ellos al Gral. Jerónimo Costa el 2 de febrero de 1856 por haber mantenido la dignidad de seguir defendiendo la soberanía nacional como oficial del Gral. Hilario Lagos.







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  Francisco Michelena y Rojas

(Ver Francisco  Michelena Y Rojas en "Exploración Oficial por la primera vez desde el Norte de la América del Sur siempre por los ríos, entrando por las bocas del Orinoco, de los valles de este mismo y del Meta, Casiquiare, Río-negro ó Guaynia y Amazonas, hasta Nauta en el Alto Marañón o Amazonas arriba de las bocas del Ucapali, Bajada del Amazonas hasta el Atlántico.-. Viaje a Río de Janeiro. En los años, de 1855 hasta 1859". -Bruselas 1867-,pág. 641)

Dijo de Rosas: “llevaba en miras la elevación y buen nombre de la raza castellana, y la extensión del sistema republicano en el Nuevo Mundo, a diferencia de Urquiza que lo degradó hasta el envilecimiento, preparándolo para el yugo por la raza lusitana con sus instituciones monárquicas".

 

 

El autor de dilatada actuación en aquellos años, al trazar un paralelo entre nuestro Restaurador y su vencedor en Caseros afirma que éste, "contrario a Rosas, que llevaba en miras la elección noble de la raza castellana, y la extensión del sistema republicano en el Nuevo Mundo, lo degradó hasta el envilecimiento, preparándolo para el yugo por la raza lusitana con sus instituciones monárquicas" . Claramente el historiador venezolano –en sugestivo título de su libro-  trata un paralelo de Rosas con Urquiza, teniendo muy en claro quién era uno y otro y a quienes representaban.

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Guillermo Rawson:

 (Declaración de Rawson el 8 de Julio de 1875 en el Senado de la Nación- ver E.F. Sanchez Zinny, ‘Manuelita Rosas y Ezcurra. Verdad y Leyenda de su vida’-Buenos Aires, 1942-pag.107)

" y aunque no había constitución  escrita, había una serie de  de leyes orgánicas que constituida u gobierno, tal más perfecto qe el de muchas republicas sudamericanas a pesar de que la mayor prte de ellas tenían constituciones escritas, fue un gobierno representativo […] que estaba consagrado y que los poderes públicos creados por leyes orgánicas eran eficaces a los fines del gobierno. Yo he conocido algunos y por cierto que eran hombres eminentes por su talento, por su ciencia y patriotismo, como lo han demostrado".

 

Viniendo de un hombre alejado de todo lo que huela a Federalismo y ‘rosismo’, sus palabras - y en la época que fueron dichas- tienen un peso específico mayor que lo habitual y desmiente, una vez más, la supuesta tiranía de Rosas que solo servía a los fines propagandísticos del Unitarismo, en más de un caso, conscientes de ello quienes así hablaban, como le dijo Sarmiento a Ramos Mejía.

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Leopoldo Lugones

(Leopoldo Lugones refiriéndose a Rosas en el artículo “El Sable”. Publicado en el periódico “El Tiempo” el 4 de Marzo de 1897 y una segunda parte el 16 de octubre de 1897)

“[…] Este hombre tan grande y tan fuerte vivió constantemente recibiendo rayos. Cuestión de altura. Solo que como las cosas del mundo físico suelen tocar su acción en el mundo moral, las calumnias, las diatribas y los apóstrofes de los pequeños contra los grandes hieren de abajo a arriba. Es casi asunto de iniciados llegar a convencerse en este país de la inmensa altura genial de Rosas.

Son veinte años de historia tachados cobardemente. Irrefutable prueba de pequeñez moral. Las tres cuartas partes de los ciudadanos argentinos ignoran todo lo que es realmente histórico de la dictadura del general Rosas.

La gente unitaria ha seguido teniéndole miedo al hombre hasta después de muerto, y se ha dado el elocuente caso de un cadáver dando miedo a la historia oficial de un pueblo. Porque ésta es la verdad: no han sido los historiadores que se han callado, sino el cadáver que les ha impuesto silencio.

De algún modo tenía la calumnia que mostrar bajo su falsa piel leonina el hocico de chacal. Sólo se sabe que en aquella época se cortaban cabezas. Y bien, ¿qué?. Se cortaba porque era una guerra de cabeza contra cabeza.

Y si yo hubiera de optar imparcialmente entre aquella época de lucha ferozmente bravía y estos tiempos de cobardías y de subasta en todo, me quedaría con la primera. Temple moral debía tener el pueblo que mandaba el general Rosas cuando fue capaz de producir Caseros.

En cambio el pueblo de hoy cree que para echar abajo las repugnantes medianías que lo están robando, no le queda mejor recurso que el soborno del Ejército. Siempre la subasta; Y luego, ¡qué extraña y formidable carrera la de aquel hombre! De repente aparece en la escena con los dos rayos azules de sus ojos. A su alrededor hay guerreros valerosos, tribunos eximios, ciudadanos meritorios. Todo se pliega ante él o viene abajo. Es cosa de un instante.

Repentinamente se ve que ya no queda más que él. Suprema injuria para los mediocres. Dentro del concepto del gobierno, y con las ~lemas leyes científicas de la concurrencia vital, el único gobernante lógico es el tirano. La idea de ‘mando’ es absolutamente autocrática. El que manda es siempre uno.

El crimen del general Rosas consiste en haber sido lógico ocupando solo todo el horizonte porque era el más grande de todos los hombres de su tiempo. Hay que confesar que la personalidad de Rosas no cabía en la vulgar y mediana blusa democrática a pesar de tener ésta diez mil mangas.

Y él la hizo estallar magníficamente. Bajo la enorme presión de su pecho dominador saltaron los míseros broches del convencionalismo legal. Entonces le advirtió la tempestad, le juzgó digno de su esfuerzo, le vio grande entre las microscópicas envidias que hormigueaban bajo su talón imperioso, y echó él vientos, nubes, rayos.

Europa volvió a anudar los cabos rotos de sus recolonizaciones fracasadas, y fue el moverse las escuadras sobre los mares, y el agruparse los traidores sobre la tierra. Brevemente: Rosas alzó entonces su cabeza principalmente hermosa y soberbia, hizo pelear a su pueblo, y batiéndose -ambidextro formidable- con un brazo contra la traición que ponía en venta la propia tierra por envidia de él, y con el otro contra la invasión que venía a saquear en tierra extraña, echó a la tempestad riendas de hierro que manejó con sus puños el gran jinete de pueblos y de potros.

Y por segunda vez se salvó la independencia de la América. Entonces el sable, aquel viejo sable se estremeció en su vaina como en los buenos días de las batallas por la libertad del continente lejano.

El león sintió que sus canas eran todavía pelos viriles, comprendió toda la grandeza del esfuerzo del dictador, y dijo que en mejor mano no podía caer la prenda heroica.

Y redactó su testamento partiendo la herencia en dos, dejó su corazón a Buenos Aires y su sable a Juan Manuel de Rosas. Y no tenía más que dejar. Hay motivos para creer que no amaba más el corazón que el sable.

Este rasgo de San Martín, es entre los muy pocos geniales que tuvo, el más genial. No cualquiera podía comprender a Rosas. Verdad es que San Martín no debió ver en él sino el Salvador de la Independencia de América. Pero ¿se necesita más?.

Y bien: he aquí que traen como una reliquia bajo el saludo de las banderas, la herencia que San Martín dejó a Rosas. Jamás soñara el dictador mejor desagravio en su propia tierra.

Porque es imposible separar aquí los recuerdos. Por Rosas vuelven a tener los argentinos el sable del Libertador. Y no se puede hablar de la herencia heroica sin recordar al gran heredero, al hombre extraordinario que a pesar de todo no han conseguido manchar por completo las calumnias mezquinas y los silencios cobardes de los que nunca pudieron perdonarle el imperdonable crimen de haber sido más grande que ellos.

Y yo que escribo esto ahora, asumiendo honradamente mis fueros de posteridad, debo una declaración que conceptúo importante: dos de mis abuelos pelearon en las filas unitarias. […]

He recordado ante ese sable que llega, la independencia americana, necesaria a la economía del globo como un pulmón aunque, esté manchado por la infamia republicana y la estupidez democrática; he vengado a la historia de la conjuración de mil triunfantes envidias pequeñas pero numerosas como viruelas; y he resuelto recordar a los militares (no me atrevo a decir guerreros) de esta nación crucificada en el caballete de una pizarra de bolsa, que entre los afeminados ciudadanos de Ítaca no se encontró uno capaz de manejar el arco legendario del guerrero ausente.

Por fortuna, el Sable va a ser puesto en el Museo. Es lo mejor, desde que ya no existen ni el libertador don José de San Martín ni el tirano don Juan Manuel de Rosas”.

 

Muy cierto, en su lucha contra quienes querían el desmembramiento de su nación los triunfos de Rosas representan la segunda independencia de la patria, como dijo también San Martín.

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Agustín de Vedia

 (“Historia financiera de la Republica argentina 1820-1854” -Vol. 1--1890 Editado digitalmente por F. Lajouane- 22 de enero de 2009 )

 “El mecanismo de la contabilidad, la publicidad y regularidad con que Rosas procedía en el manejo de los caudales públicos, llama realmente la atención”. “Creemos que, a pesar de todo, había un fondo de honradez personal en esa administración, y que ése es, precisamente, el secreto de su prestigio y de su larga duración.”

 

El especialista en temas económicos el periodista Oriental Agustín de Vedia, adversario de Rosas y su gobierno reconoció la pulcritud y perfección casi obsesiva de Rosas en la administración de dineros públicos los cuales daba a publicidad hasta en los más nimios y aparentes absurdos detalles..

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Ernesto Quesada

La Época de Rosas” (1898) y ‘Los Unitarios y la Traición a la Patria’ (1926) (Ed. Pampa y Cielo-1965

"Rosas residía todo el año escribe en su chacra, que tenía una treintena de cuadras y en la que cuidaba animales, viviendo del producto de la modesta explotación granjera; su casa se componía de unos ranchos criollos grandes, con su alero típico; y el aspecto de todo era el de una pequeña estancia argentina.": “Era entonces aquel octogenario un hombre todavía hermoso y de aspecto imponente; cultísimo en sus maneras; el ambiente modesto de la casa en nada amenguaba su aire de gran señor, heredado de sus mayores. La conversación fue animada e interesantísima”

“Rosas, por otra parte, reorganizó con draconiana severidad la administración pública e implantó en la gestión de las finanzas una honradez intachable: periódica e indefectiblemente se publicaban los balances de tesorería; los empleados públicos trabajaban con tesón y eran pagados con regularidad. En el orden civil la seguridad material era completa, pues reprimió sin piedad el bandolerismo. Sus esfuerzos tendieron a fomentar las industrias nacionales y la prosperidad del país; si en ese sentido no fueron muy brillantes sus éxitos, se debe al continuo guerrear de la época.

Ciertamente, "el fin no justifica los medios"; pero es el hecho que, con su federalismo ‘ad usurn delphini’ y servido por su implacable unitarismo de acción, Rosas cimentó la unión nacional. Y en ella fue  consecuente con el credo federal; pues quedó establecido que las autonomías provinciales debían ser respetadas y que eran compatibles con la nación

Pero, en medio de aquella crisis estupenda, brilla con inusitado resplandor la política internacional de la cancillería argentina, servida por diplomáticos de primer orden, dirigida con tino y aciertos singulares, y que tuvo un rumbo claro y definido, sosteniendo el rango de la república y defendiendo principios fundamentales para todo el continente americano, al resistir las intervenciones abusivas de potencias europeas, empeñadas en considerar a estos países como factorías del Levante o del Extremo Oriente".

“La diplomacia de Rosas es un capítulo brillante de la historia patria: obligó a naciones tan poderosas como Francia e Inglaterra, a que consideraran nuestra soberanía con el respeto debido a los países más serios y acreditados; cubrió de gloria a las armas argentinas en el combate homérico de Obligado, que es una de las páginas más heroicas de nuestra historia, digna de figurar sin menoscabo al lado de las mejores jornadas de la independencia".

“Y todo ello, tanto la acción exterior como la interior, se desenvolvió en medio de la penuria financiera más absoluta, casi sin rentas, sin organización económica, careciendo de recursos y afrontando Rosas aquellas dificultades terribles tan sólo con la confianza en la causa defendida, con el carácter inquebrantable desplegado en el gobierno y la intachable honradez en la gestión administrativa, lo que le permitió realizar su magna obra con el apoyo del pueblo, que aceptó  carta de emisiones sucesivas y abundantes de moneda fiduciaria, haciendo honor al crédito del gobierno, cuyos fondos públicos llevó a la par ... "

“Durante ese tiempo, con una constancia verdaderamente admirable, los enemigos políticos de Rosas no cesaron de suscitarle dificultades casi insalvables dentro y fuera del país, de presentarle ante la opinión extranjera  y humanas, como como un monstruo fuera de las leyes divinas y humanas, como uno de esos clásicos ‘outlaws’, a cabeza se pone precio. La República Argentina debe a la época de Rosas la solución fundamental de los problemas más graves de una nación".

“Aquel gobernante, cuando los sucesos le convencieron de que su obra había terminado, que todo estaba listo para la reconstrucción del edificio social, no vaciló un momento: dejó tranquilamente desarrollarse los acontecimientos, preparó su retirada del país, y, en el momento del choque supremo, prefirió el simulacro de la resistencia haciendo que su ejército aguerrido y veterano se desbandara sin combatir, alejando a los jefes que habrían asegurado una victoria rnomentánea,  y saliendo para Inglaterra, sin odios, y sin más bagaje, que los papeles duplicados del archivo, que deseaba sirvieran para justificar su nombre ante la posteridad; su altivez llegó hasta  no querer llevar consigo dinero suficiente, pues le quedaba su fortuna particular, adquirida por su personalísimo trabajo  antes de subir al gobierno ... pero la natural reacción del violento esfuerzo ejercido por Rosas durante su larga dominación, fue demasiado poderosa y degeneró en la exageración: al gobernante caído se lo dejó en la miseria, arrebatándole sus bienes personales, que los tribunales han tenido que devolver después; del gobierno vencido se proscribió todo, hasta las practicas más sanas, como era aquella fiscalización diaria de las finanzas públicas y la exagerada escrupulosidad en el manejo de los caudales fiscales".

“Más aún: la enseñanza fructífera que, en cuanto al federalismo, había dejado aquella época, tampoco fue utilizada por completo, y hemos consentido después en adorar más la forma que en observar el fondo de nuestra Constitución, tanto que hoy mismo parece creerse que el régimen federal debe buscarse más en los textos que en los hechos. De ahí que estén aun en pie muchos problemas, cuya solución se había iniciado hace cerca de un siglo”.

“Su dictadura, su tiranía, sus guerras incesantes y sus conflictos exteriores, le fueron impuestos por los acontecimientos, contrariando sus tendencias íntimas y sus aspiraciones. Habría deseado gobernar con tranquilidad: los excesos repugnaban a su temperamento y no convenían a sus intereses; hizo de su parte todo lo que pudo por evitar que la corriente lo arrastrara; pero sus adversarios, intransigentes e implacables desde el primer momento, no le dieron un momento de reposo y le suscitaron cuanta dificultad interior o exterior les fue dable imaginar".

“Rosas demostró repetidas veces sus deseos de normalizar la situación, pero sus adversarios no admitieron nunca más que ‘todo o nada’: los primeros años del gobierno ‘rosista’ prometían una era de tranquilidad, pero los vigilantes contrarios se encargaron de hacer ésta imposible”.

“Rosas se rebelaba contra el papel forzado que la implacabilidad de los Unitarios lo obligaba a desempeñar: no podía organizar nada con seguridad; sus planes se veían cruzados constantemente por las intrigas y las conspiraciones de sus adversarios; y de ahí que, con el andar del tiempo, Rosas cobrara a semejante partido un odio perfectamente explicable, y que comprendiera que la lucha era a muerte, y que unos u otros debían desaparecer de la escena".

“De ese punto de vista debe reconocerse que Rosas no fue lo que resultó, ni por su idiosincrasia, ni por su temperamento, ni por pretendida neurosis; lo fue por causa exclusiva del partido unitario, que lo iba empujando sin  pie-dad y sin descanso por la pendiente de la dictadura, primero; de la tiranía, después; del paroxismo; de la exacerbación, por último"..

“Los únicos y verdaderos fautores de la tiranía, los culpables de que llegara a los excesos a que llegó fueron "los próceres" del unitarismo, los fariseos de 1828, los "sepulcros blanqueados" que aconsejaban a Lavalle el asesinato político y la farsa sangrienta de un consejo de guerra a ‘posteriori’  para "salvar las apariencias". Esos maquiavélicos criollos orientaron y dirigieron la política de la oposición dentro y fuera del país: la conspiración fue erigida en sistema permanente a y proclamada la máxima de que ‘el fin justifica los medios".

"Rosas trató, al principio, de escapar a ese sino terrible, mas no encontró medio de evitarlo: no pudo ser lo que habría querido, y durante su largo y omnímodo gobierno fue, en realidad, una víctima del cónclave Unitario, obligado a hacer lo que éste quería: a guerrear en el interior, a cuestionar con el exterior, a entregarse al frenesí imponente del terrorismo, que no pudo librarle de aquella influencia siniestra. Nada querían dejarle hacer aquellos adversarios desesperantes: no le otorgaban minutos de reposo. La historia de Rosas se convierte en la historia de la exacerbación del partido Unitario, que fue el que todo provocó durante aquella época: Rosas no tuvo más remedio que someterse a lo que los Unitarios querían, y dejarse llevar al terreno que éstos elegían".

"El sueño dorado de Rosas: la reconstrucción del Virreinato, una ‘patria grande’, unida y fuerte, bajo la égida de un poder militar respetable y servida por una diplomacia seria, no pudo realizarse nunca, porque los Unitarios no le permitieron ocuparse de él o desbarataron sus planes en todo momento".

“Síganse los acontecimientos de la época: Rosas no tuvo jamás la iniciativa de un solo exceso, de una sola guerra, ni de un solo conflicto; en todos, sin excepción, es el partido Unitario quien los inicia, los desarrolla y a ellos coopera en la medida de sus fuerzas".

"En realidad, no le fue dable a Rosas mostrar de lo que era capaz: su largo gobierno se vio absorbido, cuasi esterilizado por la lucha permanente con el partido Unitario. Y éste ha llevado su implacabilidad hasta querer que su leyenda se substituya a la historia; y sólo ha consentido en pretender hacer de Rosas un monstruo sin parangón en los anales de la humanidad, para realzarse a su vez; para inflar su figuración, por haber luchado y vencido a adversario semejante”.

 

Ernesto Quesada, sobreponiéndose a la educación y mensaje sobre Rosas que su familia y aquella sociedad le habían transmitido, luego de sus viajes al extranjero y conociendo la historia del emperador Federico  y de Washington, varió su concepto sobre la postura y forma de actuar de Rosas.

Del Rosas octogenario tenemos una larga descripción, escrita por el autor en su libro “La Época de Rosas” de 1898, quien, junto con su padre Vicente G. Quesada, furibundo y ferviente ‘antirrosista’, habían visitado a Rosas en Febrero de 1873. Tenía Ernesto apenas catorce años de edad y conservó los recuerdos de la entrevista en un apunte juvenil que dio a conocer medio siglo después de conocer a Rosas, por el año 1923 inserta la misma en una nueva edición (“La época de Rosas: su verdadero carácter histórico”) de su libro original del año 1898. 

Ve con justeza la importancia del gobierno de Rosas en cimentar la unión nacional. Sin Rosas nuestro territorio hubiera quedado más disgregado de lo que ya fue, por culpa, por responsabilidad directa de las agresiones internas del Unitarismo,  la defección traidora de Urquiza, Garzón, etc. y de las acciones militares consuetudinarias brasileñas, inglesas y francesas, todos sostenidos por la Banca internacional (ver acerca de ello:

 https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2022/04/juan-manuel-de-rosas-el-padre-de-la.html)

Profundo análisis del carácter de Rosas y las vicisitudes que debió afrontar durante su mandado; solo discrepamos respetuosamente con el brillante historiador en dos temas:

Primero, Quesada dice que “Aquel gobernante, cuando los sucesos le convencieron de que su obra había terminado, que todo estaba listo para la reconstrucción del edificio social, no vaciló un momento: dejó tranquilamente desarrollarse los acontecimientos, preparó su retirada del país, y, en el momento del choque supremo, prefirió el simulacro de la resistencia haciendo que su ejército aguerrido y veterano se desbandara sin combatir, alejando a los jefes que habrían asegurado una victoria momentánea”.

Entendemos que no fue así: no es que Rosas entendió que su obra estaba terminada; lo que Rosas vio, cansado, que más no podía hacer puesto que habían defeccionado muchos de sus oficiales, como Pacheco y otros. Mansilla herido, no pudo actuar, etc..

Tampoco hizo un simulacro de lucha en Caseros; resistió cuanto pudo con un ejército novel de poca preparación puesto que todas su tropas y armamentos estaban en manos, justamente, de su –hasta ayer- principal espada que era Justo José de Urquiza que condensaba en sí, todo tipo de armamento que el mismo Rosas le había enviado hacía poco para la lucha que mantenía Urquiza en el Litoral contra las tropas extranjeras brasileñas y Unitarias, el cual venció –traicioneramente y por la retaguardia- al otro ejército Confederado al mando de Oribe en la Banda Oriental. Podemos decir que ‘venció’ a Oribe o éste llegó a un acuerdo con su hasta hace unos días, camarada en las luchas. Sobre esto hay versiones dispares.

Tal vez podemos considerar que Rosas se confió en que finalmente Urquiza no iba a desertar de la lucha en defensa de su país. Se equivocó y le costó su gobierno y a nosotros, hasta el día de hoy, nuestra soberanía política, económica y territorial.

Solo le quedaba a Rosas, en Buenos Aires, una milicia (y artillería capacitada) pero soldados sin demasiada edad ni experiencia en el combate. Debemos tener presente, también, que los dos principales oficiales al lado de Rosas eran, curiosamente, de tendencia Unitaria pero patriotas al fin: El Coronel Martiniano Chilavert y el Coronel Pedro Díaz, 

Por lo que el ejército que le quedaba a Rosas podía ser aguerrido pero no veterano, como dice Quesada. Combatieron como pudieron –no tranquilamente como sugiere Quesada- pero fueron arrollados por el enorme y –si- veterano ejercito de Urquiza y de Garzón, de los ‘colorados’ Orientales al mando de Venancio Flores y por el del Imperio brasileño, en triste coyunda.

El segundo tema que también entendemos yerra Quesada es cuando dice “al gobernante caído se lo dejó en la miseria, arrebatándole sus bienes personales, que los tribunales han tenido que devolver después”.

Esto, lamentablemente, es incorrecto: lo que se le devolvieron muchísimos años después y de pasar muchas penurias económicas, fue a Manuelita Rosas los bienes maternos originarios de su madre Encarnación Ezcurra; -y no todos;- luego de un largo juicio en el que –no pudiendo evitarlo los liberales golpistas en el gobierno- no tuvieron más remedio que proceder a su devolución a la distinguida dama, pero nunca se devolvió un peso de lo confiscado a Rosas por su trabajo privado honesto a lo largo de su vida..

Pero sin considerar estas dos últimas excepciones, la descripción de Ernesto Quesada (no solo no era ‘rosista’ pues la sociedad de la que él formaba parte era profundamente ‘antirrosista’ y quien sostuviera lo contario era dogmáticamente anatemizado) era exacta.

Y tuvo que sobreponerse a una sociedad intelectualmente con el cerebro ‘lavado’ después de tantos años de machacar sobre supuestos horrores cometidos por Rosas –competían a ver quién decía mayores dislates-.

Pero con sobriedad y honestidad intelectual Quesada pudo desmoronar, desmontar uno a uno ese castillo de mentiras ganándose el desprecio –en silencio, como suelen hacer los Unitarios- de Mitre y los señorones cipayos que comandaban nuestra revolucionada nación empobrecida en el interior por quedarse los Unitarios porteños con las rentas aduaneras para su provecho y de los bancos que succionaban nuestra riqueza.

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José Antonio Terry

(“Contribución a la Historia Financiera”. En el centenario de mayo de 1910. Artículo en el Diario La Nación y trascripto en su libro “Finanzas” 2da. Edición, Pág. 442. Terry fue Ministro de L. Sáenz Peña, Roca y Quintana).

 “Si hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del Gobernador”.

 

El economista durante años de los gobiernos de Luis Sáenz Peña, Roca y Quintana, tuvo que reconocer –final y públicamente- la honestidad administrativa absoluta de Rosas, lo que no tuvo como consecuencia práctica necesaria la devolución de sus bienes bien habidos a lo largo de su vida.

O sea, ‘reconocemos la honestidad de Rosas pero hasta ahí…’. Tampoco en ese momento se le levantó la condena como ‘Reo De Lesa Patria’. Por lo que lo dicho por Terry tuvo casi nula consecuencia legal y Rosas, a pesar de lo demostrado por el ministro de 3 presidentes, siguió siendo considerado por el liberalismo gobernante como un tirano y ladrón. La historia falsificada no iba a resultar modificada. Era tema cerrado e inimpugnable.

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Alfredo Palacios

(Dijo en 1914)

 “Cuando estudiemos el pasado, no juzguemos a los hombres desvinculados de la época… Y veremos también cómo Rosas maldecido como tirano, realizó consciente o inconscientemente una obra de unificación que permitió la organización nacional”.

 

El socialista Palacios reconoció la acción gubernativa de Rosas que permitió mantener la unificación territorial de nuestra patria, aunque entendemos que ello fue consciente de su acción; no, como escribe Palacios que pudiera haber sido una acción  tanto consciente o inconsciente, sembrando la duda al respecto..

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Ricardo Rojas

Tucumano. Escritor. Historiador.

(Obras completas-Editorial Losada-1948) Dijo en 1914:

“ […]  en aquel sistema, sin duda bárbaro, de Rosas, había algunos gérmenes de civilización. ¿De cuál civilización?. De la civilización argentina, no de la francesa, no de la británica, que pretendieron imponerse por el bloqueo  o la guerrilla de mercenarios legiones cosmopolitas, ni tampoco de la otra, que los utopistas unitarios habían soñado crear por medio de constituciones imaginarias”.

 “Había más afinidades entre Rosas y su pampa o entre Facundo y su montaña, que entre el señor Rivadavia o el señor García y el país que querían gobernar. La Barbarie, siendo gaucha, y puesto que iba a caballo, era más argentina, era más nuestra”.

 

El autor encontró notables contrastes entre Rosas y los Unitarios que lo combatieron y que las afinidades de Rosas o de los Federales con el hábitat eran fácilmente demostrables.

Si hay afinidad entre un gobernante y su pueblo no puede haber ‘tiranía’; sería una contradicción.

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Alberto Palcos

(Encuesta del diario Crítica -4 de Enero de 1928-Extraído de ‘Las representaciones de Rosas en la prensa durante la primera mitad del siglo XX 1927–1954’ de Leandro Nicolás Pankonin para el Instituto de Desarrollo Humano - Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina-CONICET, Argentina)

 “Las generaciones que siguieron a la de Caseros se sintieron contagiadas por esos juicios encendidos que perduraban en la atmosfera de los hogares y se respiraban en todas partes […] Ningún personaje de la historia nacional fue más reciamente combatido que Rosas”,.

 

Lo que hemos dicho sobre Manuel Herrera y Obes, José Antonio Terry, etc es aplicable aquí. La educación liberal después de Caseros taladró el razonamiento de nuestras clases dirigentes durante décadas que hacían caso omiso a las pruebas en contra que demostraban la falsedad de sus pomposas declamaciones, masonería y negociados británicos de por medio que tan bien describió Raúl Scalabrini Ortiz.

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Ángel Battistessa

(Encuesta del diario Crítica -10 de Enero de 1928-Extraído de ‘Las representaciones de Rosas en la prensa durante la primera mitad del siglo XX 1927–1954’ de Leandro Nicolás Pankonin para el Instituto de Desarrollo Humano - Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina-CONICET, Argentina)

 “De Rosas y su época, en la mente del pueblo, de suyo imaginera, no queda más que una impresión fragmentaria, truculenta y teatral, una impresión en rojo mayor. [Todo esto] deja en los chicos la sensación de que aquélla fue una época sangrienta, que retardó de un modo lamentable la organización definitiva del país. Casi sin excepción, esos mismos chicos completan luego su conocimiento de la época ‘rosista’ en las páginas tan difundidas y caseras, tan románticas y tendenciosas de “Amalia”

 

En esa misma encuesta, Ángel Battistessa subrayó dos circunstancias esenciales que en su opinión impedían, en ese momento, una apreciación más ponderada y justiciera de la época de Rosas: por un lado “la tradición escolar” y por otro “la actitud de los propios historiadores”.

Con respecto a la enseñanza en la escuela, aseguró: “[de] Rosas y su época, en la mente del pueblo, de suyo imaginera, no queda más que una impresión fragmentaria, truculenta y teatral, una impresión en rojo mayor”. Todo esto rigurosamente sucedió así.

Por empezar, la falsía de que Rosas impidió la Organización Nacional.  Nuestra nación, nuestra Confederación Argentina YA estaba organizada con varios pactos interprovinciales; en especial, el Pacto Federal del 4 de Enero de 1831. Algo omitido por los gobiernos posteriores a Caseros que lo escondían a los alumnos de los colegios.

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Carlos Sánchez Viamonte

Porteño. Abogado, Docente. Político socialista. Escritor.

(Prólogo al libro de Alfredo González García ‘La Leyenda de Rosas’-Año 1930)

Rosas quebró y anuló la actitud reservada y despectiva de Buenos Aires hacia el resto del país, que tantas suspicacias y enconos había provocado. De todos los porteños, Rosas fue el menos porteñistas. Su hondo sentido de la vida rural le aproximaba a los caudillos de las provincias y le permitía entenderse con ellos de igual a igual hablando su mismo lenguaje y concertando su acción. Si es federal como tendencia política, es unitario desde el punto de vista estrictamente nacional" […]  ” “Fernández García tiene razón. Rosas no es un monstruo. Colocado en su sitio y visto de tamaño natural, es el hombre que el país necesitaba y vino a cumplir la profecía de San Martín. Restauró las leyes y estableció el orden (sus leyes y su orden, por supuesto. Un Sancho que se vio obligado a no doblar la vara de su justicia por el peso de la misericordia, pero que tampoco lo dobló por el peso de la dádiva extranjera”-)”.

 

Sánchez Viamonte claramente no era Federal; en realidad su postura política se asemejaba y mucho en el ideario liberal-socialista, sin embargo tuvo estas palabras sobre Rosas que adquieren mayor valor por venir de un ‘antirrosista’.

Es más, permítaseme un dato autorreferencial: mi bisabuelo Rodolfo Molina Salas también era un conspicuo ‘antirrosista’, según me ha transmitido mi madre y otros familiares.

La razón es claramente comprensible: su tío segundo, Avelino Viamonte, hijo del Gral. Juan José Viamonte, fue muerto supuestamente por la Mazorca por orden de Rosas por conspirar en su contra y colaborar en su derrocamiento.

Debemos tener presente que cuando se elige Gobernador permanente en la Provincia –según ley de 1823-, luego del acuerdo entre Rosas y Lavalle Después del experimento Unitario por éste último, fue gobernador interino en 1829 y luego en 1833 Viamonte.

Finalmente fue desplazado por Manuel Vicente Maza. Cuando fue elegido Rosas como Gobernador  en su segundo mandato por 32 votos, solo hubo 1 voto en contra, el del Gral. Viamonte, que debió exiliarse en Montevideo en 1839 donde falleció en 1843.

No queda muy claro de quien provino la orden de matar a Avelino Viamonte. Pudo haber sido de Encarnación, su mujer, ya que en ese momento Juan Manuel se encontraba en la Campaña del Desierto Este acontecimiento nos llevaría a entender el rechazo de los Molina Salas descendientes de Viamonte,  hacía Juan Manuel de Rosas.

Por ello, el reconocimiento de Sánchez Viamonte cobra más valor sobreponiéndose a los seguros mandatos familiares. Y dice, con exactitud, que Rosas viene a cumplir la profecía –nosotros diríamos, el deseo- de San Martín siendo justo lo que el país necesitaba. Precisa y certera definición.

(ver mas detalles en:

www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com  - https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/02/briggraljuan-manuel-de-rosas-aspectos.html)

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Emilio Ravigniani

Historiador. Jurista. Docente. Escritor.

(Testimonio extraído del libro de Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991)

 “Rosas... llegó un momento en que dominó por completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de Argentina. Negarlo o ignorarlo sería absurdo. Consagróse, en las horas iniciales de su existencia, al fomento de nuestra industria madre: la ganadería. Esto no sólo le dio patrimonio, sino también prestigio social y político. La vida de estancia, junto a la frontera interior, le creó el trato con nuestros elementos rurales, gauchos e indios. No por ello se apartó del trato con la clase distinguida de la ciudad. La estancia, entonces, exigía la propia defensa y, en especial, su amparo del malón de los indios. Así se hizo jefe de milicias. Pero sus milicias de campaña no eran montoneras; en 1820 se presentaron a la ciudad de Buenos Aires como restauradores del orden. Era natural que los intereses económicos vitales no pudiesen mantenerse sino dentro del orden más absoluto. Esto condecía con la mentalidad de Rosas: orden, siempre orden. Los hacendados porteños, obligados, en parte, a retirarse de la Banda Oriental, se expandieron por la campaña de Buenos Aires. Se impuso el ensanche de las fronteras. Tan lo entendió Martín Rodríguez durante su gobierno, que alcanzó las serra-nías del Tandil. Y aunque Rosas no aprobara el método adoptado en la lucha, fue un propulsor de la ocupación del desierto. Durante el corto gobierno de borrego, planeó un nuevo avance. Se llegó a Bahía Blanca.

“[…] Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se incubaron sus enemigos...

[…]  A los personajes federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo entendimiento... Era un gran conocedor de temperamentos; supo ser, así, un político práctico. En la correspondencia sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo”. 

También dijo Ravignani (“La organización política de nuestra nacionalidad" en "Nosotros", Revista Mensual de Letras, Arte, Historia, Filosofía y Ciencias Sociales. Año XIV Tomo XXXVI. Buenos Aires 1920, pág. 361)..

 "Los desvíos partidistas de los Unitarios, sin fundarse en el poder de los pueblos, incurrieron en el grave error de buscar en el extranjero el apoyo militar; pero sin quererlo, por oposición, dieron estabilidad a Rosas para resistirlos, convirtiendo la guerra civil en una guerra internacional".

 

Emilio Ravignani. Jurisconsulto, historiador y Profesor universitario. Sin poder ser considerado Federal ni ‘rosista’ fue uno de los creadores de la ‘Nueva Escuela Histórica’.

Diputado de la Unión Cívica Radical desde 1936 por tres períodos. Al homenajear a Rosas, valora su ductilidad y perseverancia para enhebrar acuerdos políticos sostenidos con los caudillos del interior, persuadiéndolos lentamente de las necesidades políticas de la nación y como estructurarlas.

El autor destaca la habilidad de Rosas para tejer acuerdos políticos con los caudillos del interior y persuadirlos gradualmente sobre las necesidades políticas de la nación. Se resalta la paciencia de Rosas y su conciencia política continental, lo que le permitió mantener la estabilidad del gobierno confederado a pesar de los constantes ataques de los Unitarios con apoyo extranjero.

Además, para el autor, el combatir los Unitarios a Rosas durante años y años con ayuda militar y financiera de los extranjeros, lo único que lograron es darle estabilidad al gobierno confederado, poniendo a prueba el temple de Rosas y su clara conciencia de política continental, no solo del terruño más cercano, como algunos caudillos bienintencionados pero con falta de aquella visión.

Estas perspectivas resaltan la habilidad política y la visión estratégica de Rosas, así como su capacidad para mantener la estabilidad en un contexto de constantes conflictos internos y externos; esto es, una perspectiva más amplia comprendiendo la importancia de la unidad política en toda la región.

 

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Julio Irazusta

(Vida Politica De Juan Manuel De Rosas A Través De Su Correspondencia’-1941).

"La paciencia imperturbable, el dominio de los nervios para no ofenderse con rapidez excesiva por arrebatos de exaltados o insidias de intrigantes, la moderación de la pluma o de la lengua, la osadía para emplear al personal más dudoso y tratar de convertir en leales servidores a los hombres menos dignos de confianza, el aplomo inconmovible para hacer de eterno componedor entre correligionarios desacordados o entre ambiciosos rivales, todas esas virtudes que en un momento me parecieron fruto de la madurez y un dilatado aprendizaje, están en el Rosas de 1829, como en el de la década final de la dictadura”. 

 

Tenemos aquí conceptos similares a los de Ravignani por parte de Irazusta (uno de los poco autores Federales que hemos consignado sus pareceres respecto a Rosas).

Prueba una vez más Irazusta que Rosas no fue cerrado, ni rencoroso con quienes no pensaban como él; solo no permitió que intentaran derrocar al gobierno legal que él representaba, como en su momento lo habían hecho con Dorrego.

Respecto a “la osadía para emplear al personal más dudoso y tratar de convertir en leales servidores a los hombres menos dignos de confianza”, es cierto: véase que tuvo entre sus funcionarios a personajes que no eran Federales pero que los supo hacer leales servidores, como Manuel J. García, Manuel de Sarratea, Carlos María de Alvear y tantos otros, como hasta el propio Domingo F. Sarmiento.

En efecto, una anécdota  poco conocida al respecto. Rosas intentó acercar al trabajo público a Domingo Faustino Sarmiento, acérrimo enemigo de él pero al que Rosas valoraba intelectualmente. Pero no pudo. Augusto Belín Sarmiento, su nieto nacido en Chile (Augusto Belín Sarmiento ‘Sarmiento anecdótico”- ensayo biográfico- Ed. Kapelusz-1905) -recordó que “antes de sublevarse Urquiza, se presentó en 1850, el Coronel  Juan Mur en Chile, en casa de Sarmiento a proponerle el Ministerio de Gobierno de parte de Don Juan Manuel de Rosas con todos los circunloquios y promesas que son de imaginarse para demostrar el decidido intento del tirano en enmendarse y constituir la Republica con la ayuda de los más eminente  de sus adversarios”. Sarmiento despectivamente rechazó la invitación.

Digamos que muy ‘tirano’ no debía ser Rosas que invitaba a sumarse al gobierno no solo a Sarmiento –sin condicionarlo en nada ya que Rosas sabía diferenciar el valor de la propaganda política partidista y lo que tenía de validez y mérito conceptual del citado- sino a muchos Unitarios que volvían voluntariamente al país.

No fue esta la única vez que Rosas intentó acercar a las mejores mentes del Unitarismo para lograr la pacificación del país.

Rosas le escribe a Vicente González (alias el ‘carancho’) (Juan Manuel de Rosas a Vicente González, Río Colorado, 15 de diciembre de 1833, en Ernesto H. Celesia “Rosas. Aportes para su Historia” Bs.As. 1954, pág. 481)

Le dice como está el país y la falta de cordura de los políticos mientras él estaba en la Campaña del Desierto y pensaba seriamente en evaluar la posibilidad de abandonar la Argentina pues consideraba que era “un disparate sacrificarse sin provecho, labrándose uno mismo el ataúd de su sepulcro. Resmas de papel son pocas para escribir los barros que se han hecho y se están haciendo. El país no tiene hombres y se pierde sin remedio. Que desgracia!".

Rosas es bien consciente de que había personas que no eran Federales pero que con patriotismo podían contribuir a la reconstrucción nacional.

“Le dice Ud. [a Felipe Arana el 26 de agosto de 1833, desde el Río Colorado,] (Ver carta de Juan Manuel de Rosas a Felipe Arana, Río Colorado, 26 de agosto de 1833, en Ernesto H. Celesia “Rosas. Aportes para su Historia” Bs.As. 1954pág. 418.) “que los Unitarios propietarios, los que figuraron en tiempos de Rivadavia, son los que más abogan por la marcha de mi administración, y por mis amigos, sin que hasta ahora se sepa uno sólo que esté con los Anarquistas", "siempre creí que si me ahorcaban algún día no habían de ser esos. Yo he notado durante mi administración buena conducta y juicio en muchos de esos hombres. Por eso no sólo no los he perseguido sino que los he tratado siempre dándole a cada uno su verdadero lugar según su categoría. Veo también la escasez que tiene el país de hombres, y mirando muy lejos Conocía la necesidad de que el tiempo fuese dándonos algunos hombres más, de luces y de responsabilidad propietarios, para el Congreso Nacional". "Por otra parte", creía conveniente acostumbrar la gente a mirar siempre con respeto a las primeras categorías del país aun cuando sus opiniones fuesen diferentes a las dominantes".

 

Es un claro reconocimiento al espíritu de conciliación de Rosas, ya desde 1833, aceptando la falta de hombres capaces para cubrir todos los campos necesarios para la función pública y aceptando la capacidad de algunos que no eran federales pero que él consideraba patriotas. (Recordemos que Alvear, Sarratea, Manuel J. García, no eran precisamente Federales  y sirvieron a la causa nacional bajo la dirección política que imponía Rosas).

A una distancia sideral de la supuesta ‘tiranía’ con la que se regodeaban lo Unitarios que así respondían al espíritu de concordancia, de avenencia que proponía Rosas. ¿Ingenuidad del Restaurador? No lo sabemos….

Digamos que Julio Irazusta da una conferencia poco conocida dictada- en el ‘Primer Congreso De Historia  De La Confederación Argentina (1831-1852)’ en la ciudad de Gualeguaychú, en el año 1984.

Dicha conferencia se llamó “La Confederación Argentina  de 1831 a 1852” (Editado por la “Fundación Nuestra Historia del Instituto Argentino de Estudios Históricos”-Gualeguaychú-Pcia. de Entre Ríos-1984)

En unos párrafos pertinentes decía el ilustre entrerriano sobre Rosas:

“Su gran administración interna corre pareja con su diplomacia. El desafío hecho a la soberanía argentina por las grandes potencias marítimas es aceptado. Y vencido. Logra de sus agresores el reconocimiento del ‘ius soli’ para los hijos de los extranjeros, y la nacionalización de éstos para los que residieran más de dos años en el país; asimismo, de nuestra soberanía sobre los ríos interiores, y en común con el Uruguay sobre el río limítrofe; de bloquear y hacerle la guerra al enemigo que nos la había declarado sin provocación previa por nuestra parte.

“Y por sobre todo, con su apoyo a Oribe, durante diez años, dado con generosidad sin ejemplo, muestra que comprendió como ningún otro gobierno argentino, que nuestra política está en el oriente la frontera más desguarnecida.

“Con su defensa del interés nacional en todas partes donde fuera amenazado, Rosas introdujo en la línea del porteñismo una modificación fundamental, que vuelve grotescas las acusaciones de los ignorantes sobre una supuesta inserción de su gobierno en la línea de los centralistas que achicaron el país, si éste no había de obedecer ciegamente los dictados de Buenos Aires: la de prestar el servicio nacional correspondiente al privilegio radicado en Buenos Aires.

“Por la influencia combinada de sus medidas de orden interno y de su acción diplomática, con su método de organización empírica, Rosas logró acumular en el Encargo de las Relaciones Exteriores, todas las facultades más tarde inherentes a una magistratura nacional suprema: legar a las provincias el ejercicio del derecho de legación que habían tenido al disolverse el poder central en 1820; intervenirlas para uniformar la marcha de todas en el sentido de la federación; declarar la guerra y hacer la paz; nombrar jefes de los ejércitos nacionales; reglamentar las materias eclesiásticas en lo que competía al poder temporal; prohibir o permitir la exportación y la plata; vigilar la circulación de los escritos sediciosos; juzgar a los reos políticos de carácter nacional.

“Todo lo cual se llevó a cabo con una mezcla sin par de dialéctica y fuerza, según las ocasiones, en que rivaliza con los modelos del género.

“Esa Confederación empírica no fue una empresa formal. No se trató de improvisar una constitución artificial, sino de esperar que de las líneas de la realidad vivida surgieran las leyes constitucionales adecuadas a nuestra índole política.

“Pero sobre todo, ella se basó, como no podía ocurrir de otro modo, en una defensa del territorio y de los intereses nacionales, sin una claudicación.

“La afirmación la soberanía argentina en el concierto del mundo era la base indispensable de una constitución viable.

“La apostasía de Caseros dio por tierra con esa experiencia extraordinaria que así como, según Alberdi, dio las bases de la carta de 1853, pudo darnos la grandeza, sin la cual la pseudo organización de aquel año, nacía con un germen de muerte”.

(Quien deseé leer sobre el ‘Empirismo Organizador’ de Rosas lo derivamos a:

“El 'Empirismo Organizador' Como Base Para La Restauración De La Soberanía Nacional”

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/02/el-empirismo-organizador-como-base-para_27.html

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H.S. Ferns  

(Investigador canadiense, residente en Gran Bretaña desde 1949. Decano y docente de la la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Birmingham – ‘Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX’.p.221, 222, 486)

“Bajo la dictadura de Rosas se produjo cierto movimiento de progreso sobre el cual las generaciones posteriores pudieron construir. En la extensa provincia de Buenos Aires se mantuvo la paz durante un largo período de tiempo. La frontera se desplazó hacia el sur y hacia el este, se eliminaron las perturbaciones sociales se conservó la independencia nacional. Había seguridad de la propiedad para todos aquellos que obedecieran a las autoridades públicas. Se respetaron cuidadosamente los derechos de los extranjeros conseguidos por tratados. El desarrollo comercial de la cría del ganado ovino agregó variedad y fuerza a a economía. Fue posible la acumulación de riquezas en manos privadas, tanto nacionales como extranjeras” 

"El régimen del general Rosas no se presentó de pronto al mundo para que se lo admirara o se lo vilipendiara, según el gusto o los intereses, ni asumió repentinamente un carácter definitivo, que lo distinguiera de sus predecesores y de sus sucesores. Surgió lentamente y su carácter se fue formando en gran medida respondiendo a las circunstancias y por designio del personaje que le dio nombre. Como fue durante muchos años la figura central de una controversia política, hasta el punto que terminó por convertirse casi en una figura simbólica. Rosas parecía asumir un carácter moral único. Para el estudioso de las actividades ordinarias de su gobierno, realizadas mes a mes y año a año, su política no presenta contraste de blanco o negro. Cuando dijimos que el general Rosas defendió con ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones más extremas y sus peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las negociaciones sagaces y solapadas." 

La única ocasión en que el Gobierno británico fue más allá de las palabras en su trato con la Argentina, esto es durante la turbulenta época del general Rosas, quedó derrotado y admitió con toda franqueza que había sido derrotado."

 

Claro el canadiense. Bajo el gobierno de Rosas progresó el país, se mantuvo la paz en la campaña, la frontera se extendió, se conservó la independencia del país, había seguridad en las propiedades, se respetaron los derechos de los extranjeros, se desarrolló el comercio ganadero, se acumuló riqueza,

El gobierno de Rosas para el canadiense fue pragmático y se fue formando según las necesidades y circunstancias. Y el gobierno británico la única vez que fue más allá de las palabras y amenazas durante el gobierno de Rosas, salió derrotado admitiéndolo (recordemos las palabras de Lord Palmerston que citamos arriba).

Obsérvese que el diario ‘Crónica’ de Chile dijo al respecto de la tranquilidad que se iba ganando día a día en la Confederación en el año 1849, (mientras los Unitarios lo calificaban de ‘Tirano’, entre ellos el propio Sarmiento)

Curiosamente, el propio Sarmiento reproduce en sus Obras Completas el artículo de ‘Crónica’ del 26 de agosto de 1849, (ver en Domingo F. Sarmiento "Política Argentina 1841-1851". Obras Completas- Tomo VI. Santiago de Chile. 1887, pág. 208).

“…que Buenos Aíres goza de tranquilidad, de movimiento comercial. i de grande animación en todas las transacciones de la vida. El extranjero que visita aquella ciudad. el europeo que desembarca, el negociante que especula. todos están de acuerdo en decir que su estado es bueno, tranquilo, excelente para los negocios de la vida".

Y, es de hacer notar, que Sarmiento lo reproduce mientras, a la misma vez, hacía todo lo posible para atacar y derrocar al gobierno de su propio país. Paradójica y notable su traición a su patria en oposición a los textos que transcribe del diario chileno..

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Juan Domingo Perón

(El teniente Perón escribía desde el Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917. Original en Archivo de la Familia Perón).

“Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota."

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(Carta de J.D. Perón del 20 de octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit Theoría. Bs. As. 1991).

 “El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador...”.

 

Dice Perón que Rosas venció a los ingleses mas con astucia que con la armas y que todavía hoy –dice en 1970- le extraña que los sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que emprendió Rosas, siendo que el propio San Martín sí lo vio claro desde Europa. 

Esto último sigue presente en el Instituto Sanmartiniano y en alguna de sus autoridades, eminentemente liberales, que no pueden deglutir el amor y respeto de San Martin por Rosas y su lucha, deshonrando con ello la memoria de quien dicen querer preservar en la memoria de los argentinos.

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Ernesto Sábato

(Expresiones vertidas por Ernesto Sábato. Físico- matemático, novelista y ensayista. Escritor premiado nacional e internacionalmente).   

 “En muchas oportunidades como en una carta a Clarín en 1996, afirmé que es una triste muestra de inmadurez política y espiritual, el exilio póstumo de Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de afuera así como contra los argentinos que desde adentro los apoyaban […]... en esta ciudad de Buenos Aires hay calles que celebran la memoria del tabaco o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero no hay una sola calle y mucho menos una avenida para hombres como Rosas y Quiroga”.

 

Es lúcida la postura de Sábato, quien no se podía considerar ‘rosista’. Alabó la lucha de Rosas por la soberanía nacional la cual no puede negarse. Y sin ningún tipo de simbolismos, poniendo blanco sobre negro, hace constar, no sabemos si irónicamente o no,  que al presente no existen calles, plazas, etc con el nombre de Rosas y, también de Quiroga; lo que se deduce de sus palabras críticas es que ello es un baldón y una injusticia para Rosas y para el pueblo argentino hasta el día de hoy.

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María Kodama

(“Si Borges no hubiera sido honesto, no hubiera estado con él)- www.grupolaprovincia.com- 01-05-2021)

“Al leer a Juan Bautista Alberdi se ve la dignidad de Rosas en el destierro de Southampton, se puede entender que el traidor era Urquiza, a tal punto que Alberdi se ofrece a ser abogado, pero Rosas se niega con un abrazo, pero para que Alberdi no pierda el prestigio. El caudillo federal piensa en el otro. Eso es mucho. Y eso no es todo, Rosas sube al poder por la insistencia del Cabildo, para apaciguar las luchas callejeras entre unitarios y federales. Había propuestas para que vinieran los franceses o los ingleses o hasta que regresaran los españoles y convertirnos en colonias nuevamente. Está todo documentado. Cuando llega el tonto de Lavalle y hace fusilar a Dorrego de una manera innoble, recién ahí Rosas acepta ser gobierno. Rosas hablaba mapuche y se entendía con los indios, por eso nunca hubo malones cuando él gobernó. Rosas los respetaba y le hablaba en su lengua. Ni con los indios ni con los gauchos tuvo problemas. Los "colorados del monte" es como él llamaba a sus peones en el campo, después fueron otra historia, se constituyeron en una milicia. La historia tiene que decirse de forma completa. Rosas los educaba y los protegía. Rosas tenía principios. Cuando una de sus hermanas tiene un hijo con Belgrano, lo anota como hijo de él, para evitar el escándalo de época, pero cuando el chico es grande le cuenta la verdad. Algo maravilloso. Rosas era un maravilloso hombre. Y el chico, el resto de su vida, firmó "Rosas y Belgrano".

 

Sabemos que Jorge Luis Borges no participaba positivamente de la figura de Rosas y su gobierno, pero su mujer y escritora, de pensamiento independiente, no comulgaba con el modo de ver esa época por parte de Borges.

Ella supo ver a Rosas como era en realidad, Supo comprender la traición de Urquiza (en realidad no la veía quien no quisiera verla. Solo cuestiones ideológicas podían evitar su desconocimiento).

Supo ver el desprendimiento de Rosas, el pensar en el otro del caudillo, el trato de Rosas para con su gente del campo.

Luego de haber estudiado la vida de Rosas y la documentación sobre él, resume, finalmente en una frase sintética todo lo que supo ver del Restaurador: “Rosas era un maravilloso hombre”.

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Ricardo Caballero

(en ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chavez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág 173). (Político Radical que fue vicegobernador de Entre Ríos y Senador)

«He formado mi convicción favorable al gobierno de Rosas a la luz de mis recuerdos de niño, meditando en mi madurez, respecto de conversaciones oídas en mi propio hogar, mantenidas por actores directos o por sus descendientes inmediatos, sobre el periodo de nuestra historia que se extiende desde 1820 a 1852, año en que se extingue la influencia del Restaurador, y se va con ella, hacia el destierro y el olvido, el espíritu de nuestra vieja y noble patria…”.

 

Poéticamente dice el dirigente Radical que cuando el Restaurador se exilia. Se exilia la patria. Contundente y real.

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Manuel A. Sáez

 (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág106 ). (Mendocino. Jurista de renombre internacional. Historiador y funcionario en 1884 como Director de Tierras y Colonias)

“La dictadura se ejerció y las provincias todas la sostuvieron para evitar la repetición de ensayos ruinosos de organización, y para destruir los gérmenes de la discordia que la postergaba por tiempo indefinido, habiéndose empleado un cuarto de siglo que forma una época luctuosa en nuestra historia; para restablecer las cosas al estado en que se encontraban cuando se abusó de la buena disposición de los pueblos para constituirse en nación. (escrito en el año 1880).

 

En plena época liberal, post-Caseros, Sáez, hombre estudioso de nuestra historia y leyes, comprueba lo que el pueblo siempre supo: la dictadura de Rosas se plebiscitó y se sostuvo  gracias a todas las provincias para evitar la anarquía perenne en nuestra patria.

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Eduardo Gutiérrez

 (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág130 y sstes ). Escritor costumbrista. Autor de Santos Vega y Juan Moreira, entre otros libros.

“Rosas, no olvidaba su familia, que vivía con opulencia. Cada tanto tiempo venía visitar a doña Encarnación, con quien pasaba algunos días. Entonces observaba con su gran perspicacia el movimiento político y se volvía a sus estancias donde seguía el desarrollo de sus planes y la conservación de su prestigio. Solamente con las peonadas de sus establecimientos,  podía Rosas formar un ejército no despreciable para aquellos tiempos.

Su prestigio había crecido de tal manera que en los pueblos de toda la campaña se daban fiestas en su honor, invitándolo.

El que tenía un retrato de Rosas, podía decir que tenía una fortuna, pues no había fiesta ni baile a donde no fuera invitado con la condición de llevar el retrato del patrón.  Este retrato era colocado en el sitio de honor, y engalanado con cintas de vivos colores y las flores que había en la casa. Y se bailaba a su alrededor, no faltando paisano que le dedicara sus décimas más inspiradas y sus proclamas graciosas.

Se puede decir que toda la campaña Sud y Oeste, se movía a la voz de Rosas sin faltar un hombre. Y era increíble el respeto y temor que le tenían los gauchos!

De cuando en cuando y para que lo tuvieran siempre presente, daba una carne con cuero y baile. Y aunque muchas veces en estas fiestas los concurrentes llegaban y pasaban el número de mil, jamás sucedía cosa desagradable. El que a pesar de sus esfuerzos por no hacerlo se punteaba, iba a esconderse entre los árboles o entre las matas, para que el patrón no lo viera.

Ni por broma se oía hablar de una pelea de consecuencia, si de robos de prendas o pingos entre la concurrencia. Es verdad quo los paisanos conocían a lo que exponían sus cuerpos cometiendo cualquiera de aquellas tres faltas, sobre todo la última. Rosas tenía un aborrecimiento innato por los ladrones. El que era pillado robando, caía de su gracia y podía contar por seguro que se le aplicaría un castigo crudo por mano de los colorados”.

 

Muy interesante el análisis de Gutiérrez: Rosas venía a la ciudad de vez en cuando y observaba el clima ciudadano y los movimientos políticos. Luego volvía a sus estancias cuidadas por la peonada que le era fiel a mas no poder. Evidentemente no había tiranía alguna allí y no solo nadie desertaba sino que nadie robaba nada sabiendo a lo que se exponían si se enteraba Rosas. La honradez de Rosas se extendió hasta el último día de su vida, mal que le pese a los Unitarios que intentaron demagógicamente imputarle hasta robos de dineros públicos sabiendo que el Restaurador no podía defenderse.

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Estanislao Severo Zevallos

Rosarino. Historiador. Político. Diplomático. Escritor. Periodista. (1854-1923)

(Interpelación al Poder Ejecutivo en la Legislatura, en el año 1915, a raíz de un incidente como el hundimiento del buque argentino ‘Presidente Mitre’ por el crucero inglés ‘Orama’) (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chavez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág133 y sstes).

Lord Southern quedó en el puerto, balanceándose en su buque. Todo el mundo sabe lo que es el Rio de In Plata en el mal tiempo y de ello algo recuerdan los Radicales que lo habitaron en alguna oportunidad. El eminente caballero escribió al dictador diciéndole que trataría, que no estaba muy distante de aceptar las bases de míster Hood, las del 1846. Estábamos en el ‘49, el bloqueo había empezado el ‘45. En Buenos Aires nadie se habla amedrentado, aquí nadie habla creído que Francia y la Gran Bretaña se comerían los niños crudos; todo el mundo tenia fe en el gobierno y el país pobre resistía muy bien! El comercio inglés, que entonces era poca cosa al lado de lo que es actualmente en la República Argentina, influía también, porque deseaba que se arreglara esta cuestión perdida para las potencias. Entonces, Rosas hizo bajar a tierra a mister Southern que resistía al artículo tercero, relativo al saludo del pabellón, y resistía al artículo quinto, sobre el derecho de los dos. Al fin capituló, aceptando los dos artículos, es decir, la formula Hood, largamente resistida por los aliados y sus diez plenipotenciarios sucesivamente derrotados por el carácter de Rosas, que era toda la fuerza del País”. (1915)

 

Digamos de Zeballos,  que su padre fue ayudante del general Juan Pablo López, herido en 1838 en lucha contra los indios; en 1851 formalizó su unión al  Ejército Grande de Justo José de Urquiza 

Cuando el 24 de septiembre de ese mismo año José C. Paz cerró el diario La Prensa para unirse a la revolución ‘mitrista, Zeballos se unió a la misma y fue secretario de campaña de Bartolomé Mitre. En 1915, cuando hizo la interpelación mencionada, era presidente Victorino de la Plaza.

Zeballos estuvo lejos de considerarse ‘rosista’, sin embargo en el discurso en el Congreso  hizo notar que el pueblo durante el bloqueo anglo-francés desde 1845 a 1849 no se amedrentó y estuvo firme junto al Restaurador. Rosas jugó con la desesperación comercial de los ingleses que vivían en nuestro territorio que querían que el acoso europeo finalizase. Finalmente Rosas logra someter diplomáticamente y con paciencia a la urdimbre de los invasores.

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Carlos Pereyra

“Rosas y Thiers: La diplomacia europea en el Río de la Plata, 1838-1850”  (escrito en 1919)-(Editorial ‘Forjador’-1952)

No se trata de la rehabilitación de Rosas. El autor [es decir, el propio Pereyra que habla en tercera persona] pretende la rehabilitación de la verdad histórica. En cierto sentido, Rosas le es indiferente; y si lo considera desde un punto de vista más bien simpático, es porque después de estudiar sin prejuicio un aspecto de su gestión pública, lo encuentra dotado de serenidad, juicio, previsión y patriotismo”.

Rosas se mostró superior a los Unitarios y a los discípulos de Echeverría, así en talento, como en serenidad y rectitud patriótica. Tomada en conjunto, es admirable la obra diplomática de Rosas, y lejos de poderse explicar como resultado de una locura moral, no lo es sino como resultado de cordura y rectitud moral en todo lo que debe constituir el fondo de las preocupaciones de un hombre púbico”.

 

Pereyra, escritor e historiador mexicano, (miembro de la Academia Mexicana de Historia entre 1933 a 1942) se posiciona objetivamente  y luego de estudiar la gestión pública e Rosas, desprendido de toda ideología, obtiene que el Restaurador era juicioso, previsor y eminentemente patriota.

Obtuvo la respuesta en donde demuestra la superioridad en talento, carácter y patriotismo muy por encima de todos los Unitarios en su conjunto y además, tiene presente su rectitud moral y su cordura como hombre público, muy por el contrario a como se lo quería hacer pasar como un inmoral o amoral, según el laboratorio literario del Unitarismo. (Ver al respecto lo que en tal sentido decía Ramos Mejía en Las neurosis de los hombres célebres en la historia argentina;  explicando una fantasiosa neurosis que se él suponía en Rosas basándose en textos de Sarmiento, entre otros-1878).

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“El contralmirante [Leblanc] puso a un lado su careta, y habló así: —Yo no vengo a discutir principios de derecho internacional. Vengo a imponer condiciones. Si el gobierno de Buenos Aires la acepta, levantaré el bloqueo. Dejo mis órdenes en tal sentido. Yo me marcho a Río de Janeiro, que es nuestra sucursal (sic) sudamericana. No discutir principios; imponer condiciones-. Eso se hace en África, [dice Pereyra] después del abanicazo del Bel al ministro de Francia, y Francia se queda con Argelia; eso se hace en Asia para quedarse con la Indochina. ¿Y en América? También”

 "Tenemos une, fe profunda, proseguía el artículo de la ‘Revue des Deux Mondes’, [1º de Julio de 1834 pág.65] en todos los medios de cultura intelectual y moral, así corno, en los medios y resultados de la cultura material. Creemos, para entrar en el asunto, que después de algunos años de gobierno estable y regular, conducido por espíritus ilustrados y voluntades energéticas, la civilización penetraría hasta apoderarse de los salvajes habitantes de las llanuras de Buenos Aires, esos gauchos que viven a caballo y sin camisa, hijos degenerados de los héroes de la conquista española, que casi no tienen ya de cristianos sino el nombre, y de hombres, la forma únicamente. El español llevó los mejores vegetales y los animales más útiles de Europa para que se reprodujeran bajo aquel cielo: se aclimatan y prosperan, pero degeneran también, y vuelven al salvajismo tan pronto como la mano del hombre se retira y su mirada se vuelve hacia otra parte".

“Pero [sigue diciendo Pereyra]¿en dónde están los hombres "de alta inteligencia que comprenden la necesidad que tiene su patria" de la misión civilizadora de los europeos? ¿En dónde? Uno está en Bolivia. Es el general Santa Cruz. El general Santa Cruz, "uno de los jefes americanos más merecedores de que Europa se interese en el mantenimiento de su poder". El general Santa Cruz, fundador de la Confederación Peruano-Boliviana, está en pugna con las provincias del Río de la Plata a causa de la de Tarija, y los franceses quieren apoyarlo contra Buenos Aires y contra Valparaíso, aliado de Buenos Aires. Los otros americanos "de alta inteligencia", se hallan en Montevideo. Son los unitarios de Rivadavia, los incomprendidos redentores del Plata que inspiran al articulista de la ‘Revue des Deux Mondes’, y que llaman a las puertas de los estadistas franceses para que haciéndose éstos cargo de "la misión que les reserva el porvenir" los restituya al ejercicio del poder y destrocen con sus cañones la barbarie gaucha”.

 

Pereyra cita profusamente los comentarios sobre Rosas y los países sudamericanos que hace ‘Revue des Deux Mondes’, del 1º de Julio de 1834 pág.65.

Sin ponerse colorado el escriba de la revista citada transcribe las verdaderas intenciones de los franceses en el Plata en la voz del Almirante Leblanc que confiesa que a él no le interesa el derecho de gentes ni ningún derecho internacional, ni a una conciliación; solo viene soberbiamente a imponer por la fuerza, condiciones, le guste a Rosas o no..

La revista basa su postura en que Francia representa la ‘civilización’ (sic) y que las gauchos del sur son salvajes, desarrapados, con hijos degenerados y  producto de los españoles conquistadores.

Y que los únicos rescatables son los iluminados de la ‘Comisión Argentina’ en Montevideo (Unitarios) y el Gral. Santa Cruz en Bolivia.

Pereyra señala que subyace en el texto chauvinista de la Revista el odio visceral a España católica, algo que el jacobinismo masónico francés no puede tolerar, llevado hasta los extremos de no admitir la hispanidad heredada por los pueblos hispanoamericanos a los que acusa de degenerados, sucios, salvajes los cuales debieran someterse voluntariamente a las clases ilustradas que vienen a ‘educarlos’ (sic).

Por supuesto que los franceses en sus diatribas omiten los miles y miles de muertos causados por el ‘civilizado’ Thiers, en su propia tierra.

Este análisis de Pereyra pone de relieve la injusticia y la parcialidad de la postura de la revista francesa. Muestra cómo los prejuicios y las agendas políticas pueden distorsionar la percepción de la historia y promover una visión sesgada de los eventos.

Pereyra hace notar todo esto y lo injusto de tal postura.

 “El país, - sigue Pereyra- azotado por la sequía espantosa de 1836, sufrió mucho a consecuencia del bloqueo pacífico —¿por qué no decir del amistoso bloqueo? - Saldías compara las entradas y salidas de la aduana de Buenos Aires durante el segundo semestre de 1837, con las entradas y salidas del mismo puerto en el segundo semestre de 1838. El resultado de la comparación es el que sigue:

 

 

ENTRADAS

SALIDAS

2º semestre de 1837 

19.403.146

19.098.040

2º semestre de 1838

4.614.122

990.307'5

 

Era en verdad el sitio por hambre. ¿Cómo no cayó Rosas? Cualquier otro gobierno hispanoamericano habría sucumbido, según las previsiones de los bloqueadores. Rosas no cayó. Se mantuvo firme. El mérito no es suyo, sino, del pueblo argentino, que supo solidarizarse con su gobierno. Rosas flotó sobre la ola de una indignación general que levantaron la traición unitaria de Montevideo, el ‘riverismo’, las fuerzas bloqueadoras y los piratas europeos explotadores de la ruina de Buenos Aires. Rosas disminuyó los gastos públicos, aumentó las contribuciones y promovió colectas. Todo ello fue secundado por la buena voluntad que el gobernador solicitaba. La riqueza se movilizó espontáneamente, y el gobierno pudo percibir los fondos de un empréstito con la cooperación de muchos suscriptores que pusieron sus recursos a disposición de aquél, sin solicitar garantía ni admitir interés. Este era el terror de Rosas”.

 

Pereyra nos demuestra la acción disolvente del bloqueo de los franceses que produjo un ahogamiento comercial de la Confederación que dificultaba su crecimiento y el poder militar; el desarrollo como nación.

La idea de los bloqueadores era obligar a Rosas a renunciar o que el pueblo, cansado de las privaciones, se volviera contra él. No pudieron, como lo constató Pereyra. El pueblo –sin importar las clases sociales- apoyó de todas las maneras posibles al gobierno de la Confederación Argentina, inclusive la suba de impuestos y donaciones porque se dio cuanta, ese pueblo noble, las agresiones exteriores para quedarse el imperio europeo con las riquezas del país y el control total del gobierno a través de sus testaferros Unitarios, ciegos de ‘cipayismo’ y de inquina a su tierra.

Pereyra nos muestra, en tal sentido, las entradas y salidas de las importaciones y exportaciones en 1837 y durante el bloqueo a nuestros puertos en 1838.

 

Dice Pereyra “La imparcialidad se pregunta qué hacían realmente Garibaldi y todos los legionarios franceses  e italianos en Montevideo. Francia los llamaba, los equipaba. Francia los sostenía con su flota. Aquello no era una Guerra contra Rosas, La ficción pudo pasar entonces, pero es demasiado grosera para que se le dé libre tránsito en la historia, Los piratas de Montevideo eran enemigos de la caótica Confederación Argentina, y si lo eran, Rosas no representaba la barbarie de la cinta encarnada, sino el ser y la honra de la nacionalidad,, de la Patria Argentina con todas sus virtualidades, con la pujanza de .su alma primitiva, de su alma indomable, de su desierto que era entonces lo genuinamente argentino, y no la hiperestesia algo mandarinesca, de los unitarios fascinados por lo que había de más superficial en la cultura europea, esto es, la .supresión de la violencia.”

En la Vuelta de Obligado. Tonelero, Angostura del Quebracho,  “Rosas se mantuvo inabordable, y rechazó las tres exigencias de los aliados: No retiró las fuerzas argentinas auxiliares de Oribe, y levanto el bloqueo de Montevideo y Maldonado. Los mediadores pidieron sus pasaportes, y salieron de Buenos Aires el 31 de julio. Detrás de cada mediador había una escuadra: la de Laine detrás del Barón Deffaudis, y la de Inglefield detrás de Mr. Ouseley. Estas dos escuadras, que proveían de armas y municiones al ‘riverismo’, desembarcaron fuerzas para auxiliar a los sitiados, y apoderándose de los buques argentinos bloqueadores, los pusieron en las manos del pirata saboyano Giuseppe Garibaldi, coronel ‘riverista’, ya bien reputado en América como saqueador e incendiario, a lo menos para quienes aceptan el punto de vista de los defensores de la independencia argentina. Las tres banderas —inglesa, francesa y piratico-garibaldiria—iniciaron el bloqueo riguroso de todos los territorios argentinos y Orientales que se hallaban amparados por las fuerzas del tirano Rosas y del degollador Oribe.  Bombardear, saquearon, arrasaron el puerto de la CoIonia, "para poner fin a una, guerra que llenaba de horror a la humanidad", con actos que esa guerra horrorosa no había ejecutado hasta entonces ni ejecuto después. Se apoderaron de la isla de Martin García, desamparada por el gobierno argentino, Garibaldi en persona arrió allí la bandera azul y blanca. Saquearon Gualeguaychú. "Garibaldi saqueó la Colonia, y Gualeguaychú escandalosamente", escribía el ‘riverista’ intervencionista D. Jose Luis Bustamante, "en carta del 2 de noviembre a, D. Fructuoso Rivera“.

“Sin embargo, Paysandú rechazo a los 18 buques piratas quo lo atacaron y en Concordia no procedieron al intentado ataque. Con más fortuna y mafia, pudo repetir Garibaldi en el Salto los robos que ilustraban su nombre. Pero faltaba lo esencial: había que poner el pie en Corrientes, Rosas trato de impedirlo situando una fuerza en la Vuelta de Obligado. Allí se dio "el brillante hecho de armas para ambas naciones", (inglesa y francesa), el 20 de noviembre de 1845”.

 

Describe Pereyra la conjura internacional contra la soberanía territorial y fluvial de la Confederación Argentina deteniéndose en los mercenarios como Garibaldi, a las órdenes de Francia, que conjuntamente con Inglaterra, mercenarios alemanes, Unitarios de ambos márgenes del plata, etc formaron una ‘entente’ siniestra, bombardeando, saqueando, arrasando, violando y quemando pueblos, mujeres, niños, como en Salto, en Paysandú, en la Isla Martín García, en Colonia; ‘guerra horrorosa no había ejecutado hasta entonces ni ejecuto después’, según Pereyra.

Hasta el propio Unitario, de los mayores traidores y entregado al oro francés como José Luis Bustamante le escribía a otro renegado, entregada su voluntad y espada al oro francés, Fructuoso Rivera  diciéndole que "Garibaldi saqueó la CoIonia, y Gualeguaychú escandalosamente", Y lo decía su propio socio en el desguace de la Confederación.

 

Según Pereyra.“El título de Gran Americano discernido a Rosas, es una de las designaciones más justas de la historia, y nacida del corazón de un pueblo, tiene que ser ratificada por, el espíritu de análisis. Ese título es mil veces más merecido que el de Benemérito de las Américas con que se ha consagrado el renombre de Juárez. […] Rosas, en labor silenciosa, exclusivamente personal, contribuye a la afirmación de la existencia nacional argentina frente a una Europa que dispone de grandes elementos para desmembrar a la República. El peligro para la Confederación Argentina está en la desmembración, y Europa, como fuerza desintegradora es un factor poderosísimo. Europa y el Brasil son los enemigos de la nacionalidad. El gran defensor de la nacionalidad es Rosas. Como diplomático y como tirano, Rosas presta a su patria el servicio trascendental de darle conciencia y de prepararla para la unión definitiva, a través de los errores y de los desastres que se llaman Mitre”.

 

Pereyra sostiene la justicia de que Rosas sea designado como Gran Americano, diciendo que dicha justicia está muy por encima en merecimientos que el gran patriota para el mexicano que era Benito Juárez.

Observa con tino el historiador que la labor de Rosas era absolutamente personal, reafirmando la existencia como nación frente a una Europa decidida a fragmentar a Hispanoamérica, a tener como objeto desintegrarla; y dentro de ella, a la propia Confederación Argentina..

Pereyra también se da cuenta que Brasil encara el pie europeo imperial y expansionista en América. Rosas le da conciencia a su pueblo como nación unida.

Aunque el historiador mexicano comete un error conceptual, como tantos otros al principio del siglo XX, más allá de alabar la postura de Rosas y su labor en pos de la soberanía continental.

En efecto, el historiador llama más de una vez a Rosas ‘tirano’ (sic) confundiendo los términos.

Ya hemos dicho en la ‘Advertencia’ la diferencia entre ‘Dictadura’ y ‘Tiranía’, a los que remitimos al lector y que es aplicable a varios historiadores, aún de tendencias Federales.

Dice Pereyra que “Inglaterra no quería conquistas. Francia no quería conquistas. Esta es la conclusión sentenciosa de los Unitarios ‘rivadavistas’, de los federalistas de Echeverría y de los ‘antirrosistas’ de la tercera y cuarta generación. ¿Qué se proponían entonces? —‘Civilizar’ (sic).

“Muy bien. Inglaterra y Francia querían ‘civilizarnos ‘desinteresadamente’ (resic), y vosotros queríais que se os civilizara. Líbrenos Dios de blasfemar contra la civilización, y menos aún contra la civilización de la Europa Occidental. […].

“La civilización es la miseria del ‘slum’ de Londres; es un ejército de hambrientos que marcha al asalto de las ciudadelas de la producción, y que vuelve diezmado a sus cuarteles; es otro ejército de reserva; formado por los batallones de infelices que esperan tener trabajo cuando haya claros en las filas de los que perecen, triturados por la máquina, por la enfermedad o por el vicio; es la guerra inexcusable entre las grandes potencias industriales; es la guerra colonial; es un conjunto de males tan absurdo, que comparada con esa civilización, la barbarie de las pampas se nos antoja el Embarco para ‘Citeres de Watteau’.

Pereyra despliega una ironía y sarcasmo que nos confronta con la realidad. El dice que Francia e Inglaterra no querían conquistarnos; nos querían ‘civilizar’ y lo querían ‘desinteresadamente’.

Y dice, muy acertadamente, que la civilización que nos quiere traer Francia e Inglaterra viene acompañada con miseria por un batallón de infelices. Que representa la guerra de las potencias industriales. Que es una guerra colonial, lisa y llana que nos traen un conjunto de males mucho peor que la supuesta barbarie que habita en las pampas.

Y es así, sino véase lo que produjeron la ‘civilización’ que llevó Inglaterra a la India, China. Y Francia, a Argelia. Miseria, opio, destrucción y sometimiento físico y psicológico de los llamados ‘civilizadores’.

 

Pereyra nos presenta un trabajo llamado “La Argentina juzgada en los demás países de América. Rosas enseñándole a Monroe los rudimentos del monroísmo”,  (Publicado en la Revista ‘Nosotros’, Bs.As.-abril de 1917, nº 96,  pp. 517-531). 

En el mencionado trabajo realizaba acertadamente una crítica radical al panamericanismo y al monroísmo contraponiéndole la figura del argentino Rosas que habría representado “no sólo en su patria sino en toda América, el papel que la leyenda atribuye a Mr. Monroe”.

Insistía en que la Casa Blanca y el ‘monroísmo’ habrían estado ausentes cada vez que la América Latina los habría necesitado.

Cierto. Como ejemplo se reiteraría en el texto el caso de las Islas Malvinas que se iba instalando como tierra simbólica irredenta significativa para sectores de la opinión intelectual y política latinoamericana.

Dice Pereyra que él “…no acepto el Rosas de los unitarios, y que en general, los tipos condenados por la justiciera humanidad, son menos dignos de llevar la soga al cuello, que muchos de los glorificado […]. Yo no he vivido en el ambiente de noticias directas, propicio para formar un juicio cabal y acertado sobre Rosas. Necesitaría ponerme en comunicación directa con sus contemporáneos, durante largo tiempo, para formar la imagen fiel de aquel hombre, de su época y de la sociedad de que él fue —no excepción violenta y antagonismo declarado— sino exponente, creo yo, puesto que lo sostuvo durante más de ocho lustros una fuerza que no era la de su propia voluntad, ni la violencia criminal de sus secuaces, sino las solicitaciones de una necesidad pública que él llenaba con amplitud en la vasta medida de su pujanza. […]. Rosas representó, no sólo en su patria, sino en toda la América, el papel que la leyenda atribuye a Mr. Monroe, un papel de tal modo transcendental, que los actos de Rosas sirven para dejar patentizada, en forma definitiva, la superfluidad del monroísmo”.

“Monroe no cuenta con un solo caso autentico de protección eficaz en favor de los pueblos débiles, que pudiera presentar para recibir las glorificaciones con que se halaga a sus delegados en la América Española”, lo cual es veraz.

 

Podemos decir de Pereyra que hizo un análisis y crítica del expansionismo estadounidense, al que señaló su hipocresía, visualizada  en su estudio de la ‘Doctrina Monroe’ y previó el avance imperial de la nueva potencia.

Pereyra buscó reivindicar la gloria hispanoamericana y española en América criticando a quienes veían abusos sistemáticos y programados de su colonización.

Dice él que si bien no vivió la época de Rosas, éste fue consecuencia de la sociedad de aquellos momentos. Y que si estuvo tantos años en el poder no pudo ser por su propia voluntad, sino por una necesidad  pública a tal efecto que lo compelía a ello y que, entonces, él llenó ampliamente tales necesidades.

Monroe había proclamado ‘América para los Americanos’. Los pueblos y naciones americanas entendieron, equivocada y dolorosamente, que Monroe se refería a todos los americanos; pero en realidad se refería a Norteamérica: ‘América para los norteamericanos’ (debiéramos decir ‘estadounidenses’ pues Canadá y México también son norteamericanos).

Y que fue Rosas quien realmente representó, no sólo en su patria, sino en toda la América, el papel que la leyenda atribuye- falsamente- a Monroe.

Por ello Rosas fue llamado y con justicia ‘el Gran Americano’.

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Marcelo R. Lascano

(En LASCANO, Marcelo, «Imposturas Históricas e Identidad Nacional», Edit. El Ateneo, Bs As, 2004,pág. 40)

“El ocultamiento del pasado, las modificaciones a designio en la presentación e interpretación de acontecimientos fundamentales de la vida de una Nación, han terminado no sólo por distorsionar nuestra óptica, la imagen de nosotros mismos, sino también por dificultar la recta identificación de nuestros orígenes, negándonos a la vez, la perspectiva imparcial, necesaria y objetiva para operar satisfactoriamente en el presente y sobre el futuro”.

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(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág141 y sstes)

“El Ministro D. Tomas de Anchorena, en sesión de la Sala Representantes (30 de junio de 1830), refiriéndose a esos díceres, dijo: "El gobierno no pidió las ‘Extraordinarias’, le fueron acordadas espontaneársete por la Legislatura". Ninguna voz se alzó en el recinto para contradecirlo. El ultimo Gobernador interino y renunciante Dr. Manuel  Maza, al referirse a la "anarquía que asolaba al país, y que causaría mayores estragos en Buenos Aires" insinúa, a la Legislatura, "la urgencia de dictar el remedio eficaz para tan críticas y apuradas circunstancias en las que no podría continuar al frente de los negocios públicos". De esta prevención es que nació la facultad extraordinaria. Históricamente considerado el caso de las ‘Extraordinarias’, veremos que no fue una creación exclusive en favor de Roses. El movimiento de marzo de 1810, al imponer la centralización directiva en Buenos Aires, de hecho creó el poder’ extraordinario’, que fue ejercido con mano de hierro, como una exigencia de los momentos, y los pueblos to aceptaron en aras del éxito de la cause de la independencia. […] Si bien el período de 1832 al 35 tuvo sus días de luto y de violencia, no se hizo uso de las ‘Extraordinarias’. Antes de ocupar Rosas el segundo gobierno, por imposición de la desorientación de los hombres, fuele necesario a la Sala de Representantes  robustecer al Gobierno que se eligiera. Así la obtuvo don Juan Manuel de Rosas”.

Este escritor, liberal, y masón reconoce que el ocultamiento de la verdad histórica distorsiona la imagen de nosotros mismos y dificulta el conocimiento de nuestros orígenes y por lo tanto no se puede operar sobre el presente y ello tre consecuencias nefastas sobre nuestro futuro.

Además, dice que Anchorena explicitó que las famosas ‘Facultades Extraordinarias’ si bien las pidió Rosas (no las obligó a que se las concedieran). fue su condición para acceder a la gobernación. También que ello no era nuevo: desde los albores de nuestra independencia las autoridades porteñas –y provincianas- tuvieron también dichas ‘Facultades Extraordinarias’.

Podemos agregar nosotros que los Unitarios quienes se hicieron del poder en las provincias durante la Confederación Argentina se hicieron dar también las ‘Facultades Extraordinarias’.

Actualmente si bien la constitución argentina prohíbe en su articulado que se concedan dichas Facultades, hay otro artículo que refiere a la potestad de los Presidentes de dictar ‘Decretos de Necesidad y Urgencia’ (DNU) que en los hechos, es lo mismo.

“Artículo 29.- El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”.

Artículo 76.- Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca.

 “Artículo 99.- El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones

Apartado 3- El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo.

Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministro”.

 Como puede verse, hasta el día de hoy existen –con otro nombre- la posibilidad de que el Ejecutivo dicte medidas que exceden su competencia y que en los hechos son ‘Facultades Extraordinarias’. La hipocresía liberal alcanza hasta los tiempos de  hoy.

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Carlos Rodríguez Larreta

(Porteño. Político demo-progresista. Abogado. Profesor. Ministro de Relaciones Exteriores de los presidentes Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta. Admirador de Sarmiento).

Escribió lo que sigue en 1923. (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág. 149 y 150)

En cuanto a Rosas, si venía de la campana, es indudable que su prestigio se extendió a la plebe de la ciudad lo mismo que a la plebe de la campaña; su poderosa influencia desde el momento en que llega a Buenos Aires como vencedor de Lavalle y vengador del sacrificio de Dorrego, deriva, sobre todo, de la popularidad que conquista rápidamente en la población urbana de Buenos Aires. Más tarde, durante su primer gobierno y durante los gobiernos de Viamonte y de Maza, se preocupó con empeño de consolidar su poder sobre la clase popular. Los mismos escritores unitarios no han desconocido el entusiasmo, y hasta una especie de delirio, que Rosas despertaba en ella; su nombre era aclamado con verdadera idolatría en los candombes y tambos de negros que se habían formado en los suburbios de la ciudad, a la manera de las tribus africanas; y él se afanaba por conseguir su adhesión, hasta el punto de que muchas veces, a pesar de su rango y del retraimiento en que solía colocar a su persona y a su, familia, iban los suyos a participar de las danzas y a sentarse, él mismo, en sus ceremonias populares. Fue principalmente con esos negros y mulatos, más que con la plebe de la campaña, que formo su ejército federal de voluntarios, organizado para asentar su predominio y cumplir los propósitos con que llegaba al gobierno.[…] Adversario de la oligarquía Y bien; tanto prestigio debe haber tenido una causa. Por alguna razón se había identificado de esa manera Rosas con el pueblo. Es que el dictador venía acaudillando a los humildes  a la clase desheredada de la ciudad y de las campañas; era su Protector y amigo. Será por ello, el adversario implacable de la oligarquía que desde 1810 se arrebataba entre sus propios círculos el ejercicio del gobierno; que había heredado las formas aristocráticas del poder español, sin otra interrupción que la tímida democracia, puramente legislativa de 1813; que tenía los nombres brillantes, los prestigios sociales y la propiedad de las tierras, pero que no supo hacerse amar de la muchedumbre y que caerá hecha pedazos, al empuje del caudillo federal, aventada por él a los cuatro vientos. En la ciudad, la clase popular era como esclava todavía en las casas de familia o habitaba miserablemente en los suburbios. Rosas la dignifica y la levanta dándole lugar en su partido. En la campaña, el gaucho conquistaba la tierra, pero ésta era adquirida del gobierno por los señores de Buenos Aires y aquél, empujado de nuevo al desierto y al salvaje. Rosas aleja al salvaje, da seguridad a la campaña, reprime con energía los delitos comunes, y todo servicio señalado, por humilde que sea el servidor, lo premia su gobierno con tierras y ganados. No entonces cuando la lucha ardía, sino más tarde, numerosos escritores de tradición o de preferencias unitarias han reconocido el apoyo de la tiranía en las masas populares, y es dado creer que sin la transformación oportuna de la aristocracia nacional, cumplida por ella, el establecimiento de un gobierno unitario capaz de demorarla sólo habría preparado en el porvenir para la República los horrores de una guerra social”.

 

Claramente Larreta hace notar el apoyo popular a Rosas. Cómo dignifica Rosas a los estamentos más bajos de la población. Cómo agranda las fronteras de la patria. Dice Larreta; “Los mismos escritores unitarios no han desconocido el entusiasmo, y hasta una especie de delirio, que Rosas despertaba en ella; su nombre era aclamado con verdadera idolatría.”.

Como puede leerse de boca de alguien que no era ‘rosista’ la veneración a Rosas de su pueblo aleja cualquier tipo de duda acerca de la supuesta ‘tiranía’ que los Unitarios triunfantes se propusieron inculcar en nuestro inconsciente colectivo, mistificando la historia y obligando a los educandos de todo tipo a creer esa falsedad. Repitiéndola durante décadas y décadas hasta llegar a hacerla verdad irrebatible y dogmática.

Rcordemos lo que dijo el que fuera el Presidente de los EEUU, John Adams: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es con la espada y la otra es con la deuda” (Citado Por José Muñoz Aspiri eRn ‘Se Levanta A La Faz De La Tierra’-Ediciones Fabro, 2016)

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Dermidio T. González

Correntino. Radicado en Rosario. Novelista. Poeta.Fundador del radicalismo santafecino. . (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, BsAs, 1996, pág. 153 y 154) escribió en el año 1903.

 

“[…] El general Rosas fue el primer mandatario argentino que inició la unidad de la familia argentina, en una Confederación de provincias. Antes de la iniciativa del tratado del Litoral de 1831, cada Estado pugnaba por su independencia. Las provincias  del Rio de la Plata, se dislocaban, se desunían en diversidad de tendencias y ambiciones políticas. En ese sentido la condición social argentina hizo surgir la personalidad de Rosas como un símbolo, como una bandera necesaria como un estandarte incontrastable, cuyo propósito era secundar la acción emancipadora de Mayo. Después del fracaso de las constituciones de 1819 y 1826 todo era un caos, hasta que con el llamado Pacto Federal, suscriben los gobernadores de provincia el compromiso de la unidad argentina. Este hecho de los más grandiosos después del grito de independencia, pues presentaba a la familia unida y compacta en un solo haz de aspiraciones y con una sola bandera desde el Plata hasta Jujuy, desde el Océano Atlántico hasta las nevadas crestas de los cíclopes andinos. El héroe de esta unidad, el paladín de esta victoria, el hábil político de esta difícil causa, fue Rozas, encarándose de proclamarlo así el pueblo de la nación, con el concurso de los próceres de Mayo que en aquel entonces vivían en Buenos Aires.[…]”

 

Dice el autor que Rosas junto a los próceres de Mayo logró la unidad nacional lo que es lo mismo que decir que es el creador del Estado Argentino. Antes era territorios desperdigados y sin conexión entre sí.

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Hector Pedro Blomberg

Porteño. Poeta. Músico. (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs As, 1996)

(‘Las Naves Rojas de la Federación’).

"Son las goletas rojas de Costa Brava, son las que respondieron en Obligado / al clamor iracundo que las llamaba /para batir la flota que navegaba / el Paraná invadido y ensangrentado. / Bergantines de Thome. La voz del viento / dice en la arboladura la copla errante /que recuerda en su recio y extraño acento / aquellas que en el viejo puente sangriento / se oían en los tiempos del Almirante. / Con sus rojas banderas en la mesana, / allá van sus bravías tripulaciones: / Federación o Muerte, se oye, lejana, / la canción que cantaban en la mañana / junto a la negra boca de los cañones”

 

(‘Canto a los Héroes de la Vuelta de Obligado’)

“El sol ya subía con luces de sangre / Aquella mañana que viera llegar / Surcando las claras y azules corrientes / La flota enemiga sobre el Paraná /,

En las baterías, allá en la ribera, / Entre los cañones cantaba un zorzal, /

Y junto a sus bocas estaban los héroes: / Son Thome, Mancilla y el hijo de Brown/.

La diana de fuego retumbó en las ondas, /  Despertó los ecos del verde ceibal/  Entre las cadenas que amarran el río / Las naves francesas se vieron virar/.

Los barcos ingleses formaron en línea;/ Se oyó en las orillas un grito: "¡Jamás!"/.

¡La patria de Rosas llamaba a sus leones / Y un sordo rugido se oyó contestar /!

Riberas y selvas, corrientes y brisas, / Oían el largo y ardiente tronar /

De los cien cañones, y el sol de noviembre / Sangraba en la gloria del cielo estival /.

Jadeantes, en medio del humo y del fuego / Que todo lo arrasa como un huracán/

Indómitos, llenos de sangre, los héroes / 'Defienden cual leones la tierra natal /.

Y cuando el lucero subió sobre el río, / En las baterías que mudas están, /

Se vieron los muertos de pie en la ribera, / Cubiertos de blanca y azul claridad/.

¡Vuelta de Obligado, sobre cuya arena / Los seiscientos leones no se alzaron / más! /

Allí, amortajados de estrellas, cayeron / Y el río les dijo su eterno cantar /.

¡Vuelta de Obligado las ondas aun dicen /La gloria de aquella jornada inmortal,/

 Y envueltos en rotas banderas los héroes / Alargan sus sombras sobre el Paraná!/”

 

Héctor Pedro Blomberg, que no fue precisamente un poeta de filiación ‘rosista’, no olvidó en sus poemas el episodio glorioso.

El escritor consagró gran parte de su labor a la evocación de hechos y personajes históricos americanos, y muy especialmente se inspirados en lo época de Rosas.

 Incluyó en su libro ‘Cantos Navales Argentinos’ (1938; segunda edición, 1942) dos poemas: ‘Los naves rojas de la Federación’, en donde se alude al combate famoso, y ‘Canto a los héroes de la Vuelta de Obligado’, que tiene un claro espíritu épico y guerrero.

Mismo Homero Manzi, Leopoldo Marechal, etc.

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Ricardo Caballero

Cordobés. Médico. Político. Historiador. Escritor. Primer Vicegobernador Radical en Santa Fe en 1912

(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs As, 1996, pág. 173 y sstes) dijo en 1951:

 “¿Qué representó el gobierno del general don Juan Manuel de Rosas para las poblaciones auténticamente argentinas? He formado mi convicción favorable al gobierno del general don Juan Manuel de Rosas a la luz de mis recuerdos de niño, meditando en mi madurez, respecto de conversaciones oídas en mi propio hogar, mantenidas por actores directos o por sus descendientes inmediatos, sobre el periodo de nuestra historia que se extiende desde 1820 hasta 1852, año en que se extingue la influencia del Restaurador, y se va con ella, hacia el destierro y el olvido, el espíritu de nuestra vieja y noble patria. No he necesitado ni de documentos ni de papeles, para determinar mi juicio, porque los hombres de mi familia o sus amigos, o los mismos adversarios, han sido los elementos humanos, oscuros si se quiere, que forjaron esas páginas heroicas y dolorosas […] “En cualquier región del país que se tome como ejemplo, desde 1820 hasta 1852, se observará que la mejor representación de los valores sociales, económicos, históricos, correspondía al partido Federal. Los militares de la Independencia, en su mayoría, los de elevada graduación como los oscuros soldados transformados en labriegos o pastores de ganado, los poderos como los dueños de pequeñas explotaciones campesinas, los hombres de trabajo, de disciplina, de sacrificio, eran fervientes partidarios del general Rosas de su sistema político y social”.

 

El autor hace notar la representación soberana de Rosas; sus valores sociales, económicos, políticos. Todos lo apoyaban: militares de la independecia, el pueblo, campesinos, etc. No solo de Rosas sino de su sistema de gobierno. Y como dijeron otros, cuando debió exiliarse, el espíritu de nuestra patria, se fue con él.

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Hipólito Yrigoyen

 (En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As.  1996, pág. 176) dijo sobre Rosas  dirigiéndose a  Ricardo Caballero y al Cnel. Ricardo Pereyra Rosas en 1914:

“Cuando ustedes estudien  la personalidad del general Rosas, dirijan las investigaciones a destacar la nobleza y la altivez de la vida solitaria que llevó en el extranjero. Es para mi eses período de su existencia azarosa, el que ilumina con mejor luz el fondo de su recia personalidad”.

 

Yrigoyen destaca la vida difícil y solitaria que Rosas llevó en el exilio, lo que permitió que su verdadera personalidad y nobleza se hicieran evidentes. Esto implica que, a pesar de su reputación controvertida y su papel en los conflictos políticos de su época, Rosas tenía cualidades positivas y nobles que no eran ampliamente conocidas o reconocidas.

Esta perspectiva sugiere que la vida en el exilio permitió a Rosas mostrar su verdadero carácter, alejado de la política y las presiones del poder. Esto puede implicar que Rosas era una persona más compleja y humana de lo que se le atribuía en su tiempo.

 

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Horacio  B. Oyhanarte

Bonaerense. Radical. Periodista en la ciudad de La Plata. Escritor. Abogado. Diplomático.

(En ‘Por La Patria Desde El Exilio Digo’, Montevideo, 1932) Dijo sobre Rosas:

“Rosas -y no es sino con tristeza que entro a este rápido parangón, porque siento que desde su sepulcro en Southampton las cenizas del tirano se indignan- Rosas representó a las masas, sobre todo campesinas, del país anarquizado y baldío, contra los pseudos aristócratas de Buenos Aires; contra el porteñismo ensimismado y vacuo que creía que la nacionalidad eran una docena de apellidos -entonces tenderos- de la antigua metrópoli colonial. Rosas realizó con sangre -lo que nunca se le perdonaba- la unidad política del país, domando al díscolo caudillismo que había quebrado la solidaridad ética y de origen en una multitud de feudos particulares que pretendían la categoría, casi, de estados independientes”.

 

Dice el dirigente Radical que Rosas fue representante fiel de las masas en un país anarquizado. Luchó contra el porteñismo –siendo él mismo porteño- .

Que realizó la Unidad política del país.

El citado autor cae también en el ‘cliché’ de la época de llamar a Rosas, ‘tirano’. Lo que implica un contrasentido entre dicho adjetivo y lo que él mismo pensaba sobre Rosas. Está claro que años y años de lavado de cabeza –mas allá de hablar muy sobre Rosas- caía en calificarlo como ‘tirano’ sin salvar la contradicción entre el calificativo y lo que el mismo autor pensaba sobre Rosas.

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Enrique Stieben

Entrerriano. Vivió en La Pampa. Escritor. Geopolítico.

(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As.  1996, pág. 229-230) dijo sobre Rosas en un libro inédito “Historia de la Nacionalidad y la Tradición”)

“El Pacto Federal. El criterio historicista expuesto por Rosas en su famosa carta de la Hacienda de Figueroa, es la exacta interpretación de la realidad y del pragmatismo del Pacto Federal, con amplio y profundo dominio en el país. En esa carta Rosas dio en el blanco, explicando su pensamiento político maduro e inmutable, que volvería a repetir, sin cambiar una coma, a Quesada, en el destierro, cincuenta años después, con elocuente vehemencia, cuando ya la Constitución había arrojado como saldo Cepeda, Pavón, Paraguay, Entre Ríos, la "pacificación del interior", la crisis económica de 1877, el entreguismo, la capital pedida en préstamo, y una serie larga de calamidades.

“Es además el criterio universalmente aceptado como lógico y eficaz, porque el fuego, para que caliente, tiene que soplar de abajo. Según él [Rosas], las pre-construcciones imaginativas, las teorías de los ideólogos sin con-tacto con el pueblo, sin identificación con la vida cotidiana; las lucubraciones de los intelectuales, eran artificios de logistas, es decir de pequeños grupos que hacen castillos en el aire, aislados de la sociedad a la cual pretenden imponer sus fantasías, ajenos a las constantes preocupaciones y emociones de la población que van sedimentando en idiosincrasia, de la cual los sistemas de gobierno deben ser fiel expresión, largamente tamizada y en proceso de tradicionalización”.

 

El autor hace notar la importancia del Pacto Federal de 1831 y el sistema político que explicó y sostuvo hasta el último día de su vida. El tiempo le dio la razón.

Explica el autor citado como Rosas tuvo en cuenta las elucubraciones de los logistas, refiriéndose a aquellos que se alejaban de la realidad de la tierra y trataban de imponer sus abstracciones y fantasías –y lograron- imponer en la sociedad.

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Adolfo Korn

(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As.  1996, pág. 230/1) dijo sobre Rosas en un libro  “Irigoyen y Rosas” escrito en 1922).

“Rosas, después de su primer gobierno, pudo mirar al porvenir, en la conciencia de haber dado el paso inicial para la realización de un ciclo heroico. El destino, habiéndole probado en este primer ensayo, y habiéndole encontrado sereno y fuerte, se apresuró a encomendarle la terminación de la gigantesca tarea. En este primer gobierno Rosas ha sido su propio precursor”

 

El escritor puso Yrigoyen con ‘I’, confundiendo-en términos gramaticales, se entiende- a Hipólito Yrigoyen –al cual se refiere en realidad en su trabajo- con Bernardo de Irigoyen.

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Jorge Luis Borges

(En ‘El Tamaño De Mi Esperanza’- Ed.Seix Barral-1926)

“La Santa Federación fue el dejarse vivir porteño hecho norma, fue un genuino organismo criollo que el criollo Urquiza (sin darse mucha cuenta de lo que hacía) mató en Monte Caseros y que no habló con otra voz que la rencorosa y guaranga de las divisas y la voz póstuma del Martín Fierro de Hernández. […] Nuestro mayor varón sigue siendo don Juan Manuel: gran ejemplar de la fortaleza del individuo, gran certidumbre de saberse vivir”.

 

Borges, al que no puede considerarse tampoco ni ‘rosista’ ni federal, sin embargo admite la genuinidad del Federalismo ‘rosista’ que fue pervertido por Urquiza, un rencoroso según el escritor, pero que perdona porque dice que lo que hizo ‘lo hizo sin darse cuenta’ (sic).

Finalmente, el autor cita a Rosas diciendo de manera tajante que él es el mayor varón de la nación. Esto implica que el autor considera a Rosas como una figura destacada y relevante en la historia argentina

 

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Nimio de Anquin

Cordobés. Filósofo, Metafísico. Escritor tomista.

(En ‘La Vuelta de Don Juan Manuel’,  por  Fermín Chávez, Ediciones Teoría, Bs.As.  1996, pág.242/3). Dijo de Rosas y el Iluminismo en 1966:

 “La corriente iluminista-liberal estuvo presente en la época de Rosas (Vélez Sarsfield, García, Reyes). El gran hombre no pudo advertirla, y esta insensibilidad para detectar a su mayor enemigo es un aspecto débil del ‘rosismo’. La convivencia con el liberalismo iluminista afectó a la base cultural del rosismo, alabase  cultural, digo, pero no a su base histórica. Después de San Martín es Rosas la mayor expresión en nuestra historia de la voluntad de poder: su gobierno es un ejemplo aleccionador de decisión. ‘Entscheidung’ [’decisión’] schmittiana. Solamente bajo un gobernante de este tipo fue posible un hecho épico como la Vuelta de Obligado, especie de Termópilas argentinas en que se jugó la suerte de la nación frente al bárbaro. Pero en Caseros se perdió todo y después el demo liberalismo se expandió por toda la república”.

 

El autor precisa con exactitud la influencia en la derrota de Rosas por parte de la intelectualidad iluminista-liberal.

El autor nos dice –y creemos con razón- que Rosas no puedo detectar la profundidad del daño que causó a nuestra nación la influencia de esos hombres sobre todo en la cultura hispánica de nuestra patria, a la cual fue erosionado poco a poco. Finalmente luego en Caseros se perdió todo lo construido por Rosas a lo largo de su gobierno y de tal modo el liberalismo se extendió como un rio de aceite a lo largo de toda la patria y a lo largo de décadas de sometimiento físico e intelectual para nuestra población que quedó inerme ante el avasallamiento del Unitarismo, que tenía las armas, el dinero y los medios periodísticos a su favor.

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John Lynch

Historiador inglés. Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y Profesor de  la Universidad de Londres

(En “Juan Manuel de Rosas”- Emecé Editores-1984)

Respecto al trato a los indios dijo el autor que Rosas “lejos de exterminar a los indios, su expedición obtuvo un acuerdo de paz y coexistencia para varias décadas subsiguientes, y la solución militar esperó a los gobiernos de los presidentes constitucionales”.

“El primer gobierno Rosas (1829-1832) subordinó todo a la ley y el orden. Reforzó el ejército y protegió a la Iglesia, silencio las críticas e ignoro a la educación. Pero no ignoró a los pobres o, por lo menos, a aquellos que se habían empobrecido por la causa federal durante la guerra de 1828-29, abasteciendo con bienes y servicios a las fuerzas de Rosas; a estos los compensó, o les prometió compensación con fondos públicos. Asi como Rosas entró para reconciliar, y comenzó con una administración moderada: nombró al general Tomas Guido ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, al general Juan Ramón Balcarce ministro de Guerra y al doctor Manuel J. García ministro de Hacienda […].

Rosas fue “intachable en cuestiones de impuestos. […] “y en en lo referente a seguridad personal, coincidían los observadores, Buenos .Aires era uno de los lugares más seguros del mundo. […].

La Confederación Argentina “formulaba sus propias decisiones económicas y su independencia jamás estuvo en duda. Así como los británicos no constituían un pilar para el régimen, tampoco era el régimen un satélite de Gran Bretaña; frente a las presiones políticas, el país podía levantar sus defensas y reducirse a una economía de subsistencia”.[…]

Rosas “ Fue correcto con los súbditos británicos, tolerante con respecto a su religión, y complaciente para su comercio”.[…]

“Es cierto que el bloqueo anglo-francés puso a prueba a Rosas y en tensión a l. economía, pero no dañó su reputación y no fue acompañado por un disenso interior. De manera que el terror de 1840-42 no se repitió, y Rosas pudo retener el control sin necesidad de recurrir a la violencia. La propaganda oficial aún era excesiva, y los lemas anti-unitarios seguían siendo salvajes; pero su aplicación ya no era feroz y las manifestaciones facciosas habían disminuido. Si bien el gobierno seguía siendo el mismo y la vida política normal todavía estaba proscripta, la atmosfera era más calma, el régimen más moderado, la sociedad estaba menos atormentada. El diarista Beruti fijaba fecha al cambio a partir de 1844, un año de paz y tranquilidad; “no ha habido insultos, embargos, confiscaciones 'ni degüellos, ni se ha perseguido a nadie; Dios quiera que así sigamos en adelante hasta la paz general, y que se constituya la república, que es lo que todos deseamos […]

“A partir de 1845 las propiedades confiscadas comenzaron a reintegrarse en forma creciente a sus dueños. […]. El gobierno parecía ansioso por liquidar el pasado y dar la bienvenida de vuelta al redil a los propietarios favorecidos con las restituciones. La tendencia continuó. En 1848 el régimen alcanzo la cumbre de su poder y reputación. El país estaba unido y fuerte, en su propio territorio y en el exterior. La paz y la seguridad alentaban a la inmigración y mejoraban la disponibilidad de trabajadores. Los emigrados políticos continuaron regresando y muchos descubrieron que no era demasiado tarde para reclamar sus tierras y propiedades”

 

Analicemos lo que dice el autor inglés, lejos también de ser ‘filo-rosista’ (antes bien, lo contrario), pero bueno, al ser inglés es difícil que sea ecuánime porque le tocan las ‘generales de la ley’.

Sin embargo, tiene algunos conceptos que no puede el citado de dejar de valorar en Rosas y su gobierno:

Destaca que Rosas fue un líder carismático que supo ganarse el apoyo y la lealtad de las masas populares. Se menciona que su liderazgo se basó en la defensa de los intereses del pueblo y en su capacidad para mantener la paz y la estabilidad en un contexto de constantes conflictos políticos y sociales.

Además, se resalta que Rosas fue un defensor de la soberanía nacional y se opuso a la intervención extranjera en los asuntos internos de Argentina. Esto implica que Rosas defendió la independencia y la autonomía del país frente a las potencias extranjeras.

El autor reconoce que Rosas llegó a acuerdos de paz con los aborígenes a diferencia de los gobiernos constitucionales que utilizaron –via Roca- una solución ‘militar’ (sic). Recién cuando no pudo acordar y conciliar, debió combatirlos, sobre todo a los Araucanos venidos de Chile.

Que Rosas subordinó su primer gobierno a la ley y el orden, cuidó a los pobres, su administración fue moderada con personal público ecléctico, intachable en cuestiones de recaudación impositiva, Buenos Aires era una de las ciudades mas seguras del mundo.

Que mantuvo siempre la independencia del país es cuestiones de decisiones políticas sin que ello mengüe en el trato con los residentes extranjeros a quien siempre respetó (aun en plena agresión extranjera imperial).

Si hubo violencia de su gobierno fue por un par de meses cuando arreciaban los ataques por todos los flancos: los Unitarios en Montevideo, por el imperio del Brasil, por el norte con Santa Cruz y su Confederación Peru-Boliviana, por los ingleses y franceses mas sus mercenarios, etc..

Pasado ese breve período, y siempre controlando a un pueblo exasperado por ello que quería salir a la calle exaltado, pudo Rosas retomar el control y pacificar las manifestaciones que se desataban ante las agresiones a nuestra patria.

 Moderó su gobierno, volvió la paz, se desembargaron (el autor citado habla equivocadamente de ‘confiscaciones’) los bienes de los exiliados o autoexiliados y se les devolvieron los bienes más los intereses acumulados a aquellos que volvían a la patria voluntariamente y con el beneplácito de Rosas. La nación estaba próspera y en paz.

De la supuesta ‘tiranía’ solo se la veía en los panfletos de los enemigos de la patria que mistificaban, una vez más, lo que sucedía en nuestro gobierno patrio, con su literatura huérfana de realidad y sostenida solo por intereses políticos mezquinos.

 

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COROLARIO

Como corolario podemos decir que de la boca de los propios Unitarios – la mayor de las veces en forma privada o cuando habían ya logrado el derrocamiento de Rosas- el reconocimiento de su enorme gobierno, de su virtudes, de su templanza y de la maledicencia de ellos al calificarlo vilmente de ‘Tirano’, como se ha enseñado casi hasta el día de hoy en las escuelas. Ello es altamente sintomático.

Del mismo modo el reconocimiento de muchos funcionarios, políticos, historiadores eminentes del extranjero que sopesaron  cabalmente la figura de Rosas y la importancia de su lucha.

Otro tanto de aquellos que sin participar de las luchas políticas, sin embanderarse por uno u otro bando, supieron apreciar la importancia de Rosas en concierto de las naciones.

Como puede haberse leído el liberalismo y progresismo de hoy siguen creando esa “opinión prefabricada" sobre lo sanguinario y tiránico del gobierno ‘rosista’, sin ningún tipo de sostén documental. Es solo literatura de la historia (‘Amalia’, ‘La Cautiva’, etc)

Ese silencio de la historiografía liberal es sinónimo de que no hay podido derribar el buen gobierno soberano de Rosas y como no lo han podido hacer, simplemente lo silencian.

José María Rosa hace una más interesante observación sobre el odio hacia Juan Manuel de Rosas de parte del Unitarismo y del Liberalismo jacobino.

“Este odio es en realidad un homenaje que le hacen a su memoria –sin darse cuenta- ya que es usual hablar “bien de los muertos, y mal de los vivos; y los historiadores del liberalismo consideran vivo a Rosas, porque comprenden que la política de Rosas es contemporánea. Sus objetivos – una Argentina popular, dueña de sus destinos, insobornable a los imperialismos, sin clases dominantes, e integrada en América Latina [debiera decirse ‘América Hispana’]– son los de esta hora. Diríase que don Juan Manuel aún vive en Palermo y amenaza con el rigor de sus mazorqueros a los salvajes que se venden al extranjero, o humilla con la burla de sus bufones a los ‘lomos negros’ encumbrados” …

Dice Jaime Gálvez: “El mayor número de las publicaciones privadas u oficiales abarcan el período que comienza en 1852 y termina en nuestros días, como si nada hubiera ocurrido antes de aquella fecha. Y las otras, más circunspectas, empiezan en 1810 y al llegar al 29 dan un salto, un salto con garrocha y seguidamente caen en 1852. Al no conocer nuestras necesidades, nuestras instituciones, nos dejaremos seducir por lo que nos halague, el oído, solamente”.

“Mientras no tengamos una historia que enseñe y acepte el contenido total de nuestro pasado, que recoja sus tradiciones y  que tenga un criterio y un pensamiento propios, y sea tan justa y sincera corno para no rechazar los valores antitéticos, tendremos que conformarnos con la mitología. Naturalmente que la tarea a emprender es grande y difícil, pues supone el estudio, revisión, crítica y análisis de nuestra historia, lo que muchas veces significará conflicto y disensión consigo mismo. En busca de mayor perfección, deberá desterrarse el método de interpretación de los valores únicos, el del color del cristal con que se estudia. Grandes fenómenos sociales, grandes caudillos, momentos trascendentales en la vida de un pueblo, esperan que la Historia vuelva a darles un soplo de vida e interprete los principios esenciales de su existencia. Logrado esto, tendríamos la suficiente continuidad de miras como para realizar una política que contenga toda nuestra fuerza y vitalidad (GÀLVEZ, Jaime -“Rosas Y La Navegación De Nuestros Ríos-” Librería Huemul-2da.Edición-1955)

Debemos recordar para la comprensión de nuestro pasado, que ese "pasado" no es una cosa muerta, sino que vive en nosotros, para inspirarnos y guiarnos.

Esta es su trascendencia, pues, transformado en Historia, nos proporciona antecedentes que debemos evaluar con cuidado –como la supuesta ‘tiranía’ de Rosas negada hasta por propios y extraños-, con el fin de mejorar nuestro presente y traspasarlo en tales condiciones a los que vengan después de nosotros, en el futuro.

Tangamos presente, parafraseando a Marcelo R. Lascano, que somos por lo que fuimos y seremos por lo que somos. Falsificando nuestro pasado, renunciamos a nuestro presente y a nuestro porvenir.

Y, en el mismo sentido, Ernesto Palacio, “No sabemos qué hacer porque no sabemos lo que somos; y no sabemos lo que somos porque se nos ha confundido deliberadamente sobre nuestros orígenes y no sabemos ahora de dónde venimos”

Y si no sabemos de dónde venimos, difícilmente sabremos hacia dónde vamos.

Al renunciar a nuestra historia real apenas podríamos resignarnos a una prosperidad material de factoría o colonia como único objetivo. Y, hoy día, ni aún a eso. Hemos perdido nuestra misión universal porque hemos perdido nuestra conciencia histórica.

Decía también Palacio que “domina en nuestro país la falsa idea de una historia dogmática y absoluta, cuyas conclusiones deben acatarse como cosa juzgada, so pena de incurrir en el delito de leso patriotismo. Aquí se ejercita un verdadero terrorismo de la ciencia oficial, por medio de la prensa, la universidad y a la enseñanza media […]. La historia oficial es “fraguada para servir a los intereses de un partido dentro del país, llenó la misión a que se la destinaba: fue el antecedente y la justificación de la acción política de nuestras oligarquías gobernantes, o sea el partido de la ‘civilización’ […] no de ser heroicos, sino de ser ricos. No de ser una gran nación sino una colonia próspera […]. Los próceres de la historia heredada, los próceres civiles representan y hacen amar (cuando Io consiguen) conceptos abstractos: la civilización, la instrucción pública, el régimen constitucional. Rosas, en cambio, nos hace amar la patria misma, que podría prescindir de esas ventajas, pero no de su integridad ni de su honor.” (PALACIO, Ernesto ‘La Historia Falsificada’-Colección ‘La Siringa’, Ed. Peña Lilio, Bs.As.1960)

Como decía el autor citado nuestro país debía entregar todo lo nuestro al extranjero y fundar escuelas donde se enseñara justamente que había que entregar todo al manejo extranjero para suplir nuestra propia incapacidad, auto denigrándonos, auto subestimándonos, que el Capital no se toca y que siempre el Estado es un mal administrador

Ello nos lleva a una pérdida de confianza en nuestras capacidades, en nuestro porvenir, en un escepticismo recalcitrante que tributa a lo quimérico y a un pacifismo suicida y ciego que no hace más que acentuar un complejo de inferioridad..

Lo que señala correctamente Palacio es que aquellos pueblos que pierden su independencia, pierden la libertad para su propia toma de decisiones, perdiendo finalmente y como consecuencia su provecho material.

Por eso, gracias a la Dictadura de Rosas (‘Dictadura’ por lo tanto, gobierno legítimo que es  consustancial con los intereses de la nación y de su pueblo, esto es, hauna solidaridad entre el Estado y su pueblo que participa del mismo a diferencia de la ‘Tiranía’ que gobierna sin apoyo de la población y con intereses particulares que se contraponen a los de la nación y de su pueblo) es lo que formó el Estado argentino, lo consolidó en su arquitectura política pragmática  y evitó los continuos embates secesionistas del unitarismo. Todo reconocido a regañadientes por el propio Sarmiento.

Luego de Caseros en 1852 en vez de hacerse homenajes a este gran hombre patriota, elevamos monumentos a quienes, como reafirma Palacio,” entregaron fracciones del territorio nacional y nos impusieron un estatuto de factoría. Porque tuvo que sacrificar toda su energía y desplegar el máximo de su autoridad para salvar a la patria en el momento más crítico de su historia; porque persiguió como era indispensable a quienes se empeñaban en fraccionar el territorio, y no obtuvo otro premio que la satisfacción de haber cumplido con su deber”

Por eso no basta la rehabilitación del gran Caudillo, sino que es necesaria su glorificación en todo ámbito privado y público para despertar nuestra definitiva conciencia nacional, de cara al mundo pero sobre todo hacia nosotros mismos, formando o, mejor dicho, resucitando nuestra conciencia colectiva acabando con la falsificación fraudulenta de nuestros orígenes hispanos, porque no hemos sido una colonia española, sino una prolongación de España en America

Manuel Gálvez -escrito en 1940- lo resume: "Don Juan Manuel de Rosas no ha muerto. Vive en el alma del pueblo, al que apasiona su alma gaucha, su obra por los pobres, su defensa de nuestra independencia, la honradez ejemplar de su gobierno y el saber que es, sin disputa la más fuerte expresión de la argentinidad. Vive en los viejos papeles que cobran vida y pasión en las manos de los modernos historiadores y que convierten en defensores de Rosas a cuantos en ellos se sumergen honradamente, en busca de la verdad, extraños a esa miseria de la historia dirigida, desdeños de los ficticiosos [sic] honores oficiales". (GÁLVEZ, Manuel- “Vida de Juan Manuel de Rosas”- Ed. Río de la Plata-1974).

Una de las herramientas de coerción y falsedades impuestas como dogma por el jacobismo sinárquico liberal y marxista está dada por los medios de comunicación que la crean y fogonean.

Estos medios, controlados por las élites globalistas, utilizan diferentes técnicas para manipular la información y presentarla de acuerdo a sus intereses.

Una de las principales herramientas de coerción utilizada por estos medios es la creación de narrativas falsas. A través de la selección y manipulación de la información, se construyen historias que se ajustan a la agenda de las élites. Estas narrativas son presentadas como verdades absolutas, sin permitir ningún tipo de debate o cuestionamiento.

Además, se utilizan técnicas de propaganda para influir en la opinión pública. Estas técnicas incluyen la repetición constante de ciertos mensajes, la creación de imágenes impactantes y la utilización de emociones para manipular las percepciones de las personas.

Otra herramienta utilizada por los medios de comunicación es la censura y el silenciamiento de voces disidentes. Aquellos que se atreven a cuestionar la narrativa establecida son ignorados o difamados, creando un clima de miedo y autocensura.

Es importante tener en cuenta que esta manipulación de los medios de comunicación no se limita solo a los medios tradicionales, como la televisión o los periódicos. También se extiende a las redes sociales y plataformas en línea, donde se controla el flujo de información y se censura cualquier contenido que vaya en contra de la narrativa establecida.

Ya decía Ernesto Palacio que siempre el Unitarismo vencedor ha tenido el monopolio de la propaganda a través de los medios y ha difundido sus mendaces historias.

En resumen, los medios de comunicación son una herramienta fundamental utilizada por las élites globalistas para imponer su agenda y manipular la opinión pública.

 En tal sentido como bien dice José Luis Muñoz Azpiri (h) con agudeza: “El hecho comunicacional es, fundamentalmente, un hecho político. De ahí que el signo más evidente de nuestra dependencia cultural se manifiesta a través de un proceso de colonización mental que tiene como instrumento a los medios de comunicación masiva, activos factores de anulación de la capacidad crítica, y la vocación elitista y extranjerizante de diversos sectores de la cultura argentina. […].Es evidente que las comunicaciones sociales se realizan por medio de canales sin retorno, con una sola vía: del emisor al receptor, dirigida a naturalizar las contradicciones y desigualdades sociales y a homogeneizar las formas de vida y loa modelos de consumo vaciando para ello la historia, liquidando Ias tradiciones y, en los últimos años, purgar a la memoria colectiva de todo recuerdo del conflicto Malvinas. Toda pérdida de memoria es una pérdida de la de la identidad, pues, sin memoria, la identidad del individuo se desvanece, su pensamiento carecerá de duración, del recuerdo de su génesis, de sus raíces históricas. […]. Este perverso sistema obedece a la necesidad política de generar una opinión pública definida como "mayoría silenciosa"; que es silenciosa puesto que el sistema comunicacional no permite, por su propia estructura, que el receptor se convierta en emisor.. Entonces, el mensaje de los medios es un elemento formativo, contra el que la población tiene poco y nada que oponer”. (En ‘Se Levanta a la Faz de la Tierra’-Ediciones Fabro-2016)

Por ello, cuando a Rosas se lo acusa de ‘Tirano’, yerra de buena o mala fe quien así lo dice, confundiendo ‘Dictadura’ con ‘Tiranía’ (ver nuestro trabajo anterior 'Vigencia de las Facultades Extraordinarias en la legislación argentina actual'

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2023/10/vigencia-de-las-facultades.html

Para finalizar certeramente dice Palacio en concordancia con lo que venimos suscribiendo respecto a la diferencia entre Dictadura y Tiranía, que Rosas “Gobernó, es cierto, con facultades extraordinarias, y las aplicó a veces con rigor. Pero ni los más encarnizados enemigos niegan que estuvo respaldado por la adhesión de la casi unanimidad del país. ¿No hay en ello contradicción? Ese consentimiento de todo un pueblo, ¿no es el signo más seguro de que no hubo tal tiranía, puesto que la tiranía implica la opresión del pueblo y su falta consiguiente de consentimiento?

En realidad, Rosas fue todo to contrario de un tirano: fue un caudillo del pueblo, investido de facultades dictatoriales para proteger al pueblo mismo de las maquinaciones de una minoría oligárquica, cuya fuerza y peligrosidad provenían de su alianza con el extranjero.

Esa acusación de tiranía contra Rosas se funda en un sofisma, que consiste en aplicarle a su gobierno categorías que no le corresponden.

Juzgado de acuerdo con los principios liberales, Rosas resultaría, efectivamente, un gobernante repudiable. Pero Rosas no era, ni podía ser, un gobernante liberal: surgió como caudillo y ejerció el gobierno con el rigor que las circunstancias dramáticas del momento exigían.

Las asechanzas exteriores y la anarquía interna latente no eran las condiciones más propicias para ocuparse de la organización de las garantías individuales. Rosas debió optar entre la libertad interna o la independencia y la unidad de la patria. Y opto por el segundo término. Con ello se erigió en héroe benemérito de la patria, al defender su independencia y su unidad.

Durante este tiempo tuvo que defenderse de las tentativas colonizadoras armadas de Francia e Inglaterra y numerosas sublevaciones internas apoyadas, por tan poderosos enemigos. Esas tentativas tenían un carácter secesionista; respondían a un propósito común de impedir la formación de un poderoso Estado en Rio de la Plata, y eran apoyadas por los unitarios, que no trepidaban en ofrecer protectorados a las cancillerías de Europa con tal de satisfacer sus anhelos de predominio político.

Puede decirse que, durante todo su gobierno, Rosas vivió luchando con mano férrea contra las tendencias a la disgregación y a la anarquía que fomentaban aquí las potencias imperialistas; y que triunfó en la lucha, salvando nuestra integridad territorial y nuestro honor”.

*

¿Y, entonces,  respecto a la supuesta ‘tiranía’ de Rosas tan declamada por las usinas comunicacionales del Unitarismo de antaño y hogaño. sin sustento fáctico alguno,? Pues bien, como se ha visto, hasta el día de hoy no se tienen noticias de su existencia ….

Debemos tener siempre presente que la agresión en la voz, que sostuvieron por años los Unitarios, no fue más que el estertor de la razón en sus gargantas..

Pero, bueno, ya se sabe: “si la historia la escriben los que ganan, entonces quiere decir que hay otra historia; la verdadera; quien quiera oír, que oiga…”.//

 

 

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