-¿QUÉ HACEMOS CON EL GRAL.PAZ?-
(Cartas entre J.M.de Rosas y Estanislao López)
I.-INTRODUCCIÓN
Las comunicaciones entre Juan Manuel
de Rosas como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Estanislao López, a
la sazón Gobernador de la Provincia de Santa Fe, eran asiduas por temas
urgentes de política interior y de política exterior.
Ambos se respetaban mutuamente y
sabedor López que el manejo de las Relaciones Exteriores le correspondía a
Rosas, se ubicaba al respecto y lo consultaba sobre dichos temas, respetando
sus decisiones.
Entre los variados temas que trataban
–y eran realmente muchos y complicados ( los malones indígenas, el acoso de
Francia, los mercenarios europeos, Santa Cruz desde Bolivia, los Unitarios
desde Chile y Montevideo)- un tema es el que nos trae aquí en este trabajo.
Estando prisionero el General José
María Paz de las fuerzas santafesinas, por un hecho fortuito, ambos mandatarios se preguntaban –“¿Qué hacemos con el Gral.Paz?-“. Gran
dilema y de difícil solución política.
Paz era un veterano y eximio oficial
de la Independencia y de la guerra contra el Brasil desde 1825. Quizás el mejor
General de nuestro país por ser de carrera y gran estratega.
Luego de firmada la paz con Brasil, Paz regresó a
Buenos Aires, donde el general Juan Lavalle ―que acababa de
derrocar al gobernador legal Manuel Dorrego― lo nombró su
Ministro de Guerra. Pero Paz – siempre independiente- prefirió formar un
ejército que lucharía contra los caudillos del interior.
*
Pero centrémonos en los
tiempos en que Paz estaba detenido en Santa Fe y posteriormente en Buenos Aires
Rosas y López se preguntaban
una y otra vez: “¿ -Qué hacemos con
Paz-?”.
Veamos la correspondencia privada entre ambos
caudillos, en los que –entre otros temas- se trata sobre Paz, pero en cada una
de aquellas se tratan muchos y variados temas de la actualidad de entonces,
como ya se dijo.
*
II.-ETAPA SANTAFECINA
Paz, finalmente decidió unirse a
los Unitarios para atacar al
líder de los Federales del interior, el general Bustos, que aún gobernaba
Córdoba, y a Facundo Quiroga.
En
respuesta, los gobiernos litoraleños firmaron un tratado de alianza, el “Pacto Federal” del 4 de Enero de 1831
orientado a enfrentar a Paz y sus aliados.
Las avanzadas Federales
vencieron a la vanguardia de Paz en la conocida batalla de “Fraile Muerto”, derrota que obligó al entonces gobernador de
Córdoba a salir a campaña, con la intención de obligar a López a presentar pelea.
El 10 de mayo de 1831,
mientras elegía el terreno en el que pensaba combatir a López, en unos
bosquecillos próximos a la localidad de Villa Concepción, al noroeste de
Córdoba, Paz fue sorprendido por las fuerzas Federales; su caballo fue
boleado por un soldado de apellido Ceballos, y Paz cayó, increíblemente,
prisionero.
Entregado
a Estanislao López, fue trasladado a Santa Fe, donde estuvo en prisión,
que se extendería por 8 años (los
primeros 4 en Santa Fe), mientras Rosas pedía a López que lo ejecutara, a lo
que el santafesino se negó.
De
todas formas, Paz fue tratado en el campamento de López con mucho respeto y
consideración, "para hacerle conocer
--decía López— cómo se manejan con
sus prisioneros los federales"; y recomendaba igual conducta al
gobernador delegado. "Conviene
acomodarlo en la Aduana, en una habitación cómoda y decente, donde esté solo,
inaccesible a la seducción, pero que no lo insulten".
De este modo se hizo y le acondicionaron
una celda en la Aduana de Santa Fe, en cuyo edificio además funcionaban
dependencias del gobierno. El único mobiliario era un catre, una mesa y algunas
sillas.
*
1-Borrador De La Carta De Rosas A Lopez (22-02-1832)
“Buenos Aires, 22 de febrero de 1832.
“Me
dice usted también que terminada la guerra es ya preciso pensar sobre el
destino del General Paz. ¿Cuál la razón fuerte para creer que Lavalle y los
demás Jefes de la unidad que han emigrado a la República Oriental y a Bolivia,
abandonen sus pretensiones de dominar la nuestra y hacernos la víctima de su
furor y venganza? Si hemos de afianzar la paz de la República, si hemos de dar
respetabilidad a las leyes y a las autoridades legítimamente constituidas, si
hemos de restablecer la moral pública y reparar las quiebras que ha sufrido
nuestra opinión entre las Naciones extranjeras y garantir ante ellas la
estabilidad de nuestros Gobiernos, en una palabra, si hemos de tener Patria, es
necesario que el General Paz muera.
“En el
estado incierto y como vacilante en que nos hallamos, ¿qué seguridad tenernos
que viviendo el General Paz no llegue alguna vez a mandar en nuestra.
República? ¿Y si aquélla sucediese, no sería un oprobio para los Argentinos?
Fuera de que nuestros hijos y descendientes que vean algún día vivir a Paz
tranquilamente entre nosotros, y que oigan la historia de los horrorosos
desastres que ha causado en todos los Pueblos, o deberán familiarizarse con la
idea de los más grandes crímenes, o nos reputarán como unos hombres inmorales,
o imbéciles, que no supimos valorar la magnitud de tan espantoso crimen.
“También
es preciso tener presente que si no se despliega de este modo la justicia
contra el General Paz no podemos menos que aparecer injustos con respecto a sus
secuaces. El delito de éstos es como un átomo en comparación del que ha
cometido aquel General.
“Si a
él se te perdona la vida, casi no hay pena de alguna consideración que pueda
imponerse a los demás, y sin embargo, algunos de ellos han sido fusilados.
Resultará pues, de cualquiera indulgencia que se guarde a este respecto, que
será necesario poner poco menos que en libertad a los que viven y que seamos
considerados como injustos hacia los que han sido muertos, tanto en estas
provincias como en las del interior.
“Sin
embargo de esto usted meditará lo que crea más conveniente, pero considero que
antes de tomar cualquiera resolución, debemos para ella ponernos de acuerdo con
el General Quiroga. Sin embargo que antes de ahora he opinado por que se le
conserve la vida, pensando después más detenidamente sobre este importante
negocio, considerando el aspecto que ha presentado ante las naciones, y la
Opinión que tienen formada los hombres pensadores, dentro y fuera del país, del
gran peligro que corre esta República si no se toman medidas fuertes y eficaces
para aterrar a los anarquistas e inspirar por este medio seguridad y confianza
a la parte sana de los pueblos, he variado de opinión…”
En esta carta Rosas entiende que para
pacificar, definitivamente, al país era necesario que Paz muriese, puesto que
ante la inestabilidad de las instituciones nada aseguraba que Paz volviese a
mandar en el República (Rosas no se equivocaba en su futurología política).
Además, explica que si el gobierno fue
terminante y justo con sus secuaces, los de Paz, por los delitos cometidos, con
más razón deberían aplicársele el justo castigo como Jefe que era y asimismo evitar
la anarquía
Aunque igualmente, dice, debe
consultarse sobre el tema a Facundo Quiroga y ponerse todos de acuerdo en la
decisión final.
*
2- Carta De López A Rosas (12-03-1832)
En una extensa carta sobre variados
temas, López le contesta su parecer sobre qué hacer con Paz.
“Santa
Fe, Marzo 12 de 1832
“He
leído con mucha atención todo lo que usted me dice en orden al General Paz; he
meditado muy detenidamente" sobre todas y cada una de las razones que
apoyasen su opinión respecto a lo que debe y es preciso hacer con este General,
y a pesar que mi carácter es y ha sido siempre inclinado a la indulgencia, no
puedo menos que confesar que el fallo de usted es imperiosamente reclamado por
la Justicia en desagravio a los, atroces atentados inferidos a los Pueblos y a
las Leyes.
“Si algún
pretexto se presenta para salvar la vida de este hombre, es el mérito que
contrajo en la guerra contra los Brasileros, en que no se puede negar que hizo
un grande bien al País, mas yo no me atrevo a decidir si esto sería lo bastante
para salvar una vida que delitos espantosos convencen que debe quitarse, en
asunto tan grave, yo subordino mi decisión a la que promulgue ese Gobierno.
“Pero
cualquiera que sea la resolución de usted, considero que habiendo los hechos
del General Paz injuriado no sólo a Buenos Aires y Santa Fe, si también a todos
los Pueblos de la República y causándoles males de difícil reparación, soy de
sentir que la pena que se le aplique a el General Paz, sea conforme al
pronunciamiento expreso de todos los Gobiernos confederados, o por medio de una
cosa semejante.
“Obrando
de este modo jamás se nos podrá reprochar que le hemos sacrificado sólo por
vengar resentimientos personales, o conducidos por pasiones innobles; no se nos
calumniará de haber obrado con arbitrariedad, quedarán desagraviados los
Pueblos a quienes ha despedazado, y por último, habrán contraído un compromiso
que les demarca la conducta que tienen que observar en lo sucesivo, y lo que
les aguarda sino y cuán sus deberes. Si usted está de acuerdo con mi opinión
convendría que sin demora alguna me enviase redactada la nota que debemos pasar
a los Gobiernos, firmada por los dos, porque esto considero que es peculiar”.
“En fin,
compañero, mi deseo en este negocio grave, es que procedamos con acierto; por
tanto, si usted viere que esta indicación no es exacta, sírvase decirme
francamente el modo en que debemos expedirnos respecto al General Paz, para
obrar de una vez, no olvidando usted que en el mes entrante concluye mi Gobierno
y concluirá también con él mi intervención en los asuntos públicos…”.
Del concienzudo análisis de la
situación que hace López surge que el Gobernador santafesino reconoce los
terribles crímenes de Paz pero que, teniendo en cuenta la actuación patriótica
del reo en la Guerra contra el Brasil habría que analizar más que hacer con su
vida. Duda.
Igualmente, dice López, que él
subordina su decisión a lo que decida el Gobierno.
Por eso López entiende que debería,
previamente, consultarse en forma expresa a los gobiernos del interior para que
se expidan- por escrito- y así decidir en conjunto. Con ello la posteridad no
podrá imputarles que se haya obrado injustamente y arbitrariamente con Paz,
Por tal razón, le dice López, que si
Rosas está de acuerdo con lo expresado que por favor le envíe redactada una
nota a tales efectos para ser reenviada a los gobiernos del interior.
López obra con mesura para no errar en
la decisión final a adoptarse, porque por un lado reconoce las traiciones de
Paz a su patria y sus crímenes pero por el otro lado también reconoce los favores
que el reo ha hecho valerosamente en la guerra contra el Imperio.
*
3-Carta
De Rosas A López (28-03-1832)
“Buenos
Aires, 28 de marzo de 1832
“El
destino del General Paz, cual manifestó a usted que por mi opinión debía ser el
de la última pena, es como usted reconoce el reclamado imperiosamente por la
justicia. Si nuestra opinión hasta este punto se encuentra muy de acuerdo, creo
que también debe estarlo en que no es al Gobierno de Buenos Aíres a quien
pertenece promulgar la decisión de vida o muerte del General Paz.
“Usted
a este respecto, de un modo privado y amistoso me pidió mi opinión, y yo
francamente la he dado, en los términos en que podía hacerlo.
“Él fue
tomado prisionero por las fuerzas del mando de usted; le fue entregado, como
Genera! en Jefe; en este carácter dispuso usted de su seguridad; sobre la línea
pudo usted haberlo hecho ejecutar, porque estaba en sus atribuciones, dejó de
nacerlo y lo mandó a la Provincia de Santa Fe, adonde como Gobernador
Propietario de ella dio usted sus órdenes para su conservación en seguridad.
“Los
delitos de Paz son injuriosos, ofensivos y funestísimos a toda la República
Argentina, y en particular a cada una de las provincias. Cualquiera de ellas,
por el derecho de su propia conservación y en uso de su libertad e
independencia, puede, dentro de su territorio, castigar el agravio que haya
recibido, aunque no perdonar el inferido a la República.
“¿Por
qué, pues, ha de buscarse fuera del Gobierno de Santa Fe la resolución que él
por sí puede pronunciar, y debe por ese conjunto de causas reconocer dentro de
la esfera de su poder y autoridad?
“El
Gobierno de Santa Fe, la Provincia y sus habitantes, están enormemente
agraviados con los hechos de Paz, hechos que por sí puede Santa Fe clasificar y
castigar, corno cometidos en ofensa propia; lo mismo que yo aquí castigaría, si
el autor de tales delitos lo tuviese en mi territorio, sea cual fuese el modo
en que viniese.
“Si,
sin embargo creyese usted más conveniente consultar a los demás Gobiernos de un
modo oficial, por la razón de no ser solamente Santa Fe el injuriado, del mismo
modo que Buenos Aires, sino también todos los pueblos de la República, la
circulación de la nota, exigiendo el pronunciamiento sobré la pena que deba
aplicarse al General Paz, es peculiar a usted, que lo hizo prisionero, y lo
custodia en su territorio, no corresponde que la ponga en ese oficio circular,
porque yo debo ser uno de los que como todos los demás Gobernantes, he de
pronunciarme en tal caso, en contestación.
“Si yo
expresé a usted que sería bueno comunicar al señor General Quiroga el
pensamiento sobre el destino de Paz, esto lo propuse tanto por la parte que ha
tenido el señor Quiroga en la lucha contra los unitarios amotinados, cuanto
porque lo he considerado acreedor a la participación de esta confianza privada.
Pero de ningún modo porque no pudiese el Gobierno de Santa Fe aplicar a Paz el
castigo que reclaman sus delitos contra esa provincia”.
En esta riquísima carta, llena de fundamentos
políticos y jurídicos, Rosas se expresa abiertamente sobre la respuesta dada
por López el 12 de Marzo pasado.
Según Rosas no corresponde al gobierno
de Buenos Aires decidir sobre la vida o muerte de Paz. Que él solo dio su
opinión porque López se la había pedido. Con ello Rosas hace gala de su
reafirmación de las autonomías provinciales.
Rosas le dice a López que como él lo
tomó prisionero estaba en su facultad hacerlo fusilar ahí mismo pero que
decidió finalmente enviarlo a Santa Fe capital para ponerlo preso y que eso
Rosas lo respeta.
Estaba en potestad del gobierno
santafesino decir sobre Paz, por lo cual Rosas no entiende por qué razón López
pretende que lo resuelvan en conjunto todas las provincias (otra afirmación de
la autonomía de las Provincias).
Rosas dice que si hubiera sido
detenido en la Provincia de Buenos Aires, a él le correspondería la decisión de
qué hacer y él lo hubiera fusilado sin más ante las injurias hechas por Paz y
los agravios a la República.
Pero, dice Rosas aflojando un poco la ‘cuerda’, que si López considera que debe
pronunciarse las provincias porque los delitos de Paz ofenden no solo a Santa
Fe sino a todos los pueblos de la Republica, pues bien, la nota debe hacerla
y enviarla el propio López a todos los gobernantes incluido a Rosas, el que dice que, en su caso, se
pronunciaría según su parecer (el que seguramente sería que lo fusilen).
Pero que del mismo modo, si llegado el
caso, Santa Fe tomara inaudita parte la decisión de fusilarlo, Rosas dice que
eso estaría perfectamente encuadrado dentro de la ley y no habría objeciones
por tal resolución.
Como puede observarse, López y Rosas
se pasan la decisión uno a otro, diplomáticamente pero siempre con el debido respeto
mutuo..
*
4- Carta De López A Rosas (24-04-1832)
“Santa Fe, Abril 24 de 1832
“He leído con detención todo lo que usted me dice en
orden al General Paz en contestación a. mi carta en que le hablaba sobre aquél,
y de conformidad con su opinión me he decidido a oficiar a todos los Gobiernos
de la República para que pronuncien su voto sobre la pena que debe aplicarse a
dicho General. Yo creo que esto es lo más exacto y lo que corresponde hacer.
“El General Paz, como usted lo dice con toda propiedad,
ha ofendido a todas las Provincias: a cada uno de sus respectivos Gobiernos
corresponde por tanto, en desagravio de las ofensas que aquél les ha inferido,
promulgar la clase de castigo que cada uno de ellos conceptúe se le debe
aplicar.
“En esta virtud, ruego a usted quiera redactar un
proyecto de comunicación para los Gobiernos; y enviármelo con brevedad a fin de
salir de una vez de este negocio”.
López concuerda del
mismo modo con una de las opciones que le da Rosas y decide que debe oficiarse
a las Provincias para ver qué hacer con Paz, más teniendo en cuenta que las
ofensas de Paz abarcan a todas las Provincias, como ya se mencionó.
Pero, haciéndose el
desentendido con respecto a lo que le dice Rosas en orden a que la nota debe
hacerla y enviarla López, este le dice que sí, que no hay problema en que él la
envíe pero que la haga Rosas…..
Este dialogo final
diplomático con una mirada, desde nuestra actualidad si se quiere, con tinte
humorístico (pasándose uno a otro la redacción de la nota), pareciera un
sainete lúdico y grotesco si no fuera la
gravedad del asunto de que se trata.
En cuanto al término
‘negocio’ en aquellos tiempos tenía
una significación distinta a la actual: significaba ‘tema’, ‘asunto’, ‘gestión’, sin
connotaciones comerciales o dinerarias.
*
5-
Carta De Rosas A López (17-5-1832)
“17 de
Mayo de 1832
“Después
que he dado a Ud. mi opinión francamente acerca de la pena que juzgo debe
aplicársele al General Paz por su criminal conducta pública, me excuso,
compañero, hacer la redacción que me pide. Esta obra es exclusivamente suya y
nadie sino Ud. mismo es quien la debe dirigir y formar”
Breve y concisa es la respuesta de
Rosas que no deja de ver que López le devuelve la ‘pelota’.
Le dice- nuevamente- que ya López conoce lo que haría él con Paz,
pero que si quiere enviar la nota a las Provincias para que se pronuncien, está
bien, está dentro de las posibilidades que brinda la ley, pero en tal caso, que
la nota la escriba y la envíe el propio López. Fin de la discusión?.
Relativamente.
Es que para Rosas el tema de la
legalidad en toda gestión y la fidelidad a las autonomías de las Provincias, es
primordial.
En carta a López del 17 de Mayo de
1832, le dice: “Tanto en mis afecciones
personales como en mis deberes públicos la legalidad es para mi un elemento
general y no hay sacrificio que no haría por no cargar con la nota de
inconsecuente”.
El asunto fue postergado; la
circular a los gobernadores fue remitida por López el 8 de octubre de 1832;
algunos respondieron y dijeron que lo resolviera un Consejo de Guerra, el que
nunca se reunió…., Nunca se volvió a
hablar de qué hacer con el prisionero y así
éste salvó su vida….
***
III.-DIGRESIÓN
Han
pasado los años, Rosas termina su primer mandato como Gobernador de la
Provincia de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la
Confederación Argentina (8 de diciembre de 1829-17 de diciembre de 1832) y se
va a hacer la Campaña del Desierto.
Los
hechos se suceden vertiginosamente.
Son
asesinados, luego de Dorrego, una sucesión de buenos federarles –como el mismo
dice.
José
Benito Villafañe, gobernador riojano amigo de Facundo Quiroga en Mayo de 1831.
El
Gobernador de Salta Pablo Latorre, en Diciembre de 1834.
Facundo
Quiroga, José Ortiz, ambos el 16 de Febrero de 1835 junto a varios Federales más
que lo acompañaban, cuyos victimarios intelectuales fueron los hermanos Reinafé,
cordobeses, y materialmente por un sicario al servicio de los Reinafé (Santos Pérez), supuestamente
Federales y amigos de Estanislao López, que al principio intentó defenderlos
pero ante la evidencia del crimen dejó de hacerlo.
Rosas
explotó de furia y de rabia prometiendo venganza contra los Unitarios y
traidores, hombres de las ‘luces’ (masones, logistas) diciendo –“¡Miserables! El sacudimiento será espantoso, y
la sangre argentina correrá en proporciones”
Comienza
su segundo mandato reclamado por el pueblo todo, el 7 de Marzo de 1835.
En ese clima político y social, con
todos los muertos que se suman en las filas Federales, Rosas le escribe a López
extensas cartas, así como el segundo al primero, relatando las cosas que
estaban sucediendo.
Como curiosidad es bueno recordar que
Paz fue apresado por una partida de Federales que estaba dirigida por uno de
los hermanos Reinafé, que a la sazón tanto él como Rosas no imaginaban como los
Reinafé terminarían juzgados y ejecutados por la Confederación Argentina luego
de un largo juicio por ordenar la muerte de Quiroga. Toda una paradoja que uno
traidores y asesinos fuesen en su momento quienes apresaron a otro traidor, al
Unitario Paz.
En el medio de todas las
preocupaciones apremiantes y graves, Rosas tiene tiempo – aunque no mucho- para
referirse al tema del General Paz…
Y le escribe a López al respecto…
***
6- Carta De Rosas
A López (17-8-1835)
Han pasado los años, como se dijo, y
Rosas en una de sus muchas cartas a López, profundas, extensas y desarrolladas todas
en las que trata temas como los referidos que ameritan su atención, hace
escuetamente mención al tema ‘José María Paz’, que sigue sin resolverse.
Tras
el asesinato de Quiroga, Paz fue entregado a Juan Manuel de Rosas, en un
acuerdo político entre Rosas y López. El caudillo santafesino ya se encontraba
muy enfermo para lidiar con otro problema más de los que ya tenía y quería
sacarse de encima –literalmente- el tema ‘Paz’.
“Buenos
Aires, 17 de Agosto de 1835
“…..en
cuanto al General Paz, considero bien las razones que tiene Ud. para
manifestarme los gravoso que le es su permanencia en ésa, pero sobre este
particular Ud. verá y me dirá lo que quiera que se haga. Yo no tengo en esta Provincia dónde
ponerlo si no es en alguna guardia de las de campaña, porque en la ciudad no es
conveniente tenerlo, ni tampoco lo considero absolutamente seguro.
“Si
usted resuelve mandármelo, que sea por tierra, designándome con anticipación un
punto cerca del Arroyo royo del Medio, que me parece podría ser la Estancia de
Don Francisco Javier Acevedo, o algún otro que a usted le parezca en donde yo
disponga que vayan a recibirlo con la debida precaución y custodia para
conducirlo de este mismo modo desde allí al punto donde vaya destinado. En este
caso le he de estimar me haga las advertencias que usted crea convenientes,
para mi gobierno en cuanto a la
seguridad, precaución y modo como le parezca que debo conservarlo y de todo lo
demás que conciba usted que yo tal vez no esté apercibido y que me convenga
saberlo.
“Concluyo,
pues, con esto la presente carta, dejando el hablarle por separado en otra,
sobre el asunto de los indios…”
Algunas apreciaciones respecto a esta
carta.
Podemos decir que el clima político
era complicado en ese entonces y a Rosas la cuestión de qué hacer con Paz
pareciera que le fastidiaba por su irresolución considerando las urgencias por
otros hechos apremiantes, incluido la de los malones indígenas y sus tropelías.
López –luego de años- trata de
desembarazarse de Paz y que solucione otro el problema de marras.
Se lo quiere enviar a Rosas. Este
acepta, como a desgano y le pregunta a López qué quiere que él haga al
respecto, puesto que le expresa que no tiene donde ‘ponerlo’ (sic) en la ciudad por razones de conveniencia y seguridad;
por lo que el único lugar para llevarlo sería en la campaña; es decir, en el
interior de la Provincia.
No sabemos si lo que dice Rosas en
cuanto a no tener donde ponerlo al General Paz en la ciudad sea cierto. Tal vez
considera que no hay en la ciudad un lugar de detención decente para una
personalidad como Paz y en la campaña tal vez si, en cuanto a mayor comodidad y
amplitud de espacio, pero lo que es seguro es que le resulta un incordio y una
molestia todo el tema.
Pareciera que la forma en que se
refieren a Paz fuese un objeto mostrenco, un lastre incómodo y no una persona.
O que la responsabilidad final sobre el detenido fuese una carga que quisieran
obviar.
Es evidente, a esta altura, que tanto
López como Rosas intentan mandarle al otro al detenido para librarse de él, al
que consideran un problema sin solución para sus gobiernos autónomos teniéndose
presente los problemas internos que tenía Estanislao López por aquel entonces,
amén de su salud tan deteriorada (muere el 15 de Junio de 1838 pero su enfermedad
venía de muchos años antes) y Rosas los problemas internos y externos que
apremiaban..
*
7- Carta De Rosas
A López (11-09-1835)
“Buenos Aries,
Septiembre 11 de 1835
“Las
razones que me manifestó usted antes, y que ha reforzado después en su muy
apreciable del [fecha
desconocida pues se desconoce el envío de la referida supuesta carta de López] del corriente para fundar el deseo que
tenía para que el General Paz pasase a esta Provincia en la misma clase de
prisionero de guerra en que ha estado en ésa son para mí de muy grande peso, y
por esto es que me he prestado a que me lo remita usted, para encargarme de su
custodia.
“En
consecuencia, pues, de su aviso, previniéndome que dicho General estará para el
veinte de este mes en la Estancia de Don Francisco Javier Acevedo, conducido
con la competente escolta, a fin de que lo reciba la persona que yo comisione
al efecto, nombraré dicha persona, y expediré las órdenes necesarias para que
en dicha Estancia el mismo día 20 del corriente, y se reciba del expresado
prisionero luego que éste llegue a ella.
“Mi
idea es mandarlo a una de las Guardias del Sud en donde me parece que estará
con toda seguridad, y no podrá escaparse sino por una de aquellas contingencias
que están fuera de toda previsión humana pues tengo la más completa confianza
en todas las gentes que habitan los
campos correspondientes a dichas Guardias no menos que en los Jefes y
oficiales de milicia veterana y cívica que hay con ellos”.
Aquí Rosas se hace cargo de Paz
diciendo en su carta – con un fastidio que se le notaba- que igualmente ello
significaba un peso muy grande por la responsabilidad que implicaba manifestando
que era su intención enviarlo a la campaña donde estaría más seguro en su
detención, sin tenerse en claro, para entonces su destino final.
Aunque pareciera que hubiese desistido
de su ejecución ante el silencio de los gobernantes del interior o por el
pronunciamiento de éstos de formar un Consejo de Guerra (que es lo mismo que
dejar el asunto en la nada misma). Los hechos posteriores lo confirmaron…
Entonces, Paz estuvo preso en la
Aduana de Santa Fe desde el 15 de mayo de 1831 hasta el 6 de septiembre de
1835, allí fue trasladado a Luján donde prosiguió su encarcelamiento.
Juan Manuel de Rosas ordena a las
autoridades del Cabildo de Luján que le guarden consideración; le manda libros,
como Paz lo ha pedido; le acuerda el grado de General de la Provincia de Buenos
Aires, y le paga su sueldo íntegro, inclusive los atrasados, todo con suma
consideración.
Pero le dice Rosas “que
si llegara a intentar una fuga o fugarse, será fusilado, sin otro término que
el preciso para administrarle los auxilios espirituales. Que, por lo demás, no
es mi ánimo dañarle, pero que el estado de las cosas políticas y lo más caro de
mis deberes públicos me obligan a esta medida”.
Entre los libros se cuentan ‘Los Varones Ilustres’,
de Plutarco, y de ‘La Ilíada,
de Homero, traducida al castellano,
En fin, en un breve resumen de la vida
de Paz estando detenido y custodiado por Rosas, diremos que Paz pasó casi 4 años más de cautiverio en la localidad de
Lujan, Pcia. de Buenos Aires hasta que el 15 de abril de 1839 Rosas le otorgó la «libertad
vigilada» en Buenos Aires, bajo juramento de mantenerse apartado de la
oposición a Rosas.
Con “la ciudad por cárcel”.
Por primera vez, él y Margarita Weild, su sobrina-esposa, tuvieron privacidad,
pudieron pasear, asistir a reuniones, hacer amistades (aunque Manuelita Rosas
no le gustaba su presencia y se mantenía distante). Como ya se dijo, le
devolvieron el grado de General y le pagaron lo adeudado por sus sueldos. Sin
embargo siempre anidaba en él la idea de la fuga e incumplir con su juramento
….
Igualmente las represalias
que ocurrieron tras la derrota de la rebelión de los mal llamados ‘Libres del Sur’ le hicieron temer
por la vida de su familia, según él dice en sus ‘Memorias’ y el deseo de fuga se acrecentó… y así lo hizo.
Desde Buenos Aires se fugó a Colonia y
luego a Montevideo, Banda Oriental del Uruguay, el 3 de abril de 1840. y
luego a Corrientes, donde se pone al frente de las tropas para volver a
combatir a Rosas configurando una doble traición: a su juramento y a su patria
nuevamente.
En efecto, dice José María Rosa: “Olvidando su promesa de obtener la libertad
a cambio de permanecer en la ciudad de Buenos Aires y de no tomar las armas
contra quien le perdona su vida, rompe su palabra de honor y el genial
estratega abandona la ciudad y se pone al frente del ejército correntino, en
contra de Rosas.
“Con tal de vencer o debilitar a Rosas, los unitarios no dudan de
desmembrar el territorio nacional, y albergan al esperanza de formar una
“Republica de la Mesopotamia”, con la Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes,
que garantice la libre navegación de los ríos interiores a las potencias
extranjeras, y aseguren el “libre comercio”, con el monopolio de Inglaterra y
Francia”.
*********
FUENTES
ARCHIVO GENERAL DE LA NACION (Cartas
entre Estanislao López y Juan Manuel de Rosas-(28-09-1831/23-09-1835)- sección “Farini”,
Leg.18;)
PAZ, José María (“Memorias” (selección) - Centro Editor de América Latina-Biblioteca
Básica Argentina, 1992.)
PAZ, José María (“Memorias de la prisión. Buenos
Aires en la época de Rosas”.-Edición en homenaje a la Revolución de Mayo.
Eudeba, 1963=.
ROSA,
José María (“Historia Argentina-Unitarios
y Federales” –Bs.As. Ed.Oriente-1941-Tomo II-pag. 160, 161, Tomo IV, pag
168).
SALDÍAS, Adolfo (“Historia
de la Confederación Argentina”. Buenos Aires: Ed. Hyspamérica, 1987).
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