MARCHA SOBRE ROMA (1922-2021) (Discurso el 28 de Octubre de 2021)
Gonzalo V. Montoro Gil
Vivimos un
momento en nuestra nación en que somos nuevamente atacados por el contubernio
liberal-marxista con claras intenciones secesionistas fogoneados por los
británicos, ayer y hoy: Ayer los montes tucumanos fue el objetivo …hoy la
Patagonia. La asociación masónica entre los liberales británicos y el marxismo
gramsciano, disimulados tras la fantochada seudo-mapuche o araucana, nos
atenaza para quedarse con nuestra Patagonia, sumemos a los estadounidenses,
chinos y rusos y tenemos una pléyade de invasores que nos acorralan.
Y sumemos
paralelamente la destrucción de nuestras industrias, de nuestra religión
atacada y de la hiperinflación con la destrucción de nuestra moneda.
Todo esto
nos retrotrae en la memoria a la República de Weimar en Alemania y a la Republica
Española en los primeros años del siglo XX.
Debemos
hacerles ver a los apóstatas de toda laya, a estos hombres sin patria,
internacionalistas sin tiempo, disolventes asesinos en el gobierno actual, sin
raíz en nuestra cultura y pero también sin memoria, en qué desembocó la
República de Weimar y la Republica Española en 1936. Parece que no lo tienen
presente
Que se
preparen; nosotros bajo la invocación de nuestra Virgen de Lujan, estamos
preparados !!!
Porque como
decía Luis
VEUILLOT, “Pensar
de manera distinta a aquellos que se dicen ‘tolerantes’, es algo que el
‘partido de la tolerancia’, no puede tolerar”.
Esto lo
saben los tiranos unitarios hoy redivivos junto a sus socios los rojos
marxistas que han usurpado todos los medios de comunicación conocidos
censurando toda voz opositora que intente develar su inquina y odio asi como el
lavado de cerebros en textos escolares aniquilando todo vestigio de orgullo por
su patria en los alumnos. Gramsci, en todo su esplendor. ….
Pero hoy en
el medio de estos intentos de disgregación social, cultural, económico-social y
territorial nos encontramos en este oasis de nacionalidad dando testimonio que,
Roma vive en este suelo. Gracias al último emperador romano, Benito Amilcare
Mussolini
El Padre
Pio le decía a Donna Rachele Mussolini: “Sepa Ud. que yo mismo hubiera puesto a su
marido en el Paraíso. Figúrese lo que habrá hecho Dios que es infinitamente mas bueno que yo”
Thomas Alba
Edison: “Mussolini es el genio más grande
de la era moderna”
Archiduque
José de Austria: “Mussolini con su
carácter de piedra y con su genio creador ha enlazado maravillosamente la Roma
antigua con la moderna”
Mahatma
Gandhi. “Desgraciadamente no soy un
superhombre como Mussolini; soy un simple mortal que no posee una parte
siquiera de sus nervios reposados y de su inagotable reserva de energía”
Alguien dijo alguna vez que
las personas y los hechos permanecen vivos mientras vivan en la memoria de
quienes sucedan a esas personas y hechos.
Y acá estamos con ese objeto:
seguir manteniendo vivo al último emperador romano Benito Amilcare Mussolini.
Y cuando decimos ‘romano’ no
nos estamos refiriendo a una lugar geográfico, sino cultural e histórico. Así, eran
‘romanos’ los emperadores Trajano (98
hasta su muerte en 117).y Adriano (117-138), nacidos en Hispania.
Pues bien, Mussolini fue
precedido en su pensamiento y acción y también en su derrotero a lo largo de su
vida, por otro gran romano que fue Nicola Gabrini, mas conocido como Nicola di
Rienzi (Roma 1313 –
1354),
el último Tribuno que Restauró a Roma por 1era.vez. A poco que se estudie su
vida se verá que su lucha y el fin de sus días fueron semejantes, así como su
grandeza, a Mussolini. En 1354 el
que fuera amado por su pueblo fue detenido por los poderosos y, finalmente,
decapitado.
Y Mussolini, un 22 de Octubre de 1922, con su marcha plena de
simbolismo, comenzó a Restaurar Roma por 2da.vez, como Di Rienzi, es
decir, el orden interno, externo, el espíritu cristiano en las almas, la fe
creyente, el trabajo como medio individual de superación para un hacer común la
tradición noble de Roma. Y lo hizo consciente de ello.
Mussolini fue Docente, Periodista,
Escritor, Político, Diplomático, Soldado, Conductor de toda una nación y
Restaurador del orgullo romano: él decía “Roma
es y será el corazón potente de nuestra latinidad. Es el símbolo inmortal de
nuestra vitalidad de pueblo”.
Al igual que Di Rienzi,
Mussolini tenía la intención no de que el pueblo llegase al dominio del poder,
sino a poder dominarse a sí mismo. Donde el pueblo es sensato, el populacho es
débil, pero si el pueblo es corrompido el populacho se fortalece.
Mussolini tenía la prudencia
del sabio conductor de un pueblo. Pero no la prudencia temerosa, cautelosa,
sino entendiendola en un sentido
romano, como lo entendía San Isidoro: “el
hombre prudente no es el timorato al juzgar y actuar, sino el que ve de lejos,
el que es perspicaz, el que prevé con
certeza a través de la incertidumbre de los sucesos o fenómenos”.
Roma se nutre del pasado
para crecer. Mussolini vislumbra una Roma nueva, sí, pero a través de una
continuidad histórico-cultural.
El ve a Roma como una
poderosa ‘fábrica’ de humanidad, no solo en cuanto a trabajo, sino también
fábrica de arte, ideas y pensamientos. Liderando en todos los terrenos.
Toda construcción, toda obra
(civilización occidental y cristiana) tiene su piedra fundacional: (Roma).
Para Mussolini, el centro,
el nudo era espiritual: Roma era la Capital del Cristianismo, si caía Roma caía
la civilización en Cristo. De allí, su conversión al cristianismo al paso de
los años; y su magnífica obra de arquitectura política en el Tratado de Letrán
en 1929, reconciliando a Italia con la Iglesia.
Mussolini criticó la
injerencia extranjera en Roma acicateando el orgullo (no la arrogancia, que es
su degeneración) de los italianos. El modo de restablecer a Roma era
restableciendo la justicia pública, el orden público por la fuerza pública. Es
decir, creación de un Estado (el ‘buono stato’ del que hablaba Di Rienzi) que
tuviese autoridad, poder y control por sí mismo.
Expresó luego que la
victoria era, primero, sobre los romanos mismos queriendo decir que primero
debían saber quiénes eran ellos y viendo en su decadencia moral el principal
obstáculo a remover. Con la Restauración de Roma, dice, resucita el mundo por
medio de la reposición de la vigencia de leyes, modos, actitudes, conductas
imbuidas del espíritu, de la ética y estética católica
Dice Mussolini que “El fascismo es una concepción histórica en
el cual el hombre no es sino en función del proceso espiritual al cual concurre en el grupo familiar y social, en la
Nación y en la historia en la que colaboran todas las Naciones. De allí el
valor de la tradición Romana en la memoria, en la lengua, en las costumbres.
Fuera de la historia, el hombre es nada.”
Mussolini no niega o rechaza el pasado pero tampoco se
hunde en él. El pasado es una escuela donde se aprende lo bueno y lo malo. El
pasado y sus tradiciones es un escalón, no la escalera toda; pero escalón al
fin pues se necesita de él para formar la escalera porque sin aquél no existe
ésta.
Dice: “No
tenemos intención de renegar de nuestro pasado romano. Nos negaríamos a
nosotros mismos. Hay que ser dignos de la grandeza de nuestro pasado pero no
hay que vivir a su costa. No hay que decir: somos grandes porque fuimos
grandes. ¡No! Seremos grandes cuando el pasado sea el pedestal para marchar
hacia el futuro. Cuando el pasado en vez de ser un punto muerto, sea un
impulso, un fermento de vidas”
Mussolini dijo respecto a
los internacionalistas corroídos por rencores de toda laya: “Negamos vuestro internacionalismo, porque es
una mercancía de lujo sólo asequible a los ricos, mientras el pueblo está desesperadamente
unido a la tierra natal”.
Hoy Camaradas, nuestra
civilización cruje ante los embates de los internacionalistas marxistas,
comunistas ‘gramscianos’, liberales. Pero siempre se ha alzado una voz, siempre
ha quedado un carbón ardiente, una chispa encendida, Gritos de dolor que hasta
hoy han sido casi siempre aplastados o negados o peor aún: desvirtuados y
utilizados para fines justamente contrarios a los propuestos, falsificando la
historia.
Es entonces, por ejemplo,
que llegará el día que caerá de su pedestal en la Plaza Italia de la ciudad de
Buenos Aires la figura del pirata
Garibaldi asesino del pueblo correntino y entrerriano y en su lugar honraremos
como se debe a Italia con la figura del Dante, o de Mussolini o de
D’Annunzio o de Miguel Angel, de
Leonardo Da Vinci.
Camaradas: a no desesperar:
batallas hay y habrá muchas, ganadas y perdidas, pero la guerra contra la
masonería liberal y comunista es una guerra sin tiempo.
Estos pérfidos ‘sinarcas’ (definidos certeramente por Carlos
Di Sandro, ya hace años, y hoy llamados Nuevo Orden Mundial) no deben olvidar que
como profetizaba Spengler “Siempre ha sido un pelotón de soldados el que
ha salvado la civilización».
Y como
siempre, en nuestra patria, esos soldados invariablemente estarán unidos por la
cruz y la bandera azul y blanca imbuidos de un carácter nacional inclaudicable impreso
por Mohamed Seineldín, Jordán B. Genta, Carlos Sacheri, haciendo frente a lo
disolvente de la masonería revulsiva que, sabiendo sus valías no trepidó en condenarlo
al ostracismo carcelario al primero y asesinarlos a sangre fría a los otros
mencionados, como a Larrabure, como a Viola, como a Rucci y tantos otros.
Y vivenciando lo dicho por Oswald Spengler,
aunque sin conocerlo, suena hoy en nuestra Nación, dolida y atacada, una voz
alta y clara - como sonó alguna vez en el Fascismo redentor- que resume
pensamiento y acción nacionalista.
La
voz firme y alta del soldado Hermindo Luna, fusilado por el internacionalismo
descastado, lumpen sin raíces, sin lazos con nuestra tierra, ateo, libero-marxista
y masón que rezumó odio ante el patriotismo tan ajeno a ellos.
Una
voz clara, límpida, que no deja lugar a dudas y que obra como sentencia inflexible
que hoy repica hasta el cansancio en los oídos de esos perversos cultores de la
anarquía asesina protegidos por el Imperio británico: “¡ Acá no se rinde nadie, mierda!. A La Argentina le llegará la
hora de despertar ante el sometimiento del contubernio libero-marxista.
Del mismo modo y en un mismo
sentido, un 28 de Octubre de 1922 despertó la resurrección de la ‘romanidad’ con la
Marcha sobre Roma de todo un pueblo cansado de una misma sumisión plutócrata -marxista.
Hoy, como ayer, aquí y
seguramente en Italia, resuena nuevamente un grito similar al de Luna en
nuestra tierra.
Un grito que plasma una
voluntad inquebrantable de un pueblo por aquél que elevó la civilización latina
a su época más gloriosa dando hasta su vida por ello.
Y ese grito resuena más alto
que nunca:
Camaradas: ese grito alzado
es: ¡¡Honor eterno a Benito Mussolini:
¡¡¡A NOI !!, SALVE IL DUCE!!.
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