MASONERÍA- INFILTRACIÓN Y ‘ODIUM FIDEI’ en la Argentina de hoy
Gonzalo V. Montoro Gil
Es fácilmente
comprobable la infiltración de la masonería dentro de la Iglesia y y hoy dia a plena
luz; sin tapujos. No es simple laicismo, ateísmo o agnosticismo; es odio a la
Cruz.
La masonería se
autodefine como asociación laica. Ella dice que solo promueve la separación
entre la religión y los asuntos públicos y la neutralidad de las instituciones
estatales en materia de fe. Dícese enfocar solo en garantizar la libertad
de conciencia, el derecho a una educación libre de dogmas y la separación de
poderes, sin oponerse necesariamente a la práctica religiosa en la esfera
privada.
Falso. Mendaz. Ello
solo es el ariete, la punta de lanza para su penetración en la iglesia y la
destrucción del espíritu religioso de los pueblos. Medios como la CNN, estados
como el de Tailandia, la propia Israel NO permiten el uso de la palabra ‘Jesus’
o ‘Cristo’. Este satanismo encubierto no permite mencionar su nombre.
Ya en
la antigüedad había judíos que, siguiendo una tradición contraria a las
Escrituras, no pronunciaban el nombre divino. De hecho, durante los
primeros siglos de nuestra era, parece que los judíos que leían en público
decían ʼAdhonái (“Señor”, en hebreo) en lugar del
nombre divino cada vez que este aparecía en las Escrituras.
En una oración a su
Padre, Jesús declaró: “He dado a conocer
tu nombre, y lo daré a conocer” (Juan 17:26).
Con todo, el
principal enemigo del nombre de Dios no se rindió. Tras la muerte de los
apóstoles, Satanás comenzó de inmediato a sembrar la semilla de la apostasía,
es decir, a corromper las enseñanzas cristianas (Mateo 13:38, 39; 2 Pedro 2:1).
Pongamos por caso a
Justino Mártir, quien nació más o menos alrededor de la fecha en que murió
Juan, el último de los apóstoles. Aunque afirmaba ser cristiano, repetía
constantemente en sus obras que Dios, quien nos da todas las cosas, “por ningún nombre [propio] puede ser
nombrado”.
Vemos, por tanto,
hasta qué punto ha llegado Satanás para borrar a Dios de la mente de
las personas.
Un par de ejemplos
vernáculos, bastarán…
En la Av. Santa Fé
1352 entre Talcahuano y Uruguay, en la ciudad de Buenos Aires existe una
Iglesia cuyo nombre es San Nicolás de Bari. Se están haciendo obras de
reparación y mejoras. Quien las hace, aunque parezca una humorada, es el Rotary
Club. Y no solo eso ya que existe un cartel en el frontispicio de la Parroquia
donde dice que las obras las está haciendo la susodicha organización masónica.
Digamos, como al
pasar, que el Rotary Club es una sociedad
masónica fundada el 23 de febrero de 1905 en Chicago por el abogado masón Paul
Harris, y que adquirió carácter internacional en 1912; estableciéndose en la
Argentina el 8 de noviembre de 1919.
Interpelado el cura
párroco por el suscripto, no supo que decir balbuceando incoherencias..
Ante su silencio, le
envié un correo electrónico el 13 de Noviembre del corriente año (2019) acerca
del hecho relatado para que brinde por escrito lo que no quiso decirme
verbalmente.
La carta decía: “Hola, mi nombre es Gonzalo V.Montoro Gil y
he observado con suma preocupación que un organismo masónico es quien
interviene en obras dentro de mi iglesia. En efecto, he visto que el Rotary
Club, institución masónica, interviene en reparación y obras dentro de la
Parroquia y encima ostentando impúdicamente su nombre en un cartel. Quisiera
que el Sr.Párraco explique a sus fieles semejante desatino y obre en
consecuencia y se procese al desagravio necesario. A no ser que ecuménicamente
el Sr. Párroco sea masón. Lo saludo atte. (sigue firma)”
La misiva fue
recibida el día 14 de Noviembre a las 3:38:24 de la tarde
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El silencio fue
nuevamente su respuesta. Típico comportamiento masónico del que deriva igual
comportamiento del Unitarismo a lo largo de nuestra historia. El que calla
otorga…
El Rotary Club
explota la ingenuidad, la ambición, la presuntuosidad de hombres henchidos su
ego y engreídos. Es una asociación que apunta a reclutar a hombres,
preferentemente de negocios y profesionales, y se propone, en teoría y ‘hacia
afuera’, moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal
mediante la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y naturalismo
absolutos. Es la Masonería internacional esparcida por todo el mundo, como
noviciado de la Orden, para probar, ensayar y conquistar adeptos.
Sus jefes son
elegidos por los masones residentes en la ciudad norteamericana de Evanston,
Illinois, cerca de Chicago, sede del organismo central.
Como se puede
comprobar a lo largo de nuestra historia patria, desde las invasiones inglesas
hasta la actualidad, la historia de nuestro país ha estado marcada por un
constante aluvión de intereses masónicos –reconocidos por los propios imputado
y con orgullo- dirigidos a agredirlo, disgregarlo, fragmentarlo y desmembrarlo
territorialmente, con el fin de socavar definitivamente los últimos vestigios
de nuestra soberanía.
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Para aquellos
descreídos que entienden que la repulsa de los masones a la Iglesia es cosa del
pasado, vamos a dar una última prueba de que ello no es asi: hasta el día de
hoy el odio de la masonería a todo lo que huela a Cristianismo, a Catolicismo,
a nuestra Iglesia milenaria está plenamente vigente; las bulas papales siguen
enhiestas y valederas. Esto es tan cierto que no pueden ni siquiera nombrar a
Cristo. Veamos.
Cuando el músico
Adrián Otero, masón, solicita ser miembro de la Logia ‘Respetable Logia Renovación Cultural Nro 522’ se reúne la misma el 12 de Abril de 2012 para
su aceptación. Pero, lo curioso y que por supuesto se omite en cuanto pasquín o
medio exista, cuando ponen la fecha dice el certificado de aceptación: “12 de Abril de 2012 de ….la era vulgar”..
Queda así marcado por
su propia letra el ‘Odium Fidei’, el
odio a la Fe por parte de las logias que no pueden pronunciar ni siquiera ‘de la era cristiana’., el nombre de
Cristo. Demostración palpable del Anticristo que anida como esencia en las
Logias, en toda su expresión y, por ende, el fundamento último de la
incompatibilidad perenne de la masonería con la catolicidad….Si, si; No, no…..(Mateo
5:37),
La Iglesia Católica ha condenado
sistemáticamente a la masonería a través de diversas constituciones y
encíclicas: desde la constitución Próvidas Romanorum de
Benedicto XIV en 1751; Ecclesiam a Jesu-Christo de Pío VII en
1821; Quo Graviora de León XII en 1825; las encíclicas Traditi
Humilitati Nostrae de Pío VIII en 1829 y Mirari Vos de
Gregorio XVI en 1832; así como las múltiples condenas de Pío IX entre 1846 y
1873, incluyendo el Syllabus, Qui Pluribus y Apostolicae
Sedis; hasta la encíclica Humanum Genus de León XIII
(1884) y las posteriores instrucciones y declaraciones oficiales del Santo
Oficio hasta el siglo XX.
Finalmente, el 19 de marzo de
1950, el Osservatore Romano, órgano periodístico oficial del
Vaticano, reiteró que las condenas a la masonería permanecen válidas en toda su
integridad a pesar de ser todo eseto acallado por los medios de difusión que,
obviamente, pertenecen su dueños y directores, justamente, a la Masonería.
Tomen nota aquellos
tibios…..
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