EL DIA EN QUE EL PARAGUAY CASI SE UNE A LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA
Gonzalo
V. Montoro Gil
En realidad el título es
meramente literario pues hay, por lo menos, dos momentos históricos que podrían
haber llevado al Paraguay a incorporarse a la Confederación Argentina, como más
adelante veremos.
La relación del Paraguay con
las Provincias Unidas del Río de la Plata, y luego con la Confederación
Argentina fue siempre ambigua. Recelosa, más que todo, del ‘porteñismo’, de Buenos Aires.
Había un grupo que abogaba
en el Paraguay por la total independencia, con Gaspar Rodríguez de Francia, pero otro que –con un sentido
‘pro-porteños’, que tenían, al principio, deseos de unirse a las Provincias
Unidas y que estaba encabezado por el Dr. Ventura Díaz de Bedoya, según el
historiador Oriental Vivian Trías, que desgrana en un libro el proceso por el
cual el Paraguay desarrolla su independencia que va desde los orígenes
coloniales del territorio y que desembocan en el genocidio cometido por los
Unitarios argentinos y Orientales comandados por el Imperio del Brasil y éstos
dirigidos, a su vez en la sombra, por el Imperio Británico y sus intereses
comerciales en la zona; y para ello necesitaba la libre navegación de los ríos,
igual que lo necesitaba el Paraguay pero por otros motivos, lo que llevaba a
los paraguayos a tener una política oscilante.
Dice Trías que ‘El Principio
de la Libre Navegación de los Ríos’ fue Incluida en el Acta final del Congreso
de Viena del 9 de Junio de 1015.
"Es enteramente libre la navegación de los ríos, Y no podrá obstaculizarse
el comercio en ellos". Un mero aval Internacional para que Gran Bretaña
-en plena erupción del Imperialismo liberal- abriera las posibilidades de su
comercio hasta en las más recónditas comarcas de la tierra. Es claro que los ingleses
aplicaban el principio según sus conveniencias. SI una burguesía Intermediaria
asociada y liberal controlaba enteramente su territorio nacional y la
navegación de sus ríos, Londres no sólo no cuestionaba el cierre de los mismos sino
que lo apoyaba en la medida que sirviera
para asegurar el dominio de sus compinches. Es el caso de la política unitaria
en los tiempos de la lucha con el ‘artlgulsmo’. Pero si los ríos eran
clausurados por un gobierno nacionalista y proteccionista .Inglaterra llegaba
hasta la guerra, declarada o no, con tal de abrir su navegación. Es lo ocurrido
en época de Rosas.”
El Paraguay necesitaba la
libre navegación de su río homónimo como los pulmones el aire. Sin embargo rechazó
la opción’ artlgulsta’ que le
aseguraba, en las mejores y más perdurables condiciones, sus anhelos.
“Durante
el periodo de Rosas sus ·aspiraciones se enredaron en el circulo vicioso de una
contradicción sin solución. Al reclamar la apertura libérrima de los ríos interiores,
se situaba en la misma tesitura del Imperio Británico y de la oligarquía
portuaria asociada, que eran Inconciliables
enemigos del modelo de desarrollo paraguayo. Rosas no era Artigas. Su política
era proteccionista y nacionalista- en eso coincidían con Asunción- ,pero no aflojaba
uno pulgada en lo que se refiere al puerto y a las rentas aduaneras de Buenos Aires.”
“Eso
significaba el control del curso de los ríos. Y, por otra parte, su defensa Intransigente de los
derechos de la confederación le impedía reconocer la Independencia del Paraguay”.
No habla salida, ni arreglo
posible. La política del Paraguay lo acercaba a Rosas por un lado y lo alejaba por
el otro. Era Imposible ensamblar la alianza con el enfrentamiento. Carlos A. López
llegó a entrar en las coaliciones de los Unitarios con las potencias europeas
contra don Juan Manuel, pero pronunciándose, a la vez, contra la agresión de
aquellas a la soberanía Argentina. ¿Cómo poder
conciliar estas contradicciones?
“…Con Brasil la situación no era mejor. Para el Imperio resulta vital el acceso al sistema fluvial del Paraguay, el
Paraná y el Plata; única salida de las prometedoras riquezas de su marginado territorio del
Matto Grosso. Explotar sus recursos es urgente, puesto que -como bien lo dice Reclus- ‘el territorio paraguayo es la prolongación meridional
del Estado de Matto Grosso’.”
Carlos A. López
intentó llevar una línea política sinuosa, pendular, equlllbrante. Tan pronto se apoyaba en Brasil
para dirimir sus querellas con la Argentina, como procedía a la Inversa. De ahí las oscilaciones bruscas
de sus relaciones con ambas potencias vecinas, que van desde el entendimiento a la ruptura y a veces, hasta el
choque de las armas.
Como bien
sigue explicando y fundando Trías, el capital inglés es quien dirige y fogonea
la lucha contra Carlos Antonio y contra Francisco Solano López.
“Millones de esterlinas financiaron el esfuerzo bélico brasileño contra el régimen de F. Solano López. Hacia 1875 Inglaterra ha invertido en Brasil más de 31 millones de libras. El carácter subimperial del Brasil se expresa admirablemente en la figura y las actividades de lrineo Evangelista de Sousa Barón de Mauá, gran empresario ferroviario, de usinas de gas, vapores. etc .. y estrechamente ligado a los Rothschild, fundó el banco anglo-brasileño B. Mauá, Mc Gregory Cía. en 1854, y luego lo fusionó con el
London y Brazllian Bank, creando el London y Mauá Bank”.
“Manejaba las finanzas de la Confederación de Urquiza, de los gobiernos
uruguayos, colorados y blancos,
y era asiduo prestamista de la
administración de Mitre. Manipula una vasta red de agencias bancarias en Manchester, Nueva York, Río Grande. Pelotas,
Campiñas, Porto Alegre, Santos, San Pablo, Paré (en Brasil), Montevideo,
Salto, Paysandú, Mercedes. Cerro Largo (en Uruguay) y Buenos Aires, Rosario y Gualeguaychú (en la
Argentina)”.
Poseía, Mauá,
enormes extensiones de tierras en toda el área platense y dominaba en
ella Innumerables empresas. Financió la guerra contra Rosas y ya veremos su rol en la crisis del ‘65.
Dice bien el
historiador León Pomer: "los Ingleses concurrieron masivamente a la buena obra de
exterminar al Paraguay".
No solo la Gran Bretaña y a
sus agentes estaban involucrados: también forman parte de su sistema las clases
dominantes de naciones formalmente soberanas, pero económicamente periféricas y
dependientes. El desafío paraguayo enfrentó a todo el sistema del
imperialismo liberal y éste reaccionó para destruirlo.
Las palabras y
la política de Rosas fueron desoídas en su momento, y se pagó caro por ello.
Rosas siempre
hizo ver a los gobernantes del Paraguay que solo unido el mismo a la
Confederación Argentina iban a poder sostener su autonomía frente al
avasallante avance británico y brasileño. La fortaleza estaba en la unión.
No lo
escucharon. Como no lo escucharon en su momento Federales como el ‘Chacho’
Peñaloza, Felipe Varela, José Hernández, Ricardo López Jordán, Benjamín
Virasoro y tantos otros que buscaron finalmente derrocar a Rosas no entiendo su
política visionaria.
Repetimos, se
pagó caro y lo pagaron caro con sus propias vidas muchos de ellos que –unidos a
los Unitarios en su momento- coadyuvaron a derrocar al Ilustre Restaurador de
las Leyes, con una ceguera política que les siguió a todos ellos hasta el final
de sus días.
Mientras
Paysandú y luego el Paraguay se desangraban, los mencionados Federales
esperaban, inútilmente como un milagro, el pronunciamiento de Urquiza.
Dice Trías: “El "Chacho" y Felipe Varela eran ‘urquisistas’ y
lo ven como al federal de provincias que derrota al porteño Rosas contra el cual habían peleado en los años de la Coalición del Norte. Cruel fue el de desengaño
y el opulento "taita" de Entre
Ríos-como lo llama Gelly- lo pagó con su vida.
“No sin entes repudiar lo mejor de su pasado: "soy hombre de principios, y no de partido, v menos de montonera: jamás las he
tolerado siquiera” (¿Quién pudo pensar en los Potreros de Vences que don Justo despreciara, un día, a las montoneras?)”
Luego del
literal genocidio de la Triple Alianza, el Paraguay, despoblado, paupérrimo, en
total indigencia ya está domesticado, ‘civilizado’ a ‘palos’ como siempre
propugnó el inefable y maquiavélico Salvador M. del Carril refiriéndose a la
montonera Federal.
Concluye
Trías: “En 1908
el Paraguay ya está ‘civilizado’: debe 7.500.000 de libras. Lo
más grave es que la posibilidad de la Patria Grande se esfuma. Las fuerzas Que pugnan por ella han
sido aplastadas y la política ‘balcanizadora’ propuesta por Lord Castlereagh en 1807 ha triunfado en toda la línea”.
El Paraguay ‘loplzta’
ya no existe y a nadie puede contagiar su modelo de desarrollo liberador. El gran ganador es el Imperio Británico. Tanto desastre en su
provecho.
Pero ya Lord Palmerston decía con gesto altanero y
aristocrático, mientras se calzaba no sin cierta estudiada brusquedad sus extravagantes
guantes verdes: ‘Inglaterra tiene tanta fuerza que se puede cagar en todas las consecuencias’ ".
En síntesis:
la enorme visión geopolítica de Rosas chocó con la cortedad de los Federales de
entonces –tanto dentro de la Confederación, en el interior, como los
gobernantes del Paraguay y los de la Banda Oriental (salvo Manuel Oribe y Juan
Antonio Lavalleja).
Aquel se dio
cuenta –y así lo hizo ver- que solo en la unión estaba la fuerza para oponerse
al proyecto de fragmentación de las Provincias Unidas por parte de los
británicos, franceses y brasileños con ayuda de los Unitarios de ambas orillas
del Plata, más mercenarios garibaldinos y alemanes.
Pero los
mismos Federales como José Hernández, el ‘Chacho’ Peñaloza, Ibarra, Felipe
Varela, y otros junto a los gobernantes del Paraguay (Rodríguez de Francia,
Carlos A. López y luego su hijo Francisco Solano López), no pudieron o no
supieron verlo y se opusieron al proyecto unificador de Rosas para reconstruir
el Virreinato del Rio de la Plata de a poco.
Rosas no quiso
hacerlo –ni lo hizo- por la fuerza, como algunos erróneamente dicen, sino a
través de la seducción política y marcando las ventajas que obtendrían el
Paraguay y la Banda Oriental de unirse a la Confederación Argentina, y así,
oponerse fuertemente a la expansión brasileña y a la intromisión
británico-francesa.
El mismo
Rosas, aún vivo Francisco Solano López en las postrimerías de la Guerra de la
Triple Alianza, le había dejado su sable personal en su testamento como reconocimiento
a su entereza y su lucha contra los Unitarios, británicos, franceses, y
brasileños. No se pudo efectivizar por la muerte de López.
No lo
escucharon a Rosas. Y así terminó la Banda Oriental y el Paraguay: destrozadas
geográfica, militar, poblacional y económicamente; balcanizada la parte sur de
nuestro continente, con la ayuda imprescindible del mayor traidor que recuerda
nuestra patria: Justo José de Urquiza.
El mismo, en
realidad, nunca fue Federal, ni Unitario. Solo le interesaba su propio bolsillo
y a quien se lo llenara él le vendía su alma. Primero, como los vientos iban
hacia el Federalismo, él aportó su espada y recogió durante años dinero y oro a
manos llenas, contrabandeando hacia y desde la Banda Oriental. Cuando los
vientos cambiaban de dirección no trepidó en venderse a la Banca extranjera
(Mauá, Rothschild, Banco de Londres, etc) y llenarse sus bolsillos a costa de
la sangre de sus coterráneos.
Rosas, solo,
alcanzó apenas a salvar a la Mesopotamia del desguace, que también era
apetecida por el Brasil y los imperios centrales para también desgajarla de
nuestro territorio. Más no pudo.
*
Ahora bien,
volviendo al título de nuestro trabajo: ¿en algún momento, estuvieron la Banda
Oriental y el Paraguay a punto de incorporarse voluntariamente a la
Confederación Argentina?
La Banda
Oriental casi lo consigue gracias a Manuel Oribe, pero por errores no pudo
hacerlo y se vio finalmente acorralado por el traidor Urquiza, por Bartolomé
Mitre, por Domingo F. Sarmiento, por Rufino de Elizalde, Pastor Obligado, por
los brasileños, y por los franceses e ingleses. Por supuesto que la Masonería
detrás tejiendo los hilos conductores. Todo esto es harto conocido.
Esos errores
fueron claramente estratégicos: sitiar a Montevideo por tierra mientras por mar
y ríos los franceses e ingleses, más lo brasileños aprovisionaban a los
Unitarios ‘colorados’ y los Unitarios
porteños que resistían el asedio, en lugar de intentar tomar la ciudad sin
considerar las bajas que ello podía acarrear. Oribe hubiera podido atacar
Montevideo y tratar de tomarla por asalto en varias ocasiones, pero nunca lo
intentó.
Rosas ordenó
al almirante Brown que bloqueara Montevideo, lo cual, de haberse hecho
efectivo, hubiera significado el rápido colapso del Gobierno de la Defensa,
pero el Reino Unido forzó el levantamiento del bloqueo, como ya se ha señalado.
La ciudad resistía a merced al apoyo que le daban los barcos franceses e
ingleses.
Respecto al Paraguay hubo dos circunstancias –menos
conocida- que casi logran la incorporación del Paraguay a la Confederación,
(que no se pudo por las mismas circunstancias que indicamos respecto a la Banda
Oriental):
En su tarea de
seducción y convencimiento pacífico Rosas primeramente, y como ya hemos dicho
en otro trabajo, intentó en su momento, y previo a las dos circunstancias que
comentaremos, lograr el apoyo de Artigas, aun éste estando anciano y viviendo
en el Paraguay.
Habíamos
comentado allí que: “Relata la
historiadora Oriental Ana Ribeiro citando como fuente la obra de otros
importantes historiadores Orientales Washington Reyes Abadie y Andrés Vásquez
Romero, respecto a una propuesta que
Rosas le envía a Artigas en 1847 “Una propuesta que Artigas recibió la de Juan
Manuel de Rosas quién mando a [el Coronel] Eduviges Gutiérrez para exponerle a Artigas su posición […] Consta lo
que el viejo caudillo le dijo al enviado de Rosas “que no quería abandonar la
Asunción; que quería morir tranquilo donde estaba antes que plegarse a ningún
movimiento que no fuese que él mismo había iniciado y por el cual estaba
expatriado desde hacía 27 años”
Luego, hubo,
como se dijo, previamente a la debacle Federal dos momentos claves que pudieron
haber cambiado el curso de la historia.
El primero fue
por 1849. Los franceses flaqueaban cansados en su lucha contra Rosas. Carlos
Antonio López que intentaba hacer equilibrio entre su conducta frente a Brasil
y a la Argentina, dio un giro en la misma dando señales a la Confederación
Argentina y a Rosas de negociar, y tal vez, en el futuro prescindir de la
independencia paraguaya e incorporarse a la Confederación Argentina. ¿Sería
verdad lo insinuado por López?
Ana Ribeiro,
la historiadora Oriental nos dice: “La
postración y el cansancio eran generalizados y llevó a los franceses a
preguntarse si en ese país devastado por la guerra encontrarían recursos que
valieran la pena. También vaciló
López en ese momento. Dado que el tiempo pasaba sin conseguir un tratado
satisfactorio con Brasil, en el que quedara definido el asunto de límites, se
permitió girar hacia Rosas”.
En octubre de
1849 le ofreció, por intermedio del gobernador de Corrientes, establecer un
principio que garantizara la navegación de los ríos interiores, concluyendo en
un tratado provisorio de paz comercio y navegación, "aplazándose la cuestión de la independencia hasta la reunión del Congreso General de la
Confederación Argentina':
“Era un cambio notable: la independencia paraguaya aceptada o
anulada por la voluntad de las provincias. El Finado [se
refería a Gaspar Rodríguez de Francia, su antecesor] retorcía sus huesos en el lecho del río, en los sótanos del museo
bonaerense o donde estuviese”.
Decía López,
según extrae Ribeiro del libro de Justo Pastor Benítez ‘Carlos Antonio López, Estructuración Del Estado Paraguayo’ (Ayacucho,
Bs.As. 1944-pag.132-133): “O el pueblo
paraguayo está inclinado y decidido a la incorporación a la Confederación
Argentina, o la resiste. En el primer caso, aquella decisión ha de prevalecer,
tarde o temprano. Déjese, pues, al tiempo y a la convicción el pronunciamiento;
no se intente arrancarle por la fuerza si el sentimiento del pueblo paraguayo
resiste, esa incorporación no se podrá obtenerla, sino conquistándola, y el
gobierno Federal, que acusa al Unitario de haber querido someter por la fuerza
las provincias al sistema unitario no puede incurrir en la inconsecuencia de
emplear el mismo medio reprobado de su contrario”.
Pensaba
Ribeiro: ¿Lo desbordaba la situación y salvaba el comercio, la subsistencia tiempo? ¿Cedía o maniobraba? Rosas, por su
parte ¿no supo ver la ocasión de incorporar a Paraguay que se le daba en ese
momento? ¿O tenía más clara que los demás su riesgosa situación y atendía el
juego en su lugar más neurálgico (que no era entonces Paraguay).
Se preguntaba
la historiadora citada las intenciones reales de López o las causas por las
cuales tendía un puente a Rosas. De todas maneras, según la misma, Rosas dejó
pasar una oportunidad única tal vez porque sus mayores preocupaciones estaban
en otro lugar geográfico en ese momento
y los acuerdos con Inglaterra y Francia le insumían toda su atención no
sabiendo aquilatar el momento ventajoso para darle una mano a López y
profundizar los lazos con fines de la incorporación del Paraguay a la
Confederación Argentina. En la historia hay momentos que tal vez no vuelven a
repetirse y no hay que dejarlos pasar.
La segunda
circunstancia tuvo menor entidad y peso específico para lograr una aproximación
a dicha incorporación, más por razones de que el gobierno soberano de Rosas
comenzaba a resquebrajarse y quienes ofrecieron la unión deseada no era Carlos
A. López, el hombre fuerte del Paraguay, sino algunos políticos que no se
llevaban bien con el mismo.
Ya no era 1849
sino 1850. Acaba de morir Artigas y Rosas recibía una carta llamativa.
Transcribe Ana
Ribeiro un documento incorporado a la ’Historia
Diplomática del Paraguay’, editado en Asunción en el año 1997, pag.89, por
el historiador Luis Benítez: “Señor, con
el apoyo de dos mil hombres que silenciosamente y con rapidez marchan por el
Chaco hasta Asunción, es indefectiblemente tomado aquel punto. Y todos los
paraguayos somos ya de V.E. y nosotros nos ofrecemos a marchar en la expedición
con cualquier carácter que V.E. nos diese, llevando en nuestra compañía otros
paisanos que como nosotros no ven la felicidad para nuestra Provincia sino en
su incorporación a la Confederación Argentina, bajo el paternal gobierno de
V.E.•
Firmaban la
carta algunos políticos patriotas- Fernando Iturburu y Carlos Loizaga- que
veían con clara objetividad que solo dentro de la Confederación Argentina el
Paraguay conservaría su autonomía y su riqueza.
Según la
historiadora citada, Rosas sabía que no todos los políticos paraguayos estaban
contestes en lo dicho en la carta sino solo un pequeño grupo contrario a López,
así como Rosas sabía que finalmente Urquiza lo traicionaría uniéndose a los
brasileños, Unitarios, franceses e ingleses poco tiempo después, enfrentando a
su ayer camarada Federal, Oribe.
También otros
Federales como Leandro Gómez, Eugenio Garzón se pasaron al enemigo dejando a
Oribe huérfano de todo apoyo.
En la Batalla
de Caseros, es lícito recordar asimismo que un hijo de Artigas de nombre
Santiago y un sobrino de éste de nombre Pascual pelearon a las órdenes de
Urquiza contra Rosas y la Confederación Argentina. Dato n menor también a tener
en cuenta para entender la poca visión geopolítica de muchos Federales de
aquella época.
Tan era la
traición de Justo José de Urquiza que, luego en la Guerra contra el Paraguay, en
especial en la defensa de Paysandú, un hijo suyo el Coronel Waldino Urquiza, no soportando la actitud de Urquiza padre, se
alistó y peleó apoyando a los ‘Blancos’ Orientales y Paraguayos de Francisco
Solano López, en Paysandú.
También otros
Federales ‘Urquicistas’ como Juan
Saa, Rafael y José Hernández, y un hijo de Estanislao López de nombre Telmo
que en su momento traicionaron al gobierno de Rosas aliándose a brasileños, Unitarios y ‘Colorados’ de la
Banda Oriental, pagan su traición y se enfrentan a sus antiguos aliados, los
cuales los destrozan.
Distinto
hubieran sido si hubiera permanecido leales a su gobierno legal que podría
haber incorporado a la Banda Oriental y al Paraguay a una Confederación
Argentina extensa y fortalecida.
*
Y así, hubo
dos circunstancias históricas poco conocidas o difundidas en el que el Paraguay
pudo haberse incorporado a la Confederación Argentina pero en el primer caso,
Rosas tal vez no supo sopesar la oportunidad y en el segundo caso, era un grupo
pequeño de Paraguayos –que no estaban acompañados por Carlos A. López que no
participaba de dicha iniciativa- que se ofrecieron a pelear contra brasileños y
traidores pero, además de todo, ya era tarde y la Confederación Argentina
soberana crujía….
El resultado
fue el desmembramiento de territorios del Paraguay y la Banda Oriental a manos
del expansionismo brasileño y la balcanización de Sudamérica ordenada por el
Imperio Británico victorioso y la Masonería disolvente (‘las llamadas ‘Logias’
jacobinas y revulsivas).
Lo que predijo
el Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas, se cumplió, lamentablemente y así se
perdió nuestro destino de grandeza y –desde entonces hasta hoy día- nuestra
soberanía.
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FUENTES
MONTORO GIL,
Gonzalo V. ('Artigas y Rosas-Crónica De
Un Encuentro Que No Fue'- El Mensajero de la Confederación Argentina
–blogspot.com)
RIBEIRO, Ana (‘El Caudillo y el Dictador’-Montevideo,
Uruguay-Ed. Planeta 2003)
TRÍAS, Vivian
('El Paraguay-de Francia el Supremo a la
Guerra de la Triple Alianza'- Ed. Cuaderno de Crisis
Nro.19-1975)
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