lunes, 6 de diciembre de 2021

EL DIA EN QUE EL PARAGUAY CASI SE UNE A LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA

 EL DIA EN QUE EL PARAGUAY CASI SE UNE A LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA


Gonzalo V. Montoro Gil



En realidad el título es meramente literario pues hay, por lo menos, dos momentos históricos que podrían haber llevado al Paraguay a incorporarse a la Confederación Argentina, como más adelante veremos.

La relación del Paraguay con las Provincias Unidas del Río de la Plata, y luego con la Confederación Argentina fue siempre ambigua. Recelosa, más que todo, del ‘porteñismo’, de Buenos Aires.

Había un grupo que abogaba en el Paraguay por la total independencia, con Gaspar Rodríguez  de Francia, pero otro que –con un sentido ‘pro-porteños’, que tenían, al principio, deseos de unirse a las Provincias Unidas y que estaba encabezado por el Dr. Ventura Díaz de Bedoya, según el historiador Oriental Vivian Trías, que desgrana en un libro el proceso por el cual el Paraguay desarrolla su independencia que va desde los orígenes coloniales del territorio y que desembocan en el genocidio cometido por los Unitarios argentinos y Orientales comandados por el Imperio del Brasil y éstos dirigidos, a su vez en la sombra, por el Imperio Británico y sus intereses comerciales en la zona; y para ello necesitaba la libre navegación de los ríos, igual que lo necesitaba el Paraguay pero por otros motivos, lo que llevaba a los paraguayos a tener una política oscilante.

Dice Trías que ‘El Principio de la Libre Navegación de los Ríos’ fue Incluida en el Acta final del Congreso de Viena del 9 de Junio de 1015.

"Es enteramente libre la navegación de los ríos, Y no podrá obstaculizarse el comercio en ellos". Un mero aval Internacional para que Gran Bretaña -en plena erupción del Imperialismo liberal- abriera las posibilidades de su comercio hasta en las más recónditas comarcas de la tierra. Es claro que los ingleses aplicaban el principio según sus conveniencias. SI una burguesía Intermediaria asociada y liberal controlaba enteramente su territorio nacional y la navegación de sus ríos, Londres no sólo no cuestionaba el cierre de los mismos sino  que lo apoyaba en la medida que sirviera para asegurar el dominio de sus compinches. Es el caso de la política unitaria en los tiempos de la lucha con el ‘artlgulsmo’. Pero si los ríos eran clausurados por un gobierno nacionalista y proteccionista .Inglaterra llegaba hasta la guerra, declarada o no, con tal de abrir su navegación. Es lo ocurrido en época de Rosas.”

El Paraguay necesitaba la libre navegación de su río homónimo como los pulmones el aire. Sin embargo rechazó la opción’ artlgulsta’ que le aseguraba, en las mejores y más perdurables condiciones, sus anhelos.

“Durante el periodo de Rosas sus ·aspiraciones se enredaron en el circulo vicioso de una contradicción sin solución. Al reclamar la apertura libérrima de los ríos interiores, se situaba en la misma tesitura del Imperio Británico y de la oligarquía portuaria asociada, que eran  Inconciliables enemigos del modelo de desarrollo paraguayo. Rosas no era Artigas. Su política era proteccionista y nacionalista- en eso coincidían con Asunción- ,pero no aflojaba uno pulgada en lo que se refiere al puerto y a las rentas aduaneras de Buenos Aires.”

“Eso significaba el control del curso de los ríos. Y, por  otra parte, su defensa Intransigente de los derechos de la confederación le impedía reconocer la Independencia del Paraguay”.

No habla salida, ni arreglo posible. La política del Paraguay lo acercaba a Rosas por un lado y lo alejaba por el otro. Era Imposible ensamblar la alianza con el enfrentamiento. Carlos A. López llegó a entrar en las coaliciones de los Unitarios con las potencias europeas contra don Juan Manuel, pero pronunciándose, a la vez, contra la agresión de aquellas a la soberanía Argentina. ¿Cómo poder conciliar estas contradicciones?

“…Con Brasil la situación no era mejor. Para el Imperio resulta vital el acceso al sistema fluvial del Paraguay, el Paraná y el Plata; única salida de las prometedoras riquezas de su marginado territorio del Matto Grosso. Explotar sus recursos es urgente, puesto que -como bien lo dice Reclus- ‘el territorio paraguayo es la prolongación meridional del Estado de Matto Grosso’.”

Carlos A. López intentó llevar una línea política sinuosa, pendular, equlllbrante. Tan pronto se apoyaba en Brasil para dirimir sus querellas con la Argentina, como procedía a la Inversa. De ahí las oscilaciones bruscas de sus relaciones con ambas potencias vecinas, que van desde el entendimiento a la ruptura y a veces, hasta el choque de las armas.

Como bien sigue explicando y fundando Trías, el capital inglés es quien dirige y fogonea la lucha contra Carlos Antonio y contra Francisco Solano López.

Millones de esterlinas financiaron el esfuerzo bélico brasileño contra el régimen de F. Solano López. Hacia 1875 Inglaterra ha invertido en Brasil más de 31 millones de libras. El carácter subimperial del Brasil se expresa admirablemente en la figura y las actividades de lrineo Evangelista de Sousa Barón de Mauá, gran empresario ferroviario, de usinas de gas, vapores. etc .. y estrechamente ligado a los Rothschild, fundó el banco anglo-brasileño B. Mauá, Mc Gregory Cía. en 1854, y luego lo fusionó con el London y Brazllian Bank, creando el London y Mauá Bank”.

“Manejaba las finanzas de la Confederación de Urquiza, de los gobiernos uruguayos, colorados y blancos, y era asiduo prestamista de la administración de Mitre. Manipula una vasta red de agencias bancarias en Manchester, Nueva York, Río Grande. Pelotas, Campiñas, Porto Alegre, Santos, San Pablo, Paré (en Brasil), Montevideo, Salto, Paysandú, Mercedes. Cerro Largo (en Uruguay) y Buenos Aires, Rosario y Gualeguaychú (en la Argentina)”.

Poseía, Mauá, enormes extensiones de tierras en toda el área platense y dominaba en ella Innumerables empresas. Financió la guerra contra Rosas y ya veremos su rol en la crisis del ‘65.

Dice bien el historiador León Pomer: "los Ingleses concurrieron masivamente a la buena obra de exterminar al Paraguay".

No solo la Gran Bretaña y a sus agentes estaban involucrados: también forman parte de su sistema las clases dominantes de naciones formalmente soberanas, pero económicamente periféricas y dependientes. El desafío paraguayo enfrentó a todo el sistema del imperialismo liberal y éste reaccionó para destruirlo.

Las palabras y la política de Rosas fueron desoídas en su momento, y se pagó caro por ello.

Rosas siempre hizo ver a los gobernantes del Paraguay que solo unido el mismo a la Confederación Argentina iban a poder sostener su autonomía frente al avasallante avance británico y brasileño. La fortaleza estaba en la unión.

No lo escucharon. Como no lo escucharon en su momento Federales como el ‘Chacho’ Peñaloza, Felipe Varela, José Hernández, Ricardo López Jordán, Benjamín Virasoro y tantos otros que buscaron finalmente derrocar a Rosas no entiendo su política visionaria.

Repetimos, se pagó caro y lo pagaron caro con sus propias vidas muchos de ellos que –unidos a los Unitarios en su momento- coadyuvaron a derrocar al Ilustre Restaurador de las Leyes, con una ceguera política que les siguió a todos ellos hasta el final de sus días.

Mientras Paysandú y luego el Paraguay se desangraban, los mencionados Federales esperaban, inútilmente como un milagro, el pronunciamiento de Urquiza.

Dice Trías: “El "Chacho" y Felipe Varela eran ‘urquisistas’ y lo ven como al federal de provincias que derrota al porteño Rosas contra el cual habían peleado en los años de la Coalición del Norte. Cruel fue el de desengaño y el opulento "taita" de Entre Ríos-como lo llama Gelly- lo pagó con su vida.

“No sin entes repudiar  lo mejor de su pasado: "soy hombre de principios, y no de partido, v menos de montonera: jamás las he tolerado siquiera”  (¿Quién pudo pensar en los Potreros de Vences que don Justo despreciara, un día, a las montoneras?)”

Luego del literal genocidio de la Triple Alianza, el Paraguay, despoblado, paupérrimo, en total indigencia ya está domesticado, ‘civilizado’ a ‘palos’ como siempre propugnó el inefable y maquiavélico Salvador M. del Carril refiriéndose a la montonera Federal.

Concluye Trías: “En 1908 el Paraguay ya está ‘civilizado’: debe 7.500.000 de libras. Lo más grave es que la posibilidad de la Patria Grande se esfuma. Las fuerzas Que pugnan por ella han sido aplastadas y la política ‘balcanizadora’ propuesta por Lord Castlereagh en 1807 ha triunfado en toda la línea”.

El Paraguay ‘loplzta’ ya no existe y a nadie puede contagiar su modelo de desarrollo liberador. El  gran ganador es el Imperio Británico. Tanto desastre en su provecho.

Pero ya Lord Palmerston decía con gesto altanero y aristocrático, mientras se calzaba no sin cierta estudiada brusquedad sus extravagantes guantes verdes: ‘Inglaterra tiene tanta fuerza que se puede cagar en todas las consecuencias’ ".

En síntesis: la enorme visión geopolítica de Rosas chocó con la cortedad de los Federales de entonces –tanto dentro de la Confederación, en el interior, como los gobernantes del Paraguay y los de la Banda Oriental (salvo Manuel Oribe y Juan Antonio Lavalleja).

Aquel se dio cuenta –y así lo hizo ver- que solo en la unión estaba la fuerza para oponerse al proyecto de fragmentación de las Provincias Unidas por parte de los británicos, franceses y brasileños con ayuda de los Unitarios de ambas orillas del Plata, más mercenarios garibaldinos y alemanes.

Pero los mismos Federales como José Hernández, el ‘Chacho’ Peñaloza, Ibarra, Felipe Varela, y otros junto a los gobernantes del Paraguay (Rodríguez de Francia, Carlos A. López y luego su hijo Francisco Solano López), no pudieron o no supieron verlo y se opusieron al proyecto unificador de Rosas para reconstruir el Virreinato del Rio de la Plata de a poco.

Rosas no quiso hacerlo –ni lo hizo- por la fuerza, como algunos erróneamente dicen, sino a través de la seducción política y marcando las ventajas que obtendrían el Paraguay y la Banda Oriental de unirse a la Confederación Argentina, y así, oponerse fuertemente a la expansión brasileña y a la intromisión británico-francesa.

El mismo Rosas, aún vivo Francisco Solano López en las postrimerías de la Guerra de la Triple Alianza, le había dejado su sable personal en su testamento como reconocimiento a su entereza y su lucha contra los Unitarios, británicos, franceses, y brasileños. No se pudo efectivizar por la muerte de López.

No lo escucharon a Rosas. Y así terminó la Banda Oriental y el Paraguay: destrozadas geográfica, militar, poblacional y económicamente; balcanizada la parte sur de nuestro continente, con la ayuda imprescindible del mayor traidor que recuerda nuestra patria: Justo José de Urquiza.

El mismo, en realidad, nunca fue Federal, ni Unitario. Solo le interesaba su propio bolsillo y a quien se lo llenara él le vendía su alma. Primero, como los vientos iban hacia el Federalismo, él aportó su espada y recogió durante años dinero y oro a manos llenas, contrabandeando hacia y desde la Banda Oriental. Cuando los vientos cambiaban de dirección no trepidó en venderse a la Banca extranjera (Mauá, Rothschild, Banco de Londres, etc) y llenarse sus bolsillos a costa de la sangre de sus coterráneos.

Rosas, solo, alcanzó apenas a salvar a la Mesopotamia del desguace, que también era apetecida por el Brasil y los imperios centrales para también desgajarla de nuestro territorio. Más no pudo.

*

Ahora bien, volviendo al título de nuestro trabajo: ¿en algún momento, estuvieron la Banda Oriental y el Paraguay a punto de incorporarse voluntariamente a la Confederación Argentina?

La Banda Oriental casi lo consigue gracias a Manuel Oribe, pero por errores no pudo hacerlo y se vio finalmente acorralado por el traidor Urquiza, por Bartolomé Mitre, por Domingo F. Sarmiento, por Rufino de Elizalde, Pastor Obligado, por los brasileños, y por los franceses e ingleses. Por supuesto que la Masonería detrás tejiendo los hilos conductores. Todo esto es harto conocido.

Esos errores fueron claramente estratégicos: sitiar a Montevideo por tierra mientras por mar y ríos los franceses e ingleses, más lo brasileños aprovisionaban a los Unitarios ‘colorados’ y los Unitarios porteños que resistían el asedio, en lugar de intentar tomar la ciudad sin considerar las bajas que ello podía acarrear. Oribe hubiera podido atacar Montevideo y tratar de tomarla por asalto en varias ocasiones, pero nunca lo intentó.

Rosas ordenó al almirante Brown que bloqueara Montevideo, lo cual, de haberse hecho efectivo, hubiera significado el rápido colapso del Gobierno de la Defensa, pero el Reino Unido forzó el levantamiento del bloqueo, como ya se ha señalado. La ciudad resistía a merced al apoyo que le daban los barcos franceses e ingleses.

Respecto al  Paraguay hubo dos circunstancias –menos conocida- que casi logran la incorporación del Paraguay a la Confederación, (que no se pudo por las mismas circunstancias que indicamos respecto a la Banda Oriental):

En su tarea de seducción y convencimiento pacífico Rosas primeramente, y como ya hemos dicho en otro trabajo, intentó en su momento, y previo a las dos circunstancias que comentaremos, lograr el apoyo de Artigas, aun éste estando anciano y viviendo en el Paraguay.

Habíamos comentado allí que: “Relata la historiadora Oriental Ana Ribeiro citando como fuente la obra de otros importantes historiadores Orientales Washington Reyes Abadie y Andrés Vásquez Romero,  respecto a una propuesta que Rosas le envía a Artigas en 1847 “Una propuesta que Artigas recibió la de Juan Manuel de Rosas quién mando a [el Coronel] Eduviges Gutiérrez para exponerle a Artigas su posición […] Consta lo que el viejo caudillo le dijo al enviado de Rosas “que no quería abandonar la Asunción; que quería morir tranquilo donde estaba antes que plegarse a ningún movimiento que no fuese que él mismo había iniciado y por el cual estaba expatriado desde hacía 27 años”

Luego, hubo, como se dijo, previamente a la debacle Federal dos momentos claves que pudieron haber cambiado el curso de la historia.

El primero fue por 1849. Los franceses flaqueaban cansados en su lucha contra Rosas. Carlos Antonio López que intentaba hacer equilibrio entre su conducta frente a Brasil y a la Argentina, dio un giro en la misma dando señales a la Confederación Argentina y a Rosas de negociar, y tal vez, en el futuro prescindir de la independencia paraguaya e incorporarse a la Confederación Argentina. ¿Sería verdad lo insinuado por López?

Ana Ribeiro, la historiadora Oriental nos dice: “La postración y el cansancio eran generalizados y llevó a los franceses a preguntarse si en ese país devastado por la guerra encontrarían recursos que valieran la pena. También vaciló López en ese momento. Dado que el tiempo pasaba sin conseguir un tratado satisfactorio con Brasil, en el que quedara definido el asunto de límites, se permitió girar hacia Rosas”.

En octubre de 1849 le ofreció, por intermedio del gobernador de Corrientes, establecer un principio que garantizara la navegación de los ríos interiores, concluyendo en un tratado provisorio de paz comercio y navegación, "aplazándose la cuestión de la independencia  hasta la reunión del Congreso General de la Confederación Argentina':

“Era un cambio notable: la independencia paraguaya aceptada o anulada por la voluntad de las provincias.  El Finado [se refería a Gaspar Rodríguez de Francia, su antecesor] retorcía sus huesos en el lecho del río, en los sótanos del museo bonaerense o donde estuviese”.

Decía López, según extrae Ribeiro del libro de Justo Pastor Benítez ‘Carlos Antonio López, Estructuración Del Estado Paraguayo’ (Ayacucho, Bs.As. 1944-pag.132-133): “O el pueblo paraguayo está inclinado y decidido a la incorporación a la Confederación Argentina, o la resiste. En el primer caso, aquella decisión ha de prevalecer, tarde o temprano. Déjese, pues, al tiempo y a la convicción el pronunciamiento; no se intente arrancarle por la fuerza si el sentimiento del pueblo paraguayo resiste, esa incorporación no se podrá obtenerla, sino conquistándola, y el gobierno Federal, que acusa al Unitario de haber querido someter por la fuerza las provincias al sistema unitario no puede incurrir en la inconsecuencia de emplear el mismo medio reprobado de su contrario”.

Pensaba Ribeiro: ¿Lo desbordaba la situación y salvaba el comercio, la subsistencia  tiempo? ¿Cedía o maniobraba? Rosas, por su parte ¿no supo ver la ocasión de incorporar a Paraguay que se le daba en ese momento? ¿O tenía más clara que los demás su riesgosa situación y atendía el juego en su lugar más neurálgico (que no era entonces Paraguay).

Se preguntaba la historiadora citada las intenciones reales de López o las causas por las cuales tendía un puente a Rosas. De todas maneras, según la misma, Rosas dejó pasar una oportunidad única tal vez porque sus mayores preocupaciones estaban en otro lugar geográfico  en ese momento y los acuerdos con Inglaterra y Francia le insumían toda su atención no sabiendo aquilatar el momento ventajoso para darle una mano a López y profundizar los lazos con fines de la incorporación del Paraguay a la Confederación Argentina. En la historia hay momentos que tal vez no vuelven a repetirse y no hay que dejarlos pasar.

La segunda circunstancia tuvo menor entidad y peso específico para lograr una aproximación a dicha incorporación, más por razones de que el gobierno soberano de Rosas comenzaba a resquebrajarse y quienes ofrecieron la unión deseada no era Carlos A. López, el hombre fuerte del Paraguay, sino algunos políticos que no se llevaban bien con el mismo.

Ya no era 1849 sino 1850. Acaba de morir Artigas y Rosas recibía una carta llamativa.

Transcribe Ana Ribeiro un documento incorporado a la ’Historia Diplomática del Paraguay’, editado en Asunción en el año 1997, pag.89, por el historiador Luis Benítez: “Señor, con el apoyo de dos mil hombres que silenciosamente y con rapidez marchan por el Chaco hasta Asunción, es indefectiblemente tomado aquel punto. Y todos los paraguayos somos ya de V.E. y nosotros nos ofrecemos a marchar en la expedición con cualquier carácter que V.E. nos diese, llevando en nuestra compañía otros paisanos que como nosotros no ven la felicidad para nuestra Provincia sino en su incorporación a la Confederación Argentina, bajo el paternal gobierno de V.E.• 

Firmaban la carta algunos políticos patriotas- Fernando Iturburu y Carlos Loizaga- que veían con clara objetividad que solo dentro de la Confederación Argentina el Paraguay conservaría su autonomía y su riqueza.

Según la historiadora citada, Rosas sabía que no todos los políticos paraguayos estaban contestes en lo dicho en la carta sino solo un pequeño grupo contrario a López, así como Rosas sabía que finalmente Urquiza lo traicionaría uniéndose a los brasileños, Unitarios, franceses e ingleses poco tiempo después, enfrentando a su ayer camarada Federal, Oribe.

También otros Federales como Leandro Gómez, Eugenio Garzón se pasaron al enemigo dejando a Oribe huérfano de todo apoyo.

En la Batalla de Caseros, es lícito recordar asimismo que un hijo de Artigas de nombre Santiago y un sobrino de éste de nombre Pascual pelearon a las órdenes de Urquiza contra Rosas y la Confederación Argentina. Dato n menor también a tener en cuenta para entender la poca visión geopolítica de muchos Federales de aquella época.

Tan era la traición de Justo José de Urquiza que, luego en la Guerra contra el Paraguay, en especial en la defensa de Paysandú, un hijo suyo el Coronel Waldino Urquiza,  no soportando la actitud de Urquiza padre, se alistó y peleó apoyando a los ‘Blancos’ Orientales y Paraguayos de Francisco Solano López, en Paysandú.

También otros Federales ‘Urquicistas’ como Juan Saa, Rafael y José Hernández,        y un hijo de Estanislao López de nombre Telmo que en su momento traicionaron al gobierno de Rosas aliándose  a brasileños, Unitarios y ‘Colorados’ de la Banda Oriental, pagan su traición y se enfrentan a sus antiguos aliados, los cuales los destrozan.

Distinto hubieran sido si hubiera permanecido leales a su gobierno legal que podría haber incorporado a la Banda Oriental y al Paraguay a una Confederación Argentina extensa y fortalecida.

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Y así, hubo dos circunstancias históricas poco conocidas o difundidas en el que el Paraguay pudo haberse incorporado a la Confederación Argentina pero en el primer caso, Rosas tal vez no supo sopesar la oportunidad y en el segundo caso, era un grupo pequeño de Paraguayos –que no estaban acompañados por Carlos A. López que no participaba de dicha iniciativa- que se ofrecieron a pelear contra brasileños y traidores pero, además de todo, ya era tarde y la Confederación Argentina soberana crujía….

El resultado fue el desmembramiento de territorios del Paraguay y la Banda Oriental a manos del expansionismo brasileño y la balcanización de Sudamérica ordenada por el Imperio Británico victorioso y la Masonería disolvente (‘las llamadas ‘Logias’ jacobinas y revulsivas).

Lo que predijo el Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas, se cumplió, lamentablemente y así se perdió nuestro destino de grandeza y –desde entonces hasta hoy día- nuestra soberanía.

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FUENTES

MONTORO GIL, Gonzalo V. ('Artigas y Rosas-Crónica De Un Encuentro Que No Fue'- El Mensajero de la Confederación Argentina –blogspot.com)

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/10/artigas-y-rosas-cronica-de-un-encuentro.html

RIBEIRO, Ana (‘El Caudillo y el Dictador’-Montevideo, Uruguay-Ed. Planeta 2003)

TRÍAS, Vivian ('El Paraguay-de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza'- Ed. Cuaderno de Crisis Nro.19-1975)

 

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