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domingo, 1 de noviembre de 2020

JUAN GALO LAVALLE, (Semblanzas de un Súbdito Francés)

 

JUAN GALO LAVALLE,

(Semblanzas de un Súbdito Francés)


Gonzalo V. Montoro Gil




En un magnífico libro el historiador santafecino Ariel Gustavo PÉREZ relata las vicisitudes, poco conocidas, del Gral. José de San Martín desde que llegó de Europa hasta la Batalla de San Lorenzo.  Su estilo, a la par de presentar situaciones históricas documentadas, nos da una especie de pintura de la época, de regiones y de caracteres de los personajes de aquellos tiempos, con climas que nos hace imaginar las geografías, el humor y los sufrimientos de esos Granaderos recién formados. A la par de la enjundia de San Martín y el trato que él tenía para con sus subordinados.

A lo largo del relato se incorporan figuras noveles que posteriormente harán carrera en la historia y en las armas de nuestra nación: Mariano Necochea, Gregorio Aráoz de Lamadrid, Ángel Pacheco, Juan del Galo Lavalle, Hipólito Bouchard ( como militar, no como marino todavía), todos a las órdenes de San Martín y sumamente jóvenes sino casi niños, pero que ya empezaban a tomar las armas con ardor para defender a su patria y que tuvieron el bautismo de fuego en la conocida y gloriosa Batalla de San Lorenzo el 3 de Febrero de 1813.

Esta circunstancia y esos acontecimientos sirven para hacer notar que en aquella época era común que muchos militares o simplemente civiles, cambiaran su apellido (y a veces, hasta su nombre) con el fin de castellanizarlos cuando arribaban a estas tierras desde Europa. Y si eran de origen español, se sacaran el ‘De’ para distinguirse –como criollos y revolucionarios- de los españoles.

A modo de ejemplo, Hipólito Bouchard se llamaba en realidad André Paul Bouchard, francés, revolucionario y marino.

Gregorio Araoz de Lamadrid, se llamaba en realidad Gregorio Aráoz De La Madrid.

Y, por último en este caso, Juan Galo Lavalle que en realidad se llamaba, primeramente Juan Galo De La Vallée (de origen francés), luego a sus 15 años y camino a San Lorenzo, como joven Granadero a las órdenes de San Martín, muta a Juan Galo De Lavalle para terminar siendo Juan Galo Lavalle.

San Martín decidió encaminar la formación de un conjunto de jóvenes voluntarios que se incorporarían como Cadetes. Pertenecientes en muchos casos a las familias más distinguidas de la ciudad. Juan Galo de Lavalle que en esa época dejó su apellido francés,  suprimió el ‘De’ de su apellido y lo apocopó, posiblemente para evitar la vinculación con los apellidos españoles pidió su alta como cadete y fue aceptado en agosto de 1812.

Lavalle nace en Buenos Aires, 17 de Octubre de 1797. Sus padres eran María Mercedes González Bordallo y Ross (1770-1829) y de Manuel José Levieux de La Vallée y Cortés, contador general de las Rentas y el Tabaco del Virreinato del Río de la Plata, quien fuere descendiente directo del conquistador de México Hernán Cortés.y Cortés (1753-1840), descendiente directo de Hernán Cortés por parte de padre. Los La Vallée eran, obviamente, de origen francés.

Juan Galo quiso castellanizar su apellido porque no quería aparecer como francés en tierras americanas, como se dijo.

Fue un valiente soldado, arriesgado, con gran bravura y arrojo. Peleó a las órdenes de San Martín en la epopeya de los Andes, en Chile, en Perú, siendo considerado un gran militar por su valentía y heroicidad.

A su regreso fue incorporado a la guerra del Brasil, como jefe del regimiento de Coraceros donde se destacó también por su valor y lucha, sobre todo en la Batalla de Ituzaingó donde luego se ganó el ascenso a General.

Cuando vuelve a Buenos Aires, toma contacto con los líderes del partido Unitario: Salvador María del Carril, los hermanos Florencio y Juan Cruz Varela y Julián Segundo Agüero, que lo convencen de unirse a ellos para derrocar al gobernador Dorrego.–a quien él decía querer mucho- y luego de unas batallas, Dorrego es traicionado por Mariano Acha y lo toman prisionero.

Lavalle influenciado por aquellos lo manda a fusilar el 13 de Diciembre de 1828 (a través de –justamente otro ex soldado de San Martin, Lamadrid).

José María ROSA, dice que Del Carril fue el ‘cerebro’ que impulsó veladamente, en varias cartas particulares a Juan Lavalle, hombre vehemente y gran militar, pero de pocas luces, que fusilara a Dorrego porque él era un “hombre de genio y debe tener firmeza para prescindir de los sentimientos”. Por otra parte “una revolución es un juego de azar en el que se gana hasta la vida de los vencidos” y le aconseja “que aborde la cuestión a sangre fría” “Hemos estado de acuerdo con la ‘fusilación’ (sic) de Dorrego antes de ahora. Ha llegado el momento de ejecutarla”.

Del Carril bajo cuerda y casi susurrando maquiavélicamente aconsejó fuertemente a Lavalle luego del fusilamiento de Dorrego que “Es conveniente que recoja Ud. una acta del consejo verbal que debe haber precedido a lo fusilación. Un instrumento de esta clase redactado con destreza será un documento muy interesante para su vida póstuma... El Sr. D. J. A. (don Julián Agüero) y Don B. R. (Bernardino Rivadavia), son de esta opinión y creen que lo que se ha hecho no se completa sino se hace triunfar en todas partes la causa de la civilización contra el salvajismo”.

Fue el gabinete presidencial en pleno quien aconsejó el fusilamiento civilizador, levantando actas en las que constaba el salvajismo de los gobernadores. Pero Lavalle no entendía. ¿Si era un acto de patriotismo fusilarlo a Dorrego, por qué retacearle la gloria del “por mi orden”? Del Carril volvió a insistir en una carta del 20 en un último intento de convencer a esa espada sin cabeza de no apelar al juicio de la historia sin tomar precauciones: “Incrédulo como soy de la imparcialidad que se atribuye a la posteridad... la posteridad consagra y recibe las deposiciones del fuerte o del impostor que venció, sedujo y sobrevivió... Yo no dejaría de hacer algo útil por vanos temores.

“Si para llegar siendo digno de un alma noble es necesario envolver la impostura con los pasaportes de la verdad, se embrolla; y si es necesario mentir a la posteridad se miente y se engaña a los vivos y a los muertos”

Tanto los líderes unitarios como Lavalle, de tendencia liberal, detestaban a Dorrego, por la tendencia de éste a favor de las clases populares.

Lavalle quiso convencer a San Martín de plegarse a su bando contra los Federales y de que asumiera el gobierno de la provincia.

Pero éste, espantado por el comportamiento de su ex subordinado en una nota que entrega a sus emisarios, le contestó –aconsejándolo paternalmente- que "los medios que me han propuesto no me parece tendrán las consecuencias que usted se propone". Y sugiere rendirse a los de López y Rosas: "Una sola víctima que pueda economizar al país le será de un consuelo inalterable".

El General unitario, Tomás de IRIARTE, Unitario, nos dice en sus memorias:

“…..después de la ejecución de Dorrego, Lavalle (y sus hombres)  asolaba(n)  la campaña con arbitrario sistema y el terror fue su medio…se violaba el derecho de propiedad, y los agraviados tenían que resignarse y sufrir en silencio los vejámenes que les inferían, porque la más leve queja, la más sumisa reclamación costó a algunos infelices la vida…..hombres despiadados como si (el país) hubiera sido conquistado, como si ellos fuesen extranjeros hacían sentir a sus compatriotas  peso del régimen militar, cual si fuesen enemigos…olvidándose que ellos eran también hijos de la tierra….cometían las mayores violencias, las más inauditas crueldades…actuaban como bestias feroces sobre los desgraciados que caían en sus manos…… Era un odio frenético, fanático y descomunal….”

Rosas  le envía una carta a Pacheco fechada en Cañuelas 24 de julio de 1829 luego de asesinato de Dorrego y el comienzo de su desbarranque (Cf. Adolfo Carranza’ Hojas Históricas’- Buenos Aires -1893 pg.  94 citado por Ernesto QUESADA) “Tarde era ya para que Lavalle invocase el honor y la dignidad como causa para proseguir una guerra cruenta cuando desde dos años atrás venía haciéndola, aliado a los franceses y con los dineros y recursos de los mismos que agredían a la República Argentina y se habían apoderado de una parte del territorio. Si Lavalle ya había admitido con todas sus consecuencias esa alianza de un pueblo extraño contra la propia patria era lógico, cuando la Francia había zanjado satisfactoriamente la contienda, que entrase él  también en el orden de las cosas que tal hecho establecía y que la misma Francia se empeñaban dejar establecido por lo que hacía a Lavalle y su partido en armas”.   

La trayectoria del General Lavalle, en su corta y aguerrida vida, dejó la huella de un valiente granadero que acompañó la Gesta Libertadora del General San Martín, y más tarde del General Simón Bolívar.

Sin embargo, esta huella fue eclipsada por un arrogante fanatismo faccioso, al enfrentarse con terrible crueldad a sus propios hermanos, en la Guerra Civil desatada a partir de 1820 entre unitarios y federales. Guerra en la que nunca quiso participar el General San Martín y quien opinó dejando este testimonio sobre su subalterno Juan Lavalle….. “igualarlo en coraje es muy difícil, superarlo imposible”

Pero San Martín indignado y ofuscado por la guerra civil que Lavalle y los Unitarios habían provocado finalmente y perdiendo el sosiego y la templanza le dice al Gral. Iriarte sumamente irritado y desilusionado días antes de irse definitivamente a vivir a Europa en 1829: "Sería un loco si me mezclase con estos calaveras. Entre ellos hay alguno, y Lavalle es uno de ellos, a quien no he fusilado de lástima cuanto estaban a mis órdenes en Chile y en Perú…son muchachos sin juicio, hombres desalmados...

Allí San Martín, triste y desilusionado prefirió volver al exilio, al ver lo que su ex—subordinado de tantas batallas estaba cometiendo contra el país.

*

La paradoja está en que a sus 15 años se cambió el apellido francés que tenía por el castizo Lavalle, porque no quería aparecer como extranjero frente a su pueblo.

Pero, bueno, uno estaría tentado a decir que la ‘sangre tira’ y no pudo renegar de su sangre francesa, aunque haya nacido en Buenos Aires.

Pero no es así: Hipólito Bouchard fue claramente francés al igual que el Almirante Brown lo fue irlandés y Juan B. Thorne fue estadounidense, mas nunca traicionaron a la tierra que les abrió la puerta para ellos, su familia y su futuro; la bendita tierra Argentina que los recibió con los brazos abiertos.

Decíamos en otro trabajo  “Lavalle comenzaba su éxodo, tras ser derrotado por Oribe, quien lo perseguía de cerca y, sin el apoyo de los pueblos por donde pasaba. No tenía planes muy definidos, y en su huida hacia el norte, iba sembrando el terror, matando y saqueando a las poblaciones”.

Lavalle simplemente, y más allá de las paradojas, fue un traidor consumado, liso y llano, vendido al oro francés, empleado del gobierno francés a pesar de ocultar el origen de su apellido en sus años mozos por temor a que lo confundieran con uno de ellos, borró de un plumazo todo lo bueno que había hecho bajo las ordenes de San Martin en la batalla de San Lorenzo y en el Ejercito de los Andes así como en la primera Guerra contra el Brasil, para después volcarse de lleno y emplearse como ‘lamebotas’ de los escribas logistas Unitarios sediciosos y los anglo-franceses

Finalmente, huérfano de todo apoyo y perseguido por todo el territorio por el General Manuel Oribe y demás ejércitos nacionales, en su huida es acorralado en San Salvador de Jujuy y muere miserablemente allí por una partida del ejército en forma ignominiosa: en la cama y con su amante, el 9 de Octubre de 1841...

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FUENTES

 

CASTAGNINO, Leonardo (“La situación de la Confederación Argentina’- La Gazeta Federal –www.lagazeta.com.ar)

CASTAGNINO, Leonardo  (https://www.lagazeta.com.ar/bandera_nacional.htm)

ECHEVERRÍA, Esteban (Poema ‘Avellaneda’ en Cantos, ed. W. M. Jackson, Bs. As., 1947).

GARCÍA MELLID, Atilio. (“Proceso al Liberalismo Argentino”. Ed.Peña Lillo, Bs.As.-1974).

IRIARTE, Tomás (‘Memorias’- 12 tomos- Ed. Argentinas S.I.A-1944)

MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘De Artigas a Rosas- El Sueño Trunco de la Patria Grande’- 2020- El Mensajero De La Confederación Argentina blogspot)

PÉREZ, Ariel Gustavo (‘El Grito Apasionado-San Martín camino a San Lorenzo’- Prosa Amerian Editores-2020)

QUESADA, Ernesto (‘Pacheco y la Campaña de Cuyo’- Ediciones Pampa y Cielo – Bs.As. 1976.- pags. 9/12, 15, 16, 17, 22, 32, 33, 45, 94 y cctes)

ROSA, José María (‘Salvador María del Carril -Pequeña Biografía’- La Baldrich - Espacio de Pensamiento Nacional- Biblioteca Digital www.labaldrich.com.ar)

ROSA, José María (‘La Guerra del Paraguay y Las Montoneras Argentinas'-Biblioteca Argentina de Historia y Política-’-Ed.Peña Lillo SRL- 1974- 4ta.Edición.  nota Nro.4 del capítulo 2, Pag.26) y (la edición digital de 1985)

TRÍAS, Vivián (‘Juan Manuel de Rosas’-Cámara de Representantes de la R.O.U.-Montevideo 1987)

VILLAFAÑE, Benjamín (‘Reminiscencias Históricas De Un Patriota’, Ed. Fundación Banco Comercial del Norte.-1972)

 

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