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viernes, 12 de septiembre de 2025

(de Pluma Ajena) CARTA AL DIARIO 'LA NACIÓN' CON MOTIVO DE LA CREACION DE UN BILLETE CON LA EFIGIE DE ROSAS (por Carlos R. French)

 (de Pluma Ajena) CARTA AL DIARIO 'LA NACIÓN' CON MOTIVO DE LA CREACION DE UN BILLETE CON LA EFIGIE DE ROSAS (por Carlos R. French)

Carta del 10 de Septiembre de 1991, reproducida en la "Revista de Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas" Nro.26 de Octubre/Diciembre de 1991 del Brig.(R) Carlos R. French  a Bartolomé Mitre con motivo del rechazo de éste -en un editorial del 4 de Agosto de 1991 -de que se ponga la efigie de Juan Manuel de Rosas a un billete de $20 pesos.




martes, 9 de septiembre de 2025

(de Pluma Ajena) HILARIO LAGOS-UN SOLDADO LEAL A LA CAUSA NACIONAL DE LA FEDERACIÓN (Por Jorge María Ramallo)

 (de Pluma Ajena) HILARIO LAGOS-UN SOLDADO LEAL A LA CAUSA NACIONAL DE LA FEDERACIÓN (Por Jorge María Ramallo)




(en Revista del Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, Nro. 22. Enero – Julio/Noviembre 1960- pag.266 y sstes.)

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"Mi Patria y el ilustre general Rozas deben contar con mi lealtad... yo no soy de aquellos que no cumplen lo que prometen a su Patria y a su gobierno; no soy de los que traicionan y se venden..."

 

Formado en la cruenta disciplina de la lucha constante por la integridad de la Patria, fue Hilario Lagos uno de los más brillantes oficiales que militaron en los Ejércitos de la Confederación Argentina durante la época de Rosas, y en el período inmediatamente posterior a Caseros.

Nació este bizarro militar en Buenos Aires, el 22 de octubre de 1806, bajo los auspicios de la ciudad recién liberada de los herejes invasores.

Desde muy temprana edad se inició en el ejercicio de las armas. Contaba sólo 18 años cuando fue dado de alta como sargento distinguido de la 11 compañía del 29 escuadrón del Regimiento de Húsares de Buenos Aires.

A poco fue destinado a la lucha contra los indígenas que asolaban a la Provincia y así participó en los combates de Arroyo Pelado y Arroyo de Luna, a las órdenes del coronel Federico Rauch; y en otras acciones posteriores, bajo el mando del teniente coronel Francisco Sayós y del teniente coronel Juan Izquierdo. El 27 de octubre de 1825 recibió los despachos de teniente.

Poco después, el 31 de agosto de 1826, participó en las operaciones contra los aborígenes en el Puesto del Rey, cerca del Salto. En esa ocasión, el coronel Rauch, en el parte destinado al Comandan-te General de Armas, se expresaba de esta manera: "Los oficiales subalternos... dieron nuevas pruebas de acreditado valor, distinguiéndose de un modo brillante el porta-estandarte con grado de teniente D. Hilario Lagos...".

Desde entonces, en menos de un año obtuvo el grado de Capitán. En ese lapso participó en la primera y segunda Campana de la Sierra de la Ventana, y al regreso de esta última, fue enviado al frente de la primera guerra contra el Brasil donde tuvo oportunidad de asistir al combate de Camacuá librado el 27 de abril de 1827, en el cual el general Alvear venció al general Barreto.

Luego fue destinado al Salto de donde se lo remitió al Fuerte de Federación –hoy Junín- y, posteriormente, ya estando Dorrego en el Gobierno de la Provincia -al Ejercito de Operaciones que se aprestaba a reanudar la guerra con el Brasil. Pero no tuvo la fortuna de tomar parte en ninguna acción por cuanto a su llegada al Cuartel General se había firmado la "Convención de Paz”.

Pasó entonces al Regimiento 3 de Caballería. El 12 Junio de 1829 fue ascendido al grado de sargento mayor y en Febrero de 1830, al de teniente coronel.

Meses después el 10 de abril 1830, al frente del 1º de Caballería, y bajo las órdenes del Coronel Ángel Pacheco, asistió al combate del Salado contra indios de la frontera.

En 1833, cuando el general Juan Manuel de Rosas llevó eso acabo, al frente de la División Izquierda su proyectada Campaña al Desierto, Lagos participó de la misma, formando parte de la Plana Mayor del Ejército, luciéndose por su valentía y audacia numerosas operaciones que le fueron encomendadas.

A tal punto que el historiador Vicente Fidel López ha podido afirmar: “En la Campaña del Desierto realizó proezas increíbles pero indudables y dignas de los héroes legendarios. Era de una bravura tal, que en esta tierra, y en aquellos tiempos de hombres bravos, se comentaban sus hazañas con verdadera admiración. Su honradez y caballerosidad igualaban a su valor".

 Particularmente debe destacarse su participación en la destrucción del famoso cacique Payllarén, que fue el primer gran triunfo de la División Izquierda; y la memorable carga que llevó a cabo contra el cacique Pitrioloncay, el que cayó prisionero luego de un duro combate librado cuerpo a cuerpo.

 Al finalizar esta Campaña, de tan importantes consecuencias para la vida de la Provincia, siguió revistando en la Plana Mayor del Ejército y en 1838, durante del segundo gobierno de Rosas fue elevado al grado de coronel y destinado al Departamento Norte, con asiento en el Fuerte Federación, a las órdenes del General Pacheco. Por esta época participó de una incursión de los indígenas, al sur de Santa Fe.

Al producirse la invasión del general Lavalle a la Provincia de Buenos Aires, con la protección de los franceses, el Coronel Lagos fue incorporado al denominado Ejército de Vanguardia do la Confederación Argentina bajo el mando superior del general Manuel Oribe.

Así estuvo presente en la, batalla de Quebracho Herrado, el 28 de noviembre de 1840, en la que el ejército unitario fue completamente derrotado. Vicente Fidel López dice al respecto: "En la batalla de Quebracho Herrado él fue quien decidió la victoria de las fuerzas federales, saltando a caballo en medio da cuadro que había formado el coronel Díaz, desbaratándolo, tomando prisionero a este Jefe y tendiéndole al propio tiempo los brazos, felicitándolo por su valor y asegurándole así la vida".

El coronel Pedro José Díaz, que tal era el aludido, posteriormente se radicó en Buenos Aires, y en ocasión de librarse la batalla de Caseros, se incorporó al ejército de la Confederación, a pesar de ser unitario batiéndose heroicamente contra los aliados.

De acuerdo con las órdenes de Oribe, a principios de 1841, se dirigió Lagos a La Rioja, Catamarca y Tucumán, en seguimiento de Lavalle, al frente de un ejército de 1.700 hombres, volviendo a reunirse con Oribe en setiembre de ese año. Pocos días después, el 19, se libró la célebre batalla de Monte Grande o Famaillá, en la que Lavalle fue nuevamente vencido, debiendo huir precipitadamente hacia Jujuy.

En esta acción, Lagos, que luchó bravamente comandando el ala derecha federal, que debió enfrentar el ala izquierda unitaria a las órdenes del general Pedernera, fue herido de bala en un pie, por lo cual regresó a Buenos Aires, donde fue recibido por Rosas, quien le facilitó, por medio de su edecán, el general Corvalán, lo necesario para su curación, ofreciéndole inclusive ayuda pecuniaria..

 

(A propósito de este batalla, Saldías cuenta este anécdota, quo no hemos podido corroborar en otra fuente: "El coronel Lagos, tan decidido partidario como noble y caballeresco militar, hizo prisionero en Famaillá al coronel Fecundo Borda y le prometió toda clase do garantías, de la misma manera que había procedido con el coronel Pedro José Díaz, a quien tomó prisionero en el Quebracho.

Así se lo comunic6 a Oribe, quien no pudo menos de asentir a ello. Pero como hubiera sido herido de bala en un pie, y sintiese que le faltasen las fuerzas a consecuencia de la hemorragia subsiguiente, Lagos se dirigió a su alojamiento, dejando a su protegido conversando con algunos de sus antiguos compañeros.

Pocas horas después uno de sus ayudantes le comunicó sorprendido que el coronel Borda acababa de ser fusilado por orden del general en jefe. Presa de la indignación Lagos montó a caballo a pesar de su estado, y entre dar un escándalo demandando a Oribe la felonía y separarse del ejército pidió esto último, pasando a Buenos Aires, de donde fue destinado con una columna de las tres armas al Entre Ríos.

El coronel Borda fue jefe Federal hasta 1840, en que se pasó a las filas del general Lavalle, abandonando el cargo militar que tenía en el pueblo de San Nicolás y sin conseguir llevarse consigo la fuerzas que comandaba.)

 

Habiéndose restablecido, a mediados de 1844, fue enviado a Entre Ríos, con una división de ejército, para apoyar a Urquiza, con quien colaboró en todas sus campañas contra los unitarios y sus aliados extranjeros.

Así estuvo presente en las sangrientas batallas de India Muerta (27/3/1845), Laguna Limpia (4/2/1846) y Vences (27/11/1847).

En 1850 fue nombrado Jefe Político de Paraná, pero al defeccionar Urquiza de las filas del Ejército de Operaciones para aliarse con el Brasil en la guerra contra la Confederación Argentina, Lagos en una actitud de insobornable lealtad, se rehusó a seguirlo y presentó su renuncia, pidiendo su pasaporte para trasladarse a Buenos Aires, fundado en "...los sagrados deberes en que estoy para con la Patria, y para con el general Rosas, y porque así me lo imponen mis sentimientos y mi honor de Americano".

Una vez en Buenos Aires, recibió el mando de una división de 3.000 hombres, con sede en el Bragado, " ..con buenos oficiales, y aunado del espíritu que supo imprimirle su jefe prestigioso" al frente de la cual se opuso con todas sus energías al avance del ejército aliado.

Frente a la inacción de Pacheco, o ante sus órdenes contradictorias, Lagos se desespera por oponer una valla al ejército enemigo. "En la expectativa de un enemigo cuya posición no se conocía de fijo, y del probable desembarco de los brasileros que se anunciaba, —escribe Saldías-- el coronel Lagos reconcentró en su campo las fuerzas situadas un poco at oeste.

Inmediatamente Pacheco le ordenó que las hiciera retirar a sus respectivos acantonamientos. Al día siguiente le ordenó lo contrario, y Lagos, al comunicarle que procedía nuevamente a reconcentrar las fuerzas, no puede menos que decirle con franqueza "mi patria y el ilustre general Rozas deben contar con mi lealtad... yo no soy de aquellos que no cumplen to que prometen a su Patria y a su Gobierno; no soy de los que traicionan y se venden: soy otra cosa: yo se lo que soy".

El 31 de enero de 1852, se empeñó en combate con la vanguardia aliada en la

Cañada de Álvarez. A pesar de la diferencia de fuerzas "dio una brillante carga que contuvo at enemigo, y se retiró en orden sobre el Puente de Márquez". (Saldías).

En la noche del 2 de febrero asistió general Pinedo y los coroneles Chilavert. Pedro José Díaz, Jerónimo Costa, Sosa, Bustos, Hernández, Cortina y Maza. Al die siguiente, en la batalla de Caseros, el coronel Lagos manda tres divisiones de caballería del ala izquierda del ejército de la Confederación Argentina.

Después de la revolución del 11 de setiembre de ese mismo año fue desterrado, pero en noviembre regresó al país y fue nombrado Jefe del Departamento del Centro de la Provincia.

Se pronunció entonces contra el Gobierno de Buenos Aires, separado del resto de la Confederación, el 19 de diciembre, y puso sitio a la capital.

Sobre el sentido de este pronunciamiento, tiempo después afirmaba Antonino Reyes —que actuó a su lado en esa emergencia—, que "Tocó al coronel Lagos levantar en oposición al aislamiento y a las invasiones del gobierno, la Bandera de la nacionalidad y de la concordia argentina".

Para explicar su conducta, Lagos emitió la siguiente proclama: "Habitantes de la Capital: Tenéis en frente de vuestras calles un ejército de compatriotas, que solo quieren la paz y la gloria de nuestro país. Son vuestros hermanos, y no dirijáis contra ellos el plomo destructor. No enlutéis vuestras propias familias. Venimos a dar a nuestra querida Buenos Aires, la gloria que le habían arrebatado unos pocos de sus males hijos. Nada temais de los patriotas que me rodean: e/ ejército de valientes que tengo el honor de mandar, no desea laureles enrojecidos con la sangre de hermanos. Solo quiere paz y libertad. El glorioso pabellón de Mayo es nuestra divisa, y nuestros estandartes serán siempre emblemas venturosos de fraternidad, y de unión sincera de todos los partidos. Basta de males y desgracias pare los hijos de una misma tierra. Patria y Libertad sea nuestro premio."

Lagos exige la renuncia del Gobernador Valentín Alsina, el que dimitió el 6 de diciembre, siendo nombrado con carácter interino el Presidente de la Sala, general Manuel Guillermo Pinto, iniciándose de inmediato las negociaciones.

El sitio continuó, no obstante, hasta que Urquiza puso fin a las hostilidades, merced a la. Autorización que le había conferido para el caso el Congreso reunido en Santa Fe.

El 9 de marzo de 1853 se firmó un tratado que fue ratificado el 14 por el Gobierno de Buenos Aires, pero rechazado por el Director Provisorio, porque contrariaba lo resuelto en el Acuerdo de San Nicolás.

El 27 del mismo mes, el general Urquiza instaló su campamento en San José de Flores y asumió el mando en Jefe del Ejército Federal Revolucionario, en tanto pie las fuerzas sitiadoras quedaban al mando inmediato de Lagos, quien dos dias mes tarde fue promovido al grado de Coronel Mayor (General De Brigada) de los Ejércitos de la Republica.

Se reiniciaron de inmediato las acciones de guerra. El coronel John Halstead Coe, al frente de la escuadra de la Confederación destruye el 17 de abril de 1853 a la escuadrilla porteña que estaba al mando del coronel Floriano Zurowski.

El 25 de Mayo se promulgó la Constitución Federal sancionada en Santa Fe el 19 de ese mes, y Lagos ordenó por un decreto que todos los Jueces de Paz de los distritos provinciales convocasen a los ciudadanos pare la elección de diputados a la Convención que debía tratar las leyes dictadas por el Congreso General y al mismo tiempo sancionar la Constitución provincial. Efectuadas las elecciones, el 30 de Junio se realizó la sesión inaugural de la Convención, en la que se dio lectura a una extensa nota del general Lagos.

El 8 de julio la Comisión encargada de pronunciarse sobre la Constitución produjo despacho exponiendo el modo viable para establecer la unidad del país, pero a todo esto cuando era ya de suponer la derrota definitiva del circulo oligárquico porteño  el 20 de junio había tenido lugar la vergonzosa traición del jefe de la escuadra federal, quien entregó todas las naves bajo su mando por la suma, de 26.000 onzas de oro que recibió, según parece, de manos de Juan B. Pena. Este hecho fue de fatales consecuencias pare los sitiadoras, que redujo considerablemente sus posibilidades de éxito.

Por otra parte, el ánimo había decaído entre las tropas al saberse que la nueva Constitución establecía que la ciudad de Buenos Aires sería la Capital de la Confederación lo cual la provincia perdía su territorio mes importante.

A esto se debió principalmente que algunos jefes federales se retiraran de la lucha. El coronel Laureano Díaz entreg6 su regimiento a los porteños el 19 de julio, y el coronel Eugenio Bustos, que se había batido en Caseros formando parte de las files de la Confederación, también defeccionó.

Por último, otro acontecimiento contribuyó a hacer aun mas critica la situación para las fuerzas revolucionarias. Al norte de la provincia desembarcó el oriental José María Flores, quien, en connivencia con el gobierno porteño instó a los habitantes de la campaña a someterse a las autoridades del Estado de Buenos Aires.

Obligado por las circunstancias adversas Urquiza aceptó entonces la mediación que, a principios de julio, le ofrecieron los representantes diplomáticos de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos.

El 10 de julio firmó el tratado de San José de Flores con el Estado de Buenos Aires, y el mismo día otorgó a los mediadores la libre navegación de nuestros ríos interiores.

El 13 de levanto el sitio. El general Lagos debió exiliarse. En. represalia fue despojado por el gobierno de Buenos Aires de sus grados militares y se le embargaron todos sus bienes, para responder "a los gravísimos males que ha causado a la Patria...".

Al año siguiente, en noviembre de 1854, Lagos luchador infatigable, participó en la intentona de otro denodado jefe federal, el general Jerónimo Costa, el legendario héroe de Martin García, quien invadió la Provincia de Buenos Aires, siendo completamente derrotado en El Tala, el 8 del mismo mes, por el general Manuel Hornos.

Seguidamente Urquiza inició negociaciones de paz que culminaron con el tratado que se firm6 en Paraná el 8 de enero do 1855. Pero en el ínterin, Costa lleve a cabo una nueva campaña en la que fue otra vez abatido, siendo ejecutado ignominiosamente junto con un número considerable de sus camaradas,

El 30 de diciembre de 1856, por decreto del general Urquiza, entonces presidente constitucional de la Nación, le fueron extendidos a Lagos los despachos de Coronel Mayor de los ejércitos de la Confederación —a los cuales se había hecho acreedor con anterioridad, con antigüedad al 28 de marzo de 1853.

Un año después, al pasar por la ciudad de Buenos Aires, el gobierno del Estado porteño le ofreci6 la restitución de su grado, el levantamiento del embargo que pesaba sobre sus bienes, y el pago de los sueldos que se le adeudaban, con la condición de que aceptara ponerse al frente de un ejército destinado a combatir a los salvajes que asolaban con sus depredaciones a los pueblos fronterizos de la Provincia.

Pero el general Lagos, con Ia integridad de conducta y acrisolada lealtad que le caracterizaban, rehusó altivamente al tentador ofrecimiento, "declarando que su suerte estaba vinculada a la de todos los porteños emigrados, sus compañeros de infortunio".

Por esa época se radicó en Rosario, probablemente con la esperanza de descansar de tantas fatigas acumuladas, Pero al enfrentarse nuevamente las fuerzas de la confederación y el Gobierno de Buenos Aires, Lagos participó en la batalla de Cepeda, el 23 de octubre de 1859, al mando de una división del ejército federal, que concluyó con el completo triunfo de las fuerzas del general Urquiza.

Después de firmado el Pacto de San José de Flores, el 11 de noviembre de ese año, Lagos pudo regresar finalmente a Ia ciudad de Buenos Aires, donde pocos meses mas tarde, el 5 de julio de 1860, fue arrebatado por la muerte, que le llegaba al cabo de una vida consagrada al heroico sostenimiento, sin claudicaciones, de una convicción inconmovible...

 

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BIBLIOGRAFIA

 

Enrique M. Barba: (‘Las Reacciones contra Rosas’; en 'Historia de la Nación Argentina, de la Academia Nacional de la Historia. Vol. VII, 2da.Sección-Bs. As., 1951).

Jos6 Luis Busaniche: ("Rosas visto por sus contemporáneos’, Bs. As., 1955. )

Ramón J. Cárcano; (“Del sitio do Buenos Aires al Campo de Cepeda”, a As., 1921).

Ernesto J. Fitte: (“La Escuadra de la Confederación Argentina y el bloqueo de Buenos Aires en 1853”, en Revista Historia, Nº 17. Bs. As., 1960.)

Guillermo Gallardo: (“La caída de Rosas y la Traición de Coe en el relato de un testigo”), en Revista Historia, N9 18, Bs. As., 1960.)

L. Gianello, R. Piccirilli y F. Romay: (“Diccionario Histórico Argentina”, Bs.As.)

Mario Cesar Gras: (“Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros”-, Bs. As., 1948.)

Julio Irazusta: (“Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de sa correspondencia”. Tomos III y IV, Bs. As. )

José M. Paz: (“Memorias Póstumas”, Es. As., 1954).

Antonino Reyes: (“Memorias del Edecán de Rosas”, Bs. A., 1943)

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Adolfo Saldias: (“Historia de la Confederación Argentina”, Ed. Americana, Bs. As., 1945. J

José M. Sarobe: (“Campaña de Caseros”, en H. N. A., de la A. N. H., Vol. VII, See. II, Bs: As., 1951).

Enrique Udaondo: (“Diccionario Biográfico Argentino”  as, Bs. AsI., 193- Buenos Aires-1938).

Jacinto Yaben: (“Biografías argentinas y Sudamericanas”- T. III  Buenos Aires, 1939)

 

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domingo, 7 de septiembre de 2025

(de Pluma Ajena) CARTA DE JOSÉ MARÍA ROSA AL QUE FUERA GOBERNADOR DE ENTRE RÍOS Gral.RAMÓN ALBARIÑOS – Año 1951 (por José M. Rosa)

 

(de Pluma Ajena) CARTA DE JOSÉ MARÍA ROSA AL QUE FUERA GOBERNADOR DE ENTRE RÍOS Gral.RAMÓN ALBARIÑOS – Año 1951 (por José María Rosa)


Nota del  Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas“ a través de su presidente José María Rosa, con fecha 19 de Enero de 1951, al Gobernador de Entre Ríos General Ramón Albariño, ante la actitud oficialmente asumida en la provincia de Entre Ríos con motivo del próximo centenario del pronunciamiento de Urquiza

(Revista del Instituto Nro.15-16 de Septiembre 1951)

 

"Señor Gobernador: Nos dirigimos a V. E. con motivo de los actos que prestigia en homenaje al Pronunciamiento del 1º de mayo de 1851.

“Creemos que el señor Gobernador está mal informado sobre el acontecimiento histórico que se propone recordar; y ha sido sorprendido en su buena fe de argentino y de militar. No vea en nuestras palabras señor Gobernador, otro propósito que el de contribuir a su mejor gestión de gobernante. No formulamos crítica alguna, porque bien sabemos que en el error en que ha incurrido V. E., incurren muchos argentinos con la mayor buena fe.

“Precisamente la razón de ser nuestro instituto es la de enseñar la verdadera historia argentina a esos argentinos de buena fe.

"El llamado Pronunciamiento del 1º de mayo de 1851 no fue simplemente un "levantamiento contra la tiranía" como lo dice V. E. es algo grave, gravísimo: es —lea V. E. el texto del documento— la separación de una provincia argentina del Pacto de Confederación, a los efectos de asumir el manejo de "sus relaciones exteriores y negocios generales de paz y guerra" para encontrarse en aptitud de entenderse directamente con los demás gobiernos del mundo".

"Suponemos no sabe el señor Gobernador que en mayo de 1851 la Confederación Argentina se encontraba abocada a un conflicto gravísimo con el Imperio del Brasil. Habían quedado rotas las relaciones el 30 de setiembre de 1850, y ambos estados se aprestaban para la guerra inminente: el Brasil con un ejército de 20.000 hombres colocados en la frontera de Río Grande al mando de su mejor hombre de armas, el Conde de Caxias.

“Y la Argentina con otro ejército equivalente comandado también por su mejor jefe militar el hetzlio que el señor Gobernador se propone recordar: un general argentino al frente de su ejército preparado especialmente para esa guerra, separa la provincia que gobernaba de la Confederación Argentina, y concluye un tratado de alianza, el 29 de marzo de 1981.

. Como debe ignorar que la guerra entre Brasil y la Argentina quedó formalmente declarada el 18 de agosto de 1951, apenas las tropas brasileñas Irrumpieron la República Oriental. Y que la batalla de Caseros el 3 de febrero fue librada existiendo un estado de guerra entre ambas naciones.

"Suponemos que debe ignorar que en el ejército llamado ‘Grande’ que luchó en Caseros combatían 4.000 hombres de línea brasileños mando del Brigadier Márquez de Souza, vizconde de Porto Alegre.

"Suponemos debe ignorar que toda la campaña culminada en Caseros fué financiada por el Brasil (art. 69 del tratado del 21 de noviembre 1851), como tambien el mismo imperio proveyó las armas y municiones (art. 30). Pida el señor Gobernador el Registro Oficial de la República Argentina, que debe existir en la biblioteca de la Casa de Gobierno, y el tomo II pág. 475 encontrará ese tratado.

"Como también que en el momento de librarse la batalla de Caseros el grueso del ejército brasileño al mando del Conde de Caxias se encontraba en Colonia. y la escuadra imperial del Almirante Grenfell se disponía transportarlo a Buenos Aires para tornar al ejército argentino entre fuegos, según el plan de operaciones militares dispuesto por el gabinete imperial (lea ‘Ladislao dos Sardo Títara, "A Campanha do Grande Essercito Aliado na Guerra do 51.52” entre otros libros).

"Como no debe saber que producida la batalla de 'Caseros las tropas brasileñas desfilaron por Buenos Aires con sus banderas desplegadas eligiendo para hacerlo el 20 de febrero de 1852, que precisamente era el aniversario de Ituzaingó.

"Como no debe saber que, como resultado de esta guerra internacional se firmó el tratado del 12 de octubre de 1852 por el cual la Argentina renunciaba a las Misiones Orientales que de derecho le correspondían, como renunció también a la soberanía argentina de los ríos, debió reconocer la independencia de Paraguay, y cesó de ser un peligro para unidad brasileña y un obstáculo para su expansión, perdió la esperanza de lograr la unidad del Plata, y dejó de ser la nación rectora de América del sur.

"Como no debe saber que el Pronunciamiento del 1º de mayo de 1851 entre fue una condición que Brasil le impuso a Urquiza, como la sabría si lee la correspondencia entre el Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil Paulino Soares de Souza, y el Encargarlo de Negocios de Brasil en Montevideo (gestor de la alianza con Urquiza) Duarte de Ponte Ribeiro: " El gobierno Imperial está pronto para entenderse con los generales Urquiza y Garzón para realizar este plan —escribe Souza a Pontes el 11 de marzo de 1851 (cincuenta días antes del Pronunciamiento)—. Pero es preciso ante todo que Urquiza se declare y rompa con Rosas de una manera clara, positiva y pública, y que se comprometa a concurrir para expulsar a Oribe y a las tropas argentinas del Estado Oriental... Es preciso mucha brevedad y decisión en todo eso".

Y después del Pronunciamiento el mismo canciller brasileño le escribía a su ministro a propósito de la modificación del tratado del 29 de mayo:. "Conviene mucho eliminar los artículos 2º y 3º en lo que Urquiza y el gobierno de Montevideo no pueden de convenir. No parezca que Urquiza obró por instigación nuestra y que su declaración fue una condición que le impusimos. Aunque sea así que no aparezca en el convenio... hecho el edificio se tiran los andamios" (Carta del 17 de junio de 1851). Esta correspondencia ha sido ampliamente publicada, y el señor Gobernador podría encontrar ambas cartas en las páginas 318 y 333 del libro “A vida  do Vizconde do Uruguai” de José A.,. A. Soares de Souza (Río de Janeiro, 1945).

“Como no debe saber tampoco el señor Gobernador que Urquiza fue el primer arrepentido de su acto. Pida en la biblioteca de la Casa de Gobierno la ‘Historia de los Gobernadores’, de Zinny, y en el tomo II!. Pag.326 encontrará la siguiente carta: "Toda la vida me atormentaré constantemente el recuerdo  del inaudito crimen que cometí al cooperar en modo que lo hice a la caída del General Rosas. Temo siempre; ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores he colocado en el poder".

“No. El señor Gobernador de Entre Ríos no debe conocer nada de eso. De allí que quiera recordar a Urquiza precisamente por un acto que debe permanecer en un piadoso olvido por respeto a su memoria.

“Hubiéramos querido, en homenaje a Urquiza silenciar lo que pasó el 1º de mayo de 1851. Pero el señor Gobernador mal informado sobre historia argentina no ha querido silenciarlo.

"El señor Gobernador de Entre Ríos está en el deber de recordar la memoria de Urquiza. Pero hágalo por sus buenas acciones que son muchas, y no precisamente por actos de los cuales el mismo Urquiza se arrepiente, y califica, ya en el ocaso de su vida, de "inaudito crimen-.

“Adhiérase, por ejemplo, al homenaje que el ‘Instituto Juan Manuel de Rosas’ prepara para el 4 de febrero, aniversario de la batalla de ‘Laguna Limpia’ librada en 1846, donde el General Urquiza, como militar de la confederación y cumpliendo instrucciones del General Rosas, derrota al ejército unitario que se habla apoderado de la provincia de Corrientes con la cooperación de las escuadras de Francia y de Inglaterra, en conflicto con la Confederación desde el 2 de agosto del año anterior.

"Ese es un hecho de la vida de Urquiza que merece recordarse. Allí defendió a la Argentina y venció a los aliados de las potencias extranjeras enemigas. Allí defendió la misma bandera azul y blanca que acababa de cubrirse de gloria dos meses atrás en la Vuelta de Obligado.

"Por eso esperamos que el señor gobernador de Entre Ríos, como argentino, como entrerriano, como militar y, como urquicista y como mandatario elegido por un partido popular que ha hecho bandera de la integridad nacional, nos envíe su adhesión entusiasta a nuestro homenaje.

“Y que en posesión de la verdad histórica sobre el Pronunciamiento del 1º de mayo de 1851, deje el homenaje de ese episodio para quienes mantienen deliberadamente el fraude histórico, con la pretensión de justificar su extranjerismo y su repudio a los grandes movimientos populares. "Lo saluda atentamente, José María Rosa, presidente."

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jueves, 28 de agosto de 2025

JUAN MANUEL DE ROSAS-SU FUNERAL-CRONICA DE UN DIARIO INGLÉS

 JUAN MANUEL DE ROSAS-SU FUNERAL-CRONICA DE UN DIARIO INGLÉS





(Copia y traducción de una Crónica de un diario inglés el “The Hampshire Advertiser” de Southampton correspondientes al sábado 17 de marzo de 1877 y del miércoles 21 de marzo de 1877, en los que se informa el fallecimiento y funeral del General Don Juan Manuel de Rosas. Este documento realizado en Southampton por Liborio Justo hijo del Presidente Agustín P. Justo y que fue de su pertenencia lleva fecha diciembre de 1930. Con motivo de su estadía en Inglaterra, Liborio Justo decide viajar a Southampton para visitar el cementerio donde descansaban los restos del General Juan Manuel de Rosas, su espíritu curioso e inquieto lo llevo a investigar y encontrar este diario de la época, lo copia y traduce).

 

THE HAMPSHIRE ADVERTISE” – Southampton – Saturday March 17 1877 –

 

MUERTE DEL GENERAL ROSAS.

 

“Su excelencia General Juan Manuel de Rosas, ex Gobernador y Dictador de la Confederación Argentina, murió a las 7 del miércoles, en su casa-quinta en Swathling alrededor de tres millas de Southampton. Había nacido el 30 de marzo de 1793 y por consiguiente dentro de una semana hubiera alcanzado los 84 años de edad. El fallecido que había residido en y cerca de Southampton en los últimos 25 años, fue atacado por una inflamación a los pulmones el sábado pasado después de haberse expuesto imprudentemente a la inclemencia del tiempo y, no obstante lo sabía y constante atención del Dr. John Wiblin, F.R.C.S., quien había sido su médico y amigo confidencial durante todo el periodo de su residencia en este país, sucumbió al ataque a la hora nombrada. 

Doña Manuelita de Rosas de Terrero, la devota hija y compañera del ex Gobernador, llego de Londres el lunes y estuvo en constante cuidado de su padre durante sus últimas horas. Su esposo, Don Máximo Terrero dejo Southampton hace apenas unas semanas el 24 de febrero, en el vapor “Minho” de la Royal Mail Company, para Buenos Ayres, con documentos auténticos y todo lo necesario para recuperar las propiedades de su esposa y las del General las cuales ellos heredaron. El difunto tenía un hijo (Coronel Rosas) [SIC] quien en un tiempo residió en Southampton y que murió en Buenos Ayres hace algunos años. 

Tenía también una hija (Doña Manuelita de Rosas de Terrero) y esta señora tiene dos hijos de 18 y 20 años respectivamente, el mayor de los cuales ha completado el miércoles sus exámenes en la Escuela de Minas de Londres. El General Rosas fue derrocado de la dictadura el 3 de Febrero de 1852, por un ejercito bajo la dirección del General Urquiza; Su ejército fue completamente derrotado, y el general y su hija Manuelita tuvieron que refugiarse en la ciudad de Palermo de donde escaparon durante la noche llegando a bordo del H.M.S. “Locust” en seguridad, y al día siguiente fueron transbordados al H.M.S. “Centaur”, Almirante Henderson, Se dijo entonces que se trasladaría a los Estados Unidos, pero el General Rosas llego a este país en el mes de abril siguiente habiendo sido traído en un barco de guerra ingles comandado por el capitán Day miembro de una familia de Southanpton. 

Cuando llego a esta ciudad el general tomo departamento en el Windsor Hotel hasta que pudo obtener una residencia conveniente. Esta fue encontrada en Rockestone-place, Carlton-terrace, donde residió por muchos años. Mientras estuvo en la ciudad el general acostumbraba a cabalgar por las calles casi diariamente en un hermoso caballo negro y su majestuosa forma y porte militar, junto con los arneses de su cabalgadura, siempre atraía mucha atención y admiración. Más tarde se trasladó a la quinta en que ha permanecido hasta su muerte. Este lugar llamado quinta de Burgués-street, de una extensión de 300 o 400 acres rentado al difunto Mr. Jhon Fleming, de Stonchan Park, y en el invirtió mucho dinero, encontrando su mayor diversión y placer en cuidarla personalmente. 

El general había estado enfermo de gota por algunos años pero se lo podía ver constantemente cabalgando por los campos y su mayor satisfacción parecía ser montar a caballo y dar órdenes a los que él ocupaba. Su pasión de comando era tan grande que a nadie le era permitido hablar una palabra excepto para dar a comprender que había entendido una orden dada o para hacer preguntas. 

El general Rosas siempre pagó a los empleados y peones de su quinta alrededor de un tercio más de los salarios corrientes en el distrito pero tenía la peculiaridad de tomarlos únicamente día por día. Cada hombre era pagado diariamente e informado si se le necesitaba o no al día siguiente. Este aspecto extraño de su carácter surgía de una determinación de no encontrase atado nunca por compromisos permanentes pero en el resultado los hombres se encontraban en empleo regular y pocos cambios eran hechos. Tan estrictamente disciplinarios fueron sus hábitos que el tiempo de trabajo de cada hombre era calculado hora por hora. Tenía siempre un sereno especialmente empleado invierno y verano para que tocase cada media hora durante la noche una gran campana colocada bajo la ventana de su dormitorio. Fue siempre una característica del fallecido pagar bien el trabajo que contrataba, pero era rígido en controlar que el trabajo se cumpliera. 

El general Rosas huyó de su país sin nada en forma de propiedad, pero poco tiempo después de su huida, el general Urquiza, uno de los generales de Rosas y quien habíase vuelto traidor el mismo en el curso del tiempo, sitió con éxito la ciudad de Buenos Ayres y levanto entonces la confiscación sobre las propiedades de Rosas lo cual le permitió al refugiado obtener por la venta de una de sus estancias libras 16.000 o libras 20.000. 

Urquiza fue subsiguientemente expulsado de Buenos Ayres a las provincias y las propiedades del general Rosas fueron nuevamente confiscadas. Su mano fue en general extendida a todos los que estuvieron en contacto con él, y sus actos de generosidad fueron ilimitados mientras duro su fortuna. En los últimos años de su vida el ex Gobernador dependía enteramente de los amigos de su familia y del esposo de su hija. 

Por muchos años el general Rosas y el difunto Lord Palmerston cambiaron visitas frecuentemente en Rockstone-place, en la quinta de Swathling y en el “manor” de Broadlands, y la más amistosa correspondencia fue mantenida entre ellos. Por voluntad del difunto general sus estados y propiedades en la Confederación Argentina han sido dejados a su hija y su yerno, quienes son también los ejecutores de su última voluntad y testamento. 

El muerto era católico romano. Su funeral será estrictamente privado, tendrá lugar en el Cementerio de Southampton en el próximo martes habiendo sido confiados los arreglos pertinentes a los Sres. Hayes e hijo, de la calle Hign”.

 

THE HAMPSHIRE ADVERTISE” – Southampton, Wednesday March 21, 1877

 

FUNERAL DEL GENERAL ROSAS

 

“El funeral de Su Excelencia General Juan Manuel de Rosas, ex Gobernador y Dictador de la Confederación Argentina, cuya muerte es su casa-quinta de Swarthling, el miércoles pasado, fue anunciada en le Advertiser del sábado, tuvo lugar ayer (martes) sus restos habiendo, sido enterrados en una bóveda en el Cementerio de Southampton. 

El difunto era católico romano y el lunes a la tarde entre las 7 las 8, el féretro fue trasladado de la casa-quinta a la Capilla Católica de la calle Bugle, Southampton donde se verificaron las ceremonias usuales de la Iglesia Romana y donde permaneció hasta ayer por la mañana. Alrededor de las 11 se celebró un servicio completo, conducido por el Rev. Padre Gabriel, en ausencia del Rev. Padre Mount, el párroco, quien se encuentra actualmente en el Continente. 

A la conclusión del servicio, el cual fue de carácter más impresionante, el féretro (cubierto con un paño negro con una gran cruz blanca) fue colocado a una carroza tirada por cuatro caballos con mantas de terciopelo. 

El resto del cortejo consistía en dos coches fúnebres y el carruaje del Dr. Wiblin, F.R.C.S., quien había sido el médico y amigo confidencial del General en todo el periodo de su residencia en este país. En el primer coche iba el Barón de Lagatinerie (Capitán de Estado Mayor, Agregado al Estado Mayor General del 2° Cuerpo de Ejército, Amiens, y sobrino del fallecido), Sr. Manuel Terrero (nieto del fallecido) y el Rev. Padre Gabriel. 

En el segundo coche iban los sirvientes del difunto general y de la Sra. Terrero y en el carruaje del Dr. Wiblin, éste y Mr Fleming, procurador de Londres. El servicio en el cementerio fue muy corto y como el funeral era de naturaleza estrictamente privada, la concurrencia a la tumba no fue tan numerosa como sin duda hubiera sido de otra manera. 

El féretro era de roble inglés, lustre francés y con esplendidos ornamentos de bronce. En la tapa llevaba una placa de bronce con la siguiente inscripción hermosamente iluminada: Juan Manuel de Rosas- Born 30th March 1793- Died 14th March 1877.

(Los arreglos del funeral fueron confiados a los Sres. E.Mayer e Hijo de la calle High y conducidos bajo vigilancia personal de una forma enteramente satisfactoria)”.

 

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viernes, 22 de agosto de 2025

CARTAS INÉDITAS ENTRE MÁXIMO TERRERO Y MANUELITA ROSAS (Explicando el dia despues de la Batalla de Caseros y la devolucion de bienes a Manuelita)

 CARTAS INÉDITAS ENTRE MÁXIMO TERRERO Y MANUELITA ROSAS (Explicando el dia despues de la Batalla de Caseros y la devolucion de bienes a Manuelita)

1) Carta de Máximo Terrero para Manuela de Rozas de Terrero. Le comenta que los derechos por la herencia materna de ella han sido reconocidos por un decreto del Gobierno. Sin embargo éste no reconoce todos los bienes y propiedades, por lo que Máximo envió un telegrama a George Flenning, solicitando los títulos de propiedad para demandar al Gobierno en la Corte Suprema de la Provincia.

La carta dice que se adjunta el decreto mencionado, pero éste no se encuentra anexado.

Adjunta un recorte de periódico del diario La Nación, donde se publica que los Tribunales de la Provincia fallaron a favor de los herederos de Juan Manuel de Rosas, sobre la entrega de los bienes pertenecientes al mismo



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2) Carta de Máximo Terrero a Manuelita, con un cuestionario que hace Máximo  preguntando acerca de lo sucedido el 3 de Febrero luego de la Batalla de Caseros.






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3) Carta de Manuela Rosas de Terrero a Máximo Terrero en respuesta a un cuestionario sobre el 3 de Febrero de 1852.



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viernes, 8 de agosto de 2025

(de Pluma Ajena) A DON JUAN MANUEL DE ROSAS (por Marcos Rivas)

 (de Pluma Ajena) A DON JUAN MANUEL DE ROSAS (por Marcos Rivas)


CON el alma mordida por la angustia

asida a las raíces de mi raza,

evoco tu figura bella y fuerte

que era corno la imagen de la patria.

 

Necesito expresar mis sentimientos

y que estalle en verdades mi palabra.

Pesa el error sobre la historia nuestra

con la gravitación de una montaña.

 

Oye, Restaurador, criando esa noche

mendigaste un rincón en la embajada

"que tú enseñaste a respetar", las tropas

extranjeras su triunfo festejaban.

 

Las tropas extranjeras... Desde el tiempo

de Beresford y Whitelocke no hollaba

el suelo invicto de la "gran aldea".

¡Y estas eran legiones mercenarias!

 

Frente a la honda pena de tu pueblo

que escondido en las sombras te lloraba

el vencedor, por conquistar su afecto,

debió imponer divisas coloradas...

 

A tus disciplinados regimientos

les distribuías sables y guitarras.

¡Qué dulce era el cantar de tus cielitos! ;

Qué airoso el zapateo de tus zambas!

 

Hoy rugen saxofones y ukeleles

compasando el vértigo hecho danza

con versos de tahures y vencidos,

de una tristeza quejumbrosa y falsa.

 

Duerme entre tanto el sueño de la gloria

en una tumba que te fué prestada

por los mismos a quienes denotaste

¡más generosos que tu misma patria!

 

Pero algún día, Juan Manuel, tus restos

retornarán sobre la estela blanca.

Pregonando dictados de justicia

volarán mil banderas en el Plata.

 

Te velará la sombra de los héroes

de toda la epopeya americana;

y aquellos tus ejércitos civiles

abatirán las lanzas enlutadas.

 

Otra generación que ya anunciamos

de este mezquino engaño liberada,

arrancará a la entraña de los Andes

moles de cuarzo para alzar tu estatua.

 

Y  después... largos años de anarquía;

v nuestros padres, miserables parias,

eran extraños en su propio suelo,

eran "los gauchos", "chusma" despreciada.

 

Indígenas incultos, no vestían

ceñida chaquetilla abotonada

ni ‘breech’ ni ‘paletó’. "Sólo la sangre

les distinguía condición humana”.

 

Había que "pacificar". Partieron

expediciones punitivas. Nada

detenía la saña fratricida

ni el ímpetu brutal de la matanza.

 

Ambiciosos soldados mercenarios

el suelo de la patria profanaban

levantando cadalsos. Y con ellos

ensangrentaron las tranquilas pampas.

Había que "traer los hombres blancos

 

que sabían arar". Por esa causa

menester era "fecundar la tierra

con el abono de la sangre gaucha".

 

Tanto civilizaron que nos dieron

los ‘trusts’ de gentes que no tienen alma

ni Dios. Su obra fatal se patentiza

en la desnutrición de nuestra infancia.

 

Las carnes argentinas van a Liverpool

 y las cosechas a Marsella o Savannagh

mientras el territorio se despuebla

y aumenta la miseria de la raza.

 

Por  eso, Juan Manuel, quiero evocarte.

Aún subsiste el rencor que te negara

un sepulcro en el suelo que tu esfuerzo

mantuvo intacto, frente a recias garras...

 

Afirmaste el derecho de ser libres

que los hombres de mayo proclamaran.

En tus manos patricias nuestra enseña

fué por todos los pueblos respetada.

 

Frente al derecho de los potentados

realizaron los pobres su esperanza:

de ser felices, de tener su rancho,

de sentir y querer, ¡de tener alma!

 

¡Con qué humano sentido de la vida

y auténtica noción de democracia

Manuelita asistía a los candombes

que los humildes negros celebraban!

 

Restaurador, por eso yo te invoco.

Diríase que ha Marta la confianza

en nuestro porvenir, que se ha perdido

en nosotros el culto de la patria.

 

Ponte de nuevo al frente de tus gauchos

en el momento heroico de las cargas

y acomete a estos pérfidos salvajes

de la avaricia, el dolo y la falacia.

 

Que Mansilla arme nuevos Toneleros:

ya asoman extranjeros oriflamas;

que Mariño vigile los intentos

de la voraz penetración extraña;

 

Que abrumen tus bufones con sus burlas

a tantas fatuidades encumbradas;

que afirmen tus decretos la tendencia

moral de nuestra vida, hoy olvidada.

 

Parecería, Juan Manuel, que ahora

hasta el idioma nos avergonzara.

Decirnos: "chau", "good bye", o desmedrantes

voces que nos inculca la canalla.

 

Haznos formar, erguidos y viriles,

a los primeros sones de tus dianas

a los "tennistas" y a los que tenemos

las uñas de las manos esmaltadas.

 

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