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martes, 9 de febrero de 2021

SCALABRINI ORTIZ Y GARCIA MELLID: FISCALES DE LA ARGENTINA, TIERRA DE ‘CIPAYOS’

 

SCALABRINI ORTIZ  Y GARCIA MELLID:

FISCALES DE LA ARGENTINA, TIERRA DE ‘CIPAYOS’


Gonzalo V. Montoro Gil


                                        Raúl Scalabrini Ortiz


                                        

                                          Atilio García Mellid



.Sabemos que nuestra patria –y toda Hispanoamérica- ha sido fecunda en héroes y heroínas, en una palabra: patriotas. Ejemplo de lo mencionado están José de San Martín, Juan Manuel de Rosas, Bolívar, José Gervasio de Artigas, Manuel Oribe, el Alte. Guillermo Brown, Martín Miguel de Güemes, Jerónimo Costa, Hipólito Bouchard, Manuel Belgrano, Encarnación Ezcurra, Manuelita Rosas, Juan B. Thorne, Juana Azurduy, Cnel. Martiniano Chilavert, Cnel. Pedro J. Díaz, Felipe Arana, Gral. Lucio N. Mansilla, Manuel Moreno, y tantos otros que nos sirven de referencia.

Pero, también ha habido –y lo siguen habiendo hoy día- los llamados ‘‘Cipayos’, sin los cuales nuestra patria no estaría sojuzgada, colonizada cultural, económica y financieramente como lo está.

Lamentablemente se ha utilizado la palabra ‘Cipayo’ sin demasiado sustento gramatical, solo como interjección, como alarido de barricada, sin fundamentar el contenido, la razón del término, perdiendo fuerza, debilitando su significado y las consecuencias funestas de las acciones de aquellos que lo fueron.

Aún aquella historiadores socialistas o comunistas que utilizan el término ‘Cipayo’ para imputarlo como un grito a sus oponentes no reparan que ellos son tan ‘Cipayos’ como aquellos a quienes acusan de ello, puesto que el internacionalismo donde abrevan es causa-fuente de las agresiones a nuestra patria, así como el otro internacionalismo, el liberal.

El término ‘CIPAYO’, tal como hemos comentado en otro trabajo, remite a  un soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña. "Regimientos de Cipayos" (definiciones de 'Oxford Languages'). En el Imperio británico se conocía como ‘Cipayo’ a un nativo de la India reclutado (en general) al servicio del poder europeo, normalmente del Reino Unido pero el uso también se extendía a los ejércitos coloniales de Francia y Portugal. De ahí se generalizó una segunda acepción como nativo de una colonia simpatizante con los intereses metropolitanos, o simplemente "secuaz a sueldo", como recoge la Real Academia Española.

El historiador Raúl Scalabrini Ortiz (nacido el 14 de febrero de 1898 en Corrientes y fallecido el  30 de mayo de 1959, en Buenos Aires)   tenía el don, no solo de señalar a aquellos que desde el exterior –personas, bancas, países, instituciones, etc- intentaban hincar el diente en nuestras riquezas sino a señalar con lujo de detalle a aquellos nativos (los citados ‘Cipayos’) que desde antes de nuestra independencia hasta hoy día, servían y sirven como correo de transmisión, como agentes, como portavoces públicos bien pagados (políticos, abogados, financistas, periodistas, síndicos, periodistas, economistas, funcionarios de alta y mediana jerarquía) de los intereses foráneos que como alimañas intentaban y lograban paso a paso y en forma casi invisible arrasar con nuestra soberanía política y económica.

Y lo hacía con cifras, con resoluciones y leyes hacia tales fines, volviendo la invisibilidad visible para todos a aquellos que quisieran.

Contemporáneamente – por la década del ’50- también coincidía en el análisis de nuestra historia Atilio García Mellid (Nacido en Buenos Aires, el 4 de agosto de 1901 y fallecido el 11 de enero de 1972), ambos salidos de F.O.R.J.A., plantearon un estudio concienzudo no en los ataques a nuestra soberanía por parte de naciones extranjeras (como Francia, Inglaterra y Brasil) harto conocidas por todos y estudiadas por muchos historiadores reconocidos que hacen al lustre de nuestras letras, sino en el estudio de los lacayos interiores de nuestro país: los ‘Cipayos’, sin los cuales difícilmente las agresiones extranjeras hubieran llegado a buen puerto.

Estos ‘Cipayos’, como agentes de esas naciones fueron el puente, los empleados, los voceros quienes instrumentaron cultural y materialmente a cambio de sobornos a los que estaban acostumbrados a hacer los ingleses, franceses y brasileños, tanto en este lado del Plata como en la Banda Oriental.

Ya suficientes autores han investigado y probado la eterna intención de los anglo-franceses y brasileños en usurpar nuestra soberanía, sea vía militar o comercial.

En este trabajo pretendemos ahondar en el exacto estudio hecho por los dos autores del título con abundantes pruebas, respecto a la intervención, absolutamente necesaria, de los traidores vernáculos (‘Cipayos’) que sirvieron a los intereses foráneos. Sin los cuales, éstos últimos difícilmente hubieran podido colonizarnos, navegar libremente nuestros ríos, llenarnos de manufacturas que no nos eran necesarias a precios exorbitantes a la par de llevarse nuestras materias primas por centavos: todo con el manejo de la Banca y crédito. La extorsión, el soborno fueron instrumentos continuos de estos imperios y que llevaron a un ‘deterioro en los términos del intercambio comercial’. Volveremos sobre esto mas adelante.

Dice Scalabrini Ortiz “...la habilidad británica trata de reconstruir la estructura colonial con que ha mantenido encadenada a la República Argentina durante más de un siglo, merced a la técnica de utilizar como personeros de sus intereses a ciudadanos argentinos secretamente comprometidos a sus servicios."

El Liberalismo, fue la puerta de acceso a esto para los Unitarios intermediarios necesarios en la entrega de nuestras riquezas que incluía territorio, como ofreció la isla Martín García el ‘prócer’ Mariano Moreno a los ingleses como agradecimiento por la ayuda en nuestra independencia así hacer una colonia y puerto franco de comercio , como lo dijo el propio Moreno,.

García Mellid dice que “Todos nuestros males tienen su origen en esta extraña alianza del puerto sustraído a su destino natural, de la ciudad que abdicó de su misión unificadora y de una “clase dirigente” que debiendo ser aristocracia prefirió ser oligarquía. […] El localismo porteño fue siempre un sucio juego de minorías aprovechadas; el pueblo de la propia Buenos Aires no entró en ese juego v fue víctima de sus interesados mentores tanto o más que los provincianos”.

 Todo comenzó en el año 1806 y 1807 con las invasiones inglesas y luego, más acentuadamente, en el año 1810, hasta nuestros días, salvo en el período en que el soberano gobierno del Brig.Gral. Juan Manuel de Rosas comandó los destinos gloriosos de la Confederación Argentina.

El escritor e historiador Antonio Calabrese nos refiere que, primeramente, el expansionismo imperial intentó –sin éxito- la colonización física de nuestro territorio.

 Ante el hecho visible que iba a ser imposible, cambiaron de táctica y apelaron a la conquista cultural y económica como vector de conquista, a través de los ‘Cipayos’ vernáculos que servían de puente para el logro de sus fines. Inventando héroes que no lo fueron y vituperando, denostando a aquellos que dieron hasta su vida por una patria soberana.

“La Argentina de hoy, vivió en su territorio, en primer término, la ‘colonización histórica’, protagonizada por España, que duró alrededor de trescientos años hasta entrado el siglo XIX; y a partir de allí, sobre el final de aquel ciclo y en las vísperas del alumbramiento de la independencia, en segundo término, sufrió la ‘colonización cultural’, que aún perdura.

La primera fue a sangre y fuego, por eso en el largo plazo, con el incremento de la resistencia, pudo ser vencida.

La segunda es más sutil. La clase dominante, lo que hoy llamaríamos la dirigencia de aquel entonces, entendió que la forma más eficiente de mantener el poder acompañando los cambios que imponían los nuevos tiempos, era crear un sistema ajeno a nuestra realidad, pero afín a sus intereses mercantiles y políticos, pensado„ ejecutado y mantenido por ella que era la única que lo entendía.[…]

Paralelamente, en lo cultural se construyó una historia nacional a la medida, pues se pensó un país contra natura en el que había que eliminar al gaucho, al indio, al caudillo, al cabildo, a todo lo hispano y después hubo que controlar también a la inmigración que se traía para remplazar al habitante colonial.

Esto generaba una nueva forma de colonización. La colonización cultural. Este el verdadero éxito de la clase dominante de aquella generación.

Para lograrlo cambió los paradigmas, inventó nuevas consignas y creo héroes, que sirvieron corno modelo de conducta, todos ellos afines a sus intereses. […] 

El poder hegemónico de entonces diseña un olimpo que cubre de seres mitológicos que al servir corno modelos, fijarán ejemplos de conducta y servirán como factor aglutinante de la nación. […]

El mito es la representación de una idea que no se discute. Es una versión de la verdad revelada. Es una fe impostada. No se entiende por la razón. Al mito solo se lo agiganta, se lo aplaude o se lo repite nada. De allí para adelante, todo; para atrás, nada”.

Es evidente que las luchas entre naciones antes que militar es una lucha de inteligencias de la clase dirigente. En la confrontación entre las dirigencias de las naciones surge la victoria. Sabemos –en nuestro caso- lo que ha representado nuestra clase dirigente en el concierto de las naciones y en el tema de defensa de nuestros derechos, salvo en el período de gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Los ingleses han advertido en un momento dado que el futuro de conquista se daba no militarmente (con la consabida pérdida de vidas humanas propias, dinero, etc) sino a través del comercio y el manejo del mismo en la interacción con otras naciones, sumado al contrabando, tráfico de armas, prestamos usuarios a las naciones sudamericanas, manejo del crédito interno, de las exportaciones, de las importaciones, de su industria y comercio, de la aduana, del logro de la libertad de navegación por los ríos interiores para llevar sus manufacturas excedentes por su revolución industrial, sin pagar tributo aduanero, de la introducción de espías en estas tierra con el subterfugio de ser ellos ‘naturalistas’, ‘viajeros’, ‘investigadores’, ‘médicos’ de personalidades políticas, etc..

Todo ello impulsaba a los anglo-franceses a que el Virreinato se independizara de la madre patria, España, fragmentándose en la mayor cantidad de estados posibles, como finalmente sucedió en Centro-America y Sud-America.

Decía, y con criterio Raul Scalabrini Ortiz, que como cirujano previó y vio las causas de nuestro sometimiento y las funestas consecuencias económicas y financieras que derivaron y derivan de tal sometimiento: “…existe, al mismo tiempo, un lazo común entre el obrero argentino y el patrono argentino. Es la necesidad de que la fábrica exista y subsista. Si la fábrica argentina es destruida porque molesta con su competencia a la fábrica extranjera, el patrono se queda sin su propiedad y el obrero argentino sin su trabajo. Esa coincidencia es el lazo nacional que une al patrono y al obrero por arriba de sus antagónicos puntos de vista sociales. La suma de todos los lazos nacionales es el fundamento de la idea nacional que el Estado argentino debe recoger e interpretar y a la que debe darle fuerza ejecutiva”.

En la vida de una nación la misma puede sufrir ataques externos, sean militares pero también ataques civiles a través de acciones diplomáticas o económicas.

Los ataques militares externos por parte de naciones extranjeras han  tenido poco éxito en nuestras tierras. Recordemos las agresiones inglesas y francesas que tanto en 1806, 1807, 1835, 1845 se han visto rechazadas por nuestro país, salvo la de 1982 en Las Malvinas.

Nuestro sometimiento dio su puntapié inicial alrededor de 1806 durante las invasiones inglesas a nuestro territorio. Ya lo robado por el General británico Beresford en 1806, cuando era el Gobernador de Buenos Aires durante exiguos 3 meses fue tiempo suficiente para que el pirata inglés se alzara con la suma de pesos fuertes de aquel entonces de $1.438.514 que a la fecha representan miles de millones de dólares, más los intereses hasta el día de hoy. Esa suma nunca fue devuelta y, menos  por supuesto, reclamada.

Recordemos que fue el masón (Logia ‘Southern Cross’) y ‘Cipayo’ –uno más- Saturnino Rodríguez Peña, comerciante devenido en militar.

Al producirse la invasión inglesa se relacionó rápidamente con los ocupantes, al igual que su hermano Nicolás, dado que compartía en muchos casos la filiación masónica con sus oficiales y debido a que "era muy inglés en sus ideas", según confiesa otro ‘Cipayo’ anglófilo Carlos Roberts, insospechado de patriotismo alguno, en su libro “Las Invasiones Inglesas del Rïo de la Plata”.

Tengamos presente que Roberts nacido en Buenos Aires en 1872, de familia inglesa, fue desde joven funcionario del Ferrocarril Central Argentino, dato que seguramente no se le escapó a Scalabrini Ortiz.

En fin, Rodríguez Peña, y otros 52 habitantes de Buenos Aires, anglófilos al extremo, tenían contacto habitual con Beresford, a quien, don Saturnino  llevaba obsequiosamente su pensión y correspondencia.

Esos 52 desgraciados lacayos de los invasores que juraron obediencia a Rey de Inglaterra son  estudiados y analizados por Atilio García Mellid en forma detallada en su obra principal al cual invitamos a leer.

Saturnino Rodríguez Peña sugirió la entrega pacífica de Buenos Aires a cambio del reconocimiento de la independencia. Fracasada la tentativa tendió un ‘puente de plata’ para que Beresford huyera a Inglaterra con el dinero robado.

En efecto, Rodríguez Pena rescató a los oficiales ingleses cuando se los llevaban detenidos a Catamarca, invocando inexistentes órdenes de Liniers para que se los liberaran. De allí éstos se dirigieron a Montevideo y luego a a Inglaterra. Por tal motivo, el gobierno inglés le concedió a Saturnino una pensión vitalicia de 300 libras anuales que se pagaba en Río de Janeiro a través del propio Lord Beresford.

Recordemos que también  Nicolás, su hermano también masón, fue el causante del fusilamiento de Santiago de Liniers.

En fin, nuestro gobierno estaba plagado de ‘cipayos’. De la Junta de Mayo, de los 6 miembros, la mitad eran agentes ingleses y estaban dentro de los 52 que mencionamos arriba. En especial, Francisco Castelli que fue el que produjo el fusilamiento de Liniers.

Dice García Mellid que el ‘porteñismo’ no implicaba que quienes estuvieran inmersos en él hubieran nacido necesariamente en Buenos Aires; es más, muchos de ellos eran provincianos (Sarmiento era sanjuanino; Vélez Sarsfield, cordobés, Urquiza, entrerriano; Paz era tucumano más todos los militares Unitarios que venían de la Banda Oriental como Venancio Flores, Sandes, Arredondo,  Paunero, etc).

El ‘Porteñismo’ apunta a una mentalidad centrípeta, localista, despojado de toda empatía con el resto del país y sus intereses nacionales, subyugados por todo lo que fuera extranjero hasta tal punto que no tenían prurito de entregar toda la riqueza del país por dinero para sus bolsillos y hasta solamente por cuestiones ideológicas o de ‘principios’, no importa donde estos haya nacido.

El ejemplo de Vélez Sarsfield es toda una definición de ‘porteñismo’. El cordobés se quejaba, en un discurso en la Legislatura de Buenos Aires en Octubre de 1853, de su Córdoba natal “inunde de tejidos a las provincias, incluso a Buenos Aires”.

Evidentemente esos resabios de soberanía económica que venían de los años que gobernaba Juan Manuel de Rosas era algo que molestaba al ‘porteñismo’ del cordobés. Aunque no le molestaba a Don Dalmacio que un hombre casado como Sarmiento (44 años) tuviera de amante a su hija Aurelia de 19 años (también casada), algo que un secreto a voces por toda la ciudad.

Los ‘Cipayos’ Unitarios lograban el control de la riqueza al controlar las rentas del puerto y la aduana que servían como llave de todo intercambio y comunicación del Virreinato del Rio de la Plata, que se abría y cerraba a voluntad pudiendo destruir asi las industrias del interior y entregar la riqueza que estas podían producir, por unos centavos, con un mero mero decreto a tal fin. Poseer el control del puerto y aduana era controlar la riqueza de una enorme región puesto que el puerto de Buenos Aires era el único que servía para la recepción de las importaciones y el envío de las exportaciones.

Todo este accionar y pensamiento reduccionista, despótico, henchido de palabras huecas sin sustancia es el que nos hizo perder Banda Oriental, Paraguay, Alto Perú.

Y así, Buenos Aires mandaba y el resto del Virreinato obedecía. Y eso que este último era el que producía pero el comercio lo manejaba solo el núcleo mercantil de Buenos Aires, -unas pocas docenas de hombres-, ya desde los tiempos de Rivadavia.

Decía García Mellid: “Las más graves perturbaciones de nuestra historia han sido ocasionadas por la soberbia y contumacia del “partido porteño-’. Cada vez que se quiera encontrar el factor invisible de nuestras desinteligencias y convulsiones, búsquesele en Buenos Aires. Aquí la metrópoli no fue centro unificador sino elemento de discordia. No se constituyó al servicio de la Nación; quiso que la Nación se le subordinara. Buenos Aires se invistió a sí misma del derecho a mandar v exigió a las provincias que se lo reconocieran.

“Pero una tal dictadura, originada en viejos v arraigados intereses mercantiles, necesitaba un instrumento doctrinario para encubrir sus secretas finalidades. Y se lo dio el liberalismo. ¿Qué mejor arma podía ofrecérsele al unitarismo porteño? Y, a su vez, ¿a qué mejor asiento podía aspirar el liberalismo?

“El encuentro, la coincidencia y la cómplice aventura estaban ínsitas en la propia naturaleza de ambas entidades. Pues el ‘porteñismo’, en tanto organización de carácter mercantil, pertenecía a la línea del liberalismo económico, que es tal vez lo único auténtico que tiene nuestro liberalismo.

“Y el sistema liberal, en tanto ideologismo presuntuoso y puro doctrinarismo, se identificaba de hecho con la urbe que se había proclamado depositaría de “las luces” y paladín del “despotismo ilustrado".

En esta zona de nuestra indagación es donde se ve con claridad más meridiana la especial sustancia de nuestro liberalismo: unitario, ‘porteñista’ y aliado incondicional de la oligarquía.

“Si la doctrina unitaria fue propicia a los liberales como instrumento de oposición a las espontáneas tendencias del pueblo, el ‘porteñismo’ lo fue como eje de autoridad v centro de imposición de métodos adversos al interés conjunto de la Nación. La concertación de porteños, unitarios y liberales configuró así un fenómeno único de desconocimiento del pueblo y de destrucción de las bases fundamentales de la nacionalidad. […].

“De aquí la fatalidad intelectual que arrastra el unitarismo; está condenado a ser pura teoría sin arraigo. Cáscara vacía en un mundo lleno de posibilidades, vacua estructura ideológica frente a un auténtico ideal humano y territorial”

Haciendo un resumen de lo expuesto por García Mellid podemos sintetizar que el Unitarismo primitivo comenzó, ya, con la Primera Junta. Mariano Moreno, Francisco Ortiz de Ocampo, Antonio González Balcarce, Juan José Castelli  y los hermanos Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña,  produjeron estragos y matanzas indiscriminadas, cortando cabezas, vertiendo arroyos de sangre, al decir de Moreno y Castelli, el más conocido fue el héroe de la resistencia contra el invasor inglés don Santiago de Liniers.

Como bien dijo Manuel Belgrano en su autobiografía, “en los porteños comerciantes no había más razón, ni justicia, ni más utilidad, ni más necesidades que su interés mercantil” En una proclama a las milicias de Tucumán en 1816 decía “no hemos conocido más que el despotismo bajo las Juntas, Triunviratos y Directorios” que obviamente eran instituciones manejadas por los ‘Cipayos’ porteños, hombres de las ‘luces’, títeres de sus amos ingleses y franceses y de la Banca de estos imperios.

Clara visión de nuestro prócer, así como también lo vio San  Martin que en su correspondencia a lo largo de su vida no dejaba de observar el pensamiento y acción disolvente del centralismo portuario del liberalismo. Y no dejaba de señalarlo en carta a Tomás Guido, su amigo, desde París el 1º de Febrero de 1834 “.El foco de todas las revoluciones ha sido Buenos Aires: allí se halla la crema de la anarquía, de los hombres inquietos y viciosos, de los que viven de trastornos, porque no teniendo nada que perder todo lo esperan ganar en el desorden...".

Desorden, anarquía, eran citados permanentemente por Belgrano y San Martin, cuestión que nuestros Unitarios liberales han sabido callar en sus panegíricos y libros sobre nuestros liberadores, edulcorando u omitiendo sus pensamientos políticos y dejando solo en la superficie sus acciones militares.

Los ingleses, explotando la ignorancia, el afán de poder y riqueza exclusiva, la usura del ‘porteñismo’ vieron la puerta de entrada al manejo de la riqueza del país a través de éstos paradigma del ‘cipayismo’ que se sometían gustos a las órdenes de los admirados ingleses y también franceses encandilados por su cultura, refinamiento y…por su oro.

Así se les brindó armas modernas para someter los levantamientos provinciales federales, así como créditos que no eran necesarios y que eran –a su vez- impagables lo que implicaba una sujeción eterna a dichas potencias, como ocurre hasta el dia de hoy..

Luego de la Primera Junta vino el Primer Triunvirato en el que descolló con sus persecuciones, fusilamientos y degüellos sin solución de continuidad, Bernardino Rivadavia fusilando decenas de personas –entre ellas Martín de Álzaga-.

El Segundo Triunvirato con Paso, Rodríguez Peña, Álvarez Jonte con el ideólogo de tantas muertes, Bernardo de Monteagudo, que ordenó como método político el terror a través de centenares de fusilamientos indiscriminados para mantenerse en el poder. Un poder de los liberales ilustrados, jacobinos, fieles émulos de Robespierre anegando el país con sangre criolla.

Luego, siguió el nefasto Director Supremo Juan Martín Pueyrredón, ordenando el destierro de Manuel Dorrego el 15 de Noviembre de 1816, prefigurándose su anunciada muerte.

El Directorio no varió las cosas y el Unitarismo más encendido y alejado de las realidades de su patria siguió invariable en sus asesinatos para permanecer en un poder que se les escurría de las manos puesto que el pueblo todo les daba la espalda con espanto y miedo.

El Gobernador de Mendoza, Tomas Godoy Cruz era otro de los ejecutores de tales matanzas haciendo cumplir las órdenes de Rivadavia y demás porteños.

Estos ‘Cipayos’ no lo hacían solo por ideologías sacadas de sus sueños de una patria europea en suelo americano; no, había dinero de por medio y abundante que los ingleses y franceses entregaban a dos manos para lograr sus fines imperiales.

Hubo un divorcio manifiesto entre las supuestas clases dirigentes con las ideas y costumbres naturales de nuestro territorio heredadas del sistema orgánico español.

La forma de sostener lo insostenible por los liberales fue a través de la violencia y las leyes que derivaron de ella.

Estos ‘proto-Unitarios’ del puerto de Buenos Aires constituían toda la nación. No había más nación que Buenos Aires y por supuesto, el manejo exclusivo de la renta que la aduana producía.

Ello produjo la pauperización de nuestro interior y la destrucción de sus industrias recién nacidas haciendo de Buenos Aires el centro y único poder que, como un colador fino, se quedaba con casi toda la riqueza producto de las rentas aduaneras y el manejo de la banca, manteniendo dicho ‘status-quo’ a fuerza de acciones de terror y de exterminio convocando para ello en su ayuda a los franceses, ingleses, y brasileños puesto que no tenían mucho apoyo de los nativos para asesinar a miles de compatriotas.

Estos ‘ilustrados’ comerciantes devenidos en caballeros tenían en mira el predominio político, la explotación económica en beneficio de sus mandantes ingleses y franceses y por ende, la esclavitud social, dando más preponderancia a principios abstractos, a construcciones intelectuales de laboratorio que a la realidad de nuestro suelo, agudizándose con sus acciones la discordia en nuestro país y muriendo el espíritu público de unión. Mariano Moreno participaba activamente de esta causa y cuando muere en alta mar, su cuerpo es arrojado al mar envuelto en la bandera….inglesa.

Rivadavia pondría el sello de su despotismo tiránico para apuntalar nuestra entrega. Su misión: apoderarse del puerto, de la aduana y de las riquezas que ellas significaban con su rapaz gobierno subordinando los intereses  del país a Gran Bretaña. Así desgravó totalmente las exportaciones de carne y al mismo tiempo gravó dicho consumo en el interior del país. Aumentando la disgregación territorial con acciones como gravar los productos que venían ….de Montevideo!!.

Esto coincide con el establecimiento de un Estado basado en un modelo económico agroexportador. Esta cuestión la había previsto Manuel Belgrano, cuando en 1796 advertía que “los países civilizados se cuidan de exportar materia privada sin antes transformarla localmente, porque de lo contrario estarán creando desocupación en el país exportador y trabajo en el país importador”, y recomendaba “no exportemos cuero, exportemos zapatos”.

Rivadavia era petulante, mediocre, fatuo, vanidoso, ignorante en todo. Hablaba de todo sin saber nada de nada. Vendió a los ingleses el suelo donde se encontraban las minas conformándose una Sociedad –en la que él formaba parte, obviamente- para tales fines. El cura Agüero era la ‘eminencia gris’ detrás de él, al igual que lo hizo con Lavalle.

Rivadavia, liberal, extraviado y Unitario perseguidor de San Martín al que intentó asesinar y que no lo pudo hacer gracias a las advertencias de Estanislao López.

La falacia Unitaria expresada por los ‘cipayos’ proclamando una ‘civilización’ que no lo era contra una ‘barbarie’ inexistente fue la historia oficial; y sus esbirros, los próceres. Una ‘novela de la historia’ que se enseñó durante décadas en nuestras escuelas para los menores y se fogoneó para los mayores, a través de periódicos y libros.

Los Unitarios –y bien lo describía Scalabrini Ortiz- eran academias digitadas para sostener una historia ficticia que sin los sofismas inculcados se caería prontamente a pedazos. Para ello se necesitaban regalos de las embajadas extranjeras y conformación de directorios de Sociedades supuestamente anónimas pero cuyos directivos y socios mayoritarios eran ingleses o franceses.

Y se necesitaban los grandilocuentes panegíricos autistas de los diarios comprados o dirigidos por los mismos que son alabados. Edificándose, así, ídolos de bronce inventados. Uno de ellos Sarmiento que nunca trabajó, nunca produjo nada ni fundó escuela alguna como se nos ha hecho creer. Viviendo toda su vida de los sueldos del estado como burócrata cuando verdadero patrón fueron los capitales extranjeros que le ordenaban su conducta pública según sus intereses, muy ‘liberales’.

Pero claramente lo sentenció San Martin en carta al Gral. chileno F.Pinto el 26 de Septiembre de 1846 “…el mejor gobierno no es el más liberal en sus principios, sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen”.

Dice Raúl Iturria: “un proverbio ruso dice que ‘lo que ha sido producido por la pluma no puede ser destruido ni por el hacha’ Y así ocurrió en el Rio de La Plata, donde los Unitarios escribieron lo que se les ocurrió y les vino en gana, sin importar para nada la verdad histórica. Entre tales escritores destacan Sarmiento, Mitre, Rivera Indarte y sus famosas ‘Tablas de Sangre’, que tejen novelas deformando los hechos y así como el hacha no puedo destruir lo creado por la pluma quien mucho escribe corre el riesgo de ofrecer las pruebas de sus errores en sus propios escritos, máxime cuando son alegato y no descripción histórica”.

Scalabrini Ortiz, al igual que otros historiadores del Plata han probado hasta el más mínimo detalle de la influencia –como mínimo- de Gran Bretaña en nuestra independencia de España.

Él hacía una proyección de la penetración británica, ya antes de nuestra independencia, y el manejo de nuestra política en caso de una hipotética guerra perdida contra los británicos.”… Esos cincuenta y dos vecinos firmantes de la ignominia fueron con seguridad a enriquecer las huestes secretas de la masonería, que absorbe a todos los que han cometido una falta para redimirlos en el servicio incondicional de Gran Bretaña. Uno de ellos, el joven Rodríguez Peña, fue el que facilitó la fuga del general Carl Beresford, desleal a su palabra de honor. Desde entonces la oligarquía, es decir, los servidores secretos de Inglaterra, prosiguen actuando tan eficiente como secretamente. Todo lo que ha ocurrido en contra del país ha munido por su mediación. El Banco Nacional es el que, en 1828, permite doblegar la resistencia de borrego y acordar la segregación de la Banda Oriental. "Nuestro ejército es el Banco Nacional", dice acertadamente Ponsonby, agente británico encargado de esa operación. El directorio del Banco Nacional está integrado por hombres nacidos aquí. Pero el directorio no es más que una pantalla a través de la cual opera la voluntad de la mayoría de los accionistas”, que como imaginará el lector eran ingleses.

Scalabrini Ortiz advierte que el término ‘oligarquía’ no obedece a personas o sociedades que tengan mucha riqueza sino a la dirección de sus intereses y su voluntad, sustituyendo el interés general de su nación por el interés extranjero a través de organizaciones financieras, económicas y masónicas.

Tengamos presente que sin esa guerra de 1806-1807 el sometimiento podía conseguirse igual, endeudándose el país ‘sine-die’ a través de maniobras financieras que hicieran impagables esos créditos y que permitirían a los acreedores el manejo de nuestra economía y política interna a través de sus empleados locales (los ‘Cipayos’) necesarios para que el control sea invisible para el gran público.

Y decimos ‘antes de nuestra independencia’ con las invasiones inglesas de 1806-1807. Lo dicen los propios británicos en declaraciones hechas sin tapujos que reprodujo el diario ‘La Prensa’ del 8 de Diciembre de 1957 hechas por el viceministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Conde de Gosford: “Los latinoamericanos no han olvidado que nosotros los británicos los liberamos de la dominación española. Eso será una gran ayuda para nosotros, no solo internacionalmente sino también industrialmente.”.

Más allá de discutirse lo que en más o menos hayan ayudado en nuestra independencia de los españoles, ello fue cobrado con creces y además, se robaron el oro que tenían los españoles y que se llevaron a Inglaterra. Entiendo que nuestra nación pasó de estar subordinada a España a ser una factoría inglesa a partir de nuestra ‘independencia’ (sic).

Y en el peor de los casos y ante una visualización que pudieran hacer nuestro pueblo achacando a esos nativos la causa de sus desgracias, se cambiarían a los empleados-esclavos siguiendo el control sin sobresaltos.

Claro, “Unos ministros que actúan como aves de paso y ejercen sus funciones en un paréntesis de los cargos permanentes que desempeñan en las empresas, de los que salen para retorna una vez cumplida su función pública” son el estereotipo del ‘cipayo’ nacional. Volveremos sobre el tema.

Así decía Scalabrini Ortíz: “Imaginemos un ejemplo y supongamos que la República Argentina perdiera una guerra imaginaria. El enemigo nos impondría el pago de una inmensa deuda compensatoria y punitoria. No hay otra manera de pagar una deuda internacional que entregar al acreedor gratuitamente los productos que se producen en nuestro suelo con el trabajo argentino. Esa es la única, perdurable y efectiva riqueza de las naciones, porque el oro es tan escaso que no alcanza más que para cubrir diferencias ocasionales. El vencedor consumiría nuestros productos o los venderían en los mercados internacionales para adquirir las mercaderías que creyese más convenientes. Lo que enviáramos al exterior en pago de la deuda de guerra, sería la suma de lo que cada ciudadano dejara de emplear o consumir. Comeríamos menos, vestiríamos más pobremente, no tendríamos dinero para diversiones y nuestros hijos no recibirían una educación adecuada porque deberían ayudar a producir lo que debíamos remitir al extranjero. El descenso del nivel de vida afectada a todos. Más al que tiene menos. Menos al que tiene más. Nos referimos a una guerra perdida para dar una causa habitual de empobrecimiento nacional, pero el endeudamiento puede conseguirse por medios incruentos de combinaciones financieras”.

Bueno, lo que estaba en su imaginación en forma potencial del historiador en cuanto a la perdida de una guerra imaginaria, se vio vuelto a la realidad con la perdida de la contienda en Malvinas. Por lo que imagine el lector las consecuencias políticas y económicas que ello ha traído aparejada. Todo lo que advertido por el mismo se ha vuelto visible en nuestra cotidianidad y el ahogramiento político-económico ha sido y es feroz potenciado por el resultado de la guerra.

En tal sentido, pues, ante tales derrotas, tales naciones como también el imperio del Brasil utilizaron personas nativas como correas de trasmisión que por dinero o poder traicionaron a su país sirviendo a sus patrones como esclavos o súbditos clavando una daga en la soberanía de su patria, sea como diplomáticos, como juristas, como empresarios, como economistas o políticos, abriendo las compuertas para el acceso de los intrusos vía el manejo del crédito, de la banca, de la producción, de la industria, el comercio y la tecnología.

No solo Rivadavia conspiraba. Dice Pacho O’Donnell: “Salvador María del Carril escribe con preocupación a Florencio Varela (ambos habían hecho de su odio al Restaurador el “leit motif” de sus vidas) el 19 de diciembre de 1845: “Rosas va a un objeto: la reconstrucción del virreinato del río de la Plata o la inauguración de un imperio argentino”.  

“He aquí una diferencia sustancial entre federales y unitarios: los primeros tenderán a defender el territorio y habrá en don Juan Manuel una imposible resignación a aceptar la pérdida de la Banda Oriental, por ello el apoyo a su fiel Oribe, y del Paraguay, cuya independencia jamás reconoció. Los unitarios, en cambio, urdirán incesantes operaciones que no le hacen asco a la cesión de importantes territorios de nuestro país. “Los males del Plata arrancan de la dislocación por manos foráneas del antiguo virreinato. Su unión como la de los estados norteamericanos o su concentración en un solo imperio como el Brasil, tal es el fin del Presidente Rosas”, editorializará con acierto el “Courrier de L’Havre” a mediados de 1845”.

Es que todo el Unitarismo nunca podría haber triunfado sino hubiera sido sostenido militar y económicamente por Francia e Inglaterra asi como por el Brasil antes de Caseros, como bien lo reconocían Lavalle, Florencio Varela, Valentin Alsina, el cura Agüero, los hermanos Rodriguez Peña, Salvador María del Carril, Rivera Indarte, José Marmol, en todas su cartas.

Que con la calumnia sin sostén fáctico alguno más el dinero aportado en cantidades inimaginables pero perfectamente documentadas y reconocido todo ello por los arriba nombrados produjo la fantasía de los ‘Próceres del Liberalismo’ agiotistas mercantilistas con pies de barro.

Todavía no había llegado al poder Rosas y el Unitarismo ya era considerado ‘salvaje’ por las muertes de miles de inocentes que provocaba y que ejecutiva en la manera más vil.

Comenta García Mellid una descripción del escritor, historiador y jurisconsulto salteño Bernardo Frías “El término salvaje —escribe— había licitado a lucir antes que Rosas ocupara el gobierno, y era aplicado a los Unitarios que, proclamándose civilizados, cultos, amorosos de la levita y el sombrero de copa alta, tenían por sistema asesinar, sea a bala en el patíbulo, sea con el veneno o el puñal, a cuanto adversario se les levantaba fuerte, o se les hacían incómodos”

Cavila García Mellid: “La verdad es que el calificativo estaba ampliamente justificado. Un inventario de los crímenes v depredaciones cometidas por los unitarios, por somero que sea, abruma y espanta. El 5 de agosto de 1823, por ejemplo, el general unitario Javier López derrotó al gobernador de Tucumán, don Bernabé Aráoz, y se apoderó del gobierno. En el mismo día hizo fusilar al general Martín Bustos, comandante Femando Gordillo, coronel Pedro J. Araoz y otros jefes leales, otorgándoles un plazo brevísimo de dos horas. El gobernador depuesto, general Aráoz, huyó a Salta y pidió asilo al gobernador unitario general Juan Antonio Álvarez de Arenales. “El derecho de asilo —escribe doña Juana Manuela Gorriti- ha sido respetado en los tiempos más atrasados y entre las naciones más bárbaras. Arenales no lo reconoció. Entregó a su enemigo el huésped que se había refugiado en su hogar.”  “El general Aráoz fue fusilado en Las Trancas (provincia de Tucumán), el 23 de mayo de 1824, por orden del unitario general López, de quien dice Zinny: “Raro fue el ciudadano de Tucumán que no hubiera sido vejado v oprimido... más de cuarenta víctimas se inmolaron al deseo obstinado de sostenerse en el mando contra la voluntad general”..

Gregorio Aráoz de Lamadrid, el ‘Manco’ Paz, Lavalle, Ramón Deheza, Mariano Acha, Tomás Godoy Cruz, José Videla Castillo, eran el brazo armado del Unitarismo cuyo centro civil operaba desde Buenos Aires, antes del segundo mandato de Rosas, y luego desde el exterior desde las llamadas ‘Comisiones Argentinas’ ( en Montevideo y Santiago de Chile) verdaderas usinas que impelían al terror sin pausa para la conquista del poder pasando por encima de los deseos del pueblo haciendo tabla rasa con toda soberanía nacional, provocando el enojo y asco del General San Martín.

Asi es, debemos tener presente, como hacía notar García Mellid, que existían organizada y desembozadamente dos grupos principales de Unitarios antes de Caseros y durante el Gobierno de Rosas: La auto-llamada ‘Comisión Argentina’ en Montevideo (Florencio Varela, Valentín Alsina, Agüero, Portela, José Marmol, Rivera Indarte, Gutierrez, Salvador María del Carril, etc) y la otra también llamada ‘Comsión Argentina’ en Santiago de Chile (Sarmiento, Godoy Cruz, Juan Gregorio Las Heras, Domingo de Oro, etc. etc). Todos con miembros del más furioso liberalismo que pueda contener el Unitarismo; empleados del oro francés e inglés más el brasileño en la ciudad de Montevideo.

Sigue diciendo el autor porteño que todo esto está totalmente reconocido –sin ambages- por los propios actores que se vanagloriaban de sus acciones y por los funcionarios franceses e ingleses que documentaban todo y enviaban sus reportes a sus capitales. El autor cita profusa documentación al respecto. Por supuesto que el principal ‘Cipayo’ lo fue –por su doblez y por su peso específico en el resultado de la lucha- Justo José de Urquiza, como veremos.

Dice García Mellid: “El gobierno unitario de Montevideo los secundaba con todas las armas propias de que disponía y prestaba sus puertos y bases para que desde allí actuaran las escuadras bloqueadoras de Francia e Inglaterra. Para que ningún federal se atreviera a penetrar en su territorio, introduciendo los método s terroristas “ propios de Rosas”, el gobierno dictaba precisas normas civilizadoras: ‘- Serán irremisiblemente pasados por las armas, todos los individuos del Ejército de Rosas que sean aprehendidos y pertenezcan a la clase de Jefes u Oficiales-‘

“Y para que no hubiera duda sobre la impasible justicia de que eran capaces los unitarios, el panegirista de Rivadavia, doctor Andrés Lamas, afirmaba: ‘-Nosotros no necesitamos en ese caso, más juicio que probar la identidad del traidor y probada, la severa impasibilidad que se necesita para hacer ejecutar la ley que los condena a recibir la muerte p o r la espalda, como villanos. Dios tenga en ellos misericordia si caen en nuestras m anos” […]

Pero no se crea que solo eran traidores a su patria solamente por sus acciones intelectuales, periodísticas, culturales. No; tras esas invectivas violentas también se encontraban –al mismo tiempo- directivas sobre las acciones a realizar. De tal modo nos lo dice García Mellid el cual nos hace ver las palabras de los miembros de la autollamada ‘Comisión Argentina’ en Chile: También los emigrados en Chile, entre los cuales destacaba su recia figura de educador don Domingo Faustino Sarmiento, daban testimonio público de las profundas convicciones que los movían a combatir a Rosas, por odio a la violencia v a la sangre. La Comisión Argentina de Santiago de Chile, en apoyo de las columnas subversivas que actuaban en el interior del país, emitió saludables consejos para la más rápida imposición de sus métodos civilizadores. ‘-Es menester emplear el terror para triunfar en la guerra —decía—. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Debe manifestarse un brazo de fierro v no tenerse consideración con nadie. Es preciso desplegar un rigor formidable. Todos los medios de obrar son buenos v deben emplearse sin vacilación-‘. El documento, fechado en 1844, llevaba las firmas de los pacíficos v civilizados ciudadanos, general Juan Gregorio de I.as Heras, y señores Domingo de Oro, Domingo Faustino Sarmiento y J. Luis Calle”.

Puede verse, y leerse, de la boca de estos ‘civilizados’ iluministas que sus acciones distaban lejos de su pretendida ‘civilización’ y búsqueda de la paz.

En Corrientes, Paz y Lavalle seguían en el mismo sendero y con iguales principios.

Lavalle, lo que tenía de poca inteligencia lo tenía de cruel hasta el paroxismo, como se comprobó a lo largo de los años.

Dice García Mellid sobre éste: “Mientras tanto. Lavalle lanzaba al pueblo de Corrientes una proclama que abundaba en enérgicas y brutales promesas: '-Correntinos —les decía—la hora de la vengan ha sonado... vamos a humillar el orgullo de esos cobardes asesinos... Se engañarán los barbaros si en su desesperación imploran nuestra clemencia. Es preciso degollados a todos... Purguemos a la sociedad de estos monstruos. ¡!Muerte, muerte sin piedad!!•. Poco después. Lavalle le explicaba a su mujer: ‘-La proclama que di a los correntinos... la escribió Frías. Yo estaba muy ocupado y le dije que escribiese una proclama de sangre y que dijese expresamente que habíamos de degollar todo el ejército enemigo-‘”

Ellos, los Unitarios, eran los ‘bárbaros’, los que acicateaban a sus generales a cometer asesinatos indiscriminados con los prisioneros, mujeres, niños. Tierra arrasada de muerte y espanto como nunca se había visto.

Lavalle, Felix Frias, Sarmiento, Lamadrid, Marcos Avellaneda, Acha, Paz, Mitre con sus esbirros Orientales que eran los que se manchaban de sangre las manos (en general los de nuestro territorio eran reacios en su mayoría a practicar las carnicerías con sus compatriotas por eso se buscaban a los Orientales ‘colorados’ para las tareas sucias) y tantos otros tenían el sueño absolutista de someter al país un despotismo sangriento hasta que vieran los beneficios de ser un ‘liberal’ y acogerse a los designios ordenados por los imperios de ultramar.

Organizaban en los territorios que conquistaban –aunque fuera por pocos días- un régimen de saqueo y terror como nunca se había visto en nuestras tierras. Fusilando, degollando, sin pausa y a quienes se resistían a cumplir las ordenes, también se los pasaba por armas junto a toda su familia.

En fin, esos ‘Cipayos’ fieles siervos de sus amos, apostaron a una desintegración de nuestro territorio para el logro de sus fines como sustentó desde Chile Domingo F. Sarmiento, que junto a Bartolomé Mitre fueron los principales propulsores de una ‘Republica del Rio de la Plata’, escindida de su patria y coronando el centralismo porteño como amo y señor de estas tierras.

Lo que no se conseguiría por seducción o soborno, se conseguiría bajo el salvajismo desenfrenado de las armas Unitarias, con los esbirros Orientales como los ‘cipayos’ Orientales ‘colorados’:Venancio Flores, Wenceslao Paunero, José Miguel Arredondo, Ignacio Rivas, Ambrosio Sandes, Ignacio Rivas, etc. y los ‘iluminados’  afrancesados como Herrera y Obes, Andrés Lamas, dirigiendo los hilos desde las sombras, comandados todos por Mitre.

El sistema de exterminio a lo largo y a lo ancho del país por las tropas Unitarias no implicaban previo juicio justo –o injusto, si se quiere- sino lisa y llana ejecución en el momento sea por fusilamiento –si tenían suerte- o por degüello múltiple de muchos prisioneros, o muerte con tortura consistente en obligar a los prisioneros a cavar su propia fosa, introducirlos y luego fusilarlos dentro.

Y el más brutal, si se puede decir, es atarlos a la boca de cañones- como hacía el Coronel Estomba- y luego disparar esparciendo los pedazos de carne por todo el espacio circundante, obligando –muchas veces- a los propios compañeros prisioneros a recoger los pedazos. Otro modo era luego del degüello, poner las cabezas en ‘picas’ durante varios días –al sol- provocando el asco en la población por el olor nauseabundo que provocaban.

Así el liberalismo, ‘los hombres de principios’, los ‘civilizados’ iban conquistando el territorio y logrando la paz…de los cementerios, como dice García Mellid, cometiéndose todo tipo de atrocidades, incendios, degüellos colectivos, .

Así durante la década del ’30 y ’40 fueron muertos, asesinados muchos próceres de la independencia, gobernadores, a manos de Lamadrid, Paz, Acha, Estomba, Deheza, Flores, Lavalle, Godoy Cruz, como brazos ejecutores (pero detrás estaban los civiles que no se ensuciaban las manos como Del Carril, Rivadavia, Sarmiento, Andrés Lamas, Herrera y Obes azuzando a los militares, ‘espadas sin cabeza’, como se dijo de Lavalle) etc.

Esos asesinados como Manuel Dorrego, el Gobernador Pablo Latorre, el Gobernador Alejandro Heredia, el Gobernador Corvalán y sus ministros, Facundo Quiroga, Juan Agustín Maza, el Gobernador José Benito Villafañe.

Los números de muertos por asesinato o ejecución sin juicio en manos de los ‘civilizados Unitarios’ suman hasta 1830, aproximadamente 1.300 personas (sin contar las que se producían en batallas). Luego en la campaña de las sierras del noroeste, posterior a la derrota de Quiroga por Paz, en 1829, los asesinatos se calculaban en 2.500 almas.

Muchos se preguntan ¿cómo hicieron los Unitarios para vencer, si el pueblo era todo Federal y odiaba y temía a las huestes porteñas? Es que el armamento de los Unitarios y las vituallas, mas la preparación era superior había cuenta del dinero que poseían para adquirir modernos equipamientos, a diferencia de las tropas federales. El dinero que manejaban los porteños por la aduana y las ingentes sumas entregadas por los franceses e ingleses para la consecución de sus fines, era lo que inclinaba la balanza.

Todavía Rosas no había llegado al poder. El historiador Oriental Silvestre Pérez sentenció: “El terror como método político, fue impuesto en el Río de la Plata por los Unitarios, desde el principio del estallido de Mayo”

De tal modo todo comienza con Rivadavia, se anegó la nación en sangre por los Unitarios ‘civilizados’ que representaban al liberalismo, al ‘porteñísimo’ portuario centralizado y sostenido por la banca inglesa y francesa, como bien prueba Scalabrini Ortiz- .

Se acrecienta paulatinamente… hasta que llega la traición menos esperada: la de Urquiza. Entonces se produce el desenfreno y orgía de sangre luego de Caseros.

 Murieron en ejecuciones, sin juicio alguno, más personas en 4 días luego de Caseros que en los 25 años de Gobierno del General Rosas. El odio, el resentimiento de los verdaderos ‘cipayos’ de nuestra nación solo podían conservar su poder aniquilando ‘físicamente’ a todos en un festival de sangre donde se oían por todo Palermo los alaridos de los torturados por los vencedores.

Dice García Mellid que el país, después de Caseros, quedó aherrojado entre los duros barrotes de las teorías y las fórmulas, de las libertades teóricas v del más efectivo despotismo. La tiranía no cayó sino que se implantó a partir de Caseros.

Luego de la batalla de Caseros, solo en Buenos Aires, en el casco urbano los cadáveres se amontonaban en las calles en número que –se calcula- llegaron a 608, sin contar en los ejecutados, ahorcados, degollados en los alrededores. La batalla ya había terminado. Eran todos prisioneros. Entre ellos el héroe de la independencia el Coronel Martiniano Chilavert y Jerónimo Costa.

Los supuestos ‘educadores’ Unitarios, los hombres de ‘las luces’, con su terrorismo jacobino y pletóricos de odio contenido, ya en el poder pasaron por armas a centenares de prisioneros, soldados o no.

Los cobardes que firmaban las órdenes eran –entre otros- el Doctor Valentín Alsina, Pastor Obligado, Bartolomé Mitre.

Comenzaron a asesinar a distintos gobernadores provinciales como el Brig.Gral. Nazario Benavidez, que estaba encarcelado y su cabeza se la arrojó por los balcones mientras su cadáver era arrastrado por las calles.

El Unitario Gral. Conesa era uno de los ejecutores de las órdenes dadas para tales fines. Junto a los Orientales militares ‘colorados’ que mencionamos arriba.

También corrió igual suerte el Gobernador de San Juan José Antonio Virasoro que una partida de los Unitarios que participaba del festín de las purgas por todo el interior, lo ve con un niño en brazos en su domicilio y ahí nomás lo asesinaron a lanzazos.

Posteriormente y con los años corrieron igual suerte el General Peñaloza.

De todos estos múltiples asesinatos a sangre fría, con los métodos mas inimaginables que pueda saberse, estaban en primera fila (como verdugos con sus ejércitos perfectamente equipados, con modernas armas producto de la riqueza que poseía Buenos Aires, además de los militares argentinos Unitarios como Conesa) los sanguinarios e impiadosos Orientales mencionados como Venancio Flores (que fue durante años el ladero de Bartolomé Mitre y el verdugo que cumplía sus órdenes de exterminio de tantos inocentes), Wenceslao Paunero, José Miguel Arredondo, Ignacio Rivas, Ambrosio Sandes, Ignacio Rivas, que producían espanto, angustia y miedo atroz a su paso por los pueblos del interior.

Sarmiento ordenaba sin límites que se los mate a todos. Este supuesto ‘educador’ decía de nuestros hombres del interior que eran ‘animales bípedos de tan perversa condición que no se qué se obtenga con tratarlos mejor’. (Como se lo decía a Mitre y que consta en ‘Sarmiento-Mitre, correspondencia’. Museo Mitre. Buenos Aires, 1911)

Sarmiento, “el intolerante, el inquisidor, el Robespierre, el Torquemada político, el civilizador a cañonazos o bayonetazos”, descripto con exactitud por una sabio francés, Alejo Peyret, que viviendo en Entre Rios presenció los escarmientos reparadores de Sarmiento.

Cumpliendo tales órdenes se mataba sin asco a decenas de oficiales que estaban detenidos, encarcelados y se los fusilaba en un ‘raid’ sin solución de continuidad, como informaba el Coronel Unitario Tristán Dávila.

Ante todo esto, el pueblo del interior estaba inerme y sin posibilidad material y armamentística de reacción. El armamento de los Unitarios en el gobierno con la disponibilidad de toda la riqueza porteña, era moderna y eficaz frente a la sola voluntad de los soldados federales del interior que no poseían un armamento capaz de hacer frente a las armas Unitarias.

García Mellid cita al riojano Felipe Varela y su juicioso análisis de la realidad del país en 1866 con Mitre a la cabeza, en un manifiesto a la Republica que era una síntesis perfecta de lo que sucedía con los Unitarios en el poder: “Desde que aquél usurpó el gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser ‘porteño’, es ser ciudadano exclusivista; y ser provinciano, es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre. Tal es el odio que aquellos fratricidas tienen a las provincias, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio: Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre".

La descripción del panorama que se vivía en el país era exacta. Ponía en el tapete la política de destrucción política, económica y física del interior hasta ahogarlos en una pobreza y miseria por parte de los señores de levita y moño supuestamente ‘civilizados’ que escondían  una horrorosa y sangrienta carnicería para domesticar al a los pueblos del interior empobrecidos por la política absolutista de los Unitarios.

José Hernández escribió al respecto como un ruego al cielo implorando que acabe la barbarie asesina de los ‘ilustrados’ hombres Unitarios: “Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran en estos momentos la muerte de uno de los caudillos más prestigiado, más generoso y saliente que ha tenido la República Argentina [se refiere al ‘Chacho’ Peñaloza]. El partido Federal tiene un  nuevo mártir. El partido Unitario tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos crímenes... El partido que invoca la ilustración, la decencia, el progreso, acaba con sus enemigos cosiéndolos a puñaladas. El partido unitario es lógico con sus antecedentes de sangre. Mata por su índole perversa, mata porque una sed de sangre lo mortifica, lo sofoca, lo embrutece... Maldito, mil veces maldita sea el partido envenenado con crímenes, que hace de la República Argentina el teatro de sus sangrientos horrores".

García Mellid reflexiona sobre el íntimo y desgarrador dolor de Hernández de ver la patria asesinada dia tras día: “Esta es la voz inmortal del autor de Martín Fierro; voz de la patria conmovida y del pueblo horrorizado frente a la canalla cobarde y asesina que glorifica sus crímenes en nombre de la civilización y entierra a sus víctimas bajo el denuesto de barbarie. ¿Hasta cuándo, Señor, tendremos que sufrir el escarnecimiento de la verdad, la abominación de la justicia y la confusión de las palabras?”. […]

Lamentablemente para nuestra patria, le respondemos al autor que estamos siguiendo que todavía hoy dia seguimos siendo asesinados en nuestra realidad histórica sojuzgados por los descendientes de aquellos que cometieron tan viles actos, con una historia inventada hasta en sus más mínimos detalles.

Sigue diciendo García Mellid: “Los métodos enérgicos del general Mitre impusieron el régimen de ‘paz liberal’, que consiste en el sometimiento incondicional de los pueblos. Ovidio Lagos escribía en el diario La Capital, de Rosario el 4 de julio de 1869: ‘’-Sin necesidad de nombrar una víctima más, bien podemos asegurar que durante la administración constitucional de D. Bartolomé Mitre se han sacrificado más vidas que en toda la época de Rosas y aun antes de ella’-“:

Es mas, Guillermo Rawson, Unitario que luchó para derrocar a Rosas fue, amigo de Mitre y luego, siendo su Ministro del Interior, fue el que comenzó a hacer uso de las intervenciones federales a las provincias que tantos asesinatos de hombres, mujeres y niños, produjo. Luego de caído Rosas  en el Senado de la Nación, el 8 de Julio de 1875 debió reconocer ante la evidencia incontrastable de los hechos que “Rosas era un gobierno de origen legal y, aunque no había constitución escrita, había una serie de leyes orgánicas que constituían un gobierno, tal vez, más perfecto que el de muchas Repúblicas Sud Americanas, a pesar de que la mayor parte de ellas tenían constituciones escritas.".

Detrás, los intereses franceses e ingleses preparaban sus cubiertos para iniciar lo tan ansiado por ellos: destrozar en cuantas partes se pudiera la soberana Confederación Argentina y reducirla a guiñapos.

Los Unitarios –ahora sí, sin freno alguno- disparaban una ola irrefrenable de sangre y terror. Sin piedad y sin detenerse durante las próximas décadas, adulterando la historia, acomodándola a sus intereses, inventando como ‘próceres’ a lo más rancio de los entreguista de nuestras riquezas y territorios. El ‘Cipayismo’ en todo su esplendor.

Dice García Mellid con certeza y según hemos descripto arriba las matanzas y ejecuciones sin juicio que hubo, que “El país, después de Caseros, quedó aherrojado entre los duros barrotes de las teorías y las fórmulas, de las libertades teóricas v del más efectivo despotismo. La tiranía no cayó sino que se implantó a partir de Caseros […] El país no fue otra cosa que un ‘mostrador’ abierto al mejor postor del negociante extranjero”.

Claramente el Unitarismo intentó, a como diera lugar, y rueden las cabezas que deban rodar, a lograr la ‘cuadratura del círculo’.

La idea era eliminar todo vestigio hispánico y tradicional aunque ello llevara años y aunque ello significara arrasar con poblaciones enteras. Como bien dice García Mellid el Unitarismo se proponía adaptar nuestras necesidades, nuestra idiosincrasia, a un sistema de gobierno ideal, importado, ajeno a todo tipo de esencia y adoptar no solo criterios anglosajones de gobierno sino despoblar nuestro país y llenarlo de puros ingleses o franceses.

Se dieron a la tarea de plasmar sobre el país real una caricatura de burdos remedos extranjeros. El liberalismo fue su instrumento más valioso para quebrar una unidad de destino que se había forjado en la lucha contra sus campañas disgregadoras. El sistema liberal desarticula las estructuras espirituales de una Nación, rompe la continuidad moral de las generaciones y destruye la vocación de eternidad que anima y sostiene la vida de los pueblos; la oligarquía sabía muy bien por qué se pronunciaba por la doctrina del liberalismo.

“En función de su ideario liberal la oligarquía agitó las grandes abstracciones: teorías, principios, ideas... a cuyos vagos enunciados debían subordinarse los problemas concretos del país.

“Para nuestra oligarquía liberal, no ya el país, sino los propios seres humanos que lo pueblan, carecen de realidad y objeto; la deportación en masa y aun el aniquilamiento de grandes porciones de su conjunto, se justifican en la medida en que este hombre nativo, este paria de las pampas, este producto natural de la tierra, no se adapta a las modalidades de la doctrina importada.

Alberdi fue el pensador y constructor del presupuesto intelectual de la oligarquía; él le ofreció las bases y puntos de partida para una organización constitucional que permitiera instalar un pueblo nuevo en el hueco dejado por la antigua comunidad nacional.

“En su obra alusiva, sostiene: "-Si hemos de componer nuestra población para nuestro sistema de gobierno, si ha de sernos más posible hacer la población para el sistema proclamado, que el sistema para la población es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona-"

“Al diablo, pues con la sufrida población criolla, de origen español, que no sirve para tan principistas y avanzadas instituciones; la democracia. el progreso, la civilización ilustrada, el espíritu de Caseros, exigían esta dolorosa amputación de cuanto nos es propio y entrañable. Que quede la base territorial, pero que se eliminen los seres, para que la Nación Argentina pueda constituirse como una entidad de vida ajena y prestada. Este, ni más ni menos fue el generoso programa civilizador de que Alberdi dotó a la oligarquía.

“Pero si Alberdi le dio a la oligarquía posterior a Caseros su partida de bautismo, correspondióle a Mitre darle la de confirmación”. Luego seguiría Sarmiento y otros hasta el presente.

Claro, para poder someternos era necesario la humillación, y la destrucción de todo vestigio de soberanía. Todo se acentuó con el rencor de los Unitarios llegados desde Montevideo y Santiago de Chile, caído Rosas en Febrero de 1852.

Dice espantado un Unitario Oriental José Luis Bustamante: “Degüellos v ejecuciones inauditas manchaban inesperadamente los laureles del vencedor, sin que la grandeza de aquel famoso triunfo calmase su cólera, ni templase su espíritu de venganza. Desde los Santos Lugares hasta Palermo, o, alcázar pavoroso de la tiranía caída, un reguero de sangre y víctimas se ofrecía a la contemplación de un pueblo civilizado ... Ese espectáculo era nuevo hasta entonces, y Buenos Aires no había visto jamás insultarse de ese modo su moral v su templanza, aún en medio de las más detestables iniquidades ejercidas por sus verdugos vencidos.. . ”

Y sostenido todo ello –luego de Caseros- con el manejo político, económico, financiero y de acallar las voces de nuestros pueblos del interior mediante expediciones militares permanentes realizándose matanzas, degüellos, a civiles, niños, mujeres por todo el territorio mediante los sicarios ‘colorados’ Orientales sedientos de sangre y manejados por los miembros de la llamada ‘Comisión Argentina’ de Montevideo, primero, y Mitre y Sarmiento, entre otros, después (como bien lo atestiguan los asesinatos de Dorrego, el Gral. Villafañe, el Gral. Latorre, Gral. Quiroga, el Cnel. Chilavert, Santa Coloma, Jerónimo Costa, el ‘Chacho’ Peñaloza, etc por los hombres de la ‘luces’, los ‘principistas civilizados’).

Mario Cesar Gras, en una síntesis exacta sobre el comienzo de la falsificación de la historia, dice sobre estos ‘Cipayos’ de levita y galera, supuestos ‘civilizadores’ –así se autodefinían- pero realmente quinta-columnas de los intereses británicos y franceses con toda su Banca detrás, prestos a desembarcar luego del silencio que quedaría al terminarse las ejecuciones en masa: “Al influjo de la coacción oficial —escribió —, el embuste se convirtió en axioma, la impostura en dogma. El odio se hizo institución, adquirió valor jurídico, importancia legal. Abrir la boca, no ya para defender al dictador, sino para explicar sus yerros, más que una blasfemia, era un delito pasible de toda clase de persecuciones. Todos los recursos morales y económicos del Estado, todos los resortes de la administración pública, se pusieron al servicio de esa idea obsesionante, que era más fuerte que el propio patriotismo ... Todos los medios fueron lícitos para amontonar lodo, para articular imputaciones, para acumular improperios y, en el paroxismo del rencor, se inventaron nuevas calumnias y nuevos sofismas para hacerlos rodar al impulso del motor oficial. El vilipendio de Rosas se convirtió así, más que en empresa política, en importante  función gubernativa, en imperativa exigencia estatal”.

De este modo y para evitar cualquier tipo de documentación que contradijera esta historia novelada y fraudulenta, los Unitarios firmemente en el poder rápidamente incineraron muchísima documentación de Rosas en su propio patio.

Y más allá que –perspicazmente- Rosas ser llevó documentación valiosa para su exilio previendo su destrucción miles de documentos de su biblioteca y archivo fueron destruidos ahí mismo, no vaya a haberse sabido las traiciones de estos ‘cipayos’ a su patria, y la decencia del gobierno del Restaurador.

Luego vino la batalla de Pavón, contubernio masónico si lo hubo, entre Mitre y Urquiza. Alli queda ajustada y consolidada la política Unitaria de nuestros ‘Cipayos’ que tan exactamente describió Scalabrini Ortiz, a lo largo de las décadas. Cambian los nombres pero las centenarias Bancas inglesas, francesas, siguen comandando nuestra política, nuestros puertos, nuestros ríos, nuestras industrias, el laicisimos materialista anglosajón. La Masonería acrecienta sus ‘tenidas’ con los Hermanos ‘tres puntos’ ascendidos: Sarmiento, Mitre, Derqui, Agüero, del Carril, etc.

Con las décadas, las matanzas y asesinatos se volvieron selectivos, junto con intervenciones federales cuando los gobernantes puestos por Unitarios vencedores tuvieron algún rasgo de autonomía para poder, así, asegurar la dependencia económica del interior respecto a Buenos Aires, como sucede hasta hoy dia,

Estos dos últimos fueron los ‘Cipayos’ encargados de hacer tabla rasa con los deseos y necesidades de las poblaciones del interior. El ‘porteñismo’ centralista y portuario, con armas modernas adquiridas a los franceses e ingleses que gustosos se las entregaban para hacer la tarea sucia, a lo largo de las décadas fueron desmontando las autonomías provinciales enviando como autoridades al interior para lograr sus cometidos y sus planes de conquista, fusilando a diestra y siniestra a héroes de nuestra independencia como Jerónimo Costa, teniendo el privilegio tanto Mitre como Sarmiento, a lo largo de su vida, de solo derramar sangre argentina.

Aun así, Mitre fue un general ‘invicto’: siendo el único general en nuestra historia que nunca ganó una guerra o batalla; cuestión que se cuidan bien en recordar nuestras luminarias liberales.

El propio Sarmiento lo certifica en carta a Sarratea el 15 de Junio de 1869 al decirle que Mitre era un presuntuoso e ignorante que “solo vergüenza ha traído a la Republica por su ineptitud”.

Tampoco Sarmiento tenía todas consigo. El ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el liberal Carlos D’Amico decía que “La verdad es que la Provincia de Buenos Aires era una de las más atrasadas de la República en su educación común. Sarmiento había sido siempre, o casi siempre, el Director General; él dejaba caída la cortina que ocultaba esas tinieblas, y nadie se atrevía a levantarla. Se veían los resultados desastrosos, pero no se conocían las causas. ¡Todo eran sombras, polvo de vanidades, mentiras aparatosas, verdades desconsoladoras. […] Era tan grave el desorden de la administración de escuelas que el hecho siguiente basta | para patentizarlo: figuraba en el presupuesto y se pagaba una escuela con todo su aparato de profesores, empleados, educandos, útiles, etc., etc., que ni existía, ni había existido jamás!".

Comentaba este último autor por el año 1890 efectuando un análisis de las décadas que van desde 1860 a 1890, con palabras que fueron una anticipación de lo que aún estaba por venir siendo ya la entrega de nuestro país harto evidente desde 1852:

"Dominada esta crisis otra vez serán deslumbrados por las riquezas excepcionales de esta tierra privilegiada y volverán a las andadas, y cada cinco años tendrán una crisis cuyos peligros irán creciendo en proporción geométrica, hasta que llegue un día en que deban a los judíos de Londres y Frankfort todo el valor de sus tierras; en que los usureros del otro lado del mar sean dueños de todos sus ferrocarriles, de todos sus telégrafos, de todas sus grandes empresas, de todas sus cédulas, y de las cincuenta mil leguas que les hayan vendido a vil precio. Cuando no tengan más bienes que entregar en pago empezarán por entregar las rentas de las aduanas. Seguirán con entregar la administración de todas sus rentas; permitirán, para garantir esa administración, h ocupación de su territorio, v concluirán por ver flotar sobre sus ciudades, en sus vastas llanuras, sus caudalosos ríos, en su altísima montaña, la bandera del imperio que protege la libertad de Inglaterra, pero que ha esclavizado al mundo con la libra esterlina, cadena unís fuerte y más segura que el grillo de acero más pesado que han usado jamás ningún tirano"

Pero no solo eran Sarmiento y Mitre los puntales de la entrega de nuestra riqueza. También el nefasto Nicolás Avellaneda que dijo en 1874 al jurar cumplir con nuestra ominosa servidumbre económica que “ahorraría dinero sobre el hambre y la sed de los argentinos”. Parecía más un funcionario y acreedor inglés que un presidente recién electo de un país soberano como supuestamente era la Argentina.

Fieles siervos todos de los intereses franceses o ingleses. Intereses que no eran solo de conquista militar sino económica y para ello la férrea intención de desmembrar las Provincias Unidas del Rio de la Plata en cuantas partes pudieran (conformado nuevos Estados con Paraguay, Corrientes, Misiones, Entre Ríos y la Banda Oriental, al este; desmembrando el Alto Perú todo, al norte; desmembrando Cuyo para incorporarlo a Chile; desmembrando la Patagonia para anexarla también a Chile.

Estos desmembramientos de las Provincias Unidas facilitarían el dominio inglés y francés como medio idóneo para el logro de sus metas.

Dice al respecto García Mellid: “Vencedor en todos los frentes el partido unitario porteño v aplastadas hasta las últimas resistencias federales, pudo el liberalismo aplicar su ambicionada política civilizadora. Su aspiración era harto simple: quería una inteligencia directa, sin intermediarios y sin controles, con los mercaderes ingleses que actuaban en el Río de la Plata  el ministro argentino en Londres, doctor Alberdi, lo había prevenido al general Urquiza·. ‘-Los acreedores v comerciantes ingleses de Buenos Aires pueden hacemos y nos hacen mucho mal por el influjo de la Casa de Baring, que es la que capitanea sus movimientos...”. Ahí estaba el secreto de tantas iniquidades y traiciones. La Casa Baring capitaneaba las tortuosas maniobras de la oligarquía portuaria. Cuando fueron superados los obstáculos que se oponían a la ejecución desembozada de los planes porteños, la oligarquía se aseguró un cómodo v largo predominio; entonces la Casa de Baring apareció revestida de cándidos perfiles y ensalzada como benefactora del país. Y esta política de malversación de la riqueza argentina v de entrega ignominiosa de resortes vitales de nuestra soberanía (de todo lo cual hablamos en el capítulo respectivo) fue la mayor de todas las traiciones consumadas por nuestro liberalismo.”

Y junto a las enormes purgas y fusilamientos, como documenta Scalabrini Ortiz  al decir que el control de la moneda y su emisión, el control de la aduana, del comercio exterior (exportaciones e importaciones), el manejo a discreción de las vías de comunicación terrestre y marítima, de la banca. Todo quedaría, como quedó luego de Caseros, en manos inglesas. Ello corría paralelo a impedir de toda forma posible, el crecimiento de la industria vernácula. 

Luego de Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Julio A. Roca, su concuñado Juárez Celman, enhebran el collar de entrega del Unitarismo, masón, jacobino, y ‘Cipayo’, como el mencionado Roca (h) y su ignominioso y vergonzoso Pacto Roca-Runciman en 1933, por el cual se prosternó frente al Rey de Inglaterra para rogarle nos comprara nuestra carne puesto que para él Argentina era parte integrante del Imperio Británico, según exclamó muy orondo.

El Reino Unido se comprometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto y en cuanto su precio fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Como contrapartida, Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos británicos al mismo tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de la República Argentina con competencias para emitir billetes y regular las tasas de interés bajo la conducción de un directorio con fuerte composición de funcionarios del Imperio Británico. No obstante todas estas concesiones, se le adjudicó además al Reino Unido el monopolio de transportes de Buenos Aires (terrestre y ferroviaria)

Luego Juarez Celman acentuó más aún la entrega de nuestras riquezas, con una voracidad de acopio de riqueza acelerada aún más. La historia oficial se encargó de ocultar todo esto, falseando los hechos, adulterando la historia, elevando a próceres a lo peor de nuestros ‘Cipayos’ entreguistas de todo lo que huela a soberanía política, económica, social, financiera.

Siguieron en la entrega, nuevos ‘Cipayos’, empleados del imperio ingles que seguía sujetando las riendas de nuestro comercio e industria: Manuel Quintana, Figueroa Alcorta cuyas presidencias continuaron con un centralismo mayor sometiendo a las provincias a sus designios e interviniendo a aquellas que se les oponían liquidando cualquier atisbo de Federalismo.

La idea era enriquecerse ellos y sus familias obteniendo las sobras que el Imperio ingles les obsequiaban por su sometimiento, mientras usufructuaban el poder. Desde el punto de vista cultural, ellos parecían una imitación vulgar y triste de la sociedad francesa a la cual admiraban copiando sus modismos, su forma de hablar, una frivolidad decadente. Nada crearon. Nada les importaba de las cuestiones nacionales. Les era totalmente ajena su patria.

Desde 1852 hasta el presente su enriquecimiento mediante concesiones simuladas, influencias pagadas, era moneda de todos los días. El país: un botín de guerra a la cual ellos se creían con derecho a poseer..

Como bien estudió a conciencia y desarrolló la entrega de nuestra soberanía al respecto Scalabrini Ortiz, puso en evidencia toda la política ferroviaria inglesa de aniquilamiento se comenzó a desarrollar ahogando el desarrollo del interior manipulando las tarifas según su antojo dejando inerme a las industrias y cosechas del interior; y para eso se necesitaba un andamiaje jurídico que le sirviera de sostén, empezando por la Constitución Nacional que serviría los impertérritos negocios extranjeros que nos fueron desangrando hasta el día de hoy. Ese andamiaje lo brindaban los ‘Cipayos’.

Para ello se necesita la ignorancia del pueblo argentino, que se lograba introduciendo pensamientos colonizantes a través de la educación, la cultura y el periodismo, de la instrucción pública que moldea fácilmente las mentes de los más chicos con ‘clichés’, inventando un país que no ha existido y próceres de revistas (‘Billiken’ por ejemplo,) lejanos al bien público.

Decía sobre el tema Raúl Scalabrini Ortiz que de la Constitución de 1853 “emana el origen de la mayor parte de nuestros males, pues su articulado no se opone a nada de cuanto se pueda decretar o legislar en demérito del país […] El internacionalismo de la Constitución de 1853 crea una nación para todo el mundo, no para los argentinos”.

Todo quedó en manos del poder extranjero sirviendo como intermediarios estos argentinos: los ‘Cipayos’, que actuando subrepticiamente servían y sirven como correo de transmisión a la política de conquista de los imperios de ultramar, armando una ‘literatura de la historia’, deformando nuestra cultura y estructurando jurídicamente el bien llamado ‘Estatuto del Coloniaje’.

Sigue diciendo el historiador argentino que “estos empleados nacidos aquí parecen ciudadanos argentinos con intereses argentinos pero son agentes de los intereses extranjeros. Ellos van ocupando lentamente los puestos claves de los comandos de la vida económica nacional, y su obra lenta y paulatina comienza a desarticular la organización vital y a exterminar poco a poco las actividades que contrarían los designios extranjeros. Pero la guerra psicológica y la propaganda son también factores primordiales en el incruento combate de predominio por los mercados y los precios, en que la resistencia de los espíritus es doblegada, y aun paralizada, por la di-fusión de frases insustanciales que alcanzan, con su repetición”.

Es sintomático que estas fuerzas económicas internacionales ponen sus fichas en todas las tendencias políticas tanto de las llamadas ‘derechas’ como ‘izquierdas’ por las lisonjas astutas de lo europeo. Las redes están tendidas en todos los campos en que subsiste una posibilidad de dominio. Los hay verbalmente declarados amigos del pueblo y los hay despreciadores ostensibles de lo popular. Descubrir su genealogía gemela y revelar su parentesco espiritual y económico es nuestro deber

Muchos han sido los ‘Cipayos’ que fueron los hacedores de lo que hoy es una factoría extranjera llamada ‘Argentina’, que ni es ‘República’ ni es ‘Representativa’ ni, menos, es ‘Federal’.

Debemos tener siempre presente que el debilitamiento de la nación, a través del debilitamiento del Federalismo, es centralizar la economía por el gobierno central y redistribuirlo en el interior según conveniencias políticas y en pequeñas dosis para tener sujetados a los gobiernos provinciales que se ven impelidos a obtener solo migajas, dádivas del gobierno central. Y quien dice ‘Gobierno Central’ dice poderes financieros internacionales. Así ha sido desde el fin del Virreinato del Río de la Plata y lo sigue siendo en la actualidad.

Salvo en el período ‘rosista’ la oligarquía porteña, políticos, empleados y funcionarios, eran dóciles juguetes funcionales de la diplomacia  británica  que los manejará –dinero mediante- a su antojo.

Logró esta diplomacia la segregación del Alto Perú, la Banda Oriental, el Paraguay a sangre y fuego. Ahora vienen por la Patagonia. ¿Tendremos la ‘Republica de la Patagonia’ en algunas décadas con el beneplácito inglés?

Los nombres de estos capataces de la colonia todos los conocemos ya desde nuestra más antigua historia: Bernardino Rivadavia, Juan Martín de Pueyrredón, Manuel J. García, Florencio y Juan Cruz Varela, José Rivera Indarte, José Mármol, Julián Segundo Agüero, Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Bartolomé Mitre, Salvador María del Carril, Domingo F. Sarmiento, Julián Álvarez,  Juan María Gutiérrez, Marcos Sastre, Vicente Fidel López, Marco Avellaneda, Miguel Cané, Carlos Tejedor, Juan Thompson, Félix Frías (furibundo francófilo y secretario del Oriental Fructuoso Rivera), Valentín Alsina, Valentín Gómez, y los militares argentinos Gregorio Araoz de Lamadrid, Juan Galo Lavalle, José María Paz y Mariano Acha, entre otros. Del lado, en la Banda Oriental, Lucas Obes, José Ellauri, Juan A. Gelly, Jorge Pacheco, Manuel Herrera y Obes, Melchor Pacheco y Obes, Santiago Vázquez, Andrés Lamas, Fructuoso Rivera, etc. Todos acérrimos anglófilos o francófilos que corrían desesperadamente para entregar sus tierras y honores a estos imperios.

Manuel J. García, como ‘Cipayo’ quizás uno de los más desembozados representantes ingleses en estas tierras, cuando fue funcionario del Director Supremo Carlos M. de Alvear rogó a Lord Strangford para que la “generosa Nación Británica se dignara a admitirnos como colonia dispuesta a recibir sus leyes con el mayor placer”, según carta que le enviara a Manuel de Sarratea el 5 de Febrero de 1816. Solo vergüenza y asco nos produce leer semejante entrega.

Bartolomé Mitre en 1861 expresaba que el progreso solo lo daba el capital inglés. Luego de la batalla de Caseros y hasta el dia de hoy todo se cumplió a través de los distintos gobiernos liberales

En fin, como dice García Mellid “ El liberalismo ha sido comediante insuperable en esto de aparentar una limpieza de propósitos que no condecía con la suciedad de sus manejos financieros”.

Estos son los primeros ‘Cipayos’ en nuestra historia nacional. Todos estos hoy son considerados los adalides de la patria y sus nombres adornan calles, plazas, monumentos, municipios, y son los supuestos patriotas que nos enseñan en las escuelas desde la más tierna infancia atiborrando nuestros cerebros con supuestos paradigmas de la argentinidad cuando, por ejemplo, el más grande historiador nacional pasa desapercibido, en forma adrede y con la política del silencio, en escuelas y colegios: don Julio Irazusta.

Como decía Alfredo Tarruela: ““La pasión sectaria ciega de tal manera a los falsificadores de la historia que una de las épocas más gloriosas del siglo XX queda obscurecida por la voluntad de un partido y de una ideología que  no es la que corresponde a nuestra tradición

Esto lo vieron claramente las mentes inglesas que acicatearon a esos ‘cipayos’ en su beneficio.

Es que no existían en nuestro país, en nuestra América sino ‘mercachifles’ devenidos en alta sociedad que fueron fácil presa de la política fría y despiadada de la banca inglesa o francesa., esquilmándose las incipientes industrias del interior con medidas económicas que ahorcaban cualquier tipo de intención de crecimiento y autoabastecimiento autónomo.

Si ello no bastaba siempre habría un ejército de mercenarios o conchabados a la fuerza para aplastar cualquier intento de soberanía.. Como decía el cura Agüero, ministro del epítome del traidor a su nación, Rivadavia: “Haremos la unidad a palos”. Exabrupto lleno de sinceridad.

Es así fue como se hizo: por un lado la sujeción mediante el terror, los degüellos, el exterminio físico a lo largo y ancho de nuestro interior y por otro lado la penetración en las conciencias mediante la repetición hasta el hartazgo de frases altisonantes que ensalzaban a los supuestos ‘próceres’ liberales que en realidad eran sanguinarios homicidas enamorados de sus ‘principios’ -al decir de García Mellid- de poblaciones enteras incluidos ancianos y niños que no aceptaban sus ‘liberales’ órdenes y despreciando al ser histórico concreto y representativo de los pueblos del interior con una absorción de todas las riquezas del interior por el centralismo usurero y centrípeto porteño .

El sistema de sujeción de los ingleses siempre se movía indistintamente entre las promesas de riqueza y –en caso de no prosperar- en amenazas veladas o directas.

Entonces desde Lord Ponsonby, George Canning desde el exterior y con el tiempo a través de los ‘Cipayos’ nativos como los Bunge, José María Menéndez, María Behety, los Braun Menéndez, Raúl Prebisch, Federico Pinedo, Carlos Sánchez Viamonte, Alfredo Hirsch, Manuel Quintana, Roberto M. Ortiz, el ex Gobernador de Santa Cruz Pedro Luis Priani, Alvaro Alsogaray, Krieger Vasena, José A. Martínez de Hoz, Domingo Cavallo, y un largo ‘etc’; todos funcionarios de gobierno, abogados, financistas, intermediarios, empleados de bancos o entes financieros británicos, que han sido como iceberg nativos reconocibles en la superficie de quienes desde las profundidades silenciosas, anónimas desde Gran Bretaña o los EEUU o a través de la Banca Internacional europea, dirigen la explotación comercial e industrial de nuestro país succionando todas sus riquezas.

Esa banca internacional ha obrado desde siempre en nuestra patria: Kuhn, Loeb & Co. de New York, Bank Max Warburg & Co. de Hamburgo y sus ramificaciones en los EE.UU, la Banca Rothschild que ejerció influencia decisiva en la lucha emprendida contra Juan Manuel de Rosas y que se extiende hasta la fecha, etc

En la Argentina, a través del control del Banco Central, nudo principal instrumental y jurídico de nuestro sometimiento con nuestros ‘Cipayos’ figurando a la cabeza, la alta finanza británica logra el control de la moneda, del crédito, de las importaciones y exportaciones, como una llave de compuerta que se abre y se cierra a voluntad..

Decía Vicente Trípoli, con justeza: “Producida la emancipación americana, los pueblos de esta parte del continente se vieron abocados a consolidar sus destinos dentro de sus propios ámbitos, y para ello contaron con la "ayuda" extranjera. Esta ayuda vino de Londres principalmente por ser ella quien más había colaborado para que esta América latina se liberara del dominio de España, pues los dirigentes políticos ingleses de entonces intuyeron con claridad que una vez rotos los lazos que nos unían con la Madre Patria, los pueblos entrarían en conflicto, y caerían inanes en brazos de los banqueros ingleses, con el objeto de salvar sus economías destruidas por las guerras. Inglaterra abriría nuevos mercados a su naciente y ya poderosa industria manufacturera y consolidaría su imperio económico en el mundo, bajo cuyo regulado e inteligente yugo los argentinos viviríamos un siglo con aparente libertad, democracia y constitución”.

Dice el autor citado que la libertad política conseguida con nuestra independencia es consecuencia directa de una decisión estratégica política de Gran Bretaña acuciada por sus necesidades de expandir su economía a costa de la nuestra, para abrir mercados  a su comercio exterior de manufacturas e importar a bajo precio materias primas.

El diario ‘The Statist’, británico, decía el 11 de Abril de 1939 que “…económicamente la República Argentina es hoy, en gran parte, lo que nosotros hemos querido que ella sea”. Debiera llamar la atención la impudicia de las declaraciones británicas pero más aún el silencio de las autoridades nacionales y de nuestros supuestos independientes periodistas.

La idea de los británicos ha sido siempre que para evitar nuestro crecimiento debían diversificar las actividades de sus colonias o seudo-colonias. En nuestro país fue que nosotros nos dedicáramos solo a la actividad agropecuaria abortando cualquier intención de industrializarnos.

La Banca inglesa o norteamericana, la Banca Mundial, se queda con los ferrocarriles, los teléfonos, la energía, las telecomunicaciones satelitales, el monopolio del comercio exterior a través de sus ‘cipayos’ vernáculos en puestos claves del gobierno ejecutivo, legislativo o judicial, ‘fogoneado’ todo a través de la prensa adicta. El país se desindustrializa, deja de tener siderurgia, marina mercante, etc y pasa a ser solamente abastecedor de materias primas y, encima, a precio vil.

Somos –diría- Scalabrini Ortiz un simulacro de nación, un formato externo, una imagen pero falto de vida autónoma como un ser vivo. Nada de lo que aquí sucede es consecuencia de una necesidad nacional sino causada por decisiones producidas en interés extraño al nuestro.

Todos los ambiciosos lugares sabían a pie juntillas que para hacer carrera, para progresar más allá de cierta y muy limitada jerarquía, era condición indispensable adscribirse a la masonería, es decir, prestar juramento de acatamiento incondicional a las directivas de John Bull, a quien verdaderamente pertenece el ojo inscrito en el triángulo que los masones veneran. El otro ojo está ocupado en contar las monedas que recauda con ese invento maravilloso”

Esto se da a través de gobiernos civiles o militares; estos últimos son manejados internamente por ‘consejeros civiles’ en puestos claves políticos, económicos o financieros, como los que hemos sufrido con Martínez de Hoz, Cavallo, Alemann, Alvaro Alsogaray, y tantos otros.

Uno de los modos es –cuando los bienes pertenecen al Estado Argentino- endeudarlos, aumentando su déficits para luego tener justificativo para transferirlos a las empresas extranjeras, como sucedió en el Proceso de Reorganización Nacional, régimen cívico-miltar de cúneo liberal y luego con el gobierno constitucional de Carlos Menem. Posteriormente esos funcionarios pasan a ser empleados de dichas empresas, como premio.

André Siegfried, fue un periodista, economísta e historiador francés que publica un trabajo en 1934,  ‘Amérique latine, Paris, A. Colin, 1934 con una larga y triste reflexión que cita Scalabrini Ortiz:.

“"En el terreno de la alta finanza, salvo excepciones, los naturales del país estaban excluidos. Son admitidos en algunos directorios y proporcionan la masa mayor del personal subalterno, pero la dirección efectiva está fuera de sus alcances, porque no son ellos los que aportaron el capital. Subrayemos que los hombres distinguidos --o más precisamente los hombres influyentes— son admitidos como consejeros políticos o jurídicos en las grandes empresas, actividad que les acuerda una posición estratégica de intermediarios indispensables entre el capital extranjero y las autoridades políticas nacionales. Tales consejeros jurídicos darán posiblemente pocos consejos verdaderamente jurídicos, pero actuarán decisivamente cuando se trate de defender el negocio que representan contra alguna medida fiscal que pueda perjudicarlo. A medida que las viejas fortunas tradicionales se desvanecen, es cada vez más indispensable para los miembros de la antigua aristocracia encontrar empleos semejantes en las grandes empresas extranjeras […] Junto con los capitales, llegan del extranjero los cuadros directivos de las empresas, los animadores financieros, el personal técnico. Es así que en su conjunto, los ferrocarriles son ingleses, las minas inglesas o americanas, los servicios públicos —aguas, gas, electricidad, tranvías— ingleses y de más en más, americanos. De aquí se deduce y su repercusión sobrepasa en mucho el dominio de las finanzas que toda una parte fundamental de la actividad económica es extranjera, por sus capitales, su personal, su espíritu y sus intereses. La mayor parte de los extranjeros que dirigen las empresas no se naturalizan, sobre todo si son ingleses o americanos: permanecen en el país como una clase superior de colonizadores en una factoría".

Esta descarnada descripción de una realidad acuciante y actual no emana de un argentino –que mal no estuviera- sino de un extranjero conocedor de cómo actúa la política de su propio país- Francia- y de Gran Bretaña, EEUU, y los organismos internacionales financieros.

 Es lo que mencionamos como ‘correas de transmisión’ nativas actuando como consejeros, asesores, síndicos, abogados, contadores puestos como intermediarios, voceros de las empresas inglesas o norteamericanas en nuestro país desde donde se irradia la ejecución de los planes, de las directivas emanadas de nuestros mandantes de los países centrales, que envían algunos directivos de sus países para monitorear el correcto cumplimiento de las ordenes que ejecutarán esos ‘cipayos’ asalariados.

Como siempre decimos, en algún momento estos ‘Cipayos’ pasan de funcionarios a empleados de dichas empresas y viceversa.

Ante lo puesto en visibilidad por el francés, el silencio obvio de nuestros funcionarios y políticos es clara señal del acierto de aquel.

Alberdi, aparentemente de vuelta de su liberalismo decimonónico, en las postrimerías de su vida exiliado en París, pareció darse cuenta de todo el mal que el liberalismo –y él mismo con su prédica durante años- había hecho desde antes de nuestra independencia. Le reconoció al propio Juan Manuel de Rosas en persona que su administración había sido sana y que jamás recurrió a préstamo alguno durante su mandato. Los usureros no pudieron hacer pié: “Los liberales argentinos son amantes platónicos de una deidad que no han visto, ni conocen. Ser libre, para ellos no consiste en gobernarse a sí mismos, sino en gobernar a los otros. La posesión del gobierno: he ahí toda su libertad. El monopolio del gobierno: he ahí todo su liberalismo. . . El liberalismo, como hábito de respetar el disentimiento de los otros ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente, es enemigo; la disidencia de opinión, es guerra, hostilidad, que autoriza la represión y la muerte […]  Al caudillo de las campañas sigue el caudillo de las ciudades que se eterniza en el poder, que vive sin trabajar, del tesoro del país, que fusila y persigue a sus opositores, que hace guerras de negocios, pero todo en forma v en nombre de la ley que, en sus manos es la lanza perfeccionada del salvaje... No es cl caudillo de chiripá, pero es el caudillo de frac; es siempre un bárbaro, pero bárbaro civilizado. Su divisa es civilización y barbarie, es decir, las dos cosas unidas, formando un solo todo: una civilización bárbara, tina barbarie civilizada".

Si lo dice Alberdi que convivió y participó décadas de dicho pensamiento, nos exonera de toda prueba. Y para ello, los Unitarios además de los asesinatos en masa, disponían de academias, diarios, ateneos liberales, congresos, centros  de estudio, etc

Como ya decía en 1957 con clarividencia uno de nuestros ‘fiscales’ de nuestra  historia Scalabrini Ortiz, esos gobiernos ‘Cipayos’ imprimían billetes, produciendo la desvalorización de nuestra moneda y la inflación y ‘se apropiaban de las reservas del Instituto de Previsión Social’ (como lo hacen actualmente con los fondos de jubilaciones depositados). A ello se suma una altísima presión tributaria hecha por el Poder Ejecutivo pasando por arriba del Poder Legislativo que es el poder con autoridad para ello. Como puede verse la falta de Constitución fue la excusa perfecta por los títeres locales del Imperio británico, francés y portugués para voltear al gobierno soberano de la Confederación Argentina, en 1852, y desarmar su andamiaje jurídico. No sería la última vez.

Al desvalorizarse la moneda, se alza el costo de vida con el mantenimiento del salario, lo que traduce una pauperización del pueblo argentino y facilita la exportación de los productos y la baja del consumo interno, coadyuvado con la presión tributaria sobre los productos de consumo interno y sobre las ganancias, se tritura toda posibilidad de crecimiento industrial y económico en general.

El Estado Argentino ve como disminuyen los precios de exportación y aumentan los de importación; es el medio perfecto para llevarnos a la ruina, al descenso del nivel de vida de los argentinos por el encarecimiento de los precios internos. El Plan Prebisch funcionó a las mil maravillas. Hoy dia, con otros nombres, los planes económicos de nuestros ‘cipayos’, son los mismos, devaluando nuestra moneda en una espiral sin fin, lo que facilita que la alta finanza internacional pueda adquirir nuestros productos por monedas.

El estado liberal, recibía préstamos en pesos ya desvalorizados y asumía su devolución en dólares.

Así Argentina se volvía una factoría inglesa ayer y estadounidense, hoy a la que solo le está permitido ser proveedora de alimentos y materia prima (‘primitivismo agropecuario’ en palabras de Scalabrini Ortiz), todo realizado por los nativos que por una suculenta suma y beneficios intervienen en persona, como funcionarios, para llevar el agua al molino británico.

El comienzo de nuestra dependencia está dado con el sistema de pedir, pedir préstamos que no necesitamos –puesto que podríamos desenvolver nuestra industria para evitar hipotecarnos- para luego no poder devolverlos y comenzar la espiral de sumisión que nos va estrangulando poco a poco y casi sin que se note.

Lo logran manejando nuestra educación desde nuestra infancia (léanse los manuales de Historia Argentina en nuestros colegios es una clase magistral de cómo se inculca nuestra dependencia), nuestro periodismo, nuestros medios de comunicación masivos, la burocracia, “los hombres y las ideas que no sirvan a las conveniencias del dominar-dice el autor- serán silenciados sin llamar la atención. Se crea un ámbito de ahogo- y de incertidumbre donde los juicios no tienen un solo punto de apoyo, y en cuya desesperación se van perdiendo o esterilizando los impulsos mejores de las generaciones sucesivas. El esfuerzo creador no solamente no obtiene el premio lógico y razonable, sino que es duramente castigado cuando no está dirigido a consolidar la hegemonía del dominador”.

Agudamente observa Scalabrini Ortiz que en nuestra sociedad las distintas instituciones políticas, militares, culturales tienen una naturaleza ‘piramidal’. Por lo que seduciendo, coaccionando,  sobornando, convenciendo de cualquier manera a los que ostentan los cargos más altos, a los jefes, se derraman sus decisiones hacia abajo abarcando a todos los componentes en forma pacífica y natural.

Por lo que manejaron, dice el autor, y estructuraron la economía y finanzas de nuestra patria desde los albores mismos de nuestra independencia. “Nos endeudaron, nos encadenaron a la rueda sin fin del interés compuesto, segregaron el territorio para formar nuestras nacionalidades incapaces de ser autónomas y regularon nuestro crecimiento de acuerdo a sus necesidades, na las nuestras, sin perder jamás el contralor absoluto del cuerpo económico nacional. Todas sus maniobras se encubrieron bajo una apariencia de liberalismo económico y de un sagrado respeto al capital y a la propiedad. Pero aquí no existió nunca un verdadero liberalismo ni un verdadero respeto al capital y a la propiedad sino cuando ellos eran extranjeros” […] “Dice el Dr. Cueto Rúa que ‘-Necesariamente hay que recurrir al crédito o a la inversión extranjera para poder hacer lo que es indispensable, si queremos ver la país recuperado para el año 1962-‘. En esta dialéctica capciosa –dice el historiador- el capital extranjero aparece como una especie de ungüento curalotodo que se ofrece gratuitamente para eliminar nuestros males”.

Téngase presente que esto fue escrito por Scalabrini Ortiz en el año 1957, sin embargo parece que fue escrito hoy  a la mañana, lo que significa que nada ha cambiado: ‘Nihil Novum Sub Sole’ .-

Ese liberalismo diluyente que forjó una ‘novela de la historia’ inventando héroes ficticios y ocultando los verdaderos que dieron su vida por su patria, queda demostrado por el hecho de que se veneran próceres imponiendo sus nombres a plazas, calles, monumentos y que en cualquier otro país del mundo sería inconcebible. No de otro modo se entiende que personales como José Garibaldi que impuso la bandera inglesa en la Isla Martín García en 1845 y que hizo matanzas inenarrables por su salvajismo de centenares de civiles en Gualeguaychú y otras localidades de nuestra Mesopotamia, saqueando como viles piratas –que lo eran- tiene una estatua en uno de los lugares mas emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué se venera, qué honores se le brindan?. Los Unitarios ‘cipayos’ a contrapelo de su propia patria lo saben bien….

De paso, sepamos que los EEUU, en la ciudad de Boston, está la única estatua de un argentino al cual se le brindan honores. Ninguna de San Martin, Belgrano, etc. Solo la de Domingo F. Sarmiento. Los anglo saben bien a quienes agradecer…..



BOSTON-2016-Monumento en homenaje al ‘Cipayo’ Sarmiento


Así como se esconden las públicas demostraciones a héroes reales de nuestra nación como Martiniano Chilavert (héroe de Ituzaingó y de la batalla de Caseros), Juan B. Thorne, Felipe Arana, etc. El primero, que no tiene ni siquiera una tumba propia y descansan sus restos en una sombría tumba prestada en un 3er.subsuelo destruida por el paso del tiempo en el Cementerio de la Recoleta donde ni siquiera una chapa recuerda su nombre. Thorne descansa en una humilde tumba en el cementerio inglés en la Chacarita, olvidado por todos y el más grande diplomático que nuestra patria tuvo el honor de tener, ni una calle, ni un monumento, ni nada existe a su nombre.






Restos de Martiniano Chilavert (2018)-arrojados, arrumbados sin chapa, placa o dato alguno que lo identifique, en el  fondo oscuro, en el subsuelo de la bóveda de una familia amiga: Coronel Eliseo Argüello en el Cementerio de la Recoleta sobre la esquina de la calle Azcuénaga y Av. Pueyrredón-Sección 19, en el extremo nordeste del cementerio.


Todo lleva a una gigantesca falsificación de nuestra historia por parte de los liberales de ayer y de hoy; enseñando desde los primeros años de nuestra escuela primaria ocultando documentos, desfigurando a los actores cuando les convenía, fabricando supuestos adalides de nuestra patria cuando los hechos y los documentos enrostran en la cara a cualquiera que quiera verlo la real catadura moral de estos ‘cipayos’. El Unitarismo liberal va falsificando los hechos y la historia toda según las conveniencias del momento.

Como bien dice Atilio García Mellid contemporáneo de Scalabrini Ortiz con la misma visión y sagacidad para desmenuzar el fraude armado en el relato de los hechos y personales de nuestra historia por los Unitarios liberales:

De acuerdo a la historia “oficial” el país se salvó gracias a las minorías selectas y a los doctores liberales,[…] Ninguna falsedad más irritante que la de esta historia fabricada para el uso externo de los manuales escolares. La verdad pasa por la vereda de enfrente y es necesario que vayamos a buscarla para que no se siga envenenando el alma de los niños y suscitando un complejo de culpa en la mente de los pueblos […] “Los ideólogos amasan sus imponentes construcciones retóricas v quieren aplicarlas, como un sinapismo, sobre la piel caliente de ¡os pueblos. Las ideologías sistemáticas, como el liberalismo. Son chalecos de fuerza para lo espontáneo v vital de las colectividades humanas. Por tratarse de construcciones racionales, sometidas a la pura omnipotencia de la razón, desdeñan el espíritu y las cosas espirituales v los valores abstractos. Lo autóctono no tiene cabida en sus cuadros; se trata de un imponderable que no puede destilarse en los alambiques ni corporizarse en los tubos de ensayo. […]Porque las minorías dirigentes metropolitanas, al no provenir de una autentica aristocracia tradicional sino de un núcleo más o menos habilidoso de mercaderes, no se consideraron depositarías de un conjunto de ideales unificadores y más bien se adaptaron a las conveniencias comerciales del tráfico internacional. Y puesto que su trato y negocios se contraían a los ingleses protestantes, impulsores de las doctrinas liberales, consideraron natural v provechoso adscribirse a sus tendenciosas inclinaciones, asumiendo al propio tiempo un tinte de progresistas que satisfacía sus improvisadas vanidades intelectuales”..

El propio Mitre reconoció –muy a su pesar- que los centralistas porteños ‘se enajenaron la voluntad de la opinión, que conscientemente contrariaban’.

Este reconocimiento de Mitre significa que los Unitarios sabían que contrariaban los intereses de la nación, del pueblo argentino todo, eran conscientes de su traición, de su obrar de mala fé. Esta confesión no tuvo consecuencias sobre Mitre. En otro país alguien que dijera eso sería condenado al pozo del desprecio por sus conciudadanos. Aquí eso no sucedió. El lavado de cerebro durante tantas décadas le dio y les dá hoy dia total impunidad.

El control de la educación, de la prensa y de la banca hace esto posible.

De tal modo y ese criterio, por ejemplo, el Dr. Julio Cesar Cueto Rúa hoy día sigue con la cantinela de antaño repetida hasta al hartazgo al mencionar la necesidad de crédito no nos dice que solo puede ser dado por la Banca internacional ya que nuestro país carece de la posibilidad de otorgar créditos genuinos propios. Por lo que, decir ‘crédito’ o ‘inversión extranjera’ es sinónimo. Nunca estos ‘Cipayos’ proponen la industrialización del país, con inversión productiva, todo se soluciona con créditos que generan deudas y servicios de interés en una espiral impagable que nos van ahorcando despacio pero sin pausa como una especie de ‘garrote vil’ financiero y económico que trae aparejado todo ello en un sometimiento político cada vez más acendrado.

Está claro que sin el control de la Banca, del crédito, de la moneda, de la Industria y del Comercio exterior, del desarrollo nacional de la tecnología de punta, de las vías de comunicación terrestre, aérea y marítima, de las comunicaciones tecnológicas, sea a través del Estado o de particulares con capitales nacionales que posibiliten la reinversión de lo producido en nuestro propio país, la soberanía de la nación será solo una palabra sin sustento real.

Todos los políticos conocidos, no importa de qué partido, no importa de qué ideología, nacen en las asesorías de las grandes empresas que los preparan enviándolos al exterior a hacer cursos de post-grado en economía y finanzas y vuelven al país prestos a hacer cumplir las directivas de nuestros patrones extranjeros.

Estos ‘Cipayos’ de saco y corbata, doctorales, muy elegantes, de buenos modales, socios de los mejores clubes de campo por invitación de quienes los dirigen, de fácil labia son el resultado buscado por quienes mueven los hilos en forma invisible apoderándose de lo nuestro y sumiéndonos en una miseria creciente.

Y esto no lo dice un Federal, sino que lo reconoce un Unitario empleado de Chile y hacedor de nuestra disgregación territorial y cultural: Sarmiento (otro epítome del ‘Cipayismo’), el cual decía muy orondo y suelto de cuerpo, en la seguridad que da la impunidad: “El tipo unitario —decía— marcha derecho, la cabeza alta, no da vuelta aunque sienta desplomarse un edificio; habla con arrogancia; completa la frase con gesto desdeñoso v ademanes concluyentes; tiene ideas fijas, invariables, y, a la víspera de una batallase ocupará todavía de discutir en toda forma un reglamento o de establecer una nueva formalidad legal, porque las fórmulas legales son el culto exterior que rinde a sus ídolos.. . ”  

Porque como reconoce después en una carta al nefasto Manuel J. García el 16 de Enero de 1855, el éxito de los Unitarios fue ‘…disolver la sociedad’ (sic)  (a reconocimiento de parte sobran las pruebas).

Sarmiento es el modelo exacto del jacobinismo asesino, conjuntamente con Mitre.

En una síntesis perfecto del primero dijo el diario ‘La Prensa’ (diario liberal que estaba en las antípodas de lo que podría tenerse como Federal y patriota) y que nos lo trae García Mellid: “La Prensa, paladín esforzado del liberalismo el coraje repetir sus juicios definitivamente entregados a la historia. Sarmiento no fue un educador, ni un civilizador, ni un pacificador; lo que realmente fue lo dijo ‘La Prensa’ de Paz. La Prensa de 1880: ‘-Dondequiera que ha puesto la mano —escribía—, ha dejado los rastros de su carácter procaz,  irascible,  sanguinario... Él ha ordenado a sus subalternos el degüello de sus prisioneros. Él ha mandado clavar en picas las cabezas de los que combatían contra su autoridad y colocarlas en el trayecto de las vías públicas. Él dictaba la sentencia de muerte de un centenar de soldados amotinados en Loncogue. Él mandaba tomar a un jefe sublevado en Mendoza y por toda instrucción sobre su captura decía al general encargado de esa comisión que lo fusilara sobre un tambor". Lo dicho por el mismo diario La Prensa: "No se explica uno que semejante fiera ande por las calles libremente... "'.

 “Tan exacta pintura,-sigue reflexionado García Mellid sobre el déspota Sarmiento- referida como era su finalidad al tipo unitario, excede el marco que le dio origen y aun la época a que pertenece. Pues cabe perfectamente a todos nuestros doctrinarios, ideólogos y teorizadores, que se manejan con distintos nombres pero corresponden a una común modalidad: la presuntuosidad vacua y el desdeñoso autoritarismo. Así son nuestros liberales, nuestros socialistas v esa caterva de “intelectuales" de todo tipo que desprecian al país, odian al pueblo y repudian sus tradiciones, porque nada de esto encaja en sus teorías importadas y en los ídolos a los que rinden un culto formalista, insincero v puramente exterior”

El sistema que aplican estos ‘Cipayos’ como Sarmiento, Mitre, etc, es el siguiente: comienzan siendo empleados muy bien pagos de los consorcios o empresas multinacionales. Luego, son llevados a ser funcionarios del Estado para digitar, desde allí, los intereses de las empresas en las cuales estaban antes. Cuando finalizan su actividad pública, vuelven a ser ‘asesores’ o directores de las empresas o conglomerados internacionales.

También, el proceso puede ser inverso: comienzan como funcionarios públicos. Son ‘captados’  por estos holdings internacionales que operan en el país con sueldos muy superiores al que percibían como funcionarios públicos y con el hándicap de conocer –desde adentro- el funcionamiento y los vericuetos existentes dentro del Estado para favorecer a sus nuevos patrones.

Ya allá y mas acá en el tiempo, los Alsogaray, Cavallo, Rivadavia, Manuel J. García, Andres Lamas, Krieger Vasena, José Martínez de Hoz, los Bunge, Bartolomé Mitre y varios etcéteras más, son vívidos ejemplos de lo mencionado.

Uno de sus sistemas consiste en alentar a que el Estado argentino pida préstamos a la banca inglesa, por ejemplo, que se sabe imposible de devolver con la renta publica que se obtenga acentuando la dependencia del capital extranjero que es presentado por estos funcionarios ‘funcionales’ como la panacea y que nos seguirá hundiendo en una espiral sin fin de sometimiento económico y por ende, político, en la toma de decisiones por parte de los gobiernos.

En sintonía con lo expresado por Cueto Rúa, el contraalmirante Isaac Rojas, vicepresidente de facto en el año 1957 pronuncia un discurso que da la pauta de lo que venimos diciendo:

“La lucha por la libertad es universal y entrañablemente filantrópica”.

Dice Scalabrini Ortiz que el marino (de una marina históricamente anglófila) “no pudo hacer una declaración más contraria a la ética de su profesión. El hombre de armas no ha sido educado en la República Argentina para luchar por la libertad universal (sic), sino por la libertad de su patria, por la libertad de sus conciudadanos”.

Scalabrini Ortiz los definió a estos súbditos sin patria con justeza y sus modos de proceder:

Bajo la dominación extranjera, que es invisible porque actúa a través de personeros lugareños, se coarta el libre desenvolvimiento de la personalidad humana, se impide la diversificación de funciones de la vida moderna, y así se desarrollan sociedades contrahechas y monstruosas, verdaderos íncubos frutos del demonio,       de la voluntad del extranjero.

“Una oligarquía de intermediarios corruptos —abogados, directores, síndicos, corredores, o simples subordinados comerciales— sustituye en el ejercicio del poder a los hombres con verdadera y altruista vocación de mando. La vanagloria y la estulticia desplazan al temple y a la honradez del genuino dirigente. El imperialismo toma a su servicio a las mejores inteligencias de un país, para que aboguen y aleguen a favor en contra de la nación. Las relaciones del individuo y la sociedad quedan, entonces, interceptadas por esas oscuras fuerzas extra-nacionales, que obran dentro de la dinámica nacional, a través de sus voceros nacionales.

“La desmoralización cunde, y con ella la desconfianza en su propio esfuerzo.  Una sociedad antinatural y antimoral es la consecuencia inmediata de esa corrosiva intervención extranjera. El Estado manejado por los servidores del capital extranjero, se revierte contra el interés de sus subordinados, y se crea, así la orden antinatural, esencialmente anticristiano, porque muy bien lo dijo León XIII, "el Estado se pone en oposición con las reglas y las prescripciones de la naturaleza cuando: deja al error y al vicio una libertad que permite desviar impunemente a las inteligencias de la verdad y a las conciencias de la virtud" Inmortae Dei)”.

Esos intermediarios ‘Cipayos’ son los que, por ejemplo, interpretaron según el dictado de sus amos, el principio ‘América para los Americanos’, haciéndonos creer que las naciones americanas –incluidos los EE.UU- en caso de una agresión extra continental iban a reaccionar en bloque en defensa del país americano agredido. Craso error y lo hemos vivido en la Guerra de las Malvinas en el año 1982.

Eso nos hicieron creer, como se dijo, pero en realidad debemos tener en cuenta que para los EE.UU ellos son ‘América’ y así se autodenominan: ‘americanos’, excluyendo de tal término a todos los hispanoamericanos.

Viejo concepto colonial que los empleados vernáculos de todas las naciones sudamericanas con la mente colonizada –y los bolsillos, también- repiten una y otra vez. En realidad, y lo hemos visto, el principio sería: ‘América para los Norte-Americanos’. Bueno en rigor, sería para los EE: UU pues tanto México y Canadá están en el norte de América: son también norteamericanos.

Ahora bien, ¿cómo se aplica este torniquete que nos ahoga día a día  y lentamente?.

Primero, con el manejo de la prensa que machaca y prepara el campo para la posterior acción de las fuerzas antinacionales. También la prensa acallando las voces que se alzan mediante la política del silencio. Silencio contra toda manifestación que denuncie los atropellos externos como la complicidad de sus serviles funcionarios internos. Porque el silencio hace que lo denunciado no exista y los denunciadores, tampoco. Se silencian las voces, los discursos, los libros, los documentos que compelen a que abramos los ojos.

Mediante el soborno –arma predilecta de la alta finanza- se compran diarios, canales de televisión, connivencia de los legisladores, supuestos liberales educados y civilizados y tambien en especial los llamados ‘progresistas’ socialistas y comunistas, que como los chajás suelen gritar en un lado por los derechos de nuestra patria pero en el momento de votar, silenciosamente, lo hacen en detrimento de nuestros derechos soberanos.

Y ante el alzamiento de voces que denuncian estas maniobras, existe la complicidad del silencio referido de los organismos nacionales y sus funcionarios, más la prensa que como una tenaza, ahogan cualquier reacción del cuerpo social aún vivo aunque exánime, nada se comenta, nada se publica. Nada de nada en favor de la defensa de nuestra política y economía soberana.

Bien lo describe Scalabrini Ortiz con perspicacia no exenta de ironía pero exacta en su descripción:

“Los historiadores no eran historiadores, eran novelistas. Habían urdido una tramoya que llamaban historia nacional en que los próceres eran todos los que sirvieron incondicionalmente a los intereses británicos y los truhanes los que de alguna manera se opusieron a sus maniobras. La vida intelectual se había resumido a las columnas de ‘La Nación’ y ‘La Prensa’ [hoy podríamos agregar a ‘Clarín’ y ‘Pagina 12’]. Figurar en ellas equivalía a triunfar en la universidad es y en el prestigio público, por eso se adulaba a sus propietarios qua distribuían el prestigio con el desprendimiento con que el payaso distribuye caramelos en el entreacto de la función de circo”.

Brillante análisis del historiador correntino que como un cirujano hace un estudio de lo que nosotros en otros trabajos hemos llamado ‘la novela de la historia’ que ha sido el modo en que los Unitarios de ayer, liberales de hoy pintaron poéticamente una imagen de realidad social totalmente inexistente.

Domingo F. Sarmiento lo dijo puntualmente luego de la batalla de Caseros en 1852 “ …La batalla, para el público, puede leerse en el boletín Nº 26: Novela (¿?) muy interesante que tuvimos el honor de componer Mitre y yo… 

Scalabrini Ortiz decía que “En torno de la inteligencia argentina existe una verdadera aduana intelectual  que confisca e impide la difusión de todo conocimiento de la realidad argentina y no se detiene ni ante la mutilación injustificada de las obras” […]

“El periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente a los países más débiles. Es un arma insidiosa que penetra hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofoca casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su acción es casi indenunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones, sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede proporcionar una visión integral y sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa” .

Ese manejo una realidad inexistente, de tanto machacar y machacar, se termina ‘volviendo verdad’, la escuela con sus textos deformes y –paralelamente- los diarios con sus editoriales de ‘cultura’, sirven como tenaza a la desinformación y deformación de nuestros jóvenes educandos.

Consciente de ello fueron los Unitarios y con una astucia solo comparable a su mala fe, es señalado tal engaño por Arturo Jauretche:

“. El problema está en esas amplias capas medias, que están educadas y son lectoras de diarios como La Prensa, La Nación o Critica; que han leído minuciosamente la historia de Mitre. De esas falsedades que, de tanto repetirse, se instalan como premisas. Se han educado en el mito ‘sarmientino’ de que la opción está entre la civilización o la barbarie. Por supuesto, todo lo extranjero es civilización, y lo de acá, lo criollo, es barbarie. Y mire qué curioso, porque la palabra “bárbaro” viene del griego, y así llamaban los griegos a los extranjeros, a los que no hablaban su lengua. Sarmiento invirtió esa lógica que fundó Occidente y, con sus buenas intenciones de educar a todo el mundo, los civilizó bárbaramente, es decir, extranjerizando nuestra cultura. […]. La oligarquía es una minoría ínfima en nuestra sociedad; son dueños de la tierra, sí, pero su mayor poder es el de ser dueños de la cabeza de miles de argentinos de clase media, que, sin tener más tierra que la de los canteros del patio, se comportan como fieles defensores de un modelo que no les pertenece. Esos son muchos, miles, tal vez millones movidos no por la necesidad, sino por esa distorsión cultural, forjada en décadas de educación ‘sarmientina’ y académica, y por la cotidiana lectura de los diarios “serios”.

Ese Unitarismo triunfante en Caseros es el siguiente, como resume Jauretche:

“Mitre en la oración pronunciada saludando a los soldados que venían de desangrarse en los esteros paraguayos: ‘-Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y victo­riosa campaña a recibir la larga y merecida ovación que el pueblo les consagre, podrá el comercio ver inscriptos en sus banderas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han postulado para mayor felicidad de los hombres-”.

Sarmiento que ajusta perfecta­mente al alcance de esa libertad de comercio y el límite fijado por sus apóstoles: ‘-La grandeza del Estado está en la pampa pastora, en las producciones del Norte y en el gran sistema de los ríos navegables cuya aorta es el Plata. Por otra parte, los españoles no somos ni industriales ni navegantes y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas-”.

Así dirá Billinghurst: ‘-Llegaremos a exportar manufacturas dentro de mil años’-, y Vélez Sársfield, autor del Código Civil, codificará en una frase la política de una clase como inseparable del destino argentino: Es imposible proteger a los industriales, que son los pocos, sin dañar a los ganaderos, que son los más. Esa fue la mentalidad de los “visionarios” que sólo alcanzaron a verse la punta de la nariz”.

Para Mitre –‘el’ Cipayo’ entre los ‘Cipayos’, - los soldados que ofrendaron su vida en la guerra del Paraguay –sin saberlo- ofrendaron su vida…¡por el libre cambio! O sea, por los intereses de la banca inglesa. Queda al descubierto que por algo se forzó a nuestro pueblo a una guerra del lado equivocado que solo benefició a los Unitarios y a Brasil.

Esos son los ‘Próceres’ que nos han enseñado en la escuela, como hemos comentado arriba, que hicieron grande a la nación, con frases rimbombantes, huecas, huérfanas de todo documento que lo avale y cuyos nombres inundan las calles, las plazas, las municipalidades del país como símbolo de unas gestas que solo avergüenzan a nuestra tierra con sus ejecuciones y matanzas y con la entrega económica y financiera del país, regalando sus riquezas, sus minerales, y entregando la educación de su gente a educadores foráneos que implementaban sus programas educativos en beneficio de los intereses expoliadores anglo-franceses y de la banca en general.

 A su vez existe un organismo organizador y centralizador de la información que se desea dar a conocer u ocultar o manipular su interpretación según los intereses que se manejen.

Todo se une en un organismo que aglutina a todas las agencias noticiosas en una: TELAM (Agencia Nacional de Noticias), organismo oficial que digita desde hace 75 años, como titiritero, monopolizando las noticias y su impronta en beneficio de los poderes internacionales.. La empresa funciona como una Sociedad del Estado, el cual pertenece a la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, encargada de designar el directorio. El cómputo de gastos de Télam forma parte del presupuesto global del Estado argentino.

La agencia nacional de noticias de la República Argentina es un servicio periodístico mayorista, que llega a la mesa de los principales editores del país, aunque con el surgimiento de la era digital también incorporó la conexión directa con los ciudadanos argentinos. Télam ofrece a los abonados, además, el servicio Reporte Nacional, un diario que refleja lo ocurrido en el país a partir de las noticias producidas por la agencia que incluye un suplemento literario, el SLT (Suplemento Literario Télam) ​ donde participan prestigiosos escritores y columnistas, uno de Tecnología, uno de Deportes y otro infantil.

A los 500 despachos diarios que genera Télam, hay que sumar el servicio audiovisual y de radio para todos los abonados, que convierten a la agencia en una que trasmite en los tres formatos: escrito, radial y televisivo. La agencia posee también el portal digital web telam.com.ar, que funciona en tiempo real.

De tal modo, dice Scalabrini Ortiz “Si una persona cree que por su arroz no se obtiene más precio que el que él logra, no discutirá. Si cree que progresar necesita recurrir al capital extranjero, nadie podrá válidamente oponerse a que recurra. En una palabra, desposeído de sus medios colectivos de información, el pueblo  queda a merced de sus informantes extranjeros que poco a poco, insensiblemente, influirán hasta en sus sentimientos nacionales, en la jerarquía de sus apreciaciones y en la calidad intensidad de sus gustos y apetencias”. […] .

“Sin dificultad es fácil comprender hasta qué punto el manejo de la información interna de una nación facilita la eliminación  incruenta de los adversarios, resquebraja las bases de toda resistencia, atempera las oposiciones y hasta puede justificar las acciones más descabelladas con el antecedente de hechos en apariencia incontrovertibles”

“Si una persona cree que por su arroz no se obtiene más precio que el que él logra, no discutirá. Si cree que progresar necesita recurrir al capital extranjero, nadie podrá válidamente oponerse a que recurra. En una palabra, desposeído de sus medios colectivos de información, el pueblo  queda a merced de sus informantes extranjeros que poco poco, insensiblemente, influirán hasta en sus sentimientos nacionales, en la jerarquía de sus apreciaciones y en la calidad intensidad de sus gustos y apetencias”. […] .

“Sin dificultad es fácil comprender hasta qué punto el manejo de la información interna de una nación facilita la eliminación  incruenta de los adversarios, resquebraja las bases de toda resistencia, atempera las oposiciones y hasta puede justificar las acciones más descabelladas con el antecedente de hechos en apariencia incontrovertibles” […]

“Todos  los poderes republicanos están sometidos a diversos tipos de  fiscalización y contralor, con excepción de la prensa. Y su fuerza está hoy dirigida a desmantelar lo que el país emprendió y logró en el transcurso de los últimos quince años. Sus consejos y recomendaciones editoriales tienden a entregar de nuevo a los extranjeros los controles de la economía argentina: el Banco Central, los depósitos de los bancos privados, la comercialización por sociedades privadas de nuestra exportación agropecuaria... Y aunque no se atreven a decirlo francamente, su campaña está dirigida a desprestigiar al Estado en el manejo de los transportes para facilitar la ulterior transferencia y a cegar a la industria las fuentes del crédito, que no otra cosa significa entregar la totalidad del crédito para que "vuelva a ser materia de la actividad privada, libre de injerencias y reglamentaciones estatales", según lo recomienda ‘La Prensa’ del 16-1X-57 […] El conjunto de facultades, autorizaciones, delegaciones que constituyen el cuerpo legal del Banco Central convierte a esta institución en el regulador omnímodo a incontrarrestable de casi toda la vida económica de la Nación. Maniobrando con los tipos de cambios, con los permisos de importación y exportación, con el acuerdo de divisas, con el redescuento, con las autorizaciones o restricciones de crédito, etc””.

Esto fue escrito por Scalabrini Ortiz en 1957, pero casi con las mismas palabras se preconizaba durante la gestión del ‘Cipayo’ Martínez de Hoz en 1976-1983 o por Domingo Cavallo durante la gestión de Carlos Menen y De la Rúa en la década de los ’90 por lo cual desde los medios de difusión nos bombardeaban continuamente con dicha panacea que encubría nuestra defección como nación soberana. Es más, parece que fue escrito hoy a la tarde. Nada ha cambiado y el final ha sido y es conocido por todos.

Como ya adelantamos arriba, no está de más insistir en que las facultades que se arroga el Banco Central –léase Poder Ejecutivo- salta por encima de las prescripciones de la tan afamada Constitución Nacional para los adoradores del ‘librito-, puesto que le corresponden dichas facultades al Congreso de la Nación. ¿Y la división de poderes?, bien gracias….Y termina Scalabrini Ortiz “…en una palabra, la estructura jurídico-legal denominada Banco Central posee atributos que contrarían abiertamente la Constitución de una nación democrática y le permiten el manejo integral de toda su vida económica […]. La extraordinaria  expansión de la preponderancia británica que en conjunto caracterizaron ese período, tuvieron su origen en el Banco Central, en el que era factótum indiscutido por su capacidad técnica y su brillante inteligencia del Dr. Raúl Prebisch””…

Este empleado del imperio británico en nuestras tierras fue colocando como un rompecabezas sus discípulos y allegados en puntos estratégicos de la política, y economía del país. Sirviendo como fuelle todo el arco del periodismo que acompañaba sus decisiones sin análisis alguno. Cambiando los personajes, como figuritas, nada ha cambiado en el fondo

El sometimiento periodístico y editorial se suma a la existencia de entidades supuestamente culturales, deportivas, universitarias que sirven de correa de transmisión ‘seria’ y de sostén de la política británica o francesa o norteamericana en nuestro país. La riqueza y el fruto de nuestro trabajo que debería ser capitalizado a favor nuestro desde 1810 sirve –salvo en el interregno de 1929 a 1852- al bienestar y poderío británico y de la finanza mundial.

Obsérvese que Scalabrini Ortiz ya nos hacía referencia al modo de comportamiento de la prensa que, cuando convenía, hacía silencio sobre las protestas por las acciones comerciales de los británicos sea en forma directa o sea a través de sus empleados en el país, pero también la misma prensa utilizaba términos muy sugestivos cuando querían imponer sus condiciones hablando no en primera persona sino haciéndose portavoces de la ‘Democracia’, de la ‘Libertad’, etc logrando con tal utilización gramatical dos cosas: primero, hacerse dueños y adalides de la Democracia y la Libertad, y luego, despersonalizar sus intenciones escondiéndose tras estos términos. “Ellos, de acuerdo a una muy estudiada técnica retórica, no hablan ni argumentan en primera persona. No dicen: ‘Yo quiero’, o ‘Nosotros los británicos queremos’. Ellos dicen: ‘La libertad’ necesita esto o ‘La democracia’ requiere esto. Por eso, en este comentario omitiremos los sujetos de las frases del Herald. Cualquiera que sea el sujeto gramatical utilicen, nosotros sabemos que el verdadero sujeto son ellos mismos” –como dijo Isaac Rojas al que mencionamos arriba.

Observa con criterio el autor que el tema no es alegar por una libertad abstracta en lo que estamos todos de acuerdo, sino en la ‘libertad disponible’: libertad para quien; ¿para el pueblo argentino, para los consorcios internacionales?. Es un tema de distribución.

Segundo, logrado lo primero, la banca internacional se lanza sin control al manejo de las exportaciones e importaciones que es la llave maestra de nuestro esclavitud, de la distribución del crédito, del valor de la moneda, dejando los niveles de salarios a penas para una subsistencia esclavizante y sin horizonte de crecimiento alguno. El fin buscado es que agradezcamos que nos den solo un pedazo de pan para no morir de inanición

Porque si uno alza la bandera del nacionalismo, en seguida se lo imputa de xenófobo, cuando todos sabemos que no hay nacionalista más expresivo que el inglés. Debemos tener imperiosamente un nacionalismo que implique la voluntad defensa de lo que legal y jurídicamente es nuestro. Nuestro derecho a usufructuar en paz lo que la naturaleza y nuestro propio esfuerzo nos ha dado para tener un nivel de vida digno y consecuente con ese esfuerzo.

Dice Scalabrini Ortiz que ya no son necesarios para dominarnos actividad militar que implican gastos para los británicos, basta “una banca bien organizada, un sistema de créditos bien dirigido por la secretaría de asuntos exteriores” y se nos irá dominado lentamente, en silencio en nombre de la ‘libertad’ y el ‘derecho’.

Pero ello no será directo sino en forma indirecta a través de los siempre dispuestos ‘cipayos’ que obran como finos intermediarios entre la banca internacional y los gobiernos sudamericanos. Siempre a través –primero- de suculentas prebendas y si eso no da resultados, entonces viene las advertencias mafiosas.

Ya en los antiguos 1890 el ‘The Weekly Bulletin’, de Londres, decía que “en la República Argentina para hacer un negocio hay que comprar desde el presidente la Republica  hasta el último portero”. Bueno, entendemos exagerado la necesidad de soborno de tantos argentinos; basta con aquellos dirigentes que están en puestos claves del gobierno o de las finanzas públicas. Entiéndase la ironía.

Al respecto Scalabrini Ortiz decía: “Inglaterra trabaja en las sombras. Anuda voluntades o las anula. Los hombres probos y los patriotas desaparecen de los escenarios públicos misteriosamente.  Los venales y los dóciles los sustituyen. Los genuinos intérpretes populares son aniquilados sin piedad y su memoria es  escarnecida en los textos escolares que forman la conciencia histórica de las nuevas generaciones. Así Inglaterra avanza sobre un país entorpecido por un sahumerio de doctrinas y teorías, avanza sobre un país maniatado por la sucesiva destrucción de los hombres de impulso, de empresa, de capacidad y de inteligencia, que no estaban al servicio de las conveniencias británicas"..

No debemos considerarnos anti-británicos ni ‘anti-nada’ sino que los británicos (que defienden patrióticamente lo suyo como deberíamos defender nosotros lo nuestro) son la causa histórica de nuestras dependencias políticas y económicas. Ellos vienen por el petróleo, por el agua, por la riqueza minera, que poseemos en abundancia y por la disgregación de nuestro territorio debajo del paralelo 42, porque piensan en su país y su felicidad. Con el separatismo a lograr de nuestra Patagonia ( y la chilena, eventualmente) seremos más fáciles de dominar  

Y del mismo modo nuestro nacionalismo debe hacerles frente y abortar sus intentos. Entendiendo al nacionalismo como un ‘patriotismo inteligente’ aunque para otro ‘Cipayo’, como Juan E. Alemann en la revista ‘Argentina Financiera’ dijese el 6 de septiembre de 1957 lanzando un grito destemplado llamándolo al nacionalismo ‘criminal’ por el solo hecho de oponerse a créditos o préstamos de capital extranjero con tasas usuarias.

No es necesario describir qué intereses defiende como empleado obediente el Dr. Alemann, (fiel discípulo de Raul Presbich), que durante el proceso militar fue premiado como Secretario de Hacienda (1976-1981) del Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, luego director del diario ‘La Razón’ (la prensa es necesaria para debilitar y esconder los intereses argentinos en favor de sus amos británicos o de la Banca suiza) y asesor en las privatizaciones del ex presidente de la nación el tristemente recordado Carlos Menen, que sumió en mayor pobreza a nuestra patria destruyendo, desarmando nuestra industria aún en pie, sobre todo acabando con nuestros ferrocarriles, levantando vías férreas, ramales, sin pausa una tras otra. Triturando su desarrollo, como bien lo supo describir ya Scalabrini Ortiz ya desde antaño.

Decía éste algo que sigue vigente al día de hoy definiendo el nacionalismo británico; nacionalismo que no permite en los países que sojuzga aplicándoles un liberalismo que en su patria no ejercen ni permiten, logrando disgregarlos para mejor someterlos: “no hay en el mundo nacionalistas más extremos que los británicos. Cada británico actúa como si de exclusivamente dependiera la existencia, la fortaleza, la seguridad o la grandeza de todo el Imperio Británico. La riqueza el Imperio es la suma de las riquezas individuales de los británicos desparramados por el mundo. La definición pertenece a la Enciclopedia Británica. Al acumular bienes los británicos se enriquecen a sí mismos y enriquecen al Imperio.7.ára un británico nada hay mejor que otro británico. No comprará una tenaza que no sea inglesa, aunque le cueste tres veces más. Desdeña por igual a franceses, alemanes, italianos, rusos y españoles. A los norteamericanos los desprecian, porque su desdén se mezcla con el despecho que siente al sentirse económicamente subordinados. Son tan irritantemente nacionalistas que arrastran consigo por el mundo sus costumbres, sus usos, sus hábitos y sus tradiciones”

Como ya dijimos arriba los ingleses logran la separación del Alto Perú, Paraguay a través de la Guerra del Paraguay, la Banda Oriental a través de la traición de Rivadavia, Manuel J. García, Pueyrredón, de J.J. de Urquiza,

Hemos dicho en otro trabajo que “Manuel J. García, Bernardino Rivadavia, fueron los primeros ‘ganapanes’  al servicio de los proyectos políticos anglo-franceses, continuando con los miembros del Salón Literario, Asociación de Mayo y todos los Unitarios serviles.

“Canning, Parish, y otros moldeaban la historia nuestra a su gusto y a los intereses ingleses, desenvolviendo una política con hilos invisibles tejida en los salones de Buenos Aires, armando el comienzo de un sutil dominio británico, sostenido por ese andamiaje jurídico que día a día nos iba sujetando más hasta casi no dejarnos respirar .

“No debemos olvidar que mucho –por no decir todo- lo referido a nuestra independencia es producto de las maniobras sutiles y sibilinas de Inglaterra y de Francia que luchaban por la hegemonía en estas tierras frente a su eterno rival, España, y  así, conseguían la libertad de comercio en el nuevo mundo donde, sobre todo Inglaterra, se volvería ama y señora desplazando a España, atiborrando a las nacientes repúblicas independientes de empréstitos impagables, todo operado aquí por empleados nativos bien pagados, que manejaban la creación de normas jurídicas ‘ad-hoc’, sostenidas por el periodismo y cultura que les servía de sostén”.

En consonancia a lo expresado sigue diciendo Scalabrini Ortiz:

“El germen del separatismo había sido sembrado. Un simple decreto de Rivadavia —del que Bolívar y Sucre se enteraron estupefactos— perfeccionó la escisión del Alto Perú. Sus economías ya estaban divorciadas desde diez años antes. El Paraguay se encerró en si mismo. Tenía una larga tradición de aislamiento. La amenaza destructora del liberalismo extranjerizante de los porteños no hizo más que acentuarlo. Pero continuó con una expectativa amistosa, como si esperara que dieran frutos tardíos las "uniones federales" propuestas por el doctor Francia en 1811 y 1812. Bajo el impulso progresista de los López, la economía paraguaya adquirió un desarrollo, extraordinario que contrastaba con el primitivismo que continuaba reinando en las márgenes del Río de la Plata. Pero tampoco los López desecharon la esperanza de reintegrarse a una verdadera confederación, tan fuerte era la mutua atracción de los pueblos y de los gobernantes que los interpretaban. La inicua guerra de la Triple Alianza que la diplomacia inglesa desencadenó para exterminar hasta la semilla de ese régimen de progreso realizado al margen de su predominio financiero puso un sangriento punto final a la relación fraternal de ambos pueblos.[…]

“La vida es un relámpago de luz entre dos eternidades de sombra, escribió Poincaré en uno de sus ensayos. No podría encontrarse una frase que sintetice mejor la fugacidad de la vida administrativa de los ministros de Hacienda de esta revolución. Llegan de la oscuridad indiscernible en que actúan los doctores en ciencias económicas en la trastienda de las grandes empresas --en que son asesores de réditos, contadores, síndicos—, brillan un momento en el firmamento de la administración pública, refulgen con el resplandor de la propaganda periodística, cumplen con la función para la que fueron nombrados y vuelven a desaparecer en la noche insondable de los negocios privados. Mientras ejercen el ministerio parecen seres excepcionales. Opinan sobre los más engorrosos problemas con una desenvoltura que pasma e imponen soluciones que contrarían la rutina burocrática con una seguridad dogmática. Al llegar al cargo, eran ideológica, política y administrativamente irresponsables. Continúan siéndolo después de irse. Los males que causan sus errores los sufre el país. Ellos están más allá del bien y del mal, ubicados en el bote salvavidas de las empresas extranjeras”.

Los británicos, ahora los estadounidenses y la banca sin patria se apropian a través de sus intermediarios personeros bien pagos, del control del crédito y de los medios internos de cambio, que les permitirán ir formando capitales a nuestra costa y, con la mediación de

los más desconceptuados técnicos, procuran intervenir y, más tarde, apoderarse de nuestras industrias, comercio, etc  por el inverosímil atajo de los fideicomisarios, para dejar, al fin, tan sólo la cáscara de una nación, cuya jugosa pulpa terminará perteneciéndoles, como le pertenecía en el pasado, a consecuencia de no menos tortuosas y dolosas maniobras.

Dice Scalabrini Ortiz: “Desde su iniciación el crédito bancario fue en nuestro país un instrumento puesto al servicio de los poderosos. Los ahorros del pueblo contribuían al acrecimiento de la riqueza de los pudientes porque el crédito que los bancos acordaban estaba en relación directa con el patrimonio del solicitante. En realidad el verdadero crédito no existía: el crédito era un simple adelanto líquido de parte de la fortuna del que lo solicitaba.” Y no, a quien quería trabajar en una actividad productiva, con antecedentes y experiencia en el rubro de que se tratara ya que se requieren créditos a largo plazo confiando en la permanencia de las condiciones en que fue otorgado.

Así, aparecen las financieras con préstamos usuarios imposibles de pagar.

Por ejemplo, Argentina es un país ganadero y agricultor por excelencia que requiere prontamente su mecanización para abaratar costos y acelerar la producción. ¿Conoce el lector que nuestro país fabrique tractores y maquinarias para tal desarrollo, o nos es impuesto la importación de toda la maquinaria?.

Nuestro país tiene una enorme costa marítima que es la base de un desarrollo pesquero que la realidad nos impele a acometer. ¿Conoce el lector si tenemos un gran desarrollo de buques mercantes para la producción pesquera o debemos importar maquinaria para tales funciones o directamente importar productos derivados de la pesca por no extraerlos nosotros?.

Y teniendo en cuenta nuestra extensa costa, ¿conoce el lector si tenemos desarrollado un sistema de defensa contra los ataques de buques pesqueros extranjeros que nos roban día a día en nuestros mares nuestra riqueza? Por supuesto que no. Solo 3 o 4 buques pobres en tecnología contra los cientos de buques que como cardúmenes de pirañas nos roban nuestra riqueza marítima noche y dia sin solución de continuidad. Bueno, todo esto es producto de nuestra política de sometimiento a los intereses extranjeros que lucran con nuestra riqueza ictícola.

De tal manera nuestra nación solo importa bienes de consumo, manufacturados que nos permiten las grandes potencias y bancas mundiales, pero no bienes de producción. Y las exportaciones se hacen a vil precio facilitando la economía de las grandes potencias mundiales que compran barato y que permiten la baja de los costos de dichos país. Para otro ‘cipayo’ como Juan José Blaquier Argentina tiene como destino manifiesto ser siempre ‘un pueblo pastoril y agrícola abastecedor de otros pueblos’. Cuando dice ‘otros pueblos’ léase Gran Bretaña, Francia, etc.

Recordemos que para destruir la industria de una nación, Scalabrini Ortiz decía que podía ser con el manejo del comercio exterior y el manejo interno del crédito. Esto es, el manejo de la economía argentina a modo de ‘grifo’ les asegura nuestra dependencia.

La exportación a precio vil que logran los británicos, EEUU, etc, se hace bajando el nivel de consumo de nuestra población (es decir, comer menos), eliminado la industria, así esos excedentes no consumidos aquí se exportan allá…y también se utilizan para pagar los intereses de los préstamos de la banca internacional, intereses y capital que jamás podremos pagar con el beneplácito de la propia banca que así nos tiene sujetados, como se estableció con el ‘Plan Presbich’, todo, pues a través de nuestros personeros ‘lamebotas’ que vuelven invisibles para el gran público los planes de conquista británicos, estadounidenses y de todo el poder sinárquico.

Esta succión de nuestras riquezas como una gran aspiradora practicada por los imperios de ultramar es señalada por el economista Raúl Prebisch, que da correctamente en la tecla acerca de las maniobras a tales fines y nos dice cuál sería la solución para estas pérdidas.

Prebisch hablaba del “deterioro de los términos de intercambio» cuando el precio de los bienes (materias primas agro-ganaderos, petróleo, etc) exportados tiende a disminuir comparado con el de los productos manufacturados importados. Una mejora en los términos de intercambio es algo positivo para un país, porque eso significa que debe pagar menos por los productos que importa. Ya que los países productores de bienes primarios y agrícolas debían entregar cada vez mayor cantidad de bienes para obtener la misma cantidad de manufacturas.

Según la teoría del “deterioro de los términos de la relación de intercambio” que padecen los países subdesarrollados, un país necesita exportar cantidades crecientes de sus productos para poder adquirir con el precio obtenido una cantidad dada de los bienes que importa. Esa relación pone de manifiesto el carácter estructural del subdesarrollo y mediante ella tiene lugar una constante transferencia de riqueza de la periferia hacia el centro.

La utilización de aranceles se justificaba por la existencia del deterioro en los términos de intercambio, ya que se usaba este mecanismo para proteger la creación de la industria manufacturera (industria naciente) que luego pudiese exportarse e intercambiarse por los bienes manufacturados de los países ricos, lo que traería como resultado una mejora en los términos de intercambio. Asi, se debe pasar de una estructura productiva del subdesarrollo al desarrollo.

A ese elemento esencial del deterioro de la relación de intercambio cabe añadir, como vimos, el factor monopólico de los mercados que perpetúa el subdesarrollo.

El papa Paulo VI expuso el problema en Populorum progressio con transparente claridad: “Las naciones altamente industrializadas exportan sobre todo productos elaborados, mientras que las economías poco desarrolladas no tienen para vender más que productos agrícolas y materias primas. Gracias al progreso técnico, los primeros aumentan rápidamente de valor y encuentran suficiente mercado. Por el contrario, los productos primarios que provienen de los países subdesarrollados sufren amplias y bruscas variaciones de precios, muy lejos de esa plusvalía progresiva. De ahí provienen para las naciones poco industrializadas grandes dificultades, cuando han de contar con sus exportaciones para equilibrar su economía y realizar su plan de desarrollo. Los pueblos pobres permanecen ‘más pobres y los ricos se hacen cada vez más ricos”. La palabra del Santo Padre, como se ve, tocó en la médula del subdesarrollo y del deterioro de la relación de intercambio.

Lamentable y curiosamente cuando le tocó actuar en la función pública hizo todo lo contrario a lo que predicaba y sumergió a nuestra nación en una mayor dependencia, lo cual vuelve su ‘Cipayismo’ doblemente inmoral, pues sabiendo lo que había que hacer hizo justamente lo contrario para perjudicar a su país y endeudándolo aún más de lo que estaba.

Prebisch comenzó su carrera política en 1930 y fue el asesor del Gobierno de Roca en el pacto espurio ‘Roca-Runciman’, fue el impulsor de nuestra entrada como miembro del Fondo Monetario Internacional. Su última actuación política fue cuando lo designó Raúl Alfonsín en 1983 como asesor económico: todos sabemos cómo funcionó la economía bajo su gobierno.

Para pasar de un subdesarrollo agro-exportador a desarrollo manufacturero industrializado se requiere voluntad política y soberana como sucedió en la época del gobierno de Juan Manuel de Rosas cuando se logró equilibrar equilibró la balanza comercial por única vez en nuestra historia

Como consecuencia de ello el gobierno de la Confederación Argentina fue derrocado por el 3 de Febrero de 1852 por una conjunción de intereses del absolutismo liberal entre Francia, Inglaterra, Brasil y los Unitarios amanuenses.

Estos tuvieron como único objetivo que la Argentina volviese a ser solo un pueblo pastoril, y se convierta en ‘el granero del mundo’ y exportador de carne sin manufacturar, resaltando con orgullo esta condición, renunciando al proceso de industrialización y con ello a su independencia económica.

El nivel de desarrollo de un pueblo está atado al nivel de producción industrial y tecnológica. Ello denota el nivel de independencia de una nación. Los pueblos sin industrias, sin ‘chimeneas’, es un pueblo inferior sometidos al manejo extranjero dependiendo solo de un primitivismo mayor o menor, agropecuario. Somos una factoría británica, o china, norteamericana, o de cualquier otro país.
Estos ‘Cipayos’ van ocupando los puestos claves de decisión en el gobierno nacional, en forma paulatina, velada, silenciosa difundiendo una y otra vez a través de los medios periodísticos, de congresos, de reuniones frases o argumentos nocivos y astutos para nuestra soberanía que en forma repetitiva termina creyéndose como verdades que nadie osa contrariar, logrando así la muerte corporal, literalmente, más la desesperanza y la humillación espiritual de nuestro pueblo haciéndole sentir que son ‘buenos para nada’, ‘incapaces’ de desenvolver nuestras riquezas.

Decía Scalabrini Ortiz como opera a través de sus empleados nativos, la internacional del dinero: “Para aumentar nuestra exportación es indispensable que nuestro consumo disminuya. Para que disminuya, es indispensable hacer bajar el nivel de vida de las grandes masas proletarias. Para hacer bajar el nivel de vida de las masas proletarias hay que eliminar el factor que lo hizo elevar, es decir, la industria. Toda esta regulación la ha hecho y la hace nuestro Banco Central que envía órdenes a los distintos bancos que proliferan en nuestro país para que ajusten su política a la emanada por el Central que a su vez responde a las directivas de la finanza internacional que la controla.

Los bancos son la punta de lanza de la penetración y control efectivo de nuestras riquezas.

Los servidores de la banca internacional, inglesa, francesa, suiza, belga, estadounidense, etc, son los directores, asesores y abogados de las grandes empresas británicas o de otros países absorben centrípetamente nuestras riquezas, nuestras materias primas por precios irrisorios y luego, manufacturados nos son vendidos el producido a precios astronómicos.: “todo lo que el gaucho usa es de origen inglés: los estribos, su chiripá y el poncho. E inglés es igualmente su cuchillo y los utensilios que utiliza” dirá allá lejos y hace tiempo Woodbine Parish, sumamente feliz.

Recordemos que Parish, fue un comerciante, diplomático y ‘viajero’ (sic) inglés  Todos los espías ingleses se presentaba en estas tierras como viajeros, como naturalistas, biólogos, historiadores. Eran las pantallas que utilizaban. Parish sirvió como Diplomático Británico en Buenos Aires de 1825 a 1832.  Y acompaño  el reconocimiento oficial de parte de Gran Bretaña de la Independencia Argentina y el manejo de la banca.

Los servidores de los intereses británicos o extranjeros en general son los que conocemos como ‘Cipayos’ y que hemos estando señalando en este trabajo.

Son eficientes, son silenciosos en su actuar, son pulcros y elegantes pero son el nexo que sirve entre quienes realmente gobiernan y el poder meramente formal

Son descastados, sin lazos con su tierra, ideólogos de ayer y de siempre viven en un laboratorio sin contacto con realidad.

Uno de ellos actual y que sigue los lineamientos históricos del Unitarismo es el escritor y sociológo Juan José Sebreli que dijo en el diario CLARIN en la Revista de Cultura (sic) ‘Ñ’ el 3 de Enero de 2021, mas vigente que nunca el Unitarismo encarnado en el liberalismo de siempre se expresa cabalmente en Sebrelli:  “ yo me considero porteño y no argentino. No puedo sentirme compatriota de un formoseño, por lo tanto, estoy más cercano de un montevideano. Ni digamos del norte o el sur, para mí no existen”.

Esta declaración pone al descubierto lo que ya se sabía de este sujeto sin patria: su centralismo, su concepción eurocéntrica, su desprecio a sus compatriotas. Se asume porteño; no argentino. Un cabal y auténtico Unitario de pura cepa que desprecia sin eufemismos a los coterráneos nacidos fuera de la ciudad puerto.

En esa coherencia de ‘Cipayo’ fiel, se hermana con Montevideo, y no con el “paisito oriental”. Porque esa ciudad puerto uruguaya es una par de Buenos Aires, ambas concentraron históricamente a los sectores aliados al invasor extranjero, (español, inglés o portugués), hegemónicas frente al resto de su territorio, ajenas a la conformación de un proyecto nacional.

Así es como se desmantela la soberanía de una nación: primero, desmantelando la inteligencia nacional.

Todo este desmantelamiento de la soberanía argentina sobre las decisiones políticas y económicas que le incumbiesen lo expresa Scalabrini Ortiz señalando los ‘cipayos’ que la ejecutan.

“El desmantelamiento argentino se proyectaba en todos órdenes. Allí está el plan del doctor Prebisch para enterarse del alcance nefasto que se proyectaba. El Estado ideal del liberalismo, se decía, no debe ser propietario. Conviene, por lo tanto, pasar al interés privado todas las organizaciones que el Estado posee. Pero como en una sociedad tan prolijamente descapitalizada como la argentina, el único capitalista posible en la actualidad es el Estado, desposeer al Estado es descapitalizar a la Nación Argentina. Eso lo sabía Prebisch. Pero es bien sabido que el interés británico es el alimento nutricio de las ideas del doctor Prebisch. Estaba proyectada la entrega los ferrocarriles a una sociedad mixta que recibiría como subsidio un valor equivalente al déficit, con lo cual el Estado cargaría con las perdidas, Pero los ingleses manejarían la política ferroviaria. A los ingenieros Dante Ardigó, Manuel Castello y Eduardo Huergo les placía esta solución, y eran los hombres de ‘consejo’.. También la Flota Mercante iba a ser trasferida ‘al interés privado’. Se formaron rápidamente algunas sociedades destinadas a heredar ese patrimonio. Una de esas sociedades la fundó el naviero y aventurero extranjero Alejandro Vlasoff.  La política de empobrecimiento se extendió a todos campos..”,

Esto no es nuevo: este comportamiento viene, como se advirtió, desde las invasiones inglesas en 1806-1807, sigue con los Directoriales, los elementos del Triunvirato y Unitarios en el poder, antes y después del gobierno soberano de Juan Manuel de Rosas.

Continúa –con otros nombres- durante el siglo XX hasta el día de hoy. Hemos hablado de los gobiernos militares con la impronta civil liberal, con los gobiernos bajo regímenes democráticos como el Alfonsín, de Menen, y los que siguieron al presente. Cambian los nombres de los ‘cipayos’, pero el sistema de expoliación es el mismo.

El Unitarismo de siempre devenido en el llamado Liberalismo actúa, pues, primero psicológicamente a través de la propaganda, de la educación escolar, y finalmente, si es necesario, con marchas militares hacia el interior para acallar, adormecer, cualquier tipo de reacción natural de nuestro pueblo criollo.

Decía García Mellid al respecto que “sus refinados procedimientos y sus prédicas desmoralizadoras, tienden siempre a suscitar complejos que actúen sobre los resortes psicológicos del hombre argentino. La machacona propaganda adversa al Estado como administrador consagra como réplica el mejor derecho de la empresa extranjera a apoderarse de nuestros recursos y a explotar empresas que —como en el caso de las ferrocarriles— constituyen la llave maestra de toda la economía nacional. El liberalismo viene cumpliendo, a remolque del hábil piloso inglés, su plan de destrucción de la nacionalidad con este tipo de frases que a fuer de repetidas, terminan por hacerse rutinarias y por actuar a manera de reflejos mecánicos sobre la conciencia del ciudadano desprevenido. Se dice así, por ejemplo que el nuestro es un país de economía agraria utilizando la va gastada frasecita de que somos el ‘granero del mundo’. Esa otra mentira escandalosa; nuestras salden exportables de cereales representan una ínfima parte del consumo mundial y nuestra producción en toneladas es ridícula al lado de la que ofrecen Estados Unidos, Canadá o China. Países de mucha menos extensión rial, como Francia o Turquía. superan nuestra producción”  […]

 

La cuestión psicológica no es menor.    Es lo que impide una reacción natural de un cuerpo atacado aislándolo de sus raíces, inculcándole una inferioridad frente a otros pueblos, una incapacidad para el manejo de los resortes políticos de su nación, una insolvencia intelectual para comprender los problemas a resolver de su tierra. Así García Mellid dice que “Frente a estas propagandas derrotistas, el alma nativa se de- prime y. en tal situación, más que a la rebeldía se abandona al consentidamente. Así han podido operar los equipos ingleses, con la complicidad de unos pocos pero con la resignada mansedumbre de muchos”.[…]

 La Argentina debe a la Gran Bretaña su estancamiento v ruina en el campo económico; pero le debe también la grave descomposición moral que acarrearon sus métodos de soborno, complicidad y mentira oficializada. Porque los ingleses por muy astutos que sean en sus programas de penetración v colonización. no prosperaron entre nosotros únicamente por la persuasión de sus virtudes; en muchos casos debieron recurrir a la venalidad de los falsos conductores, que, después de Caseros, impuso la metralla liberal del "mitrismo". Sobre estos debe caer todo el peso de la execración nacional, pues resolvieron su problema de una manera miserable y miden: vendían al mismo tiempo sus vacas y el destino de los argentinos”

No se detuvieron en la entrega de nuestras riquezas solo Urquiza, Mitre y Sarmiento. Luego, y más acá en el tiempo, vinieron, Juarez  Celman, Quintana, Julio A. Roca, Figueroa Alcorta y un largo etcétera  hasta el dia de hoy que continuaron fielmente a las órdenes de la Banca inglesa y de su gobierno.

Por el año de 1810 recorrió nuestro país un escritor francés M. Jules Huret que explicaba lo que hemos estado acentuando en estas páginas, respecto al fracaso militar de las invasiones inglesas: "Después, habiendo renunciado a hacer políticamente, del Rio de la Plata una colonia inglesa, se organizaron para convertirla en una colonia financiera. Esto era más prudente y mis practico"..

Allí está todo el secreto. Claro que para ello ya no necesita soldados con uniforme militar sino ‘soldados’ de traje y corbata que por ‘principios’ o por dinero cumplan sus órdenes de entrega patrimonial de nuestra nación, debidamente instruidos muchos de ellos en ‘cursos’ en el exterior adoctrinados para envilecer su patria a la vuelta en calidad de funcionarios o empresarios con ideas ‘exitosas’ (sic) para seguir succionando la riqueza industrial, agrícola-ganadera, mineral, etc enviándola al exterior..

Debemos decir, que la penetración francesa también ha sido muy fuerte en las capas dirigentes y familias de estos ‘Cipayos’ que nos gobiernan. Con su tilinguería, que viene desde los primeros años de nuestra independencia, erradican nuestra natural cultura hispánica que tienen nuestros pueblos del interior intentando un sometimiento, en este caso, cultural y educativa.

Esto es reconocido por los propios Unitarios sin ponerse colorados, como Sarmiento que en carta al anglófilo y empleado de los intereses británicos, Manuel J. García, le dice desde Nueva York el 16 de Enero de 1866 “El partido que componían los hombres ilustrados, franceses de educación, no tenían ideas de gobierno, porque seguían malos modelos y no supo gobernar ni fundar nada”.

A tal reconocimiento, sobran las palabras. Cuesta entender como al dia de hoy todavía se siguen haciendo altares a estos inútiles y traidores a su propia patria.

La idea y acción de los anglo-franceses había sido mantenernos en una actividad primaria exclusiva agrícola-ganadera, manejando la escala de nuestra producción y determinando las propias zonas productivas, exportando esas materias primas por centavos, como se dijo, a cambio de la introducción de manufacturas que le sobran a las naciones industriales en exceso y que no tienen donde colocarlas. Nos obligan y por precios altos.  Manufacturas que en la mayoría de los casos pueden fácilmente producirse aquí.

La vía para ello es el control de la Banca, como se dijo, el comercio exterior e interior; el manejo del puerto, en síntesis. Y para ello los nativos ‘Cipayos’, comerciantes devenidos en suntuosos infatuados lejos de una aristocracia cuyo engrandecimiento de la nación y el bienestar de su pueblo sería el norte de sus desvelos. Aquí no fue ni es asi.

García Mellid nos dice y cita al otro ‘Fiscal’ de nuestra patria subyugada, Scalabrini Ortiz: “La historia adulterada que escribieron los propios autores de esta farsa inicua mantiene su condenación ilevantable sobre las tumbas en que reposan, en el país o en el extranjero, esos altos varones que no se prestaron a servir en la comparsa del imperialismo británico en el Rio de la Plata. ¡Caso único en la vida de los pueblos! Ninguna otra nación ha visto consumarse, ante sus ojos asombrados o en lágrimas, una empresa igual en su temeridad y en sus malditas consecuencias. Con toda lógica dice Scalabrini Ortiz: "-La historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los hechos tun sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y concatenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra de intriga cumplida por la diplomacia inglesa, propincuo subterránea de los principales acontecimientos ocurridos en este continente-“

El liberalismo instala la necesidad de que el Estado se abstenga de intervenir en cuestiones económicas de su propio país (como lo hacen en todos los países serios e independientes en el mundo). Se instala la necesidad de una ‘neutralidad’ del Estado cuando en realidad el Estado con su ‘dejar hacer’ en forma adrede a través de sus funcionarios y las políticas que ellos encarnan, permiten el avasallamiento de nuestras riquezas.

Y, en consonancia con lo expresado por el autor citado, ha sido mencionado allende los mares y con otras palabras por Don Juan Vázquez de Mella que le comentaba por carta a Don Fernando Martin Sánchez  Juliá el 14 de Mayo de 1920 acerca del Liberalismo y su neutralidad en todo y que era -equivocadamente- tomado como un valor: ““El Estado moderno al declarar como postulado la libertad completa de opiniones, la neutralidad en el orden religioso, moral, político, declara su ignorancia sobre la verdad de éstos postulados. Cuando la opinión antiliberal aparece y el estado liberal pretende estatuir su defensa, la tesis liberal muere, pues, por definición. El estado liberal carece de reglas y principios para declarar lícitas o ilícitas ciertas ideas”.

“Pero entonces si no se admite el libre juego de opiniones políticas, morales hay que establecer definitivamente los fundamentos de aquellas opiniones que son verdaderas (y esto no es liberal).

 “El Estado neutro y el maestro neutro son dos formas de irracionalidad pues el hombre normal afirma, niega o duda pero no declara en huelga su entendimiento ante la realidad que lo interroga porque PIENSA. El Estado que se declara ‘neutral’ en todas aquellas cuestiones que más interesan al hombre, diciendo que ignora la verdad en política social, educación, ética política, etc, y por lo tanto en los fundamentos del derecho, es un estado que se jubila a sí mismo, declarándose inepto para gobernar.”

A eso nos quiere llevar el liberalismo vernáculo extensión de los intereses financieros mundiales: a una inexistencia sustancial del Estado, quedando solo la cascara hueca del mismo como barco a la deriva, manejado por los hilos británicos, norteamericanos, chinos, etc…

García Mellid refiere a esa conexión entre los mandantes extranjeros ingleses y franceses y los Unitarios de siempre –Liberales, hoy – como utilizan los primeros con sus empleados de acá tanto armas psicológicas, como económicas, sobornos de todo tipo, etc: “Los equipos liberales que responden incondicionalmente a las órdenes británicas, manejas con gran sutileza los mecanismos ideológicos y de propaganda. Un político o un intelectual se juegan su destino a la elección de sus ideas que constituirán su ideario de combate. Si aspira a obtener influencia o popularidad debe abrazar el sistema de idea liberales que beneficia a la causa de la Gran Bretaña. Cualquier desviación se paga con el silencio o con la condenación más ilevantable. Inglaterra  no puede permitir que se proclamen doctrinas de independencia y, mucho menos, aquellos principios en que se afirma y  robustece la conciencia nacional. Lo hispánico, lo católico y lo tradicional son, en la América española, los valores sustanciales en que radica la Nación; conviene a los planes británicos que, en lugar naciones, haya sociedades sin cohesión, sumergidas en una ínfima economía pastoril y dependientes del aprovisionamiento inglés manufacturas”.

 

En síntesis:

La penetración político-económica comienza en los albores de las invasiones inglesas. La idea del imperio británico y sus organismos financieros, bancarios, etc (copiado luego por otras naciones y por infinitud de organismos supuestamente benéficos internacionales –ONGs-) es sojuzgar a las naciones hispanas utilizando como intermediarios a los propios nativos de dichas naciones que por una suma de dinero, oropeles, medallas e ingreso a los clubes y logias masónicas ponen en ejecución las órdenes emanadas de sus mandantes extranjeros. Además, esas logias masónica de nuestra américa están subordinadas a las indicaciones de las principales lógicas que están en los EEUU, Inglaterra, Francia, Bélica, Holanda, etc.

Esas órdenes incluyen la desvalorización de nuestra moneda, el impedimento del desarrollo de nuestras industrias pesadas y tecnológicas, la pauperización de nuestros pueblos impidiendo el consumo y el aumento de la presión tributaria a límites exasperantes, la utilización de la Banca nativa y en especial, el Banco Central para regular los precios internos y externos, de tal manera que seamos solo un feudo pastoril, la destrucción cultural a través del control de la prensa, el control de la educación desde la escuela primaria inventando una historia propia inexistente volviendo a nuestros héroes villanos bárbaros cuando la verdad es justamente lo contrario.

Como dice García Mellid respecto al único período en que la Banca extranjera no pudo clavar su aguijón en nuestra soberanía política: el gobierno de Rosas “Durante el período de su predominio no se con trató ningún empréstito exterior. Desde el malhadado primer empréstito de 1824 concertado  por el señor Rivadavia v sus secuaces con la casa Baring de Londres, el país no reincidió en la mala práctica hasta 1856, después de Caseros. Claro que, a partir de este momento, se inició la carrera desenfrenada de los empréstitos y la República se postró ante sus acreedores internacionales; que era, precisamente, lo que el nacionalismo de Rosas había querido impedir”.

García junto a Rivadavia amañan el préstamo solicitado a la Baring Bros. por la cual el país dio sus tierras en garantía. De la suma dada en préstamo casi nada llegó a nuestras manos; es mas, quedamos en deuda con Inglaterra cuando era Inglaterra que estaba en deuda con nosotros –y aún lo está- porque los ingleses en 18056 se llevaron a Inglaterra todo el oro que teníamos. Luego de finalizada la guerra se comprometieron a devolverlo. Todavía estamos esperando. Esto significa que pasamos por un arte de magia de ser acreedores del imperio inglés a ser deudores y, encima, teniendo embargadas nuestras tierras como garantía. Una estafa típicamente británica que no podría haberse consumado sin los ‘Cipayos’ de Manuel J. García, Rivadavia y otros hubieran intervenido en la negociación.

Encima, al estar sin un peso Dorrego por causa de las acciones financieras de Rivadavia y García, se vio obligado en 1828  cuando accedió al poder a tener que ceder respecto a la soberanía de la Banda Oriental porque la Banca y el Crédito era manejado desde el Banco Nacional por los ingleses, lo que llevó a tener que hocicar y ver como se segregaba parte de nuestro territorio por las maniobras inglesas, tal cual lo refiere el propio Lord Ponsonby..

En todo esto, repetimos, estuvo involucrado Manuel J. García.

Ese ‘Estado-Tapón’ cumplía las expectativas del imperio ingles de poder, así, evitar que la Confederación Argentina no tuviera el control exclusivo de sus ríos interiores.

Debemos reverenciar, según la historiografía novelesca y fraudulenta ‘Cipaya’ oficial, la grandeza de ‘Caseros’. Cualquier objeción a la épica de este combate será considerado como un acto de barbarie, atraso, etc

El hecho de los tratados consecuencias de la caída de Rosas de declararse en 1853 la libre navegación de los ríos interiores a favor de Inglaterra, Francia y los EE.UU es vista por el Unitarismo empleado de estos países. A los que apoyó el otrora Jefe de los Ejercitos de la Confederación Argentina y artífice militar de la mayor traición que recuerde nuestra historia: Justo José de Urquiza.

Ya desde los albores de nuestra independencia la libertad de los ríos interiores era un objetivo primario en los intereses anglo-franceses, tal como comenta Scalabrini Ortiz sobre palabras de Lord Liverpool que en 1824 decía sobre la América hispana “...la habilidad británica trata de reconstruir la estructura colonial con que ha mantenido encadenada a la República Argentina durante más de un siglo, merced a la técnica de utilizar como personeros de sus intereses a ciudadanos argentinos secretamente comprometidos a sus servicios."

Hoy día mucho tiene que ver en la continuidad en todo a nuestro ahogo soberano, la punta de lanza de esta invasión a nuestras soberanías, la presencia de las Naciones Unidas y todos sus organismos de allí salidos que no son otra cosa que máscaras que utilizan las grandes finanzas sinárquicas para el control de las naciones soberanas.

El liberalismo malsano en todo su esplendor. El Unitarismo ‘agiornado’ en liberalismo o neoliberalismo. Distinto ropaje, misma esencia e intenciones. ‘Cambiar para que nada cambie’ diría Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su célebre libro ‘Il Gattopardo’.

Decía sobre el tema este último autor por el año 1957, contemporáneamente a lo escrito por Scalabrini Ortiz: “Una de las formas de ocultamiento de la verdad histórica de que abusan nuestros liberales, es la de escribir historia. Tenemos cientos de textos, de manuales y de tratados de historia, todos cortados sobre tos mismos moldes académicos, que son escarnio y prevaricación de ¡a Academia, Historias de pueblo ausente, de falsas oposiciones y de escamoteo de los conflictos profundos; así se adormece la conciencia de los argentinos en la certeza de que carecen de un propio e inconfundible destino universal”.

Porque después de todo, una nación lo es porque tiene una unión de destino universal, como decía José Antonio Primo de Rivera. Así, no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a ella., como pertenecemos a una familia, a unos padres, a un Dios. La Nación es anterior, superior y ulterior a nosotros mismos; nos trasciende en el tiempo, en el sentido, en la misión.- El conocimiento de la realidad no se ‘elige’, no interviene aquí la voluntad y el número, la realidad no se aprehende: ‘la verdad es una categoría permanente de la razón y no una decisión de la voluntad’

La Nación es una sociedad natural o histórica, no depende de nuestra voluntad o de contrato alguno, no se elige: se nace, es una herencia y tiene por fin la permanencia en su unidad, y es distinta y superior a los individuos que la integran, encontrando en el Estado su máquina operante, debiendo estar éste ordenado al bien común, conforme a la Ley Natural, apropiada a las costumbres, al lugar y al tiempo, según enseñaba San Isidoro de Sevilla.

Atilio García Mellid respecto al Liberalismo reflexionaba con suma certeza: “Pues es lo cierto que una larga prédica liberal ha suscitado agudo escepticismo sobre la riqueza étnica, religiosa y cultural que atesora nuestro pueblo. En la persecución de esa finalidad se ha apelado a los recursos más innobles, falseando los hechos y desfigurando las personas, hasta hacer Je los defensores Je! pueblo la encarnación sombría de los sentimientos más bárbaros y primitivos. Como contrapartida, se ensalzó a los exponentes del privilegio mercantil, el abuso político y la injusticia social, atribuyéndoles ser depositarios de la civilización ilustrada, del orden y la libertad. Esto es una tremenda mentira y una defraudación escandalosa; la verdad es justamente la contraria. Pero es necesario decirla, a la luz de los documentos y a través de una exposición objetiva, porque de no hacerlo todos seremos cómplices en un proceso cuya meta es la destrucción de las bases fundamentales cu que descansa la nacionalidad. Sin pueblo auténtico y sin tradiciones normativas no nos será posible constituir una Nación. El liberalismo lo ha venido impidiendo, acaso sin proponérselo, empujado por la fatalidad de su propia limitación. Porque el liberalismo no posee ritmos vitales sino formulaciones teóricas; no es una doctrina nacional sino una ideología frustránea; no le interesan los pueblos sino las ideas. Extraño a nuestro medio y adverso a los imperativos que nos vienen por la historia, se empeña en cegar las fuentes católicas e hispánicas en que ha abrevado nuestra vida. La despersonalización étnica y la desfiguración espiritual por medio de leyes laicas, de teorías materialistas y de campañas insidiosas es —en un país católico e hispano— una forma artera de socavar las defensas de la Nación para que prospere la factoría”.

“Es un liberalismo que retrasa y destruye porque en él "los principios son pura herencia verbal, caparazón hueco y sonoro, creencia muerta. Son, agregamos, campanas de palo para el corazón afligido de los pobres. Es por esta insensibilidad que nuestro liberalismo ha anarquizado la vida argentina y amenaza sumirnos en la confusión. Para contrarrestar su acción disolvente me propongo describir su trayectoria histórica, utilizando documentos sistemáticamente ocultados, de los que surge con claridad meridiana una conducta siempre adversa al interés del pueblo v a los fines de la Nación. Entre nosotros, el Partido Liberal, como tal partido, no aparece sino después de Caseros; es la seña de los proscriptos que regresan con las luces de la civilización a un país retrógrado que quiere mantenerse fiel a las esencias fundacionales. El nuevo cauce es el reencuentro de viejos ríos; confluyen en él los que formaron en los cuadros de la Sociedad Patriótica, del “carlotismo” y el partido ‘DirectoriaI’, de las huestes rivadavianas y los ejércitos unitarios, de los centros de la aristocracia cerril y los cenáculos de la Asociación de Mayo, de los sectores que gestionaban la desmembración del territorio o apoyaban el bloqueo impuesto por potencias extranjeras. Es la concertación de los intereses de los mercaderes con el ideologismo de los intelectuales” […]

“Las doctrinas liberales son ajenas a nuestro medio: su nocividad no se encuentra tanto en su falsedad intrínseca como en su falta de autenticidad. Nuestro país pugna por instituciones y leyes que correspondan al fondo vernáculo de su alma, a la transparente alcurnia de su vida espiritual. El liberalismo frustró estas esperanzas; hizo del país un campo de experimentación y tomó al hombre argentino como a un sujeto desarraigado. Por eso construyó un edificio teórico de principios y no ceja en el empeño de aprisionar la realidad vital en la cárcel endeble de su ideología […]

“La Nación Argentina no podrá realizarse en la plenitud de sus inmensas posibilidades mientras lleve en su seno tan graves contradicciones. Una patria es siempre un programa de vida en común; la herencia recibida de los mayores; las sustancias que edificaron su alma en una fe, una lengua y una cultura; las instituciones propias y la proyección universal de sus valores nacionales, son los elementos con que deberá forjarse la patria de los argentinos”

El Liberalismo encarnado ayer en el Unitarismo redivivo hoy, para mantenerse en la conducción de los destinos patrios y en la absorción de sus riquezas para cederlas a sus amos externos requiere una ‘Concepción Literaria De La Historia’ como la llamaba con cierta ironía pero con acierto el inglés Halford J. Mackinder. Algo que supo ver Scalabrini Ortiz.

El Unitarismo, de este modo citado,  falsea la historia desde dos ángulos bien marcados: uno, describiendo personajes con unas virtudes de las que ellos carecieron y, dos, describiendo otros personajes con defectos y vicios inexistentes.

Dice Scalabrini Ortiz, desenmascarando a los falsarios liberales que la creación novelesca de nuestra historia ha hecho que “todo lo que nos rodea sea falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas política que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”.

Esto fue escrito por el historiador en 1857 y como puede inferirse, nada ha cambiado al dia de hoy pleno siglo XXI.

De esta forma, los gobiernos Unitarios al controlar la narrativa histórica justificaban su propia existencia, con esa persistente y fraudulenta ‘Concepción Literaria De La Historia’.

La falsificación de la historia por sus vencedores, pues, en que han sumido a nuestra nación, deformándola y vaciándola de su ser, puede verse en la intención aviesa de borrar cualquier rastro de Rosas y sus casi 23 años de gobierno, silenciándole sus virtudes y agigantando sus defectos, al igual que con los hombres probos que lo rodeaban. Utilizando, a sabiendas, símbolos y acciones para tales fines.

Ezra Poud, un brillante poeta y escritor norteamericano (1885 – 1972) dijo que “la técnica de la infamia consiste en inventar dos mentiras y conseguir que el pueblo discuta acaloradamente sobre cuál de ellas es verdad”.

Esto es lo que hacen las supuestas democracias hoy dia acicateado todo esto por los medios de difusión masiva de derecha e izquierda; y el pueblo, ingenuo, cree, discute y se pelea mientras los titiriteros del mundo ríen ante esto y continúan con su sojuzgamiento

Dice Calabrese en tal sentido: “Si no tenemos en claro qué hemos sido, dónde estamos detenidos, es imposible determinar hacia dónde vamos, y si no lo logramos no sobreviviremos como nación. Nos quedaremos en un grupo de habitantes, en una población des-amalgamada, muy fácil de dominar a través de la imposición de las modas pasajeras. Por eso hoy son tan importantes los medios de comunicación masiva, en especial aquellos de mayor penetración, como la televisión.

“Si no hay una conciencia nacional, un ser nacional reconocido es porque no lo supimos formar o no nos dejaron realizarlo o mediante una política deliberada lo destruyeron o tratan de hacerlo. Es aquí donde entra a jugar un papel decisivo la colonización cultural. No es menor su incidencia. […] 

“Por eso sostenemos que la mayor colonización cultural que hemos padecido proviene de esta historia oficial, de la retórica, que creo desde la escuela primaria, modelos para el consumo de un argentino típico que cuando llega a adulto no puede responder a sus dudas, al pensar sobre la veracidad de lo que le han ensenado.

“Se siente solo, sigue esperando, es parte de una comunidad a la que encuentra lejana, que no lo representa, con la que le cuesta identificarse, más allá de su círculo más cercano, porque está construida sobre la hipocresía”.

La colonización cultural también vista por nuestros ‘Fiscales’ de referencia queda reflejada en el libro de uno de ellos, Scalabrini Ortiz: ‘El Hombre que Está Solo y Espera’ de donde seguramente Calabrese toma el concepto del ‘Hombre Solo’ que se siente desarraigado culturalmente, socialmente, todo lo que es nacional le es lejano y no lo representa. Esto lo ha logrado el Unitarismo absolutista, tirano y salvaje, después de décadas y décadas de aislar a nuestros connacionales de sus raíces volviéndolo, (sobre todo en Buenos Aires, ciudad portuaria si la hay), un ser descastado, sin patria reconocible, individualista a ultranza, reconcentrado en sí mismo. Consecuencia directa de una sociedad moldeada adrede por esos Unitarios anglo-francófilos, hasta el dia de hoy, sin raíces reconocibles.

El Unitarismo devenido en Liberalismo desconocía la naturaleza del país. O la conocían y por dicha causa, la despreciaban. Quisieron forzar la esencia y tradición consolidada desde añares aunque ello significara su total destrucción como entidad soberana. Se olvidaron del hombre concreto, real como sujeto de la historia todo fundado en grandilocuentes discursos, vacíos de todo contenido sustancial, retórica pura, teorías abstractas, ditirambos infatuados. La soberbia, su codicia, su mala fé y la ignorancia aunadas fueron su método instrumental.

Se suman todos los centros de difusión de sus ‘principios’ como Ateneos, Congresos, Diarios. Asi sus declaraciones que suplantan los hechos, se vuelven intocables mitos con los cuales se ‘encadenó el pensamiento de los vencidos’, al decir de Manuel Bilbao.

Todo lo que se opusiera a sus ‘principios’ era considerado ‘bárbaro’ y en aras de una supuesta la ‘libertad’ abstracta, ‘democracia’, y otras palabras huecas de sentido, iniciaron, provocaron y concluyeron con todo tipo de atisbo de reacción soberana pero Uds. saben que como decía Louis Veuillot que “pensar de manera distinta a aquellos que se dicen “tolerantes”  es algo que el “partido de la tolerancia”  no puede tolerar”. De esto saben y mucho los liberales, ‘gente de principios’.

El individualismo extremo y a rajatabla los guiaba. Y como decía el modelo de ello, Estaban Echeverría “que perezca el hombre pero que se salven los principios”. Ahí estaba todo resumido, vaciado todo se sentido social alguno.

El Unitarismo dibujaba una patria según su conveniencia y la vida ofrendada por los verdaderos patriotas, hoy dia, está devaluada en la enseñanza escolar y en los medios de difusión masiva.

Se suma a todo esto el empleo del terror según confiesa Sarmiento a Domingo de Oro el 17 de Junio de 1857 “Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que empleamos hábilmente, han dado este resultado admirable e inesperado... pusimos en cada parroquia cantones con gente armada encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración... bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros... fue tal el terror que sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29 triunfamos sin oposición”.. Sarmiento dixit.

‘Gente armada’, ‘encarcelamos a supuestos (sic) conspiradores’, ‘bandas de soldados’, ‘acuchillando y persiguiendo mazorqueros’, ‘terror sembrado’. Etc. Asi el unitarismo civilizado actuaba. Y actuaba ‘por las dudas’ porque los conspiradores eran ‘supuestos’ (sic) y, además, había que recordar que en 1857 ya no existían y hacía años, los mazorqueros citados por el ilustre educador sanjuanino modelo de civilidad.

Esto no era nuevo. Desde la época del asesinato vil de Manuel Dorrego, los Unitarios se comportaban asi. El Presbítero Santiago Figueredo en sus palabras en las exequias de Dorrego decía “ellos [los Unitarios] han fundado su gobierno sobre un cadalso y procurarán conservarlo a la sombra del terror”. No se equivocaba con su futurología el citado. Asi fue siempre el comportamiento de los Unitarios como Lavalle, Paz, Lamadrid, hasta Mitre y Sarmiento.

Para García Mellid “el porteñismo abatió las más puras reservas del alma provinciana y desbarató los sueños de grandeza común que acariciaba el rústico poblador de la campaña”.

“El puerto que debió ser la vía de comunicación con todas las rutas del mundo, fue la muralla que confinó en un claustro de soledad el alma de los pueblos interiores; la ciudad que debió constituirse en salvaguardia y protectora de la Nación, se volvió contra ella; el grupo social que sé decía “dirigente” y debió, en tal sentido, amparar y estimular la prosperidad de todas las regiones, se enquistó en sí mismo y trabajó para su propio enriquecimiento, precipitando el desamparo v la miseria de cuantos no pertenecían a su círculo privilegiado.

En sus postreros días en el exilio, resumió amargamente nuestro Restaurador de las Leyes lo que estaba sucediendo en el país. Rosas estaba al tanto de lo que pasaba y las cadenas que nos ataban a la usura. En carta a Antonino Reyes, le decía un 27 de Diciembre de 1870 desde Southampton:

"¡Que Dios iluminé la marcha política de los primeros hombres de esa República y tenga piedad de nosotros, son mis votos constantes y que siempre debernos todos invocar, implorando su misericordia!" Comentaba luego el establecimiento en Buenos Aires de un "titulado Banco Nacional", de acuerdo a un "proyecto fabricado en Londres por Mr. Laing y otros", y agregaba: "Estos y tantos otros procederes inauditos contra Buenos gires hacen rebosar la amargura; tanto más cuando los cometen con pleno conocimiento del mal que hacen. Sí, ¡pobre Buenos Aires!.  Aún mis más desgraciada y triste su situación cuando sus propios hijos son parte de los autores y cómplices de la decadencia de sus glorias de la amenaza de un porvenir funesto. Por mi parte peno, me aflijo, lloro y ni aún el llanto continuado es un calmante a mis dolores".

Estos ideólogos nacidos en nuestra tierra, pero colonizados mentalmente que, gracias al dinero producto del manejo de la economía del país y su armamento moderno, sometieron, avasallaron a su propio pueblo, desconociendo nuestras realidades conformaron la punta de lanza de la penetración y dominio económico de los grandes imperios y la Banca.

Esos son nuestros ‘Cipayos’ y nuestra vergüenza como nación: grupos nativos dóciles al boato, al ideologismo francés o al dinero por sobornos.

Vicente Sierra resumía el connubio entre el liberalismo y socialismo al expresar en 1949, lo que se repite desde los orígenes de los tiempos de nuestra independencia, con el interregno solo de Juan Manuel de Rosas, en el sentido de que ““Los que suponen q u e el liberalismo es una doctrina de origen popular ignoran de que hablan, pues se trata de una concepción netamente clasista, contra la cual surgió, no en defensa de lo popular sino de otra clase, el socialismo, con las mismas bases teóricas que su oponente, por lo que resulta igualmente equivocada v peligrosa desde que ambas se asientan en una concepción falsa del hombre, de la sociedad y del Estado "

Sobre esto reflexionaba García Mellid, el cual nos hacía ver que el socialismo era y es el hijo directo del liberalismo:

Esta identidad de las bases teóricas explica la correlación profunda de ambas doctrinas. Liberales y socialistas recurren al despotismo de Estado para disolver las estructuras que preservan la libertad de la persona, su autonomía espiritual y el cumplimiento de los fines naturales y sobrenaturales que le son propios. Ambas tendencias están aferradas a un conjunto de ideas-fuerza (una ideología) y todo debe ceder y someterse a su esplendor verbal y a sus abstrusas declaraciones. La realidad vital en que se mueven los hombres de carne v hueso. carece tic relevancia ante esas imponentes construcciones ideológicas, que terminan por adquirir vida propia y actuar a manera de un trágico y autónomo despotismo. Los sistemas liberal y socialista basan su eficiencia en el dominio ilimitado de los mecanismos materiales de la sociedad y el Estado; de ahí que todo el problema consiste en apoderarse de los resortes del poder v promulgar una legalidad de la que ellos son únicos intérpretes y depositarios”.

Esa legalidad se la apoderaron muchas veces desde la muerte de Dorrego, las fraudulentas constituciones de 1819 y 1826 y ya definitivamente con la caída del legítimo gobierno de Rosas y la ‘legalidad’ (sic) impuesta por la fuerza de la llamada Organización Nacional y su constitución viciada de 1853. Por lo que toda ley desde esa época está viciada de nulidad absoluta. .

 Estos ideólogos, despóticos, alejados de toda tradición ignoraban e ignoran el empirismo organizador que es  la base de nuestro justo desarrollo como nación. Son ciegos a la realidad que los circunda intentando la ‘cuadratura del círculo’ en forma antinatural y forzosa prescindiendo de nuestros orígenes, de nuestras realidades, arrasando el país real cuyo nacimiento y desarrollo fue profundamente hispánico.

Sostenían que la realidad debía ajustarse a sus ideas abstractas y no inversamente. Y cuando lo sucedido no se ajustaba a sus fórmulas de laboratorio desprovistas de todo contacto con nuestra realidad, no importaba, persistían en sus altisonantes palabras huecas y a contrapelo de nuestra identidad.

Obsérvese como muestra perfecta de lo dicho un discurso de Mitre en un banquete en su honor y el de Sarmiento en una tenida masónica por Octubre de 1868 donde campea un resumen perfecto de lo siniestro de su pensamiento y los panegíricos hechos a Rivadavia y demás traidores a su patria  totalmente alejados esos panegíricos de la realidad de quienes éstos fueran.

Hermanos: Aunque no tenía conocimiento del programa de esta reunión y no había pensado hacer uso de la palabra, ya que soy invitado á ello, acepto la tarea que se me encomienda, porque cada uno de nosotros debe estar siempre preparado al trabajo, ya sea que á él se llame a la luz del día ó en las tinieblas de la noche. (El orador señala las puertas sagradas del templo, simbolizando la una la luz y.

la otra las tinieblas.) […]

La historia política de la República, sus luchas y sus conquistas están representadas en las cinco presidencias constitucionales que se cuentan en su historia constitucional.

La primera, la de Rivadavia, fue la más fecunda de todas. Y sin embargo, Rivadavia dejaba en pos de sí la agitación de los espíritus, la guerra

de los pueblos, la disolución de la sociedad. Pero es que el trabajo de descomposición que se hacía era la fermentación de la tierra destinada a hacer  fructificar las grandes semillas del bien· que él dejó sembradas.

Hoy que el juicio de la historia está formado sobre esa presidencia, los pueblos han hecho la apoteosis de Rivadavia. Nosotros recogemos los bienes que no recogieron sus contemporáneos. La Presidencia de Rivadavia fié como la primer copa que se derramaba en los festines antiguos. Nadie la bebía y se hacía con ella una libación a los dioses desconocidos. Nuestros dioses desconocidos, han recogido esa libación y la han derramado sobre nuestras cabezas como una agua de bendición.

Los otros cuatro presidentes, hermanos, se han encontrado una vez juntos y arrodillados al pie de estos altares: el general Urquiza, que acababa de serlo; el doctor Derqui, que lo era entonces; yo, que debía ser honrado más tarde con el voto de mis conciudadanos, y el hermano Sarmiento, que va á dirigir bien pronto los destinos de la nación. Qué sentimiento animaba á aquellos cuatro hombres en ese momento solemne? Debemos creer que el sentimiento de la fraternidad dominaba sus almas, y que sus aspiraciones se dirigían al bien de todos.Es cierto, que cuando nos alejamos de las puertas del templo, nuestras espadas salieron de la vaina para cruzarse en los campos de batalla; pero aún sobre esa desgracia y esa matanza, el genio invisible batió de nuevo sus alas, y los pueblos, en nombre de la fraternidad y del bien, se unieron para concurrir á los fines que encerraban la felicidad de todos. 

Hoy que uno de esos presidentes va á entregar á otro el depósito que le fué confiado, nos habla de los astros que suben á su apogeo y de los que declinan hacia su ocaso. Error astronómico, como es error político y social. El mundo entero creía que el sol daba vuelta alrededor de la tierra y que resplandecía sobre nuestras cabezas para hundirse luego en las sombras. No: el sol está fijo en el centro de su sistema para irradiar eterna luz sobre sus mundos. N o hay más sol que el principio eterno bien que nos ilumina. ¿Qué es Sarmiento? Un pobre hombre como yo, un instrumento como éste (tomando el compás) que la Providencia toma en sus manos para producir el bien a que concurre en mayor ó menor escala”.

Como sintetiza García Mellid respecto al Unitarismo liberal y sus ‘Cipayos’ como instrumento de sus ansias de poder y muerte: “El liberalismo carga con este pecado doctrinario del que no podrá liberarse jamás, porque está en la raíz misma de su enfoque intelectualista de la naturaleza, del hombre y de la vida. Todas sus aberraciones advienen de esta falsa cosmovisión de una concepción del mundo que prescinde de la idea de Dios y perderte la noción de la justicia y del derecho emergente de la ley natural y divina. No extrañe, pues, que el liberalismo haya cubierto entre nosotros tan larga etapa de crímenes y perversiones, y que esté dispuesto a recorrerla de nuevo si las circunstancias fueran propicias a su restablecimiento en el poder. Pero aún más grave que el delito mismo es la tentativa de aligero el peso de sus crímenes arrojando sobre los hombros de los opositores cl pesado bulto de sus iniquidades.[…] ¿Con que derecho, por lo tanto, pueden seguir exhibiéndose como probos y justos, o como puros y civilizados, si sus procedimientos brutales, sus asesinatos en masa, sus administraciones deshonestas, sus negociados escandalosos y sus trámites contra la seguridad del pueblo y la integridad de la Nación, los sindican como la negación absoluta de aquello que pretenden representar?

Ellos escribieron la historia, tan alejada de la verdad de los hechos repugnantes que ellos condujeron y que es una llana falsificación que degrada a los reales patriotas que dieron su sangre. Diagramada tal ‘concepción literaria de la historia’ en forma pensante y minuciosa en el laboratorio de sus mentes divagantes.

Los propios Unitarios –en cartas privadas- lo reconocen.

Mitre, quien dice que a Artigas lo “hemos enterrado históricamente” (carta a Vicente F. López);

El modelo de Unitario de la Banda Oriental y entreguista de su propia tierra a los brasileños, Andrés Lamas respecto a sus escritos decía “Mi escrito no es rigurosamente histórico, desde que, como se ve, está destinado a servir los intereses actuales del país, inculpando las administraciones de Rosas, y defendiendo con ahínco todas las del general Rivera; y como todo escrito polémico destinado a la prensa diaria, no es extraño que adolezca de muchas inexactitudes" (carta de Lamas al General Enrique Martínez, Montevideo 6 de Agosto de 1845)

 Sarmiento que confiesa que su ‘Facundo’ “está llena de inexactitudes a designio” (carta de Sarmiento a Paz, Montevideo 22 de Diciembre de 1845).

El mismo Sarmiento reconoce el buen gobierno de Rosas al decirle a Nicolás Avellaneda “Necesito y espero de su bondad de Vd (sic) me procure una colección de tratados argentinos, hecha en tiempos de Rosas, en que están los tratados federales, que los unitarios han suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos rehacer la historia” (carta de Sarmiento a Avellaneda, 16 de Diciembre de 1865).

No debemos de olvidar que apenas caído Rosas los Unitarios se dedicaron a quemar en fogatas paganas la documentación oficial de Rosas, lo que posibilitó ‘rehacer’ la historia como decía Sarmiento.

Estos falsarios ‘Cipayos’ tienen monumentos, plazas, calles, ciudades, municipios, que llevan sus nombres y han ‘hecho’ una historia adecuada a sus intereses espurios. 

Esa “historia” vigente en la educación durante décadas apartada de toda realidad, nos sigue sometiendo y quitando toda soberanía real, ahogando nuestro destino, hasta el dia de hoy. ¿Hasta cuándo? Hasta que, -como decía José Hernández en su ‘Martín Fierro’-, “Un criollo venga a mandar” como supo hacerlo nuestro padre de la patria Don Juan Manuel de Rosas y su soberana y gloriosa Confederación Argentina….

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MONTORO GIL,, Gonzalo Vicente (‘Cnel.Martiniano Chilavert - El Héroe Olvidado’)- Mensajero de la Confederación Argentina blogspot –

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MONTORO GIL,, Gonzalo Vicente ('El Alte. Brown  y la Mistificación Unitaria de la Historia'- ) El Mensajero de la Confederación Argentina blogspot https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/08/el-alte-guillermo-brown-y-la.html

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