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miércoles, 24 de noviembre de 2021

MARCHA SOBRE ROMA (1922-2021) (Discurso el 28 de Octubre de 2021)

 MARCHA SOBRE ROMA (1922-2021) (Discurso el 28 de Octubre de 2021)


Gonzalo V. Montoro Gil 



Vivimos un momento en nuestra nación en que somos nuevamente atacados por el contubernio liberal-marxista con claras intenciones secesionistas fogoneados por los británicos, ayer y hoy: Ayer los montes tucumanos fue el objetivo …hoy la Patagonia. La asociación masónica entre los liberales británicos y el marxismo gramsciano, disimulados tras la fantochada seudo-mapuche o araucana, nos atenaza para quedarse con nuestra Patagonia, sumemos a los estadounidenses, chinos y rusos y tenemos una pléyade de invasores que nos acorralan.

Y sumemos paralelamente la destrucción de nuestras industrias, de nuestra religión atacada y de la hiperinflación con la destrucción de nuestra moneda.

Todo esto nos retrotrae en la memoria a la República de Weimar en Alemania y a la Republica Española en los primeros años del siglo XX.

Debemos hacerles ver a los apóstatas de toda laya, a estos hombres sin patria, internacionalistas sin tiempo, disolventes asesinos en el gobierno actual, sin raíz en nuestra cultura y pero también sin memoria, en qué desembocó la República de Weimar y la Republica Española en 1936. Parece que no lo tienen presente

Que se preparen; nosotros bajo la invocación de nuestra Virgen de Lujan, estamos preparados !!!

Porque como decía Luis VEUILLOT, “Pensar de manera distinta a aquellos que se dicen ‘tolerantes’, es algo que el ‘partido de la tolerancia’, no puede tolerar”.

Esto lo saben los tiranos unitarios hoy redivivos junto a sus socios los rojos marxistas que han usurpado todos los medios de comunicación conocidos censurando toda voz opositora que intente develar su inquina y odio asi como el lavado de cerebros en textos escolares aniquilando todo vestigio de orgullo por su patria en los alumnos. Gramsci, en todo su esplendor. ….

Pero hoy en el medio de estos intentos de disgregación social, cultural, económico-social y territorial nos encontramos en este oasis de nacionalidad dando testimonio que, Roma vive en este suelo. Gracias al último emperador romano, Benito Amilcare Mussolini

El Padre Pio le decía a Donna Rachele Mussolini:  “Sepa Ud. que yo mismo hubiera puesto a su marido en el Paraíso. Figúrese lo que habrá hecho Dios  que es infinitamente mas bueno que yo

Thomas Alba Edison: “Mussolini es el genio más grande de la era moderna

Archiduque José de Austria: “Mussolini con su carácter de piedra y con su genio creador ha enlazado maravillosamente la Roma antigua con la moderna

Mahatma Gandhi. “Desgraciadamente no soy un superhombre como Mussolini; soy un simple mortal que no posee una parte siquiera de sus nervios reposados y de su inagotable reserva de energía”

Alguien dijo alguna vez que las personas y los hechos permanecen vivos mientras vivan en la memoria de quienes sucedan a esas personas y hechos.

Y acá estamos con ese objeto: seguir manteniendo vivo al último emperador romano Benito Amilcare Mussolini.

Y cuando decimos ‘romano’ no nos estamos refiriendo a una lugar geográfico, sino cultural e histórico. Así, eran ‘romanos’ los emperadores Trajano (98 hasta su muerte en 117).y Adriano (117-138), nacidos en Hispania.

Pues bien, Mussolini fue precedido en su pensamiento y acción y también en su derrotero a lo largo de su vida, por otro gran romano que fue Nicola Gabrini, mas conocido como Nicola di Rienzi (Roma 1313 – 1354), el último Tribuno que Restauró a Roma por 1era.vez. A poco que se estudie su vida se verá que su lucha y el fin de sus días fueron semejantes, así como su grandeza, a Mussolini. En 1354 el que fuera amado por su pueblo fue detenido por los poderosos y, finalmente, decapitado.

Y Mussolini, un 22 de Octubre de 1922, con su marcha plena de simbolismo, comenzó a Restaurar Roma por 2da.vez, como Di Rienzi, es decir, el orden interno, externo, el espíritu cristiano en las almas, la fe creyente, el trabajo como medio individual de superación para un hacer común la tradición noble de Roma. Y lo hizo consciente de ello.

Mussolini fue Docente, Periodista, Escritor, Político, Diplomático, Soldado, Conductor de toda una nación y Restaurador del orgullo romano: él decía “Roma es y será el corazón potente de nuestra latinidad. Es el símbolo inmortal de nuestra vitalidad de pueblo”.

Al igual que Di Rienzi, Mussolini tenía la intención no de que el pueblo llegase al dominio del poder, sino a poder dominarse a sí mismo. Donde el pueblo es sensato, el populacho es débil, pero si el pueblo es corrompido el populacho se fortalece.

Mussolini tenía la prudencia del sabio conductor de un pueblo. Pero no la prudencia temerosa, cautelosa, sino entendiendola en un sentido romano, como lo entendía San Isidoro: “el hombre prudente no es el timorato al juzgar y actuar, sino el que ve de lejos, el que es perspicaz, el que  prevé con certeza a través de la incertidumbre de los sucesos o fenómenos”.

Roma se nutre del pasado para crecer. Mussolini vislumbra una Roma nueva, sí, pero a través de una continuidad histórico-cultural.

El ve a Roma como una poderosa ‘fábrica’ de humanidad, no solo en cuanto a trabajo, sino también fábrica de arte, ideas y pensamientos. Liderando en todos los terrenos.

Toda construcción, toda obra (civilización occidental y cristiana) tiene su piedra fundacional: (Roma).

Para Mussolini, el centro, el nudo era espiritual: Roma era la Capital del Cristianismo, si caía Roma caía la civilización en Cristo. De allí, su conversión al cristianismo al paso de los años; y su magnífica obra de arquitectura política en el Tratado de Letrán en 1929, reconciliando a Italia con la Iglesia.

Mussolini criticó la injerencia extranjera en Roma acicateando el orgullo (no la arrogancia, que es su degeneración) de los italianos. El modo de restablecer a Roma era restableciendo la justicia pública, el orden público por la fuerza pública. Es decir, creación de un Estado (el ‘buono stato’ del que hablaba Di Rienzi) que tuviese autoridad, poder y control por sí mismo.

Expresó luego que la victoria era, primero, sobre los romanos mismos queriendo decir que primero debían saber quiénes eran ellos y viendo en su decadencia moral el principal obstáculo a remover. Con la Restauración de Roma, dice, resucita el mundo por medio de la reposición de la vigencia de leyes, modos, actitudes, conductas imbuidas del espíritu, de la ética y estética católica

Dice Mussolini que “El fascismo es una concepción histórica en el cual el hombre no es sino en función del proceso espiritual al cual  concurre en el grupo familiar y social, en la Nación y en la historia en la que colaboran todas las Naciones. De allí el valor de la tradición Romana en la memoria, en la lengua, en las costumbres. Fuera de la historia, el hombre es nada.” 

Mussolini  no niega o rechaza el pasado pero tampoco se hunde en él. El pasado es una escuela donde se aprende lo bueno y lo malo. El pasado y sus tradiciones es un escalón, no la escalera toda; pero escalón al fin pues se necesita de él para formar la escalera porque sin aquél no existe ésta.

 Dice: “No tenemos intención de renegar de nuestro pasado romano. Nos negaríamos a nosotros mismos. Hay que ser dignos de la grandeza de nuestro pasado pero no hay que vivir a su costa. No hay que decir: somos grandes porque fuimos grandes. ¡No! Seremos grandes cuando el pasado sea el pedestal para marchar hacia el futuro. Cuando el pasado en vez de ser un punto muerto, sea un impulso, un fermento de vidas”

Mussolini dijo respecto a los internacionalistas corroídos por rencores de toda laya: “Negamos vuestro internacionalismo, porque es una mercancía de lujo sólo asequible a los ricos, mientras el pueblo está desesperadamente unido a la tierra natal”.

Hoy Camaradas, nuestra civilización cruje ante los embates de los internacionalistas marxistas, comunistas ‘gramscianos’, liberales. Pero siempre se ha alzado una voz, siempre ha quedado un carbón ardiente, una chispa encendida, Gritos de dolor que hasta hoy han sido casi siempre aplastados o negados o peor aún: desvirtuados y utilizados para fines justamente contrarios a los propuestos, falsificando la historia.

Es entonces, por ejemplo, que llegará el día que caerá de su pedestal en la Plaza Italia de la ciudad de Buenos Aires  la figura del pirata Garibaldi asesino del pueblo correntino y entrerriano y en su lugar honraremos como se debe a Italia con la figura del Dante, o de Mussolini o de D’Annunzio  o de Miguel Angel, de Leonardo Da Vinci. 

Camaradas: a no desesperar: batallas hay y habrá muchas, ganadas y perdidas, pero la guerra contra la masonería liberal y comunista es una guerra sin tiempo.

Estos pérfidos ‘sinarcas’ (definidos certeramente por Carlos Di Sandro, ya hace años, y hoy llamados Nuevo Orden Mundial) no deben olvidar que como profetizaba Spengler “Siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización».

Y como siempre, en nuestra patria, esos soldados invariablemente estarán unidos por la cruz y la bandera azul y blanca imbuidos de un carácter nacional inclaudicable impreso por Mohamed Seineldín, Jordán B. Genta, Carlos Sacheri, haciendo frente a lo disolvente de la masonería revulsiva que, sabiendo sus valías no trepidó en condenarlo al ostracismo carcelario al primero y asesinarlos a sangre fría a los otros mencionados, como a Larrabure, como a Viola, como a Rucci y tantos otros.

 Y vivenciando lo dicho por Oswald Spengler, aunque sin conocerlo, suena hoy en nuestra Nación, dolida y atacada, una voz alta y clara - como sonó alguna vez en el Fascismo redentor- que resume pensamiento y acción nacionalista.

La voz firme y alta del soldado Hermindo Luna, fusilado por el internacionalismo descastado, lumpen sin raíces, sin lazos con nuestra tierra, ateo, libero-marxista y masón que rezumó odio ante el patriotismo tan ajeno a ellos.

Una voz clara, límpida, que no deja lugar a dudas y que obra como sentencia inflexible que hoy repica hasta el cansancio en los oídos de esos perversos cultores de la anarquía asesina protegidos por el Imperio británico: “¡ Acá no se rinde nadie, mierda!. A La Argentina le llegará la hora de despertar ante el sometimiento del contubernio libero-marxista.

Del mismo modo y en un mismo sentido, un 28 de Octubre de 1922 despertó  la resurrección de la ‘romanidad’ con la Marcha sobre Roma de todo un pueblo cansado de una misma sumisión plutócrata -marxista.

Hoy, como ayer, aquí y seguramente en Italia, resuena nuevamente un grito similar al de Luna en nuestra tierra.

Un grito que plasma una voluntad inquebrantable de un pueblo por aquél que elevó la civilización latina a su época más gloriosa dando hasta su vida por ello.

Y ese grito resuena más alto que nunca:

Camaradas: ese grito alzado es: ¡¡Honor eterno a Benito Mussolini:  ¡¡¡A NOI !!, SALVE IL DUCE!!.

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