JUAN JOSÉ de URQUIZA (EL ‘OTRO’ URQUIZA)
Gonzalo
V. Montoro Gil
En general en la época de
nuestra independencia y aún durante el desarrollo del siglo XIX era común que
en la Argentina las personas tuvieran una familia numerosa, sean hijos,
hermanos, sobrinos, etc. Aunque no todos, como veremos.
Aquí nos queremos referir a
Juan José de Urquiza hermano mayor de Justo José de Urquiza.
Nació en Buenos Aires
el día 7 de Enero de 1788 y Fue bautizado el 30 de Mayo de 1832.
Permaneció soltero, a diferencia de la mayoría de los hombres de aquellos
tiempos.
Fue del Real Colegio de San
Carlos, de Bs.As., en donde después de probar su limpieza de sangre-sin mezcla
de linajes moros y judíos, como se estilaba en aquellos tiempos-y rendir su
prueba de ingreso, Juan José cursó 6 años de latín, filosofía y teología, desde
1805 a 1810.
Luego entró al servicio de
la administración nacional en 1812, en donde fue escalando todos los cargos
públicos hasta llegar a ejercer el de Contador General de la Confederación
Argentina. Desde 1846 a 1852 ocupó una banca de diputado en la Sala de Representantes
de Buenos Aires.
Las familias de aquél
entonces, como las de ahora, tenían sus diferencias –entre ellas las políticas-
según las generaciones que se iban sucediendo. Muchas veces hemos visto esas
diferencias entre padres e hijos ‘rebeldes’ o hermanos entre sí, que
no acordaban criterios de cultura social y política con sus padres o
ascendientes, sin mengua del afecto que pudiera haber entre ellos.
Así Manuel Moreno con su
sobrino, el hijo de su hermano Mariano Moreno. Vicente Fidel López con su padre
Vicente López y Planes. Carlos Guido y Spano con su padre Tomás Guido, Lucio V.
Mansilla con su padre Lucio N. Mansilla.
Otro ejemplo es el de Bernardino Rivadavia y sus hijos varones José
Joaquín, Bernardino Donato y Martín.
En 1834 Bernardino Rivadavia
(padre) decide e intenta regresar a Buenos Aires, luego de su renuncia en 1827
y exilio en 1829 en su huida escandalosa posterior al desquicio de su gobierno.
Pero Viamonte, a la sazón
Gobernador, le impide desembarcar.
Su mujer y su hijo menor, Martín
(este último según Felipe Pigna), que lo esperaban en el puerto, suben al barco
y se suman al exilio de Rivadavia. (“Su mujer y su hijo Martín,
que lo esperaban en el puerto, suben al barco y se suman al exilio de
Rivadavia…. Martín volvió a Buenos Aires a unirse a sus
hermanos en 1842”).
Aunque según Gabriel O.
Turone, Martín nunca se fue sino que también se queda en Buenos Aires junto a
sus hermanos..
Así es, lo que es seguro es que los hijos mayores, José
Joaquín y Bernardino Donato, tienen otros planes, se quedan en Buenos Aires, a
pesar de la oposición de sus padres: El mayor, José Joaquín, si bien no
acompañó a su padre en el exilio, en los primeros tiempos, siguió siendo Unitario
como su padre; se enroló y luchó al lado de Lavalle y Paz, contra Rosas.
En 1939 apoyó a los
llamados ‘Libres del Sur’ contra el ‘rosismo’. Caído en desgracia Lavalle, lo
acompañó hasta Jujuy donde a éste lo encontró la muerte en 1841.
Según Turone, Bernadino Donato y Martin en 1843 se han
sumado a la causa federal, mientras José Joaquín, luego de la muerte de Lavalle
tuvo que exiliarse en Montevideo hasta 1848 donde
volvió a Buenos Aires.
(Como dijimos arriba,
existen dudas respecto a Martin pues según Felipe Pigna, el menor de los
Rivadavia subió al barco con su madre cuando su padre se alejó nuevamente sin
poder desembarcar para volver recién en 1842).
Al volver José Joaquín se
casó con la hija del profundamente Federal ‘rosista’, Coronel Pedro Ximeno.
Dice Turone que “ sus otros dos hermanos varones,
Bernardino Donato y Martín, lo hicieron en 1843 en el Batallón “Libertad” del
coronel Mariano Maza, esto es, varios años antes que Joaquín y a poco de
haberse iniciado el Sitio de Montevideo”.
Cuando se produce el
‘Pronunciamiento’ de Urquiza, José Joaquín – y Bernardino Jr.- se alistan en
las tropas ‘rosistas’ presto a defender su patria contra el alzamiento de
Urquiza ante la buena predisposición de Rosas que no era rencoroso -como lo
suelen pintar los Unitarios-, cuando aquellos que veían peligrar a la patria,
ofrecían sus servicios al Gobierno como Chilavert, Pedro Díaz, el ‘Chacho’
Peñaloza, entre otros. .
De tal modo, José
Joaquín usaba chaleco y divisa ‘punzó’ y era considerado ahora un ferviente
‘rosista’.
Como dice Gabriel O. Turone en www.revisionistas.com.ar “De hecho,
al año de haberse arrimado al Gobernador Rosas, José Joaquín Rivadavia le
escribe una carta llena de lisonjas y retractaciones que, fechada el 3 de
octubre de 1849, decía lo que sigue en uno de sus párrafos salientes:
“-Al poner mi planta
en el suelo de mi patria, Excmo. Señor, y después de estar en ella tengo el
derecho de pedir también a V. E. me permita demostrarle de este modo mi
gratitud y buenos deseos. El que V. E. se haya dignado perdonar mis pasados
errores de haber hecho parte del Salvaje bando unitario; no es bastante para
recobrar en el concepto de V. E. y en el de mis conciudadanos el nombre ilustre
con que tan debidamente se distinguen los hijos de nuestra cara patria y causa
federal. Ansío por demostrar que estoy penetrado de la justicia de todos los
actos de Gobierno de V. E. y de la entera fe con que yo lo reconozco…-”
Pues bien, hasta el ‘Pronunciamiento’
de don Justo la relación entre los hermanos Urquiza era buena y, en términos
políticos, concordantes entre si.
Pero todo cambió con la
alianza de don Justo José con los brasileños y Unitarios de ambos márgenes del
río Uruguay. Allí los caminos se bifurcan entre ambos hermanos.
La curiosidad estriba en que
Juan José permaneció fiel al gobierno de Rosas, puesto que el mismo era un
Federal ‘rosista’ convencido.
Por tal motivo, Juan José
firmó declaraciones en los que apoyaba a Juan Manuel de Rosas y al gobierno que
él representaba, antes y durante la batalla de Caseros, aconsejando y
advirtiendo a su hermano sobre lo que estaba por hacer respecto a su famoso
Pronunciamiento aliándose al enemigo natural de la Confederación Argentina y
los Unitarios.
Entre tanto Justo José de
‘Urquiza’ se vendió al mejor postor: Juan José de Urquiza (un ‘Urquiza’
que ha sido escondido por la historiografía oficial liberal) su hermano
-miembro de la Junta de Representantes de Buenos Aires en la época de Rosas-
fue un buen Federal patriota y ‘rosista’ sin tacha que se opuso a
su hermano cuando éste acometió contra Rosas en Caseros diciéndole que debía
ponerse a buen resguardo él y sus bienes pues – conocedor de las intrigas de su
hermano- entendió que iba a ser considerado como un traidor histórico a la
nación porque además
En tal sentido le escribió a
su hermano don Justo y en una carta del 10 de Abril de 1951 le
sugiere que piense bien lo que está haciendo: “la suerte de las armas es
variable y el poder de Buenos Aires es muy fuerte; y de aquí puede resultar que
pierdas tus intereses porque debas ausentarte de la provincia” .
El 28 de Mayo de 1851 Juan
José vuelve a escribirle al hermano –seguía siendo fiel ‘rosista’ y
viviendo el primero en Buenos Aires- previniendo otra vez fraternalmente el 28
de mayo para que ponga sus propiedades a buen recaudo “pues tendrás que
peregrinar en países extranjeros sin bienes”.
Razones no le faltaron a
Juan José pero con un detalle: Justo José de Urquiza nunca se fue de
su provincia donde se sintió intocable e invencible. La historia le demostró lo
contrario y fue ajusticiado por su propio pueblo Federal ante la sonrisa
satisfactoria de los Unitarios porteños que luego de eliminado Rosas del mapa
político, eliminaron a su títere ensoberbecido de poder, codicia y gloria vana.
Luego de la batalla de
Caseros, y con la suerte echada del gobierno del Restaurador, se
reconcilió con su hermano.
Murió también en Buenos
Aires el 18 de Mayo de 1853 (Iglesia de la Inmaculada Concepción, Libro 7 de
Defunciones- folio 139 vta.) muy poco tiempo después de la Batalla de Caseros.
Murió soltero y sin descendencia.
El 2 de Mayo de 1860 sus
restos fueron trasladados a Entre Ríos por disposición de su hermano el General
Urquiza y sepultados en la Iglesia Inmaculada Concepción, de Concepción del
Uruguay, junto con los restos de sus padres y de su hermana Ana Urquiza de
Montero.
En el acta de
exhumación-publicada en el diario El Nacional Argentino, Nro. 1222 aparecido en
Paraná los días 7 y 8 de mayo de 1860 dice con respecto al cuerpo de Juan José
que se halló entero y perfectamente conservado en el cajón en que fue sepultado
y del cual no fue removido.
FUENTES:
BOSCH,
Beatriz (“Urquiza y su tiempo”, Centro Editor de América Latina,
Bs. As., 1984.
BOSCH,
Beatriz (“Historia de Entre Ríos”, Ed. Plus Ultra, Bs. As.,
1991. ISBN 950-21-0108-1)
ROSA,
José María (“El Pronunciamiento de Urquiza” –Ed. La Baldrich –Espacio de
Pensamiento Nacional-Biblioteca Digital-www.labaldrich.com.ar)
PIGNA,
Felipe (‘Bernardino Rivadavia’)
https://www.elhistoriador.com.ar/bernardino-rivadavia/
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