jueves, 29 de julio de 2021

REIVINDICACIÓN DEL 'SALUDO ÍBERO'

Reivindicación del ‘Saludo Íbero’

 

Gonzalo V. Montoro Gil

 

Normalmente la historia nos ha transmitido la expresión “saludo a la romana” para referirse a menudo al saludo que empleaban los romanos clásicos y después los diversos movimientos fascistas en el siglo XX. Sin embargo, este saludo no fue inventado por los romanos, sino más bien por los íberos. Los romanos se apropiaron de muchas cosas y las adaptaron cultural y militarmente de los pueblos que invadían, como, por ejemplo, los rituales y actos religiosos griegos.

                   


Este saludo, con origen entre los íberos, según el gran arqueólogo español de la primera mitad del siglo XX, J. Cabré, el característico saludo de los íberos con el brazo extendido y la mano abierta, de entre los siglos V al I a. C., fue adoptado por los romanos conjuntamente con el “Gladius Hispaniensis” (espada ibérica) al entrar estos en contacto con los pueblos hispanos.


Sería pues, según Cabré, un saludo genuinamente íbero el que se utilizó posteriormente en todo el Imperio Romano como saludo tradicional. El conocido como “saludo romano”, el cual se le adicionaba la expresión latina “¡Salve!” (Que quiere decir ‘¡Hola!’) o “¡Ave!” (Que quiere decir ‘¡Que estés bien!’). Esto es, significaban casi lo mismo: ‘Salud’, ‘Te Saludo’,


Para los íberos era un gesto revestido de especial sacralidad, pues en los exvotos de los santuarios, ellos mismos se auto representaban, con frecuencia, saludando e invocando a las Divinidades en pie y efectuando el “saludo étnico” tradicional de su pueblo.



Los romanos no hicieron sino asimilarlo a sus propios usos y costumbres culturales. De hecho, los romanos se refieren a este como “SALUTATIO IBERICA”. El saludo habitualmente representado, es de la palma derecha levantada, con el brazo flexionado, presentando la palma a la persona a quien se le hace.



Pero en las legiones, al convertirse en saludo militar, se hacía de una forma más rígida, flexionando un poco el brazo, o manteniéndolo recto, sin flexionarlo (entonces, en vez de extenderse verticalmente, se hacía inclinado unos 45º sobre la horizontal, y con la palma hacia abajo).

Así, en Roma se estableció el conocido como "saludo romano", extendiendo el brazo hacia delante, de manera recta, con la palma de la mano hacia abajo. El brazo se extendía de forma paralela al suelo o formando un ángulo no determinado hacia arriba. Aunque se denomine como romano no siempre se usó en la larga Historia romana, siendo mas frecuente en tiempos del Imperio.

De tal modo, podemos verlo en la Columna Trajana donde los legionarios saludan al emperador, y en muchas estatuas de emperadores, especialmente en las de Augusto, tan comunes por toda la geografía imperial, o en el retrato ecuestre de Marco Aurelio, por aludir a algunos ejemplos sobresalientes.

Prueba de la variedad en las formas de este signo tendríamos un relieve del siglo El d.C. en Efeso donde el saludo en los funerales de un militar se hace con la mano abierta hacia delante, pero hacia el suelo en un ángulo de cuarenta y cinco grados.

 



Es un signo de amistad, apertura, paz y cordialidad; supone férreas relaciones y fidelidad absoluta al mando y a los camaradas de acuerdo con la “devotio ibérica”. La diestra en alto, que significa “paz”, y con la palma abierta, que representa que “no hay nada que esconder”.




En el Reglamento de 1ª Linea de las Milicias falangistas, en su capítulo 6 se recoge que “el saludo se hará en la posición de firmes... levantarán el brazo derecho, hasta formar un ángulo de 45 grados a la vertical con la mano abierta y la palma vuelta hacia el frente.”




Se eligió asi frente a la violencia marxista y socialista del puño cerrado y de tono amenazador.

En el siglo XX el "saludo romano" reaparece en Europa al poco de terminar la Gran Guerra, cuando Gabriele D'Annunzio dirige al grupo armado de italianos en el asalto al Fiume, expresión del irredentismo italiano, y de los inicios del fascismo. 

El "saludo romano" comienza a reaparecer en estados como el Fascista (los Fascio di Combattimento italianos), Nacionalsocialista Alemán, Falangismo español, Rexismo belga, la Guardia de Hierro rumana, etc.

Este saludo tambien se utilizó en las primeras Olimpiadas moderna.

Inclusive en los EE.UU. EEUU, donde el clérigo Francis Bellamy popularizó un gesto similar en 1892 como acompañamiento al juramento de lealtad a la bandera. El brazo se extendía hacia el cielo con leve inclinación hacia delante, pasando a convertirse en el "saludo Belamy'.



Los Estados Unidos cambian en 1942 el juramento de lealtad a la bandera por el actual, consistente en llevarse la mano derecha al pecho a la altura del corazón, con clara connotación masónica. 

 

 

 


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En fin, en algunos casos puede decirse que el saludo brazo en alto pasó de ser un mero saludo afectuoso y de confianza a convertirse en un juramento, como es el caso también en la Argentina el ‘Juramento A La Bandera’ que se hace con el brazo extendido (‘saludo íbero’), aunque no todos lo sepan.


En síntesis: el saludo ‘Ibero’ o ‘Romano’ puede considerarse el que se realiza con el brazo flexionado mirando la palma a quien se saluda o con el brazo extendido
manteniéndolo recto, sin flexionarlo (asi, en vez de extenderse verticalmente, se hace inclinado unos 45º sobre la horizontal, y con la palma hacia abajo), todo depende la zona geográfica y la época histórica de que se trate; lo que realmente importa es que es un saludo que transmite la confianza, la integración y la paz que brinda quien saluda, a diferencia, como se dijo, el puño cerrado marxista que implica una significación de crispación, odio, violencia.


 

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