SCALABRINI ORTIZ Y GARCIA MELLID:
FISCALES DE LA ARGENTINA, TIERRA DE ‘CIPAYOS’
Gonzalo
V. Montoro Gil
Raúl Scalabrini Ortiz
.Sabemos que nuestra patria –y toda Hispanoamérica- ha sido fecunda en héroes y heroínas, en una palabra: patriotas. Ejemplo de lo mencionado están José de San Martín, Juan Manuel de Rosas, Bolívar, José Gervasio de Artigas, Manuel Oribe, el Alte. Guillermo Brown, Martín Miguel de Güemes, Jerónimo Costa, Hipólito Bouchard, Manuel Belgrano, Encarnación Ezcurra, Manuelita Rosas, Juan B. Thorne, Juana Azurduy, Cnel. Martiniano Chilavert, Cnel. Pedro J. Díaz, Felipe Arana, Gral. Lucio N. Mansilla, Manuel Moreno, y tantos otros que nos sirven de referencia.
Pero, también ha habido –y
lo siguen habiendo hoy día- los llamados ‘‘Cipayos’, sin los cuales nuestra
patria no estaría sojuzgada, colonizada cultural, económica y financieramente
como lo está.
Lamentablemente se ha
utilizado la palabra ‘Cipayo’ sin demasiado sustento gramatical, solo como
interjección, como alarido de barricada, sin fundamentar el contenido, la razón
del término, perdiendo fuerza, debilitando su significado y las consecuencias
funestas de las acciones de aquellos que lo fueron.
Aún aquella historiadores
socialistas o comunistas que utilizan el término ‘Cipayo’ para imputarlo como
un grito a sus oponentes no reparan que ellos son tan ‘Cipayos’ como aquellos a
quienes acusan de ello, puesto que el internacionalismo donde abrevan es
causa-fuente de las agresiones a nuestra patria, así como el otro
internacionalismo, el liberal.
El término ‘CIPAYO’, tal
como hemos comentado en otro trabajo, remite a
un soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia,
Portugal y Gran Bretaña. "Regimientos de Cipayos" (definiciones de
'Oxford Languages'). En el Imperio británico se conocía como ‘Cipayo’ a un
nativo de la India reclutado (en general) al servicio del poder europeo,
normalmente del Reino Unido pero el uso también se extendía a los ejércitos
coloniales de Francia y Portugal. De ahí se generalizó una segunda acepción
como nativo de una colonia simpatizante con los intereses metropolitanos, o
simplemente "secuaz a sueldo", como recoge la Real Academia Española.
El historiador Raúl
Scalabrini Ortiz (nacido el 14 de
febrero de 1898 en Corrientes y fallecido el 30 de mayo de 1959, en Buenos Aires) tenía el don, no solo de señalar a aquellos
que desde el exterior –personas, bancas, países, instituciones, etc- intentaban
hincar el diente en nuestras riquezas sino a señalar con lujo de detalle a
aquellos nativos (los citados ‘Cipayos’) que desde antes de nuestra
independencia hasta hoy día, servían y sirven como correo de transmisión, como
agentes, como portavoces públicos bien pagados (políticos, abogados,
financistas, periodistas, síndicos, periodistas, economistas, funcionarios de
alta y mediana jerarquía) de los intereses foráneos que como alimañas
intentaban y lograban paso a paso y en forma casi invisible arrasar con nuestra
soberanía política y económica.
Y lo hacía con cifras, con
resoluciones y leyes hacia tales fines, volviendo la invisibilidad visible para
todos a aquellos que quisieran.
Contemporáneamente – por la
década del ’50- también coincidía en el análisis de nuestra historia Atilio
García Mellid (Nacido en Buenos Aires, el 4 de agosto de 1901 y fallecido el 11
de enero de 1972), ambos salidos de F.O.R.J.A., plantearon un estudio
concienzudo no en los ataques a nuestra soberanía por parte de naciones
extranjeras (como Francia, Inglaterra y Brasil) harto conocidas por todos y estudiadas
por muchos historiadores reconocidos que hacen al lustre de nuestras letras,
sino en el estudio de los lacayos interiores de nuestro país: los ‘Cipayos’,
sin los cuales difícilmente las agresiones extranjeras hubieran llegado a buen
puerto.
Estos ‘Cipayos’, como
agentes de esas naciones fueron el puente, los empleados, los voceros quienes
instrumentaron cultural y materialmente a cambio de sobornos a los que estaban
acostumbrados a hacer los ingleses, franceses y brasileños, tanto en este lado
del Plata como en la Banda Oriental.
Ya suficientes autores han
investigado y probado la eterna intención de los anglo-franceses y brasileños
en usurpar nuestra soberanía, sea vía militar o comercial.
En este trabajo pretendemos
ahondar en el exacto estudio hecho por los dos autores del título con abundantes
pruebas, respecto a la intervención, absolutamente necesaria, de los traidores
vernáculos (‘Cipayos’) que sirvieron a los intereses foráneos. Sin los cuales,
éstos últimos difícilmente hubieran podido colonizarnos, navegar libremente
nuestros ríos, llenarnos de manufacturas que no nos eran necesarias a precios
exorbitantes a la par de llevarse nuestras materias primas por centavos: todo
con el manejo de la Banca y crédito. La extorsión, el soborno fueron instrumentos
continuos de estos imperios y que llevaron a un ‘deterioro en los términos del
intercambio comercial’. Volveremos sobre esto mas adelante.
Dice Scalabrini Ortiz “...la habilidad británica trata de
reconstruir la estructura colonial con que ha mantenido encadenada a la República
Argentina durante más de un siglo, merced a la técnica de utilizar como
personeros de sus intereses a ciudadanos argentinos secretamente comprometidos
a sus servicios."
El Liberalismo, fue la
puerta de acceso a esto para los Unitarios intermediarios necesarios en la
entrega de nuestras riquezas que incluía territorio, como ofreció la isla
Martín García el ‘prócer’ Mariano Moreno a los ingleses como agradecimiento por
la ayuda en nuestra independencia así hacer una colonia y puerto franco de
comercio , como lo dijo el propio Moreno,.
García Mellid dice que “Todos nuestros males tienen su origen en
esta extraña alianza del puerto sustraído a su destino natural, de la ciudad
que abdicó de su misión unificadora y de una “clase dirigente” que debiendo ser
aristocracia prefirió ser oligarquía. […] El localismo porteño fue siempre un
sucio juego de minorías aprovechadas; el pueblo de la propia Buenos Aires no
entró en ese juego v fue víctima de sus interesados mentores tanto o más que los
provincianos”.
Todo comenzó en el año 1806 y 1807 con las
invasiones inglesas y luego, más acentuadamente, en el año 1810, hasta nuestros
días, salvo en el período en que el soberano gobierno del Brig.Gral. Juan
Manuel de Rosas comandó los destinos gloriosos de la Confederación Argentina.
El escritor e historiador
Antonio Calabrese nos refiere que, primeramente, el expansionismo imperial
intentó –sin éxito- la colonización física de nuestro territorio.
Ante el hecho visible que iba a ser imposible,
cambiaron de táctica y apelaron a la conquista cultural y económica como vector
de conquista, a través de los ‘Cipayos’ vernáculos que servían de puente para
el logro de sus fines. Inventando héroes que no lo fueron y vituperando,
denostando a aquellos que dieron hasta su vida por una patria soberana.
“La
Argentina de hoy, vivió en su territorio, en primer término, la ‘colonización
histórica’, protagonizada por España, que duró alrededor de trescientos años
hasta entrado el siglo XIX; y a partir de allí, sobre el final de aquel ciclo y
en las vísperas del alumbramiento de la independencia, en segundo término,
sufrió la ‘colonización cultural’, que aún perdura.
La
primera fue a sangre y fuego, por eso en el largo plazo, con el incremento de
la resistencia, pudo ser vencida.
La
segunda es más sutil. La clase dominante, lo que hoy llamaríamos la dirigencia
de aquel entonces, entendió que la forma más eficiente de mantener el poder
acompañando los cambios que imponían los nuevos tiempos, era crear un sistema
ajeno a nuestra realidad, pero afín a sus intereses mercantiles y políticos,
pensado„ ejecutado y mantenido por ella que era la única que lo entendía.[…]
Paralelamente,
en lo cultural se construyó una historia nacional a la medida, pues se pensó un
país contra natura en el que había que eliminar al gaucho, al indio, al
caudillo, al cabildo, a todo lo hispano y después hubo que controlar también a
la inmigración que se traía para remplazar al habitante colonial.
Esto
generaba una nueva forma de colonización. La colonización cultural. Este el
verdadero éxito de la clase dominante de aquella generación.
Para
lograrlo cambió los paradigmas, inventó nuevas consignas y creo héroes, que
sirvieron corno modelo de conducta, todos ellos afines a sus intereses.
[…]
El
poder hegemónico de entonces diseña un olimpo que cubre de seres mitológicos
que al servir corno modelos, fijarán ejemplos de conducta y servirán como
factor aglutinante de la nación. […]
El
mito es la representación de una idea que no se discute. Es una versión de la
verdad revelada. Es una fe impostada. No se entiende por la razón. Al mito solo
se lo agiganta, se lo aplaude o se lo repite nada. De allí para adelante, todo;
para atrás, nada”.
Es evidente que las luchas
entre naciones antes que militar es una lucha de inteligencias de la clase
dirigente. En la confrontación entre las dirigencias de las naciones surge la
victoria. Sabemos –en nuestro caso- lo que ha representado nuestra clase
dirigente en el concierto de las naciones y en el tema de defensa de nuestros
derechos, salvo en el período de gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Los ingleses han advertido
en un momento dado que el futuro de conquista se daba no militarmente (con la
consabida pérdida de vidas humanas propias, dinero, etc) sino a través del
comercio y el manejo del mismo en la interacción con otras naciones, sumado al
contrabando, tráfico de armas, prestamos usuarios a las naciones sudamericanas,
manejo del crédito interno, de las exportaciones, de las importaciones, de su
industria y comercio, de la aduana, del logro de la libertad de navegación por
los ríos interiores para llevar sus manufacturas excedentes por su revolución
industrial, sin pagar tributo aduanero, de la introducción de espías en estas
tierra con el subterfugio de ser ellos ‘naturalistas’, ‘viajeros’,
‘investigadores’, ‘médicos’ de personalidades políticas, etc..
Todo ello impulsaba a los
anglo-franceses a que el Virreinato se independizara de la madre patria,
España, fragmentándose en la mayor cantidad de estados posibles, como
finalmente sucedió en Centro-America y Sud-America.
Decía, y con criterio Raul
Scalabrini Ortiz, que como cirujano previó y vio las causas de nuestro
sometimiento y las funestas consecuencias económicas y financieras que
derivaron y derivan de tal sometimiento: “…existe,
al mismo tiempo, un lazo común entre el obrero argentino y el patrono
argentino. Es la necesidad de que la fábrica exista y subsista. Si la fábrica
argentina es destruida porque molesta con su competencia a la fábrica
extranjera, el patrono se queda sin su propiedad y el obrero argentino sin su
trabajo. Esa coincidencia es el lazo nacional que une al patrono y al obrero
por arriba de sus antagónicos puntos de vista sociales. La suma de todos los
lazos nacionales es el fundamento de la idea nacional que el Estado argentino
debe recoger e interpretar y a la que debe darle fuerza ejecutiva”.
En la vida de una nación la
misma puede sufrir ataques externos, sean militares pero también ataques
civiles a través de acciones diplomáticas o económicas.
Los ataques militares
externos por parte de naciones extranjeras han
tenido poco éxito en nuestras tierras. Recordemos las agresiones
inglesas y francesas que tanto en 1806, 1807, 1835, 1845 se han visto
rechazadas por nuestro país, salvo la de 1982 en Las Malvinas.
Nuestro sometimiento dio su
puntapié inicial alrededor de 1806 durante las invasiones inglesas a nuestro
territorio. Ya lo robado por el General británico Beresford en 1806, cuando era
el Gobernador de Buenos Aires durante exiguos 3 meses fue tiempo suficiente
para que el pirata inglés se alzara con la suma de pesos fuertes de aquel
entonces de $1.438.514 que a la fecha representan miles de millones de dólares,
más los intereses hasta el día de hoy. Esa suma nunca fue devuelta y, menos por supuesto, reclamada.
Recordemos que fue el masón (Logia
‘Southern Cross’) y ‘Cipayo’ –uno más- Saturnino Rodríguez Peña, comerciante
devenido en militar.
Al producirse la invasión
inglesa se relacionó rápidamente con los ocupantes, al igual que su hermano
Nicolás, dado que compartía en muchos casos la filiación masónica con sus
oficiales y debido a que "era muy
inglés en sus ideas", según confiesa otro ‘Cipayo’ anglófilo Carlos
Roberts, insospechado de patriotismo alguno, en su libro “Las Invasiones Inglesas
del Rïo de la Plata”.
Tengamos presente que
Roberts nacido en Buenos Aires en 1872, de familia inglesa, fue desde joven
funcionario del Ferrocarril Central Argentino, dato que seguramente no se le
escapó a Scalabrini Ortiz.
En fin, Rodríguez Peña, y otros
52 habitantes de Buenos Aires, anglófilos al extremo, tenían contacto habitual
con Beresford, a quien, don Saturnino llevaba obsequiosamente su pensión y
correspondencia.
Esos 52 desgraciados lacayos
de los invasores que juraron obediencia a Rey de Inglaterra son estudiados y analizados por Atilio García
Mellid en forma detallada en su obra principal al cual invitamos a leer.
Saturnino Rodríguez Peña
sugirió la entrega pacífica de Buenos Aires a cambio del reconocimiento de la
independencia. Fracasada la tentativa tendió un ‘puente de plata’ para que
Beresford huyera a Inglaterra con el dinero robado.
En efecto, Rodríguez Pena
rescató a los oficiales ingleses cuando se los llevaban detenidos a Catamarca,
invocando inexistentes órdenes de Liniers para que se los liberaran. De allí
éstos se dirigieron a Montevideo y luego a a Inglaterra. Por tal motivo, el
gobierno inglés le concedió a Saturnino una pensión vitalicia de 300 libras
anuales que se pagaba en Río de Janeiro a través del propio Lord Beresford.
Recordemos que también Nicolás, su hermano también masón, fue el
causante del fusilamiento de Santiago de Liniers.
En fin, nuestro gobierno
estaba plagado de ‘cipayos’. De la Junta de Mayo, de los 6 miembros, la mitad
eran agentes ingleses y estaban dentro de los 52 que mencionamos arriba. En
especial, Francisco Castelli que fue el que produjo el fusilamiento de Liniers.
Dice García Mellid que el ‘porteñismo’ no implicaba que quienes estuvieran
inmersos en él hubieran nacido necesariamente en Buenos Aires; es más, muchos
de ellos eran provincianos (Sarmiento era sanjuanino; Vélez Sarsfield,
cordobés, Urquiza, entrerriano; Paz era tucumano más todos los militares
Unitarios que venían de la Banda Oriental como Venancio Flores, Sandes,
Arredondo, Paunero, etc).
El ‘Porteñismo’ apunta a una mentalidad centrípeta, localista,
despojado de toda empatía con el resto del país y sus intereses nacionales,
subyugados por todo lo que fuera extranjero hasta tal punto que no tenían
prurito de entregar toda la riqueza del país por dinero para sus bolsillos y
hasta solamente por cuestiones ideológicas o de ‘principios’, no importa donde
estos haya nacido.
El ejemplo de Vélez
Sarsfield es toda una definición de ‘porteñismo’. El cordobés se quejaba, en un
discurso en la Legislatura de Buenos Aires en Octubre de 1853, de su Córdoba
natal “inunde de tejidos a las
provincias, incluso a Buenos Aires”.
Evidentemente esos resabios
de soberanía económica que venían de los años que gobernaba Juan Manuel de
Rosas era algo que molestaba al ‘porteñismo’
del cordobés. Aunque no le molestaba a Don Dalmacio que un hombre casado como
Sarmiento (44 años) tuviera de amante a su hija Aurelia de 19 años (también
casada), algo que un secreto a voces por toda la ciudad.
Los ‘Cipayos’ Unitarios lograban
el control de la riqueza al controlar las rentas del puerto y la aduana que
servían como llave de todo intercambio y comunicación del Virreinato del Rio de
la Plata, que se abría y cerraba a voluntad pudiendo destruir asi las
industrias del interior y entregar la riqueza que estas podían producir, por
unos centavos, con un mero mero decreto a tal fin. Poseer el control del puerto
y aduana era controlar la riqueza de una enorme región puesto que el puerto de
Buenos Aires era el único que servía para la recepción de las importaciones y
el envío de las exportaciones.
Todo este accionar y
pensamiento reduccionista, despótico, henchido de palabras huecas sin sustancia
es el que nos hizo perder Banda Oriental, Paraguay, Alto Perú.
Y así, Buenos Aires mandaba
y el resto del Virreinato obedecía. Y eso que este último era el que producía
pero el comercio lo manejaba solo el núcleo mercantil de Buenos Aires, -unas
pocas docenas de hombres-, ya desde los tiempos de Rivadavia.
Decía García Mellid: “Las más graves perturbaciones de nuestra
historia han sido ocasionadas por la soberbia y contumacia del “partido
porteño-’. Cada vez que se quiera encontrar el factor invisible de nuestras
desinteligencias y convulsiones, búsquesele en Buenos Aires. Aquí la metrópoli
no fue centro unificador sino elemento de discordia. No se constituyó al
servicio de la Nación; quiso que la Nación se le subordinara. Buenos Aires se
invistió a sí misma del derecho a mandar v exigió a las provincias que se lo
reconocieran.
“Pero
una tal dictadura, originada en viejos v arraigados intereses mercantiles,
necesitaba un instrumento doctrinario para encubrir sus secretas finalidades. Y
se lo dio el liberalismo. ¿Qué mejor arma podía ofrecérsele al unitarismo
porteño? Y, a su vez, ¿a qué mejor asiento podía aspirar el liberalismo?
“El
encuentro, la coincidencia y la cómplice aventura estaban ínsitas en la propia
naturaleza de ambas entidades. Pues el ‘porteñismo’, en tanto organización de
carácter mercantil, pertenecía a la línea del liberalismo económico, que es tal
vez lo único auténtico que tiene nuestro liberalismo.
“Y
el sistema liberal, en tanto ideologismo presuntuoso y puro doctrinarismo, se
identificaba de hecho con la urbe que se había proclamado depositaría de “las
luces” y paladín del “despotismo ilustrado".
En
esta zona de nuestra indagación es donde se ve con claridad más meridiana la
especial sustancia de nuestro liberalismo: unitario, ‘porteñista’ y aliado
incondicional de la oligarquía.
“Si
la doctrina unitaria fue propicia a los liberales como instrumento de oposición
a las espontáneas tendencias del pueblo, el ‘porteñismo’ lo fue como eje de
autoridad v centro de imposición de métodos adversos al interés conjunto de la
Nación. La concertación de porteños, unitarios y liberales configuró así un
fenómeno único de desconocimiento del pueblo y de destrucción de las bases
fundamentales de la nacionalidad. […].
“De
aquí la fatalidad intelectual que arrastra el unitarismo; está condenado a ser
pura teoría sin arraigo. Cáscara vacía en un mundo lleno de posibilidades,
vacua estructura ideológica frente a un auténtico ideal humano y territorial”
Haciendo un resumen de lo
expuesto por García Mellid podemos sintetizar que el Unitarismo primitivo
comenzó, ya, con la Primera Junta. Mariano Moreno, Francisco Ortiz de Ocampo,
Antonio González Balcarce, Juan José Castelli
y los hermanos Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña, produjeron estragos y matanzas
indiscriminadas, cortando cabezas, vertiendo arroyos de sangre, al decir de
Moreno y Castelli, el más conocido fue el héroe de la resistencia contra el
invasor inglés don Santiago de Liniers.
Como bien dijo Manuel
Belgrano en su autobiografía, “en los
porteños comerciantes no había más razón, ni justicia, ni más utilidad, ni más
necesidades que su interés mercantil” En una proclama a las milicias de Tucumán
en 1816 decía “no hemos conocido más que el despotismo bajo las Juntas,
Triunviratos y Directorios” que obviamente eran instituciones manejadas por
los ‘Cipayos’ porteños, hombres de las ‘luces’, títeres de sus amos ingleses y
franceses y de la Banca de estos imperios.
Clara visión de nuestro
prócer, así como también lo vio San
Martin que en su correspondencia a lo largo de su vida no dejaba de
observar el pensamiento y acción disolvente del centralismo portuario del
liberalismo. Y no dejaba de señalarlo en carta a Tomás Guido, su amigo, desde
París el 1º de Febrero de 1834 “.El foco
de todas las revoluciones ha sido Buenos Aires: allí se halla la crema de la
anarquía, de los hombres inquietos y viciosos, de los que viven de trastornos,
porque no teniendo nada que perder todo lo esperan ganar en el
desorden...".
Desorden, anarquía, eran
citados permanentemente por Belgrano y San Martin, cuestión que nuestros
Unitarios liberales han sabido callar en sus panegíricos y libros sobre
nuestros liberadores, edulcorando u omitiendo sus pensamientos políticos y
dejando solo en la superficie sus acciones militares.
Los ingleses, explotando la
ignorancia, el afán de poder y riqueza exclusiva, la usura del ‘porteñismo’
vieron la puerta de entrada al manejo de la riqueza del país a través de éstos
paradigma del ‘cipayismo’ que se
sometían gustos a las órdenes de los admirados ingleses y también franceses
encandilados por su cultura, refinamiento y…por su oro.
Así se les brindó armas
modernas para someter los levantamientos provinciales federales, así como
créditos que no eran necesarios y que eran –a su vez- impagables lo que
implicaba una sujeción eterna a dichas potencias, como ocurre hasta el dia de
hoy..
Luego de la Primera Junta
vino el Primer Triunvirato en el que descolló con sus persecuciones,
fusilamientos y degüellos sin solución de continuidad, Bernardino Rivadavia
fusilando decenas de personas –entre ellas Martín de Álzaga-.
El Segundo Triunvirato con
Paso, Rodríguez Peña, Álvarez Jonte con el ideólogo de tantas muertes, Bernardo
de Monteagudo, que ordenó como método político el terror a través de centenares
de fusilamientos indiscriminados para mantenerse en el poder. Un poder de los
liberales ilustrados, jacobinos, fieles émulos de Robespierre anegando el país
con sangre criolla.
Luego, siguió el nefasto
Director Supremo Juan Martín Pueyrredón, ordenando el destierro de Manuel
Dorrego el 15 de Noviembre de 1816, prefigurándose su anunciada muerte.
El Directorio no varió las
cosas y el Unitarismo más encendido y alejado de las realidades de su patria
siguió invariable en sus asesinatos para permanecer en un poder que se les
escurría de las manos puesto que el pueblo todo les daba la espalda con espanto
y miedo.
El Gobernador de Mendoza,
Tomas Godoy Cruz era otro de los ejecutores de tales matanzas haciendo cumplir
las órdenes de Rivadavia y demás porteños.
Estos ‘Cipayos’ no lo hacían
solo por ideologías sacadas de sus sueños de una patria europea en suelo
americano; no, había dinero de por medio y abundante que los ingleses y
franceses entregaban a dos manos para lograr sus fines imperiales.
Hubo un divorcio manifiesto
entre las supuestas clases dirigentes con las ideas y costumbres naturales de
nuestro territorio heredadas del sistema orgánico español.
La forma de sostener lo
insostenible por los liberales fue a través de la violencia y las leyes que
derivaron de ella.
Estos ‘proto-Unitarios’ del
puerto de Buenos Aires constituían toda la nación. No había más nación que
Buenos Aires y por supuesto, el manejo exclusivo de la renta que la aduana
producía.
Ello produjo la
pauperización de nuestro interior y la destrucción de sus industrias recién
nacidas haciendo de Buenos Aires el centro y único poder que, como un colador
fino, se quedaba con casi toda la riqueza producto de las rentas aduaneras y el
manejo de la banca, manteniendo dicho ‘status-quo’ a fuerza de acciones de
terror y de exterminio convocando para ello en su ayuda a los franceses, ingleses,
y brasileños puesto que no tenían mucho apoyo de los nativos para asesinar a
miles de compatriotas.
Estos ‘ilustrados’
comerciantes devenidos en caballeros tenían en mira el predominio político, la
explotación económica en beneficio de sus mandantes ingleses y franceses y por
ende, la esclavitud social, dando más preponderancia a principios abstractos, a
construcciones intelectuales de laboratorio que a la realidad de nuestro suelo,
agudizándose con sus acciones la discordia en nuestro país y muriendo el
espíritu público de unión. Mariano Moreno participaba activamente de esta causa
y cuando muere en alta mar, su cuerpo es arrojado al mar envuelto en la
bandera….inglesa.
Rivadavia pondría el sello
de su despotismo tiránico para apuntalar nuestra entrega. Su misión: apoderarse
del puerto, de la aduana y de las riquezas que ellas significaban con su rapaz
gobierno subordinando los intereses del
país a Gran Bretaña. Así desgravó totalmente las exportaciones de carne y al
mismo tiempo gravó dicho consumo en el interior del país. Aumentando la
disgregación territorial con acciones como gravar los productos que venían ….de
Montevideo!!.
Esto coincide con el establecimiento de un Estado basado en un modelo
económico agroexportador. Esta cuestión la había previsto Manuel Belgrano,
cuando en 1796 advertía que “los países civilizados se cuidan de exportar
materia privada sin antes transformarla localmente, porque de lo contrario
estarán creando desocupación en el país exportador y trabajo en el país
importador”, y recomendaba “no exportemos cuero, exportemos zapatos”.
Rivadavia era petulante,
mediocre, fatuo, vanidoso, ignorante en todo. Hablaba de todo sin saber nada de
nada. Vendió a los ingleses el suelo donde se encontraban las minas
conformándose una Sociedad –en la que él formaba parte, obviamente- para tales
fines. El cura Agüero era la ‘eminencia gris’ detrás de él, al igual que lo
hizo con Lavalle.
Rivadavia, liberal,
extraviado y Unitario perseguidor de San Martín al que intentó asesinar y que
no lo pudo hacer gracias a las advertencias de Estanislao López.
La falacia Unitaria
expresada por los ‘cipayos’ proclamando una ‘civilización’ que no lo era contra
una ‘barbarie’ inexistente fue la historia oficial; y sus esbirros, los
próceres. Una ‘novela de la historia’ que se enseñó durante décadas en nuestras
escuelas para los menores y se fogoneó para los mayores, a través de periódicos
y libros.
Los Unitarios –y bien lo
describía Scalabrini Ortiz- eran academias digitadas para sostener una historia
ficticia que sin los sofismas inculcados se caería prontamente a pedazos. Para
ello se necesitaban regalos de las embajadas extranjeras y conformación de
directorios de Sociedades supuestamente anónimas pero cuyos directivos y socios
mayoritarios eran ingleses o franceses.
Y se necesitaban los
grandilocuentes panegíricos autistas de los diarios comprados o dirigidos por
los mismos que son alabados. Edificándose, así, ídolos de bronce inventados.
Uno de ellos Sarmiento que nunca trabajó, nunca produjo nada ni fundó escuela
alguna como se nos ha hecho creer. Viviendo toda su vida de los sueldos del
estado como burócrata cuando verdadero patrón fueron los capitales extranjeros
que le ordenaban su conducta pública según sus intereses, muy ‘liberales’.
Pero claramente lo sentenció
San Martin en carta al Gral. chileno F.Pinto el 26 de Septiembre de 1846 “…el mejor gobierno no es el más liberal en
sus principios, sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen”.
Dice Raúl Iturria: “un proverbio ruso dice que ‘lo
que ha sido producido por la pluma no puede ser destruido ni por el hacha’ Y
así ocurrió en el Rio de La Plata, donde los Unitarios escribieron lo que se
les ocurrió y les vino en gana, sin importar para nada la verdad histórica.
Entre tales escritores destacan Sarmiento, Mitre, Rivera Indarte y sus famosas
‘Tablas de Sangre’, que tejen novelas deformando los hechos y así como el hacha
no puedo destruir lo creado por la pluma quien mucho escribe corre el riesgo de
ofrecer las pruebas de sus errores en sus propios escritos, máxime cuando son
alegato y no descripción histórica”.
Scalabrini Ortiz, al igual
que otros historiadores del Plata han probado hasta el más mínimo detalle de la
influencia –como mínimo- de Gran Bretaña en nuestra independencia de España.
Él hacía una proyección de
la penetración británica, ya antes de nuestra independencia, y el manejo de
nuestra política en caso de una hipotética guerra perdida contra los británicos.”… Esos cincuenta y dos vecinos firmantes
de la ignominia fueron con seguridad a enriquecer las huestes secretas de la
masonería, que absorbe a todos los que han cometido una falta para redimirlos
en el servicio incondicional de Gran Bretaña. Uno de ellos, el joven Rodríguez
Peña, fue el que facilitó la fuga del general Carl Beresford, desleal a su
palabra de honor. Desde entonces la oligarquía, es decir, los servidores
secretos de Inglaterra, prosiguen actuando tan eficiente como secretamente.
Todo lo que ha ocurrido en contra del país ha munido por su mediación. El Banco
Nacional es el que, en 1828, permite doblegar la resistencia de borrego y
acordar la segregación de la Banda Oriental. "Nuestro ejército es el Banco
Nacional", dice acertadamente Ponsonby, agente británico encargado de esa
operación. El directorio del Banco Nacional está integrado por hombres nacidos
aquí. Pero el directorio no es más que una pantalla a través de la cual opera
la voluntad de la mayoría de los accionistas”, que como imaginará el lector
eran ingleses.
Scalabrini Ortiz advierte
que el término ‘oligarquía’ no obedece a personas o sociedades que tengan mucha
riqueza sino a la dirección de sus intereses y su voluntad, sustituyendo el
interés general de su nación por el interés extranjero a través de
organizaciones financieras, económicas y masónicas.
Tengamos presente que sin
esa guerra de 1806-1807 el sometimiento podía conseguirse igual, endeudándose
el país ‘sine-die’ a través de
maniobras financieras que hicieran impagables esos créditos y que permitirían a
los acreedores el manejo de nuestra economía y política interna a través de sus
empleados locales (los ‘Cipayos’) necesarios para que el control sea invisible
para el gran público.
Y decimos ‘antes de nuestra independencia’ con las
invasiones inglesas de 1806-1807. Lo dicen los propios británicos en declaraciones
hechas sin tapujos que reprodujo el diario ‘La Prensa’ del 8 de Diciembre de
1957 hechas por el viceministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Conde
de Gosford: “Los latinoamericanos no han
olvidado que nosotros los británicos los liberamos de la dominación española.
Eso será una gran ayuda para nosotros, no solo internacionalmente sino también
industrialmente.”.
Más allá de discutirse lo
que en más o menos hayan ayudado en nuestra independencia de los españoles,
ello fue cobrado con creces y además, se robaron el oro que tenían los
españoles y que se llevaron a Inglaterra. Entiendo que nuestra nación pasó de
estar subordinada a España a ser una factoría inglesa a partir de nuestra ‘independencia’ (sic).
Y en el peor de los casos y
ante una visualización que pudieran hacer nuestro pueblo achacando a esos
nativos la causa de sus desgracias, se cambiarían a los empleados-esclavos
siguiendo el control sin sobresaltos.
Claro, “Unos ministros que actúan como aves de paso y ejercen sus funciones en
un paréntesis de los cargos permanentes que desempeñan en las empresas, de los
que salen para retorna una vez cumplida su función pública” son el
estereotipo del ‘cipayo’ nacional. Volveremos sobre el tema.
Así decía Scalabrini Ortíz: “Imaginemos un ejemplo y supongamos que la
República Argentina perdiera una guerra imaginaria. El enemigo nos impondría el
pago de una inmensa deuda compensatoria y punitoria. No hay otra manera de
pagar una deuda internacional que entregar al acreedor gratuitamente los productos
que se producen en nuestro suelo con el trabajo argentino. Esa es la única,
perdurable y efectiva riqueza de las naciones, porque el oro es tan escaso que
no alcanza más que para cubrir diferencias ocasionales. El vencedor consumiría
nuestros productos o los venderían en los mercados internacionales para
adquirir las mercaderías que creyese más convenientes. Lo que enviáramos al
exterior en pago de la deuda de guerra, sería la suma de lo que cada ciudadano
dejara de emplear o consumir. Comeríamos menos, vestiríamos más pobremente, no
tendríamos dinero para diversiones y nuestros hijos no recibirían una educación
adecuada porque deberían ayudar a producir lo que debíamos remitir al
extranjero. El descenso del nivel de vida afectada a todos. Más al que tiene
menos. Menos al que tiene más. Nos referimos a una guerra perdida para dar una
causa habitual de empobrecimiento nacional, pero el endeudamiento puede
conseguirse por medios incruentos de combinaciones financieras”.
Bueno, lo que estaba en su
imaginación en forma potencial del historiador en cuanto a la perdida de una
guerra imaginaria, se vio vuelto a la realidad con la perdida de la contienda
en Malvinas. Por lo que imagine el lector las consecuencias políticas y
económicas que ello ha traído aparejada. Todo lo que advertido por el mismo se
ha vuelto visible en nuestra cotidianidad y el ahogramiento político-económico
ha sido y es feroz potenciado por el resultado de la guerra.
En tal sentido, pues, ante
tales derrotas, tales naciones como también el imperio del Brasil utilizaron personas
nativas como correas de trasmisión que por dinero o poder traicionaron a su
país sirviendo a sus patrones como esclavos o súbditos clavando una daga en la
soberanía de su patria, sea como diplomáticos, como juristas, como empresarios,
como economistas o políticos, abriendo las compuertas para el acceso de los
intrusos vía el manejo del crédito, de la banca, de la producción, de la
industria, el comercio y la tecnología.
No solo Rivadavia conspiraba. Dice Pacho
O’Donnell: “Salvador María del Carril
escribe con preocupación a Florencio Varela (ambos habían hecho de su odio al
Restaurador el “leit motif” de sus vidas) el 19 de diciembre de 1845: “Rosas va
a un objeto: la reconstrucción del virreinato del río de la Plata o la
inauguración de un imperio argentino”.
“He aquí una diferencia sustancial entre federales y unitarios: los
primeros tenderán a defender el territorio y habrá en don Juan Manuel una
imposible resignación a aceptar la pérdida de la Banda Oriental, por ello el
apoyo a su fiel Oribe, y del Paraguay, cuya independencia jamás reconoció. Los
unitarios, en cambio, urdirán incesantes operaciones que no le hacen asco a la
cesión de importantes territorios de nuestro país. “Los males del Plata
arrancan de la dislocación por manos foráneas del antiguo virreinato. Su unión
como la de los estados norteamericanos o su concentración en un solo imperio
como el Brasil, tal es el fin del Presidente Rosas”, editorializará con acierto
el “Courrier de L’Havre” a mediados de 1845”.
Es que todo el Unitarismo nunca podría
haber triunfado sino hubiera sido sostenido militar y económicamente por
Francia e Inglaterra asi como por el Brasil antes de Caseros, como bien lo
reconocían Lavalle, Florencio Varela, Valentin Alsina, el cura Agüero, los
hermanos Rodriguez Peña, Salvador María del Carril, Rivera Indarte, José
Marmol, en todas su cartas.
Que con la calumnia sin sostén fáctico
alguno más el dinero aportado en cantidades inimaginables pero perfectamente
documentadas y reconocido todo ello por los arriba nombrados produjo la
fantasía de los ‘Próceres del Liberalismo’ agiotistas mercantilistas con pies
de barro.
Todavía no había llegado al
poder Rosas y el Unitarismo ya era considerado ‘salvaje’ por las muertes de
miles de inocentes que provocaba y que ejecutiva en la manera más vil.
Comenta García Mellid una
descripción del escritor, historiador y jurisconsulto salteño Bernardo Frías “El término salvaje —escribe— había licitado a lucir antes que Rosas
ocupara el gobierno, y era aplicado a los Unitarios que, proclamándose
civilizados, cultos, amorosos de la levita y el sombrero de copa alta, tenían
por sistema asesinar, sea a bala en el patíbulo, sea con el veneno o el puñal,
a cuanto adversario se les levantaba fuerte, o se les hacían incómodos”
Cavila García Mellid: “La verdad es que el calificativo estaba
ampliamente justificado. Un inventario de los crímenes v depredaciones
cometidas por los unitarios, por somero que sea, abruma y espanta. El 5 de
agosto de 1823, por ejemplo, el general unitario Javier López derrotó al
gobernador de Tucumán, don Bernabé Aráoz, y se apoderó del gobierno. En el
mismo día hizo fusilar al general Martín Bustos, comandante Femando Gordillo,
coronel Pedro J. Araoz y otros jefes leales, otorgándoles un plazo brevísimo de
dos horas. El gobernador depuesto, general Aráoz, huyó a Salta y pidió asilo al
gobernador unitario general Juan Antonio Álvarez de Arenales. “El derecho de
asilo —escribe doña Juana Manuela Gorriti- ha sido respetado en los tiempos más atrasados y entre las naciones
más bárbaras. Arenales no lo reconoció. Entregó a su enemigo el huésped que se
había refugiado en su hogar.” “El
general Aráoz fue fusilado en Las Trancas (provincia de Tucumán), el 23 de mayo
de 1824, por orden del unitario general López, de quien dice Zinny: “Raro fue
el ciudadano de Tucumán que no hubiera sido vejado v oprimido... más de
cuarenta víctimas se inmolaron al deseo obstinado de sostenerse en el mando
contra la voluntad general”..
Gregorio Aráoz de Lamadrid,
el ‘Manco’ Paz, Lavalle, Ramón Deheza, Mariano Acha, Tomás Godoy Cruz, José
Videla Castillo, eran el brazo armado del Unitarismo cuyo centro civil operaba
desde Buenos Aires, antes del segundo mandato de Rosas, y luego desde el
exterior desde las llamadas ‘Comisiones
Argentinas’ ( en Montevideo y Santiago de Chile) verdaderas usinas que
impelían al terror sin pausa para la conquista del poder pasando por encima de
los deseos del pueblo haciendo tabla rasa con toda soberanía nacional,
provocando el enojo y asco del General San Martín.
Asi es, debemos tener presente, como
hacía notar García Mellid, que existían organizada y desembozadamente dos
grupos principales de Unitarios antes de Caseros y durante el Gobierno de
Rosas: La auto-llamada ‘Comisión
Argentina’ en Montevideo (Florencio Varela, Valentín Alsina, Agüero,
Portela, José Marmol, Rivera Indarte, Gutierrez, Salvador María del Carril,
etc) y la otra también llamada ‘Comsión
Argentina’ en Santiago de Chile (Sarmiento, Godoy Cruz, Juan Gregorio Las
Heras, Domingo de Oro, etc. etc). Todos con miembros del más furioso
liberalismo que pueda contener el Unitarismo; empleados del oro francés e
inglés más el brasileño en la ciudad de Montevideo.
Sigue diciendo el autor porteño que todo
esto está totalmente reconocido –sin ambages- por los propios actores que se
vanagloriaban de sus acciones y por los funcionarios franceses e ingleses que
documentaban todo y enviaban sus reportes a sus capitales. El autor cita
profusa documentación al respecto. Por supuesto que el principal ‘Cipayo’ lo
fue –por su doblez y por su peso específico en el resultado de la lucha- Justo
José de Urquiza, como veremos.
Dice García Mellid: “El gobierno unitario de Montevideo los
secundaba con todas las armas propias de que disponía y prestaba sus puertos y
bases para que desde allí actuaran las escuadras bloqueadoras de Francia e
Inglaterra. Para que ningún federal se atreviera a penetrar en su territorio,
introduciendo los método s terroristas “ propios de Rosas”, el gobierno dictaba
precisas normas civilizadoras: ‘- Serán irremisiblemente pasados por las armas,
todos los individuos del Ejército de Rosas que sean aprehendidos y pertenezcan
a la clase de Jefes u Oficiales-‘
“Y para que no hubiera duda sobre la impasible justicia de que eran capaces
los unitarios, el panegirista de Rivadavia, doctor Andrés Lamas, afirmaba: ‘-Nosotros
no necesitamos en ese caso, más juicio que probar la identidad del traidor y
probada, la severa impasibilidad que se necesita para hacer ejecutar la ley que
los condena a recibir la muerte p o r la espalda, como villanos. Dios tenga en
ellos misericordia si caen en nuestras m anos” […]
Pero no se crea que solo eran traidores
a su patria solamente por sus acciones intelectuales, periodísticas,
culturales. No; tras esas invectivas violentas también se encontraban –al mismo
tiempo- directivas sobre las acciones a realizar. De tal modo nos lo dice
García Mellid el cual nos hace ver las palabras de los miembros de la
autollamada ‘Comisión Argentina’ en Chile: “También los emigrados en Chile, entre
los cuales destacaba su recia figura de educador don Domingo Faustino
Sarmiento, daban testimonio público de las profundas convicciones que los
movían a combatir a Rosas, por odio a la violencia v a la sangre. La Comisión
Argentina de Santiago de Chile, en apoyo de las columnas subversivas que
actuaban en el interior del país, emitió saludables consejos para la más rápida
imposición de sus métodos civilizadores. ‘-Es menester emplear el terror para
triunfar en la guerra —decía—. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a
todos los enemigos. Debe manifestarse un brazo de fierro v no tenerse
consideración con nadie. Es preciso desplegar un rigor formidable. Todos los
medios de obrar son buenos v deben emplearse sin vacilación-‘. El documento,
fechado en 1844, llevaba las firmas de los pacíficos v civilizados ciudadanos,
general Juan Gregorio de I.as Heras, y señores Domingo de Oro, Domingo Faustino
Sarmiento y J. Luis Calle”.
Puede verse, y leerse, de la
boca de estos ‘civilizados’ iluministas que sus acciones distaban lejos de su
pretendida ‘civilización’ y búsqueda de la paz.
En Corrientes, Paz y Lavalle
seguían en el mismo sendero y con iguales principios.
Lavalle, lo que tenía de
poca inteligencia lo tenía de cruel hasta el paroxismo, como se comprobó a lo
largo de los años.
Dice García Mellid sobre
éste: “Mientras tanto. Lavalle lanzaba al
pueblo de Corrientes una proclama que abundaba en enérgicas y brutales
promesas: '-Correntinos —les decía—la hora de la vengan ha sonado... vamos a
humillar el orgullo de esos cobardes asesinos... Se engañarán los barbaros si
en su desesperación imploran nuestra clemencia. Es preciso degollados a
todos... Purguemos a la sociedad de estos monstruos. ¡!Muerte, muerte sin
piedad!!•. Poco después. Lavalle le explicaba a su mujer: ‘-La proclama que di
a los correntinos... la escribió Frías. Yo estaba muy ocupado y le dije que
escribiese una proclama de sangre y que dijese expresamente que habíamos de
degollar todo el ejército enemigo-‘”
Ellos, los Unitarios, eran
los ‘bárbaros’, los que acicateaban a sus generales a cometer asesinatos
indiscriminados con los prisioneros, mujeres, niños. Tierra arrasada de muerte
y espanto como nunca se había visto.
Lavalle, Felix Frias,
Sarmiento, Lamadrid, Marcos Avellaneda, Acha, Paz, Mitre con sus esbirros
Orientales que eran los que se manchaban de sangre las manos (en general los de
nuestro territorio eran reacios en su mayoría a practicar las carnicerías con
sus compatriotas por eso se buscaban a los Orientales ‘colorados’ para las
tareas sucias) y tantos otros tenían el sueño absolutista de someter al país un
despotismo sangriento hasta que vieran los beneficios de ser un ‘liberal’ y
acogerse a los designios ordenados por los imperios de ultramar.
Organizaban en los
territorios que conquistaban –aunque fuera por pocos días- un régimen de saqueo
y terror como nunca se había visto en nuestras tierras. Fusilando, degollando,
sin pausa y a quienes se resistían a cumplir las ordenes, también se los pasaba
por armas junto a toda su familia.
En fin, esos ‘Cipayos’ fieles siervos de
sus amos, apostaron a una desintegración de nuestro territorio para el logro de
sus fines como sustentó desde Chile Domingo F. Sarmiento, que junto a Bartolomé
Mitre fueron los principales propulsores de una ‘Republica del Rio de la
Plata’, escindida de su patria y coronando el centralismo porteño como amo y
señor de estas tierras.
Lo que no se conseguiría por seducción o
soborno, se conseguiría bajo el salvajismo desenfrenado de las armas Unitarias,
con los esbirros Orientales como los ‘cipayos’ Orientales ‘colorados’:Venancio
Flores, Wenceslao Paunero, José Miguel Arredondo, Ignacio Rivas, Ambrosio Sandes,
Ignacio Rivas, etc. y los ‘iluminados’
afrancesados como Herrera y Obes, Andrés
Lamas, dirigiendo los hilos desde las sombras, comandados todos por Mitre.
El sistema de exterminio a lo largo y a
lo ancho del país por las tropas Unitarias no implicaban previo juicio justo –o
injusto, si se quiere- sino lisa y llana ejecución en el momento sea por
fusilamiento –si tenían suerte- o por degüello múltiple de muchos prisioneros,
o muerte con tortura consistente en obligar a los prisioneros a cavar su propia
fosa, introducirlos y luego fusilarlos dentro.
Y el más brutal, si se puede decir, es
atarlos a la boca de cañones- como hacía el Coronel Estomba- y luego disparar
esparciendo los pedazos de carne por todo el espacio circundante, obligando
–muchas veces- a los propios compañeros prisioneros a recoger los pedazos. Otro
modo era luego del degüello, poner las cabezas en ‘picas’ durante varios días
–al sol- provocando el asco en la población por el olor nauseabundo que
provocaban.
Así el liberalismo, ‘los hombres de
principios’, los ‘civilizados’ iban conquistando el territorio y logrando la
paz…de los cementerios, como dice García Mellid, cometiéndose todo tipo de
atrocidades, incendios, degüellos colectivos, .
Así durante la década del ’30 y ’40
fueron muertos, asesinados muchos próceres de la independencia, gobernadores, a
manos de Lamadrid, Paz, Acha, Estomba, Deheza, Flores, Lavalle, Godoy Cruz,
como brazos ejecutores (pero detrás estaban los civiles que no se ensuciaban
las manos como Del Carril, Rivadavia, Sarmiento, Andrés Lamas, Herrera y Obes
azuzando a los militares, ‘espadas sin cabeza’, como se dijo de Lavalle) etc.
Esos asesinados como Manuel Dorrego, el
Gobernador Pablo Latorre, el Gobernador Alejandro Heredia, el Gobernador
Corvalán y sus ministros, Facundo Quiroga, Juan Agustín Maza, el Gobernador
José Benito Villafañe.
Los números de muertos por asesinato o
ejecución sin juicio en manos de los ‘civilizados Unitarios’ suman hasta 1830,
aproximadamente 1.300 personas (sin contar las que se producían en batallas).
Luego en la campaña de las sierras del noroeste, posterior a la derrota de Quiroga
por Paz, en 1829, los asesinatos se calculaban en 2.500 almas.
Muchos se preguntan ¿cómo hicieron los
Unitarios para vencer, si el pueblo era todo Federal y odiaba y temía a las
huestes porteñas? Es que el armamento de los Unitarios y las vituallas, mas la
preparación era superior había cuenta del dinero que poseían para adquirir
modernos equipamientos, a diferencia de las tropas federales. El dinero que
manejaban los porteños por la aduana y las ingentes sumas entregadas por los
franceses e ingleses para la consecución de sus fines, era lo que inclinaba la
balanza.
Todavía Rosas no había llegado al poder.
El historiador Oriental Silvestre Pérez sentenció: “El terror como método político, fue impuesto en el Río de la Plata por
los Unitarios, desde el principio del estallido de Mayo”
De tal modo todo comienza con Rivadavia,
se anegó la nación en sangre por los Unitarios ‘civilizados’ que representaban
al liberalismo, al ‘porteñísimo’ portuario centralizado y sostenido por la
banca inglesa y francesa, como bien prueba Scalabrini Ortiz- .
Se acrecienta paulatinamente… hasta que
llega la traición menos esperada: la de Urquiza. Entonces se produce el
desenfreno y orgía de sangre luego de Caseros.
Murieron en ejecuciones, sin juicio alguno, más
personas en 4 días luego de Caseros que en los 25 años de Gobierno del General
Rosas. El odio, el resentimiento de los verdaderos ‘cipayos’ de nuestra nación
solo podían conservar su poder aniquilando ‘físicamente’
a todos en un festival de sangre donde se oían por todo Palermo los alaridos de
los torturados por los vencedores.
Dice García Mellid que el país, después
de Caseros, quedó aherrojado entre los duros barrotes de las teorías y las
fórmulas, de las libertades teóricas v del más efectivo despotismo. La tiranía no
cayó sino que se implantó a partir de Caseros.
Luego de la batalla de Caseros, solo en
Buenos Aires, en el casco urbano los cadáveres se amontonaban en las calles en número
que –se calcula- llegaron a 608, sin contar en los ejecutados, ahorcados, degollados
en los alrededores. La batalla ya había terminado. Eran todos prisioneros.
Entre ellos el héroe de la independencia el Coronel Martiniano Chilavert y
Jerónimo Costa.
Los supuestos ‘educadores’ Unitarios,
los hombres de ‘las luces’, con su terrorismo jacobino y pletóricos de odio
contenido, ya en el poder pasaron por armas a centenares de prisioneros,
soldados o no.
Los cobardes que firmaban las órdenes
eran –entre otros- el Doctor Valentín Alsina, Pastor Obligado, Bartolomé Mitre.
Comenzaron a asesinar a distintos
gobernadores provinciales como el Brig.Gral. Nazario Benavidez, que estaba
encarcelado y su cabeza se la arrojó por los balcones mientras su cadáver era
arrastrado por las calles.
El Unitario Gral. Conesa era uno de los
ejecutores de las órdenes dadas para tales fines. Junto a los Orientales
militares ‘colorados’ que mencionamos arriba.
También corrió igual suerte el
Gobernador de San Juan José Antonio Virasoro que una partida de los Unitarios
que participaba del festín de las purgas por todo el interior, lo ve con un
niño en brazos en su domicilio y ahí nomás lo asesinaron a lanzazos.
Posteriormente y con los años corrieron
igual suerte el General Peñaloza.
De todos estos múltiples asesinatos a
sangre fría, con los métodos mas inimaginables que pueda saberse, estaban en
primera fila (como verdugos con sus ejércitos perfectamente equipados, con
modernas armas producto de la riqueza que poseía Buenos Aires, además de los
militares argentinos Unitarios como Conesa) los sanguinarios e impiadosos Orientales
mencionados como Venancio Flores (que fue durante años el ladero de
Bartolomé Mitre y el verdugo que cumplía sus órdenes de exterminio de tantos
inocentes), Wenceslao Paunero, José Miguel Arredondo, Ignacio Rivas, Ambrosio
Sandes, Ignacio Rivas, que producían espanto, angustia y miedo atroz a su paso
por los pueblos del interior.
Sarmiento ordenaba sin límites que se
los mate a todos. Este supuesto ‘educador’ decía de nuestros hombres del
interior que eran ‘animales bípedos de
tan perversa condición que no se qué se obtenga con tratarlos mejor’. (Como
se lo decía a Mitre y que consta en ‘Sarmiento-Mitre,
correspondencia’. Museo Mitre. Buenos Aires, 1911)
Sarmiento, “el intolerante, el inquisidor, el Robespierre, el Torquemada político,
el civilizador a cañonazos o bayonetazos”, descripto con exactitud por una
sabio francés, Alejo Peyret, que viviendo en Entre Rios presenció los
escarmientos reparadores de Sarmiento.
Cumpliendo tales órdenes se mataba sin
asco a decenas de oficiales que estaban detenidos, encarcelados y se los
fusilaba en un ‘raid’ sin solución de continuidad, como informaba el Coronel
Unitario Tristán Dávila.
Ante todo esto, el pueblo del interior
estaba inerme y sin posibilidad material y armamentística de reacción. El
armamento de los Unitarios en el gobierno con la disponibilidad de toda la
riqueza porteña, era moderna y eficaz frente a la sola voluntad de los soldados
federales del interior que no poseían un armamento capaz de hacer frente a las
armas Unitarias.
García Mellid cita al
riojano Felipe Varela y su juicioso análisis de la realidad del país en 1866
con Mitre a la cabeza, en un manifiesto a la Republica que era una síntesis
perfecta de lo que sucedía con los Unitarios en el poder: “Desde que aquél usurpó el gobierno de la Nación, el monopolio de los
tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser
patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta el pan
que reservara para sus hijos. Ser ‘porteño’, es ser ciudadano exclusivista; y
ser provinciano, es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es
la política del gobierno de Mitre. Tal es el odio que aquellos fratricidas
tienen a las provincias, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados,
saqueados y guillotinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio:
Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos
de Mitre".
La descripción del panorama
que se vivía en el país era exacta. Ponía en el tapete la política de destrucción
política, económica y física del interior hasta ahogarlos en una pobreza y
miseria por parte de los señores de levita y moño supuestamente ‘civilizados’
que escondían una horrorosa y sangrienta
carnicería para domesticar al a los pueblos del interior empobrecidos por la
política absolutista de los Unitarios.
José Hernández escribió al respecto como
un ruego al cielo implorando que acabe la barbarie asesina de los ‘ilustrados’
hombres Unitarios: “Los salvajes
unitarios están de fiesta. Celebran en estos momentos la muerte de uno de los
caudillos más prestigiado, más generoso y saliente que ha tenido la República
Argentina [se refiere al ‘Chacho’ Peñaloza]. El partido Federal tiene un
nuevo mártir. El partido Unitario tiene un crimen más que escribir en la
página de sus horrendos crímenes... El partido que invoca la ilustración, la
decencia, el progreso, acaba con sus enemigos cosiéndolos a puñaladas. El
partido unitario es lógico con sus antecedentes de sangre. Mata por su índole perversa,
mata porque una sed de sangre lo mortifica, lo sofoca, lo embrutece... Maldito,
mil veces maldita sea el partido envenenado con crímenes, que hace de la
República Argentina el teatro de sus sangrientos horrores".
García Mellid reflexiona sobre el íntimo
y desgarrador dolor de Hernández de ver la patria asesinada dia tras día: “Esta es la voz inmortal del autor de
Martín Fierro; voz de la patria conmovida y del pueblo horrorizado frente a la
canalla cobarde y asesina que glorifica sus crímenes en nombre de la civilización
y entierra a sus víctimas bajo el denuesto de barbarie. ¿Hasta cuándo, Señor, tendremos
que sufrir el escarnecimiento de la verdad, la abominación de la justicia y la
confusión de las palabras?”. […]
Lamentablemente para nuestra patria, le
respondemos al autor que estamos siguiendo que todavía hoy dia seguimos siendo
asesinados en nuestra realidad histórica sojuzgados por los descendientes de
aquellos que cometieron tan viles actos, con una historia inventada hasta en
sus más mínimos detalles.
Sigue diciendo García Mellid: “Los métodos enérgicos del general Mitre
impusieron el régimen de ‘paz liberal’, que consiste en el sometimiento
incondicional de los pueblos. Ovidio Lagos escribía en el diario La Capital, de
Rosario el 4 de julio de 1869: ‘’-Sin necesidad de nombrar una víctima más,
bien podemos asegurar que durante la administración constitucional de D.
Bartolomé Mitre se han sacrificado más vidas que en toda la época de Rosas y
aun antes de ella’-“:
Es mas, Guillermo Rawson, Unitario que
luchó para derrocar a Rosas fue, amigo de Mitre y luego, siendo su Ministro del
Interior, fue el que comenzó a hacer uso de las intervenciones federales a las
provincias que tantos asesinatos de hombres, mujeres y niños, produjo. Luego de
caído Rosas en el Senado de la Nación,
el 8 de Julio de 1875 debió reconocer ante la evidencia incontrastable de los
hechos que “Rosas era un gobierno de
origen legal y, aunque no había constitución escrita, había una serie de leyes
orgánicas que constituían un gobierno, tal vez, más perfecto que el de muchas
Repúblicas Sud Americanas, a pesar de que la mayor parte de ellas tenían
constituciones escritas.".
Detrás, los intereses franceses e
ingleses preparaban sus cubiertos para iniciar lo tan ansiado por ellos:
destrozar en cuantas partes se pudiera la soberana Confederación Argentina y
reducirla a guiñapos.
Los Unitarios –ahora sí, sin freno
alguno- disparaban una ola irrefrenable de sangre y terror. Sin piedad y sin
detenerse durante las próximas décadas, adulterando la historia, acomodándola a
sus intereses, inventando como ‘próceres’ a lo más rancio de los entreguista de
nuestras riquezas y territorios. El ‘Cipayismo’ en todo su esplendor.
Dice García Mellid con certeza y según
hemos descripto arriba las matanzas y ejecuciones sin juicio que hubo, que “El país, después de Caseros, quedó
aherrojado entre los duros barrotes de las teorías y las fórmulas, de las
libertades teóricas v del más efectivo despotismo. La tiranía no cayó sino que
se implantó a partir de Caseros […] El país no fue otra cosa que un ‘mostrador’
abierto al mejor postor del negociante extranjero”.
Claramente el Unitarismo intentó, a como
diera lugar, y rueden las cabezas que deban rodar, a lograr la ‘cuadratura del
círculo’.
La idea era eliminar todo vestigio hispánico
y tradicional aunque ello llevara años y aunque ello significara arrasar con
poblaciones enteras. Como bien dice García Mellid el Unitarismo se proponía
adaptar nuestras necesidades, nuestra idiosincrasia, a un sistema de gobierno
ideal, importado, ajeno a todo tipo de esencia y adoptar no solo criterios
anglosajones de gobierno sino despoblar nuestro país y llenarlo de puros
ingleses o franceses.
“Se
dieron a la tarea de plasmar sobre el país real una caricatura de burdos
remedos extranjeros. El liberalismo fue su instrumento más valioso para quebrar
una unidad de destino que se había forjado en la lucha contra sus campañas
disgregadoras. El sistema liberal desarticula las estructuras espirituales de
una Nación, rompe la continuidad moral de las generaciones y destruye la
vocación de eternidad que anima y sostiene la vida de los pueblos; la
oligarquía sabía muy bien por qué se pronunciaba por la doctrina del
liberalismo.
“En función de su ideario liberal la oligarquía agitó las grandes
abstracciones: teorías, principios, ideas... a cuyos vagos enunciados debían
subordinarse los problemas concretos del país.
“Para nuestra oligarquía liberal, no ya el país, sino los propios seres
humanos que lo pueblan, carecen de realidad y objeto; la deportación en masa y
aun el aniquilamiento de grandes porciones de su conjunto, se justifican en la
medida en que este hombre nativo, este paria de las pampas, este producto
natural de la tierra, no se adapta a las modalidades de la doctrina importada.
Alberdi fue el pensador y constructor del presupuesto intelectual de la
oligarquía; él le ofreció las bases y puntos de partida para una organización
constitucional que permitiera instalar un pueblo nuevo en el hueco dejado por
la antigua comunidad nacional.
“En su obra alusiva, sostiene: "-Si hemos de componer nuestra
población para nuestro sistema de gobierno, si ha de sernos más posible hacer
la población para el sistema proclamado, que el sistema para la población es
necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona-"
“Al diablo, pues con la sufrida población criolla, de origen español, que no
sirve para tan principistas y avanzadas instituciones; la democracia. el
progreso, la civilización ilustrada, el espíritu de Caseros, exigían esta
dolorosa amputación de cuanto nos es propio y entrañable. Que quede la base
territorial, pero que se eliminen los seres, para que la Nación Argentina pueda
constituirse como una entidad de vida ajena y prestada. Este, ni más ni menos
fue el generoso programa civilizador de que Alberdi dotó a la oligarquía.
“Pero si Alberdi le dio a la oligarquía posterior a Caseros su partida de
bautismo, correspondióle a Mitre darle la de confirmación”. Luego seguiría Sarmiento y otros hasta el presente.
Claro, para poder someternos era necesario
la humillación, y la destrucción de todo vestigio de soberanía. Todo se acentuó
con el rencor de los Unitarios llegados desde Montevideo y Santiago de Chile,
caído Rosas en Febrero de 1852.
Dice espantado un Unitario Oriental José
Luis Bustamante: “Degüellos v ejecuciones
inauditas manchaban inesperadamente los laureles del vencedor, sin que la
grandeza de aquel famoso triunfo calmase su cólera, ni templase su espíritu de
venganza. Desde los Santos Lugares hasta Palermo, o, alcázar pavoroso de la tiranía
caída, un reguero de sangre y víctimas se ofrecía a la contemplación de un
pueblo civilizado ... Ese espectáculo era nuevo hasta entonces, y Buenos Aires
no había visto jamás insultarse de ese modo su moral v su templanza, aún en
medio de las más detestables iniquidades ejercidas por sus verdugos vencidos..
. ”
Y sostenido todo ello –luego de Caseros-
con el manejo político, económico, financiero y de acallar las voces de
nuestros pueblos del interior mediante expediciones militares permanentes
realizándose matanzas, degüellos, a civiles, niños, mujeres por todo el
territorio mediante los sicarios ‘colorados’ Orientales sedientos de sangre y
manejados por los miembros de la llamada ‘Comisión Argentina’ de Montevideo,
primero, y Mitre y Sarmiento, entre otros, después (como bien lo atestiguan los
asesinatos de Dorrego, el Gral. Villafañe, el Gral. Latorre, Gral. Quiroga, el
Cnel. Chilavert, Santa Coloma, Jerónimo Costa, el ‘Chacho’ Peñaloza, etc por
los hombres de la ‘luces’, los ‘principistas civilizados’).
Mario Cesar Gras, en una síntesis exacta
sobre el comienzo de la falsificación de la historia, dice sobre estos ‘Cipayos’
de levita y galera, supuestos ‘civilizadores’
–así se autodefinían- pero realmente quinta-columnas de los intereses
británicos y franceses con toda su Banca detrás, prestos a desembarcar luego
del silencio que quedaría al terminarse las ejecuciones en masa: “Al influjo de la coacción oficial
—escribió —, el embuste se convirtió en axioma, la impostura en dogma. El odio
se hizo institución, adquirió valor jurídico, importancia legal. Abrir la boca,
no ya para defender al dictador, sino para explicar sus yerros, más que una
blasfemia, era un delito pasible de toda clase de persecuciones. Todos los
recursos morales y económicos del Estado, todos los resortes de la
administración pública, se pusieron al servicio de esa idea obsesionante, que
era más fuerte que el propio patriotismo ... Todos los medios fueron lícitos
para amontonar lodo, para articular imputaciones, para acumular improperios y,
en el paroxismo del rencor, se inventaron nuevas calumnias y nuevos sofismas
para hacerlos rodar al impulso del motor oficial. El vilipendio de Rosas se
convirtió así, más que en empresa política, en importante función gubernativa, en imperativa exigencia
estatal”.
De este modo y para evitar cualquier
tipo de documentación que contradijera esta historia novelada y fraudulenta,
los Unitarios firmemente en el poder rápidamente incineraron muchísima
documentación de Rosas en su propio patio.
Y más allá que –perspicazmente- Rosas
ser llevó documentación valiosa para su exilio previendo su destrucción miles
de documentos de su biblioteca y archivo fueron destruidos ahí mismo, no vaya a
haberse sabido las traiciones de estos ‘cipayos’ a su patria, y la decencia del
gobierno del Restaurador.
Luego vino la batalla de Pavón,
contubernio masónico si lo hubo, entre Mitre y Urquiza. Alli queda ajustada y
consolidada la política Unitaria de nuestros ‘Cipayos’ que tan exactamente
describió Scalabrini Ortiz, a lo largo de las décadas. Cambian los nombres pero
las centenarias Bancas inglesas, francesas, siguen comandando nuestra política,
nuestros puertos, nuestros ríos, nuestras industrias, el laicisimos
materialista anglosajón. La Masonería acrecienta sus ‘tenidas’ con los Hermanos
‘tres puntos’ ascendidos: Sarmiento, Mitre, Derqui, Agüero, del Carril, etc.
Con las décadas, las matanzas y
asesinatos se volvieron selectivos, junto con intervenciones federales cuando
los gobernantes puestos por Unitarios vencedores tuvieron algún rasgo de
autonomía para poder, así, asegurar la dependencia económica del interior
respecto a Buenos Aires, como sucede hasta hoy dia,
Estos dos últimos fueron los ‘Cipayos’
encargados de hacer tabla rasa con los deseos y necesidades de las poblaciones
del interior. El ‘porteñismo’ centralista y portuario, con armas modernas
adquiridas a los franceses e ingleses que gustosos se las entregaban para hacer
la tarea sucia, a lo largo de las décadas fueron desmontando las autonomías
provinciales enviando como autoridades al interior para lograr sus cometidos y
sus planes de conquista, fusilando a diestra y siniestra a héroes de nuestra
independencia como Jerónimo Costa, teniendo el privilegio tanto Mitre como
Sarmiento, a lo largo de su vida, de solo derramar sangre argentina.
Aun así, Mitre fue un general ‘invicto’:
siendo el único general en nuestra historia que nunca ganó una guerra o
batalla; cuestión que se cuidan bien en recordar nuestras luminarias liberales.
El propio Sarmiento lo certifica en
carta a Sarratea el 15 de Junio de 1869 al decirle que Mitre era un presuntuoso
e ignorante que “solo vergüenza ha traído
a la Republica por su ineptitud”.
Tampoco Sarmiento tenía todas consigo. El ex gobernador de la Provincia de
Buenos Aires, el liberal Carlos D’Amico decía que “La verdad es que la Provincia de Buenos Aires era una de las más
atrasadas de la República en su educación común. Sarmiento había sido siempre,
o casi siempre, el Director General; él dejaba caída la cortina que ocultaba
esas tinieblas, y nadie se atrevía a levantarla. Se veían los resultados
desastrosos, pero no se conocían las causas. ¡Todo eran sombras, polvo de
vanidades, mentiras aparatosas, verdades desconsoladoras. […] Era tan grave el desorden de la
administración de escuelas que el hecho siguiente basta | para patentizarlo:
figuraba en el presupuesto y se pagaba una escuela con todo su aparato de
profesores, empleados, educandos, útiles, etc., etc., que ni existía, ni había
existido jamás!".
Comentaba este último autor por el año
1890 efectuando un análisis de las décadas que van desde 1860 a 1890, con
palabras que fueron una anticipación de lo que aún estaba por venir siendo ya
la entrega de nuestro país harto evidente desde 1852:
"Dominada esta crisis otra vez serán deslumbrados por las riquezas
excepcionales de esta tierra privilegiada y volverán a las andadas, y cada
cinco años tendrán una crisis cuyos peligros irán creciendo en proporción
geométrica, hasta que llegue un día en que deban a los judíos de Londres y
Frankfort todo el valor de sus tierras; en que los usureros del otro lado del
mar sean dueños de todos sus ferrocarriles, de todos sus telégrafos, de todas
sus grandes empresas, de todas sus cédulas, y de las cincuenta mil leguas que
les hayan vendido a vil precio. Cuando no tengan más bienes que entregar en
pago empezarán por entregar las rentas de las aduanas. Seguirán con entregar la
administración de todas sus rentas; permitirán, para garantir esa
administración, h ocupación de su territorio, v concluirán por ver flotar sobre
sus ciudades, en sus vastas llanuras, sus caudalosos ríos, en su altísima
montaña, la bandera del imperio que protege la libertad de Inglaterra, pero que
ha esclavizado al mundo con la libra esterlina, cadena unís fuerte y más segura
que el grillo de acero más pesado que han usado jamás ningún tirano"
Pero no solo eran Sarmiento y Mitre los
puntales de la entrega de nuestra riqueza. También el nefasto Nicolás
Avellaneda que dijo en 1874 al jurar cumplir con nuestra ominosa servidumbre
económica que “ahorraría dinero sobre el
hambre y la sed de los argentinos”. Parecía más un funcionario y acreedor
inglés que un presidente recién electo de un país soberano como supuestamente
era la Argentina.
Fieles siervos todos de los intereses
franceses o ingleses. Intereses que no eran solo de conquista militar sino
económica y para ello la férrea intención de desmembrar las Provincias Unidas
del Rio de la Plata en cuantas partes pudieran (conformado nuevos Estados con
Paraguay, Corrientes, Misiones, Entre Ríos y la Banda Oriental, al este;
desmembrando el Alto Perú todo, al norte; desmembrando Cuyo para incorporarlo a
Chile; desmembrando la Patagonia para anexarla también a Chile.
Estos desmembramientos de las Provincias
Unidas facilitarían el dominio inglés y francés como medio idóneo para el logro
de sus metas.
Dice al respecto García Mellid: “Vencedor en todos los frentes el partido
unitario porteño v aplastadas hasta las últimas resistencias federales, pudo el
liberalismo aplicar su ambicionada política civilizadora. Su aspiración era
harto simple: quería una inteligencia directa, sin intermediarios y sin
controles, con los mercaderes ingleses que actuaban en el Río de la Plata el ministro argentino en Londres, doctor
Alberdi, lo había prevenido al general Urquiza·. ‘-Los acreedores v
comerciantes ingleses de Buenos Aires pueden hacemos y nos hacen mucho mal por
el influjo de la Casa de Baring, que es la que capitanea sus movimientos...”.
Ahí estaba el secreto de tantas iniquidades y traiciones. La Casa Baring
capitaneaba las tortuosas maniobras de la oligarquía portuaria. Cuando fueron
superados los obstáculos que se oponían a la ejecución desembozada de los
planes porteños, la oligarquía se aseguró un cómodo v largo predominio;
entonces la Casa de Baring apareció revestida de cándidos perfiles y ensalzada
como benefactora del país. Y esta política de malversación de la riqueza
argentina v de entrega ignominiosa de resortes vitales de nuestra soberanía (de
todo lo cual hablamos en el capítulo respectivo) fue la mayor de todas las
traiciones consumadas por nuestro liberalismo.”
Y junto a las enormes purgas
y fusilamientos, como documenta Scalabrini Ortiz al decir que el control de la moneda y su
emisión, el control de la aduana, del comercio exterior (exportaciones e
importaciones), el manejo a discreción de las vías de comunicación terrestre y
marítima, de la banca. Todo quedaría, como quedó luego de Caseros, en manos
inglesas. Ello corría paralelo a impedir de toda forma posible, el crecimiento
de la industria vernácula.
Luego de Mitre, Sarmiento,
Avellaneda, Julio A. Roca, su concuñado Juárez Celman, enhebran el collar de
entrega del Unitarismo, masón, jacobino, y ‘Cipayo’, como el mencionado Roca
(h) y su ignominioso y vergonzoso Pacto Roca-Runciman en 1933, por el cual se
prosternó frente al Rey de Inglaterra para rogarle nos comprara nuestra carne
puesto que para él Argentina era parte integrante del Imperio Británico, según
exclamó muy orondo.
El Reino Unido se
comprometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto y en cuanto su
precio fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Como contrapartida,
Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos británicos al mismo
tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales
nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de la República
Argentina con competencias para emitir billetes y regular las tasas de
interés bajo la conducción de un directorio con fuerte composición de
funcionarios del Imperio Británico. No obstante todas estas concesiones, se le
adjudicó además al Reino Unido el monopolio de transportes de Buenos Aires
(terrestre y ferroviaria)
Luego Juarez Celman acentuó más
aún la entrega de nuestras riquezas, con una voracidad de acopio de riqueza acelerada
aún más. La historia oficial se encargó de ocultar todo esto, falseando los
hechos, adulterando la historia, elevando a próceres a lo peor de nuestros
‘Cipayos’ entreguistas de todo lo que huela a soberanía política, económica,
social, financiera.
Siguieron en la entrega,
nuevos ‘Cipayos’, empleados del imperio ingles que seguía sujetando las riendas
de nuestro comercio e industria: Manuel Quintana, Figueroa Alcorta cuyas
presidencias continuaron con un centralismo mayor sometiendo a las provincias a
sus designios e interviniendo a aquellas que se les oponían liquidando
cualquier atisbo de Federalismo.
La idea era enriquecerse
ellos y sus familias obteniendo las sobras que el Imperio ingles les
obsequiaban por su sometimiento, mientras usufructuaban el poder. Desde el
punto de vista cultural, ellos parecían una imitación vulgar y triste de la
sociedad francesa a la cual admiraban copiando sus modismos, su forma de
hablar, una frivolidad decadente. Nada crearon. Nada les importaba de las
cuestiones nacionales. Les era totalmente ajena su patria.
Desde 1852 hasta el presente
su enriquecimiento mediante concesiones simuladas, influencias pagadas, era
moneda de todos los días. El país: un botín de guerra a la cual ellos se creían
con derecho a poseer..
Como bien estudió a
conciencia y desarrolló la entrega de nuestra soberanía al respecto Scalabrini
Ortiz, puso en evidencia toda la política ferroviaria inglesa de aniquilamiento
se comenzó a desarrollar ahogando el desarrollo del interior manipulando las
tarifas según su antojo dejando inerme a las industrias y cosechas del
interior; y para eso se necesitaba un andamiaje jurídico que le sirviera de
sostén, empezando por la Constitución Nacional que serviría los impertérritos
negocios extranjeros que nos fueron desangrando hasta el día de hoy. Ese
andamiaje lo brindaban los ‘Cipayos’.
Para ello se necesita la
ignorancia del pueblo argentino, que se lograba introduciendo pensamientos
colonizantes a través de la educación, la cultura y el periodismo, de la instrucción
pública que moldea fácilmente las mentes de los más chicos con ‘clichés’,
inventando un país que no ha existido y próceres de revistas (‘Billiken’ por
ejemplo,) lejanos al bien público.
Decía sobre el tema Raúl
Scalabrini Ortiz que de la Constitución de 1853 “emana el origen de la mayor parte de nuestros males, pues su
articulado no se opone a nada de cuanto se pueda decretar o legislar en
demérito del país […] El
internacionalismo de la Constitución de 1853 crea una nación para todo el
mundo, no para los argentinos”.
Todo quedó en manos del
poder extranjero sirviendo como intermediarios estos argentinos: los ‘Cipayos’,
que actuando subrepticiamente servían y sirven como correo de transmisión a la
política de conquista de los imperios de ultramar, armando una ‘literatura de
la historia’, deformando nuestra cultura y estructurando jurídicamente el bien
llamado ‘Estatuto del Coloniaje’.
Sigue diciendo
el historiador argentino que “estos
empleados nacidos aquí parecen ciudadanos argentinos con intereses argentinos
pero son agentes de los intereses extranjeros. Ellos van ocupando lentamente
los puestos claves de los comandos de la vida económica nacional, y su obra
lenta y paulatina comienza a desarticular la organización vital y a exterminar
poco a poco las actividades que contrarían los designios extranjeros. Pero la
guerra psicológica y la propaganda son también factores primordiales en el
incruento combate de predominio por los mercados y los precios, en que la
resistencia de los espíritus es doblegada, y aun paralizada, por la di-fusión
de frases insustanciales que alcanzan, con su repetición”.
Es sintomático
que estas fuerzas económicas internacionales ponen sus fichas en todas las
tendencias políticas tanto de las llamadas ‘derechas’ como ‘izquierdas’
Muchos han sido los ‘Cipayos’
que fueron los hacedores de lo que hoy es una factoría extranjera llamada
‘Argentina’, que ni es ‘República’ ni es ‘Representativa’ ni, menos, es
‘Federal’.
Debemos tener siempre
presente que el debilitamiento de la nación, a través del debilitamiento del
Federalismo, es centralizar la economía por el gobierno central y
redistribuirlo en el interior según conveniencias políticas y en pequeñas dosis
para tener sujetados a los gobiernos provinciales que se ven impelidos a obtener
solo migajas, dádivas del gobierno central. Y quien dice ‘Gobierno Central’
dice poderes financieros internacionales. Así ha sido desde el fin del
Virreinato del Río de la Plata y lo sigue siendo en la actualidad.
Salvo en el período
‘rosista’ la oligarquía porteña, políticos, empleados y funcionarios, eran
dóciles juguetes funcionales de la diplomacia
británica que los manejará
–dinero mediante- a su antojo.
Logró esta diplomacia la segregación
del Alto Perú, la Banda Oriental, el Paraguay a sangre y fuego. Ahora vienen
por la Patagonia. ¿Tendremos la ‘Republica de la Patagonia’ en algunas décadas
con el beneplácito inglés?
Los nombres de estos
capataces de la colonia todos los conocemos ya desde nuestra más antigua
historia: Bernardino Rivadavia, Juan Martín de Pueyrredón, Manuel J. García,
Florencio y Juan Cruz Varela, José Rivera Indarte, José Mármol, Julián Segundo
Agüero, Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Bartolomé Mitre, Salvador
María del Carril, Domingo F. Sarmiento, Julián Álvarez, Juan María Gutiérrez, Marcos Sastre, Vicente
Fidel López, Marco Avellaneda, Miguel Cané, Carlos Tejedor, Juan Thompson,
Félix Frías (furibundo francófilo y secretario del Oriental Fructuoso Rivera), Valentín
Alsina, Valentín Gómez, y los militares argentinos Gregorio Araoz de Lamadrid,
Juan Galo Lavalle, José María Paz y Mariano Acha, entre otros. Del lado, en la Banda
Oriental, Lucas Obes, José Ellauri, Juan A. Gelly, Jorge Pacheco, Manuel Herrera
y Obes, Melchor Pacheco y Obes, Santiago Vázquez, Andrés Lamas, Fructuoso
Rivera, etc. Todos acérrimos anglófilos o francófilos que corrían
desesperadamente para entregar sus tierras y honores a estos imperios.
Manuel J. García, como
‘Cipayo’ quizás uno de los más desembozados representantes ingleses en estas
tierras, cuando fue funcionario del Director Supremo Carlos M. de Alvear rogó a
Lord Strangford para que la “generosa
Nación Británica se dignara a admitirnos como colonia dispuesta a recibir sus
leyes con el mayor placer”, según carta que le enviara a Manuel de Sarratea
el 5 de Febrero de 1816. Solo vergüenza y asco nos produce leer semejante
entrega.
Bartolomé Mitre en 1861
expresaba que el progreso solo lo daba el capital inglés. Luego de la batalla
de Caseros y hasta el dia de hoy todo se cumplió a través de los distintos
gobiernos liberales
En fin, como dice García
Mellid “ El liberalismo ha sido
comediante insuperable en esto de aparentar una limpieza de propósitos que no
condecía con la suciedad de sus manejos financieros”.
Estos son los primeros
‘Cipayos’ en nuestra historia nacional. Todos estos hoy son considerados los
adalides de la patria y sus nombres adornan calles, plazas, monumentos,
municipios, y son los supuestos patriotas que nos enseñan en las escuelas desde
la más tierna infancia atiborrando nuestros cerebros con supuestos paradigmas
de la argentinidad cuando, por ejemplo, el más grande historiador nacional pasa
desapercibido, en forma adrede y con la política del silencio, en escuelas y
colegios: don Julio Irazusta.
Como decía Alfredo Tarruela: ““La pasión sectaria ciega de tal manera a
los falsificadores de la historia que una de las épocas más gloriosas del siglo
XX queda obscurecida por la voluntad de un partido y de una ideología que no es la que corresponde a nuestra tradición”
Esto lo vieron claramente
las mentes inglesas que acicatearon a esos ‘cipayos’ en su beneficio.
Es que no existían en
nuestro país, en nuestra América sino ‘mercachifles’
devenidos en alta sociedad que fueron fácil presa de la política fría y
despiadada de la banca inglesa o francesa., esquilmándose las incipientes
industrias del interior con medidas económicas que ahorcaban cualquier tipo de
intención de crecimiento y autoabastecimiento autónomo.
Si ello no bastaba siempre
habría un ejército de mercenarios o conchabados a la fuerza para aplastar
cualquier intento de soberanía.. Como decía el cura Agüero, ministro del
epítome del traidor a su nación, Rivadavia: “Haremos la unidad a palos”. Exabrupto lleno de sinceridad.
Es así fue como se hizo: por
un lado la sujeción mediante el terror, los degüellos, el exterminio físico a
lo largo y ancho de nuestro interior y por otro lado la penetración en las
conciencias mediante la repetición hasta el hartazgo de frases altisonantes que
ensalzaban a los supuestos ‘próceres’ liberales que en realidad eran
sanguinarios homicidas enamorados de sus
‘principios’ -al decir de García Mellid- de poblaciones enteras incluidos
ancianos y niños que no aceptaban sus ‘liberales’ órdenes y despreciando al ser
histórico concreto y representativo de los pueblos del interior con una
absorción de todas las riquezas del interior por el centralismo usurero y
centrípeto porteño .
El sistema de sujeción de
los ingleses siempre se movía indistintamente entre las promesas de riqueza y
–en caso de no prosperar- en amenazas veladas o directas.
Entonces desde Lord Ponsonby,
George Canning desde el exterior y con el tiempo a través de los ‘Cipayos’
nativos como los Bunge, José María Menéndez, María Behety, los Braun Menéndez, Raúl
Prebisch, Federico Pinedo, Carlos Sánchez Viamonte, Alfredo Hirsch, Manuel
Quintana, Roberto M. Ortiz, el ex Gobernador de Santa Cruz Pedro Luis Priani,
Alvaro Alsogaray, Krieger Vasena, José A. Martínez de Hoz, Domingo Cavallo, y
un largo ‘etc’; todos funcionarios de gobierno, abogados, financistas,
intermediarios, empleados de bancos o entes financieros británicos, que han
sido como iceberg nativos reconocibles en la superficie de quienes desde las
profundidades silenciosas, anónimas desde Gran Bretaña o los EEUU o a través de
la Banca Internacional europea, dirigen la explotación comercial e industrial
de nuestro país succionando todas sus riquezas.
Esa banca internacional ha
obrado desde siempre en nuestra patria: Kuhn, Loeb & Co. de New York, Bank
Max Warburg & Co. de Hamburgo y sus ramificaciones en los EE.UU, la Banca
Rothschild que ejerció influencia decisiva en la lucha emprendida contra Juan
Manuel de Rosas y que se extiende hasta la fecha, etc
En la Argentina, a través
del control del Banco Central, nudo principal instrumental y jurídico de
nuestro sometimiento con nuestros ‘Cipayos’ figurando a la cabeza, la alta
finanza británica logra el control de la moneda, del crédito, de las
importaciones y exportaciones, como una llave de compuerta que se abre y se
cierra a voluntad..
Decía Vicente Trípoli, con
justeza: “Producida la emancipación
americana, los pueblos de esta parte del continente se vieron abocados a
consolidar sus destinos dentro de sus propios ámbitos, y para ello contaron con
la "ayuda" extranjera. Esta ayuda vino de Londres principalmente por
ser ella quien más había colaborado para que esta América latina se liberara
del dominio de España, pues los dirigentes políticos ingleses de entonces
intuyeron con claridad que una vez rotos los lazos que nos unían con la Madre
Patria, los pueblos entrarían en conflicto, y caerían inanes en brazos de los
banqueros ingleses, con el objeto de salvar sus economías destruidas por las
guerras. Inglaterra abriría nuevos mercados a su naciente y ya poderosa
industria manufacturera y consolidaría su imperio económico en el mundo, bajo
cuyo regulado e inteligente yugo los argentinos viviríamos un siglo con
aparente libertad, democracia y constitución”.
Dice el autor citado que la
libertad política conseguida con nuestra independencia es consecuencia directa
de una decisión estratégica política de Gran Bretaña acuciada por sus
necesidades de expandir su economía a costa de la nuestra, para abrir mercados a su comercio exterior de manufacturas e
importar a bajo precio materias primas.
El diario ‘The Statist’,
británico, decía el 11 de Abril de 1939 que “…económicamente
la República Argentina es hoy, en gran parte, lo que nosotros hemos querido que
ella sea”. Debiera llamar la atención la impudicia de las declaraciones
británicas pero más aún el silencio de las autoridades nacionales y de nuestros
supuestos independientes periodistas.
La idea de los británicos ha
sido siempre que para evitar nuestro crecimiento debían diversificar las
actividades de sus colonias o seudo-colonias. En nuestro país fue que nosotros
nos dedicáramos solo a la actividad agropecuaria abortando cualquier intención
de industrializarnos.
La Banca inglesa o
norteamericana, la Banca Mundial, se queda con los ferrocarriles, los
teléfonos, la energía, las telecomunicaciones satelitales, el monopolio del
comercio exterior a través de sus ‘cipayos’ vernáculos en puestos claves del
gobierno ejecutivo, legislativo o judicial, ‘fogoneado’ todo a través de la prensa
adicta. El país se desindustrializa, deja de tener siderurgia, marina mercante,
etc y pasa a ser solamente abastecedor de materias primas y, encima, a precio
vil.
Somos –diría- Scalabrini
Ortiz un simulacro de nación, un formato externo, una imagen pero falto de vida
autónoma como un ser vivo. Nada de lo que aquí sucede es consecuencia de una
necesidad nacional sino causada por decisiones producidas en interés extraño al
nuestro.
“Todos los ambiciosos lugares sabían a pie juntillas que para hacer carrera,
para progresar más allá de cierta y muy limitada jerarquía, era condición
indispensable adscribirse a la masonería, es decir, prestar juramento de
acatamiento incondicional a las directivas de John Bull, a quien verdaderamente
pertenece el ojo inscrito en el triángulo que los masones veneran. El otro ojo
está ocupado en contar las monedas que recauda con ese invento maravilloso”
Esto se da a través de
gobiernos civiles o militares; estos últimos son manejados internamente por
‘consejeros civiles’ en puestos claves políticos, económicos o financieros,
como los que hemos sufrido con Martínez de Hoz, Cavallo, Alemann, Alvaro
Alsogaray, y tantos otros.
Uno de los modos es –cuando
los bienes pertenecen al Estado Argentino- endeudarlos, aumentando su déficits
para luego tener justificativo para transferirlos a las empresas extranjeras,
como sucedió en el Proceso de Reorganización Nacional, régimen cívico-miltar de
cúneo liberal y luego con el gobierno constitucional de Carlos Menem.
Posteriormente esos funcionarios pasan a ser empleados de dichas empresas, como
premio.
André Siegfried, fue un
periodista, economísta e historiador francés que publica un trabajo en
1934, ‘Amérique latine, Paris, A. Colin, 1934 con una larga y triste reflexión que cita
Scalabrini Ortiz:.
“"En el terreno de la alta finanza, salvo excepciones, los naturales
del país estaban excluidos. Son admitidos en algunos directorios y proporcionan
la masa mayor del personal subalterno, pero la dirección efectiva está fuera de
sus alcances, porque no son ellos los que aportaron el capital. Subrayemos que
los hombres distinguidos --o más precisamente los hombres influyentes— son
admitidos como consejeros políticos o jurídicos en las grandes empresas, actividad
que les acuerda una posición estratégica de intermediarios indispensables entre
el capital extranjero y las autoridades políticas nacionales. Tales consejeros
jurídicos darán posiblemente pocos consejos verdaderamente jurídicos, pero
actuarán decisivamente cuando se trate de defender el negocio que representan
contra alguna medida fiscal que pueda perjudicarlo. A medida que las viejas
fortunas tradicionales se desvanecen, es cada vez más indispensable para los
miembros de la antigua aristocracia encontrar empleos semejantes en las grandes
empresas extranjeras […] Junto con los capitales, llegan del
extranjero los cuadros directivos de las empresas, los animadores financieros,
el personal técnico. Es así que en su conjunto, los ferrocarriles son ingleses,
las minas inglesas o americanas, los servicios públicos —aguas, gas,
electricidad, tranvías— ingleses y de más en más, americanos. De aquí se deduce
y su repercusión sobrepasa en mucho el dominio de las finanzas que toda una
parte fundamental de la actividad económica es extranjera, por sus capitales,
su personal, su espíritu y sus intereses. La mayor parte de los extranjeros que
dirigen las empresas no se naturalizan, sobre todo si son ingleses o
americanos: permanecen en el país como una clase superior de colonizadores en
una factoría".
Esta descarnada descripción de una
realidad acuciante y actual no emana de un argentino –que mal no estuviera-
sino de un extranjero conocedor de cómo actúa la política de su propio país-
Francia- y de Gran Bretaña, EEUU, y los organismos internacionales financieros.
Es
lo que mencionamos como ‘correas de transmisión’ nativas actuando como
consejeros, asesores, síndicos, abogados, contadores puestos como
intermediarios, voceros de las empresas inglesas o norteamericanas en nuestro
país desde donde se irradia la ejecución de los planes, de las directivas
emanadas de nuestros mandantes de los países centrales, que envían algunos
directivos de sus países para monitorear el correcto cumplimiento de las
ordenes que ejecutarán esos ‘cipayos’ asalariados.
Como siempre decimos, en algún momento
estos ‘Cipayos’ pasan de funcionarios a empleados de dichas empresas y
viceversa.
Ante lo puesto en visibilidad por el
francés, el silencio obvio de nuestros funcionarios y políticos es clara señal
del acierto de aquel.
Alberdi, aparentemente de vuelta de su
liberalismo decimonónico, en las postrimerías de su vida exiliado en París, pareció
darse cuenta de todo el mal que el liberalismo –y él mismo con su prédica
durante años- había hecho desde antes de nuestra independencia. Le reconoció al
propio Juan Manuel de Rosas en persona que su administración había sido sana y
que jamás recurrió a préstamo alguno durante su mandato. Los usureros no
pudieron hacer pié: “Los liberales
argentinos son amantes platónicos de una deidad que no han visto, ni conocen.
Ser libre, para ellos no consiste en gobernarse a sí mismos, sino en gobernar a
los otros. La posesión del gobierno: he ahí toda su libertad. El monopolio del
gobierno: he ahí todo su liberalismo. . . El liberalismo, como hábito de respetar
el disentimiento de los otros ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe
en la cabeza de un liberal argentino. El disidente, es enemigo; la disidencia
de opinión, es guerra, hostilidad, que autoriza la represión y la muerte […] Al caudillo de las campañas sigue el caudillo
de las ciudades que se eterniza en el poder, que vive sin trabajar, del tesoro
del país, que fusila y persigue a sus opositores, que hace guerras de negocios,
pero todo en forma v en nombre de la ley que, en sus manos es la lanza
perfeccionada del salvaje... No es cl caudillo de chiripá, pero es el caudillo
de frac; es siempre un bárbaro, pero bárbaro civilizado. Su divisa es
civilización y barbarie, es decir, las dos cosas unidas, formando un solo todo:
una civilización bárbara, tina barbarie civilizada".
Si lo dice Alberdi que convivió y
participó décadas de dicho pensamiento, nos exonera de toda prueba. Y para
ello, los Unitarios además de los asesinatos en masa, disponían de academias,
diarios, ateneos liberales, congresos, centros
de estudio, etc
Como ya decía en 1957 con
clarividencia uno de nuestros ‘fiscales’ de nuestra historia Scalabrini Ortiz, esos gobiernos ‘Cipayos’
imprimían billetes, produciendo la desvalorización de nuestra moneda y la
inflación y ‘se apropiaban de las
reservas del Instituto de Previsión Social’ (como lo hacen actualmente con
los fondos de jubilaciones depositados). A ello se suma una altísima presión
tributaria hecha por el Poder Ejecutivo pasando por arriba del Poder
Legislativo que es el poder con autoridad para ello. Como puede verse la falta
de Constitución fue la excusa perfecta por los títeres locales del Imperio británico,
francés y portugués para voltear al gobierno soberano de la Confederación
Argentina, en 1852, y desarmar su andamiaje jurídico. No sería la última vez.
Al desvalorizarse la moneda,
se alza el costo de vida con el mantenimiento del salario, lo que traduce una
pauperización del pueblo argentino y facilita la exportación de los productos y
la baja del consumo interno, coadyuvado con la presión tributaria sobre los
productos de consumo interno y sobre las ganancias, se tritura toda posibilidad
de crecimiento industrial y económico en general.
El Estado Argentino ve como
disminuyen los precios de exportación y aumentan los de importación; es el
medio perfecto para llevarnos a la ruina, al descenso del nivel de vida de los
argentinos por el encarecimiento de los precios internos. El Plan Prebisch
funcionó a las mil maravillas. Hoy dia, con otros nombres, los planes
económicos de nuestros ‘cipayos’, son los mismos, devaluando nuestra moneda en
una espiral sin fin, lo que facilita que la alta finanza internacional pueda
adquirir nuestros productos por monedas.
El estado liberal, recibía préstamos
en pesos ya desvalorizados y asumía su devolución en dólares.
Así Argentina se volvía una
factoría inglesa ayer y estadounidense, hoy a la que solo le está permitido ser
proveedora de alimentos y materia prima (‘primitivismo
agropecuario’ en palabras de Scalabrini Ortiz), todo realizado por los
nativos que por una suculenta suma y beneficios intervienen en persona, como
funcionarios, para llevar el agua al molino británico.
El comienzo de nuestra
dependencia está dado con el sistema de pedir, pedir préstamos que no
necesitamos –puesto que podríamos desenvolver nuestra industria para evitar
hipotecarnos- para luego no poder devolverlos y comenzar la espiral de sumisión
que nos va estrangulando poco a poco y casi sin que se note.
Lo logran manejando nuestra
educación desde nuestra infancia (léanse los manuales de Historia Argentina en
nuestros colegios es una clase magistral de cómo se inculca nuestra
dependencia), nuestro periodismo, nuestros medios de comunicación masivos, la
burocracia, “los hombres y las ideas que
no sirvan a las conveniencias del dominar-dice el autor- serán silenciados sin llamar la atención. Se
crea un ámbito de ahogo- y de incertidumbre donde los juicios no tienen un solo
punto de apoyo, y en cuya desesperación se van perdiendo o esterilizando los
impulsos mejores de las generaciones sucesivas. El esfuerzo creador no
solamente no obtiene el premio lógico y razonable, sino que es duramente
castigado cuando no está dirigido a consolidar la hegemonía del dominador”.
Agudamente observa
Scalabrini Ortiz que en nuestra sociedad las distintas instituciones políticas,
militares, culturales tienen una naturaleza ‘piramidal’. Por lo que seduciendo,
coaccionando, sobornando, convenciendo
de cualquier manera a los que ostentan los cargos más altos, a los jefes, se
derraman sus decisiones hacia abajo abarcando a todos los componentes en forma
pacífica y natural.
Por lo que manejaron, dice
el autor, y estructuraron la economía y finanzas de nuestra patria desde los
albores mismos de nuestra independencia. “Nos
endeudaron, nos encadenaron a la rueda sin fin del interés compuesto,
segregaron el territorio para formar nuestras nacionalidades incapaces de ser
autónomas y regularon nuestro crecimiento de acuerdo a sus necesidades, na las
nuestras, sin perder jamás el contralor absoluto del cuerpo económico nacional.
Todas sus maniobras se encubrieron bajo una apariencia de liberalismo económico
y de un sagrado respeto al capital y a la propiedad. Pero aquí no existió nunca
un verdadero liberalismo ni un verdadero respeto al capital y a la propiedad
sino cuando ellos eran extranjeros” […] “Dice
el Dr. Cueto Rúa que ‘-Necesariamente hay que recurrir al crédito o a la
inversión extranjera para poder hacer lo que es indispensable, si queremos ver
la país recuperado para el año 1962-‘. En esta dialéctica capciosa –dice el
historiador- el capital extranjero aparece como una especie de ungüento
curalotodo que se ofrece gratuitamente para eliminar nuestros males”.
Téngase presente que esto
fue escrito por Scalabrini Ortiz en el año 1957, sin embargo parece que fue
escrito hoy a la mañana, lo que
significa que nada ha cambiado: ‘Nihil
Novum Sub Sole’ .-
Ese liberalismo diluyente
que forjó una ‘novela de la historia’ inventando héroes ficticios y ocultando
los verdaderos que dieron su vida por su patria, queda demostrado por el hecho
de que se veneran próceres imponiendo sus nombres a plazas, calles, monumentos
y que en cualquier otro país del mundo sería inconcebible. No de otro modo se
entiende que personales como José Garibaldi que impuso la bandera inglesa en la
Isla Martín García en 1845 y que hizo matanzas inenarrables por su salvajismo de
centenares de civiles en Gualeguaychú y otras localidades de nuestra
Mesopotamia, saqueando como viles piratas –que lo eran- tiene una estatua en
uno de los lugares mas emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué se
venera, qué honores se le brindan?. Los Unitarios ‘cipayos’ a contrapelo de su
propia patria lo saben bien….
De paso, sepamos que los
EEUU, en la ciudad de Boston, está la única estatua de un argentino al cual se
le brindan honores. Ninguna de San Martin, Belgrano, etc. Solo la de Domingo F.
Sarmiento. Los anglo saben bien a quienes agradecer…..
BOSTON-2016-Monumento en homenaje al ‘Cipayo’ Sarmiento
Así como se esconden
las públicas demostraciones a héroes reales de nuestra nación como Martiniano
Chilavert (héroe de Ituzaingó y de la batalla de Caseros), Juan B. Thorne,
Felipe Arana, etc. El primero, que no tiene ni siquiera una tumba propia y
descansan sus restos en una sombría tumba prestada en un 3er.subsuelo destruida
por el paso del tiempo en el Cementerio de la Recoleta donde ni siquiera una
chapa recuerda su nombre. Thorne descansa en una humilde tumba en el cementerio
inglés en la Chacarita, olvidado por todos y el más grande diplomático que
nuestra patria tuvo el honor de tener, ni una calle, ni un monumento, ni nada
existe a su nombre.
Restos de Martiniano Chilavert (2018)-arrojados, arrumbados sin chapa, placa o dato alguno que lo identifique, en el fondo oscuro, en el subsuelo de la bóveda de una familia amiga: Coronel Eliseo Argüello en el Cementerio de la Recoleta sobre la esquina de la calle Azcuénaga y Av. Pueyrredón-Sección 19, en el extremo nordeste del cementerio.
Todo lleva a una gigantesca
falsificación de nuestra historia por parte de los liberales de ayer y de hoy;
enseñando desde los primeros años de nuestra escuela primaria ocultando
documentos, desfigurando a los actores cuando les convenía, fabricando
supuestos adalides de nuestra patria cuando los hechos y los documentos
enrostran en la cara a cualquiera que quiera verlo la real catadura moral de
estos ‘cipayos’. El Unitarismo liberal va falsificando los hechos y la historia
toda según las conveniencias del momento.
Como bien dice Atilio García
Mellid contemporáneo de Scalabrini Ortiz con la misma visión y sagacidad para
desmenuzar el fraude armado en el relato de los hechos y personales de nuestra
historia por los Unitarios liberales:
“De acuerdo a la historia “oficial” el país se salvó gracias a las
minorías selectas y a los doctores liberales,[…] Ninguna falsedad más irritante
que la de esta historia fabricada para el uso externo de los manuales
escolares. La verdad pasa por la vereda de enfrente y es necesario que vayamos
a buscarla para que no se siga envenenando el alma de los niños y suscitando un
complejo de culpa en la mente de los pueblos […] “Los ideólogos amasan sus imponentes construcciones retóricas v quieren
aplicarlas, como un sinapismo, sobre la piel caliente de ¡os pueblos. Las
ideologías sistemáticas, como el liberalismo. Son chalecos de fuerza para lo
espontáneo v vital de las colectividades humanas. Por tratarse de
construcciones racionales, sometidas a la pura omnipotencia de la razón,
desdeñan el espíritu y las cosas espirituales v los valores abstractos. Lo
autóctono no tiene cabida en sus cuadros; se trata de un imponderable que no
puede destilarse en los alambiques ni corporizarse en los tubos de ensayo.
[…]Porque las minorías dirigentes metropolitanas, al no provenir de una
autentica aristocracia tradicional sino de un núcleo más o menos habilidoso de
mercaderes, no se consideraron depositarías de un conjunto de ideales
unificadores y más bien se adaptaron a las conveniencias comerciales del
tráfico internacional. Y puesto que su trato y negocios se contraían a los
ingleses protestantes, impulsores de las doctrinas liberales, consideraron
natural v provechoso adscribirse a sus tendenciosas inclinaciones, asumiendo al
propio tiempo un tinte de progresistas que satisfacía sus improvisadas
vanidades intelectuales”..
El propio Mitre reconoció
–muy a su pesar- que los centralistas porteños ‘se enajenaron la voluntad de la opinión, que conscientemente
contrariaban’.
Este reconocimiento de Mitre
significa que los Unitarios sabían que contrariaban los intereses de la nación,
del pueblo argentino todo, eran conscientes de su traición, de su obrar de mala
fé. Esta confesión no tuvo consecuencias sobre Mitre. En otro país alguien que
dijera eso sería condenado al pozo del desprecio por sus conciudadanos. Aquí eso
no sucedió. El lavado de cerebro durante tantas décadas le dio y les dá hoy dia
total impunidad.
El control de la educación,
de la prensa y de la banca hace esto posible.
De tal modo y ese criterio,
por ejemplo, el Dr. Julio Cesar Cueto Rúa hoy día sigue con la cantinela de
antaño repetida hasta al hartazgo al mencionar la necesidad de crédito no nos
dice que solo puede ser dado por la Banca internacional ya que nuestro país
carece de la posibilidad de otorgar créditos genuinos propios. Por lo que,
decir ‘crédito’ o ‘inversión extranjera’ es sinónimo. Nunca estos ‘Cipayos’
proponen la industrialización del país, con inversión productiva, todo se
soluciona con créditos que generan deudas y servicios de interés en una espiral
impagable que nos van ahorcando despacio pero sin pausa como una especie de
‘garrote vil’ financiero y económico que trae aparejado todo ello en un
sometimiento político cada vez más acendrado.
Está claro que sin el
control de la Banca, del crédito, de la moneda, de la Industria y del Comercio
exterior, del desarrollo nacional de la tecnología de punta, de las vías de
comunicación terrestre, aérea y marítima, de las comunicaciones tecnológicas,
sea a través del Estado o de particulares con capitales nacionales que
posibiliten la reinversión de lo producido en nuestro propio país, la soberanía
de la nación será solo una palabra sin sustento real.
Todos los políticos
conocidos, no importa de qué partido, no importa de qué ideología, nacen en las
asesorías de las grandes empresas que los preparan enviándolos al exterior a
hacer cursos de post-grado en economía y finanzas y vuelven al país prestos a
hacer cumplir las directivas de nuestros patrones extranjeros.
Estos ‘Cipayos’ de saco y
corbata, doctorales, muy elegantes, de buenos modales, socios de los mejores
clubes de campo por invitación de quienes los dirigen, de fácil labia son el
resultado buscado por quienes mueven los hilos en forma invisible apoderándose
de lo nuestro y sumiéndonos en una miseria creciente.
Y esto no lo dice un Federal,
sino que lo reconoce un Unitario empleado de Chile y hacedor de nuestra
disgregación territorial y cultural: Sarmiento (otro epítome del ‘Cipayismo’),
el cual decía muy orondo y suelto de cuerpo, en la seguridad que da la
impunidad: “El tipo unitario —decía—
marcha derecho, la cabeza alta, no da vuelta aunque sienta desplomarse un
edificio; habla con arrogancia; completa la frase con gesto desdeñoso v
ademanes concluyentes; tiene ideas fijas, invariables, y, a la víspera de una
batallase ocupará todavía de discutir en toda forma un reglamento o de establecer
una nueva formalidad legal, porque las fórmulas legales son el culto exterior
que rinde a sus ídolos.. . ”
Porque como reconoce después
en una carta al nefasto Manuel J. García el 16 de Enero de 1855, el éxito de
los Unitarios fue ‘…disolver la sociedad’
(sic) (a reconocimiento de parte sobran
las pruebas).
Sarmiento es el modelo
exacto del jacobinismo asesino, conjuntamente con Mitre.
En una síntesis perfecto del
primero dijo el diario ‘La Prensa’
(diario liberal que estaba en las antípodas de lo que podría tenerse como
Federal y patriota) y que nos lo trae García Mellid: “La Prensa, paladín esforzado del liberalismo el coraje repetir sus
juicios definitivamente entregados a la historia. Sarmiento no fue un educador,
ni un civilizador, ni un pacificador; lo que realmente fue lo dijo ‘La Prensa’
de Paz. La Prensa de 1880: ‘-Dondequiera que ha puesto la mano —escribía—, ha
dejado los rastros de su carácter procaz,
irascible, sanguinario... Él ha
ordenado a sus subalternos el degüello de sus prisioneros. Él ha mandado clavar
en picas las cabezas de los que combatían contra su autoridad y colocarlas en
el trayecto de las vías públicas. Él dictaba la sentencia de muerte de un
centenar de soldados amotinados en Loncogue. Él mandaba tomar a un jefe
sublevado en Mendoza y por toda instrucción sobre su captura decía al general
encargado de esa comisión que lo fusilara sobre un tambor". Lo dicho por
el mismo diario La Prensa: "No se explica uno que semejante fiera ande por
las calles libremente... "'.
“Tan
exacta pintura,-sigue reflexionado García Mellid sobre el déspota Sarmiento- referida como era su finalidad al tipo
unitario, excede el marco que le dio origen y aun la época a que pertenece.
Pues cabe perfectamente a todos nuestros doctrinarios, ideólogos y
teorizadores, que se manejan con distintos nombres pero corresponden a una
común modalidad: la presuntuosidad vacua y el desdeñoso autoritarismo. Así son
nuestros liberales, nuestros socialistas v esa caterva de “intelectuales"
de todo tipo que desprecian al país, odian al pueblo y repudian sus
tradiciones, porque nada de esto encaja en sus teorías importadas y en los
ídolos a los que rinden un culto formalista, insincero v puramente exterior”
El sistema que aplican estos
‘Cipayos’ como Sarmiento, Mitre, etc, es el siguiente: comienzan siendo
empleados muy bien pagos de los consorcios o empresas multinacionales. Luego,
son llevados a ser funcionarios del Estado para digitar, desde allí, los
intereses de las empresas en las cuales estaban antes. Cuando finalizan su
actividad pública, vuelven a ser ‘asesores’ o directores de las empresas o
conglomerados internacionales.
También, el proceso puede
ser inverso: comienzan como funcionarios públicos. Son ‘captados’ por estos holdings internacionales que operan
en el país con sueldos muy superiores al que percibían como funcionarios
públicos y con el hándicap de conocer –desde adentro- el funcionamiento y los
vericuetos existentes dentro del Estado para favorecer a sus nuevos patrones.
Ya allá y mas acá en el
tiempo, los Alsogaray, Cavallo, Rivadavia, Manuel J. García, Andres Lamas,
Krieger Vasena, José Martínez de Hoz, los Bunge, Bartolomé Mitre y varios
etcéteras más, son vívidos ejemplos de lo mencionado.
Uno de sus sistemas consiste
en alentar a que el Estado argentino pida préstamos a la banca inglesa, por
ejemplo, que se sabe imposible de devolver con la renta publica que se obtenga
acentuando la dependencia del capital extranjero que es presentado por estos funcionarios
‘funcionales’ como la panacea y que nos seguirá hundiendo en una espiral sin
fin de sometimiento económico y por ende, político, en la toma de decisiones
por parte de los gobiernos.
En sintonía con lo expresado
por Cueto Rúa, el contraalmirante Isaac Rojas, vicepresidente de facto en el
año 1957 pronuncia un discurso que da la pauta de lo que venimos diciendo:
“La
lucha por la libertad es universal y entrañablemente filantrópica”.
Dice Scalabrini Ortiz que el
marino (de una marina históricamente anglófila) “no pudo hacer una declaración más contraria a la ética de su profesión.
El hombre de armas no ha sido educado en la República Argentina para luchar por
la libertad universal (sic), sino por la libertad de su patria, por la libertad
de sus conciudadanos”.
Scalabrini Ortiz los definió
a estos súbditos sin patria con justeza y sus modos de proceder:
“Bajo la dominación extranjera, que es invisible porque actúa a través
de personeros lugareños, se coarta el libre desenvolvimiento de la personalidad
humana, se impide la diversificación de funciones de la vida moderna, y así se
desarrollan sociedades contrahechas y monstruosas, verdaderos íncubos frutos
del demonio, de la voluntad del
extranjero.
“Una
oligarquía de intermediarios corruptos —abogados, directores, síndicos,
corredores, o simples subordinados comerciales— sustituye en el ejercicio del
poder a los hombres con verdadera y altruista vocación de mando. La vanagloria
y la estulticia desplazan al temple y a la honradez del genuino dirigente. El
imperialismo toma a su servicio a las mejores inteligencias de un país, para
que aboguen y aleguen a favor en contra de la nación. Las relaciones del
individuo y la sociedad quedan, entonces, interceptadas por esas oscuras
fuerzas extra-nacionales, que obran dentro de la dinámica nacional, a través de
sus voceros nacionales.
“La
desmoralización cunde, y con ella la desconfianza en su propio esfuerzo. Una sociedad antinatural y antimoral es la
consecuencia inmediata de esa corrosiva intervención extranjera. El Estado
manejado por los servidores del capital extranjero, se revierte contra el
interés de sus subordinados, y se crea, así la orden antinatural, esencialmente
anticristiano, porque muy bien lo dijo León XIII, "el Estado se pone en
oposición con las reglas y las prescripciones de la naturaleza cuando: deja al
error y al vicio una libertad que permite desviar impunemente a las
inteligencias de la verdad y a las conciencias de la virtud" Inmortae
Dei)”.
Esos intermediarios
‘Cipayos’ son los que, por ejemplo, interpretaron según el dictado de sus amos,
el principio ‘América para los
Americanos’, haciéndonos creer que las naciones americanas –incluidos los
EE.UU- en caso de una agresión extra continental iban a reaccionar en bloque en
defensa del país americano agredido. Craso error y lo hemos vivido en la Guerra
de las Malvinas en el año 1982.
Eso nos hicieron creer, como
se dijo, pero en realidad debemos tener en cuenta que para los EE.UU ellos son
‘América’ y así se autodenominan: ‘americanos’, excluyendo de tal término a
todos los hispanoamericanos.
Viejo concepto colonial que
los empleados vernáculos de todas las naciones sudamericanas con la mente
colonizada –y los bolsillos, también- repiten una y otra vez. En realidad, y lo
hemos visto, el principio sería: ‘América
para los Norte-Americanos’. Bueno en rigor, sería para los EE: UU pues
tanto México y Canadá están en el norte de América: son también
norteamericanos.
Ahora bien, ¿cómo se aplica
este torniquete que nos ahoga día a día
y lentamente?.
Primero, con el manejo de la
prensa que machaca y prepara el campo para la posterior acción de las fuerzas
antinacionales. También la prensa acallando las voces que se alzan mediante la
política del silencio. Silencio contra toda manifestación que denuncie los
atropellos externos como la complicidad de sus serviles funcionarios internos.
Porque el silencio hace que lo denunciado no exista y los denunciadores,
tampoco. Se silencian las voces, los discursos, los libros, los documentos que
compelen a que abramos los ojos.
Mediante el soborno –arma
predilecta de la alta finanza- se compran diarios, canales de televisión,
connivencia de los legisladores, supuestos liberales educados y civilizados y
tambien en especial los llamados ‘progresistas’ socialistas y comunistas, que
como los chajás suelen gritar en un lado por los derechos de nuestra patria
pero en el momento de votar, silenciosamente, lo hacen en detrimento de
nuestros derechos soberanos.
Y ante el alzamiento de
voces que denuncian estas maniobras, existe la complicidad del silencio
referido de los organismos nacionales y sus funcionarios, más la prensa que
como una tenaza, ahogan cualquier reacción del cuerpo social aún vivo aunque
exánime, nada se comenta, nada se publica. Nada de nada en favor de la defensa
de nuestra política y economía soberana.
Bien lo describe Scalabrini
Ortiz con perspicacia no exenta de ironía pero exacta en su descripción:
“Los
historiadores no eran historiadores, eran novelistas. Habían urdido una tramoya
que llamaban historia nacional en que los próceres eran todos los que sirvieron
incondicionalmente a los intereses británicos y los truhanes los que de alguna
manera se opusieron a sus maniobras. La vida intelectual se había resumido a
las columnas de ‘La Nación’ y ‘La Prensa’ [hoy podríamos agregar a ‘Clarín’ y
‘Pagina 12’]. Figurar en ellas equivalía a triunfar en la universidad es y en
el prestigio público, por eso se adulaba a sus propietarios qua distribuían el
prestigio con el desprendimiento con que el payaso distribuye caramelos en el
entreacto de la función de circo”.
Brillante análisis del
historiador correntino que como un cirujano hace un estudio de lo que nosotros
en otros trabajos hemos llamado ‘la
novela de la historia’ que ha sido el modo en que los Unitarios de ayer,
liberales de hoy pintaron poéticamente una imagen de realidad social totalmente
inexistente.
Domingo F. Sarmiento lo dijo
puntualmente luego de la batalla de Caseros en 1852 “ …La batalla, para el público, puede
leerse en el boletín Nº 26: Novela (¿?) muy interesante que tuvimos el honor
de componer Mitre y yo… ”
Scalabrini Ortiz decía que “En torno de la inteligencia argentina existe
una verdadera aduana intelectual que
confisca e impide la difusión de todo conocimiento de la realidad argentina y
no se detiene ni ante la mutilación injustificada de las obras” […]
“El
periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones
eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente a los países
más débiles. Es un arma insidiosa que penetra hasta la intimidad del cuerpo
nacional y sofoca casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su
acción es casi indenunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus
opiniones, sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma
índole no puede proporcionar una visión integral y sólo transfiere aquella
parte de la realidad que conviene a los intereses que representa” .
Ese manejo una realidad
inexistente, de tanto machacar y machacar, se termina ‘volviendo verdad’, la
escuela con sus textos deformes y –paralelamente- los diarios con sus
editoriales de ‘cultura’, sirven como tenaza a la desinformación y deformación
de nuestros jóvenes educandos.
Consciente de ello fueron
los Unitarios y con una astucia solo comparable a su mala fe, es señalado tal
engaño por Arturo Jauretche:
“.
El problema está en esas amplias capas medias, que están educadas y son
lectoras de diarios como La Prensa, La Nación o Critica; que han leído
minuciosamente la historia de Mitre. De esas falsedades que, de tanto
repetirse, se instalan como premisas. Se han educado en el mito ‘sarmientino’
de que la opción está entre la civilización o la barbarie. Por supuesto, todo
lo extranjero es civilización, y lo de acá, lo criollo, es barbarie. Y mire qué
curioso, porque la palabra “bárbaro” viene del griego, y así llamaban los
griegos a los extranjeros, a los que no hablaban su lengua. Sarmiento invirtió
esa lógica que fundó Occidente y, con sus buenas intenciones de educar a todo
el mundo, los civilizó bárbaramente, es decir, extranjerizando nuestra cultura.
[…]. La oligarquía es una minoría ínfima en nuestra sociedad; son dueños de la
tierra, sí, pero su mayor poder es el de ser dueños de la cabeza de miles de
argentinos de clase media, que, sin tener más tierra que la de los canteros del
patio, se comportan como fieles defensores de un modelo que no les pertenece.
Esos son muchos, miles, tal vez millones movidos no por la necesidad, sino por
esa distorsión cultural, forjada en décadas de educación ‘sarmientina’ y
académica, y por la cotidiana lectura de los diarios “serios”.
Ese Unitarismo triunfante en
Caseros es el siguiente, como resume Jauretche:
“Mitre
en la oración pronunciada saludando a los soldados que venían de desangrarse en
los esteros paraguayos: ‘-Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y victoriosa
campaña a recibir la larga y merecida ovación que el pueblo les consagre, podrá
el comercio ver inscriptos en sus banderas los grandes principios que los
apóstoles del libre cambio han postulado para mayor felicidad de los hombres-”.
Sarmiento
que ajusta perfectamente al alcance de esa libertad de comercio y el límite
fijado por sus apóstoles: ‘-La grandeza del Estado está en la pampa pastora, en
las producciones del Norte y en el gran sistema de los ríos navegables cuya
aorta es el Plata. Por otra parte, los españoles no somos ni industriales ni
navegantes y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a
cambio de nuestras materias primas-”.
Así
dirá Billinghurst: ‘-Llegaremos a exportar manufacturas dentro de mil años’-, y
Vélez Sársfield, autor del Código Civil, codificará en una frase la política de
una clase como inseparable del destino argentino: Es imposible proteger a los
industriales, que son los pocos, sin dañar a los ganaderos, que son los más.
Esa fue la mentalidad de los “visionarios” que sólo alcanzaron a verse la punta
de la nariz”.
Para Mitre –‘el’ Cipayo’
entre los ‘Cipayos’, - los soldados que ofrendaron su vida en la guerra del
Paraguay –sin saberlo- ofrendaron su vida…¡por el libre cambio! O sea, por los
intereses de la banca inglesa. Queda al descubierto que por algo se forzó a
nuestro pueblo a una guerra del lado equivocado que solo benefició a los
Unitarios y a Brasil.
Esos son los ‘Próceres’ que nos
han enseñado en la escuela, como hemos comentado arriba, que hicieron grande a
la nación, con frases rimbombantes, huecas, huérfanas de todo documento que lo
avale y cuyos nombres inundan las calles, las plazas, las municipalidades del
país como símbolo de unas gestas que solo avergüenzan a nuestra tierra con sus
ejecuciones y matanzas y con la entrega económica y financiera del país,
regalando sus riquezas, sus minerales, y entregando la educación de su gente a
educadores foráneos que implementaban sus programas educativos en beneficio de
los intereses expoliadores anglo-franceses y de la banca en general.
A su vez existe un organismo organizador y
centralizador de la información que se desea dar a conocer u ocultar o
manipular su interpretación según los intereses que se manejen.
Todo se une en un organismo
que aglutina a todas las agencias noticiosas en una: TELAM (Agencia Nacional de
Noticias), organismo oficial que digita desde hace 75 años, como titiritero,
monopolizando las noticias y su impronta en beneficio de los poderes
internacionales.. La empresa funciona como una Sociedad del Estado, el cual
pertenece a la Secretaría de Medios y Comunicación
Pública, encargada de designar el directorio. El cómputo de gastos
de Télam forma parte del presupuesto global del Estado argentino.
La agencia nacional de
noticias de la República Argentina es un servicio periodístico mayorista, que
llega a la mesa de los principales editores del país, aunque con el surgimiento
de la era digital también incorporó la conexión directa con los ciudadanos
argentinos. Télam ofrece a los abonados, además, el servicio Reporte Nacional,
un diario que refleja lo ocurrido en el país a partir de las noticias
producidas por la agencia que incluye un suplemento literario, el SLT (Suplemento Literario Télam)
donde participan prestigiosos escritores y columnistas, uno de Tecnología, uno
de Deportes y otro infantil.
A los 500 despachos
diarios que genera Télam, hay que sumar el servicio audiovisual y de radio para
todos los abonados, que convierten a la agencia en una que trasmite en los tres
formatos: escrito, radial y televisivo. La agencia posee también el portal
digital web telam.com.ar, que funciona
en tiempo real.
De tal modo, dice Scalabrini
Ortiz “Si una persona cree que por su
arroz no se obtiene más precio que el que él logra, no discutirá. Si cree que
progresar necesita recurrir al capital extranjero, nadie podrá válidamente
oponerse a que recurra. En una palabra, desposeído de sus medios colectivos de
información, el pueblo queda a merced de
sus informantes extranjeros que poco a poco, insensiblemente, influirán hasta
en sus sentimientos nacionales, en la jerarquía de sus apreciaciones y en la
calidad intensidad de sus gustos y apetencias”. […] .
“Sin
dificultad es fácil comprender hasta qué punto el manejo de la información
interna de una nación facilita la eliminación
incruenta de los adversarios, resquebraja las bases de toda resistencia,
atempera las oposiciones y hasta puede justificar las acciones más
descabelladas con el antecedente de hechos en apariencia incontrovertibles”
“Si
una persona cree que por su arroz no se obtiene más precio que el que él logra,
no discutirá. Si cree que progresar necesita recurrir al capital extranjero,
nadie podrá válidamente oponerse a que recurra. En una palabra, desposeído de
sus medios colectivos de información, el pueblo
queda a merced de sus informantes extranjeros que poco poco,
insensiblemente, influirán hasta en sus sentimientos nacionales, en la
jerarquía de sus apreciaciones y en la calidad intensidad de sus gustos y
apetencias”. […] .
“Sin
dificultad es fácil comprender hasta qué punto el manejo de la información
interna de una nación facilita la eliminación
incruenta de los adversarios, resquebraja las bases de toda resistencia,
atempera las oposiciones y hasta puede justificar las acciones más
descabelladas con el antecedente de hechos en apariencia incontrovertibles” […]
“Todos los poderes republicanos están sometidos a
diversos tipos de fiscalización y
contralor, con excepción de la prensa. Y su fuerza está hoy dirigida a
desmantelar lo que el país emprendió y logró en el transcurso de los últimos
quince años. Sus consejos y recomendaciones editoriales tienden a entregar de
nuevo a los extranjeros los controles de la economía argentina: el Banco
Central, los depósitos de los bancos privados, la comercialización por
sociedades privadas de nuestra exportación agropecuaria... Y aunque no se
atreven a decirlo francamente, su campaña está dirigida a desprestigiar al
Estado en el manejo de los transportes para facilitar la ulterior transferencia
y a cegar a la industria las fuentes del crédito, que no otra cosa significa
entregar la totalidad del crédito para que "vuelva a ser materia de la
actividad privada, libre de injerencias y reglamentaciones estatales",
según lo recomienda ‘La Prensa’ del 16-1X-57 […] El conjunto de facultades, autorizaciones,
delegaciones que constituyen el cuerpo legal del Banco Central convierte a esta
institución en el regulador omnímodo a incontrarrestable de casi toda la vida
económica de la Nación. Maniobrando con los tipos de cambios, con los permisos
de importación y exportación, con el acuerdo de divisas, con el redescuento,
con las autorizaciones o restricciones de crédito, etc””.
Esto fue escrito por
Scalabrini Ortiz en 1957, pero casi con las mismas palabras se preconizaba
durante la gestión del ‘Cipayo’ Martínez de Hoz en 1976-1983 o por Domingo
Cavallo durante la gestión de Carlos Menen y De la Rúa en la década de los ’90
por lo cual desde los medios de difusión nos bombardeaban continuamente con
dicha panacea que encubría nuestra defección como nación soberana. Es más,
parece que fue escrito hoy a la tarde. Nada ha cambiado y el final ha sido y es
conocido por todos.
Como ya adelantamos arriba,
no está de más insistir en que las facultades que se arroga el Banco Central
–léase Poder Ejecutivo- salta por encima de las prescripciones de la tan
afamada Constitución Nacional para los adoradores del ‘librito-, puesto que le
corresponden dichas facultades al Congreso de la Nación. ¿Y la división de
poderes?, bien gracias….Y termina Scalabrini Ortiz “…en una palabra, la estructura jurídico-legal denominada Banco Central
posee atributos que contrarían abiertamente la Constitución de una nación
democrática y le permiten el manejo integral de toda su vida económica […]. La
extraordinaria expansión de la
preponderancia británica que en conjunto caracterizaron ese período, tuvieron
su origen en el Banco Central, en el que era factótum indiscutido por su capacidad
técnica y su brillante inteligencia del Dr. Raúl Prebisch””…
Este empleado del imperio
británico en nuestras tierras fue colocando como un rompecabezas sus discípulos
y allegados en puntos estratégicos de la política, y economía del país.
Sirviendo como fuelle todo el arco del periodismo que acompañaba sus decisiones
sin análisis alguno. Cambiando los personajes, como figuritas, nada ha cambiado
en el fondo
El sometimiento periodístico
y editorial se suma a la existencia de entidades supuestamente culturales,
deportivas, universitarias que sirven de correa de transmisión ‘seria’ y de sostén
de la política británica o francesa o norteamericana en nuestro país. La
riqueza y el fruto de nuestro trabajo que debería ser capitalizado a favor
nuestro desde 1810 sirve –salvo en el interregno de 1929 a 1852- al bienestar y
poderío británico y de la finanza mundial.
Obsérvese que Scalabrini
Ortiz ya nos hacía referencia al modo de comportamiento de la prensa que,
cuando convenía, hacía silencio sobre las protestas por las acciones
comerciales de los británicos sea en forma directa o sea a través de sus
empleados en el país, pero también la misma prensa utilizaba términos muy
sugestivos cuando querían imponer sus condiciones hablando no en primera
persona sino haciéndose portavoces de la ‘Democracia’, de la ‘Libertad’, etc
logrando con tal utilización gramatical dos cosas: primero, hacerse dueños y
adalides de la Democracia y la Libertad, y luego, despersonalizar sus
intenciones escondiéndose tras estos términos. “Ellos, de acuerdo a una muy estudiada técnica retórica, no hablan ni
argumentan en primera persona. No dicen: ‘Yo quiero’, o ‘Nosotros los
británicos queremos’. Ellos dicen: ‘La libertad’ necesita esto o ‘La
democracia’ requiere esto. Por eso, en este comentario omitiremos los sujetos
de las frases del Herald. Cualquiera que sea el sujeto gramatical utilicen,
nosotros sabemos que el verdadero sujeto son ellos mismos” –como dijo Isaac
Rojas al que mencionamos arriba.
Observa con criterio el
autor que el tema no es alegar por una libertad abstracta en lo que estamos
todos de acuerdo, sino en la ‘libertad
disponible’: libertad para quien; ¿para el pueblo argentino, para los
consorcios internacionales?. Es un tema de distribución.
Segundo, logrado lo primero,
la banca internacional se lanza sin control al manejo de las exportaciones e
importaciones que es la llave maestra de nuestro esclavitud, de la distribución
del crédito, del valor de la moneda, dejando los niveles de salarios a penas
para una subsistencia esclavizante y sin horizonte de crecimiento alguno. El
fin buscado es que agradezcamos que nos den solo un pedazo de pan para no morir
de inanición
Porque si uno alza la
bandera del nacionalismo, en seguida se lo imputa de xenófobo, cuando todos
sabemos que no hay nacionalista más expresivo que el inglés. Debemos tener
imperiosamente un nacionalismo que implique la voluntad defensa de lo que legal
y jurídicamente es nuestro. Nuestro derecho a usufructuar en paz lo que la
naturaleza y nuestro propio esfuerzo nos ha dado para tener un nivel de vida
digno y consecuente con ese esfuerzo.
Dice Scalabrini Ortiz que ya
no son necesarios para dominarnos actividad militar que implican gastos para
los británicos, basta “una banca bien
organizada, un sistema de créditos bien dirigido por la secretaría de asuntos
exteriores” y se nos irá dominado lentamente, en silencio en nombre de la
‘libertad’ y el ‘derecho’.
Pero ello no será directo
sino en forma indirecta a través de los siempre dispuestos ‘cipayos’ que obran
como finos intermediarios entre la banca internacional y los gobiernos
sudamericanos. Siempre a través –primero- de suculentas prebendas y si eso no
da resultados, entonces viene las advertencias mafiosas.
Ya en los antiguos 1890 el
‘The Weekly Bulletin’, de Londres, decía que “en la República Argentina para hacer un negocio hay que comprar desde
el presidente la Republica hasta el
último portero”. Bueno, entendemos exagerado la necesidad de soborno de
tantos argentinos; basta con aquellos dirigentes que están en puestos claves
del gobierno o de las finanzas públicas. Entiéndase la ironía.
Al respecto Scalabrini Ortiz
decía: “Inglaterra trabaja en las
sombras. Anuda voluntades o las anula. Los hombres probos y los patriotas
desaparecen de los escenarios públicos misteriosamente. Los venales y los dóciles los sustituyen. Los
genuinos intérpretes populares son aniquilados sin piedad y su memoria es escarnecida en los textos escolares que
forman la conciencia histórica de las nuevas generaciones. Así Inglaterra
avanza sobre un país entorpecido por un sahumerio de doctrinas y teorías,
avanza sobre un país maniatado por la sucesiva destrucción de los hombres de
impulso, de empresa, de capacidad y de inteligencia, que no estaban al servicio
de las conveniencias británicas"..
No debemos considerarnos
anti-británicos ni ‘anti-nada’ sino que los británicos (que defienden
patrióticamente lo suyo como deberíamos defender nosotros lo nuestro) son la
causa histórica de nuestras dependencias políticas y económicas. Ellos vienen
por el petróleo, por el agua, por la riqueza minera, que poseemos en abundancia
y por la disgregación de nuestro territorio debajo del paralelo 42, porque
piensan en su país y su felicidad. Con el separatismo a lograr de nuestra
Patagonia ( y la chilena, eventualmente) seremos más fáciles de dominar
Y del mismo modo nuestro
nacionalismo debe hacerles frente y abortar sus intentos. Entendiendo al
nacionalismo como un ‘patriotismo inteligente’ aunque para otro ‘Cipayo’, como
Juan E. Alemann en la revista ‘Argentina Financiera’ dijese el 6 de septiembre
de 1957 lanzando un grito destemplado llamándolo al nacionalismo ‘criminal’ por
el solo hecho de oponerse a créditos o préstamos de capital extranjero con tasas
usuarias.
No es necesario describir
qué intereses defiende como empleado obediente el Dr. Alemann, (fiel discípulo
de Raul Presbich), que durante el proceso militar fue premiado como Secretario
de Hacienda (1976-1981) del Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz,
luego director del diario ‘La Razón’ (la prensa es necesaria para debilitar y
esconder los intereses argentinos en favor de sus amos británicos o de la Banca
suiza) y asesor en las privatizaciones del ex presidente de la nación el tristemente
recordado Carlos Menen, que sumió en mayor pobreza a nuestra patria
destruyendo, desarmando nuestra industria aún en pie, sobre todo acabando con
nuestros ferrocarriles, levantando vías férreas, ramales, sin pausa una tras
otra. Triturando su desarrollo, como bien lo supo describir ya Scalabrini Ortiz
ya desde antaño.
Decía éste algo que sigue
vigente al día de hoy definiendo el nacionalismo británico; nacionalismo que no
permite en los países que sojuzga aplicándoles un liberalismo que en su patria
no ejercen ni permiten, logrando disgregarlos para mejor someterlos: “no hay en el mundo nacionalistas más extremos
que los británicos. Cada británico actúa como si de exclusivamente dependiera
la existencia, la fortaleza, la seguridad o la grandeza de todo el Imperio
Británico. La riqueza el Imperio es la suma de las riquezas individuales de los
británicos desparramados por el mundo. La definición pertenece a la
Enciclopedia Británica. Al acumular bienes los británicos se enriquecen a sí
mismos y enriquecen al Imperio.7.ára un británico nada hay mejor que otro
británico. No comprará una tenaza que no sea inglesa, aunque le cueste tres veces
más. Desdeña por igual a franceses, alemanes, italianos, rusos y españoles. A
los norteamericanos los desprecian, porque su desdén se mezcla con el despecho
que siente al sentirse económicamente subordinados. Son tan irritantemente nacionalistas
que arrastran consigo por el mundo sus costumbres, sus usos, sus hábitos y sus
tradiciones”
Como ya dijimos arriba los
ingleses logran la separación del Alto Perú, Paraguay a través de la Guerra del
Paraguay, la Banda Oriental a través de la traición de Rivadavia, Manuel J.
García, Pueyrredón, de J.J. de Urquiza,
Hemos dicho en otro trabajo
que “Manuel J. García, Bernardino Rivadavia,
fueron los primeros ‘ganapanes’ al
servicio de los proyectos políticos anglo-franceses, continuando con los
miembros del Salón Literario, Asociación de Mayo y todos los Unitarios
serviles.
“Canning,
Parish, y otros moldeaban la historia nuestra a su gusto y a los intereses
ingleses, desenvolviendo una política con hilos invisibles tejida en los
salones de Buenos Aires, armando el comienzo de un sutil dominio británico,
sostenido por ese andamiaje jurídico que día a día nos iba sujetando más hasta
casi no dejarnos respirar .
“No
debemos olvidar que mucho –por no decir todo- lo referido a nuestra
independencia es producto de las maniobras sutiles y sibilinas de Inglaterra y
de Francia que luchaban por la hegemonía en estas tierras frente a su eterno rival,
España, y así, conseguían la libertad de
comercio en el nuevo mundo donde, sobre todo Inglaterra, se volvería ama y
señora desplazando a España, atiborrando a las nacientes repúblicas
independientes de empréstitos impagables, todo operado aquí por empleados
nativos bien pagados, que manejaban la creación de normas jurídicas ‘ad-hoc’,
sostenidas por el periodismo y cultura que les servía de sostén”.
En consonancia a lo
expresado sigue diciendo Scalabrini Ortiz:
“El
germen del separatismo había sido sembrado. Un simple decreto de Rivadavia —del
que Bolívar y Sucre se enteraron estupefactos— perfeccionó la escisión del Alto
Perú. Sus economías ya estaban divorciadas desde diez años antes. El Paraguay
se encerró en si mismo. Tenía una larga tradición de aislamiento. La amenaza
destructora del liberalismo extranjerizante de los porteños no hizo más que
acentuarlo. Pero continuó con una expectativa amistosa, como si esperara que
dieran frutos tardíos las "uniones federales" propuestas por el
doctor Francia en 1811 y 1812. Bajo el impulso progresista de los López, la
economía paraguaya adquirió un desarrollo, extraordinario que contrastaba con
el primitivismo que continuaba reinando en las márgenes del Río de la Plata.
Pero tampoco los López desecharon la esperanza de reintegrarse a una verdadera
confederación, tan fuerte era la mutua atracción de los pueblos y de los
gobernantes que los interpretaban. La inicua guerra de la Triple Alianza que la
diplomacia inglesa desencadenó para exterminar hasta la semilla de ese régimen
de progreso realizado al margen de su predominio financiero puso un sangriento
punto final a la relación fraternal de ambos pueblos.[…]
“La
vida es un relámpago de luz entre dos eternidades de sombra, escribió Poincaré
en uno de sus ensayos. No podría encontrarse una frase que sintetice mejor la
fugacidad de la vida administrativa de los ministros de Hacienda de esta
revolución. Llegan de la oscuridad indiscernible en que actúan los doctores en
ciencias económicas en la trastienda de las grandes empresas --en que son
asesores de réditos, contadores, síndicos—, brillan un momento en el firmamento
de la administración pública, refulgen con el resplandor de la propaganda
periodística, cumplen con la función para la que fueron nombrados y vuelven a
desaparecer en la noche insondable de los negocios privados. Mientras ejercen
el ministerio parecen seres excepcionales. Opinan sobre los más engorrosos
problemas con una desenvoltura que pasma e imponen soluciones que contrarían la
rutina burocrática con una seguridad dogmática. Al llegar al cargo, eran
ideológica, política y administrativamente irresponsables. Continúan siéndolo
después de irse. Los males que causan sus errores los sufre el país. Ellos
están más allá del bien y del mal, ubicados en el bote salvavidas de las
empresas extranjeras”.
Los británicos, ahora los
estadounidenses y la banca sin patria se apropian a través de sus
intermediarios personeros bien pagos, del control del crédito y de los medios
internos de cambio, que les permitirán ir formando capitales a nuestra costa y,
con la mediación de
|
Dice Scalabrini Ortiz: “Desde su iniciación el crédito bancario fue
en nuestro país un instrumento puesto al servicio de los poderosos. Los ahorros
del pueblo contribuían al acrecimiento de la riqueza de los pudientes porque el
crédito que los bancos acordaban estaba en relación directa con el patrimonio
del solicitante. En realidad el verdadero crédito no existía: el crédito era un
simple adelanto líquido de parte de la fortuna del que lo solicitaba.” Y
no, a quien quería trabajar en una actividad productiva, con antecedentes y
experiencia en el rubro de que se tratara ya que se requieren créditos a largo
plazo confiando en la permanencia de las condiciones en que fue otorgado.
Así, aparecen las
financieras con préstamos usuarios imposibles de pagar.
Por ejemplo, Argentina es un
país ganadero y agricultor por excelencia que requiere prontamente su mecanización
para abaratar costos y acelerar la producción. ¿Conoce el lector que nuestro
país fabrique tractores y maquinarias para tal desarrollo, o nos es impuesto la
importación de toda la maquinaria?.
Nuestro país tiene una
enorme costa marítima que es la base de un desarrollo pesquero que la realidad
nos impele a acometer. ¿Conoce el lector si tenemos un gran desarrollo de
buques mercantes para la producción pesquera o debemos importar maquinaria para
tales funciones o directamente importar productos derivados de la pesca por no
extraerlos nosotros?.
Y teniendo en cuenta nuestra
extensa costa, ¿conoce el lector si tenemos desarrollado un sistema de defensa
contra los ataques de buques pesqueros extranjeros que nos roban día a día en
nuestros mares nuestra riqueza? Por supuesto que no. Solo 3 o 4 buques pobres
en tecnología contra los cientos de buques que como cardúmenes de pirañas nos
roban nuestra riqueza marítima noche y dia sin solución de continuidad. Bueno,
todo esto es producto de nuestra política de sometimiento a los intereses
extranjeros que lucran con nuestra riqueza ictícola.
De tal manera nuestra nación
solo importa bienes de consumo, manufacturados que nos permiten las grandes
potencias y bancas mundiales, pero no bienes de producción. Y las exportaciones
se hacen a vil precio facilitando la economía de las grandes potencias
mundiales que compran barato y que permiten la baja de los costos de dichos
país. Para otro ‘cipayo’ como Juan José Blaquier Argentina tiene como destino
manifiesto ser siempre ‘un pueblo
pastoril y agrícola abastecedor de otros pueblos’. Cuando dice ‘otros pueblos’ léase Gran Bretaña,
Francia, etc.
Recordemos que para destruir
la industria de una nación, Scalabrini Ortiz decía que podía ser con el manejo
del comercio exterior y el manejo interno del crédito. Esto es, el manejo de la
economía argentina a modo de ‘grifo’ les asegura nuestra dependencia.
La exportación a precio vil
que logran los británicos, EEUU, etc, se hace bajando el nivel de consumo de
nuestra población (es decir, comer menos), eliminado la industria, así esos
excedentes no consumidos aquí se exportan allá…y también se utilizan para pagar
los intereses de los préstamos de la banca internacional, intereses y capital
que jamás podremos pagar con el beneplácito de la propia banca que así nos
tiene sujetados, como se estableció con el ‘Plan Presbich’, todo, pues a través
de nuestros personeros ‘lamebotas’
que vuelven invisibles para el gran público los planes de conquista británicos,
estadounidenses y de todo el poder sinárquico.
Esta succión de nuestras
riquezas como una gran aspiradora practicada por los imperios de ultramar es
señalada por el economista Raúl Prebisch, que da correctamente en la tecla
acerca de las maniobras a tales fines y nos dice cuál sería la solución para
estas pérdidas.
Prebisch hablaba del “deterioro de los términos de intercambio» cuando
el precio de los bienes (materias primas agro-ganaderos, petróleo, etc)
exportados tiende a disminuir comparado con el de los productos manufacturados
importados. Una mejora en los términos de intercambio es algo positivo para un
país, porque eso significa que debe pagar menos por los productos que importa.
Ya que los países productores de bienes primarios y agrícolas debían entregar
cada vez mayor cantidad de bienes para obtener la misma cantidad de
manufacturas.
Según la teoría del
“deterioro de los términos de la relación de intercambio” que padecen los
países subdesarrollados, un país necesita exportar cantidades crecientes de sus
productos para poder adquirir con el precio obtenido una cantidad dada de los
bienes que importa. Esa relación pone de manifiesto el carácter estructural del
subdesarrollo y mediante ella tiene lugar una constante transferencia de
riqueza de la periferia hacia el centro.
La utilización de aranceles
se justificaba por la existencia del deterioro en los términos de intercambio,
ya que se usaba este mecanismo para proteger la creación de la industria
manufacturera (industria naciente) que luego pudiese exportarse e intercambiarse
por los bienes manufacturados de los países ricos, lo que traería como
resultado una mejora en los términos de intercambio. Asi, se debe pasar de una
estructura productiva del subdesarrollo al desarrollo.
A ese elemento esencial del
deterioro de la relación de intercambio cabe añadir, como vimos, el factor
monopólico de los mercados que perpetúa el subdesarrollo.
El papa Paulo VI expuso el
problema en Populorum progressio con transparente claridad: “Las naciones altamente industrializadas
exportan sobre todo productos elaborados, mientras que las economías poco
desarrolladas no tienen para vender más que productos agrícolas y materias
primas. Gracias al progreso técnico, los primeros aumentan rápidamente de valor
y encuentran suficiente mercado. Por el contrario, los productos primarios que
provienen de los países subdesarrollados sufren amplias y bruscas variaciones
de precios, muy lejos de esa plusvalía progresiva. De ahí provienen para las
naciones poco industrializadas grandes dificultades, cuando han de contar con
sus exportaciones para equilibrar su economía y realizar su plan de desarrollo.
Los pueblos pobres permanecen ‘más pobres y los ricos se hacen cada vez más
ricos”. La palabra del Santo Padre, como se ve, tocó en la médula del
subdesarrollo y del deterioro de la relación de intercambio.
Lamentable y curiosamente
cuando le tocó actuar en la función pública hizo todo lo contrario a lo que
predicaba y sumergió a nuestra nación en una mayor dependencia, lo cual vuelve
su ‘Cipayismo’ doblemente inmoral, pues sabiendo lo que había que hacer hizo
justamente lo contrario para perjudicar a su país y endeudándolo aún más de lo que
estaba.
Prebisch comenzó su carrera
política en 1930 y fue el asesor del Gobierno de Roca en el pacto espurio
‘Roca-Runciman’, fue el impulsor de nuestra entrada como miembro del Fondo
Monetario Internacional. Su última actuación política fue cuando lo designó
Raúl Alfonsín en 1983 como asesor económico: todos sabemos cómo funcionó la
economía bajo su gobierno.
Para pasar de un
subdesarrollo agro-exportador a desarrollo manufacturero industrializado se
requiere voluntad política y soberana como sucedió en la época del gobierno de
Juan Manuel de Rosas cuando se logró equilibrar equilibró la balanza comercial
por única vez en nuestra historia
Como consecuencia de ello el
gobierno de la Confederación Argentina fue derrocado por el 3 de Febrero de
1852 por una conjunción de intereses del absolutismo liberal entre Francia,
Inglaterra, Brasil y los Unitarios amanuenses.
Estos tuvieron como único
objetivo que la Argentina volviese a ser solo un pueblo pastoril, y se
convierta en ‘el granero del mundo’ y exportador de carne sin manufacturar,
resaltando con orgullo esta condición, renunciando al proceso de
industrialización y con ello a su independencia económica.
El nivel de desarrollo de un
pueblo está atado al nivel de producción industrial y tecnológica. Ello denota
el nivel de independencia de una nación. Los pueblos sin industrias, sin
‘chimeneas’, es un pueblo inferior sometidos al manejo extranjero dependiendo
solo de un primitivismo mayor o menor, agropecuario. Somos una factoría
británica, o china, norteamericana, o de cualquier otro país.
Estos ‘Cipayos’ van ocupando los puestos claves de decisión en el gobierno
nacional, en forma paulatina, velada, silenciosa difundiendo una y otra vez a
través de los medios periodísticos, de congresos, de reuniones frases o
argumentos nocivos y astutos para nuestra soberanía que en forma repetitiva
termina creyéndose como verdades que nadie osa contrariar, logrando así la
muerte corporal, literalmente, más la desesperanza y la humillación espiritual
de nuestro pueblo haciéndole sentir que son ‘buenos para nada’, ‘incapaces’
de desenvolver nuestras riquezas.
Decía Scalabrini Ortiz como
opera a través de sus empleados nativos, la internacional del dinero: “Para aumentar nuestra exportación es
indispensable que nuestro consumo disminuya. Para que disminuya, es
indispensable hacer bajar el nivel de vida de las grandes masas proletarias.
Para hacer bajar el nivel de vida de las masas proletarias hay que eliminar el
factor que lo hizo elevar, es decir, la industria. Toda esta regulación la
ha hecho y la hace nuestro Banco Central que envía órdenes a los distintos
bancos que proliferan en nuestro país para que ajusten su política a la emanada
por el Central que a su vez responde a las directivas de la finanza
internacional que la controla.
Los bancos son la punta de
lanza de la penetración y control efectivo de nuestras riquezas.
Los servidores de la banca
internacional, inglesa, francesa, suiza, belga, estadounidense, etc, son los
directores, asesores y abogados de las grandes empresas británicas o de otros
países absorben centrípetamente nuestras riquezas, nuestras materias primas por
precios irrisorios y luego, manufacturados nos son vendidos el producido a
precios astronómicos.: “todo lo que el
gaucho usa es de origen inglés: los estribos, su chiripá y el poncho. E inglés
es igualmente su cuchillo y los utensilios que utiliza” dirá allá lejos y
hace tiempo Woodbine Parish, sumamente feliz.
Recordemos que Parish, fue
un comerciante, diplomático y ‘viajero’ (sic) inglés Todos los espías ingleses se presentaba en
estas tierras como viajeros, como naturalistas, biólogos, historiadores. Eran
las pantallas que utilizaban. Parish sirvió como Diplomático Británico en
Buenos Aires de 1825 a 1832. Y acompaño el reconocimiento oficial de parte de Gran
Bretaña de la Independencia
Argentina y el manejo de la banca.
Los servidores de los
intereses británicos o extranjeros en general son los que conocemos como
‘Cipayos’ y que hemos estando señalando en este trabajo.
Son eficientes, son
silenciosos en su actuar, son pulcros y elegantes pero son el nexo que sirve
entre quienes realmente gobiernan y el poder meramente formal
Son descastados, sin lazos
con su tierra, ideólogos de ayer y de siempre viven en un laboratorio sin
contacto con realidad.
Uno de ellos actual y que
sigue los lineamientos históricos del Unitarismo es el escritor y sociológo
Juan José Sebreli que dijo en el diario CLARIN en la Revista de Cultura (sic)
‘Ñ’ el 3 de Enero de 2021, mas vigente que nunca el Unitarismo encarnado en el
liberalismo de siempre se expresa cabalmente en Sebrelli: “ yo me
considero porteño y no argentino. No puedo sentirme compatriota de un
formoseño, por lo tanto, estoy más cercano de un montevideano. Ni digamos del
norte o el sur, para mí no existen”.
Esta declaración pone al
descubierto lo que ya se sabía de este sujeto sin patria: su centralismo, su
concepción eurocéntrica, su desprecio a sus compatriotas. Se asume porteño; no
argentino. Un cabal y auténtico Unitario de pura cepa que desprecia sin
eufemismos a los coterráneos nacidos fuera de la ciudad puerto.
En esa coherencia de
‘Cipayo’ fiel, se hermana con Montevideo, y no con el “paisito oriental”.
Porque esa ciudad puerto uruguaya es una par de Buenos Aires, ambas
concentraron históricamente a los sectores aliados al invasor extranjero,
(español, inglés o portugués), hegemónicas frente al resto de su territorio,
ajenas a la conformación de un proyecto nacional.
Así es como se desmantela la
soberanía de una nación: primero, desmantelando la inteligencia nacional.
Todo este desmantelamiento
de la soberanía argentina sobre las decisiones políticas y económicas que le
incumbiesen lo expresa Scalabrini Ortiz señalando los ‘cipayos’ que la
ejecutan.
“El
desmantelamiento argentino se proyectaba en todos órdenes. Allí está el plan
del doctor Prebisch para enterarse del alcance nefasto que se proyectaba. El
Estado ideal del liberalismo, se decía, no debe ser propietario. Conviene, por
lo tanto, pasar al interés privado todas las organizaciones que el Estado
posee. Pero como en una sociedad tan prolijamente descapitalizada como la
argentina, el único capitalista posible en la actualidad es el Estado,
desposeer al Estado es descapitalizar a la Nación Argentina. Eso lo sabía
Prebisch. Pero es bien sabido que el interés británico es el alimento nutricio
de las ideas del doctor Prebisch. Estaba proyectada la entrega los
ferrocarriles a una sociedad mixta que recibiría como subsidio un valor equivalente
al déficit, con lo cual el Estado cargaría con las perdidas, Pero los ingleses manejarían
la política ferroviaria. A los ingenieros Dante Ardigó, Manuel Castello y
Eduardo Huergo les placía esta solución, y eran los hombres de ‘consejo’.. También
la Flota Mercante iba a ser trasferida ‘al interés privado’. Se formaron rápidamente
algunas sociedades destinadas a heredar ese patrimonio. Una de esas sociedades
la fundó el naviero y aventurero extranjero Alejandro Vlasoff. La política de empobrecimiento se extendió a
todos campos..”,
Esto no es nuevo: este
comportamiento viene, como se advirtió, desde las invasiones inglesas en
1806-1807, sigue con los Directoriales, los elementos del Triunvirato y
Unitarios en el poder, antes y después del gobierno soberano de Juan Manuel de
Rosas.
Continúa –con otros nombres-
durante el siglo XX hasta el día de hoy. Hemos hablado de los gobiernos
militares con la impronta civil liberal, con los gobiernos bajo regímenes
democráticos como el Alfonsín, de Menen, y los que siguieron al presente.
Cambian los nombres de los ‘cipayos’, pero el sistema de expoliación es el
mismo.
El Unitarismo de siempre
devenido en el llamado Liberalismo actúa, pues, primero psicológicamente a
través de la propaganda, de la educación escolar, y finalmente, si es
necesario, con marchas militares hacia el interior para acallar, adormecer,
cualquier tipo de reacción natural de nuestro pueblo criollo.
Decía García Mellid al respecto que “sus refinados procedimientos y sus prédicas desmoralizadoras, tienden siempre a suscitar complejos que actúen sobre los resortes psicológicos del hombre argentino. La machacona propaganda adversa al Estado como administrador consagra como réplica el mejor derecho de la empresa extranjera a apoderarse de nuestros recursos y a explotar empresas que —como en el caso de las ferrocarriles— constituyen la llave maestra de toda la economía nacional. El liberalismo viene cumpliendo, a remolque del hábil piloso inglés, su plan de destrucción de la nacionalidad con este tipo de frases que a fuer de repetidas, terminan por hacerse rutinarias y por actuar a manera de reflejos mecánicos sobre la conciencia del ciudadano desprevenido. Se dice así, por ejemplo que el nuestro es un país de economía agraria utilizando la va gastada frasecita de que somos el ‘granero del mundo’. Esa otra mentira escandalosa; nuestras salden exportables de cereales representan una ínfima parte del consumo mundial y nuestra producción en toneladas es ridícula al lado de la que ofrecen Estados Unidos, Canadá o China. Países de mucha menos extensión rial, como Francia o Turquía. superan nuestra producción” […]
La cuestión psicológica no
es menor. Es lo que impide una reacción
natural de un cuerpo atacado aislándolo de sus raíces, inculcándole una inferioridad
frente a otros pueblos, una incapacidad para el manejo de los resortes
políticos de su nación, una insolvencia intelectual para comprender los
problemas a resolver de su tierra. Así García Mellid dice que “Frente a estas propagandas derrotistas, el
alma nativa se de- prime y. en tal situación, más que a la rebeldía se abandona
al consentidamente. Así han podido operar los equipos ingleses, con la
complicidad de unos pocos pero con la resignada mansedumbre de muchos”.[…]
La
Argentina debe a la Gran Bretaña su estancamiento v ruina en el campo
económico; pero le debe también la grave descomposición moral que acarrearon
sus métodos de soborno, complicidad y mentira oficializada. Porque los ingleses
por muy astutos que sean en sus programas de penetración v colonización. no
prosperaron entre nosotros únicamente por la persuasión de sus virtudes; en
muchos casos debieron recurrir a la venalidad de los falsos conductores, que,
después de Caseros, impuso la metralla liberal del "mitrismo". Sobre
estos debe caer todo el peso de la execración nacional, pues resolvieron su
problema de una manera miserable y miden: vendían al mismo tiempo sus vacas y
el destino de los argentinos”
No se detuvieron en la entrega
de nuestras riquezas solo Urquiza, Mitre y Sarmiento. Luego, y más acá en el
tiempo, vinieron, Juarez Celman,
Quintana, Julio A. Roca, Figueroa Alcorta y un largo etcétera hasta el dia de hoy que continuaron fielmente
a las órdenes de la Banca inglesa y de su gobierno.
Por el año de 1810 recorrió
nuestro país un escritor francés M. Jules Huret que explicaba lo que hemos
estado acentuando en estas páginas, respecto al fracaso militar de las
invasiones inglesas: "Después,
habiendo renunciado a hacer políticamente, del Rio de la Plata una colonia
inglesa, se organizaron para convertirla en una colonia financiera. Esto era
más prudente y mis practico"..
Allí está todo el secreto.
Claro que para ello ya no necesita soldados con uniforme militar sino
‘soldados’ de traje y corbata que por ‘principios’ o por dinero cumplan sus
órdenes de entrega patrimonial de nuestra nación, debidamente instruidos muchos
de ellos en ‘cursos’ en el exterior adoctrinados para envilecer su patria a la
vuelta en calidad de funcionarios o empresarios con ideas ‘exitosas’ (sic) para
seguir succionando la riqueza industrial, agrícola-ganadera, mineral, etc
enviándola al exterior..
Debemos decir, que la
penetración francesa también ha sido muy fuerte en las capas dirigentes y
familias de estos ‘Cipayos’ que nos gobiernan. Con su tilinguería, que viene
desde los primeros años de nuestra independencia, erradican nuestra natural
cultura hispánica que tienen nuestros pueblos del interior intentando un
sometimiento, en este caso, cultural y educativa.
Esto es reconocido por los
propios Unitarios sin ponerse colorados, como Sarmiento que en carta al anglófilo y empleado de los intereses británicos, Manuel J.
García, le dice desde Nueva York el 16 de Enero de 1866 “El partido que componían los hombres
ilustrados, franceses de educación, no tenían ideas de gobierno, porque seguían
malos modelos y no supo gobernar ni fundar nada”.
A tal reconocimiento, sobran
las palabras. Cuesta entender como al dia de hoy todavía se siguen haciendo
altares a estos inútiles y traidores a su propia patria.
La idea y acción de los
anglo-franceses había sido mantenernos en una actividad primaria exclusiva agrícola-ganadera,
manejando la escala de nuestra producción y determinando las propias zonas
productivas, exportando esas materias primas por centavos, como se dijo, a
cambio de la introducción de manufacturas que le sobran a las naciones
industriales en exceso y que no tienen donde colocarlas. Nos obligan y por
precios altos. Manufacturas que en la
mayoría de los casos pueden fácilmente producirse aquí.
La vía para ello es el
control de la Banca, como se dijo, el comercio exterior e interior; el manejo
del puerto, en síntesis. Y para ello los nativos ‘Cipayos’, comerciantes
devenidos en suntuosos infatuados lejos de una aristocracia cuyo
engrandecimiento de la nación y el bienestar de su pueblo sería el norte de sus
desvelos. Aquí no fue ni es asi.
García Mellid nos dice y
cita al otro ‘Fiscal’ de nuestra patria subyugada, Scalabrini Ortiz: “La historia adulterada que escribieron los
propios autores de esta farsa inicua mantiene su condenación ilevantable sobre
las tumbas en que reposan, en el país o en el extranjero, esos altos varones
que no se prestaron a servir en la comparsa del imperialismo británico en el
Rio de la Plata. ¡Caso único en la vida de los pueblos! Ninguna otra nación ha
visto consumarse, ante sus ojos asombrados o en lágrimas, una empresa igual en
su temeridad y en sus malditas consecuencias. Con toda lógica dice Scalabrini
Ortiz: "-La historia oficial argentina es una obra de imaginación en que
los hechos tun sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y
concatenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra
de intriga cumplida por la diplomacia inglesa, propincuo subterránea de los
principales acontecimientos ocurridos en este continente-“
El liberalismo instala la
necesidad de que el Estado se abstenga de intervenir en cuestiones económicas
de su propio país (como lo hacen en todos los países serios e independientes en
el mundo). Se instala la necesidad de una ‘neutralidad’ del Estado cuando en
realidad el Estado con su ‘dejar hacer’ en forma adrede a través de sus
funcionarios y las políticas que ellos encarnan, permiten el avasallamiento de
nuestras riquezas.
Y, en consonancia con lo
expresado por el autor citado, ha sido mencionado allende los mares y con otras
palabras por Don Juan Vázquez de Mella que le comentaba por carta a Don
Fernando Martin Sánchez Juliá el 14 de
Mayo de 1920 acerca del Liberalismo y su neutralidad en todo y que era -equivocadamente- tomado como un valor:
““El Estado moderno al declarar
como postulado la libertad completa de opiniones, la neutralidad en el orden
religioso, moral, político, declara su ignorancia sobre la verdad de éstos
postulados. Cuando la opinión antiliberal aparece y el estado liberal pretende
estatuir su defensa, la tesis liberal muere, pues, por definición. El estado
liberal carece de reglas y principios para declarar lícitas o ilícitas ciertas
ideas”.
“Pero
entonces si no se admite el libre juego de opiniones políticas, morales hay que
establecer definitivamente los fundamentos de aquellas opiniones que son
verdaderas (y esto no es liberal).
“El Estado neutro y el maestro neutro son dos
formas de irracionalidad pues el hombre normal afirma, niega o duda pero no
declara en huelga su entendimiento ante la realidad que lo interroga porque
PIENSA. El Estado que se declara ‘neutral’ en todas aquellas cuestiones que más
interesan al hombre, diciendo que ignora la verdad en política social,
educación, ética política, etc, y por lo tanto en los fundamentos del derecho,
es un estado que se jubila a sí mismo, declarándose inepto para gobernar.”
A eso nos quiere llevar el
liberalismo vernáculo extensión de los intereses financieros mundiales: a una
inexistencia sustancial del Estado, quedando solo la cascara hueca del mismo
como barco a la deriva, manejado por los hilos británicos, norteamericanos,
chinos, etc…
García Mellid refiere a esa
conexión entre los mandantes extranjeros ingleses y franceses y los Unitarios
de siempre –Liberales, hoy – como utilizan los primeros con sus empleados de
acá tanto armas psicológicas, como económicas, sobornos de todo tipo, etc: “Los equipos liberales que responden
incondicionalmente a las órdenes británicas, manejas con gran sutileza los
mecanismos ideológicos y de propaganda. Un político o un intelectual se juegan
su destino a la elección de sus ideas que constituirán su ideario de combate.
Si aspira a obtener influencia o popularidad debe abrazar el sistema de idea
liberales que beneficia a la causa de la Gran Bretaña. Cualquier desviación se
paga con el silencio o con la condenación más ilevantable. Inglaterra no puede permitir que se proclamen doctrinas
de independencia y, mucho menos, aquellos principios en que se afirma y robustece la conciencia nacional. Lo
hispánico, lo católico y lo tradicional son, en la América española, los
valores sustanciales en que radica la Nación; conviene a los planes británicos
que, en lugar naciones, haya sociedades sin cohesión, sumergidas en una ínfima economía
pastoril y dependientes del aprovisionamiento inglés manufacturas”.
En síntesis:
La penetración
político-económica comienza en los albores de las invasiones inglesas. La idea
del imperio británico y sus organismos financieros, bancarios, etc (copiado luego
por otras naciones y por infinitud de organismos supuestamente benéficos
internacionales –ONGs-) es sojuzgar a las naciones hispanas utilizando como
intermediarios a los propios nativos de dichas naciones que por una suma de
dinero, oropeles, medallas e ingreso a los clubes y logias masónicas ponen en
ejecución las órdenes emanadas de sus mandantes extranjeros. Además, esas logias
masónica de nuestra américa están subordinadas a las indicaciones de las
principales lógicas que están en los EEUU, Inglaterra, Francia, Bélica,
Holanda, etc.
Esas órdenes incluyen la
desvalorización de nuestra moneda, el impedimento del desarrollo de nuestras
industrias pesadas y tecnológicas, la pauperización de nuestros pueblos
impidiendo el consumo y el aumento de la presión tributaria a límites
exasperantes, la utilización de la Banca nativa y en especial, el Banco Central
para regular los precios internos y externos, de tal manera que seamos solo un
feudo pastoril, la destrucción cultural a través del control de la prensa, el
control de la educación desde la escuela primaria inventando una historia
propia inexistente volviendo a nuestros héroes villanos bárbaros cuando la
verdad es justamente lo contrario.
Como dice García Mellid
respecto al único período en que la Banca extranjera no pudo clavar su aguijón
en nuestra soberanía política: el gobierno de Rosas “Durante el período de su predominio no se con trató ningún
empréstito exterior. Desde el malhadado primer empréstito de 1824
concertado por el señor Rivadavia v sus
secuaces con la casa Baring de Londres, el país no reincidió en la mala
práctica hasta 1856, después de Caseros. Claro que, a partir de este momento,
se inició la carrera desenfrenada de los empréstitos y la República se postró
ante sus acreedores internacionales; que era, precisamente, lo que el
nacionalismo de Rosas había querido impedir”.
García junto a Rivadavia
amañan el préstamo solicitado a la Baring Bros. por la cual el país dio sus
tierras en garantía. De la suma dada en préstamo casi nada llegó a nuestras
manos; es mas, quedamos en deuda con Inglaterra cuando era Inglaterra que
estaba en deuda con nosotros –y aún lo está- porque los ingleses en 18056 se
llevaron a Inglaterra todo el oro que teníamos. Luego de finalizada la guerra
se comprometieron a devolverlo. Todavía estamos esperando. Esto significa que
pasamos por un arte de magia de ser acreedores del imperio inglés a ser
deudores y, encima, teniendo embargadas nuestras tierras como garantía. Una
estafa típicamente británica que no podría haberse consumado sin los ‘Cipayos’
de Manuel J. García, Rivadavia y otros hubieran intervenido en la negociación.
Encima, al estar sin un peso
Dorrego por causa de las acciones financieras de Rivadavia y García, se vio
obligado en 1828 cuando accedió al poder
a tener que ceder respecto a la soberanía de la Banda Oriental porque la Banca
y el Crédito era manejado desde el Banco Nacional por los ingleses, lo que
llevó a tener que hocicar y ver como se segregaba parte de nuestro territorio
por las maniobras inglesas, tal cual lo refiere el propio Lord Ponsonby..
En todo esto, repetimos,
estuvo involucrado Manuel J. García.
Ese ‘Estado-Tapón’ cumplía
las expectativas del imperio ingles de poder, así, evitar que la Confederación
Argentina no tuviera el control exclusivo de sus ríos interiores.
Debemos reverenciar, según
la historiografía novelesca y fraudulenta ‘Cipaya’ oficial, la grandeza de
‘Caseros’. Cualquier objeción a la épica de este combate será considerado como
un acto de barbarie, atraso, etc
El hecho de los tratados
consecuencias de la caída de Rosas de declararse en 1853 la libre navegación de
los ríos interiores a favor de Inglaterra, Francia y los EE.UU es vista por el
Unitarismo empleado de estos países. A los que apoyó el otrora Jefe de los
Ejercitos de la Confederación Argentina y artífice militar de la mayor traición
que recuerde nuestra historia: Justo José de Urquiza.
Ya desde los albores de
nuestra independencia la libertad de los ríos interiores era un objetivo
primario en los intereses anglo-franceses, tal como comenta Scalabrini Ortiz
sobre palabras de Lord Liverpool que en 1824 decía sobre la América hispana “...la habilidad británica trata de
reconstruir la estructura colonial con que ha mantenido encadenada a la
República Argentina durante más de un siglo, merced a la técnica de utilizar
como personeros de sus intereses a ciudadanos argentinos secretamente
comprometidos a sus servicios."
Hoy día mucho tiene que ver
en la continuidad en todo a nuestro ahogo soberano, la punta de lanza de esta
invasión a nuestras soberanías, la presencia de las Naciones Unidas y todos sus
organismos de allí salidos que no son otra cosa que máscaras que utilizan las
grandes finanzas sinárquicas para el control de las naciones soberanas.
El liberalismo malsano en todo
su esplendor. El Unitarismo ‘agiornado’
en liberalismo o neoliberalismo. Distinto ropaje, misma esencia e intenciones.
‘Cambiar para que nada cambie’ diría Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su célebre
libro ‘Il Gattopardo’.
Decía sobre el tema este
último autor por el año 1957, contemporáneamente a lo escrito por Scalabrini
Ortiz: “Una de las formas de ocultamiento
de la verdad histórica de que abusan nuestros liberales, es la de escribir
historia. Tenemos cientos de textos, de manuales y de tratados de historia,
todos cortados sobre tos mismos moldes académicos, que son escarnio y
prevaricación de ¡a Academia, Historias de pueblo ausente, de falsas
oposiciones y de escamoteo de los conflictos profundos; así se adormece la conciencia de los argentinos en la
certeza de que carecen de un propio e inconfundible destino universal”.
Porque después de todo, una
nación lo es porque tiene una unión de destino universal, como decía José
Antonio Primo de Rivera. Así, no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a ella.,
como pertenecemos a una familia, a unos padres, a un Dios. La Nación es
anterior, superior y ulterior a nosotros mismos; nos trasciende en el tiempo,
en el sentido, en la misión.- El conocimiento de la realidad no se ‘elige’, no
interviene aquí la voluntad y el número, la realidad no se aprehende: ‘la verdad es una categoría permanente de la
razón y no una decisión de la voluntad’
La Nación es una sociedad
natural o histórica, no depende de nuestra voluntad o de contrato alguno, no se
elige: se nace, es una herencia y tiene por fin la permanencia en su unidad, y
es distinta y superior a los individuos que la integran, encontrando en el
Estado su máquina operante, debiendo estar éste ordenado al bien común,
conforme a la Ley Natural, apropiada a las costumbres, al lugar y al tiempo,
según enseñaba San Isidoro de Sevilla.
Atilio García Mellid
respecto al Liberalismo reflexionaba con suma certeza: “Pues es lo cierto que una larga prédica liberal ha suscitado agudo
escepticismo sobre la riqueza étnica, religiosa y cultural que atesora nuestro
pueblo. En la persecución de esa finalidad se ha apelado a los recursos más
innobles, falseando los hechos y desfigurando las personas, hasta hacer Je los
defensores Je! pueblo la encarnación sombría de los sentimientos más bárbaros y
primitivos. Como contrapartida, se ensalzó a los exponentes del privilegio
mercantil, el abuso político y la injusticia social, atribuyéndoles ser
depositarios de la civilización ilustrada, del orden y la libertad. Esto es una
tremenda mentira y una defraudación escandalosa; la verdad es justamente la contraria.
Pero es necesario decirla, a la luz de los documentos y a través de una
exposición objetiva, porque de no hacerlo todos seremos cómplices en un proceso
cuya meta es la destrucción de las bases fundamentales cu que descansa la
nacionalidad. Sin pueblo auténtico y sin tradiciones normativas no nos será
posible constituir una Nación. El liberalismo lo ha venido impidiendo, acaso
sin proponérselo, empujado por la fatalidad de su propia limitación. Porque el
liberalismo no posee ritmos vitales sino formulaciones teóricas; no es una
doctrina nacional sino una ideología frustránea; no le interesan los pueblos
sino las ideas. Extraño a nuestro medio y adverso a los imperativos que nos
vienen por la historia, se empeña en cegar las fuentes católicas e hispánicas
en que ha abrevado nuestra vida. La despersonalización étnica y la
desfiguración espiritual por medio de leyes laicas, de teorías materialistas y
de campañas insidiosas es —en un país católico e hispano— una forma artera de
socavar las defensas de la Nación para que prospere la factoría”.
“Es
un liberalismo que retrasa y destruye porque en él "los principios son
pura herencia verbal, caparazón hueco y sonoro, creencia muerta. Son,
agregamos, campanas de palo para el corazón afligido de los pobres. Es por esta
insensibilidad que nuestro liberalismo ha anarquizado la vida argentina y
amenaza sumirnos en la confusión. Para contrarrestar su acción disolvente me
propongo describir su trayectoria histórica, utilizando documentos sistemáticamente
ocultados, de los que surge con claridad meridiana una conducta siempre adversa
al interés del pueblo v a los fines de la Nación. Entre nosotros, el Partido
Liberal, como tal partido, no aparece sino después de Caseros; es la seña de los
proscriptos que regresan con las luces de la civilización a un país retrógrado
que quiere mantenerse fiel a las esencias fundacionales. El nuevo cauce es el
reencuentro de viejos ríos; confluyen en él los que formaron en los cuadros de la
Sociedad Patriótica, del “carlotismo” y el partido ‘DirectoriaI’, de las
huestes rivadavianas y los ejércitos unitarios, de los centros de la
aristocracia cerril y los cenáculos de la Asociación de Mayo, de los sectores
que gestionaban la desmembración del territorio o apoyaban el bloqueo impuesto
por potencias extranjeras. Es la concertación de los intereses de los
mercaderes con el ideologismo de los intelectuales” […]
“Las
doctrinas liberales son ajenas a nuestro medio: su nocividad no se encuentra
tanto en su falsedad intrínseca como en su falta de autenticidad. Nuestro país
pugna por instituciones y leyes que correspondan al fondo vernáculo de su alma,
a la transparente alcurnia de su vida espiritual. El liberalismo frustró estas
esperanzas; hizo del país un campo de experimentación y tomó al hombre
argentino como a un sujeto desarraigado. Por eso construyó un edificio teórico
de principios y no ceja en el empeño de aprisionar la realidad vital en la
cárcel endeble de su ideología […]
“La
Nación Argentina no podrá realizarse en la plenitud de sus inmensas
posibilidades mientras lleve en su seno tan graves contradicciones. Una patria
es siempre un programa de vida en común; la herencia recibida de los mayores;
las sustancias que edificaron su alma en una fe, una lengua y una cultura; las
instituciones propias y la proyección universal de sus valores nacionales, son
los elementos con que deberá forjarse la patria de los argentinos”
El Liberalismo encarnado
ayer en el Unitarismo redivivo hoy, para mantenerse en la conducción de los
destinos patrios y en la absorción de sus riquezas para cederlas a sus amos
externos requiere una ‘Concepción
Literaria De La Historia’ como la llamaba con
cierta ironía pero con acierto el inglés Halford J. Mackinder. Algo
que supo ver Scalabrini Ortiz.
El Unitarismo,
de este modo citado, falsea la historia desde dos ángulos bien marcados:
uno, describiendo personajes con unas virtudes de las que ellos carecieron y,
dos, describiendo otros personajes con defectos y vicios inexistentes.
Dice Scalabrini
Ortiz, desenmascarando a los falsarios liberales que la creación novelesca de
nuestra historia ha hecho que “todo lo
que nos rodea sea falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron.
Falsas las creencias económicas que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas
mundiales que nos presentan y las disyuntivas política que nos ofrecen.
Irreales las libertades que los textos aseguran”.
Esto fue escrito
por el historiador en 1857 y como puede inferirse, nada ha cambiado al dia de
hoy pleno siglo XXI.
De esta forma, los gobiernos
Unitarios al controlar la narrativa histórica justificaban su propia
existencia, con esa persistente y fraudulenta ‘Concepción Literaria De La Historia’.
La falsificación de la
historia por sus vencedores, pues, en que han sumido a nuestra nación,
deformándola y vaciándola de su ser, puede verse en la intención aviesa de
borrar cualquier rastro de Rosas y sus casi 23 años de gobierno, silenciándole
sus virtudes y agigantando sus defectos, al igual que con los hombres probos
que lo rodeaban. Utilizando, a sabiendas, símbolos y acciones para tales fines.
Ezra Poud, un brillante
poeta y escritor norteamericano (1885 – 1972) dijo que “la técnica de la infamia consiste en
inventar dos mentiras y conseguir que el pueblo discuta acaloradamente sobre
cuál de ellas es verdad”.
Esto es lo que hacen las
supuestas democracias hoy dia acicateado todo esto por los medios de difusión
masiva de derecha e izquierda; y el pueblo, ingenuo, cree, discute y se pelea
mientras los titiriteros del mundo ríen ante esto y continúan con su
sojuzgamiento
Dice Calabrese en tal
sentido: “Si no tenemos en claro qué
hemos sido, dónde estamos detenidos, es imposible determinar hacia dónde vamos,
y si no lo logramos no sobreviviremos como nación. Nos quedaremos en un grupo
de habitantes, en una población des-amalgamada, muy fácil de dominar a través
de la imposición de las modas pasajeras. Por eso hoy son tan importantes los
medios de comunicación masiva, en especial aquellos de mayor penetración, como
la televisión.
“Si
no hay una conciencia nacional, un ser nacional reconocido es porque no lo
supimos formar o no nos dejaron realizarlo o mediante una política deliberada
lo destruyeron o tratan de hacerlo. Es aquí donde entra a jugar un papel
decisivo la colonización cultural. No es menor su incidencia. […]
“Por
eso sostenemos que la mayor colonización cultural que hemos padecido proviene
de esta historia oficial, de la retórica, que creo desde la escuela primaria,
modelos para el consumo de un argentino típico que cuando llega a adulto no
puede responder a sus dudas, al pensar sobre la veracidad de lo que le han
ensenado.
“Se
siente solo, sigue esperando, es parte de una comunidad a la que encuentra
lejana, que no lo representa, con la que le cuesta identificarse, más allá de
su círculo más cercano, porque está construida sobre la hipocresía”.
La colonización cultural
también vista por nuestros ‘Fiscales’ de referencia queda reflejada en el libro
de uno de ellos, Scalabrini Ortiz: ‘El
Hombre que Está Solo y Espera’ de donde seguramente Calabrese toma el
concepto del ‘Hombre Solo’ que se
siente desarraigado culturalmente, socialmente, todo lo que es nacional le es
lejano y no lo representa. Esto lo ha logrado el Unitarismo absolutista, tirano
y salvaje, después de décadas y décadas de aislar a nuestros connacionales de
sus raíces volviéndolo, (sobre todo en Buenos Aires, ciudad portuaria si la hay),
un ser descastado, sin patria reconocible, individualista a ultranza,
reconcentrado en sí mismo. Consecuencia directa de una sociedad moldeada adrede
por esos Unitarios anglo-francófilos, hasta el dia de hoy, sin raíces
reconocibles.
El Unitarismo devenido en
Liberalismo desconocía la naturaleza del país. O la conocían y por dicha causa,
la despreciaban. Quisieron forzar la esencia y tradición consolidada desde
añares aunque ello significara su total destrucción como entidad soberana. Se
olvidaron del hombre concreto, real como sujeto de la historia todo fundado en
grandilocuentes discursos, vacíos de todo contenido sustancial, retórica pura,
teorías abstractas, ditirambos infatuados. La soberbia, su codicia, su mala fé
y la ignorancia aunadas fueron su método instrumental.
Se suman todos los centros
de difusión de sus ‘principios’ como Ateneos, Congresos, Diarios. Asi sus
declaraciones que suplantan los hechos, se vuelven intocables mitos con los
cuales se ‘encadenó el pensamiento de los
vencidos’, al decir de Manuel Bilbao.
Todo lo que se opusiera a
sus ‘principios’ era considerado ‘bárbaro’ y en aras de una supuesta la
‘libertad’ abstracta, ‘democracia’, y otras palabras huecas de sentido,
iniciaron, provocaron y concluyeron con todo tipo de atisbo de reacción
soberana pero Uds. saben que como decía Louis Veuillot que “pensar de manera distinta a aquellos que se dicen “tolerantes”
es algo que el “partido de la tolerancia” no puede tolerar”. De esto
saben y mucho los liberales, ‘gente de principios’.
El individualismo extremo y
a rajatabla los guiaba. Y como decía el modelo de ello, Estaban Echeverría “que perezca el hombre pero que se salven los
principios”. Ahí estaba todo resumido, vaciado todo se sentido social
alguno.
El Unitarismo dibujaba una
patria según su conveniencia y la vida ofrendada por los verdaderos patriotas,
hoy dia, está devaluada en la enseñanza escolar y en los medios de difusión
masiva.
Se suma a todo esto el
empleo del terror según confiesa Sarmiento a Domingo de Oro el 17 de Junio de
1857 “Nuestra base de operaciones ha
consistido en la audacia y el terror que empleamos hábilmente, han dado este
resultado admirable e inesperado... pusimos en cada parroquia cantones con
gente armada encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta
conspiración... bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la
ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros... fue tal el terror que
sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29
triunfamos sin oposición”.. Sarmiento dixit.
‘Gente
armada’, ‘encarcelamos a supuestos (sic) conspiradores’, ‘bandas de soldados’,
‘acuchillando y persiguiendo mazorqueros’, ‘terror sembrado’.
Etc. Asi el unitarismo civilizado actuaba. Y actuaba ‘por las dudas’ porque los
conspiradores eran ‘supuestos’ (sic) y, además, había que recordar que en 1857
ya no existían y hacía años, los mazorqueros citados por el ilustre educador
sanjuanino modelo de civilidad.
Esto no era nuevo. Desde la
época del asesinato vil de Manuel Dorrego, los Unitarios se comportaban asi. El
Presbítero Santiago Figueredo en sus palabras en las exequias de Dorrego decía
“ellos [los Unitarios] han fundado su
gobierno sobre un cadalso y procurarán conservarlo a la sombra del terror”.
No se equivocaba con su futurología el citado. Asi fue siempre el
comportamiento de los Unitarios como Lavalle, Paz, Lamadrid, hasta Mitre y
Sarmiento.
Para García Mellid “el porteñismo abatió las más puras
reservas del alma provinciana y desbarató los sueños de grandeza común que
acariciaba el rústico poblador de la campaña”.
“El
puerto que debió ser la vía de comunicación con todas las rutas del mundo, fue
la muralla que confinó en un claustro de soledad el alma de los pueblos
interiores; la ciudad que debió constituirse en salvaguardia y protectora de la
Nación, se volvió contra ella; el grupo social que sé decía “dirigente” y
debió, en tal sentido, amparar y estimular la prosperidad de todas las
regiones, se enquistó en sí mismo y trabajó para su propio enriquecimiento,
precipitando el desamparo v la miseria de cuantos no pertenecían a su círculo
privilegiado.
En sus postreros días en el
exilio, resumió amargamente nuestro Restaurador de las Leyes lo que estaba
sucediendo en el país. Rosas estaba al tanto de lo que pasaba y las cadenas que
nos ataban a la usura. En carta a Antonino Reyes, le decía un 27 de Diciembre
de 1870 desde Southampton:
"¡Que
Dios iluminé la marcha política de los primeros hombres de esa República y
tenga piedad de nosotros, son mis votos constantes y que siempre debernos todos
invocar, implorando su misericordia!" Comentaba luego el establecimiento
en Buenos Aires de un "titulado Banco Nacional", de acuerdo a un
"proyecto fabricado en Londres por Mr. Laing y otros", y agregaba:
"Estos y tantos otros procederes inauditos contra Buenos gires hacen
rebosar la amargura; tanto más cuando los cometen con pleno conocimiento del
mal que hacen. Sí, ¡pobre Buenos Aires!.
Aún mis más desgraciada y triste su situación cuando sus propios hijos
son parte de los autores y cómplices de la decadencia de sus glorias de la
amenaza de un porvenir funesto. Por mi parte peno, me aflijo, lloro y ni aún el
llanto continuado es un calmante a mis dolores".
Estos ideólogos nacidos en
nuestra tierra, pero colonizados mentalmente que, gracias al dinero producto
del manejo de la economía del país y su armamento moderno, sometieron,
avasallaron a su propio pueblo, desconociendo nuestras realidades conformaron
la punta de lanza de la penetración y dominio económico de los grandes imperios
y la Banca.
Esos son nuestros ‘Cipayos’
y nuestra vergüenza como nación: grupos nativos dóciles al boato, al
ideologismo francés o al dinero por sobornos.
Vicente Sierra resumía el
connubio entre el liberalismo y socialismo al expresar en 1949, lo que se
repite desde los orígenes de los tiempos de nuestra independencia, con el
interregno solo de Juan Manuel de Rosas, en el sentido de que ““Los que suponen q u e el liberalismo es una
doctrina de origen popular ignoran de que hablan, pues se trata de una
concepción netamente clasista, contra la cual surgió, no en defensa de lo
popular sino de otra clase, el socialismo, con las mismas bases teóricas que su
oponente, por lo que resulta igualmente equivocada v peligrosa desde que ambas
se asientan en una concepción falsa del hombre, de la sociedad y del Estado
"
Sobre esto reflexionaba
García Mellid, el cual nos hacía ver que el socialismo era y es el hijo directo
del liberalismo:
Esta
identidad de las bases teóricas explica la correlación profunda de ambas
doctrinas. Liberales y socialistas recurren al despotismo de Estado para
disolver las estructuras que preservan la libertad de la persona, su autonomía
espiritual y el cumplimiento de los fines naturales y sobrenaturales que le son
propios. Ambas tendencias están aferradas a un conjunto de ideas-fuerza (una
ideología) y todo debe ceder y someterse a su esplendor verbal y a sus
abstrusas declaraciones. La realidad vital en que se mueven los hombres de
carne v hueso. carece tic relevancia ante esas imponentes construcciones
ideológicas, que terminan por adquirir vida propia y actuar a manera de un
trágico y autónomo despotismo. Los sistemas liberal y socialista basan su
eficiencia en el dominio ilimitado de los mecanismos materiales de la sociedad
y el Estado; de ahí que todo el problema consiste en apoderarse de los resortes
del poder v promulgar una legalidad de la que ellos son únicos intérpretes y
depositarios”.
Esa legalidad se la
apoderaron muchas veces desde la muerte de Dorrego, las fraudulentas
constituciones de 1819 y 1826 y ya definitivamente con la caída del legítimo
gobierno de Rosas y la ‘legalidad’ (sic) impuesta por la fuerza de la llamada
Organización Nacional y su constitución viciada de 1853. Por lo que toda ley
desde esa época está viciada de nulidad absoluta. .
Estos ideólogos, despóticos, alejados de toda
tradición ignoraban e ignoran el empirismo organizador que es la base de nuestro justo desarrollo como
nación. Son ciegos a la realidad que los circunda intentando la ‘cuadratura del
círculo’ en forma antinatural y forzosa prescindiendo de nuestros orígenes, de
nuestras realidades, arrasando el país real cuyo nacimiento y desarrollo fue
profundamente hispánico.
Sostenían que la realidad
debía ajustarse a sus ideas abstractas y no inversamente. Y cuando lo sucedido
no se ajustaba a sus fórmulas de laboratorio desprovistas de todo contacto con
nuestra realidad, no importaba, persistían en sus altisonantes palabras huecas
y a contrapelo de nuestra identidad.
Obsérvese como muestra
perfecta de lo dicho un discurso de Mitre en un banquete en su honor y el de
Sarmiento en una tenida masónica por Octubre de 1868 donde campea un resumen
perfecto de lo siniestro de su pensamiento y los panegíricos hechos a Rivadavia
y demás traidores a su patria totalmente
alejados esos panegíricos de la realidad de quienes éstos fueran.
“Hermanos: Aunque no tenía conocimiento del programa de esta
reunión y no había pensado hacer uso de la palabra, ya que soy invitado á ello,
acepto la tarea que se me encomienda, porque cada uno de nosotros debe estar
siempre preparado al trabajo, ya sea que á él se llame a la luz del día ó en
las tinieblas de la noche. (El orador señala las puertas sagradas del templo,
simbolizando la una la luz y.
la otra las tinieblas.) […]
La historia política de la República, sus luchas y sus conquistas
están representadas en las cinco presidencias constitucionales que se cuentan
en su historia constitucional.
La primera, la de Rivadavia, fue la más fecunda de todas. Y sin
embargo, Rivadavia dejaba en pos de sí la agitación de los espíritus, la guerra
de los pueblos, la disolución de la sociedad. Pero es que el
trabajo de descomposición que se hacía era la fermentación de la tierra destinada a
hacer fructificar las grandes semillas del bien· que él dejó
sembradas.
Hoy que el juicio de la historia está formado sobre esa presidencia,
los pueblos han hecho la apoteosis de Rivadavia. Nosotros recogemos los bienes
que no recogieron sus contemporáneos. La Presidencia de Rivadavia fié como la primer copa que se derramaba en
los festines antiguos. Nadie la bebía y se hacía con ella una libación a los
dioses desconocidos. Nuestros dioses desconocidos, han recogido esa libación y
la han derramado sobre nuestras cabezas como una agua de bendición.
Los otros cuatro presidentes, hermanos, se han encontrado una vez
juntos y arrodillados al pie de estos altares: el general Urquiza, que acababa de
serlo; el doctor Derqui, que lo era entonces; yo, que debía ser honrado más
tarde con el voto de mis conciudadanos, y el hermano Sarmiento, que va á
dirigir bien pronto los destinos de la nación. Qué sentimiento animaba á aquellos cuatro hombres en ese momento solemne?
Debemos creer que el
sentimiento de la fraternidad dominaba sus almas, y que sus aspiraciones se
dirigían al bien de todos.Es cierto, que cuando nos alejamos de las puertas del
templo, nuestras espadas salieron de la vaina para cruzarse en los campos de
batalla; pero aún sobre
esa desgracia y esa matanza, el genio invisible batió de nuevo sus alas, y los
pueblos, en nombre de la fraternidad y del bien, se unieron para concurrir á
los fines que encerraban la felicidad de todos.
Hoy que uno de esos presidentes va á entregar á otro el depósito
que le fué confiado, nos habla de los astros que suben á su apogeo y de
los que declinan hacia su ocaso. Error astronómico, como es error político y social. El mundo entero creía que el
sol daba vuelta alrededor de la tierra y que resplandecía sobre nuestras
cabezas para hundirse luego en las sombras. No: el sol está fijo en el centro
de su sistema para irradiar eterna luz sobre sus mundos. N o hay más sol que el
principio eterno bien que nos ilumina. ¿Qué es Sarmiento? Un pobre hombre como yo, un instrumento como éste (tomando el
compás) que la Providencia toma en sus manos para producir el bien a que concurre en mayor ó
menor escala”.
Como sintetiza García Mellid respecto al Unitarismo
liberal y sus ‘Cipayos’ como instrumento de sus ansias de poder y muerte: “El liberalismo carga con este pecado
doctrinario del que no podrá liberarse jamás, porque está en la raíz misma de
su enfoque intelectualista de la naturaleza, del hombre y de la vida. Todas sus
aberraciones advienen de esta falsa cosmovisión de una concepción del mundo que
prescinde de la idea de Dios y perderte la noción de la justicia y del derecho
emergente de la ley natural y divina. No extrañe, pues, que el liberalismo haya
cubierto entre nosotros tan larga etapa de crímenes y perversiones, y que esté
dispuesto a recorrerla de nuevo si las circunstancias fueran propicias a su
restablecimiento en el poder. Pero aún más grave que el delito mismo es la
tentativa de aligero el peso de sus crímenes arrojando sobre los hombros de los
opositores cl pesado bulto de sus iniquidades.[…] ¿Con que derecho, por lo tanto, pueden seguir exhibiéndose como probos
y justos, o como puros y civilizados, si sus procedimientos brutales, sus
asesinatos en masa, sus administraciones deshonestas, sus negociados
escandalosos y sus trámites contra la seguridad del pueblo y la integridad de
la Nación, los sindican como la negación absoluta de aquello que pretenden
representar?
Ellos escribieron la historia, tan alejada de la verdad
de los hechos repugnantes que ellos condujeron y que es una llana falsificación
que degrada a los reales patriotas que dieron su sangre. Diagramada tal ‘concepción literaria de la historia’ en
forma pensante y minuciosa en el laboratorio de sus mentes divagantes.
Los propios Unitarios –en cartas privadas- lo
reconocen.
Mitre, quien dice que a Artigas lo “hemos enterrado históricamente” (carta a
Vicente F. López);
El modelo de Unitario de la Banda Oriental y
entreguista de su propia tierra a los brasileños, Andrés Lamas respecto a sus
escritos decía “Mi escrito no es
rigurosamente histórico, desde que, como se ve, está destinado a servir los
intereses actuales del país, inculpando las administraciones de Rosas, y
defendiendo con ahínco todas las del general Rivera; y como todo escrito
polémico destinado a la prensa diaria, no es extraño que adolezca de muchas
inexactitudes" (carta de Lamas al General Enrique Martínez, Montevideo
6 de Agosto de 1845)
Sarmiento que
confiesa que su ‘Facundo’ “está llena de
inexactitudes a designio” (carta de Sarmiento a Paz, Montevideo 22 de
Diciembre de 1845).
El mismo Sarmiento reconoce el buen gobierno de Rosas
al decirle a Nicolás Avellaneda “Necesito
y espero de su bondad de Vd (sic) me procure una colección de tratados
argentinos, hecha en tiempos de Rosas, en que están los tratados federales, que
los unitarios han suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos
rehacer la historia” (carta de Sarmiento a Avellaneda, 16 de Diciembre de
1865).
No debemos de olvidar que apenas caído Rosas los
Unitarios se dedicaron a quemar en fogatas paganas la documentación oficial de
Rosas, lo que posibilitó ‘rehacer’ la
historia como decía Sarmiento.
Estos falsarios ‘Cipayos’ tienen monumentos, plazas,
calles, ciudades, municipios, que llevan sus nombres y han ‘hecho’ una historia
adecuada a sus intereses espurios.
Esa “historia” vigente en la educación durante décadas
apartada de toda realidad, nos sigue sometiendo y quitando toda soberanía real,
ahogando nuestro destino, hasta el dia de hoy. ¿Hasta cuándo? Hasta que, -como
decía José Hernández en su ‘Martín Fierro’-,
“Un criollo venga a mandar” como supo hacerlo nuestro padre de la patria
Don Juan Manuel de Rosas y su soberana y gloriosa Confederación Argentina….
*
.FUENTES:
CALABRESE, Antonio (‘José de San Martín ¿Un Agente Inglés?-Ediciones
Lumiere S.A.-2012’)
D’AMICO, Carlos (“Buenos Aires : sus hombres, su política
(1860-1890)”- Ed.Americana. Buenos Aires 1952)
D’AMICO, Carlos (“Siete Años en el Gobierno de la Provincia de
Buenos Aires” (Ed.Peuser-1895)
GARCÍA MELLID, Atilio (‘Proceso al Liberalismo Argentino’ – Ediciones
Theoria – 2da.Edición- 1964)
GRAS, Mario Cesar (‘‘Rosas y Urquiza-sus relaciones después de
Caseros’- Ed.1948)
ITURRIA, Raúl (‘El Contexto Regional e Internacional’-
en ‘Manuel Oribe, Fundador de la República’, de la Colección ‘Los
Blancos’-Vol.1, Cap.3.- Ediciones De La
Plaza-Montevideo 2014).
MACKINDER, Halford J (‘La
Concepción Literaria De La Historia”-, conferencia en la Real Sociedad
Geográfica de Londres el 25-1-1904 en ‘The Geographical Jornal’ , Vol.XXIII,
Nro.4 pag.421 y sstes.
MONTORO GIL, Gonzalo Vicente
(‘J.M.de Rosas.-Aspectos Poco Conocidos
de su Vida y su Familia’- El
Mensajero De La Confederación Argentina blogspot 2017-actualizado a Febrero
2018).
MONTORO GIL, Gonzalo Vicente
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