miércoles, 4 de diciembre de 2024

LA ADMIRACIÓN DE ROSAS POR SAN MARTÍN: (Varios Gestos Que Lo Ennoblecen)

 LA ADMIRACIÓN DE ROSAS POR SAN MARTÍN:

(Varios Gestos Que Lo Ennoblecen)


Gonzalo V. Montoro Gil




José de San Martín y Juan Manuel de Rosas nunca se conocieron físicamente.

Pero la relación que fueron tejiendo a lo largo de los años, epistolarmente, acercó y en mucho a ambos patriotas.

Y esa relación redundó en mutua admiración por lo que ambos hicieron en pos del mantenimiento de nuestra soberanía, no solo nacional sino de América toda..

Juan Manuel de Rosas, por tal motivo, tuvo muchos gestos de reconocimiento y honores para con el Libertador y su familia  por su magna epopeya de libertar a medio continente y su desprendimiento en aras de su patria, los cuales fueron agradecidos por San Martín..

La idea de este pequeño trabajo es desgranar alguno de aquellos; los más importantes y que han quedado documentados para nuestra rica historia y los agradecimientos de éste para con aquél

Veámoslos

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En 1820, Rosas, cuando por entonces no tenía cargas públicos y era solo un hacendado que en sociedad con Juan Nepomuceno Terrero —su futuro consuegro— se dedicaba a la administración  de varias estancias, ya tenía admiración por el Libertador. Por entonces adquirió en la zona de Matanza un establecimiento. En cuanto tuvo en su poder la documentación que convertía a Rosas, Terrero y Compañía en propietarios de la "Estancia El Pino", inmediatamente, por primero que hizo, fue cambiarle el nombre por el de  "Estancia San Martín".

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San Martín había ofrecido sus servicios a la Confederación en la  guerra contra Francia en 1838 y el injusto bloqueo de ésta..

Rosas le responde con fecha 24 de Enero de 1839, agradeciéndole su desprendimiento:

“Señor brigadier general  D. José de San Martín. Apreciable general y distinguido compatriota:

“Al leer su muy estimable, fecha 5 de agosto último, he tenido el mayor placer, considerando por todo su contexto los nobles y generosos  sentimientos de que se halla usted animado  por la libertad y gloria de nuestra patria.  Mi satisfacción habría sido completa, si me hubiese sido posible excusar el recuerdo de los funestos sucesos que lo obligaron  a retirarse de este país, y que nos han privado, por tanto tiempo, de sus importantes servicios; pero ¡quién sabe si esto mismo, desmintiendo la maledicencia de sus enemigos, ha mejorado su posición, para que sean más estimables los que haga a esta república en lo sucesivo!

“Con efecto; el tiempo y los acontecimientos, considerados en su origen, relaciones y consecuencias, suelen ser la mejor antorcha contra las falsas ilusiones que producen la ignorancia, la preocupación y las pasiones.  Felicito a usted por el acierto con que ha sabido conocer la injusticia de sus perseguidores, y le doy lleno de contento las más expresivas gracias por la noble y generosa oferta que se sirve hacerme de sus servicios a nuestra patria en la guerra contra los franceses; pero aceptándola con el mayor gusto, como desde luego la acepto, para el caso de que sean necesarios, debo manifestarle, que por ahora no tengo recelo de que se suceda tal guerra, según lo espero por la mediación de la Inglaterra, y notorios perjuicios a las demás potencias neutrales; y, por lo mismo, al paso que me sería grato que usted se restituyese a su patria, por tener el gusto de concluir en ella los últimos días de su vida, me sería muy sensible que se molestase en hacerlo, sufriendo las incomodidades y peligros de la navegación, por solo el motivo de una guerra que, probablemente, no se verificará; y mucho mas cuando concibo que permaneciendo usted en Europa, podrá prestar en lo sucesivo a esta República sus buenos servicios en Inglaterra o Francia.      

“Al hacer á usted esta franca manifestación, solo me propongo darle una prueba del alto aprecio que me merece la importancia de su persona, recordando lo mucho que debe a  sus afanes y desvelos la independencia de esta República,  como también las de Chile y Perú; mas no exigir a usted ninguna clase de sacrificio que le sea penoso, ni menos que se prive del placer que podrá tener en volver cuanto antes a ésta patria, en donde su presencia nos sería muy grata a todos los patriotas federales.

“Los adjuntos cuadernos impresos darán a usted una idea de los sucesos de este país en 1838.

“Que dios conceda a usted la mejor salud y ventura, es el voto constante de su muy atento servidor y compatriota.    Juan Manuel de Rosas”

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El año 1839 es rico en distinciones hechas por Rosas a San Martín. A la mencionada se agrega una que habla del concepto que tenía el Restaurador por el Libertador, al designarlo como Ministro Plenipotenciario de la Confederación Argentina en el Perú..

“Viva la Federación! - Buenos Aires, julio 17 de 1839, año 30 de la Libertad, 24 de la Independencia y 10 de la Confederación Argentina.

“Art. 1°.-Queda nombrado ministro plenipotenciario de la Confederación Argentina cerca del Exmo. Gobierno de la República del Perú, el brigadier general Don José de San Martín, con la asignación que determine el presupuesto del presente año, aprobado por la Honorable Junta de Representantes.

“Art. 2°.- Expídanse las credenciales correspondientes, comuníquese, publíquese é insértese en el Registro Oficial. Rosas.  Felipe Arana”

(Registro Nacional, año 1839, N° 2759).

Esta designación desvirtúa rotundamente la conjetura de que a Rosas “Europa le inspiraba menos temor que la vuelta de San Martín”, formulada por Carlos Alberto Leumann en La Prensa del 30 de enero de 1838.)

Este decreto le fue comunicado a San Martín por el Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, doctor Felipe Arana, en los siguientes términos:

“¡Viva la Federación! El ministro de relaciones exteriores de Buenos Aires encargado de las que corresponden a la Confederación Argentina. Buenos Aires, 18 de julio de 1839, año 30 de la Libertad,   24 de la independencia y 10 de la Confederación Argentina.

“Al señor brigadier general don José de San Martín.

“El infrascripto tiene la satisfacción de incluir a V.S. de orden superior, copia del decreto expedido el 17 del corriente por el excelentísimo encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina nombrando a V.S. ministro plenipotenciario cerca del gobierno de la república del Perú.

“S.E. al dispensar a V.S. este honor y señalada confianza, ha tenido presente, que no obstante haberse ausentado de la América, después de haber hecho por su libertad y especialmente por la de su patria, los más eminentes servicios, ha conservado inalterablemente el más vivo interés por los sacrosantos derechos que ayudó a conquistar, mostrando en los conflictos de su país los sentimientos dignos de un americano argentino.

“A esta consideración poderosa se ha unido también la convicción de S.E. de que la legación a que se le destina se concilia quizá con el estado de salud, dando asimismo al Perú con esta elección, que no puede dejar de serle grata, no solamente una prueba inequívoca de los deseos de la  Confederación de estrechar con él relaciones de confraternidad y amistad sincera en el sentido de los intereses generales del nuevo mundo, sino que al mismo tiempo hace la noble ostentación de elegir a tal alto objeto a un veterano de la independencia, cuyos títulos sabrán valorar los pueblos peruanos y su ilustrada administración.

“S.E. espera que V.S. no excusará a su patria este nuevo servicio sobre los muy importantes que le tiene rendidos. Y si V.S. admite el nombramiento en virtud del cual se ha extendido el adjunto diploma, espera S.E. se ponga V.S. en marcha a esta ciudad avisándolo a este ministerio, y librando a su cargo el importe de su transporte para satisfacerlo, y a fin de que se extiendan las instrucciones necesarias, y se den las órdenes relativas, al abono de los sueldos designados a los ministros plenipotenciarios. Dios guarde a V.S. muchos años.. Felipe Arana”

(Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X, página 114).

Arana informa al gobierno del Perú de la referida designación, en estos términos:

“….Por tanto, y teniendo plena confianza en la prudencia, lealtad y sabiduría del brigadier general Don José de San Martín, veterano de la independencia, cuyos títulos sabrán valorar los pueblos peruanos y su ilustrada administración, ha venido en autorizarlo, nombrarlo y constituirlo, como por el presente lo nombra, lo autoriza y constituye por su ministro plenipotenciario cerca del excelentísimo gobierno de la república del Perú con las calidades que prescribe el superior  decreto del 17 del corriente; y a cuyo efecto se le expide el presente diploma firmado y sellado según corresponde.

“Dado en Buenos Aires, a los 19 de julio del año del Señor de 1839; año 30 de la libertad, 24 de la independencia y 10 de la Confederación Argentina. Juan Manuel de Rosas. Felipe Arana.”

(Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X, página 115)

Una vez nombrado San Martín, Rosas –a través de su Ministro en Londres, Manuel Moreno- cumple en notificarle en forma ya oficial el nombramiento hecho:

“Londres, 15 de Octubre de 1839.

“Señor general Don José de San Martín. Señor general: Tengo el honor de transmitir a V.E. por conducto de la embajada de S. M. B. en París y de mi amigo el señor Staines, un pliego del gobierno de la república recibido con mi correspondencia por el paquete que llegó ayer, que se me encarga pasar con seguridad a sus manos, y contiene el nombramiento de V.E. como ministro plenipotenciario cerca del gobierno del Perú;  igualmente una carta del señor general Rosas y otra del señor Sarratea desde Janeiro.

“Sírvase V.E. acusarme el recibo del expresado pliego y si V.E. gusta valerse del conducto de esta legación para su respuesta, él está muy a su disposición.

“Tengo el honor de ser de V.E. muy obediente servidor que B.S.M.  Manuel Moreno”

(Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X, pág. 118)

Por supuesto que San Martín recibe halagado el nombramiento pero le dice a Guido en extensa carta del 30 de Octubre de 1839 que no puede aceptarlo.

En la parte pertinente explica que “…esta prueba de alta confianza con que me honra V.E. ha excitado mi más vivo reconocimiento y no correspondería a ella sino manifestase a V.S. las razones que me impiden aceptar tan honrosa misión […] S.E. al confiarme tan alta misión tal vez ignoraba o no tuvo presente que después de mi regreso de Lima el primer congreso del Perú me nombró generalísimo de sus ejércitos señalándome al mismo tiempo una pensión vitalicia de 9.000 pesos anuales.  Esta circunstancia no puede menos que resentir mi delicadeza al pensar que tenía que representar los intereses de nuestra república ante un Estado a que soy deudor de favores tan generosos, y que no todos me supondrían con la moralidad necesaria a desempeñarla con lealtad y honor […] Dios guarde a V.S. muchos años. José de San Martín”

(Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X pág. 129.)

A lo contestado por San Martin, Rosas respeta su decisión lamentando su renuncia, la que es aceptada.. Le envía, entonces, dos misivas: una oficial, a través de Felipe Arana, y otra en forma particular.

La primera - enero 16 de 1840 -dice que “El infrascripto ha elevado al Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Provincia, la apreciable nota de V.E. de fecha 30 de octubre último, en que manifestando el vivo reconocimiento que ha excitado en V.S. la prueba de alta confianza con que lo ha honrado S.E. nombrándolo ministro plenipotenciario de la República cerca del Gobierno del Perú, y las consideraciones de ventajas personales que le resultarían de entrar al desempeño de aquella misión, encuentra otras que le impiden aceptarla, significando, que si una buena voluntad, un vivo deseo de acierto y una lealtad, la más pura, fuesen necesarias para aquel desempeño, sería cuanto podía ofrecer V.S. en servicio de esta República.

“S.E. el señor Gobernador, por cuya orden contesta el infrascripto, ha valorado debidamente los fundamentos de la renuncia de V.S. causados por circunstancias especiales que tan honorablemente formaron en el Perú los distinguidos y relevantes servicios que V.E. prestó a la libertad e independencia de aquella República, y con gran pesar se ve en el deber de admitir la renuncia que V.S. hace del alto cargo que S.E. encomendó a su elevado saber y acreditado patriotismo teniendo en vista los importantísimos bienes que de tan acertada elección resultaban a ambas repúblicas y á las demás del continente americano.

“Últimamente ha ordenado S.E. al infrascripto, manifieste á V.S. que al paso que siente intensamente que no se hayan conseguido los vitales objetivos que se propuso en el nombramiento de V.S. para su ministro plenipotenciario de la  República del Perú, se ha complacido en observar y aceptar con la más grata complacencia la buena voluntad, el vivo deseo de acierto y la lealtad más pura con que V.S. se ofrece en servicio de la Confederación Argentina, que con orgullo lo cuenta entre sus hijos predilectos. Dios guarde a V.S. Felipe Arana”

(Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X pág. 131)

La otra carta, como se dijo, particular y confidencial de Rosas a San Martín sobre el tema  escrita el 24 de Febrero de 1840, dice en su parte pertinente:

“Mi apreciado general. Sin embargo de la fuerza de las observaciones de usted, oficialmente para no admitir la misión acerca del gobierno del Perú, fuerza que no he podido menos que reconocer, hubiera deseado que no existiera inconveniente alguno, porque estoy seguro de que usted habría llenado su destino con harto provecho para su patria y para su nombre.[…]  Acepto con placer la buena y noble voluntad de usted en favor de nuestra patria y no desconfío de que todavía pueda recibir de usted servicios importantes. Mientras tanto se le ofrece sinceramente. Su afectuoso compatriota.   Juan Manuel de Rosas”

Otro gesto de estima de Rosas está dado por gratificaciones debidas a militares que eran tierras de la Provincia.

El 14 de Julio de 1840 el Ministro del Tesoro, Manuel Insiarte, por orden de Rosas, indicaba a la Contaduría General que se debía extender a San Martín  el boleto de las tierras -6 leguas-que le correspondía, de acuerdo a la Ley. Con fecha 17 de Julio de ese mismo año, un recibo firmado por el Ministro Felipe Arana consigna de haber recibido un boleto señalado  con el Nro. 35. Lamentablemente por cuestiones burocráticas nunca se le avisó a San Martin  del premio.

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Luego del Pacto ‘Mackau-Arana’, a fines de 1840 el yerno del Libertador, Mariano Balcarce, a la sazón empleado subalterno en la Legación argentina de Londres, fue nombrado por Rosas en un cargo diplomático, menor, en la Legación argentina de París. Allí pudo, finalmente, estar toda la familia reunida de San Martín en Francia, junto a su hija Merceditas y su marido Mariano.

Estuvo un tiempo en dicha función para luego dejar de estarlo por los continuos cambios de ministros y otros problemas burocráticos..

No sería éste el último gesto de Rosas para con la familia de su admirado San Martín.

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El 8 de Noviembre  de 1841 otro gesto de reconocimiento de Rosas a San Martin fue una nota firmada por el Edecán de Rosas el General Manuel Corvalán, en su nombre  por el cual se daba el nombre de un bergantín “ San Martín”.

Efectivamente,  el Restaurador le había ordenado –por intermedio de Corvalán- al Comandante en Jefe de la Escuadra que consideraba que el nombre adecuado para el nuevo bergantín era "el respetable, noble siguiente, tan querido como memorable "SAN MARTIN". Que es éste el nombre del Santo Patrono de ésta ciudad, que fue un bravo guerrero esclarecido y tambien, que éste es también el nombre del Ilustre General San Martín, a quién tantos y tan valerosos servicios eminentes debe la Causa de Nuestra Independencia y la del Continente Americano.

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En Noviembre de 1845, Rosas en la batalla de ‘Vuelta de Obligado’ contra la invasión franco-inglesa, nombró en honor de San Martín, una de las baterías costeras con el nombre de ‘San Martin’… Un alto honor para General misionero..
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En el año 1845 y en guerra la Confederación Argentina con Francia e Inglaterra, San Martín lo felicita a Rosas por la defensa de la patria.

El 20 de Mayo de 1847, Rosas le escribe a San Martín a propósito de lo que seguía sucediendo a pesar del paso del tiempo.

”Acepto con gratitud y alto aprecio sus benévolos votos por e buen éxito y honor de la actual contienda, y deseo a Ud. la mejor salud y felicidad. Soy respetuosamente de Ud. atento compatriota y amigo Juan M. de Rosas”

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En 1848 Rosas homenajea a San Martin –otra vez- en la Sala de Representantes. En Noviembre del mismo año, con una efusiva y afectiva carta San Martín le agradece diciéndole

“…..un millón de agradecimientos, mi apreciable general por la honrosa memoria que hace Ud. de este viejo patriota en su mensaje ultimo  a la legislatura de la Provincia; mi filosofía no llega al grado de ser indiferente a la aprobación de mi conducta por los hombres de bien…”

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En el mismo 1848, unos días después de la misiva anterior, San Martín le escribe a Rosas pidiéndole –a través de su amigo  Tomás Guido –y en forma muy respetuosa y humilde ver la posibilidad –nuevamente- de nombrar a su yerno Mariano Balcarce como diplomático en la embajada Argentina en Francia ya que ello redundaría en una ayuda y asistencia a su persona a través de su yerno por la razón de que San Martín no estaba ya en su plenitud de salud.

Si bien la carta con el pedido fue enviada  a Tomás Guido, como intermediario e íntimo amigo de San Martin, el pedido no fue a Guido sino al Jefe de la Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas, autorizado a la designación de funcionarios diplomáticos.

Guido (Ministro de Gobierno) no estaba en condiciones legales de decidir sobre la designación de funcionario alguno  sino que quien lo designaba era Rosas.

La prueba está en que cuando Rosas lo designa, San Martín le agradece POR CARTA, a ROSAS; NO A GUIDO. (Si hubiera sido Guido quien lo hubiera designado, el agradecimiento de San Martin hubiese sido a él)

Rosas accede y le escribe carta el Marzo de 1848 diciéndole:

"…"Soy muy sensible a los agradecimientos que V. me dirige en su carta por la memoria que he hecho de V. en el último mensaje a la legislatura de la Provincia. ¿Cómo quiere V. que no lo hiciera cuando viven entre nosotros sus hechos heroicos, y cuando V. no ha cesado de engrandecer-los con sus virtudes cívicas? Este acto de justicia ningún patriota puede negarlo, y mengua fuera hacerlo, al ínclito vencedor de Chacabuco y Maipú. Buenos Aires y su legislatura misma se haría responsable de tan perjudicial olvido, si lo hubiera tenido. En esa honrosa memoria sólo he llenado un deber que nada tiene V. que agradecerme…”

San Martín le agradece profundamente el nuevo gesto para con él y su familia enviándole una carta el  29 de noviembre de 1848:

” En mediados del presente mes comunicaron desde París, mi amigo el señor don Manuel de Sarratea y mi hijo político don Mariano Balcarce, el nombramiento que ha tenido usted la bondad de hacer a este último como oficial de la Legación Argentina en Francia, y que estoy seguro desempeñará con honor. Esta nueva y no prevista prueba de amistad me demuestra cada día más, el empeño de usted de contribuir a hacer más soportables los males de este viejo patriota. Gracias; un millón de gracias, mi apreciable general, por todos sus favores. El estado  de mi salud quebrantada y privado de la vista, si las circunstancias me obligase a separarme de este país, visto su estado precario, como igualmente el del resto de Europa, permita V. el que dicho mi hijo [por su yerno, Balcarce] me acompañe pues me sería imposible hacerlo sin su auxilio”…”, etc, etc

Rosas le escribe en Marzo de 1849:

“…En el nombramiento que el Gobierno ha hecho en su hijo político para oficial de la Legación Argentina en París, sólo ha sido guiado del íntimo deseo de manifestarle á usted el vivo aprecio que hace de sus inmarcesibles servicios á la patria, y los honorables antecedentes de su digno hijo. Si este acto de justicia ha sido acogido por usted con tanto agradecimiento, para mí no ha sido menor mi satisfacción el haber podido demostrarle el distinguido aprecio que de usted hago, así como de su digna familia. Pero es bien entendido que en la distinción hecha á don Mariano Balcarce, asignándole un puesto en la Legación Argentina en París, no puede comprenderse la idea de separarle un apoyo con que usted cuenta en su bien sensible situación, ni quitarle el auxilio de su persona, que tanto lo requiere su interesante salud. Puede usted estar seguro que si llegase el caso de tener usted que separarse de ese país, don Mariano Balcarce lo acompañará, y desde ahora lo autorizo para que así lo haga, bastando para ello que usted muestre esta carta al señor don Manuel de Sarratea, ministro plenipotenciario en París, etc, etc” 

(Archivo General de la Nación- Documentos escritos. Sala VII. Legajo 191)

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En la "Gazeta Mercantil", el periódico que dirigía Pedro de Angelis, se lee con fecha lunes 5 de abril de 1849: que la plaza denominada antes como del "Restaurador Rosas", ha recibido también variación, sustituyéndose ahora con la de "Plaza San Martín" y colocándose en ella las tablitas con la siguiente inscripción: 'Desde el 12 de Diciembre de 1816 hasta el 12 de Febrero de 1817 JORNADA DE LOS ANDES". En ésta inscripción se ha procurado perpetuar uno de los hechos gloriosos, y uno de los muchos servicios importantes que aquél General rindió a la Causa de la Independencia de su Patria".

La plaza a que se refiere el periódico estaba ubicada en el barrio de Monserrat, entre las calles llamadas en esa época Buen Orden, Restaurador Rosas, Lima y Monserrat. En la actualidad correspondería a la ubicación del Ministerio de Obras Públicas, en la avenida 9 de Julio y Belgrano.

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El 27 de Diciembre de 1849 Rosas, en los mensajes que hacía en la Sala de Representantes rendía homenaje –una vez mas- a José de San Martín. Este le agradecía por ‘la constancia con que se empeña en honrar al memoria de un viejo amigo’-(San Martín dixit).

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Rosas en carta escrita a San Martín del 17 de agosto de 1850, justo el día en que San Martín moría y que, por lo tanto, carta que nunca pudo leer, le decía:

“…Si en el último menaje, como en los otros anteriores, he hecho el debido homenaje a la memoria de Ud., ha sido, entre otras consideraciones, porque me ha cabido la suerte de consolidar la independencia que Ud. conquistó, y he podido apreciar sus afanes por los míos”

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Como corolario hemos dejado testimonio como a lo largo de los años, la admiración de Rosas por San Martín no decayó ni un solo instante; es más, fue en permanente aumento. Éste supo apreciarlo humildemente y fue siempre agradecido hasta el final de sus días....

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FUENTES

ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN- (Documentos escritos. Sala VII. Legajo 191; Sala VII. Legajo 191)

Documentos del Archivo del General San Martín. Tomo X, página 114, 115, 118, 129,131,

DOALLO, Beatriz Cecina (“El Exilio del Libertador”-Instituto Nacional de Investigaciones Históricas ‘Juan Manuel de Rosas’-Colección Estrella Federal’-Nro.16-Ediciones Theoria-Junio 1997)

IBARGUREN, Carlos (“San Martín, Íntimo”-Ediciones Peuser-2da.Edición-1950)

SAN MARTÍN, José de (“Su correspondencia-1823-1850”-2da. Edición-Museo Histórico Nacional-1910)

ZINNY,  Antonio (“La Gaceta Mercantil de Buenos Aires”. Tomo II, pág. 377)

 

 


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