EL DIA QUE ROSAS INVITÓ A ALBERDI Y A SARMIENTO A FORMAR PARTE DE SU GOBIERNO
Gonzalo V. Montoro Gil
Rosas demostró a lo largo de su mandato que a pesar de los ataques oscuros
de los Unitarios, no se cansaba de repetir que él no combatía a las personas
por sus ideas sino solo cuando se alzaban fácticamente contra el orden
establecido y contra el gobierno legal.
A las pruebas nos remitimos
Así, ya primitivamente, en una carta a Manuel José García el 10 de Abril de
1830, le dice que:
“
…los vencidos entraron a gozar de todas sus libertades y de las regalías que
acuerdan nuestras instituciones. El Gobierno se mostró padre de todos y
quedaron en sus empleos una infinidad de aquellos. Pero ponto se demostró que
esto en vez de servir para hacerlos agradecidos y arrepentidos del crimen
cometido fue un aliciente para cuantos trabajan en contra de la autoridad
insultado de este modo a los vencedores que invitados con un procedimiento tal
era expuestos a romper los vínculos de la subordinación…”
En la misma carta a García le hace ver, reflexivamente,
“…no he perseguido
la opinión; no soy capaz de eso que está tan en contra de mis sentimientos. He
perseguido por la medida al que no somete la suya a la autoridad; al que turba
la marcha del gobierno; y formando partido, quisiera dividir y debilitar la
acción física y moral del gobierno…”
En otra extensa carta, años después el 26 de Agosto de 1833 ya citada, le
escribe a Felipe Arana diciéndole al respecto, y en el mismo sentido:
”… Me dice Ud. que los Unitarios propietarios, los que
figuraron en tiempo de Rivadavia son los que más abogan por la marcha de mi
administración y por mis amigos, sin que hasta ahora se sepa de uno solo que
este con los anarquistas. No lo extraño: siempre creí que si me ahorcaban algún
día no habían de ser esos [los unitarios]. Yo he notado durante mi
administración buena conducta, y juicio en muchos de esos hombres. Por eso no
solo no los he perseguido sino que los he tratado siempre dándole a cada uno su
verdadero lugar según su categoría. Vela también la escasez que tiene el país
de hombres, y mirando muy lejos conocía la necesidad de que el tiempo fuese
dándonos algunos hombres más, de luces y de responsabilidad propietarios, para
el Congreso Nacional: que teníamos esa necesidad ya se vio cuando nombre a
Alvear de Ministro para Norte América. Creo que en mi plan no me equivoque. Si
yo cuando los Federales necesitaban ser satisfechos y colmados en sus justas
quejas contra los Unitarios, hubiera andado por las cabezas como hicieron ellos
cuando desterraron a mis primos, &, vea Ud. cuantos hombres se hubieran
perdido, y cuantos capitales, desaparecido. Por otra parte creía conveniente
acostumbrar la gente a mirar siempre con respecto a las primeras categorías del
pais aun cuando sus opiniones fuesen diferentes a las dominantes. …”.
Queda comprobado aquí, nuevamente, que Rosas, mal que le pese a algunos
historiadores, siempre respetó –por lo menos a algunas personas que consideraba
valiosas –aunque pensaran distinto a él- en tanto y en cuanto con sus acciones
no intentaran revolucionar el orden legal constituido y propiciaran un clima
anárquico. Le hace ver a Arana que él respetaba la inteligencia de dichos
hombres; lo que se lamentaba es que la utilizaran en contra de la independencia
y soberanía política y económica de la nación.
También reconocía la falta de personas ilustradas y patrióticas que
acompañaran al gobierno. Eran muy pocas. Pero tenía la esperanza –le decía a
Arana en la carta citada- que con el tiempo aumentasen en número. Mientras
tomaba aquellos que podía para gobernar como el caso de Alvear que no era santo
de su devoción pero que dadas sus dotes intelectuales y personales le era
necesario para la cuestión diplomática en los EE.UU de América.
En el mismo sentido, un par de ejemplos desconocidos o silenciados para la
mayoría de esos escribas ideólogos fueron los hechos de que Rosas invitó al
principio de su gobierno a Alberdi a participar del mismo; y al final de su
último gobierno, al mismísimo Sarmiento para iguales fines.
¿Cómo es eso, tan sorprendente?
Sobre el tema, alrededor del año 1846 reconoce Alberdi que Rosas se pone en
contacto con su sobrino, a través de María Josefa Ezcurra, según refiere Pablo
Gustavo Hirschmann:
“Rosas, el supuesto ‘tirano’ lee los escritos
de Alberdi y considera a los mismos muy buenos. Entonces, le pide a María
Josefa Ezcurra que se comunique con el sobrino de Alberdi, Federico García, para entrevistarse con él. Ahí le
dice “tu tío Juan Bautista es Unitario pero no es salvaje Unitario, ha escrito
esto y estoy contento de él; escríbele de mi parte que venga, porque lo
necesito".
Ante ello, Alberdi contesta rechazando la invitación diciendo, "todavía no he perdido el juicio para
cometer semejante disparate". Con los años, será Alberdi quien
visitará a Rosas en Inglaterra, pidiéndole perdón...
Veamos igualmente lo que dice el nieto materno de Domingo Faustino
Sarmiento, Augusto Belín Sarmiento, -muy lejos de ser un Federal y admirador de
Rosas-que acompañó varias veces a su abuelo en sus giras políticas por el
interior y exterior del país. El mencionado nieto, nacido en Chile, refiere lo
que le contó su abuelo:
Rosas intentó ya en su 2do mandato acercar al trabajo público a Domingo
Faustino Sarmiento, acérrimo enemigo de él pero al que Rosas valoraba
intelectualmente. Pero no pudo. Augusto Belín Sarmiento recordó que:
“..antes
de sublevarse Urquiza, se presentó en 1850, el Coronel Juan Mur en Chile, en casa de Sarmiento a
proponerle el Ministerio de Gobierno de parte de Don Juan Manuel de Rosas con
todos los circunloquios y promesas que son de imaginarse para demostrar el
decidido intento del tirano de enmendarse y de constituir la Republica con la
ayuda de los más eminente de sus
adversarios. Sarmiento contestó que recordaba la suerte de Berón de Astrada,
sacrificado con idéntico engaño, y como el otro insistiese, no queriendo
arrojar á puntapiés á un huésped, le dijo:—«Dentro de dos años, lo encontraré
en las calles de Buenos Aires y me prometo cruzarle la cara á chicotazos!». En
efecto, algunos días después de Caseros, en la calle de Cangallo, cerca de la
de 25 de Mayo, frente al Teatro Argentino, lo encontró y le cruzó la cara con
un rebenque”.
Digamos que, tal vez, muy ‘tirano’ no debía ser Rosas que invitaba a
sumarse al gobierno a Alberdi y también a Sarmiento –sin condicionarlo en nada
ya que Rosas sabía diferenciar el valor de la propaganda política partidista y
lo que tenía de validez y mérito conceptual de los citados- y a muchos
Unitarios que volvían voluntariamente al país (debemos traer a la memoria que
sus dos principales laderos en la Batalla de Caseros eran Unitarios: Martiniano
Chilavert y Pedro J. Díaz).
Él sostenía, dijimos,
que su combate no era contra las ideas o creencias de los Unitarios, sino
contra la insurrección y el desorden. Esta distinción le permitía presentarse
como un defensor del orden y la legalidad, justificando así sus acciones
represivas como necesarias para la estabilidad del país, buscando de esta
manera, el apoyo de aquellos que valoraban la estabilidad y el orden por encima
de las diferencias ideológicas.
Los Unitarios eran
vistos como enemigos del orden y la soberanía. Rosas utilizaba esta narrativa
para consolidar su base de apoyo entre los Federales y aquellos que temían la
anarquía (nadie olvidaba la llamada Anarquía del Año 20, el fusilamiento atroz
de Dorrego, etc).
Pero Rosas no era ciego:
era consciente de que su gobierno carecía de un número suficiente de individuos
capacitados y comprometidos con los ideales patrióticos. Este reconocimiento
muestra una autocrítica que contrasta con su imagen de líder autoritario,
sugiriendo que valoraba la competencia y la lealtad.
La inclusión de figuras como Manuel J.
García en su primer gobierno, como Alvear, a pesar de no ser de su gusto
personal, demuestra el pragmatismo de Rosas. Reconocía que, para lograr
objetivos diplomáticos y políticos, era necesario rodearse de personas
competentes, independientemente de sus diferencias ideológicas o personales. Él
se encargaría de dirigir las acciones de los mencionados según sus criterios
políticos.
Su deseo de contar con individuos
capacitados sugiere que entendía que el liderazgo efectivo requería más que
solo lealtad; también necesitaba conocimiento y habilidades.
Al aceptar en su gobierno a personas
como Alvear, Manuel Garacía y otros que no eran definidamente ‘rosistas’ el
Restaurador estaba dispuesto a construir alianzas estratégicas, lo que es
fundamental en la política. Esto muestra su habilidad para navegar en un
entorno político complejo y su disposición a sacrificar algunas preferencias personales, como a
Viamonte, por el bien del gobierno.
*
Digamos,
para finalizar, que no solo a Alberdi y a Sarmiento invitó a formar parte de su
gobierno.
No debemos
olvidar a Martiniano Chilavert y Pedro. Díaz, ambos Unitarios confesos, pero
patriotas, los cuales se incorporaron sin inconvenientes al gobierno de Rosas
como generales en jefe de sus ejércitos.
(Carta de Martiniano Chilavert a Juan Bautista
Alberdi, Buenos Aries, 10 de mayo de 1848, en Jorge M. Mayer, "Alberdi y Su Tiempo", ,pág. 347)
“La puerta está abierta para todos. El general
Rosas no excluye a nadie, para todos hay lugar. Es preciso ser generoso y dejar
hacer al que sabe hacer. ¿A qué fin empeñarse en perpetuar las desgracias del
país?".
Así también el 13 de Noviembre de 1848
un grupo de argentinos desde Lima, Unitarios ellos, que se autodenominan
"Los Argentinos que suscriben",(ver "Papeles de Rozas", Tomo 1
de Adolfo Saldías, Ed. Antártida-Moderna Biblioteca Argentina -1904, págs.
292 y 293) le manifiestan, a Rosas, el orgullo y admiración con que observan la
conducta seguida ante las Potencias europeas.
Estos hechos demuestran que había
personas que apoyaban y valoraban las acciones de Rosas en el ámbito
internacional.
Respecto a Alberdi, el tucumano, arrepentido lamentablemente tarde por
todo el daño que le causó a su patria, tuvo varios de sus escritos palabras de
reconocimiento para la labor de Rosas.
(‘Obras
Completas’, T.I. Bs.As. 1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”-1837).
“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo
contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la
expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que
representa”.
“Yo fui enemigo, lo recuerdo con disgusto”,.
(Dice en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’.
Valparaíso 1847).
“Rosas no es una entidad que pueda
concebirse en abstracto y sin relación al pueblo que gobierna. Como todos los
hombres notables, el desarrollo extraordinario de su carácter supone el de la
sociedad a que pertenece. Rosas y la República Argentina son dos entidades que
se suponen mutuamente; él es el que es, por ser argentino; su elevación se
supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la
energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él
refleja en su persona”.
"No quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y
renovarle los testimonios de mi constante aprecio y distinción, de
un modo directo, pues por intermedio de amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente por ellos que su
salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus bellos años. El ejemplo de
moderación y dignidad que Vd. está dando á nuestra América despedazada por la
anarquía es, para mí una prenda segura de que le esperan días más felices que
los actuales. Yo sé los deseos de
su corazón, mi distinguido señor General, y con estos sentimientos tengo el
honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de Vd. General, su
atento compatriota y servidor”
(Dijo sobre en ‘La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo’.
Valparaíso 1847)
“En el suelo extranjero en que
resido, no como proscripto, pues he salido de mi patria según sus leyes... en
el lindo país que me hospeda y tantos goces brinda al que es de fuera, sin
hacer agravio a su bandera, beso con amor los calores argentinos y me siento
vano al verlos más ufanos y dignos que nunca... Guarden pues, sus lágrimas los
generosos llorones de nuestras desgracias; a pesar de ellas, ningún pueblo de
esta parte del continente tiene derecho a tributarnos piedad; aunque opuesto a
Rosas como hombre de partido, he dicho que .escribo esto con calores
argentinos. Rosas no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano hay una vara
sangrienta de fierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano… Sé,
por ejemplo que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre, como el
actual Gobernador de Buenos Aires. Sé que el nombre de Washington es adorado en
el mundo, pero no más conocido que el de Rosas. Sería necesario no ser
argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos. Se habla de él popularmente de un cabo a otro de la
América, sin haber hecho tanto como Cristóbal Colón. Se le conoce en el
interior de Europa, más o menos como a un hombre visible de Francia o
Inglaterra; y no hay lugar en el mundo donde no sea conocido su nombre, porque
no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francesa, que hace diez años
le repiten día a día. ¿Qué orador, que escritor célebre del siglo XIX no le ha
nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O'Connell,
Lamartine, Palmerston, Aberdeen. ¿Cuál es la celebridad parlamentaria de esta
época que no se haya ocupado de él hablando a la faz de Europa? Dentro de poco
será un héroe de romance".
(En Octubre de 1857 entrevista a
Rosas en Londres en la casa Sr. Federico Dickson, cónsul general de la
Confederación Argentina en Londres., diciendo, luego de la entrevista, sobre el entrevistado):
"Habla
inglés, mal, pero sin detenerse escribe el tucumano, con facilidad. Es jovial y
atento en sociedad. Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, habló
mucho de política; casi siempre se dirigió a mí, y varias veces vino a mi lado.
Me llamaba señor ministro' y a veces 'paisano'; otras por mi nombre".
"Habla mucho de caballos, de perros, de sus simpatías por la vida inglesa,
de su pobreza actual, de sus economías, de su caballo y de los caballos ingleses.
No es ordinario. Está bien en sociedad. Tiene la fácil y suelta expedición de
un hombre acostumbrado a ver desde alto el mundo. Y, sin embargo, no es
fanfarrón ni arrogante, tal vez por eso mismo, como sucede con los lores de
Inglaterra, las más suaves y amables gentes de este país. Su fisonomía no es
mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica y la frente, echada
atrás, es bien formada, más bien que alta. No estaba bien vestido; no tenla
ropa en Londres. Ha venido por quince días a Imprimir y publicar su
protesta"
(En carta a Rosas – 1 de Octubre
de 1863)
Le expresa que no quiere molestarlo.. ”en
su retiro digno y laborioso”...y que Rosas “está dando lecciones a los generales americanos que la demagogia echa a
las playas europeas, llenos de plata y ávidos de placeres”
(En carta a Máximo Terrero-19 de Julio de 1863) ...
” En el mismo lugar en que debiera
tributarse elogio y respeto al general Rosas, que tuvo tan alto el estandarte
de San Martín, lo ultrajan del modo más cobarde e ingrato”...” Me gusta mucho
oírle a Ud. que el general Urquiza contempla y respeta al general Rosas, en lo
que prueba cordura y sensatez”
(En carta a Manuelita (13 de Enero de 1864)
.”Difícilmente se puede dar cabeza
que exprese la posesión de un talento superior tan elocuente como la de nuestro
antiguo Jefe Supremo del Río de La Plata”... y agrega que “lord Byron
habría envidiado la fascinación irresistible de su mirada”.
(Carta a Máximo Terrero- 14 de Agosto de 1864)
“…Nada más público y notorio que la honorabilidad con que lleva el General
Rosas su vida de refugiado en el país de los libres. Si estuviera en Roma como
Fernando II o en Austria, o en Turquía, sería eso una ventaja para sus
detractores. Pero les dice el verlo considerado por el León partido liberal
británico y por el glorioso veterano de la Libertad, Lord Palmerston? “
“El ejemplo del General Rosas de refugiado digno, resignado, laborioso, en
Europa, no tiene ejemplo sitio en la vieja historia de Roma“.
“Ningún general de los muchos que la ola de la revolución americana ha
echado a las playas de Europa ha dado el ejemplo honroso del General Rosas.
Solo él no ha conspirado para recuperar el poder ni ha hecho la corte a los
Reyes, ni buscado expectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su
trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños. Ni el mismo San Martín
llevó con más dignidad su proscripción voluntaria. Es indigno y vergonzoso
atacar á un hombre semejante y en semejante situación“.
(El 14 de agosto de1864, en carta que contiene el plan de la Memoria,
sigue diciendo Alberdi)
” El ejemplo de Rosas, de refugiado
digno, resignado. Laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino el de la vieja
Roma” ...y comparándolo con otros generales desterrados en Europa,
dice ...”solo él no ha conspirado para
recuperar el poder, ni ha hecho la corte a los reyes, ni buscado
expectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de
labrador, sin admitir favores de extraños”...”Es indigno y vergonzoso atacar a
un hombre semejante y en semejante situación”...y opina que la “Memoria debe ser sin frases y reducirse a
cifras, documentos y hechos: valor de la moneda en tiempo de Rosas y en la
actualidad; la deuda de entonces y al de hoy; la ley que dio el poder a Rosas;
sus renuncias; las aprobaciones Legislativas de sus actos; los títulos y
honores recibidos; las fronteras de entonces y las de hoy; la fortuna que tuvo
Rosas y la que tiene hoy”... y haciendo referencia al sable de la independencia
agrega... ...”no hay que olvidar el
testamento de San Martín”...”como vive en Europa y las atenciones de que es
objeto”
(En septiembre de 1864 Alberdi le escribió a
Rosas):
"No
quiero (…) dejar pasar el año, sin presentarle mis respetos y renovarle los
testimonios de mi
constante aprecio y distinción, de un modo directo, pues por intermedio de
amigos, no he cesado de tener ese gusto, y de saber igualmente
por ellos que su salud y su espíritu se conservan fuertes y enteros como en sus
bellos años. "El ejemplo de moderación y dignidad que Vd. está dando á
nuestra América despedazada por la anarquía es, para mí una prenda segura de
que le esperan días más felices que los actuales. Yo sé los deseos de su corazón, mi distinguido señor General, y con estos
sentimientos tengo el honor de renovarle mis respetos amistosos con que soy de
Vd. General, su atento compatriota y servidor”.
Pero Rosas, el
supuesto ‘tirano’ lee los escritos de
Alberdi y considera a los mismos muy buenos. Entonces, le pide a María Josefa Ezcurra
que se comunique con el sobrino de Alberdi, Federico García, para entrevistarse con él. Ahi le
dice “tu tío Juan Bautista es unitario
pero no es salvaje unitario, ha escrito esto y estoy contento de éi; escríbele
de mi parte que venga, porque lo necesito". Ante ello, Juan Bautista
contesta rechaza la invitación diciendo, "todavía no he perdido el juicio para cometer semejante disparate".
Con los años, será Alberdi quien visitará a Rosas en Inglaterra...
Alberdi, en 1847 y
desde Chile comienza la revisión de su pensamiento y ve virtudes en Rosas que
ante no veía.
Poco a poco cambia su
actitud y en 1857 representando a la Confederación Argentina en Inglaterra,
país en el que Rosas se hallaba exiliado, no dudó en visitarlo. Será él quien
proponga la visita. La reunión
generó cierta fascinación en el tucumano y lo hizo cambiar por completo su
visión sobre el antiguo enemigo, como puede leerse en las cartas que se
transcriben arriba. Rosas, como siempre, demostrando no tener
resentimiento lo recibió en Inglaterra.
Desde entonces
mantuvieron una interesante relación epistolar.
Respecto a
Sarmiento, si bien jamás tuvo relacion cordial con Rosas, luego de haber
coadyuvado a derrocarlo, por lo menos reconoció muchas de las virtudes del
Restaurador, Sarmiento consideraba a Rosas como una persona sagaz,
inteligente e informada. Aunque esto no implicaba que Sarmiento estuviera de
acuerdo con las políticas o acciones de Rosas, reconocía su habilidad para
mantenerse en el poder y su conocimiento de los asuntos políticos.
(Diario ‘EL PROGRESO’ del 8-10-1844)
“Nadie conoce con más sagacidad que el general Rosas la situación social
de los pueblos que lo rodean. Su larga permanencia en el mando y la
inteligencia penetrante y aguda de que por desgraciado ha dotado la naturaleza,
y que solo par una miserable y ridícula porfía de partido se le puede negar,
basta para hacer que este bien informado de estas cosas que, a la verdad, se
revelan con facilidad a cualquiera que se dedique a mirarlas con una avisada atención”.
“Elevado al mando de su país por los brazos de una
insurrección general de las masas, sostenido en este mando por los medios
mismos de que esta insurrección lo ha provisto: dueño de este elemento y
conocedor de su fuerza y de sus instintos; vencedor, si no en el campo de
batalla, al menos en la política y en los resultados, de toda la parte
ilustrada, de toda la parte europea, diremos así, por ideas y por hábitos que
tenía la República Argentina, ha llegado a tener un conocimiento completo del
estado de !a sociedad en Sud-América, y despliega a cada momento una astucia
nada común para tocar las cuerdas sociales y producir los sonidos que le.
Interesan, según las miras que se propone realizar”.
“Ei hecho es que hoy
representa sin disputa el primer poder guerrero en acción de este continente;
nosotros al menos, no sabemos que haya habido de algunos años acá otro gobierno
que, como el, tenga en campana doce mil veteranos, no bajando quizá de cuatro
mil los que tiene de reserva en sus "respectivos cuarteles. El general
Rosas jamás se ha presentado en un campo de batalla, pero hace el papel de
conquistador sobre la República Oriental del Uruguay; lo hará sobre la del
Paraguay; hará más o menos tarde, el papel de protector contra el Imperio del
Brasil en las provincias de Rio Grande”
Reconoce Sarmiento que en la campaña
es seguido Rosas por un ejército que no fue obligado a conchabarse sino que es
lo sigue por propia voluntad y que ve, Sarmiento a Rosas como alguien que en
honor a su pueblo intenta protegerlo del expansionismo brasileño…ese
expansionismo que, paradójicamente, es alentado por Sarmiento, Mitre, Florencio
Varela, entre otros.
(Domingo F. Sarmiento. “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de
Chile, 1845).
“…Por lo tanto, una Argentina
futura tendría un lugar para los honorables
partidarios de Rosas; en los mazorqueros mismos hay bajo las
exterioridades del crimen, virtudes que algún día deberían premiarse…”
“No se tiene aún noticia de
ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de
1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la
Suma del Poder Público a Rosas) Debo decirlo en obsequio de la verdad
histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la
opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas”
"No
se vaya a creer que Rosas no ha conseguido hacer progresar la república Es un
grande y poderoso instrumento de la providencia, que realiza todo lo que al
porvenir de la patria interesa. La idea de los unitarios está realizada: solo
está de más el tirano; el día que un buen gobierno se establezca hallará las
resistencias locales vencidas, dispuesto para la unión" -(confesaba en 1845
en su libro ‘Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“)-
“Esta
es su obra maestra, su tipo de gobierno” (referido al orden riguroso y
disciplina imperante en el gobierno de Rosas)
(Sarmiento a Avellaneda, 16-12-1865.)
“Necesito
y espero que su bondad me procure una colección de tratados argentinos, hechos
en tiempo de Rosas, en que estén los tratados federales que los unitarios han
suprimido después, con aquella habilidad con que sabemos rehacer la historia.”
El mismo reconoce la brillante
actuación de Rosas en los tratados y pactos institucionales hechos, suprimidos
por la actuación del propio Sarmiento y los Unitarios ‘rehaciendo la historia’, como bien dice.
Uno se pregunta, ¿por qué Sarmiento
entonces actuó así?. Por intereses ideológicos, políticos y económicos del
grupo que representaba y que él tenía por sobre los intereses patrios. Por
privilegiar la abstracción ideológica jacobina por sobre el realismo pragmático
hispánico; hispanismos el cual Sarmiento aborrecía siguiendo los mandatos de la
Masonería a la que pertenecía.
(Carta a José María Ramos Mejía)
"Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito
contra Rosas".
Ramos Mejía intentó ser ‘más papista
que el Papa’ y cuando los Unitarios se cebaban contra el gobierno de Rosas y su
persona, Ramos Mejía duplicaba los ataques imputándole deficiencias
mentales a Rosas. Todo ello puede leerse
en su libro ‘Las neurosis de los hombres célebres en la historia argentina; explicando una fantasiosa neurosis que él
suponía en Rosas basándose en textos de Sarmiento, entre otros (1878).
Pero, la diferencia
con Sarmiento es que éste no creía en lo que decía: utilizó sus críticas como
un instrumento político para promover sus propias ideas y objetivos. En cambio
Ramos Mejía estaba firmemente convencido de la veracidad de las acusaciones
contra Rosas, por parte de aquél.
Entonces,
privadamente, Sarmiento tuvo que decirle que tuviera en cuenta que no todo
lo que decía- y se decía- de Rosas era
verdad. Una cosa es decirlo pero otra cosa es creerlo. Cuesta pensar el
rictus que habrá tenido Ramos Mejía al oír esto.
*
Está más que
documentado que Rosas a lo largo de su mandato intentó, vanamente, incorporar
figuras que no eran Federales pero a los que consideraba capaces en funciones
de gobierno.
Lamentablemente, estos,
imbuidos de una ideologización extrema en contra de los intereses de su patria,
no supieron ver la hidalguía y grandeza patriótica de Dn Juan Manuel de Rosas,
y fueron artífices de la caída del Gobierno soberano del Restaurador y la
fragmentación de nuestra patria entregando sus intereses y sus derechos al
Imperio Brasileño.
***
FUENTES
ALBERDI, Juan Bautista (‘Obras Completas’, Bs.As.- 1886. Afirmado originariamente en su
“Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”-1837).
Tambien en:
(ver
‘www.elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com’ en el artículo
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/11/juan-bautista-alberdi-el-paradigma-del.html-ç)
ANGELIS, Pedro De (‘Archivo Americano’ Tomo 1-230, Diciembre 1850)
ARCHIVO GENERAL DE LA
NACION
BELÍN SARMIENTO,
Augusto (‘Sarmiento Anecdótico”- Ensayo biográfico- Ed.
Kapelusz-1905)
MAYER, Jorge M. ("Alberdi y Su
Tiempo", EUDEBA- 1973-segunda Edición),
MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘Carlos
María De Alvear- Algunos rasgos de un sombrío filo inglés en el Plata’)
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2023/06/carlos-maria-de-alvear-algunos-rasgos.html
MONTORO GIL,
Gonzalo V.( ‘Juan Manuel De Rosas. La
Revelación De Su Pensamiento A Través De Sus Cartas Privadas’)
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2024/09/juan-manuel-de-rosas-la-revelacion-de.html
MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘Juan
Manuel De Rosas Y Manuel José García-Una Relación Extraña Y Paradojal’)
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2024/09/juan-manuel-de-rosas-y-manuel-jose.html
MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘Juan Manuel De
Rosas: Rasgos Personales Que Desmienten Su Supuesta ‘Tiranía’)
https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2023/10/juan-manuel-de-rosas-rasgos-personales.html
RAMOS MEJÍA, José María (‘Las Neurosis De Los Hombres
Célebres En La Historia Argentina´-Martín Biedma Editor-1878)
SALDÍAS, Adolfo (‘Historia De La
Confederación Argentina: Rozas Y El Juicio Histórico’- Biblos
Editorial-1881/3)
SALDÍAS, Adolfo (‘Papeles de Rozas’-vol.1-Ed.
Antártida-1948)