sábado, 18 de septiembre de 2021

SOBRE EL CONCEPTO DEL ‘CAUDILLO’ Y SU PAPEL EN LA SOBERANÍA DE SU PATRIA

 

SOBRE EL CONCEPTO DEL ‘CAUDILLO’ Y SU PAPEL EN LA SOBERANÍA DE SU PATRIA


Gonzalo V. Montoro Gil

 


   

La definición de ‘Caudillo’ en cuanto a su sentido positivo o negativo fue variando con el tiempo.

Dice la historiadora Oriental Ana Ribeiro en su obra  dedicada a la vida de José Gervasio de Artigas que “La historiografía contemporánea le da a ‘Caudillo’ el sentido de ‘gaucho mejor’, reconociendo el liderazgo como una de las formas primitivas de asociación política. Sin embargo, entre sus contemporáneos solo lo llamaron así sus detractores. Para sus seguidores, en cambio, los títulos eran, ora pomposos, ora formales según legitimaran o solamente nominara: ‘El General’, ‘el Protector’ o ‘Artigas’ simplemente. Luego en la historiografía del siglo XX, ‘Caudillo’ y ‘Gaucho’ pasaron a ser superlativos de patriotismo. El ‘Caudillo’ es, pues, una elaboración historiográfica que sintetiza el liderazgo invirtiendo el estigma aunque recibió como forma política nueva que irrumpía en el Plata”.

La autora nos presenta un párrafo escrito al respecto por Juan B. Alberdi por el cual Alberdi entiende que dicho nombre de ‘Caudillo’ era dado por los realistas a quienes combatían contra ellos y que, como no eran militares de carrera, no querían darles el nombre, entidad de ‘Generales’ a sus jefes; por esa razón entonces los llamaban ‘Caudillos’ en forma despectiva.

“¿Qué hacían los pueblos para luchar contra España y contra Buenos Aires, en defensa de su libertad amenazada de uno y otro lado? No teniendo militares en regla, se daban jefes nuevos sacados de su seno. Como todos los jefes populares eran simples paisanos los más de las veces. Ni ellos ni sus soldados improvisados como ellos, conocían ni podían practicar la disciplina militar. Al contrario, triunfar de !a disciplina, que era el fuerte del enemigo, por la guerra a discreción y sin regla, debía ser el fuerte de los caudillos de la independencia (...). El realismo español fue el primero que llamó caudillos, por apodo, a los jefes americanos en quienes no quería ver generales".

Caudillo’ deriva del Latín: ‘capitellium’, ‘cabeza’: es un término empleado para referirse a un cabecilla o líder, ya sea político, militar o ideológico

A lo largo de los tiempos distintos Caudillos, líderes o grupo de líderes políticos han llevado a sus naciones a lo más alto de los logros civilizadores políticos, sociales y económicos.

Han quedado registrados en los libros de historia como artífices, creadores de imperios donde ha brillado la cultura, la política en su más alto grado y que produjeron tal grado de grandeza de sus naciones que han sido amados por sus pueblos (aunque seguramente no lo han sido por otros pueblos extraños que los han combatido).

Ahora bien, surge una pregunta: ¿Para que dichos Caudillos existan y triunfen, es necesario la existencia de un pueblo cuya media esté constituido por hombres y mujeres de gran valor, de gran carácter, de gran patriotismo para que surja de entre ellos el Caudillo que los conduzca o guíe a la gloria?

O al revés ¿la existencia de un Caudillo emergente de una sociedad chata, mediocre, mesócrata, pusilánime, hedonista, puede hacer que dicha sociedad se yerga, haga aparecer en muchos de sus habitantes un valor hasta tanto desconocido, haga aparecer valentías  y patriotismo hasta ese momento totalmente inexistentes o escondidos arrastrando a su pueblo dormido a una resurrección y grandeza?

Entonces ¿cómo poder discernir las semejanzas entre los políticos y el pueblo al que dicen representar?.¿Los pueblos tienen gobiernos que se les parecen en su excelsitud o en su mediocridad y debilidad? Esto viene a cuento por algunas frases o reflexiones que se encuentran en la literatura de distintos lugares y que hacen meditar sobre el interrogante anterior.

Por ejemplo,  Joseph de Maistre, dice que “toda nación tiene el gobierno  que se merece” y si el gobierno es mediocre o decididamente malo, es consecuencia de un pueblo que lo eleva o sostiene de la misma laya, entendiendo de tal forma la ignorancia de dicha sociedad en esa época. No sabemos a ciencia cierta si la definición de De Maistre es así en cuanto a los ‘merecimientos’ pero la vida no se basa solo en ‘merecimientos’ que es más una expresión de anhelo que de realidades. En  definitiva ‘facta, non verba’.

Hay varios pensadores de distintas épocas que con distintas palabras tienen un pensamiento similar. Jacinto Benavente: “Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia son los que se complacen en ser mal gobernados”. También Simón Bolívar dijo “ Un pueblo ignorante es un instrumento ciego  de su propia destrucción”. Y Víctor Hugo: “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente hay una cierta complicidad vergonzosa”.

Y también, con ironía y agudeza, un periodista  y escritor brasileño  llamado Apparicio Fernando de Brinkerhoff Torelly (Barón de Itararé), dijo a principios del siglo XX: “Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”.

Con esto no queremos decir, necesariamente, que todo un pueblo sea consciente de su destino o de su voluntad de grandeza, pero si, mínimamente, una extensa clase dirigente que marche en tal sentido y que con sus acciones lleve a su pueblo a ese destino de grandeza y unidad que pergeñaron, pues de lo contrario estaría claro que de un pueblo desesperanzado, entregado al poder extranjero sería casi imposible la existencia o el liderazgo de un Caudillo nacional.

Esto trae a la memoria que en la lucha que hemos tenido con el Imperio o la Republica del Brasil, sobre todo durante muchos años previos y posteriores a la batalla de Caseros en 1852 observamos que de nuestro lado, y en cuestiones políticas y diplomáticas, solo teníamos a Juan Manuel de Rosas como un brillante político y diplomático; el cual ponía sobre sus hombros todo el peso del ejercicio de gobierno de la Confederación Argentina; quienes lo secundaban si bien eran buenos ayudantes y amanuenses se movían al compás de las ideas y acciones de Rosas (Manuel Moreno, Manuel de Sarratea, Bernardo de Irigoyen, Felipe Arana, Vicente López y Planes, Tomás Guido, etc) pero carecían de una sostenida y preclara visión propia de política nacional completa. En definitiva Rosas estaba solo en cuanto a creación y sostenedor de dicha política nacional, sobre todo luego de muerto Tomás de Anchorena en 1847, el único que podía estar a su altura en estrategia política y diplomática.

Tan es así que apenas Rosas pierde en Caseros, todos se dieron vuelta y se acomodaron sin ponerse colorados a las nuevas ideas políticas de los vencedores totalmente contrarias a las políticas nacionales implementadas hasta el día anterior al 3 de Febrero de 1852 por el Gobierno soberano de Rosas y la Confederación Argentina.

En cambio el Brasil durante años y años antes de Caseros y también durante años y años luego de dicha batalla, tuvieron y sostuvieron una política nacional coherente, persistente basada, no solo en el Emperador Don Pedro II, sino en un cuerpo político y diplomático, innumerable, extraordinario, homogéneo, solido y creativo en varias áreas que finalmente les dio el triunfo.

El libro de José María Rosa (‘La Caída de Rosas’) es detallado al respecto: Honorio Hermeto Carneiro Leao (‘Marqués de Paraná’), Paulino José Soares de Souza, (‘Vizconde de Uruguay’), Manuel Marques de Souza, (‘Conde de Porto Alegre ‘), Bernardo Pereyra de Vasconcellos, Luis de Lima e Silva (‘Duque de Caxias’), Rodrigo de Souza de Silva Pontes, Antonio Paulino Limpo Abreu (‘Vizconde de Abaté’),  Evangelista de Souza (‘Vizconde de Mauá’), Pimienta Bueno, Ponte Ribeiro, y tantos otros establecen una enorme y sólida corporación política y geopolítica prácticamente indestructible y de una visión a largo plazo y sin tiempo en los intereses de su patria.

Pues bien, sea como sea, no queda claro si esta pléyade de políticos y pensadores brasileños excepcionales fueron una emergente de un pueblo consciente de su grandeza o al revés; la existencia de estos grandes hombres –a pesar de un pueblo sin mayores luces- llevó a su pueblo y nación toda a la grandeza política y territorial que hoy ostenta. En frente, solo Rosas en su soledad.

En el Cantar del Mio Cid, verso 20 se le hace decir al pueblo de Burgos al ver pasar a Rodrigo Díaz de Vivar (‘El Cid Campeador’) héroe de aquellos tiempos “Dios, que buen vasallo si hubiese buen señor”  acusando al Rey Alfonso VI de haber rechazado a tan buen soldado. Dando a entender que el Cid, representando a un pueblo valeroso mucho no podía hacer al no haber un líder, un rey que guiara valerosa y sabiamente a ese pueblo encarnado en el Cid. Habla de la impotencia, como diría Antonio Caponnetto, de un pueblo representado por heroicos vasallos de un Rey ausente que no se pone a la cabeza de su nación

Aquí se quiere sugerir que no necesariamente la calidad menor de un gobernante implica que su pueblo –en este caso, representado por el Cid, su vasallo y los burgaleses- sea de la misma condición mediocre, pero que si hubiese un Rey (‘Señor’) a la altura de los tiempos que supiera conducir o guiar, seguramente el vasallo hubiera sido mejor todavía y hubiera conquistado con su lucha la grandeza de su tierra.

José Hernández en su ‘Martín Fierro’ hace decir al protagonista que sufría la persecución del Unitarismo triunfante en todo el territorio que dicho sufrimiento iba a terminar recién cuando “…venga algún criollo en esta tierra a mandar”.

Esto significaría que la aparición de un jefe arrastraría al pueblo dormido a su resurrección y no que un pueblo despierto y vencedor haría emerger un Caudillo o Conductor que lo guiara. Así pues, una sociedad debilitada, anárquica, desquiciada socialmente y en estado de descomposición puede ser un escenario ideal para la aparición de una nueva y sana dictadura nacional  que ponga orden, a criterio de Hernández.

Planteados los hechos surge nuevamente el interrogante que planteamos arriba: ¿Para que un pueblo avasallado, golpeado, resurja, se reconstituya requiere como condición una base, una materia prima de un pueblo inteligente existencialmente y de tal forma el Caudillo ya aparecerá inevitablemente? . Un ejemplo de ello fue José G. de Artigas que tenía un pueblo con conciencia histórica que lo seguía a sol y sombra luchando a brazo partido a su lado y que confiaba en su liderazgo para conservar su libertad frente al imperio brasileño que intentaba una y otra vez apoderarse de la Banda Oriental.

 O, por el contrario, ¿la reconstitución de una nación pasa no tanto porque haya  un pueblo valiente, guerrero, sólido en su conocimiento de destino universal para que exista el surgimiento de un Caudillo sino que aparezca primero un Caudillo entre tanta debilidad o mediocridad del pueblo de donde surge guiando a esas masas informes, de honda chatura volitiva y cultural a una restauración de su carácter nacional y una entrega persistente para la grandeza de tu patria?.

Según nos presenta Antonio Caponnetto en referencia a una Encíclica de Pío XI sobre el maestro llamada 'Divini Illius Magistri’  del 31 de Diciembre de 1929, por el cual nos enseña que primero es el Caudillo, el guía, el educador cristiano, el jefe que se impone a fuerza de lucidez y coraje un destino promisorio a su pueblo.

Ahora bien, podría pasar que existiese ese Caudillo pero la existencia de una sociedad envilecida, corrompida en sumo grado haría que ese Caudillo quedase ‘invisibilizado’, sin reconocer y seguir a sus arquetipos, al decir de Caponnetto. En ese caso podrían existir Caudillos, patriotas tomados como modelos, como arquetipos pero quedarían ‘en potencia’ pues no habría una sociedad que los reconozca como tales. (Es lo que entendemos pasa en la Argentina: tenemos un excelente jefe Mohamed Seineldín a visa de ejemplo, pero el pueblo en masa no supo percibir la grandeza de uno de los últimos Caudillos de nuestra patria.-

Entonces, sí, podemos decir que lo primero es el Caudillo pero debe haber un pueblo, unos dirigentes salidos de dicho pueblo que reconozcan su existencia, su honor y dignidad, que lo perciba como nuestro pueblo en su momento reconoció a Juan Manuel de Rosas como su Caudillo que lo guiaría a la grandeza de patria.

Esto último nos lleva a la época previa a la guerra civil española y a José Antonio Primo de Rivera o Francisco Franco donde el pueblo era un desquicio sin voluntad de grandeza perdiendo su norte hundiéndose hasta casi desaparecer como entidad soberana. Pero aparecieron estos hombres y un pequeño grupo de dirigentes que llevaron en una titánica lucha a hacer resurgir a España y a un pueblo que pareció despertar de su letargo imprevistamente, en una reacción visceral y de supervivencia.

Comentaba José Antonio Jiménez Arnau lo que siempre decía José Antonio Primo de Rivera sobre el Jefe o Líder: “el jefe no debe obedecer al pueblo. Debe servirlo, que es cosa distinta: servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido aunque el pueblo mismo desconozca cuál es su bien; es decir: sentirse acorde con el destino histórico popular, aunque se disienta de lo que la masa apetece”

Aun más, y ante cualquier duda José Antonio Primo de Rivera decía que “únicamente las minorías son las que hacen la Historia y las revoluciones”.

Nazareno Mezzetti haciendo referencia a Stuart Mill decía que para el inglés ningún Estado ha podido nunca elevarse por encima de la mediocridad sino solo allí donde el pueblo se ha dejado guiar por el consejo o influencia de uno o pocos hombres dotados de genio superior y mas instruidos que la generalidad.

También y en el mismo sentido Benito Mussolini decía que en el movimiento obrero se ha tratado siempre de minorías exiguas que las guiaban.

La duda no es ociosa: ante la existencia de un pueblo fuerte, con voluntad de existir independiente, con cohesión, con carácter, con afán de trascender y hacer trascender a su nación en el concierto de naciones, bueno, el Caudillo que los guíe aparecerá en algún momento de entre ese pueblo, pero ¿es condición necesaria dicha clase de pueblo o de un grupo de dirigentes?

Por el criterio presentado por estos últimos pensadores referidos parecería que no…y eso sería una bendición para nuestro pueblo.

Pues si es ello necesario, vemos difícil que surja de la nada un Caudillo en Argentina (por lo deshilachado, débil, materialista, entregado solo al consumo, olvidado de sus raíces, falto de sacrificio, timorato que hoy se presenta nuestro pueblo) y que haga resucitar a nuestros hombres y como consecuencia poner a nuestra patria de pie en pleno ejercicio de su soberanía. Dios dirá….

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FUENTES

HERNANDEZ, José (‘Martín Fierro’-Canto XII – ‘Ansí estuve en la partida’. - 347 y ss).

JIMÉNEZ ARNAU, José Antonio (“La Semana De José Antonio En La Radio Nacional” –conferencia de José Antonio Jiménez Arnau -19-11-1938- en ‘Dolor Y Memoria De España’-En el 2do.Aniversario de la muerte de José Antonio- Ediciones Jerarquía—1939, Madrid, España)

MAISTRE, Joseph de (‘Consideraciones sobre Francia’- 1797)

MAISTRE, Joseph de (‘Cartas a un caballero ruso sobre la Inquisición española’).

MEZZETTI, Nazareno (‘MUSSOLINI y La Cuestión Social’ – Ediciones El Baluarte-Bs.As-Argentina- pag.26/27-2020)

MONTORO GIL, Gonzalo V ('Dictadura' no es sinónimo de 'Tiranía')- El Mensajero de la Confederación Argentina – Agosto 2021)

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2021/08/dictadura-no-es-sinonimo-de-tirania.html.

MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘El Empirismo Organizador Como Base Para La Restauración De La Soberanía Nacional’- El Mensajero de la Confederación Argentina – Febrero 2019)

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2019/02/el-empirismo-organizador-como-base-para_27.html- fEBRERO 2019

PIO XI (Enciclica ‘Divini Illius Magistri’ del 31 de Diciembre de 1929)

RIBEIRO, Ana (“El Caudillo y el Dictador”- Editorial Planeta, Montevideo- 4ta. Edición 2008).

XIMENEZ DE SANDOVAL, Felipe (“José Antonio, Biografía Apasionada” 7ma. Edición, pag.461- Fuerza nueva Editorial-1976, Madrid, España)

 

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domingo, 12 de septiembre de 2021

SOBRE LA PERVERSIÓN DE LA DEMOCRACIA, LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LA FALSÍA DE SU REPRESENTACIÓN

 SOBRE LA PERVERSIÓN DE LA DEMOCRACIA, LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LA FALSÍA DE SU REPRESENTACIÓN

Gonzalo V. Montoro Gil

“No es que la democracia esté enferma; la enfermedad es la democracia”. (Charles Maurras)

 

Entonces, ni sufragio universal ni calificado son modelos para una persona coherente. Sí en cambio, vale la admiración e imitación del espíritu y de las formas concretas de aquella sociedad con su organización corporativa y foral permitía —llegado el caso y dadas ciertas condiciones— designar a los gobernantes mediante el criterio del primus inter pares. Algunos tratadistas han caracterizado a este modo de elegir autoridades, sufragio directo por distribución territorial y representación corporativa.

Un ejemplo claro, Mutatis mutandi, todavía hoy la Iglesia nos da el ejemplo de la validez de este criterio cuando tiene que designar un nuevo Papa. No se convoca a las masas a la elección. No se presentan listas de candidatos emergentes de otros tantos órganos partidocráticos.

Ni cualquiera elige ni cualquiera puede ser electo. La Iglesia sabe —como lo ha dicho Pío XII en “La organización política mundial”— que “cuando la creatura es reducida a simple elector, la vida de las naciones se halla disgregada por el culto ciego al valor numérico”.

Y no puede dejar de recordar que el primer sufragio universal de la historia (¿o fue calificado?), los electores eligieron a Barrabás y crucificaron a Jesucristo.

Cuando se habla de designación de gobernantes por el pueblo, por cierto se  descarta el mito jacobino del sufragio universal, mas, a la vez, no sugiere tal o cual forma particular de «sufragio calificado»,.

En la noción de la politia, con la intervención de las guildas o gremios, cuyos integrantes distinguían a los ilustres de cada corporación, para que cada uno de ellos, perteneciente a distintas sociedades, integrase, a su vez, un consejo de patricios que designaría al Jefe del distrito o comarca.

Barrabás y crucificaron a Jesucristo.

La vergüenza y la inmoralidad es el sufragio universal, y la ideología ruinosa que lo sustenta, fruto del igualitarismo amorfo y de la cuantofrenia más aborrecible.

La vergüenza es plegarse a la parodia sufragista, al totalitarismo de las mayorías arrebañadas por la propaganda, a la enfermiza compulsión por optar cuando no hay bienes sino males mayores y crecientes……

La vergüenza e inmoralidad ―es adherir al condenado constitucionalismo moderno insalvable en nuestra Constitución del 53 con sus sucesivas reformas, a convalidar la representación partidocrática monopólica y excluyente…―

La aberración es admitir que la legitimidad de origen de un gobierno depende de la adición discorde, anónima e indiscriminada de las individualidades, homologadas todas rastreramente en el principio cuántico de que un hombre es igual a un voto. Es, en suma, alimentar la funesta tiranía del número, que hasta el mismo Borges, en renombrada chanza, llamó ―abuso estadístico”.

La vergüenza no es irse dando cuenta —como ya lo hace la ciudadanía sencilla y de un modo extraordinariamente creciente— de la inutilidad de colocar papeletas en urnas y partidócratas en cargos bien rentados.

 La vergüenza es querer ser candidato, aceptando y cumpliendo para ello sin pestañear todas las reglas —moral, filosófica y políticamente viciosas— que impone esta república

La decadencia de la civilización puede rastrearse desde por lo menos, la Revolución Francesa, -génesis de todo lo mal que nos va- y en nuestro país comienza con la alianza masónica entre Urquiza, los uruguayos de Rivera, los Brasileños, Inglaterra y Francia contra la República Argentina que tiene su punto de inicio el nefasto 3 de Febrero de 1845 y la guerra contra el Gobierno legal de la Confederación Argentina…luego tiene otro punto de referencia con la Reforma Universitaria de 1918, otro hito de la sinrazón que nunca fue aplicada en ningún lugar del mundo; ni siquiera en los países que la promocionaron, salvo aquí ante la mirada curiosa de aun los propios que la promocionaron pero que nunca la intentaron aplicar por cuestiones de sentido común .-

Como se dijo arriba, todo el mal nace en la sanguinaria Revolución Francesa que nada tenia de igualitaria, fraterna ni menos de Liberal (ROBESPIERRE, BABEUF., etc…).

Se basó en dos sofismas:

A) “Todos los hombres son iguales”:

Ahora bien, no hay dos plantas, piedras, etc, iguales. Ergo, no hay dos hombres iguales, pues los factores exógenos actúan en forma distinta en cada uno de nosotros.-

El régimen electivo presupone la igualdad de electores, ergo igualdad previa del hombre. Si así fuere cualquiera tendría capacidad para dirigir una escuela, un barco, una industria, etc.-

El hombre organiza. ‘Organizar’ significa diferenciar. ‘Diferenciar’ es lo contrario a igualar. La preocupación de los elegidos es durar y ser reelegidos en sus cargos.   Cuanto más vive el hombre más división de trabajo comporta desigualdad de funciones, la que dá desigualdad de sus elementos (léase, hombres y mujeres).-

Una sociedad puede forzar la igualdad, pero es ir contra la naturaleza de las cosas. La igualdad solo está en el nacimiento y en la muerte. El derecho es el premio al deber cumplido.-

B) “La libertad es la base del progreso”:

La libertad no está al comienzo sino al final. Porque se es más libre a medida que se es mejor. Hoy existe una violencia irresponsable que es la indolencia, la inmoralidad, la corrupción política y económica, la usura, a veces institucionalizada y otras ocultas, que excita, por desesperación, los sentimientos lógicos de justicia.-

Se supone que el gran porcentaje de votantes no tiene la inteligencia muy desarrollada. Entonces, ¿ Cómo saldrán los mejores si la mayoría de los que eligen son faltos de inteligencia para la ‘res pública’?.

En un parlamento la responsabilidad de un error recae sobre una mayoría impersonal y nadie puede ser llamado a rendir cuenta. Así desaparece la noción de responsabilidad (es por dicha causa que el marxismo siempre alentó y alienta el régimen democrático en otras naciones).-

Se puede hacer responsable a una persona pero no a cientos de personas porque si cometen un error renuncian a su puesto por... ‘razones de salud’!! y se desligan del problema por ellos provocado. Y al no haber una cabeza visible (sino varias difusas) la injusticia queda sin castigo.-

El Régimen Liberal se caracteriza por su neutralidad en todo orden. Juan VÁZQUEZ DE MELLA notable pensador español, decía que “el Estado moderno al declarar como postulado la libertad completa de opiniones, la neutralidad en el orden religioso, moral, político, declara su ignorancia sobre la verdad de éstos postulados. Cuando la opinión antiliberal aparece y el Estado liberal pretende estatuir su defensa, la tesis liberal muere, pues, por definición. El estado liberal carece de reglas y principios para declarar lícitas o ilícitas ciertas ideas”.

Pero entonces si no se admite el libre juego de opiniones políticas, morales hay que establecer definitivamente los fundamentos de aquellas opiniones que son verdaderas ( y esto no es liberal).

VÁZQUEZ DE MELLA, siegue diciendo que “...el Estado neutro y el maestro neutro son dos formas de irracionalidad pues el hombre normal afirma, niega o duda pero no declara en huelga su entendimiento ante la realidad que lo interroga porque PIENSA. El Estado que se declara ‘neutral’ en todas aquellas cuestiones que mas interesan al hombre, diciendo que ignora la verdad en política social, educación, ética política, etc, y por lo tanto en los fundamentos del derecho, es un estado que se jubila a si mismo, declarándose inepto para gobernar.”

Quizás le duela al Régimen estas verdades pero ya sabemos con Luis VEUILLOT que ‘pensar de distinto modo que aquellos que se dicen tolerantes es algo que el Partido de la Tolerancia no puede tolerar...’.-

La Patria, decía el gran pensador francés Charles MAURRAS, no es una reunión de individuos que votan sino un cuerpo de familias que viven. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político: todos nacemos miembros de una familia, vivimos en un municipio; todos trabajamos en una profesión.

Estas son nuestras unidades naturales y no necesitamos, pues, del instrumento intermediario y artificial de los partidos políticos, que para unirnos en grupos artificiales empiezan por desunirnos en nuestras realidades auténticas.

El cuerpo electoral no tiene conciencia de sus actos pues no puede querer lo que no conoce: la multitud no conoce el derecho social, ni la hacienda pública, ni el derecho administrativo, ni temas previsionales, ni de gastos fiscales, ni de necesidades públicas, luego no podría tener voluntad acerca de tales cosas (1000 voluntades mal ilustradas no hacen una voluntad esclarecida).

Así  como no existe una inteligencia publica, tampoco hay una voluntad pública y es inútil razonar como LAMMENAIS que de la incapacidad personal de cada uno para tener certeza deducía la infalibilidad de todos juntos.

Los partidos implican la creación de pseudo disensiones cuyo objetivo es distraer al pueblo y ocultarle las verdaderas antinomias infraestructurales en que descansa el sistema.-

Se evita así, que las manifestaciones de insatisfacción, productos de opresión liberal, puedan dirigirse contra blancos certeros y reales que ponen en peligro la estabilidad del mismo, canalizándolas en los partidos políticos que vienen, de ese modo, a hacer las veces de excelentes amortiguadores del Régimen.

Todo sistema de sufragio es inorgánico porque se fundamenta en el azar y en la prepotencia del número. El acto mismo de la elección es irresponsable ya que unas de las facetas es el anonimato. Los electores no son responsables por su voto, ni a los elegidos se les puede pedir rendición de cuentas.

Siendo la elección irresponsable, el gobierno también. La irresponsabilidad, el ‘horror a la irresponsabilidad’ constituyen el eje del Estado demoliberal.-

El conocimiento de la realidad no se ‘elige’, no interviene aquí la voluntad y el número, la realidad no se aprehende: ‘la verdad es una categoría permanente de la razón y no una decisión de la voluntad’.-

La Revolución Francesa de ROUSSEAU y sus postulados son un sofisma, como se vé.

El sueño naturalista de ROUSSEAU y de tantos más, aun en estos días que nos toca vivir, es imposible. No hay tal naturaleza, no para el hombre. El hombre es, precisamente, anti-natural. Por eso soy “yo y mi circunstancia”, como decía ORTEGA Y GASSET.

No tenemos naturaleza, y ése fue el error de ROUSSEAU, creer que la teníamos. Tenemos predisposiciones naturales, instintos naturales, genes naturales, pero no bien aparecemos en el mundo esos dones se cruzan con ocasiones educativas, influencias, envíos y desvíos, mandatos, formaciones, y se produce una extraña e imprevisible fusión de carácter, temperamento, hogar, cultura, azar, encuentros decisivos, incentivos, frustraciones. ..

Tus hijos son potenciales. Esto lo aprendemos de ARISTÓTELES. Él distinguía entre potencia y acto. Potencia es lo que puede ser, acto es lo que está siendo. Lo que está siendo, está siendo porque puede ser. Ejemplo: la papa se cocina en agua porque en la papa está la potencia de ser cocida en agua y ablandarse. Si no se da esa condición interna de la papa, esa potencia, ese poder ser, ésta no podría jamás ser cocinada. La piedra, en cambio, no tiene esa misma potencia de la papa, y por más que se la cocine no se ablanda.

Así tus hijos. Son un ramillete de potencias. ¿Cómo se sabe qué son en potencia, qué potencialidades guardan? Dando ocasión a que se revelen. Como las fotos.

Hasta que no se revelan, no se sabe qué hay en ellas. ¿y cómo habrán de revelarse? Pro-curándoles un medio ambiente propicio para el desarrollo de distintas potencias: matemáticas, musicales, literarias, de trabajo, de actividad física, de artes, de oficios, de todo lo que pudiera uno ofrecerles para que descubran qué tienen adentro, qué se les despierta y qué no.

Volvemos a nuestro trema: ¿Existe el hombre natural, el "buen salvaje" que decía ROUSSEAU?

No, no existe. “Ser” es ser en el mundo. Nacer es nacer entre otros. Esos otros, en cualquier situación cultura o época, tienen lengua, hábitos, maneras, modos, creencias... No bien nacen tus hijos inmediatamente son envueltos en pañales de tela y en otros pañales, invisibles, de la cultura. No tienen un segundo para ser naturales. En seguida se des-naturalizan y se culturalizan.

Rousseau acuñó su ideal en la figura del "buen salvaje".

Salvaje para la civilización común, Emilio crecería bueno si lo educáramos en concordancia con la naturaleza y sus instintos y sus necesidades. Fue una ilusión. Gente buena hay; gente salvaje no hay.

El salvaje de una comunidad nativa está muy lejos de ser la criatura libre y despreocupada que nos pinta la imaginación de ROUSSEAU. Por el contrario se halla cercada por las costumbres de su pueblo, encadenado por tradiciones inmemoriales, no sólo en sus relaciones sociales, sino también en su religión, su medicina, su industria, su arte; en pocas palabras, en cada aspecto de su vida. Ese salvaje -así denominado por nosotros por todo lo que no sabe- es civilizado.

Inclusive cuando Sarmiento opuso civilización a barbarie se refería a la cultura de Occidente, de Europa, de Estados Unidos frente a la incultura indígena. Tampoco Sarmiento sabía demasiado de antropología: un ignorante como en todo lo que pensaba o hacía.

Asi, como decía ORTEGA Y GASSET: " normas, cortesía, usos hacen posible la comunidad, la convivencia. ..Civilización es, antes que nada, voluntad de convivencia".

Eso significa ser civilizado. Es decir ciudadano, hombre que comparte su ciudad, su territorio, con otra gente.

Las naciones más avanzadas, extrañamente muy rebeldes y revolucionarias en algunos aspectos, conservan sin embargo el orden de las costumbres, del respeto por el otro, ese fundamento de la civilización que consiste en no ser como se quiere sino como se debe ser. Muy distinto a lo que sucede en nuestro país Argentina.

El exceso de individualismo es el factor desencadenante de la sociedad de masas. .

Ser individuo, sin conexiones primordiales sin reglas de vida ni fines compartidos con otro, fatiga, angustia. Cuanto más individuo se es, tanto más se quiere uno diluir en la masa, en la de la gente o en cualquier otra.

¿Qué es una masa? Es un grupo humano conducido por un líder visible, o por manipuladores invisibles, que ordenan la conducta que debe ser para todos igual: vestirse igual, ir adonde todos van, entrar donde todos entran, opinar lo mismo, gritar lo mismo, estar a favor de lo mismo, luchar contra lo mismo.

En la masa no se piensa, uno se deja llevar, arrastrar. Por eso cautiva, por eso es cómoda: dispensa de pensar. También dispensa de la responsabilidad. Uno ve la película que todos ven, y repite el comentario que todos hacen, y si hay que disfrutar dice que disfruta, y si hay que apenarse dice que se apena.

Decía Ortega y Gasset "Vivimos en sazón de nivelaciones: se nivelan las fortunas, se nivela la cultura entre las distintas clases sociales, se nivelan los sexos..." (ORTEGA Y GASSET, La rebelión de las masas.)

En la masa todos se borran, pierden su imagen, porque todos somos iguales, dice la masificación, y eso que se ve como diferencia es un mero accidente, pero somos iguales; en consecuencia, el que quiere puede echarse a dormir la siesta.

El vulgo es oleaje al azar. No es que no haga bien ni haga mal: ello está ligado a una voluntad, a una intención, a una inteligencia. El vulgo hace, pero no sabe qué hace. (“La Biblia junto al calefón”- DISCEPOLO dixit)

No hay superioridad, no hay jerarquía, no hay modelos: sólo hay ídolos. Son entes superiores, accidentalmente, igual que yo pero por alguna rara fortuna momentáneamente superiores a mí.

Ellos pueden ser idolatrados, porque como la palabra lo indica el ídolo es un falso dios, un dios pasajero, de hoy para mañana; por algunos ratos, por unas horas, podemos rendirle pleitesía, pero también sabemos que todo este show es pasajero, y que ese ídolo caerá, y el polvo lo cubrirá, y nosotros seguiremos caminando, levantando y hundiendo ídolos a nuestro paso. ( ¡¡¡Se me viene a la mente tantos políticos, músicos, ‘artistas’, que la bruma del tiempo borrará de nuestra memoria en poco tiempo..!!!!)

Existe tan sólo lo que se dictamina desde algún parlante gigantesco, desde la insistencia de los medios masivos de desinformación y de implantación de reflejos condicionados.

Ya lo había vislumbrado ORWELL  en sus libros “1984” y “Rebelión en la Granja”, primero, donde la opresión viene de afuera ( un Gran Hermano que nos dice que hacer y cómo ser feliz según su orden ) para que, con el tiempo, la gente termine amando a quien lo oprime con pan y circo y adore las tecnología que lo adormecen y le quitan la capacidad de pensar por sí mismo (esto último lo pueden ver en el libro de HUXLEY “Un Mundo Feliz”)….

ORWELL temía a los que pudieran privarnos de información. 

HUXLEY, en cambio, temía a los que pudieran brindarnos tanta que pudiéramos ser reducidos a la pasividad y el egoísmo. 

En '1984', la gente es controlada infligiéndole dolor, mientras que en 'Un mundo feliz' es controlada proporcionándole placer. 

En carta de HUXLEY a ORWELL, ( 21-10-49) aquél le decía “…parece dudoso que la política de “la bota en la cara” pueda mantenerse indefinidamente. Mi opinión es que la oligarquía dominante encontrará formas menos arduas y derrochadoras de gobernar y satisfacer su sed de poder… Pienso que en la próxima generación los amos del mundo descubrirán que el condicionamiento infantil y la narco-hipnosis son más eficientes, como instrumentos de gobierno, que los toletes y las cárceles, y que el anhelo de poder puede satisfacerse tan justa y completamente lo mismo sugiriendo a la gente que ame su servidumbre como flagelándolos y golpeándolos hasta la obediencia.”  

Premonitorio, no?

El Ejemplo hoy día sería, en el primer caso: China, Corea del Norte, Cuba. Y en el segundo caso, EEUU y ad-láteres

En fin….GRAMSCI en su estado mas puro……

Asi nace el hombre ‘mesocrático’ o mas gráfico: “estúpido”: efecto directo del bombardeo de las ideas contra-natura de la Revolución Francesa y sus sucedáneos en nuestro país. (Nada más parecido a un gallinero que ver la Asamblea Legislativa de cualquier país. Al respecto recomiendo ver el film “Le Mani sull la Cittá” del año 1963). El próximo paso de un político surgido de las ideas de la Revolución Francesa es caminar en cuatro patas.

La decadencia de las naciones y de las personas se puede vislumbrar con actitudes ‘estúpidas’ tanto de las naciones como de las personas.

El “hombre-estúpido” u “hombre-mesócrata” cree firmemente que tiene derechos pero no obligaciones y menos que los derechos sean CONSECUENCIA de las obligaciones cumplidas, sin darse cuenta que para que él tenga un derecho NECESARIAMENTE tiene que haber alguien obligado y viceversa.

Vamos con un simple ejemplo:

FLAUBERT decía que “ la estupidez es algo inquebrantable; no hay nada que la ataque sin estrellarse contra ella. Tiene la naturaleza del granito, dura, y resiste como él. En Alejandría, un tal Thompson de Sunderland escribió su nombre en la columna de Pompeyo con letras de seis pies de altura. Puede leérsela un cuarto de legua de distancia. No hay manera de contemplar el monumento sin ver el nombre de Thompson..."

Así, en nuestro país estamos saturados de ‘estúpidos’ que viven escribiendo en las paredes publicas confundiendo la entidad de lo público (de todos) creyendo que es de nadie.

¿Le pasó alguna vez eso de grabar el nombre para todas las eternidades en un árbol, en una piedra, en un monumento artístico, en algunos de esos viajes, en paquete por supuesto, al exterior? (“Somos Del Barrio De Gerli” ; “Pedro Y María Se Aman”, etc)

Si? Entonces Ud. es un enorme estúpido. No por dañar bienes públicos solamente sino por creer que a alguien le importa que Ud. escriba algo y que ello importa una trascendencia de su persona.

Le interesa trascender? Escriba un libro, una nota, pinte un cuadro, expóngalo para los demas, pero no intente trascender destruyendo.

A su manera el estúpido es artista; quiere transformar su existencia en esencia, lo efímero en eterno y creador de vanguardia, poco le importa destruir el soporte mismo donde pretende grabar su permanencia.

La estupidez es ausencia de juicio, pero ausencia activa, conquistadora, preponderante. Procede por persuasión: no hay nada que juzgar.

La estupidez no responde ni interroga, instaura el reino de los estereotipos y de los tópicos.

Estereotipos son frases hechas, ideas hechas (muy de la sociedad actual marquetinera y gramsciana), reacciones hechas, emociones hechas, en fin, un mundo prefabricado que

se instala en uno desde que muestra la cabecita al mundo y el mundo le anuncia: te la vamos a llenar, no te preocupes, con estereotipos, que son algo así como la música estereofónica: te da por todos lados y te penetra por todos los poros. Te ‘educa’ en la estupidez.

Profetizaba Oswald SPENGLER allá lejos y hace tiempo, a comienzo del siglo XX "En otro tiempo uno no podía atreverse a pensar libremente; hoy puede hacerlo; pero resulta imposible. Cada cual pensará lo que le hagan pensar, y lo sentirá como su libertad".

Es la sociedad de masas. (‘La Rebelión de las Masas’ –ORTEGA Y GASSET). Es el hombre autómata. Es el ser manejado por afiches, avisadores, publicidad. ..Lo que todos leen, tú has de leer. El hombre-masa; el lumpen ( y no necesariamente económico).-

Se puede ser ignorante por dejarse llevar por las masas, Se puede ser culto por dejarse llevar por las masas. Ambos casos comparten lo esencial: no son más que títeres de voluntades ajenas.

Gramsci, desde el infierno, sonríe satisfecho….

Ahora, todos hablan de Gramsci que es el último eslabón de la revolución internacional que comenzó con una de las dos hijas de la Revolución Francesa: Primero, fueron los llamados liberales (que se sentaban a la derecha en la Asamblea) y luego los llamados socialistas o comunistas (que se sentaban a la izquierda en la Asamblea)

Los comunistas quisieron como en un laboratorio resolver la cuadratura del círculo a sangre y fuego…se desplomaron con su infierno desde adentro, el pueblo le dio la espalda con horror y espanto.

Pero sus intelectuales no se dieron por vencidos.

Veamos. He trazado un análisis del desarrollo del espíritu de la Revolución Francesa en su etapa Liberal…Ahora lo haré en socialismo que es el liberalismo llevado al extremo.

PRIMERA ETAPA: Segunda mitad del siglo XIX; etapa marxista. La revolución comunista es un hecho inexorable (sic) escrito en una historia que se realiza más allá de la voluntad humana, cuyo argumento es la lucha del proletariado con la burguesía y cuyo instrumento es la huelga. Formación de los rimeros partidos socialistas, a los que se unen intelectuales y parte del proletariado europeo. Recordemos que la revolución comunista fue financiada por la Banca Schiff, Khun & Loeb y Warbur junto con la banca Rothschild…nada de revolución del pueblo, espontánea, etc….

A fines del siglo XIX se han formulado críticas a la teoría marxista que parecen difíciles de responder, sobre todo porque no se ha verificado el empeoramiento constante de la situación del proletariado que había pronosticado MARX. La sociedad no se ha polarizado. Al contrario, se han expandido las clases media.

SEGUNDA ETAPA-Siglo XX. Etapa marxista leninista. LENÍN exp1ica (sic) la mejoría de la situación del proletariado porque la burguesía lo ha chantajeado con el producto de la explotación de las colonias. El imperialismo es la última etapa del Capitalismo. De esa forma, LENIN traslada el combate de las fábricas europeas al vasto mundo explotado por la burguesía y el método principal de la lucha será la guerra revolucionaría y ya no la huelga. La huelga revolucionaria triunfa en Rusia, en China, en Vietnam , y se instauran regímenes que se proclaman "en camino al comunismo por la vía del socialismo".

Recordemos que LENIN decía en 1917 que la democracia "no es en modo alguno un límite infranqueable, sino solamente una de las etapas del camino del capitalismo al comunismo”. Correcto y simple.

A fines del siglo se produce un hecho absolutamente nuevo en la historia humana. La mayor parte de los regímenes comunistas en todo el mundo se desbarrancan desde adentro; implosionan, se derrumban sin revolución y sin ataque de los ‘cerdos capitalistas’ (sic). El pueblo los expulsa cansados de los genocidios por años y años y por el hambre. Los propios dirigentes reconocen el fracaso total.

TERCERA ETAPA-Siglo XXI. -Tercera etapa: Antonio GRAMSCI ha hecho dos observaciones capitales:

a) La verdadera batalla se da en las sociedades y enfrenta inmanencia contra trascendencia. El verdadero sentido de la lucha es ése y no enfrentamiento de clases.

b) El instrumento de esa lucha es el intelecto con el que se debe conquistar sociedades antes que el Estado (Argentina época actual…les suena?)

Recuerden Uds. que justo en esta época sucedía en Occidente -incluida la Argentina-un hecho inédito: Por primera vez en la historia la cantidad de personas ocupadas en el sector terciario de la economía (servicios) sobrepasaba las ocupadas en el sector primario (extractivo) y secundario (transformador o manufactura).

Los intelectuales (o pseudo) pasaban a ser muchos y a pesar en las sociedades con un peso que nunca habían tenido. Se multiplican inmensamente los profesores, alumnos, periodistas, escritores. De esta manera marxismo se ha ido edificando así mismo, se ha reinventado, hasta encontrar su verdadera esencia: la de deificarse. Ser una religión y quien ose negar sus sofismas será condenado al infierno…Los intelectuales son los apóstoles de ello.

Y la idea del comunismo (sea leninista, stanilista o gramsciano) es la destrucción de las naciones a través de la llamada, en su momento, la dictadura del proletariado universal, y ahora, de la llamada Globalizacion o mundo-uno. Es lo mismo.

Ya Sir Henry Kissinger, en el Simposio sobre Deuda Externa en Berna en 1985 dijo que “….Yo prefiero que las naciones deudoras paguen sus obligaciones con activos reales a los bancos acreedores, con la entrega del patrimonio de las empresas públicas”

Carlos Manuel Acuña habla sobre el hecho de la recepción de un millón de dolares anuales de la Fundación Ford (‘Verbitsky, de La Habana a la Fundación Ford’, Bs.As., Pórtico 2003). Ese dato no solo nunca fue desmentido, sino que el CEO de tal Organismo, Gastón Chillier, admitió que sus únicas fuentes de financiamiento era el NED (National Endowment For Democracy) del Partido Demócrata de los EEUU, la Embajada inglesa en Buenos Aires y el Foreing Office en Londres además de la citada Fundación Ford. En total, una suma cercana a los 5.000.000 millones de dólares (‘La Nación’, Bs As. 12-9-2010, sección "Enfoques",)

Lo que demuestra la colusión, las dos caras de una misma moneda entre el liberalismo y el marxismo. Este hijo de aquel. el socialismo no es más que un liberalismo a ultranza, su hijo.

Los pobres, los humildes, los marginados? Bien gracias. A los burgueses intelectuales marxistas o liberales no les interesa; dejando un tendal de víctimas-el hombre real- en aras de sus ideas de laboratorio donde viven ensimismados saturando con consignas huecas hasta llegar a la apatía del ciudadano, haciendo lo que ya decía un tal Francois Marie Arouet, mejor conocido como VOLTAIRE: “La verdad es lo que se hace creer” para lograr asi lo que decía el mismo y que los marxistas desde 1917 hasta Gramsci han tomado nota: “Una revuelta puede ser espontánea; una revolución jamás lo es”.

Ya PLATÓN en ’La República’ afirmaba basándose en su actualidad que la Democracia era una de las formas ilegítimas de gobierno, como clarísimamente se afirma, en una forma gubernamental signada fatalmente por la tiranía del número, por el desgobierno de la muchedumbre, por el desenfreno de las libertades, por el incremento de los oclócratas y de los demagogos.

En nuestra sociedad se ha divinizado cada vez más a la Democracia, pero el fin de la sociedad no es la Democracia sino el BIEN COMÚN. Si un gobierno democrático no logra este fin no es un buen gobierno. Ahora, yo me pregunto y pregúntese quien esto lea: ¿Ud. conoce algún gobierno democrático que lo haya logrado?

Con la aparición de la llamada Democracia, la tiranía del número y el anonimato amordazan y oprimen a los ciudadanos volviendo irresponsable tanto a los electores de sus elecciones como a los elegidos.

Siguiendo al autor citado el mismo nos dice, trayéndonos un triste recuerdo, que en el primer sufragio universal de la historia los electores eligieron a

No es que hoy en día las llamadas Democracias son falsas Democracias porque se terminan convirtiendo en tiranías del número, sino justamente se convierten en esto porque son genuinas Democracias.

Las Democracias intrínsecamente son la tiranía del número, el despotismo de las muchedumbres anónimas e ignorantes de la “res publica”.

Porque en la ‘Democracia’, las formas son su esencia.

Ya Rosas había dicho al periodista chileno Salustio Cobo en el año 1860 en una entrevista que el Restaurador había concedido al referido: “―Eso que llaman Derechos del Hombre no engendra sino la Tiranía-“.

Bueno, entendemos que nuestra sociedad nacional ayer como hoy, anárquica, sujeta a los unitarios liberales ideólogos de antaño como hogaño, con un desquicio social inmerso en un estado de descomposición absoluto es un escenario ideal para la aparición de una nueva y sana ‘Dictadura Nacional’ que ponga orden y “venga a mandar” como dice José Hernández en su ‘Martín Fierro‘ pasando la escoba a tanto iluminado con ideas afrancesadas y disolutas de nuestra soberanía.

Obsérvese la contradicción entre el pensamiento político de José de San Martín y de J.M.de Rosas con lo que establece la Constitución Nacional, nominalmente Federal pero de neto contenido Unitario y liberal.

Ya José de SAN MARTÍN en su manifiesto en el Perú el 2 de Agosto de 1821 nos dice que “…Diez años de revolución en Venezuela, Cundinamarca [actual Colombia],Chile y Provincias Unidas del Rio de la Plata, me han hecho conocer los males que han ocasionado la convocación intempestiva de congresos, cuando aun subsistían enemigos en aquellos países. Primero es asegurar la independencia, después se pensará en establecer la libertad sólidamente”

Al respecto y en igual sentido, dijo en carta a Tomás Guido el 5 y 6 de Abril de 1829:

“Las agitaciones de 19 años de ensayos en busca de una libertad que no ha existido y más que todo, las difíciles circunstancias en que se halla en el día nuestro país, hacen clamar a lo general de los hombres que ven sus fortunas al borde del precipicio, y su futura suerte cubierta de una funesta incertidumbre no por un cambio en los principios que nos rigen y que en mi opinión es donde está el mal, sino por un gobierno vigoroso, en una palabra militar; porque el que se ahoga no repara en lo que se agarra, igualmente conviene en que para que el país pueda existir, es de necesidad absoluta que de los dos partidos en cuestión desaparezca de él, al efecto, se trata de buscar un salvador, que reuniendo el prestigio de la victoria, el concepto de las demás provincias y más que todo un brazo vigoroso, salve a la patria de los males que la amenazan;…”

“Si sentimientos menos nobles que los que poseo a favor de nuestro suelo fuesen el norte que me dirigiesen, yo aprovecharía de esta coyuntura para engañar a ese heroico, pero desgraciado pueblo, como lo han hecho unos cuantos demagogos [ léase ‘unitarios logistas’] que, con sus locas teorías, lo han precipitado en los males que lo afligen y dándole el pernicioso ejemplo de perseguir a los hombres de bien, sin reparar a los medios..”

Desde Europa, el General SAN MARTIN le escribe a Tomas Guido el 1º de noviembre de 1831, y el uno de sus párrafos el expresa textualmente:

"Ya es tiempo de dejarnos de teorías, que 24 años de experiencia no han producido más que calamidades. Los hombres no viven de ilusiones, sino de hechos: ¿qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de libertad si por el contrario se me oprime?... ¡Libertad! désela usted a un niño de tres años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar, y usted me contará los resultados. ¡Libertad! Para que un hombre de honor se vea atacado por una prensa silenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan ilusorias. ¡Libertad! Para que si me dedico a cualquier género de la industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar un par de bocados a mis hijos. ¡Libertad! Para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de la especulación, hacer una revolución y quedar impunes. ¡Libertad! ¡Libertad!...Maldita sea la libertad, ni será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona, hasta que no vea establecido un gobierno que los demagogos llamen tirano y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad".

En el mismo sentido cuando escribía a Guido, el 1 de febrero de 1834 y luego el 17 de diciembre de 1835:

"Se trata de buscar un salvador (de) brazo vigoroso (que) salve a la Patria de los males que la amenazan. .No estaré tranquilo hasta que no vea establecido un gobierno, que los demagogos llamen tirano, y me proteja contra los bienes que, me brinda la actual libertad. ..Hace cerca de dos años escribía Usted que ya no  encontraba otro arbitrio, para cortar los males que por tanto tiempo han afligido a nuestra desgraciada tierra, que el establecimiento de un gobierno fuerte; más,... claro, absoluto, que enseñara a nuestros compatriotas a obedecer. Yo miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable; y no dudo que ~u opinión y la de todos los hombres que amen a su país pensarán como yo.”

 Reiterativo en sus conceptos políticos y en coherencia con lo ya dicho por él mismo varios años atrás, le dice a Guido en carta del 26 de Octubre de 1836:

 “….Nuestros países no pueden, por lo menos por muchos años, regirse de otro modo que por gobiernos vigorosos; más claro, despóticos…No hay otro arbitrio para salvar a un estado, que tiene muchos doctores, que un gobierno absoluto”.

¿Este real pensamiento de San Martín, es el que se nos enseña en nuestras escuelas?. La respuesta está dada por aquellos que se sorprendan de estas palabras del Libertador.

El propio San Martin, aborrecía a los Unitarios desde la época en que Rivadavia se entregaba a sus desvaríos y le ponía piedras en el camino de su lucha contra los españoles y que lo obligó a exiliarse en Francia.

Dice Ernesto QUESADA que San Martín tuvo una entrevista allí con Sarmiento que lo visitó por el otoño de 1846, según cuenta Pastor Obligado en el diario ‘La Nación’ del día 9 de Julio de 1894.

Obligado era uno de los tantos que en su momento fue un Federal a ultranza y fanático de Rosas que luego de Caseros renegó de su propio pasado ‘olvidándolo’ y convirtiéndose en un procónsul de los Unitarios siendo uno de los principales fiscales en los aberrantes y antijurídicos juicios contra Rosas denostándolo encarnizadamente en cuanta oportunidad tuviese, cobardemente.

Comenta Obligado que allí, en Francia, Sarmiento le hablaba pestes a San Martín sobre Rosas. Entonces San Martín, con un dejo de ironía, le dijo: "Ese tirano Rosas, que los unitarios odian tanto, no debe ser tan malo como lo pintan, cuando en un pueblo tan viril se puede sostener 20 años".

Sarmiento se indignó con la respuesta de San Martin y éste secamente y poniéndose serio le dijo:

 A tan larga distancia por tantos años alejado de la escena, no me es fácil saber la verdad; pero por ecos que hasta aquí llegan, si bien no he conocido al general Rosas, me inclino a creer que los Unitarios exageran y que sus enemigos lo pintan más arbitrario de lo que es. Sí, conocí en sus mocedades a los generales que han encabezado la cruzada unitaria: Paz, Lavalle, el más turbulento; Lamadrid, si no más valiente que éste, sin duda con menos cabeza, y si todos ellos, y lo mejor del país como se pretende, auxiliados por los extranjeros, no logran desmoronar tan mal gobierno, sin duda es porque la mayoría está convencida de la necesidad de un gobierno fuerte y de mano firme, para que no vuelvan las bochornosas escenas del año 20 ni que el comandante de cualquier batallón se levante a fusilar por su orden al gobernador del Estado. Sobre todo, tiene para mí el general Rosas que ha sabido defender con energía y toda ocasión el pabellón nacional. Por eso, después del combate de Obligado, tentado estuve de mandarle la espada con que contribuí a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza en la cual, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglofrancesa que pocos o muchos, sin contar con los elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia".

En una carta al Mariscal Castilla en el año 1848, siendo éste presidente del Perú, le dice –reiterando una coherencia política a lo largo de toda su vida- que “"El inminente peligro que amenaza a la Francia (en lo más vital de sus intereses) por los desorganizadores partidos de terroristas, comunistas y socialistas, todos reunidos al solo objetivo de despreciar no sólo el orden y civilización sino también la propiedad, religión y familia”

A su vez, y del mismo tenor Juan Manuel de Rosas – en una síntesis perfecta de su pensamiento sociopolítico- le dice a Vicente Quesada en la entrevista de éste a aquel en Southampton en 1873  y escrito por su hijo Ernesto QUESADA en “Epílogo de La época de Rosas, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1923”.……

“…Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre sí, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión más completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos: un infierno en miniatura. Me di cuenta que si ello no se lograba modificar de raíz, nuestro país se diluiría definitivamente en una serie de republiquetas sin importancia y malográbamos así, para siempre, el porvenir pues demasiado se había ya fraccionado el virreinato colonial."

“Los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día. Era preciso primero gobernar con mano fuerte para organizar la seguridad de la vida y del trabajo, en la ciudad y en la campaña, estableciendo un régimen de orden y tranquilidad que pudiera permitir la práctica real de la vida republicana.

 El reproche de no haber dado al país una constitución me pareció siempre fútil porque no basta dictar un ‘cuadernito’, cual decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades: es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso soñador sino el reflejo exacto de la situación de un país. Siempre repugné a la farsa de las leyes pomposas en papel y que no podían llevarse a la práctica.

La base de un régimen constitucional es el ejercicio del sufragio, y esto requiere no sólo un pueblo consciente y que sepa leer y escribir, sino que tenga la seguridad de que el voto es un derecho y, a la vez, un deber, de modo que cada elector conozca a quien debe elegir; en los mismos Estados Unidos dejó todo ello muy mucho que desear hasta que yo abandoné el gobierno, como me lo comunicaba mi ministro el Gral. Alvear. De lo contrario las elecciones de las legislaturas y de los gobiernos son farsas inicuas y de las que se sirven las camarillas de entretelones con escarnio de los demás y de sí mismos, fomentando la corrupción y la villanía, quebrando el carácter y manoseando todo. No se puede poner la carreta delante de los bueyes: es preciso antes amansar a éstos, habituarlos a la coyunda y la picana, para que puedan arrastrar la carreta después.

Siempre creí que las formas de gobierno son asuntos relativos, pues monarquía o república pueden ser igualmente excelentes o perniciosas, según el estado del país respectivo; ese es exclusivamente el nudo de la cuestión. El grito de constitución prescindiendo del estado del país es una palabra hueca. Y a trueque de escandalizarlo a Ud. le diré, que, para mí, el ideal de gobierno feliz sería el autócrata paternal, inteligente, desinteresado, e infatigable, enérgico y resuelto a hacer la felicidad de su pueblo, sin favoritos ni favoritas. Por eso jamás tuve ni unos ni otras: busqué realizar yo sólo el ideal del gobierno paternal, en la época de transición que me tocó gobernar. Pero quien tal responsabilidad asume no tiene siquiera el derecho a fatigarse.

Es lo que me ha pasado a mí, y me considero ahora feliz en esta chacra y viviendo con la modestia que Ud. ve, ganado a duras penas el sustento con mi propio sudor ya que mis adversarios me han confiscado mi fortuna hecha antes de entrar en política y la heredada de mi mujer, pretendiendo así reducirme a la miseria y queriendo quizás que repitiera el ejemplo del Belisario Roman que pedía el óbolo a los caminantes“.

“Son mentecatos los que suponen que el ejercicio del poder considerado así como yo lo practiqué, importa vulgares goces y sensualismo, cuando en realidad no se compone sino de sacrificios y amarguras. He despreciado siempre a los caudillejos de barrio, escondidos en la sombra; he admirado siempre a los dictadores autócratas que han sido los primeros servidores de sus pueblos”.

Y es así. Enrique ARANA (h) dice que debemos reconocer que “…la patria actual no has sido hecha por los gobiernos sino por los caudillos” y que  “la verdad cuando se instaló el gobierno de Rosas la sociedad estaba preparada para recibirlo: lo que demuestra es que lo recibió bien y que se acomodó a él con extraña rapidez. La necesidad de un gobierno fuere estaba en la atmósfera, desde de los excesos de la anarquía, de las revoluciones constantes, de las interminables guerras civiles, de aquel terrible caos del año ‘20 y de la inundación de panfletistas desvergonzados…pero la posteridad tiene que juzgar esos acontecimientos con criterio sereno, porque justamente en el estudio del pasado está la enseñanza del porvenir y causas análogas pueden producir fenómenos semejantes en cualquier época”.

Ernesto QUESADA nos dá una pintura social del momento en que la nación toda reclama, prácticamente, que Rosas acceda al poder dándole las facultades extraordinarias para que termine con tanta anarquía que no dejaba al pueblo vivir en paz. Reclamo que era también el de San Martín que exige un gobierno fuerte, autocrático, para terminar con la anarquía Unitaria, que él mismo tanto sufrió y que lo obligó a emigrar:

La historia de Rosas se convierte en la historia de la exacerbación del partido Unitario, que fue el que todo provocó durante aquella época: Rosas no tuvo más remedio que someterse a .lo que los Unitarios querían, y dejarse llevar al terreno que éstos elegían. El sueño dorado de Rosas: la reconstrucción del Virreinato, una patria grande, unida y fuerte, bajo la égida de un poder militar respetable y servida por una diplomacia seria, no pudo realizarse nunca, porque los Unitarios no le permitieron ocuparse de él o desbarataron sus planes en todo momento.. Síganse los acontecimientos de la época: Rosas no tuvo jamás la iniciativa de un solo exceso, de una sola guerra, ni de un solo conflicto: en todos, sin excepción, es el partido unitario quien los inicia, los desarrollaa la larga, la población, cansada de tanta inseguridad material y de tanta incertidumbre política, desesperada por salir de la confusión permanente en que se vivía, no aspiró sino a la paz, a la tranquilidad, al orden, buscando "un hombre" suficientemente enérgico para que garantizara la realización de ese voto supremo.

En circunstancias semejantes nadie pensaba en instituciones más o menos liberales: sólo se quería el orden material, a cualquier precio. Rosas era el hombre que encarnaba y realizaba esa aspiración, y que, imbuido en los mismos prejuicios de sus coetáneos, ante todo y sobre todo aspiró a cimentar el anhelado orden material, considerando como cosa secundaria y como simples formalidades las instituciones liberales, con su rodaje parlamentario y su gobierno ministerial. En un país normalizado y con educación difundida, un hombre semejante habría sido una calamidad; en nuestro país y en aquella época era una salvación. Había dominado con mano férrea la hidra de la anarquía, cimentando el orden, tranquilizando los ánimos y preparaba el país a su evolución natural. La intemperancia del círculo unitario amenazaba trastornarlo todo: encendía de nuevo la guerra civil, entronizada la anarquía, sembraba la intranquilidad. De ahí que la población se levantara airada e iracunda contra los eternos perturbadores del orden, que habían demostrado, cuando estuvieron en el poder .su absoluta incapacidad para el gobierno; y cuyos hombres diri-gentes, profundamente divididos entre sí, sólo presagiaban un poder débil, inseguro y vacilante. La invasión unitaria hacía retroceder el país al caos del año 20 ; la gente, exacerbada, te-nía que repeler una intentona tan descabellada, conducida por hombres que anteponían su personalismo excluyente al patriotismo más elemental. Rosas, en aquellos momentos, encarnaba la aspiración de la época: la tranquilidad y el orden, para el logro de lo cual todos consideraban imprescindible el autoritarismo, la energía impla-cable y las cualidades que caracterizaban al gobierno establecido”.

De aqui podemos extraer estas conclusiones: el rigor del gobierno de Rosas fue producto de la anarquía producida por los Directoriales y Unitarios (‘panfletistas desvergonzados’, dice Enrique ARANA (h)).

Si bien a QUESADA en el fondo las dictaduras no son de su agrado, en carta al escritor y político peruano Ricardo Palma el día 4-10-1898 le dice que él cree que… “Las dictaduras no siempre son condenables, ni forzosamente degeneran en excesos o en crímenes: un dictador no es, propiamente, más que un presidente con poderes más extensos que la generalidad, y ese régimen puede ser perfectamente constitucional, cuando está establecido en las leyes de un país y funciona honestamente”.

Aunque luego, yerra los conceptos de ‘Dictadura’  y ‘Tiranía’ entendiendo que un dictador y un tirano son lo mismo olvidando a los clásicos que demuestran que no solo no son lo mismo sino que –justamente- la tiranía es la consecuencia necesaria de la democracia que es el endiosamiento del número, estableciendo la ‘numerocracia’ como verdad absoluta en política y que el tirano actúa en contra de los intereses públicos y a favor de los personales. El tirano, accede y se mantiene en el gobierno por imposición y contra los deseos e intereses de su pueblo.

El tirano, es una persona que es un intruso en el ejercicio del gobierno y que no ordena al bien común la multitud que le está sometida sino al bien privado de él mismo” (Santo Tomas de Aquino).

En cambio, la Dictadura, como forma de gobierno, tiene como base la toma de las riendas de un gobierno por una persona que se hace visible, protegiendo  el bien común y con el apoyo  legal de la gente que le da la suma del poder, haciéndose responsable -el dictador- del éxito de su gestión, muchas veces a costa de su vida si se equivoca. El dictador es consecuencia de una necesidad expresada por el pueblo cansado de la anarquía en un momento de nuestra sociedad y permanece en el gobierno mientras el pueblo le brinda su apoyo al cuidado de los intereses públicos, políticos y económicos.

Así Rosas todavía en Southampton en una entrevista que le realizara el escritor chileno Vicente Pérez Rosales, le dice que la única forma de vivir en paz, los argentinos, es bajo un gobierno absoluto.

Rosas recibió las facultades extraordinarias a través de leyes sancionadas por la Legislatura de la Provincia y ratificadas luego por un plebiscito en 1835, es decir, una dictadura legal, mientras que sus oponentes Unitarios, como el Gral. Paz, Lamadrid, etc. tenían también las facultades extraordinarias pero no por leyes emanadas de plebiscito alguno sino por la fuerza luego de haber tomado el gobierno de las provincias del noroeste, a fuerza de matanzas y ejecuciones sin el menor apoyo popular. Esto se ha olvidado y no se ha enseñado en las escuelas.

Entonces queda acreditado que los Unitarios causaron –con el fusilamiento de Dorrego, para comenzar- la aparición de gobiernos fuertes como el de Rosas, pedidos y anhelados por nuestro pueblo. De allí la diferencia entre ‘Tiranía’ y ‘Dictadura’.

 

En tal sentido, la ‘Dictadura’ es un método de gobierno, un sistema de gobierno, pero legal que existe con el beneplácito de la población. La ‘Tiranía’ no tiene sustento legal y se impone y se sostiene por la mera fuerza.

Rosas fue un Dictador pues tuvo en las Facultades Extraordinarias y en la Suma del Poder Público, la aquiescencia del pueblo todo a través del plebiscito  Dermidio González, escritor de la provincia de Corrientes nos ilustra diciendo que “…"El general Rosas fue el primer mandatario argentino que inició la unidad de la familia argentina, en una confederación de provincias. Antes de la iniciativa del tratado del litoral de 1831, cada estado pugnaba por su independencia. Las provincias del Río de la Plata, se dislocaban, se desunían en diversidad de tendencias y ambiciones políticas. En este sentido, la condición social argentina hizo surgir la personalidad de Rosas como un símbolo, como una bandera necesaria como un estandarte incontrastable, cuyo propósito era secundar la acción emancipadora de Mayo.

Después del fracaso de las constituciones de 1819 y 1826 todo era un caos, hasta que con el llamado pacto federal, suscriben los gobernadores de provincia el compromiso de la unidad argentina. Este hecho fue de los más grandiosos después del grito de independencia, pues presentaba a la familia unida y compacta en un solo haz de aspiraciones y con una sola bandera desde el Plata hasta Jujuy, desde el Océano Atlántico hasta las nevadas crestas de los cíclopes andinos. El héroe de esta unidad, el paladín de esta victoria, el hábil político de esta difícil causa, fue Rosas, encargándose de proclamarlo así el pueblo de la nación, con el concurso de los próceres de Mayo que en aquel entonces vivían en Buenos Aires.

Ante este triunfo indiscutible del federalismo, el partido unitario comienza su trabajo de zapa, para recuperar sus perdidas posiciones, después de su exclusión lógica de los negocios de estado, a causa del levantamiento funesto de 1828.El partido federal se dio cuenta al punto de que su enemigo se preparaba nuevamente a una lucha sin cuartel, a la lucha fratricida que tanta sangre costó. Claro está que Rosas con su partido, fuerte en la opinión nacional se dispuso a disputar palmo a palmo en todos los terrenos, y con todos los medios al elemento unitario. En aquellos días de desorganización y apasionamientos, los dos partidos querían exterminarse, para quedar el vencedor dueño de la escena.

Entonces las masas populares, los gobiernos, los principales hombres, la mayoría del pueblo, mejor dicho, inviste a Rosas con la Suma del Poder, pues le considera el único capaz, el único hombre de ese histórico instante para contrarrestar con éxito y para detener la avalancha, que si llega a la meta de sus aspiraciones hubiera sido desgarrada la nacionalidad argentina. Pero Rosas quiere salvar su responsabilidad ante la suma del poder, porque se da cuenta del peligro que entraña dicha facultad y pide ‘’que los ciudadanos expresen su voto para que quede consignado el libre pensamiento de la opinión’. El plebiscito ratificó por completo las aspiraciones de la sociedad".

Enrique ARANA (h) termina diciendo, con acertada visión que “en el estudio del pasado está la enseñanza del porvenir y causas análogas pueden producir fenómenos semejantes en cualquier época”.

Bueno, entendemos que nuestra sociedad nacional ayer como hoy, anárquica, sujeta a los unitarios liberales ideólogos de antaño como hogaño, con un desquicio social inmerso en un estado de descomposición absoluto es un escenario ideal para la aparición de una nueva y sana Dictadura Nacional que ponga orden y ‘venga a mandar’ como dice José Hernández en su ‘Martín Fierro’ pasando la escoba a tanto iluminado con ideas afrancesadas y disolutas de nuestra soberanía.

Exponía Enrique ARANA (h) y no pierde vigencia lo dicho, que “Es un hecho averiguado la impopularidad del movimiento unitario, empeñado en hacer la felicidad del país a viva fuerza” como decía ese asesino jacobino sacerdote de Julián Segundo Agüero: “haremos la unidad a palos”. Se vé que mencionado cura, promotor del asesinato de Manuel Dorrego, no fue muy lector de la Biblia, además como masón que era no congeniaba con el pensamiento y obrar de los cristianos, por ello renunció a los hábitos.

De allí que el subterfugio de la falta de Constitución para organizar el país, es refutado por San Martín y por Rosas, con claridad meridiana poniendo sobre la mesa los maquiavélicos argumentos falaces de los unitarios.

Ya antes de esa fecha en que se expresa ante Vicente Quesada y su hijo Ernesto, Rosas tenía el mismo pensamiento:

Felipe Ibarra, le refería por carta la necesidad de tener una Constitución pues sino el país quedaría aislado entre sí, sin compromisos mutuos:

Rosas le contestaba con justos argumentos por carta el 16 de diciembre de 1832 que en la actualidad el país no estaba aislado y que existían compromisos mutuos…” fundados en pactos expresos y tan obligatorios como los que podría imponer una carta constitucional: se deben defender entre sí contra las aspiraciones de cualquier ambicioso, deben concentrar sus esfuerzos para repeler toda agresión extraña y por mutuos auxilios deben garantir la existencia y consolidación de la causa que han proclamado. A la fuerza, a la conveniencia de semejantes compromisos, ¿podría añadir algo la inauguración de una autoridad común o la instalación de una asamblea? ¿Sería más eficaz la acción de cualquiera de estas autoridades para acudir a las urgencias internas o externas de la República, que la cooperación simultáneamente de todos los pueblos, en virtud de las obligaciones que impone la liga del litoral? No lo creo... No es menos equivocada la idea de que una carta constitucional enfrenaría las turbulentas pasiones de los innovadores. En las controversias de los partidos políticos enconados, el código más alto no es otra cosa que un argumento más que cada cual lo hace servir a su turno en beneficio de sus intereses”.

No se equivocó Juan Manuel. Después del derrocamiento de su gobierno en 1852 y con una Constitución producto de dicho derrocamiento ilegítimo, el país entró en una época de terror y sangre, guerras civiles, separación de la Provincia de Buenos Aires del resto del país, como no se vio nunca hasta entonces..

A  través de las páginas del “Archivo Americano” Nro.19 del 21 de Junio de 1845, el  Gobierno de la  Confederación Argentina expresaba los mismos criterios respecto a ordenar el país como paso previo a una Constitución.

Los párrafos principales señalaban que “…"La constitución de un Estado, para que sea sólido, debe prevenir de la creación progresiva de instituciones análogas, de las costumbres radicadas en los pueblos, de la acción lenta pero segura del orden y de las leyes especiales de cada Provincia. Hace ocho años que no dejamos las armas para repeler al bando rebelde unido a extranjeros enemigos de nuestra independencia, y una nación no se constituye en medio de la guerra. Pelea y salva su nacionalidad; después sigue naturalmente su constitución...

"El Tratado del 4 de Enero de 1831 es la base de la constitución de la República... La organización política, administrativa y social de la Provincia de Buenos Aires, la seguridad de sus fronteras, la morigeración de las costumbres, y tantos otros progresos de un sistema liberal de orden y garantías, son otra base para la constitución del país, porque es inútil esperarla si sus Provincias no llevan al todo nacional fracciones ordenadas y regulares. Los salvajes unitarios han conspirado contra ese mismo Tratado en que se afianza la nacionalidad Argentina, y que es la base de su constitución...

"Así ha nacido el Gobierno Representativo en las naciones que con razón se precian de sus beneficios. Obra lenta del tiempo y de la paz, sus instituciones han resultado de la situación de las cosas, la práctica antecedió a la teoría; las leyes se sostuvieron en las costumbres; y la libertad constitucional surgió de la victoria de la independencia y de un orden social y político robustecido en la unión, en las tradiciones gloriosas, y en los hábitos morigeradores de los pueblos. ….. Una prueba bien satisfactoria del deseo sincero que le anima por nuestra constitución política, es el cuidado de preparar la precisa oportunidad, para que una precipitación imprevisora no nos arrebate tan consoladoras esperanzas, cometiendo el funestísimo error de constituir el país, no en la situación conveniente y normal, sino en una extraordinaria y muy excepcional. No bien se escribe una constitución inoportuna o prematura, cuando la despedaza la anarquía o la conculca la rebelión. El código fundamental de la alianza nacional viene a ser pisoteado por los revoltosos; se convierte en escarnio de las pasiones; y ofrece un nuevo escándalo al Mundo. Así ha sucedido en el Estado Oriental del Uruguay en el Perú, en casi todas las secciones de América; y la Confederación Argentina no se ha eximido de esos graves errores.

"Nuestros Congresos jamás pudieron producir los días serenos de la paz ni los sazonados frutos de la libertad constitucional. Se reunieron en la tempestad de las pasiones; un fuego violento sustituyó las inspiraciones de la razón fría y calculadora, y el clamor de las facciones enfurecidas hizo retemblar el sitio mismo de sus deliberaciones. La colisión fue espantosa; y no solo despedazó en su choque lo que existía, sino ofreció a los pueblos el ejemplo más pernicioso a la moral y a la futura constitución del país.

"Es una necesidad previa la consolidación de la independencia nacional y con ella de las instituciones preparatorias que ya existen creadas a virtud de los pactos fundamentales, como el Tratado del 4 de Enero de 1831.

"Se necesita que cada Provincia afiance su organización interior en su constitución particular, en su sistema de hacienda, de justicia, de guerra y demás ramos administrativos. Esta será obra de la paz y de un tiempo empleado en asiduas y sabias tareas. Estas constituciones particulares no deben discordar en la base...

En sus últimos años sigue conceptualizando el mismo pensamiento, en un todo coherente consigo mismo, respecto al tema de la no necesidad de una Constitución sino hasta tanto se ordenen las provincias de nuestro país. En carta a Josefa Gómez del 22 de Septiembre de 1869, en las postrimerías de su vida, dice que:

“El Gobierno General en una República no une los Pueblos federados; los representa unidos, no es para unirlos, es para representarlos unidos ante las naciones. No se ocupa de lo que pasa interiormente en ninguno de los Estados, ni decide las contiendas que se suscitan entre sí. En el primer caso solo entienden las autoridades particulares del Estado, y en el segundo la misma Constitución tiene previsto el modo como se ha de formar el tribunal que deba decidir. En una palabra, la unión y tranquilidad crea el Gobierno General, la desunión lo destruye: él es la consecuencia, el efecto de la unión, no la causa; y si es sensible su falta, es mucho mayor su caída, porqué nunca sucede sino convirtiendo en funestas desgracias, y anarquía, toda la República. No habiendo, pues, hasta ahora entre nosotros unión y tranquilidad, menos mal es que no exista el Gobierno General, que sufrir los terribles estragos de su disolución. Eran esas mis vistas, y opiniones que en todo el tiempo que presidí al Gobierno de Buenos Aíres, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina”.

QUESADA nos señala que Rosas, que al vivir tantos años desde Southampton pudo asistir “…a la proclamación de la Constitución y a su ensayo durante tres presidencias: eso no le convenció y continuó creyendo que no se hacía obra sincera, que nos engañábamos voluntariamente, que nos contentábamos con tener escrito en el papel principios y doctrinas que ningún estadista soñaba en aplicar, porque la realidad era otra cosa y era imposible prescindir de ella. A su juicio, los sistemas de gobierno se encarnan en la tradición y en las costumbres, y éstas no estaban aún preparadas para aquella forma de gobierno, que.es la más adelantada de todas y que exige verdaderos focos autonómicos en cada región del país; mientras que sostenía que los políticos argentinos estaban conscientemente practicando una mistificación colosal, respetando todas las apariencias de un régimen federal autonómico, y ejercitando en el fondo el centralismo más descarado, unas veces en provecho de la hegemonía del litoral, otras en la del interior” .

Pensamiento coincidente entre San Martín y Rosas era algo que ambos tenían presente. Tan es así que no solo San Martín le dona su sable sino que lo siente amigo y le habla como un familiar al decir de Rosas, ‘Nuestro Juan Manuel’.

De tal modo, en carta a Guido del 27 de Octubre de 1847:

“Diré a Usted que orejeo cada vez que veo dirigirse a nuestra playas a estos políticos (embajadores) y a pesar de lo que se dice de los sinceros deseos de estos dos gobiernos (Inglaterra y Francia) tienen de concluir definitivamente las diferencias con nuestro país, de todos modos yo estoy bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que pueden tener estos gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de nuestro don Juan Manuel».

A lo largo de sus vidas, la correspondencia entre ambos, uno en Europa y otro presidiendo los destinos de la Confederación Argentina, fue ganando confianza en sus diálogos y en lo coincidente de sus pensamientos políticos.

A la Nación la crea un Estado que dá a su pueblo, consciente de su unidad moral, una existencia efectiva a través de una organización jurídica, un régimen de jerarquías, una voluntad”.-

Si el Estado está representado por partidos políticos, la nación estará dividida en partidos políticos y no habrá cohesión, una voluntad, una unidad moral, en la Nación. (“La Nación no es un conjunto de individuos que votan -que se dividen- sino un conjunto de familias que viven”. Charles MAURRAS).-

Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político: todos nacemos miembros de una familia, vivimos en un municipio; todos trabajamos en una profesión.

Estas son nuestras unidades naturales y no necesitamos, pues, del instrumento intermediario y artificial de los partidos políticos, que para unirnos en grupos artificiales empiezan por desunirnos en nuestras realidades auténticas.

Expresemos la trascendencia de la nación pues ella es una sociedad natural o histórica; no depende de nuestra voluntad o de contrato alguno, no se elige: se nace, es una herencia y tiene por fin la permanencia en su unidad, y es distinta y superior a los individuos que la integran, encontrando en el Estado su máquina operante, debiendo estar éste ordenado al bien común, conforme a la Ley Natural, apropiada a las costumbres, al lugar y al tiempo, según enseñaba San Isidoro de Sevilla.

ORTEGA Y GASSET  exclama y da una definición, con un tinte de indignación por lo que sufría su España: Democracia exasperada y fuera de sí, democracia en religión y en arte, en el pensamiento y en el gesto, en el corazón y en las costumbres… Lo que hoy se llama democracia es una degeneración de los corazones, el más peligroso morbo que pueda padecer una Sociedad”.

 ¿Y cuál sería, la forma  correcta de gobierno?. ¿Es que se niega la participación del pueblo, del común de la gente en la elección de los gobernantes? No, no se niega la participación -en especial en la gestión-sino el modo de elección de los mismos.

Santo Tomas dice que el mejor régimen de gobierno es uno mixto: tiene un componente Monárquico, que asegura la unidad, un componente Aristocrático que asegura la representatividad y un componente Republicano que asegura la participación.

El derecho y el deber de participar en la vida pública procurando el bien.  Así, la perversión intrínseca de la democracia no está en la posibilidad que ella abriga de elegir a los gobernantes, sino de elegirlos mediante el sistema del sufragio universal…La  Iglesia prescinde de cualquier tipo de modalidad [gubernamental] centrando el concepto en la idea de participación […] que se puede dar tanto en la designación de los gobernantes y representantes políticos como en la gestión de la cosa pública” ( ver Santo Tomás, verbigracia, en su «Comentario a la Política de Aristóteles»)”

que  ya en  “la Edad Media se daba una real participación de los distintos sectores sociales, manifestada en los municipios o comunas, los gremios, corporaciones artesanales, universidades, etc, en los asuntos que eran de su competencia.  …Los gremios  distinguían a los ilustres de cada corporación, para que cada uno de ellos, perteneciente a distintas sociedades, integrase, a su vez, un consejo de patricios que designaría al Jefe del distrito o comarca”.

No debemos preguntarnos ‘si la democracia, no pues entonces qué?’ sino al revés: ¿qué régimen o sistema de gobierno había antes de que la democracia usurpara, se divinizara como forma pura y totalitaria de gobierno? La respuesta era que las naciones durante milenios estaban organizadas de otra manera y la civilización fueron creciendo y organizándose en jerarquía de valores y capacidades”.

El sofisma para ocultar esto  y poner paños fríos ante la evidencia de la decadencia social es decir que ‘no hay una verdadera Democracia’ o ‘la Democracia está enferma’ o   también otros sofismas que van apareciendo: ‘‘Los males de la Democracia se curan con más Democracia’ (que es como decir, los males de una enfermedad se curan con más bacterias y virus) .

 “No es que hoy en día las llamadas Democracias son falsas Democracias porque se terminan convirtiendo en tiranías del número, sino justamente se convierten en esto porque son genuinas Democracias”

Las Democracias intrínsecamente son la tiranía del número, el despotismo de las muchedumbres anónimas e ignorantes de la ‘res publica’.

El “hombre-estulto” u “hombre-mesócrata” cree firmemente que tiene derechos pero no obligaciones y menos que los derechos sean CONSECUENCIA de las obligaciones cumplidas, sin darse cuenta que para que él tenga un derecho NECESARIAMENTE tiene que haber alguien obligado y viceversa.

La estupidez no responde ni interroga, instaura el reino de los estereotipos y de los tópicos.

Estereotipos son frases e ideas hechas, (muy de la sociedad actual marquetinera y gramsciana), reacciones hechas, emociones hechas, en fin, un mundo prefabricado que se instala en uno desde que muestra la cabecita al mundo y el mundo le anuncia: te la vamos a llenar, no te preocupes, con estereotipos, que son algo así como la música estereofónica: te llega por todos lados y te inunda por todos los poros. Te ‘educa’ en la estupidez.

Jacques DE MAHIEU, pensador, escritor, sociólogo, filósofo, antropólogo y soldado de la Francia nacional, afincado en la Argentina luego de la II Guerra Mundial  acerca de la democracia como base del crecimiento de la oligarquía y su necesaria relación escribía que:

 “…Con los medios de comunicación masiva de que se dispone hoy en día -prensa, especialmente la ilustrada, radio, cine y, sobre todo, televisión- resulta facilísimo, en efecto, suscitar la la exacerbación emocional de instintos, sentimientos e intereses”.

“La conducción la masa salvo en contados  momentos de explosión  revolucionaria o subversiva, está por lo tanto en manos de quienes detentan dichos medios, vale decir, en el mundo liberal, de grupos financieros, y en el mundo soviético,  del monopolio  capitalista de la  tecnoburocracia”.

“El manejo de la opinión  pública pertenece a quienes controlan el dinero. De ahí que, según la expresión de Maurras, la democracia sea siempre plutocracia”..

“La representación masiva de individuos condicionados es por consiguiente, en definitiva, representación de los detentadores del dinero. Cuando el capital está dividido entre varios grupos  financieros, tenemos una multiplicidad de corrientes de opinión y, por lo tanto, de partidos. Cuando está concentrado en un grupo único, tenemos una sola corriente de opinión. Pero la base es la misma: la masa, dividida: o unificada”.,

 “En el mundo de hoy, el proceso de masificación, desencadenado hace doscientos años, está tan adelantado que las comunidades intermedias están casi totalmente desintegradas”.

La partidocracia es más propia del hombre víctima de la feroz publicidad que de ella se hace para imponerla y sostenerla, a pesar de que este hombre común la sabe patológica, cuando no, un remedio dulce al tomar y amargo al tragar; o el peor negocio: aquel en el cual uno elige ser estafado ex profeso al ingresar al salón donde se hallan los sucios escaparates del producto a comprar. En este momento en que se han exacerbado las pasiones de partido (empezando por los deportivos) le basta a ese hombre común, presionado o intimidado por este sistema, tomar partido por lo que fuere. Ya lo decía el viejo tema de Pedro Aznar: “elegí, nada importa sólo elegí”; tan repetido incansablemente hasta haber penetrado en nuestras seseras y sentirnos ogros si no lo hacemos.

 Lógicamente que este sistema no se mantiene solo; necesita un ejército muy bien adiestrado con años de preparación (sobre todo en psicología y marketing), específicamente incluso, un ejército llegado desde afuera, vulnerando nuestra idiosincrasia ancestral y genuina. La partidocracia, como otros males, es un producto importado. Al llegar a estas costas se contaminó de todo lo malo que encontró a su paso.

La partidocracia o la tiranía de los partidos tiene sus metas propias, sus objetivos propios y sus medios propios que distan totalmente de los intereses reales de este hombre de a pie; no tenemos nada en común con este sistema. Al contrario, saca lo peor de nosotros porque ella no conoce de virtudes sino simplemente de despropósitos. Basta con volver la mirada hoy hacia sus principales protagonistas, que no hacen otra cosa más que mostrarse impúdicamente contando dinero sucio en sus cuevas. Son tantos los hechos perversos que están a la vista, que uno sobrepasa al otro. La partidocracia, en resumen, se devora las mejores voluntades; aquellas que queriendo inmolarse por el bien común son inmoladas pero no como víctimas sino, al mejor estilo mafioso, como victimarios.

 Nuestra enemistad con la partidocracia no es caprichosa, es porque ella va contra el sentido común; aquel que aún se resiste a ser derrocado. Ella se ha encargado de ir construyendo, con el correr del tiempo, sus propios males. Hasta mostrarse tal cual es: una obscena imagen repetida, corregida y aumentada desde hace mucho más de un siglo.

 Todo ha pasado ya pero aún falta lo peor. Esta receta ya ha sido degustada por otras regiones y los resultados han sido los mismos; los que decía Gramsci en sus Cuadernos: la gran revolución. La de anular el sentido común. Así estamos. Este sistema es un esqueleto andante y pútrido, con quien sólo se puede contraer “náuseas”, y nadie que yo sepa en su sano juicio quiere ésto.

 La democracia en todas sus facetas: plutocracia, cleptocracia, dedocracia, partidocracia, oclocracia, etc., no es venida del cielo. No; la han hecho hombres y hombres de carne y hueso como nosotros, los mortales, pero con una particularidad: quieren repartirse el botín. Para ellos, la suntuosidad y el escándalo son moneda corriente.

 Pero cuál será el secreto para intervenir partidocráticamente. No hay secretos en la partidocracia; es puramente el azar. El azar controlado como en la mejor ruleta del mundo; no hay ciencia, la ciencia es el engaño, la trampa, el dolo y la mentira. Hay sí, como en una falsa religión, el cumplimiento de todos los pecados y la obligación de que sus “sacerdotes” sean los que den el “ejemplo”; esto es, que cometan todos los pecados que sean necesarios cometer para que la gran farsa de echar los votos siga en pie.

¿Quién puede decir en su sano juicio que la voluntad (elecciones) es sinónimo de acierto? Es una Tómbola, ¿Quien en su sano juicio puede decir que la suma de las voluntades individuales tiene como efecto la voluntad general? Y menos que sea la decisión correcta. ¿Qué sabe el común de la gente de contabilidad, temas agrarios, monetarismo, soberanía política, diplomacia, economía, cuestiones militares, gestión administrativa, etc…? NADA.

Por empezar, ¿la gente sabe que en la Argentina no hay Parlamento?. ¿Que el poder Ejecutivo no es el que administra? No tienen la más remota idea: en la Argentina no hay Parlamento sino Congreso, que no es lo mismo pues el Parlamento requiere un sistema Parlamentario, esto es, Un Primer Ministro, y el nuestro es un sistema Presidencialista.

En la Argentina el Poder Ejecutivo, pues, NO ADMINISTRA, sino que DIRIGE, MANDA, EJECTUVA…..

Como decía HOMO SUN: ” Nunca salen bien las cosas que dependen de muchos!”

 Es decir, gane quien gane siempre las elecciones, perdemos nosotros…

Ya lo decía  Giuseppe Tomasi di Lampedusa autor del IL GATOPARDO….”hay que cambiar  todo para que nada cambie’….

Hoy están estos en el poder, mañana, otros, y así….todo sigue igual

El “Hombre-Mesócrata” es la consecuencia de todo esto y sigue su marcha como los  Lemmings que cada tanto comienza a correr en masa hacia el mar, saltan y se mueren ahogados, suicidándose…

 

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