CAPITÁN DE NAVÍO HIPÓLITO BOUCHARD
(El Marino Que Hizo Flamear Por El Mundo La Bandera Azul y Blanca)
Gonzalo V. Montoro
Gil
Hipólito Bouchard se llamaba en realidad André Paul Bouchard, francés, pero al morir su hermano mayor decidió cambiarlo y adoptar el del fallecido, Hippolyte. Era muy común que aquellos que llegaban del extranjero a vivir en Sudamérica, castellanizaran su nombre o directamente lo cambiasen por uno hispano.
Nacido
cerca de Saint-Tropez, Francia el 15-1-1780 y muere el 4-1-1837 en Nazca, Perú.
Luchó al servicio de las Provincias Unidas del Rio de La Plata y del Perú.
No
es el objeto aquí buscado una biografía completa de Bouchard sino algunos
pasajes de su vida que consideramos menos conocidos pero justamente más ricos
por su singularidad.
Fue
siempre un marino revolucionario y hábil estratega. Peleó en California, Centroamérica,
Perú y Ecuador como un avezado marino.
El
2 de marzo de 1811,
en San Nicolás de los Arroyos, tuvo su
bautismo de fuego defendiendo a la revolución argentina al enfrentarse, al
mando del bergantín 25 de Mayo, a la escuadrilla realista
comandada por el capitán de navío Jacinto de Romarate. Después del Combate de San Nicolás, Bouchard tuvo una
destacadísima actuación enfrentándose a las naves españolas que
bloquearon Buenos Aires entre los meses de julio y
agosto de 1811.
En
1812, con 31 años, se puso a las órdenes
de San Martín, fue Granadero muy joven y acompañó al Libertador en la epopeya
de la Batalla de San Lorenzo ( como militar, no como marino), el 3 de Febrero
de 1813.
Las
Provincias Unidas del Rio de La Plata tuvo el privilegio en la cumbre de su
soberanía de llevar por los rincones más alejados de la tierra, la bandera azul
y blanca y plantarla en distintos lugares remotos del planeta.
Junto
al irlandés Almirante Guillermo Brown, al maltés Juan Bautista Azopardo y al
porteño Tomás Espora fueron los más prestigiosos marinos que nuestra Armada
supo tener. Un cuadriunvirato que dio gloria eterna a nuestro país llenado de
páginas heroicas a nuestra armada.
Luego
de finalizada su actuación con los Granaderos, El
12 de septiembre de 1815 se le otorgó patente de Corso para ponerse
al mando de la corbeta ‘Halcón’ un barco de construcción francesa no muy sólido
en su estructura.
Los oficiales de la nave eran principalmente franceses, pero
el Segundo Comandante, Robert Jones, era de origen inglés, y se contaba con la
presencia del Capitán chileno, Ramón Freire
Guillermo
MASCIOTRA nos dice que juntos, el Almirante Brown, Hipólito Bouchard, Tomás
Espora y Juan B. Azopardo comienzan su
periplo por el Océano Pacífico.
“En 1815 el Gobierno de
Buenos Aires ante las noticias de la inminente zarpada desde España de la
Expedición del Gral. Pablo Morillo, destinada al Río de la Plata o al Caribe
para cumplir con los designios de la Santa Alianza y el Congreso de Viena, decide
la creación de una fuerza naval corsaria, para apoyar los movimientos
insurreccionales en los dominios españoles del Pacífico.
En concordancia con el
pensamiento del Gral. San Martín de llevar la guerra de la independencia más
allá de los límites del antiguo Virreinato del Río de la Plata, se firma un
convenio de corso al Mar del Sur con Brown, que había sido convocado
nuevamente.
En esta oportunidad
alista a la fragata ‘Hércules’, veterana de la campaña de 1814 y de su
propiedad y el bergantín ‘Santísima Trinidad’ aportado por el gobierno, más la
goleta ‘Constitución’ de propiedad de patriotas chilenos y la goleta ‘Halcón’
al mando del ex - oficial de Granaderos a Caballo Hipólito Bouchard, armada por
un empresario porteño y mando independiente.
A punto de partir la
expedición se le ordena a Brown, que permanezca en Buenos Aires y delegue el
mando en Miguel Brown. Esta contraorden lesiva a los intereses de la expedición
es desobedecida por el marino que zarpa hacia el cabo de Hornos, donde se
pierde en un temporal la Constitución, se une con Bouchard en el sur de Chile y
deciden actuar en conjunto.
En 1816 bloquean el
puerto del Callao, apresan buques españoles con su valiosa carga e interrumpen
el tráfico marítimo con los puertos de Chile. Entre las presas está la famosa
fragata ‘Consecuencia’, luego rebautizada ‘La Argentina’ y que llegara hasta
Monterrey, Madagascar y las Filipinas en su crucero de corso con Hipólito
Bouchard.
Atacan Guayaquil, otra
plaza fuerte española, donde en el poco navegable río Guayas, Brown cae
prisionero y finalmente es liberado por gestión de su hermano Miguel Brown.
Parten los corsarios
rumbo a las islas Galápagos, donde separan las rutas de corso y las presas,
llegando así a las costas de Colombia, donde desembarca refuerzos para los
rebeldes que enfrentan a las tropas del Gral. Morillo”.
Respecto
a Monterrey, México, Mariano SARAVIA nos da un pormenorizado relato de las
peripecias de Bouchard en el mismo sentido que referimos antes con Masciotra.
El
autor citado nos dice que la aldea de Monterrey tenía unos 400 habitantes y la
guarnición estaba integrada por 65 soldados.
Que
si bien hoy Monterrey es una pequeña ciudad de 30 mil habitantes, durante la
colonia española y luego de la independencia de México, fue la capital de Alta
California. Sepamos todos que allí alguna vez flameó la bandera
argentina.
Veamos
cómo fue.
Fue
en noviembre de 1818, exactamente hace 197 años. Durante seis días, entre el 24 y el 29 de noviembre, California fue de
la Argentina, o mejor dicho de las Provincias Unidas del Río de la Plata, merced
a la osadía de Hipólito Bouchard y sus corsarios argentinos, a bordo
de dos barcos de guerra, la fragata ‘La Argentina’ y la corbeta ‘Chacabuco’.
Los
corsarios eran una especie de piratas pero con permiso de los Estados, llamado
patente de corso.
El
tema funcionaba más o menos así: cualquier marino podía equipar un buque
privado bajo la bandera que le otorgaba la patente, para atacar barcos enemigos
y saquearlos, quedándose con parte del botín. Mediante esta metodología, los
corsarios argentinos obtuvieron 150 buques entre 1814 y 1823. Era necesario
empezar a conformar una proto-escuadra y, además, llevar la guerra de la
independencia contra España al mar, y atacar objetivos estratégicos alrededor
del mundo. Los pioneros de esta forma de guerrear a favor de la Argentina
fueron el irlandés Guillermo Brown, el francés Hipólito
Bouchard y el maltés Juan Bautista Azopardo.
Así,
entre 1817 y 1819, Bouchard emprendió un viaje de circunnavegación para
hostigar a los españoles principalmente en el Atlántico, Indonesia, Filipinas,
el Pacífico, California, México, Centroamérica y las costas occidentales de
Sudamérica. En esos casi dos años, libró diez batallas y capturó 26 barcos.
El periplo de Hipólito Bouchard en 1817 está cargado de simbología para los argentinos. No sólo su nave llevaba el nombre "Argentina" muchos años antes de que esa fuese la denominación oficial de nuestro país -así bautizó él a este barco "recuperado" en su campaña en las costas chilenas y peruanas a las órdenes de Guillermo Brown– sino que zarpó de Buenos Aires el 9 de julio de 1817, fecha del primer aniversario de nuestra Independencia, llevando consigo varias copias del Acta firmada en Tucumán, para dar a conocer al mundo el surgimiento de una nueva Nación
La
primera gran acción fue en la isla de Madagascar, donde Bouchard y
sus corsarios estuvieron varios días combatiendo a los traficantes de esclavos
e impidiendo embarques de seres humanos, fieles al espíritu del gobierno
argentino que ya en la Asamblea del año 13 había decretado la “libertad de
vientres.
Luego
libraron batallas contra piratas malayos en cercanías de Java y contra los
españoles en las Filipinas. Superadas estas acciones, Bouchard pensó
en torcer el rumbo hacia el Atlántico y en la isla de Santa Elena liberar
a Napoleón Bonaparte, a quien admiraba profundamente. Pero la tripulación
no estuvo de acuerdo y entonces se dirigieron a Hawái, que en ese tiempo era un
reino independiente en medio del Océano Pacífico. Allí, encontraron la corbeta ‘Chacabuco’,
que había sufrido un motín en Chile y había sido conducida hasta allí por los
marineros amotinados.
Bouchard parlamentó
varios días con el rey Kamehameha I de Hawái y luego de llegar a un
acuerdo económico, no sólo recuperó la Chacabuco, sino que además según algunos
autores habría conseguido que Hawái
fuera el primer país fuera de Sudamérica en reconocer la soberanía de las
Provincias Unidas del Rio de La Plata.
Es
interesante detenernos en las peripecias de Bouchard con sus corsarios en un
lugar tan alejado de Buenos Aires:
Miguel
Ángel DI MARCO dice que “El 17 de agosto
de 1818, Bouchard arribó a la bahía de Kealakekua, donde se encontraba un
pequeño puerto, en la costa oeste de la isla de Hawái. Al fondear, una canoa
tripulada por nativos se les acercó y les informó, en un rudimentario inglés,
que en el puerto se encontraba una corbeta que pertenecía al rey Kamehameha
I pero que
anteriormente había sido española. También les indicaron que la noche anterior
había zarpado una fragata con rumbo desconocido.
Bouchard decidió
perseguir la fragata, que pronto tuvieron a la vista porque la falta de viento
la había clavado en el mar. A la vuelta se encontró con una goleta que le
pertenecía ‘Santa Rosa’ por lo que decidió reunirse con el rey Kamehameha I
vestido con su uniforme de Teniente Coronel de las Provincias Unidas del Río de
La Plata.
Durante el encuentro,
Bouchard le demandó la devolución de la corbeta. Sin embargo, el rey argumentó
que había pagado por ella y que merecía una compensación. Diversos autores
afirman que durante esta reunión Kamehameha I reconoció la soberanía de las
Provincias Unidas; no obstante, otros autores desestiman esto argumentando que
Bouchard en su diario nunca mencionó la firma de un instrumento tan importante,
y que resultaba lógico ya que el corsario no tenía la autoridad para hacerlo”
Alejandro
y Mariana ROSSI BELGRANO dicen que “Tras
la negociación, Bouchard regreso a la bahía de Kealekekua, acondicionó la ‘Santa
Rosa’ y esperó que el rey le enviase las provisiones acordadas. Como esto no
ocurría, se dirigió con sus barcos de guerra a reunirse nuevamente con el
monarca en su residencia de Kailua.7 Frente al riesgo que entrañaban dos barcos
de guerra en su capital, Kamehameha le indicó que podría aprovisionarse en Maui
[…].recalando en Honolulu allí conoció al jerezano Francisco de
Paula y Marín, a quien nombró representante de las Provincias Unidas de
Sudamérica y capitán de los ejércitos”.
El 1 de octubre fondeó
en la isla de Kauai. Tras reaprovisionarse de víveres, municiones y contratar a
ochenta nuevos tripulantes, la flota partió rumbo a California continuando
su raid interminable por el ancho pacífico.
Sigue
diciendo SARAVIA “Fortalecidos los
corsarios argentinos y envalentonado Bouchard, pusieron proa a California,
donde esperaban hostigar a los españoles, obtener nuevos botines y vengar las
derrotas de los patriotas mexicanos (sobre todo el fusilamiento del cura Morelos).
Pero sobre
todo, Bouchard procuraba cortar la comunicación marítima de
California con los puertos de Acapulco, Lima y Valparaíso. Eso era
estratégicamente importante, porque por tierra, esas colonias estaban separadas
del resto del mundo por un hostil desierto.
El Gobernador de
Monterrey, Pablo Vicente Solá, fue advertido de la aproximación de los
corsarios argentinos, y tomó recaudos: ordenó que todos los objetos del culto
de valor (cálices, joyas y ornamentos) fueran guardados en cajones y mandados
al interior, que las mujeres y los niños también fueran puestos al resguardo y
que se arreara el ganado tierra adentro, al igual que las provisiones de
pólvora. La aldea tenía unos 400 habitantes y la guarnición estaba integrada
por 65 soldados.
El vigía de Punta de
Pinos (en el extremo de la Bahía de San Carlos Monterrey) dio la alarma cuando
el 20 de noviembre al atardecer vio las velas de los barcos corsarios con una
bandera desconocida. Los españoles se pusieron en guardia y cargaron los
cañones, pero Bouchard decidió esperar un poco. Concentró la tripulación de
asalto en la corbeta ‘Chacabuco’, que tenía menor calado y era mejor para
aproximarse a tierra sin encallar.
Bahía de San Carlos de Monterrey
Cerca de las 12 de la
noche, la corbeta ancló en la bahía, pero demasiado cerca del fuerte, al alcance
de los cañones. Al amanecer, la artillería enemiga hizo que la corbeta se
rindiera. Sin embargo, durante el día los realistas no se apoderaron de la
misma, quizá por falta de embarcaciones.
Bouchard entonces ordenó
acercar la fragata ‘La Argentina’ y apoyar a la corbeta con más hombres. Al
caer la nueva noche, los realistas bailaban y festejaban su triunfo. En sus
memorias, Bouchard escribe: “Yo formé en este momento el designio de
acabar con su alegría… Con el ruido de la fiesta que tenían, nada percibían, y
así yo saqué toda la gente quedando sólo los heridos, que fue necesario dejar
para no hacernos sentir con sus quejidos”.
En la madrugada del 24
de noviembre, entre las sombras del amanecer, desembarcó Bouchard al
frente de 200 infantes a una legua del fuerte. Primero aparecieron unos
milicianos a caballo para intentar detener a los corsarios argentinos, pero el
teniente Espora los hizo escapar. Entonces atacaron el fuerte y encontraron
menor resistencia de la que esperaban. Luego de una hora, la bandera azul y
blanca ondeaba en el fuerte de Monterrey, donde antes había estado la roja y
amarilla.
Desde ese día, y hasta
el 29, los corsarios argentinos se apropiaron de todo el ganado que pudieron,
de algunos objetos de valor que consiguieron, y antes de abandonar Monterrey
incendiaron el fuerte, el cuartel de artilleros, la residencia del gobernador y
las casas de los españoles. Pero respetaron las iglesias y las casas de los
americanos.
Mientras tanto, el
gobernador se encontraba a cinco leguas, esperando refuerzos que llegaran de
San Francisco y de San José, que llegaron tarde.
Luego de zarpar de
Monterrey, la Argentina y la Chacabuco se dirigieron a la misión de Santa
Bárbara, una de las más importantes de toda California, donde luego de un
intercambio de prisioneros, siguieron viaje.
El 16 de diciembre sí
desembarcaron en San Juan de Capistrano, donde luego de una escaramuza, tomaron
el pueblo. Luego de llevarse algunos objetos de valor, incendiaron las casas de
los españoles, aunque como siempre, respetaron iglesias y casas de americanos.
Luego, los corsarios
argentinos siguieron viaje rumbo al sur, porque no tenían un proyecto político
de anexión de territorios, sino que sus objetivos, como se ha dicho, eran sólo
hostigar a los españoles en los mares y obtener botines de guerra. Aunque no es
menor la tarea que hacían en representación del gobierno argentino.
Por ejemplo, en sus
siguientes destinos centroamericanos, dejaron sembrada la semilla de la
libertad, al punto tal que luego las banderas de los futuros Estados
independientes fueron todas parecidas a la bandera argentina: las de Guatemala,
El Salvador, Honduras y Nicaragua. Pero esa, esa es otra historia…”.
Parecidos
datos nos da el citado DI MARCO en una narración basado en documentación
fidedigna:
“Bouchard decidió navegar hacia las costas de
California, donde esperaba aprovecharse del comercio español. Sin embargo, las
autoridades españolas conocían las intenciones del corsario ya que el 6 de
octubre la nave Clarion les
había informado que dos naves corsarias se preparaban para atacar las costas
californianas.13 El gobernador territorial que
residía en Monterrey, ordenó retirar de la ciudad todos los objetos de valor y
que se transportaran a una distancia considerable las dos terceras partes de la
provisión de pólvora.
El 20 de noviembre
de 1818 el vigía de Punta de Pinos, ubicado en uno de los extremos
de la bahía de Monterrey, avistó a las dos embarcaciones argentinas. Tras
avisar al gobernador, se prepararon los cañones de las costas, se puso en armas
a la guarnición y se envió a la misión de Soledad a las mujeres, niños,
ancianos y personas incapacitadas para pelear.
Bouchard se reunió con
sus oficiales para diseñar el plan de ataque. El oficial Corney ya había estado
en dos oportunidades en Monterrey, por lo que conocía la profundidad de la
bahía. Se determinó utilizar para el ataque la corbeta Santa Rosa, ya que el gran calado de
la fragata La Argentina podía
producir que esa embarcación encallase, y se concentró allí la tropa de
desembarco. La fragata tuvo que echar al agua varios botes para que la
remolcaran lejos del alcance de la artillería española. Una vez remolcada,
Bouchard envió hacia la Santa
Rosa al capitán Sheppard junto a 200 hombres armados con fusiles y
lanzas.
La corbeta Santa Rosa, al mando del oficial
Sheppard, ancló a las doce de la noche en las cercanías del fuerte. Debido al
cansancio que sufrían los hombres, tras remolcar la fragata y remar hacia la
corbeta, Sheppard decidió no atacar de noche. Con la primera luz del día
descubrió que había anclado demasiado cerca de la costa, y que a pocos metros
se encontraban la artillería española lista para atacarlos. El capitán decidió
abrir fuego, pero tras quince minutos de combate la corbeta debió rendirse.14 Desde la fragata, Bouchard vio cómo sus
hombres eran derrotados, pero también observó que los españoles no intentaron
apoderarse de la Santa Rosa ya
que carecían de embarcaciones. El corsario ordenó levar anclas y moverse en dirección
al puerto. Sin embargo, debido al calado de la fragata, no podía acercarse lo
suficiente como para abrir fuego. A las nueve de la noche comenzaron las tareas
para trasladar a la fragata a los sobrevivientes de la corbeta.
En la madrugada del 24 de
noviembre, Bouchard ordenó a sus hombres que se pusieran al mando de los botes.
En las embarcaciones, comandadas por Bouchard, se encontraban 200 hombres, 130
armados con fusiles y 70 con lanzas. Desembarcaron a una legua del fuerte, en
una caleta oculta por las alturas. La resistencia del fuerte fue muy débil, y
tras una hora de combate fue enarbolada la bandera argentina.15 Los argentinos tomaron la ciudad durante
seis días, en los que se apropiaron del ganado, quemaron el fuerte, el cuartel
de los artilleros, la residencia del gobernador y las casas de los españoles
junto a sus huertas y jardines.
El 29 de noviembre
zarparon de la bahía de Monterrey, dirigiéndose hacia un rancho llamado El Refugio. Este rancho pertenecía a
una familia cuyos integrantes, según se le había informado a Bouchard, habían
colaborado fuertemente con la causa española. El 5 de diciembre desembarcó en
las cercanías del rancho y, sin encontrar resistencia, se apoderaron de los
comestibles y sacrificaron el ganado.
Algunos milicianos
aguardaban en los alrededores esperando que alguno de los hombres de Bouchard
se separara para tomarlo como prisionero. De esta forma, capturaron a un
oficial y a dos marineros, que se habían adelantado para tomar un carro.
Bouchard los esperó durante todo el día 6, creyendo que se habían extraviado,
hasta que decidió partir hacia Santa Bárbara, donde posiblemente los tuvieran
apresados, no sin antes incendiar el rancho.
Tras llegar a Santa
Bárbara, el corsario envió a un emisario para proponerle al gobernador un
intercambio de prisioneros. Después de la negociación, los tres hombres
capturados volvieron a la Santa
Rosa. Bouchard debió entregar un prisionero, "el borracho Molina,
del que se hubiera librado la provincia a cualquier precio... El pobre Molina
tuvo que aguantar la cólera del gobernador, y fue sentenciado a 6 años de
prisión después de recibir 100 azotes".16
El 16 de diciembre
levaron anclas y se dirigieron hacia la Misión San Juan Capistrano. Allí
le solicitó víveres a un oficial realista, quien le respondió "que tenía
bastante pólvora y balas para darme".17 Ante esta respuesta, Bouchard decidió
enviar 100 hombres a tomar el pueblo. Tras una breve lucha, los corsarios se
llevaron algunos objetos de valor e incendiaron las casas de los españoles. El
20 de diciembre zarpó hacia la bahía Vizcaíno, donde reparó los buques y les
dio descanso a sus hombres. Entre los asentamientos españoles en California las
incursiones Bouchard le ganaron una reputación como "Pirata sólo de
California" (y fue, por lo tanto, a menudo denominado "Pirata
Buchar" por los colonizadores españoles de la época).
El 17 de enero de 1819 navegaron
hacia San Blas, puerto que comenzarían a bloquear el 25 de ese mes. El 1 de
marzo, mientras continuaba el bloqueo de San Blas, fue avistado un
bergantín-goleta español con la que intercambiaron algunos disparos a distancia
y sin consecuencias. Luego las dos embarcaciones comenzaron a perseguirla, pero
no pudieron alcanzarla. Después de este incidente, Bouchard ordenó zarpar hacia
Acapulco sin perder la costa de vista. Al llegar, envió un bote con un
oficial para reconocer el lugar, observando la cantidad y calidad de los buques
que allí se encontraban. El oficial informó que en el puerto no se encontraba
ninguna embarcación relevante, por lo que decidieron seguir viaje.
El 18 de marzo partieron
hacia Sonsonete, El Salvador. Tras enviar a un oficial para reconocer el
puerto, este le informó que había naves relevantes para abordar. En ese momento
navegó hacia el puerto y tomó un bergantín que se encontraba en las cercanías.
El 2 de abril llegó al puerto de El Realejo, en donde armó dos botes con
cañones de a cuatro y 60 hombres en total, comandados por el propio Bouchard.
Sin embargo, fueron descubiertos por el vigía del puerto, por lo que todas las
tropas realistas se movilizaron hacia el puerto. Además, habían protegido el
puerto con cuatro embarcaciones: un bergantín, dos goletas y un lugre. Tras un
intenso combate, las tres naves fueron tomadas. Bouchard incendió el bergantín San Antonio y la goleta Lauretana, ya que sus dueños habían
ofrecido un bajo rescate por ellos, 6.000 y 4.000 duros respectivamente.
Debido a su calidad, conservó el lugre, llamado Neptuno, y la goleta restante, llamada María Sofía.
Tras combatir en El Realejo,
volvió a avistarse el mismo bergantín-goleta con pabellón español que se les
había escapado en San Blas. La embarcación avanzó contra la Santa Rosa, cuya tripulación estaba
compuesta por inexpertos marineros hawaianos y pocos artilleros. Las dos primeras
andanadas de la embarcación realista dejaron tres muertos y varios heridos,
tres de ellos graves, y también algunos daños de consideración en el buque.
Cuando la nave argentina se dispuso a repeler el abordaje, el bergantín-goleta
bajó el pabellón español y enarboló el de Chile. La nave, llamada ‘El
Chileno’, estaba comandada por un capitán corsario apellidado Coll. Bouchard le
solicitó que su cirujano curara a sus heridos, pero el corsario chileno decidió
alejarse. El 3 de abril de 181 finalizaba la larga expedición de
Hipólito Bouchard. Decidió partir hacia Valparaíso para colaborar con la
campaña libertadora de José de San Martín.
Historiadores han señalado que la bandera de las Provincias Unidas de Centro América (de donde se derivan las banderas de Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica), está inspirada en la bandera de las Provincias Unidas del Río de La Plata, que flameó en las costas del Océano Pacífico de Centroamérica, entre marzo y abril de 1819, desde la Fragata ‘La Argentina’ comandada por el corsario de origen francés, Hipólito Bouchard, sargento mayor de marina, al servicio de las Provincias Unidas del Río de La Plata”
Digamos
que hoy en Santa Bárbara flamea una la bandera argentina que representa a una
nación que tuvo la posesión de California.
Está
presente la bandera y la placa correspondiente que acredita la posesión
argentina de esa época
Ya
de vuelta de sus travesías por el norte del pacífico, en 1820 se suma a San
Martin y emprende su colaboración y lucha en la liberación del Perú y la Gran
Colombia, durante muchos años.
*
Tras
el retiro, decidió hacerse cargo de la atención de las haciendas que le había
adjudicado el gobierno peruano, San Javier y San José de Nazca,
donde fundó un ingenio azucarero. Hacía tiempo que había
perdido contacto con su familia, después de la expedición con Brown había
convivido con su esposa solo diez meses, y no llegó a conocer a su hija menor
que nació después de que iniciara su expedición alrededor del mundo.
Durante
su vida a bordo, se había caracterizado por un duro carácter que lo llevó a
protagonizar varios incidentes con su tripulación y a tomar feroces represalias
contra quienes se insubordinaban, y en sus haciendas trataba a sus esclavos con
la misma dureza con la que había tratado a su tripulación. Harto de sus abusos,
uno de sus esclavos le dio muerte el 4 de enero de 1837.
Es
evidente que la vida de este trota mundo marino es digno de una película que
explore sus aventuras bajo la bandera argentina que hizo respetar por
–literalmente- todo el mundo.
Los
restos de Bouchard permanecieron perdidos hasta 1962, cuando fueron
encontrados en una cripta ubicada en la Iglesia de San Javier de Nasca de
la ciudad de Nazca, en Perú. El 6 de julio de ese
año fueron exhumados y repatriados a Buenos Aires por una comisión formada por
la Armada Argentina y la Armada del Perú. Hoy descansan en el panteón viejo de
la armada argentina en el Cementerio de
Chacarita.
Hipólito
Bouchard En El Presente – Honores En Francia
Existe
un pueblo en Francia –donde nació Bouchard- que celebra el 9 de Julio y rinde
honores a un héroe de nuestra independencia.
Como
se ve en la nota que se agrega, junto a fotos que lo atestiguan, pareciera que
Francia se homenajea con toda la pompa a Bouchard cosa que en nuestra tierra irredenta
y ausente de soberanía sustancial, no ocurre.
En esa fecha, junto al mar, cerca de Saint-Tropez,
donde se inició como marino, flamean juntas las banderas francesas y argentina
para homenajear a Hipólito Bouchard, nacido allí en 1780. La esposa del
presidente Emmanuel Macron visitó este año el monumento de nuestro corsario
Cada 9 de Julio, las calles de Bormes-les-Mimosas, en
la Riviera francesa, se engalanan con banderas de ambos países
Daniel Degani es un médico argentino que vive en
Aviñón, Francia, desde el año 1998. A comienzos de los años 2000, un 9 de
julio, paseaba por Bormes-les-Mimosas, un pueblito de la Costa
Azul, cuando escuchó los acordes del Himno Nacional argentino. Creyó que
la nostalgia lo estaba haciendo alucinar. Pero no, en una plazoleta del pueblo
estaba concluyendo un pequeño acto de homenaje a un hijo del lugar, el
corsario de bandera argentina Hipólito Bouchard.
El alcalde de
Bormes-les-Mimosas, François Arizzi, hablando en el homenaje a Hipólito
Bouchard
Se acercó emocionado a conversar con el alcalde de
Bornes, presente en el acto. Supo que esa ceremonia se venía realizando desde 1983 y
que no había participado ninguna autoridad argentina.
‘-Tomé la posta inmediatamente -contó Degani a Infobae– y actualmente este homenaje dura 4 días, del 6 al 9 de julio, con distintas
actividades, incluido un Festival de Tango bajo la dirección artística de Dhyana Baldo, bailarina profesional,
que reside mitad en Buenos Aires, mitad aquí-‘.
Así lucen las calles de Bormes-les-Mimosas los 9 de julio
Todo el pueblo se engalana para la ocasión, con
banderas francesas y argentinas, cuenta. Hay charlas, conferencias, actos,
asisten delegaciones de las Marinas argentina y francesa y como dato de
color hasta se puede comer
"choripán" en las calles, por iniciativa de un restaurante
local que consultó con Degani qué comida argentina típica se podía servir para
honrar la fecha.
Suena el Himno Nacional argentino seguido de La
Marsellesa. Ceremonia que se repite año a año, en la plazoleta Bouchard, en
presencia de autoridades civiles y de la Marina de ambos países.
"-El 9 de julio último -dice Degani-,
por ser 2018 el año del Centenario del fin de la Primera Guerra Mundial,
asistieron al homenaje a Bouchard, el
director de Sanidad de la Armada, comodoro Marcelo Christian Tarapow, quien
dictó una conferencia sobre el hospital de guerra que la Argentina levantó en
París en esos tiempos y en el cual sirvieron los prestigiosos cirujanos Pedro Chutro y Ricardo Finochietto. entre otros-".
La delegación argentina que participó este año estuvo
integrada por, el jefe de la misión naval en Europa, contralmirante Eduardo
Traina y su segundo, el capitán de Fragata Eduardo Castro Maggio, además del
director de Sanidad de la Armada, comodoro de Marina Marcelo Tarapow
También Degani, que nació en Paraná, es médico
cirujano. Trabajó en la Armada y también en el hospital de Clínicas.
En 2010, el capitán de navío Jorge Bergallo -a quien los argentinos conocimos hace poco porque su hijo Ignacio era el 2° Comandante del submarino Ara San Juan– le propuso a Degani abrir una delegación del Instituto Nacional Browniano -que Bergallo presidía por entonces- en Francia. Hoy esa delegación es una realidad y Degani la preside junto con un marino francés, Laurent Pavlidis, historiador y escritor, que dirige el Museo de Historia Marítima de Saint-Tropez
El alcalde de Bormes-les-Mimosas deposita una ofrenda floral frente al
monumento a Bouchard.
Saint-Tropez fue un verdadero semillero de marinos
que, al compás de la expansión comercial, la colonización y las guerras, se
fueron diseminando por el mundo. Muchos de ellos, como "nuestro"
Bouchard protagonizaron verdaderas hazañas en el mundo.
Hoy, este corsario de bandera argentina figura en el
podio de los tres personajes más grandes que ha dado la región, junto con el
general Jean-Francois Allard (1785-1839), que sirvió bajo las órdenes de Napoleón,
y el almirante Pierre André de Suffren de Saint-Tropez (1729-1788), célebre por
sus triunfos sobre los ingleses en el Océano Índico.
Hasta pocos
años, Hyppolite Bouchard era un perfecto desconocido en Francia. Gracias
a la iniciativa de la municipalidad de Bormes, que empezó con estas ceremonias
en 1983, y al empuje que en los últimos años le dieron Daniel Degani y su amigo
Laurent Pavlidis, en el año 2010,
Bicentenario de la Revolución de Mayo, la ciudad de Saint-Tropez le dedicó el
año a la Argentina y se editó la primera biografía de Bouchard en francés.
Bormes-les-Mimosas tiene 7500 habitantes. Hoy el
pueblo posee una plaza con monumento dedicado a Bouchard. El paisaje de la Riviera es uno de los más
lindos de Francia. A esa comuna pertenece el Fuerte de Bregançon, en
una isla frente a la costa, que es utilizado como residencia de verano de los
presidentes de Francia.
Este año, en agosto, la Primera Dama, Brigitte Macron, hizo una recorrida por Bormes y,
naturalmente, pasó por la plaza Bouchard y se detuvo frente al monumento donde
el alcalde Arizzi le contó de quién se trataba.
La Primera Dama de Francia se detuvo frente al
Monumento a Bouchard, en su recorrida por Bormes-les-Mimosas, comuna a la cual
pertenece la residencia de verano de los presidentes
Todos los años, la Fragata Libertad pasa por
Bormes-les-Mimosas en su periplo mundial. Como el puerto es demasiado pequeño
para atracar, destaca una comisión de cadetes que va a rendir homenaje a Bouchard.
En las últimas conmemoraciones, la delegación
argentina de funcionarios presentes va creciendo. Al cónsul general de
Argentina en Francia, se unen autoridades navales.
Pero además, gracias a estos fortalecidos vínculos
entre Argentina y Francia a partir del recuerdo y homenaje al marino Bouchard
suceden otras cosas significativas: el 29 de noviembre de 2017, el
municipio de Bormes-les-Mimosas fue uno de los primeros lugares donde se
homenajeó a la tripulación del desaparecido submarino ARA San Juan. El
Alcalde y todo el Concejo Municipal participaron del acto.
El capitán de
Navío Thibault Haudos de Possesse y el comodoro de Marina Marcelo Tarapow, que
ha asistido a los últimos dos homenajes, en 2017 y 2018 para dictar
conferencias
El imponente busto de Bouchard, en bronce, que parece
presidir Bormes, ya que el monumento está emplazado en la parte más elevada del
pueblo, fue donado por la Marina argentina, al igual que el que se encuentra en
el Museo de Saint-Tropez, que es idéntico al de la plaza de Bormes.
En el año 2014, una delegación de Bormes-les-Mimosas visitó Buenos Aires, para
recorrer todos los sitios vinculados a Hipólito Bouchard y en
especial el panteón donde está su sepultura.
Por otra parte, el historiador Miguel Ángel de Marco, actual director del
Instituto Nacional Browniano, presentará muy pronto una biografía
de Bouchard.
Un aporte más al rescate de personajes admirables de
nuestro pasado cuyo nombre conocemos porque está grabado en el bronce -plazas,
calles, monumentos- pero cuya trayectoria muchas veces ignoramos.
La trayectoria de Bouchard se merece todo menos el
olvido. Fue uno de los primeros
marinos en circunvalar el mundo, y el segundo francés en hacerlo, como
bien recuerda Daniel Degani. Antes fueron los españoles Magallanes y Elcano,
luego los ingleses Drake y Cavendish, y el también francés Louis Antoine de Bougainville (en
torno a 1766), quien le dio nombre
a nuestras Malvinas, por ser originario del puerto de Saint-Malo las
llamó Malouines…
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FUENTES
DE
MARCO, Miguel Ángel (2002). Corsarios Argentinos. Buenos Aires,
Argentina. Tomo II, pags. 169, 172,
179, 180, 183, 190).
MASCIOTRA, Guillermo (“Sesquicentenario De La
Muerte Del Almirante Guillermo Brown”- Periódico
‘El Restaurador’ AÑO
1 Nº 2 Marzo 2007)-
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2007/03/sesquicentenario-de-la-muerte-del.html
PEIRÓ,
Claudia (‘El pueblo francés que celebra el 9 de Julio y
rinde honores a un héroe de nuestra Independencia’ – Infobae- 22-9-2018
https://www.infobae.com/historia/2018/09/22/el-pueblo-frances-que-festeja-el-9-de-julio-y-rinde-honores-a-un-heroe-de-nuestra-independencia/)
ROSSI BELGRANO, Alejandro y Mariana (2016). Nuevos Documentos
sobre el Crucero de La Argentina a través del Mundo. Tomo I
ROSSI BELGRANO, Alejandro y
Mariana (2017). Nuevos Documentos sobre el Crucero de La Argentina a
través del Archipiélago Hawaiano. Tomo II, 122, 135, 160, 175, 182 Buenos
Aires, Argentina.
SARAVIA, Mariano (“Embanderados,
la emancipación de Sudamérica y el porqué de los colores y los diseños de sus
banderas”- Editorial Abrazos.-Córdoba-2006).-
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