EL
ALTE. GUILLERMO BROWN
(Y La
Mistificación Unitaria De La Historia)
Hay historiadores que han desarrollado un estudio del gran patriota
sobre ello y al cual remitimos gustosamente.
Aquí el Alte. Brown es tomado como ejemplo vívido, comprobable de como
el Unitarismo de antaño devenido en Liberalismo de hogaño, tergiversa desde 1852
nuestra historia, en forma incesante y persistente.
Lo han hecho con todos nuestros grandes hombres que sirvieron a su
nación y la defendieron hasta dar la vida en pos de una integración soberana
(Juan Manuel de Rosas, Manuel Oribe, José de San Martin, José Gervasio de Artigas,
Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes, Juan Antonio Lavalleja, Pascual
Echagüe, Martiniano Chilavert, Pedro Díaz, y tantos otros)
Todos estos héroes cuya vida y actuación ha sido falseada a lo largo de
las décadas suma la del Alte. Brown.
El Unitarismo en una ‘concepción literaria de la
historia’ como la llamaba con cierta ironía pero con acierto el inglés Halford J.
Mackinder; falsea la historia desde dos ángulos bien marcados: uno,
describiendo personajes con unas virtudes de las que ellos carecieron y, dos,
describiendo otros personajes con defectos y vicios inexistentes.
En otro lugar hemos dicho que “De este modo,
estos gobiernos Unitarios al controlar la narrativa histórica justifican, así,
su propia existencia.
“Estos ideólogos nacidos en nuestra
tierra, pero colonizados mentalmente desconocieron la realidad de nuestra
tierra suponiendo que la realidad debe ajustarse a sus ideas abstractas y no
viceversa. Y cuando lo sucedido no se ajusta a sus fórmulas de laboratorio
desprovistas de todo contacto con nuestra realidad, no importa: persisten en
sus altisonantes palabras huecas y a contrapelo de nuestra identidad”
“El Liberalismo de ayer (‘Unitarismo’’)
y de hoy (‘Socialdemocracia’, ‘Demócratas Cristianos’, etc.) tiene como marca,
como distintivo el matar todo sentido heroico de la vida, hacer una ‘literatura
de la historia’, panegíricos rimbombantes faltos de sustentos documentales
probatorios de sus asertos”.
Esto es, buscaron y buscan hoy día la
‘cuadratura del círculo’. Poniéndose al servicio de los intereses políticos y
económicos extranjeros, por supuesto que también muy bien remunerados
Hemos sufrido en nuestra educación con el
correr de los años, las alabanzas de siniestros hombres que -sin considerar
defectos que todos tenemos- en forma adrede y dolosa combatieron a su patria y
a su independencia por motivos meramente ideológicos de laboratorio o por
cuestiones económicas puestos en permanente soborno monetario
Reforzado todo eso con el nombre de plazas,
pueblos, calles, monumentos, etc que coadyuvaron y coadyuvan hoy día en
sostener la existencia de virtudes tan inexistentes y alejadas de la realidad
que nos terminan de configurar prohombres morales que no existieron.(Domingo F.
Sarmiento, Bernardino Rivadavia, Bartolomé Mitre, Florencio Varela, Valentín
Alsina, Juan Cruz Varela, Salvador M. del Carril, Julián Segundo Agüero, Justo
J. de Urquiza, los Herrera y Obes, Ellauri, Lamas de la Banda Oriental, etc.
A su vez, otros -como los mencionados
primeramente- o bien les imputa diabólicas características que los muestran
como asesinos terroristas o bien, cuando no pueden achacárseles conductas
deshonrosas se los pinta de una manera insulsa, lavada, como a San Martín, o se
les hace ver con conductas dudosas indignas de sus personas, como al
Alte. Brown.
Y en esto último haremos una descripción de la
insidia Unitaria y Liberal creando dudas sobre la honestidad del gran
Almirante, manchando su honor sin pruebas alguna.
“Dicen que…”; “alguien dijo que le
dijeron…”, . Típicas imputaciones masónicas que ofenden al imputado, a sus
enormes sacrificios a y nosotros como argentinos, que no podemos dejar pasar.
Hemos mencionado anteriormente que la “Literatura
de la Historia’, es una ficción, y que veremos más adelante con el presunto
historiador liberal Setembrino PEREDAS que es todo un paradigma en tal
sentido.
La diferencia entre la ‘Literatura’ y la
‘Historia’, es que la segunda refiere fielmente a cosas que real y
comprobablemente han sucedido y la primera a cosas que pudieran suceder o que
desea quien escriba, que sucedan; ficción.
La ‘Literatura de la Historia’ es una
herramienta, un instrumento totalmente político de quien escribe para hacernos
creer que aquello sobre lo que escribe ha sucedido como lo escribe.
Y sobre Setembrino PEREDAS y su exposición
supuestamente histórica sobre Brown nos explayaremos.
Primero, el autor comienza poniendo en los
altares a Giuseppe Garibaldi, de tan triste memoria sobre todo en las costas
del Paraná y en la isla Martín García
Este autor dice que el mercenario en cuestión pertenecía a
una ‘logia’ llamada ‘Joven Italia’ y especifica el autor que en el Plata “no se combatía tan solo por la libertad de
una pequeña república, sino por la causa de toda la humanidad”.
Palabras, huecas, rimbombantes como todas ella, sin sentido a
no ser que cuando se refería el autor a ‘libertad’ era la libertad de comercio
en favor de los comerciantes londinenses y manchesterianos sumados a los de
Francia en perjuicio de la incipiente industria de los nativos del Río de La
Plata.
El autor dice con total desparpajo que Garibaldi “en su ingénita modestia, jamás se tuvo como
un rígido instructor porque para él la organización y la disciplina eran cosas
secundarias”.
O sea que es una confesión sin ambages: Garibaldi no tenía marinos,
soldados, sino una turba de mercenarios anárquicos que cuando asaltaban una
población –como la de Gualeguaychú y Salto –cometían robos, violaciones,
destrucciones sin ningún tipo de reparo, como ha sido documentado por infinidad
de autores
Apoyaba con sus barcos a las escuadras de Francia e
Inglaterra-, participando en la ocupación en 1845 de Colonia del Sacramento, de
la isla Martín García, y, como ya se señaló, ocupando también Gualeguaychú y de
Salto realizando toda clase de tropelías, muy lejos de su patria natal.
En su
“autobiografía”, al recordar sus “hazañas” en América del Sur, no tiene reparos
en escribir lo siguiente: “Como no recuerdo los detalles de todos aquellos
atropellos, me es imposible narrar minuciosamente las infamias cometidas….
Nadie era capaz de detener a esos insolentes salteadores…. Todos vivían
permanentemente alcoholizados…. Me dan ganas de reír cuando pienso en el honor
del soldado…
En
el parte de la victoria decía Brown: “La conducta de estos hombres ha sido más
bien de piratas, pues que han saqueado y destruido cuanta casa o criatura caía
en su poder, sin recordar que hay un Poder que todo lo ve y que, tarde o
temprano, nos premia o castiga según nuestras acciones”.
Garibaldi
trabó amistad con Mitre en Montevideo en 1841, y fue adversario acérrimo del
almirante Brown y del general Urquiza.
Protegido
por la escuadra anglo-francesa pudo realizar los inicuos e infames saqueos de
Colonia y Gualeguaychú en el mes de setiembre de 1845; porque el botín fue
siempre el supremo ideal de las tropas garibaldinas. Al tomar posesión de
la isla Martín García arrió la bandera argentina e izó en su lugar el pabellón
británico.
Inscripto
en la masonería de Nápoles, se afilió a la masonería del Brasil en Río Grande y
a la masonería del Uruguay en Montevideo. El Gran Oriente de Egipto lo
honró con el pomposo título de “El Gran Masón de Ambos Mundos”, otorgándole el
último grado del rito de Menfis.
Halagado
en su vanidad, fue durante toda su vida, junto con Giuseppe Mazzini, el
instrumento de las logias masónicas para sus siniestros fines. En 1860
expulsó a los jesuitas de Nápoles y nacionalizó los bienes de la Iglesia.
Cuando
Carlos Marx fundó la Primera Internacional en 1864 Garibaldi se declaró
internacionalista, y ese mismo año en el Congreso de la Paz reunido en Ginebra
exclamó: “¡Guerra a las tres tiranías, política, religiosa y social!”.
En fin, quien
desee ahondar en Garibaldi y Setembrino PEREDAS remitimos a nuestro trabajo:
“De Artigas a Rosas-El Sueño Trunco de la ‘Patria Grande’”...
Pues bien,
aquí enlazamos los juicios de PEREDAS sobre Brown y como mancha con sus
elucubraciones sin sustento alguno su imagen y su honradez patriótica; honradez
que no supieron tener aquellos que Peredas tributa loas.
Veamos y analicemos cómo funcionan los sofismas históricos
Unitarios y liberales ayer y hoy:
PEREDAS dice que el Coronel Antonio
Díaz enfáticamente afirmaba que la defección de Brown “era un hecho” (¿?) (sic) según “personas de crédito” (¿?) (resic) que decían que “todos apuestan a una segura defección de
Brown”.
Y Julián de Paz
Encargado de Negocios del Gobierno de Corrientes decía en carta del 24 de Abril
de 1842 al Gobernador Pedro Ferré que “he
sido informado del buen éxito de una negociación entablada por el Gobierno
Oriental con el General don Guillermo Brown, jefe de la escuadra de Rosas, para
que se separa de la causa del tirano. El resultado ha sido sumamente
satisfactorio y pone de inmediato el día glorioso en que el general Brown dé en
las aguas del Rio de la Plata el grito de libertad. El General recibe
doscientos mil fuertes a título de indemnización por las propiedades que él y
sus oficiales les serán confiscadas en Buenos Aires y someterá la escuadra de
su mando al jefe o Gobierno Argentino que esté en operaciones sobre el tirano
Rosas…”
Hay un testigo
–sigue diciendo el tal Paz- del hecho, pero no se sabe quién ha sido “pues ha tenido el buen cuidado de guardar
la incógnita y nadie ha hecho público su nombre…”
El supuesto hecho
narrado por el supuesto testigo que estaba en el barco con Brown, (como se
puede apreciar, todo un misterio) según Paz, Brown estando en su barco el
‘Belgrano’ en pleno del sitio en Montevideo, recibió un 21 de Abril de 1842 a
tres caballeros que se presentaron como representantes de los proscriptos en
Montevideo y que querían hablar con el Almirante pero no de cuestiones
políticas sino referidas a temas de índole económicos que afectaban el comercio
en aquella.
Sigue diciendo el
testigo, por boca de Paz, que Brown accedió diciendo en voz alta “que lo haría en la inteligencia de no oír
una sola palabra sobre los acontecimientos políticos del Rio de La Plata y que
si violaban dicha limitación, no olvidasen que era jefe a las órdenes del
Gobierno Argentino” y sobre Rosas exclamó que “yo no lo hice Gobernador,
señores, sino los hijos de aquella República y habiendo jurado defenderla
mientras pueda, estoy en mi compromiso y con la bandera argentina al tope de
esta división hago la guerra a un pabellón extraño, que unido al francés, la
hostilizó antes de que yo pisara el ‘Belgrano’.
Sigue diciendo el supuesto testigo presencial
–según Paz- que intentaron sagazmente llevarlo a Brown al terreno de la
política “pero el viejo lobo,
inconmovible como una roca, arpón dorando que le quería hacer presa”,.
Expresando, además, Brown que iba a poner en conocimiento del Gobierno de la
Confederación Argentina las maniobras de los comerciantes subidos a bordo y
terminando la conversación “pidiéndoles,
por tanto, que no abusen más de mi indulgencia y tengan a bien retirarse, a
menos que prefieran ir en persona a verse con el General Rosas en Palermo. La
actitud resuelta del almirante pasmó a los audaces emisarios, quienes más que
de prisa se pusieron de pie, expresándole uno de ellos, al subir, que habían
llevado una cantidad de vitualla fresca, como carne, verdura, aves y algunos
lechones para regalo del equipaje, a nombre del comercio extranjero, grato a la
disposición pacífica que asumía a su respecto la escuadra argentina…. Brown le
replicó sin vacilar que ‘-nada, nada señores. Sus víveres han de estar
envenenados y n o quiero que mis muchachos perezcan-‘”
Luego que los
visitantes se fueran, el supuesto testigo dijo con sorna Brown al Coronel Pinedo “Coronel, hemos tenido los enemigos a
bordo de este buque. Infórmese de su tenor y redacte el despacho con que lo
elevaremos al gobierno para que sepa el propósito de tan honorables visitantes”
Pinedo le sugiere
a Brown que esta información sea entregada directamente a Rosas en vez de
Felipe Arana habida cuenta de la emergencia en que el primero debía conocer lo
sucedido, a lo cual Brown asintió.
Peredas dice que
“hubiera sido necesario conocer al autor
del testimonio. El anónimo, en tales casos, no sienta bien en una persona
llamada a esparcir la luz sobre un suceso de tal transcendental importancia”
Posteriormente a
estas supuestas informaciones del testigo anónimo, el autor del libro de marras
Peredas sin inmutarse y sin sonrojarse extrae una interpretación del supuesto dialogo
entre Brown y la delegación de los comerciantes extranjeros, la siguiente
conclusión:
El autor da por
supuesto que Brown estuvo de acuerdo con los visitantes pues sino “¿por qué si Brown no estaba dispuesto a oír
proposiciones por parte de los comisionados del comercio de Montevideo aceptó
su representación?”
“¿Por qué aceptó sin violencia la visita de los
comisionados y empleó un lenguaje más propio de un palaciego que de un marino
de su rango?”
Peredas saca una
insólita conclusión: “Debemos creer, por
lo tanto, que aquella conferencia fue de su íntimo agrado (sic) y que si no se
cerró trato definitivo alguno, se debió a no haberle convenido la cantidad y
las bases propuestas"
Asombrosa
deducción que no le quita lo canallesco.
Dice Peredas que
José María Paz, en sus ‘Memorias Póstumas’ manifiesta sobre este hecho que da
como verídico y que “Según el testigo
anónimo si dejaba Brown de estar al servicio del dictador, sin
dejar el pabellón argentino, se le darían 200.00 pesos fuertes para gratificar
a la tripulación.
“Esta negociación cuyos detalles no son bien
conocidos, ha sido el objeto de mis más prolijas indagaciones, y de todo he
deducido, que fue iniciada de buena fe por el general Brown, con el decidido
fin de separarse de Rosas y pasar al partido de sus adversarios políticos, sin
abjurar por eso de su nacionalidad ni dejar de ser argentino”
Peredas dice que
Brown no pudo hacerlo porque “…hallándose
muy distante del ejército de reserva, no podía comunicarse ni con el Gobierno
de Corrientes ni conmigo, y porque el Gobierno de Montevideo era el único que
podía por entonces hacer efectiva la condición del dinero, que sin duda creía
necesario para que sus subalternos lo siguiesen. Sin eso es probable que con
nadie mejor que conmigo se hubiera entendido.
Así operaban con la mentira
contumaz y desde las sombras los escribas empleados de los poderes comerciales
extranjeros.
Analicemos el engendro sibilino que
fue el escrito de PEREDAS.
Primero, manifiesta que Brown
estuvo por traicionar a su Gobierno, pero no lo hizo y el autor expresa que “no sabe por qué”
Segundo, manifiesta que ‘según’ el
Coronal Antonio Díaz relata que ‘según’ un testigo ignoto era ‘un hecho’ ‘según personas de crédito”, Brown iba a cometer traición. Pero,
claro, no nos dice ‘qué personas de
crédito’ son esas. Es la típica maniobra de los mendaces: le dijo uno que
le dijo otro que había oído de alguien que, según uno que oyó de otro que según
tal, etc, etc .Pero, obviamente, sin dar nombres y pruebas fehacientes alguno
que lo sustente, lo que vuelve a dicha declaración, una ignominia muy típica de
la masonería…ensuciar a hombres probos, con denuncias de hechos incomprobables,
para quitarle la confianza de sus jefes.
Tercero, luego de relatar el
escriba el supuesto hecho en donde lo único que se deja traslucir es la firmeza
y la expulsión educada por parte de Brown del barco ‘Belgrano’ que estaba
apostado en aguas cercanas a Montevideo de los comerciantes que vinieron a
semblantearlo, ‘alguien’ le dijo a
Ferré que Brown iba a traicionar a su Gobierno a cambio de $200.000 pesos
fuertes.
No se sabe quién es ese ‘alguien’ y el mencionado Julián Paz dice
que él no sabe tampoco quien ha sido pues el testigo “ha tenido el buen cuidado de guardar la incógnita y nadie ha hecho
público su nombre”.
Cualquier historiador serio desecharía estos
‘correveidile’ anónimos sin sostén probatorio alguno, pero Peredas no se
amilana y muy suelto de cuerpo declara que “hubiera sido necesario conocer al autor del
testimonio. El anónimo, en tales casos, no sienta bien en una persona llamada a
esparcir la luz sobre un suceso de tal transcendental importancia”
Es evidente que
es necesario conocer a los autores de tales afirmaciones para ser creíble,
mínimamente en algo y que también es evidente que no sienta bien en una persona
que se comporte así. Pero el autor no lo desecha ni al testigo ni al supuesto
soborno y va por más dando por cierto el hecho porque -se pregunta el autor- “¿Por qué aceptó sin violencia la visita de
los comisionados y empleó un lenguaje más propio de un palaciego que de un
marino de su rango?”
No sabemos si el
hecho del abordaje existió y de serlo, por solo eso, y aceptarlo Brown, ya
deduce Peredas que “Brown estaba
dispuesto a negociar” y que la conversación fue de “su agrado (sic) y que si no se cerró el trato fue –no sabemos de
dónde extrae esa conclusión Peredas-
porque a Brown no le convino la cantidad y las bases propuestas”
Insólitas
conclusiones de PEREDAS pues no queda claro y nos deja ciegos en cuanto a saber
las causas, las pruebas contundentes que lo hacen arribar a aquellas. Solo
retorciendo los hechos puede llegarse a ese desenlace huérfano de causas alguna
que lo avalen.
Lo mismo para el
General José María Paz que relata que ‘un testigo anónimo’ –lo mismo que dice
Peredas, siempre son personas anónimas que disparan el dardo- también refiere
que “si dejaba Brown de estar al servicio
del dictador, sin dejar el pabellón argentino, se le darían 200.00 pesos
fuertes para gratificar a la tripulación”.
Observe el lector
un detalle no menor, que en lugar de dignificar a los supuestos comisionados de
Montevideo, los deja en no muy buena posición y que muestra la calaña de la que
estaban hechos: según ellos, le daban a entender a Brown que la traición era
solo contra Rosas, no contra el Gobierno de la Confederación y que si Brown
aceptaba el convite que disfrazaba un soborno, no significaba ello que abjurase
de su nacionalidad y que, eso sí, Brown podía seguir usando en sus barcos la
bandera argentina”.
¿Puede conocerse
infamia mayor?
¿Por qué no
defeccionó Brown? Bueno, según el bueno de PEREDAS él quiso hacerlo pero como
estaba muy lejos de poder comunicarse con el gobierno rebelde de Corrientes
para ser auxiliado, ni con el ejército de reserva (Unitario), no se animó. (Deducción que no
tiene asidero en fuente alguna probatoria).
El testigo
desconocido dice que solo con Gobierno de Montevideo podía negociar Brown pues
solo él podía hacer efectivo el dinero prometido.
Si era así, ¿por
qué Brown no lo hizo ya que la pretendida Comisión de Montevideo había subido a
bordo para dicho fin? Peredas no nos dice la razón y nos deja sin saber la
causa de ello en su novela misteriosa…pero si nos muestra la falacia con la que
se hacían e hicieron en los años venideros, una versión fantástica e irreal de
los hechos para consumar con su machacada y falsa interpretación, una ‘reiterada literatura de la historia’ de
los Unitarios que, en este caso, queda sumamente expuesta…
Todas las
respuestas a estos interrogantes los da el propio comportamiento del Almirante
Guillermo Brown (‘Bruno’ como lo llamaba coloquialmente Rosas).
Como dice Guillermo MASCIOTRA “Repetidas veces fue convocado por
las autoridades de turno en el gobierno para dirigir la incipiente Armada
Nacional. Durante cuatro décadas prestó servicios, comprometió su patrimonio,
formó una generación de marinos que se llenó de gloria en las guerras de la
Independencia, contra el Imperio de Brasil, las campañas de Corso y frente al
ataque avieso del poder naval anglo francés. Conoció la gloria y la injusticia,
el reconocimiento del pueblo y la cárcel a la que lo intentaron recluir”.
Peredas dice que se le ofreció a Brown al comienzo de 1838 traicionar a
Rosas y la Confederación Argentina para pasarse a las filas enemigas, pero que
no pudo hacerlo por cuestiones de tiempo.
¿Cómo respondió Brown? Lo sigue diciendo MASCIOTRA “En 1838 el
presidente del Uruguay Gral. Manuel Oribe, le ofrece el mando de la Marina de
Guerra Oriental, que casi no existía. Brown con el permiso del gobierno
argentino acepta el cargo, de crear una marina. Sin embargo, el ataque del
Almirante francés Leblanc, en apoyo del general Rivera contra el gobierno
constituido por Oribe, provoca la caída de este último y la renuncia de
Guillermo Brown.
“Rivera con el apoyo de Francia y emigrados
argentinos declara la guerra a la Confederación Argentina que apoyaba a Oribe
para recuperar la presidencia de la que había sido despojado. Asimismo, Rivera
nombra jefe de la marina a Juan Coe, antiguo subordinado de Brown, quien por
cuarta vez es llamado para recrear una marina de guerra Argentina tarea que
asume a los 64 años. Nuevamente se dedica con tesón a la tarea. Vence a Coe frente
a Montevideo y Punta Indio, desarticula la marina oriental que Rivera había
formado y obliga al cambio de estrategia uruguayo que releva a Coe por el
dominio absoluto que Brown tenia del Plata”.
Luego viene la gesta de Vuelta de Obligado en 1845 y ¿cómo responde
Brown?
Sigue diciendo el autor citado “Luego
la intervención anglo-francesa provocaría el robo de la Escuadra, episodio que
afectó el espíritu del glorioso marino. Lleno de indignación regresó a Buenos
Aires. Sería su último episodio naval. Asistió a la devolución de la flota. Su
hijo Eduardo Brown combatió al mando de la batería que llevaba su nombre en el
Combate de la Vuelta de Obligado y también en los combates de Paso del
Quebracho, Tonelero y Acevedo contra el poder naval combinado anglo francés
donde también marinos que se habían formado con el Almirante Brown, volvieron a
dar testimonio de esa generación que combatió bajo sus órdenes”.
Fundamente Guillermo MASCIOTRA “Rivera con
auxilio francés, contrata a José Garibaldi para formar una segunda división
naval, que ataca el litoral fluvial argentino e intenta llegar a Corrientes
luego de superar Martín García con un ardid. Como en anteriores oportunidades
Brown sale a la captura del enemigo al que enfrenta en el río Paraná y lo vence
en el combate de Costa Brava. Con sus naves perdidas y sus fuerzas diezmadas,
la flotilla de Garibaldi desaparece al igual que el peligro sobre las
poblaciones costeras. El Gral. José María Paz menciona los rumores sobre un
intento de lograr la defección del Alte. Brown que nuevamente dueño del Plata
sitiaba Montevideo, se dice que Brown habría respondido “Yo juré defender a la
nación Argentina”; idéntica frase habría respondido a quien le reprochara su
conducta de luchar a las órdenes del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
“La noticia de la victoria en Costa
Brava trajo nuevamente un gran reconocimiento popular a su persona. Los
elevados conocimientos de los ríos lo habían convertido sin duda en un
dominador de las aguas del Plata y sus afluentes. A su desembarco en Buenos
Aires lo recibió una multitud con festejos, a los cuales no era muy afecto,
pero aceptaba ese trato el viejo Bruno, manera con la cual lo solía citar Rosas,
quien siempre respetó las conductas y pensamientos del Almirante”.
Raúl ITURRIA
ampliando sobre el concepto: “un proverbio ruso dice que ‘lo que ha sido
producido por la pluma no puede ser destruido ni por el hacha’ Y así ocurrió en
el Rio de La Plata, donde los Unitarios escribieron lo que se les ocurrió y les
vino en gana, sin importar para nada la verdad histórica. Entre tales
escritores destacan Sarmiento, Mitre, Rivera Indarte y sus famosas ‘Tablas de
Sangre’, que tejen novelas deformando los hechos y así como el hacha no puedo
destruir lo creado por la pluma quien mucho escribe corre el riesgo de ofrecer
las pruebas de sus errores en sus propios escritos, máxime cuando son alegato y
no descripción histórica”.
Por lo tanto, si
realmente Brown hubiera querido traicionar a la Confederación, como sugiere,
con claro sentido masónico, Peredas, podría haberlo hecho en varios momentos en
que se le hubiera dado la oportunidad.
El broche final
de las falsías Unitarias llevadas a texto escrito y que demuestran la insidia
dolosa sobre el Almirante están dadas por el hecho que luego de Caseros, la
vida de Brown y su familia sufrieron acciones ominosas que no condicen con su
heroicidad patriótica a lo largo de décadas.
En tal sentido termina diciendo el autor “Luego de Caseros, el marino irlandés
que tanto aportara a la Nación Argentina fue dado de baja al igual que su hijo
Eduardo. No concurrió al desfile del 20 de febrero de 1852 en las calles
porteñas de las tropas brasileñas. Aceptó nuevamente la injusticia que posteriormente
fue reparada por el Ministro de Guerra Manuel de Escalada que no vaciló en
reconocer los enormes aportes y reponerlo en las filas de la Marina de Guerra.
Después de
Caseros, muchos Federales, por convencimiento o instinto de supervivencia-negaron
o se arrepintieron de su ‘rosismo’; no el Almirante Brown que fue dado
de baja junto a su hijo Eduardo y dio la espalda al triunfo de Urquiza como
símbolo silencioso del desdén por la traición sufrida y la derrota de la
soberanía de la Confederación Argentina que, hasta el último día y pese a las
falsas insinuaciones de los Unitarios liberales, defendió con ardor.
Seguramente ese
triste día de luto para la nación que fue el 3 de Febrero de 1852 nuestro
Almirante sabiendo el desfile por las calles de Buenos Aires de los soldados
imperiales con sus banderas al viento, les dio la espalda en señal de
desprecio, y habrá vuelto a exclamar como el 30 de Julio de 1826 ante sus
marinos previo al enfrentamiento contra el brasileño invasor en las playas de Quilmes:
“Es preferible irse a pique que rendir el pabellón” (la consigna enviada por el Almirante Guillermo Brown a sus marinos el 30
de julio de 1826, durante el combate naval de Quilmes).
Bien podría ser
la respuesta de Brown a Peredas, si hubieran sido contemporáneos, ante las
imputaciones deshonrosas que el masón le infirió.
*
La vida del
marino, su conducta leal y coherente fue la mejor prueba de las falsías
Unitarias como la de Peredas que insisten en una persistente y fraudulenta
‘concepción literaria de la historia’.
Brown y Bouchard en 1816 bloquean el
puerto del Callao, apresan buques españoles con su valiosa carga e interrumpen
el tráfico marítimo con los puertos de Chile. Entre las presas está la famosa
fragata Consecuencia, luego rebautizada La Argentina y que llegara hasta
Monterrey, Madagascar y las Filipinas en su crucero de corso con Hipólito
Bouchard.
En Hawaii, que era un reino
independiente, tuvo el reconocimiento de nuestra independencia por el Rey de
las islas. Fue la primera nación en reconocerla en 1817, por medio de su Rey Kamehamha
I, ante el representante de las Provincias Unidas del Sud que allí estaba, el
marino Hipólito Bouchard
El Alte.
Guillermo Brown tuvo el honor de hacer flamear la bandera argentina en Monterrey,
en California, por tres días, junto a nuestro otro héroe Hipolito Bouchard.
¿Como fue esto? cuando
Hipólito Bouchard y sus corsarios con sus barcos “Chacabuco” y “La Argentina”
hostigaban con sus barcos a los españoles principalmente en el Atlántico, Indonesia,
Madagascar, Filipinas, el Pacífico, California, México, Centroamérica y las
costas occidentales de Sudamérica en plena gesta de la independencia, recaló en
California en la aldea de San Francisco-
hoy Monterrey –(también en otras poblaciones costeras) tenía unos 400
habitantes y la guarnición estaba integrada por 65 soldados españoles a los que
batió con sus 200 hombres en un combate de 2 días, y durante 6 días (entre el 24 y 29 de Noviembre de 1818- izó
la bandera Argentina allí?. Durante 6 días California perteneció a la
incipiente Provincias Unidas del Sud, ondeando bien alto nuestra bandera en
dicho fuerte, pero luego se fue de allí para seguir persiguiendo con sus buques
a los españoles por los mares, descendiendo por toda América, hasta llegar a Chile.
Por dicha causa la mayoría de las futuras repúblicas centro americanas
(Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua)
tienen, al igual a la de las Provincias Unidas del Sud, la bandera azul
y blanca, con pequeños cambios en el centro de la misma, en honor a nuestra
independencia?
*
Brown, luego de una vida llena de batallas y luchas, como contra el Brasil donde sus acciones se vistieron de honra en pos de la defensa de nuestra independencia, junto a Hipólito Bouchard nuestro otro eminente marino argentino, el dia 3 de Marzo de 1857, fallece en su Quinta de Barracas, héroe máximo naval de la República Argentina, defensor a todo trance de los ideales de la patria naciente.
Combatió
en las aguas a los enemigos de la Nación Argentina. Llevó nuestro pabellón azul
y blanco al mismo corazón de las costas enemigas. Repetidas veces fue convocado
por las autoridades de turno en el gobierno para dirigir la incipiente Armada
Nacional.
Durante
cuatro décadas prestó servicios, comprometió su patrimonio, formó una
generación de marinos que se llenó de gloria en las guerras de la
Independencia, contra el Imperio de Brasil, las campañas de Corso y frente al
ataque avieso del poder naval anglo francés.
Como
anécdota de color podemos decir que fue el ‘inventor’ de la entrega de chocolate
caliente a los vecinos en cada 25 de Mayo.
¿Cómo fue
eso?. El historiador Daniel Balmaceda lo explica con sus propias palabras:
“Nos trasladamos al 25 de mayo de 1826, en tiempos en que la Confederación
Argentina se encontraba en guerra contra Brasil y el escenario de la contienda era
el Rio de la Plata, durante la tarde, los porteños asistieron a un espectáculo único:
el enfrentamiento de las fuerzas navales patriotas comandadas por Guillermo
Brown.
En realidad fue una demostración de cañoneo a las naves
brasileñas, que no respondieron sino que se retiraron ante la algarabía
general. Fue uno de los tantos combates de los Pozos que se llevaron a cabo en
la zona de los Pozos, actual Puerto Madero.
En las naves se celebró el 25 de Mayo con un chocolate caliente
que templó los ánimos y combatió el frío. A partir de esa mañana, gracias a
Brown, surgió la tradición del chocolate caliente, como bebida oficial los días
patrios”.
*
En fin, Brown conoció la gloria y
la injusticia, y finalmente el justo reconocimiento del pueblo todo.
El Unitarismo decimonónico y
jacobino representado por Peredas simboliza el patente cuadro de miseria que
anima a estos seres.
***
FUENTES
BALMACEDA, Daniel (“La Comida-en la Historia Argentina”-Ed.
Sudamericana-2021)
PEREDAS,
Setembrino E. (“Garibaldi en el Uruguay” – Ed.El Siglo
Ilustrado-Montevideo 1914-Tomo 1-Pags. 108/118)
MONTORO GIL, Gonzalo Vicente (“De Artigas a
Rosas-El Sueño Trunco de la ‘Patria Grande’- Blog ‘El Mensajero De La
Confederación Argentina’- 2020).
MACKINDER,
Halford J (‘La Concepción Literaria De La Historia”-, conferencia en la
Real Sociedad Geográfica de Londres el 25-1-1904 en ‘The Geographical Jornal’ ,
Vol.XXIII, Nro.4 pag.421 y sstes.
MASCIOTRA,
Guillermo (“Sesquicentenario de la muerte del Almirante Guillermo Brown”-
el Periódico “El Restaurador “ - AÑO 1 Nº 2 Marzo 2007-https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2007/03/sesquicentenario-de-la-muerte-del.html
ITURRIA,
Raül (‘El Contexto Regional e Internacional’- en ‘Manuel Oribe, Fundador
de la República’, de la Colección ‘Los Blancos’-Vol.1, Cap.3.- Ediciones De La Plaza-Montevideo 2014).
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