martes, 23 de febrero de 2021

LA ENSEÑANZA EDUCATIVA BAJO LA TIRANÍA DEL UNITARISMO LIBERAL (1852-2021)- actualizado

 LA ENSEÑANZA EDUCATIVA

BAJO LA TIRANÍA DEL UNITARISMO LIBERAL

(1852-2021)


Gonzalo V. Montoro Gil








Introducción

Solo unas pinceladas.

Solo unos párrafos que ponen ejemplos directos, blanco sobre negro en la educación de la ‘facción’-no otra cosa son- Unitaria desde 1852 hasta la fecha, porque nada ha cambiado en los planes de estudio de las escuelas públicas y privadas de nuestro país. Una ‘Asociación Ilícita’ unida para escarnio de nuestra nación.

Efectivamente el título dice abarcar desde el fin de la soberanía nacional acaecida el 3 de Febrero de 1852, tras la batalla internacional de Caseros entre los Brasileños y el gobierno soberano de la Confederación Argentina, ayudado los primeros por la traición de la primera espada de la Confederación, J.J. de Urquiza, de triste memoria y los Unitarios de ambos lados del Río de la Plata. Primera falsedad de los Unitarios pues no fue una guerra civil como nos han querido enseñar.

Y, cuya educación fraudulenta se extendió hasta el presente. Una ‘Pedagogía para uso de coloniales’ como decía el Profesor Bruno Jordán Genta y me hace recordar hoy dia el Profesor Antonio Caponnetto.

Desenmascarémosla. Ha sido un plan armando, orquestado a sabiendas de colonización pedagógica y con el objetivo concreto de pulverizar todo tipo de pensamiento nacional en los alumnos de la primaria, secundaria y universitarios, la cual no ha cesado..

La educación no solo fue a través de diarios y revistas, sino a través de libros supuestamente educativos tanto para las escuelas primaras, secundaria y universitaria, y hasta de postgrado de los educandos, no nos cansamos de subrayar.

El Unitarismo devenido en liberalismo hoy dia moldeó y moldea las cabezas de los alumnos a través de las páginas de distintas revistas infantiles, que, so pretexto de hacer conocer autores diversos a los educandos para su mejor comprensión, hacían las editoriales una presentación de los autores y sus datos personales con profundo sentido político e ideológico cuyas características morales que solo estaban en la imaginación de los panegiristas, inventando una historia nacional, héroes que no lo fueron, y caudillos cuya barbarie consistió en defender los valores y el patrimonio heredado.

Muchos fueron los detractores culturales que simularon una realidad inexistente de nuestra nación, a la par que disimularon la Argentina hispánica real y existencial: Juan María Gutiérrez, Esteban Echeverría, José Mármol,  Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre, etc son algunos de ellos.

Todos, bendecidos por el Unitarismo triunfante, son ensalzados y puestos como ejemplos y guías para los estudiantes que al dia de hoy son martillados con la propaganda soez de quienes tanto mal han hecho a su patria en beneficio propio y de sus mandantes ingleses y franceses hundiendo en la pobreza más abyecta a la población nuestro interior.

Para ello se necesita la ignorancia del pueblo argentino, que se logra introduciendo pensamientos colonizantes a través de la educación, la cultura y el periodismo, de la instrucción pública sobre todo que moldea fácilmente las mentes de los más chicos con ‘clichés’, concibiendo en los discursos y en el papel un país que no ha existido y próceres armados para el sometimiento mental de nuestros niños como los descriptos en revistas aparentemente ingenuas (‘Billiken’, ‘Anteojito’, por ejemplo,) que como una ficción, hunden en el olvido todo lo que signifique el bien público.

Luego, esto se acentúa en la Secundaria con la Editorial ‘Kapeluz’, la inefable Editorial ‘Ibañez’ que programó las mentes de nuestros alumnos secundarios hasta el presente en temas históricos y que brindaba en sus libros y en forma uniforme a todos los colegios una explicación de los sucesos históricos nacionales e internacionales alejada de toda existencia real  y sobre todo pasando por alto, en llamativo silencio- muy del Unitarismo, no está demás decir- los años de gobierno de Rosas. ‘

En silencio, en el mejor de los casos, cuando no imputando una tiranía maléfica, al único período glorioso y soberano de nuestra historia: el período de gobierno de la Confederación Argentina al mando del Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas. A todas luces, nuestro padre de la patria.

Además, autores que en su momento pregonaron la traición a nuestra Argentina desde Montevideo o Santiago de Chile, imbuidos de pensamientos ajenos a nuestra más cara tradición soberana, propugnadores y partícipes de alianzas con los franceses, ingleses y brasileños, defendiendo sus banderas ( y vistiendo sus uniformes militares) desde las páginas de los diarios que ellos publicaban (Echeverría, Mármol, Cané, Gutiérrez, Sarmiento, Vicente F. López, , José M. Ramos Mejía, etc), son los mismos que en sus novelas aparentemente inocuas o tratados supuestamente médico-sociológicos escondían argumentos acendradamente políticos su enorme el desprecio y odio contra quienes lucharon por la independencia de nuestra nación, falseando hechos y conductas de los personajes históricos.

Uno de ellos, por ejemplo, fue José Mármol, que en sus primeros tiempos fue un furioso ‘rosista’ y luego, por motivos personales viró en un ‘anti-rosismo’ cerril.

Y para ello sus diatribas sobre el soberano gobierno de Juan Manuel de Rosas, se escondían en pretendidas novelas románticas como su novela ‘Amalia’, escrita en 1851 donde en una especie de Montescos y Capuletos criollos una tal Amalia –Federal- se enamoraba de un Unitario –llamado Eduardo Belgrano- (véase que el autor sugestivamente pone como apellido del Unitario el apellido Belgrano, apellido que en la realidad siempre distó de participar de las ideas de ese grupo empleado de las fuerzas internacionales colonizantes). La excusa del romance es la vía para  un agravio tras otro con mentiras históricas del Restaurador, su hermana Agustina, su cuñada Josefa Ezcurra, su hija Manuelita, y de todo su gobierno.

La idea, aquí, no es señalar todos los autores y libros cuyas enseñanzas nos fueron insertadas en nuestras mentes lábiles de niño o adolescente con toda una pléyade indemostrable de hechos inexactos, pues ello abarcaría prácticamente toda la historia educativa escolar, primaria, secundaria, universitaria y hasta textos de postgrado de nuestra nación (por eso es que en el título ponemos hasta ‘2021’). Por lo que hemos optado por tomar a alguno de ellos y sus libros escritos como autores tanto para la escuela primaria, secundaria y universitaria.

Hasta el dia de hoy, ‘Mutatis Mutandi’, nada ha cambiado en nuestra educación oficial y privada. ‘Nihil Novum Sub Sole’.

Dice Atilio García Mellid “La colonización cultural. Este el verdadero éxito de la clase dominante de aquella generación.

Para lograrlo cambió los paradigmas, inventó nuevas consignas y creo héroes, que sirvieron corno modelo de conducta, todos ellos afines a sus intereses. […] 

El poder hegemónico de entonces diseña un olimpo que cubre de seres mitológicos que al servir corno modelos, fijarán ejemplos de conducta y servirán como factor aglutinante de la nación. […]

El mito, es -la representación de una idea que no se discute. Es una versión de la verdad revelada. Es una fe impostada. No se entiende por la razón. Al mito solo se lo agiganta, se lo aplaude o se lo repite nada. De allí para adelante, todo; para atrás, nada”.

Son ellos ilustrados, enciclopedistas, conocedores de muchos autores universales (aunque parece que ninguno en lengua castellana) y  dominadores con facilidad de varios idiomas.

Pero toda su sapiencia científica vulnera la cultura nativa, de raíz española y cristiana, y erosionan toda lucha contra las fuerzas políticas y económicas que intentan sojuzgarnos con teorías abstractas sumamente alejadas de nuestra idiosincrasia, con procederes dignos de los jacobinos utilizando el terror físico y psicológico para el logro de sus fines contra natura.

Ernesto Palacio fue uno de los historiadores que supo ver este fraude monumental y prolongado en el tiempo.

El cual señalaba las causas de la depresión espiritual de la nación y del orgullo colectivo; y que ella estaba en la búsqueda de la solución a nuestros problemas como nación en formulas importadas, en instituciones importadas.

Porque –dice el autor- no hay patria sin historia que es la conciencia del propio ser. La historia transmitida debe ser la real para que sea ejemplarizadora, tanto en lo bueno y malo acaecido. Pues “no sabemos que hacer porque no sabemos lo que somos; y no sabemos lo que somos porque se nos ha confundido deliberadamente sobre nuestros orígenes y no sabemos ahora de dónde venimos”. Y por lo tanto, adonde vamos, agregaríamos.

Téngase presente que Palacio escribe todas estas ideas en el año 1939. La edición utilizada aquí es la del año 1960. Nada habrá cambiado en todos estos años. Y nada cambió hasta el presente en el año 2021.

Domina en nuestro país la falsa idea de una historia dogmática y absoluta, cuyas conclusiones deben acatarse como cosa juzgada, so pena de incurrir en delito de leso patriotismo. […] Aquí se ejercita un verdadero terrorismo de la ciencia oficial, por medio de la prensa, la universidad, la enseñanza media. […] La historia es utilizada por diversos partidos políticos con propósitos meramente utilitarios

Para el autor, el liberalismo no es agnóstico. Tiene una religión y esta es el ‘progreso’ indefinido. La ciencia suplanta a la religión. Lo material suplanta al espíritu.

Entiende Palacio que la orfandad de ideas tiene por una de sus causas la defección de las clases dirigentes españolas  del siglo XVIII, que renegaron de su propia grandeza, de su misión católica y que ello trajo aparejada la disgregación, la perdida consecuente del rumbo unificador en las naciones de américa hispana buscando ejemplos extraños a su propia constitución y costumbres.

Nosotros comenzamos nuestra vida igualmente: ser cualquier cosa menos españoles pero si no lo éramos ¿qué éramos? Es decir, no queríamos ser lo que éramos pero tampoco se podía ser lo que nunca fuimos.

Y declararnos hijos de la Revolución [francesa] tanto daba como declararnos hijos del Caos, ya que sus principios implicaban la negación de todas las condiciones de la convivencia social […]  Renunciamos así a la Historia, para resignarnos a la prosperidad material de la factoría, cuya vida, se cuenta por la periodicidad de sus balances. Y en esta empresa bastarda a que nos condenaba la generación organizadora, ni siquiera conseguimos el objetivo que nos proponíamos, ya que la riqueza material no la obtiene una nación con los mismos procedimientos de una casa de comercio, sino por añadidura, cuando se propone una finalidad trascendente a la riqueza misma. "-Para ser ricos escribe Maeztu hay que tener conciencia de un ideal y de una misión-”

Palacio nos refiere a que desde la llamada ‘Organización Nacional’ luego de 1852, que en la práctica fue todo lo contrario, hubo un anti españolismo. Se abominaba de todo lo español y se acentuaba la idealización de los ‘iluminados’ enciclopedistas, el cientificismo positivista francés e inglés. No se piensa en los orígenes, de dónde venimos, qué somos. Todo eso no importa. Y al aborrecerse todo lo español se aborrece lo que heredamos de ello: la religión y el idioma, constituyentes de la cultura, con un acentuado complejo de inferioridad nacional como consecuencia.

Por ello surge la educación en las escuelas el desarraigo  de las virtudes heredadas de los españoles que pasan a ser ‘usurpadores en nuestras tierras y, tras cartón, se inculca así la ‘revancha’ contra ellos.

Nos señala el camino Palacio para revertir esta desculturización, este lavado de cabeza de nuestros estudiantes: ”Hay que mostrarles a los niños nuestra historia como  una prolongación de la española en América, no como una reacción contra la misma, como una ruptura enconada, lo cual no fue verdad […] [pues] esas cosas se le dicen a los niños en la época, precisamente, en que se grabarán en su cerebro de manera indeleble y serán aceptadas como dogmas para toda su vida”

“Es indudable que una formación intelectual basada en falsas nociones resultará extremadamente, frágil, incapaz de resistir a la prueba de la realidad. No pueden salir de esa enseñanza ciudadanos conscientes de su destino, si se les ha falsificado la conciencia de sus orígenes. No puede formarse con esos elementos una cultura colectiva, ya que sólo alcanzará individualmente dicha categoría el que reaccione por su propio esfuerzo contra los errores recibidos. Resulta urgente, pues, purgar de estos errores nuestra enseñanza infantil”.

El autor nos hace ver  que todo lo que no es tradición es plagio. Con la educación en nuestras escuelas y universidades se persuade machaconamente imitaciones estériles perdiendo, de tal modo, la conciencia del origen. Se intentaba la llamada ‘cuadratura del círculo’ intentando –vanamente- adecuar la realidad a las abstracciones teóricas de laboratorio, al decir de Burke.

De esta forma, se enseña en nuestras escuelas y colegios la guerra de la independencia con claro sentido antiespañol (como por ejemplo, la enseñanza del 25 de Mayo de 1810); se eleva hasta el endiosamiento la famosa Asamblea del Año XIII que fue de un rancio liberalismo a espaldas del pueblo; del mismo modo a Martín Rodríguez, el Triunvirato, el Directorio, las campañas ‘libertadoras’ de Lavalle, Paz con el oro francés e inglés como sostén, etc y por supuesto la gesta mayor: ‘la Batalla de Caseros’; Se eleva también como mayores próceres a Mitre, Sarmiento.

Pero no se habla de que en realidad la Batalla de Caseros fue una guerra internacional con el Brasil solo posible por la ayuda traidora de Urquiza; no se habla de los ataques de la Confederación Peruano-Boliviana con las agresiones de Santa Cruz; no se habla de las invasiones eternas de los brasileños a la Banda Oriental y a las Misiones; no se habla de las batallas defensivas contra los ingleses y franceses antes y después de 1845; no se habla en los colegios de la perdida de territorio en el sur por parte de los chilenos acicateados por Sarmiento; no se habla de la lucha unificadora de Artigas y de Oribe, ambos traicionados por Ramírez y por Urquiza y Garzón.

Nada de esto se habla durante toda la escolaridad y los alumnos lo perciben y se abstraen de lo que se les quiere inculcar pues ‘huele a cosa muerta’ , como diría Palacio, esa historia convencional, dogmática, que solo sirve para los propósitos egoístas de políticos vetustos y subordinados a las directivas extranjeras.

En especial –dice Palacio- en la enseñanza primaria, donde se emponzoñan actualmente las tiernas inteligencias de nuestros niños con errores que perturbarán su juicio toda la vida”.[…]

Solo la historia puede realizar esa unidad entre nosotros; solo ella puede comunicar a las nuevas generaciones el sentido de una misión argentina específica en el mundo y que comprometa en su cumplimiento a todos los nacidos en nuestro suelo. Por eso es indispensable enseñarla a los niños argentinos

Entiéndase que esto fue escrito por Palacio en el año 1939 y al presente poco y nada ha cambiado.

Esta historia falsificada, como dice Palacio, “Fraguada para servir los intereses de un partido dentro del país, llenó la misión que se la que se la destinaba; fue el antecedente y la justificación de la acción política de nuestras oligarquías gobernantes, o sea el partido de la "'civilización".

“No se trataba de ser independientes (fuertes y dignos;) se trataba de ser civilizados. No se trataba de hacernos, en cualquier forma, dueños de nuestro destino, sino de seguir dócilmente las huellas de Europa. No de imponernos, sino de someternos. No de ser heroicos, sino de ser ricos [pensando solo en Buenos Aires que para los Unitarios ‘civilizados’ era lo único que debía existir]. No de ser una gran nación, sino una colonia próspera. No de crear una cultura propia, sino de copiar la ajena. No de poseer nuestras industrias, nuestro comercio, nuestros navíos, sino de entregarlo todo al extranjero y fundar, en cambio, muchas escuelas primarias donde se enseñara, precisamente, que había que recurrir a ese expediente para suplir nuestra propia incapacidad.

“Y muchas Universidades, donde se profesara corno dogma que el capital es intangible y que el Estado (sobre todo, el argentino) es "mal administrador". Ya volveremos sobre las enseñanzas en la Universidades”.

Dejamos de lado en este trabajo la otra cara de la moneda sojuzgadora y colonial: la de los seudo-intelectuales de orientación marxista, tan positivista, materialista como los absolutistas liberales que en el medio del camino se dan la mano en connubio abyecto en el que bailan juntos y se dan la mano guiando a nuestros jóvenes hacia un camino de inexactitudes a designio, falsedades espurias y ocultamiento de nuestras realidades políticas, sociales y económicas con el objetivo, también, de inventar una historia nacional maniquea, con su odio visceral a todo lo que huela a raíz hispánica y cristiana.

La utilización de la enseñanza de una historia alejada de toda realidad, absolutista y jacobina dejando a nuestra actual juventud en la más supina ignorancia iluminista y para que, como ‘Lemmings’ y su fábula, sigan marchando con su prédica hacia el abismo y arrastrando con ellos, los últimos jirones de patria que nos quedan.

Algunos pocos ejemplos bastarán para probarlo.

 

Luis M. Coto Figueroa (“¡Patria! - 25 De Mayo-9 De Julio-Visión General De Los Factores Básicos De Nuestra Nacionalidad, Para Los Niños De Las Escuelas Argentinas”- Buenos Aires, Ed. Librería del Colegio, 1939)

 

Por empezar había un libro –entre tantos otros- OBLIGATORIO para los niños de  las escuelas primaras como el mencionado en este título.

Así como hay intelectuales conocidos que traccionan los intereses extranjeros en detrimento de los de su patria, hay otros menos conocidos como Luis M. Coto Figueroa ignoto personaje funcional al régimen que nos somete y que sirve como compilador de distintos autores que refieren sobre lo que ellos entienden es la Patria amén de las opiniones personales del citado compilador.

Por empezar, Luis M. COTO FIGUEROA nos advierte que el libro en cuestión nos presenta una ‘Visión General De Los Factores Básicos De Nuestra Nacionalidad’ y que está dirigido ‘Para Los Niños De Las Escuelas Argentinas’- O sea, directamente nos dice que es un libro de adoctrinamiento para niños de escuelas primarias, hecho con tintes de inocencia por varios autores, incluido, como se dijo, él mismo.

Lo primero que llama la atención es el lenguaje rimbombante, recargado, lleno de metáforas y adjetivos calificativos que glorifica a algunos partícipes del 25 de Mayo y del 9 de Julio con poesías y prosa de dudoso gusto y vacías de toda sustancia.

Por empezar Diego Fernández Espiro ('Republica') (pág.11) en su poesía nos dice:

“i De pie para cantarla! Sonorosa, resonando en el tiempo y las edades, marcha augustal, de altivas majestades, ritme su vida ascensional, gloriosa.

Y la voz del progreso, poderosa, dominando las vastas soledades, canta, al sol de fulgentes claridades, su triunfal Marsellesa estrepitosa.

En sus montes, sus llanos y sus ríos y en la extensión de lo que fue desierto, palpitan todos los humanos bríos.

Noble y fuerte y soberbia, la Argentina es, en el grande mundanal concierto, orgullo de la América latina”.

El lector, luego de leerla no sabrá seguramente si el autor se refiere a alguna marcha militar sobre nuestra Argentina porque aparentemente todo refiere a la Marsellesa, que es sinónimo de ‘progreso’, y que es un himno ‘triunfal’. Finalmente y para su sorpresa el lector tomará cuenta que se refiere no a Francia, sino a la Argentina y que la Marsellesa debe ser cantada poniéndonos de pie, por nosotros,  como homenaje a nuestra –seguramente- envidiada Francia que es la luz que nos guía.

Seguidamente aparece Carlos O. Bunge, (Pág.20) modelo de lo más granado del liberalismo decimonónico con su escrito ‘Nombre de la República Argentina’ el autor desgrana una serie de falsedades muy típicas de la falsedad liberal.

En el Congreso de Tucumán, declarase la Independencia de las "Provincias Unidas del Rio de la Plata". Este es el nombre generalmente usado hasta 1852 para designar a la nación, sin herir los sentimientos federalistas de autonomía provincial. Solo en ocasiones, y por accidentes o licencia retórica, emplease el de "provincias argentinas" y "pueblo, nación o federación argentina".

A la reincorporación de esta provincia y reintegración del país, cuando se modifica la Constitución y se sanciona universalmente en 1860-1861, substituyese, por fin, el  apelativo de "Confederación" por el de "República Argentina".

Demasiadas falsedades para considerar que han sido casualidades.

Por empezar, el nombre de ‘Provincias Unidas del Rio de la Plata no es usado hasta 1852, sino hasta 1835. Luego del Pacto Federal y el acceso de Rosas a su segundo mandato, pasó a llamarse Confederación Argentina hasta 1852 Durante esos años puede decirse que fueron los más gloriosos años de nuestra patria con los distintos pactos interprovinciales y nuestros triunfos militares frente a Inglaterra y Francia de la mano del Ilustre Restaurador de las Leyes Brig. Gral. Don Juan Manuel de Rosas.

A partir de 1852, luego de la Batalla de Caseros, siguió llamándose Confederación Argentina hasta que en  1861 con la batalla de Pavón, se incluyó constitucionalmente en su art.35 también los nombres de ‘Provincias Unidas del Rio de la Plata’ y ‘República Argentina’, sumado al de ‘Confederación Argentina’, todos nombres oficiales de la Nación Argentina, por lo que es falso lo que dice Bunge que en 1860-61 se cambió el nombre de ‘Confederación Argentina’ por el de ‘República Argentina’, pero su odio Unitario ¿no le dejó ver la verdad o es que mintió adrede?.

Belisario Roldán en su ‘Oración a la bandera'- (pag.25 y 26). Este dramaturgo, periodista y escritor porteño dijo, sobre la Bandera Argentina en uno de sus párrafos con un lenguaje rebuscado típico de la época, recargado de simbolismos:

“….que si alguna vez sonara para nos la hora de la sangre y de los clarines, allá iría, Madre, allá el gran ejercito custodiando tus purezas invioladas: el espíritu de todos los héroes de la historia flotando sobre la legión porteña; el alma de San Martin cerniéndose sobre la brigada correntina; el índice del manco Paz dando rumbo a las huestes cordobesas; la voz de Pringles acaudillando a los puntanos; la astucia de Güemes  viboreando entre las filas salteñas; y sobre las de los hijos de “el Tucumán" famoso, la imagen de aquel Bayardo que se llamó Gregorio Araoz de Lamadrid, de aquel que tenía el cuerpo cubierto de cicatrices como de calados un encaje de Inglaterra, y tan camarada de la gloria, que un dia bárbaro!— un dia condujo a sus soldados a la muerte cantando vidalitas...!”

Como todo hijo del iluminismo liberal, el centro del mundo era Buenos Aires. Solo existía la ‘Legión Porteña’ que representaba a los héroes. Lo demás, hombres del interior no son tenidos en cuenta para este poeta. Además, pone como héroes a los más grandes traidores militares que ha tenido nuestra patria: el ‘manco’ Paz y Lamadrid, fieles mandatarios de los franceses y sus intereses recibiendo dinero sucio para atacar y luchar contra su propia patria que, como dijo San Martin de estos traidores, “Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer.” (Carta de San Martín a Rosas, 10 de julio de 1839). Parece que nuestro distinguido escritor liberal no tuvo memoria respecto lo dicho por el Gral. San Martín sobre estos ‘lamebotas’ traidores a su patria y al ejercito cuyo uniforme vestían ignominiosamente. Hoy dia si hubiera un gobierno realmente nacional, se quitaría las charreteras de sus uniformes y se los degradaría y expulsaría de la las listas de militares argentinos.

Otro que escribió sobre nuestra patria fue Joaquín V. González ('La declaración de 1816'), ( Pág.107) cuyo nombre viste  la Escuela Primaria más importante de la ciudad de La Plata donde, quien suscribe, cursó sus estudios primarios.

Este liberal acérrimo y fiel exponente de una dirigencia entregada a los dictámenes e intereses foráneos en contra de su propio país, dijo respecto a la Declaración de Independencia en 1816:

 ” Este pensamiento se agita corno una llama oculta en el fondo de todas las conciencias, durante el largo periodo de la simulación realista, que resuelven, al fin, Belgrano con su bandera y San Martin con su insistencia para la declaración de ruptura definitiva, y se traduce poco después en las Constituciones sucesivas y en la actitud inmortal de Rivadavia ante la amenaza dictatorial de Bolívar, que hizo vacilar a no pocas conciencias ilustradas”.

Este supuesto educador mezcla a San Martín, Belgrano con el impresentable agente inglés de Rivadavia, que según González era un prócer ‘inmortal’,

No se sabe a qué se refiere con ‘inmortal’ al que entregó el patrimonio de su nación a los acreedores ingleses, hipotecó las tierras públicas por un crédito (el de la ‘Baring Brothers’ a través del nefasto agente ingles George Canning) por un préstamo innecesario, que llegó, encima, en cuentagotas y con un interés usuario incobrable.

O tal vez se refiere a aquel que convirtió el triunfo de Ituzaingó en una derrota política y diplomática entregando la Banda Oriental a imperio portugués.

O tal vez se refiera a aquel que dilapidó las reservas de oro de nuestro sistema bancario. Tampoco tuvo en cuenta o no recordó el buen liberal el odio irrefrenable que tuvo Rivadavia para con San Martín al que intentó asesinar y que si no lo logró es porque Estanislao López, enterado de la preparación del atentado, le supo avisar con tiempo.

Este es, pues, el inmortal arquetipo al que se refiere González nimio personaje como todo Unitario traidor que le hace ver a Bolívar como un dictador, cuando fue un libertador de medio continente, lo cual es lógico que haya hecho ‘vacilar a no pocas conciencias ilustradas’, si consideramos que estas conciencias ilustradas representaban la dependencia de los intereses británicos en Sudamérica succionador de sus riquezas como piratas de galera y jaquet, el cual veían que la intención de Bolívar era la unión sudamericana en un único Estado hispano; la consabida y buscada ‘Patria Grande’.

Domingo F. Sarmiento ('El Elogio del Escudo') (Pág.33) escribió sobre el escudo argentino:

Las naciones hijas de la guerra levantaron por insignias, para anunciarse a los otros pueblos, lobos y águilas  carniceras, leones, grifos y leopardos. Pero en las de nuestro escudo, ni hipogrifos fabulosos, ni unicornios, ni aves de dos cabezas, ni leones alados pretenden amedrentar al extranjero. El Sol de la civilización, que alborea para fecundar la vida nueva; la libertad, con el gorro frigio sostenido por manos fraternales, como objeto y fin de nuestra vida; una oliva para los hombres de buena voluntad; un laurel para las nobles virtudes. He aquí cuanto ofrecieron nuestros padres, lo que hemos venido cumpliendo nosotros como Republica y harán extensivo a todas estas regiones, como Nación, nuestros hijos”.

Para el sanjuanino como el territorio no era importante, obviamente la simbología que apuntara a su defensa tampoco lo era. ¿Para que un escudo con águilas, leones, lobos como los de otras naciones que simbolizaban el carácter protectorio de lo que les pertenecía?. El internacionalismo de Sarmiento queda evidenciado una vez más que con su prédica debilitaba los resortes de los ‘alertas’ que deben primar en la atención de nuestros compatriotas para la salvaguarda de la dignidad de nuestra nación, de ser necesario.

Lo importante era la ‘civilización’ así en abstracto, la ‘libertad’ así en abstracto, lo ‘fraternal’ con aquellos que intentaban una y otra vez, ya desde 1806 apoderase de lo nuestro.

Decía sobre el tema Raúl Scalabrini Ortiz que de la Constitución de 1853 “emana el origen de la mayor parte de nuestros males, pues su articulado no se opone a nada de cuanto se pueda decretar o legislar en demérito del país […] El internacionalismo de la Constitución de 1853 crea una nación para todo el mundo, no para los argentinos”.

Esta simbología masónica, internacional de la Revolución Francesa y la consecuente entrega de nuestro patrimonio seguramente produciría risa en los gobernantes de esas naciones poderosas e imperiales a la par que desprecio de esos hombres que por ‘principios’ abstractos o por dinero o por ambas cosas a la vez no trepidaban en ofrecer en bandeja lo que les era propio.

Los gobiernos que se aprovechan de las riquezas de otras naciones gracias a los funcionarios corruptos y sobornables nativos producen en aquellos una doble actitud: por un lado se aprovechan políticamente y comercialmente de la entrega de esos ‘Cipayos’ pero por otro lado los desprecian olímpicamente como hombres. Que lo diga Florencia Varela cuando fue a mendigar a Europa dinero e intervención de las potencias imperiales.

Sarmiento cumplía con todos los requisitos para ser así considerado.

Dejamos para el final al compilador y quien mas escribió en este libro material de su autoría, Luis M. Coto Figueroa ('La Revolución de Mayo')  ( Pág.52 y 53) dijo respecto al 25 de Mayo

“El pueblo de Buenos Aires, que dio la pauta de la crisis revolucionaria, avanzaba en la prosecución de sus ideales con seguro paso y solo esperaba la circunstancia propicia para determinarse. Mientras esta no se producía, una juventud admirable sostenía y manejaba, con sabiduría, los hilos de la trama que circundaba el vasto engranaje colonial en América, pronta a despedazarlo, antes de que se consumiera en su propia podredumbre. Una juventud inteligente, pura, fogosa, plenamente convencida de la sublimidad de su acción y de la responsabilidad de sus determinaciones; una juventud que había bebido en los postulados redentores de la Revolución Francesa la esencia de la verdad de la vida, convirtiendo "Los Derechos del Hombre" en el ser o no ser de los pueblos; una juventud, el cuerpo joven, el alma joven, que había hurgado en los libros del saber y desentrañado los dogmas de las grandes esperanzas para salvar a medio continente de la rutina, de la ignorancia, del despotismo, de la mentira, del martirio... Allí, en sus elevadas almenas de combate, estaban Rodríguez Peña, Belgrano, Beruti, Donado, Terrada, Darregueira, Chiclana, French, [Mariano] Moreno, Castelli, Vieytes, Viamonte, Balcarce, Rodríguez, y todos los que conspiraban en la soledad de los campos o en la tranquilidad de las trastiendas, para admirar al mundo con la pujanza de sus convicciones”.

Para este autor quienes hicieron y lucharon por la libertad y que tuvo como consecuencia lo sucedido el 25 de Mayo de 1810 fueron solo los porteños (“el pueblo de Buenos Aires”). En Buenos Aires, parece, se terminaban los argentinos y la Argentina para los ilustrados admiradores de Francia.

Y tan es asi que se llega al 25 de Mayo por una juventud “que había bebido en los postulados redentores de la Revolución Francesa la esencia de la verdad de la vida, convirtiendo "Los Derechos del Hombre" en el ser o no ser de los pueblos”, cuando se sabe que no fue asi; el 25 de Mayo nada tuvo como postulado lo sucedido en la Revolución Francesa, su agnosticismo,  los llamados Derechos del Hombre, sino que fue una acción con claros tintes hispanos, cristianos, por la cual, al no existir gobierno legítimo en España por la prisión de su Rey los criollos al verse acéfalos toman el gobierno en nombre del Rey de España, pasando a ser Las Provincias Unidas del Rio de la Plata

No hubo una declaración de independencia ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España  Fernando VII, quien había sido depuesto por el francés José Bonaparte.

“Juráis a Dios nuestro Señor y a estos Santos Evangelios reconocer la Junta Provisional Gubernativa de las provincia del Río de La Plata a nombre del Sr. D. Fernando Séptimo, y para guarda de sus augustos derechos, obedecer sus órdenes y decretos, y no atentar directa ni indirectamente contra su autoridad, propendiendo pública y privadamente a sus seguridad y respeto”.

Todos juraron; y todos morirán antes que quebranten la sagrada obligación que se han impuesto.

Por lo que lo dicho y afirmado por Coto Figueroa no es cierto respecto al espíritu revolucionario francés que comandó el 25 de Mayo y la juventud con pensamientos ‘dogmáticos’ reconocidos por el propio autor, no tuvieron lugar en la fecha patria.

El autor ensalza, además, a algunas figuras que simbolizaban la entrega de la incipiente nación a las huestes inglesas o francesas como bien se ha probado respecto a los hermanos Rodríguez Peña, Castelli, Vieytes, Mariano Moreno, etc,

El autor olvida en su discurso sobre Moreno que el mismo cuando muere es arrojado en alta mar envuelto en la bandera….inglesa.

Pero, y es lícito reconocerlo, que detrás de la declaración del 25 de Mayo, los intereses británicos estaban a la orden del dia y lo que se declaró respecto a que la Primera Junta actuaba en nombre del Rey de España, luego derivó por acciones de algunos miembros vocales, en un reconocimiento a los ingleses por su apoyo en la gesta, como bien prueba Gabriel O. Turone (‘Revolución de Mayo de 1810’- http://www.revisionistas.com.ar/?p=19498) y asimismo en toda su obra Raúl Scalabrini Ortiz sostiene lo dicho.

También el mismo autor y compilador Luis M. Coto Figueroa se refiere a la Declaración de Independencia, el 9 de Julio ('La Labor del Congreso') pag. 95

La idea monárquica nunca prosperó si bien retardó la obra definitiva de organización nacional, que solo se logró hacia 1862, después de Pavón”. (Recién en ese año se reincorporó la ciudad Bs.As.. a la Confederación Argentina)

Falso de toda falsedad. Esta es una muestra cabal de como los Unitarios, liberales, rehacen la historia, la cuentan según sus intereses apartándose de toda realidad basada en centenares de hechos documentados.

No solo la Organización Nacional no se produjo en 1862 después de la batalla de Pavón en 1861, sino que la anarquía que comenzó luego de la Batalla de Caseros, se acentuó luego de la batalla de Pavón, como hemos comentado en otro trabajo, con los asesinatos de centenares de civiles, niños, niñas, mujeres, soldados prisioneros, en un carnaval de muerte y torturas sin solución de continuidad hasta el fin del siglo XIX. El terror jacobino y masónico se hizo presente sin máscaras.

El interior fue arrasado en su población cuyo número descendió –por tales causas- peligrosamente. Todo lo cual fue retratado literariamente en forma magistral por José Hernández en su ‘Martin Fierro’. Se suma a la masacre producida por los Unitarios argentinos y los ‘colorados’ Orientales junto a los brasileños en Paysandú cuyo heroicidad ha sido tan grande que hasta el dia de hoy grandes historiadores relatan las acciones heroicas, asi como inútiles, de los defensores de la ciudad bombardeada ante la mirada impasible y cómplice de Urquiza (fin de 1864) para luego continuar el genocidio del pueblo paraguayo con la infame guerra de la Triple Alianza contra Paraguay entre 1865 a 1870.

Recordemos unos datos poco presentes al dia de hoy según refiere Fernando Basualdo Rojas:

 “Mitre subió a la presidencia de la República Argentina hecho uña y carne con Pedro II y comprometido, al servicio de éste, al aniquilamiento del Paraguay. Nombró su ministro de Relaciones Exteriores al Dr. Rufino de Elizalde, casado con la hija del ministro brasileño en Buenos Aires Sr. Leal. Durante su gobierno iba a suceder por primera y última vez, en la historia, que estos dos países, enemigos tradicionales desde su aparición en el mundo, se entendiesen sobre política internacional; por excepción única un solo pensamiento pudo unirlos en la historia: el del exterminio del infortunado Paraguay”.

Como puede ver el lector, la traición de Elizalde –antiguo partidario de la Federación- puede entenderse también en el hecho que Rufino se casó con la hija del representante diplomático brasileño en Buenos Aires, Sr.Leal.

En la guerra del Paraguay o de la Triple Alianza, quien comandaba las fuerzas militares de los Ejércitos aliados no era un brasileño, no era un argentino, no era un Oriental: era un aristócrata Francés, tal como constata Basualdo Rojas: “22 de Marzo de 1869. El Duque D’eu, Don Gastón María de Orleans, nieto de Luis Felipe de Francia y yerno del Emperador Pedro II, es nombrado Comandante en Jefe de los Ejércitos Aliados”.

Queda claro que estaban involucrados en la guerra por sus intereses nacionales propios no solo los ingleses sino los franceses.

Paralelamente los sicarios de Mitre, Orientales para más datos, como Paunero, Sandes, Arredondo, Rivas, etc, con un armamento muy moderno para la época, arrasaron con los últimos Federales que quedaban en el interior, que poseían armas arcaicas aunque su voluntad y sus razones eran superiores. Era tal el aniquilamiento, torturas, degüellos de centenares de paisanos para doblegar su orgullo y su voluntad de pelear por sus derechos que aun varios generales Unitarios se escandalizaban por las escenas inenarrables que veían.

De allí la mentira hecha leyenda contada por el autor en el sentido de que la organización nacional apareció recién en 1861. Podemos decir que a fuer de ser verídicos, acabó en 1852; no se inició a partir de ese año y menos a partir de 1861.

Ya existía una perfecta Organización Nacional, por lo menos desde 1831, producto no solo de las constituciones provinciales vigentes y respetadas por el gobierno de la Confederación Argentina, sino por el Pacto Federal y otros que conformaban el esqueleto jurídico-legal de la Organización Jurídica nacional y que daban entidad a la nación y estructuraban perfectamente su andamiaje y su conformación como nación en forma sólida y funcional.

Bartolomé Mitre en 1861 expresaba que el progreso solo lo daba el capital inglés. Luego de la batalla de Caseros y hasta el dia de hoy todo se cumplió a través de los distintos gobiernos liberales

En fin, como dice García Mellid “ El liberalismo ha sido comediante insuperable en esto de aparentar una limpieza de propósitos que no condecía con la suciedad de sus manejos financieros”.

Estos son los ‘Cipayos’ en nuestra historia nacional. Todos estos hoy son considerados los adalides de la patria y sus nombres adornan calles, plazas, monumentos, municipios, y son los supuestos patriotas que nos enseñan en las escuelas desde la más tierna infancia atiborrando nuestros cerebros con supuestos paradigmas de la argentinidad

Después de Pavón, solo destrucción masiva de nuestros paisanos, de nuestros pueblos, asesinatos en masa durante décadas, alistamiento obligatorio de nuestros gauchos para pelear a las órdenes de los porteños contra sus co-provincianos,  entrega de la soberanía política y económica, entrega de la soberanía sobre los ríos interiores, incumplimiento de toda ley en resguardo de los derechos de nuestros habitantes que alzaban sus voces ante la persistente ahogamiento de las economías provinciales en beneficio de los intereses británicos, desgajamiento de nuestro territorio en manos de los brasileños, bolivianos, etc.

Si bien en 1852 comienza la destrucción del andamiaje jurídico soberano de nuestra nación y sus riquezas, es en 1861 luego de la batalla de Pavón cuando la destrucción de nuestra nación, tanto física como económicamente a manos de los intereses bancarios foráneos, es total y sigue desmoronándose hasta el dia de hoy, sin detenerse.

*

Miguel Cané (“Juvenilla”-‘Biblioteca de Oro del Estudiante’- Ed. ‘Anteojito’)

 

Luego tenemos un libro para un nivel etario adolescente supuestamente romántico, que cuenta escenas de la Escuela Secundaria del autor, con marcado sesgo positivista, liberal, elevando a lo máximo que se puede aspirar: la educación francesa, atea y anticristiana.

Este autor es MIGUEL CANÉ, uno de los que no está presente en un primer plano en el estudio de los historiadores revisionistas pero que su actividad, sus letras (como las de José Mármol, Lucio V. Mansilla, Esteban Echeverría, etc) son un panegírico desvergonzado de otros hombres, de otras culturas foráneas como modelos a seguir,  poniendo a aquellos en el parnaso de la nacionalidad, norte a seguir, cuando en realidad fueron apóstatas de su patria, de su cultura greco-romana, hispana, de sus orígenes, vendiendo a su nación por unos ‘centavos’ como ‘Cipayos’, emblemas de una cultura que no nos pertenece insertándola en el cuerpo de nuestra patria como un objeto extraño. Y logrando todo esto a fuerza de espadas clavadas en sus compatriotas para que ‘entendieran’ el ‘beneficio’ de ser súbditos franceses o ingleses.

El libro ‘Juvenilla’ de Miguel Cané, es una de las manifestaciones que avalan esas abstracciones educativas como flecha a seguir y que fuera escrito  en 1882 y publicado en 1883, sobre sus recuerdos juveniles en el Colegio Nacional entre los años 1863 a 1868.

Y cuyo resumen, análisis y biografía es hecha por un tal Jaime Hagel Echenique para la ‘Biblioteca de Oro del Estudiante’ de la Editorial chilena ‘Sociedad Comercial y Editorial Santiago Limitada’, que acompañaba la Revista ‘Anteojito’ de Marzo de 1993, e impreso, curiosamente, en Brasil.

Digamos que Echenique es un humorista, cuentista y novelista chileno; lo que nos brinda una explicación de su insolvencia descriptiva sobre Cané, huérfano de toda realidad histórica. Además, siendo chileno, poco se podía esperar de él en cuanto algún tipo de análisis sobre la soberanía Argentina hurtada por el enciclopedista Cané.

Bajo la excusa de comentar datos biográficos de su adolescencia en el Colegio Nacional, Cané nos sumerge en una marcada docencia sobre los beneficios del cientificismo ateo y foráneo.

Es digno de leer no solo algunos pasajes del libro que describen a ciertos personajes que son presentados como afables y buenos cuando la historia, y sobre todo, la historia documental, nos ha enseñado lo nefasto de estos sujetos tributarios del dinero inglés y francés y victimarios de todo lo que huela a soberanía patria siendo, algún de ellos, asesinos de los más preclaros patriotas reales que poblaron nuestro suelo (Dorrego, El ‘Chacho’ Peñaloza, Jerónimo Costa e infinidad de Gobernadores del interior). El libro del autor destila un afrancesamiento cultural y un ateísmo militante, absoluto y no negado por el mismo.

Tengamos siempre presente que este era un libro que se leía en las escuelas y colegios como modelo a seguir y como recordatorio de personajes que fueron catalogados como patrón de conductas cívicas. Y que fueron editados muchos de ellos, como el presente (‘Anteojito’), por editoriales supuestamente dirigidas a niños pero cuyo contenido muestran el más antiguo odio disgregador a las políticas de protección de nuestro suelo soberano.

Veamos algunos de sus párrafos referidos al análisis de la obra del tal Echenique, apologista de Cané, para luego considerar algunos renglones del libro del autor; ambos, liberales declarados y rancios exponente de una nación robada en su esencia cultural, política y económica hasta el dia de hoy:

Dice Echenique: “Es el tiempo en el cual se foja la generación del 80. La elite progresista y liberal que estaba destinada a transformar la Argentina en una gran nación” (pag.80)

 ¿Transformar la Nación?. ¡Vaya que la transformó!. Absorbiendo y transfiriendo nuestras riquezas a las Bancas mundiales, fragmentando nuestro suelo en mil pedazos, vaciando de contenido nuestra ancestral cultura hispánica, que para Esteban Echeverría como para todo este conjunto abigarrado de ‘Cipayos’, era “retrógrada” (sic), poniendo un corsé al desarrollo industrial, ferroviario, mercante dejando a nuestra nación como un mero agro-exportador sin manufacturar nada e importando aun lo que no se necesitaba, imponiendo al país prestamos con tasas usurarias dejando como garantía nuestro territorio.

El tiempo de la escritura es 1882…… El espíritu que imperaba en esos años era el liberal, esto es, tolerancia religiosa, anti dogmatismo, libertad de pensamiento en materia política y oposición a la intervención demasiado absorbente del Estado en materia económica. …. El casi absoluto predominio de los modelos y maestros franceses en el momento de la escritura se evidencia desde el epígrafe (de Sainte-Beuve), las nutridas citas en francés, referencias a pensadores y obras francesas hasta la presencia constante de galicismos. El libro está plagiado de calcos y préstamos del francés, considerados de buen gusto en esa época”.(pag.84 y 85)

“En el discurso está presente el gusto peculiar de la generación del autor, un elegante castellano afrancesado lleno de citas, muestras de erudición. (pag.88)

Es un momento de la historia argentina en que se vive tranquilamente, confiados todos en las riquezas del país.  La organización civil parece ser estable…… Su formación intelectual y artística, su gusto literario, los lleva a leer literatura clásica y literatura moderna inglesa, rusa, norteamericana y, sobre todo, francesa. Lo argentino e hispanoamericano es un tanto olvidado. Al parecer, la oposición ‘civilización’ versus ‘barbarie’ aún funcionaba para ellos, y lo que deseaban era ser "civilizados", es decir, europeos, sin dejar de ser patriotas. Lo que pretendían era enriquecer intelectualmente su país, refinarlo, encaminarlo hacia la ciencia y la luz (sic), pues creían el progreso indefinido”. (pag.92)

“En 1863 en que es internado en el Colegio Nacional empieza [Cané] a admirar la literatura francesa, la ciencia y el positivismo”. (pag.93)

El adulador chileno reconoce muy suelto de cuerpo y con típica  impunidad  de la soberbia liberal que Cané y la generación de ‘ilustrados’ de la época eran propaladores de todo lo que tuviera aroma al refinamiento de la cultura francesa, con una formación intelectual muy lejana a estas tierras hispanoamericanas y, como dice Echenique, ‘un calco’ de la ilustración francesa alabando a los escritores franceses, ingleses y hasta rusos (de los españoles, ni noticias).

Seguían con el apotegma falso de ‘civilizados’ (ellos) y ‘bárbaros’ (todo lo que fuera centralista, absolutista y liberal). Cuando, como bien se ha documentado hasta el hartazgo por muchos historiadores, los llamados ‘civilizados’ eran una banda de asesinos con sicarios Orientales como Generales de las matanzas mas abyectas que se ha tenido noticias, a diferencia de nuestros caudillos del interior que con mayor sabiduría siempre intentaron componer las cosas teniendo actos de verdadera magnanimidad (sino que lo diga Juan Manuel de Rosas, El ‘Chacho’ Peñaloza, Alejandro Heredia. Pero, bueno, ya sabemos qué fines buscaba Sarmiento con esa dicotomía ‘Civilización o Barbarie’, por él mismo negada como verdadera.

Es tan falsa en la realidad la sentencia de Echenique respecto a cómo se encontraba el país en 1882 que nos muestra la verdadera cara falsaria de los Unitarios: “Es un momento de la historia argentina en que se vive tranquilamente, confiados todos en las riquezas del país.  La organización civil parece ser estable”.

Muy suelto de cuerpo se despacha con esta frase sin sustento y que intenta reflejar un estado del país inexistente en el momento en que Cané escribía sus líneas autobiográficas supuestamente inocentes: Año 1882. Y, claro, los niños y alumnos que leían esto lo tomaban como sacrosanta verdad. Pero, ¡guay si algún maestro osara decir lo contrario!

Fraude electoral, sometimiento del gobierno nacional al imperio británico en lo económico, social y político, distribución de la riqueza para un grupúsculo minoritario deudor prendario del soborno anglo-francés, pobreza extrema de la población del interior que subsiste apenas con lo mínimo y sometida por los gobernadores designados por el Ejecutivo nacional, sola existencia del partido Unitario dividido para el engaño del pueblo en 3 supuestos partidos distintos (el Partido Autonomista de Adolfo Alsina, el Partido Nacional de Nicolás Avellaneda y el Partido Nacionalista de Bartolomé Mitre, todos sujetos al poder imperial inglés en lo político y financiero y al francés, en lo cultural)

En esos años, y en los posteriores con Julio A. Roca, no ‘se vivía tranquilamente’, como dice Echenique: gobernaba despóticamente un conjunto de dirigentes intelectualizados, herederos conscientes de la Generación del 37, oligárquicos, con ideas salidas de un laboratorio científico y ligados a la producción ganadera para beneficio del imperio inglés, confundiendo sus intereses personales con los intereses de la nación, en los que éstos últimos fueron sacrificados, liberando nuestros ríos interiores a la rapiña extranjera.

Ese ‘progreso’ que llamaron ‘indefinido’, era un progreso material solo para una pequeña elite que manejaban las rentas portuarias y que mezquinaban todo progreso industrial  de manufactura propia a cambio de exportar carne a precio establecido por los compradores, ingleses casi en su totalidad.

De tal modo, la llamada “riqueza del país” que decía Echenique, era una falacia del centralismo aduanero porteño que acogotaba las rentas por el intercambio comercial quedándose con casi toda la riqueza llegando en cuentagotas apenas unas monedas al interior exánime, como explicado en otro trabajo.

La población de todo el país era expoliado indefinidamente  por un grupo pequeño sometido a las directivas de los ingleses, sobre todo, en la concepción y organización política del país. Bien lo describieron Raúl Scalabrini Ortiz y también Atilio García Mellid, en todas sus publicaciones.

Para esta generación apátrida, los pensamientos de Darwin eran una de las bases del ideario. Todos los gauchos y criollos eran ‘Barbaros’, incultos, que actuaban en contra del liberalismo que llevaba al “progreso indefinido” (sic).

Entonces había que imponer la ‘Civilización’ a como diera lugar (la ‘Civilización’ según el grupúsculo portuario de los Unitarios, se entiende) y si los criollos no entendían esto, había que lisa y llanamente eliminarlos según el modelo de Sarmiento.

No encontraban contradicciones morales en la eliminación cultural y hasta física de la población nativa, ya que el destino de las razas y culturas europeas consideradas más "aptas" para vivir en el mundo moderno era prevalecer sobre ellas, y tarde o temprano desplazarían a las "menos aptas" (Darwin en todo su esplendor).

La Iglesia era la única que podía oponerse a este sistema de destrucción de ahí el odio del liberalismo Unitario, entre ellos Cané, contra la Iglesia.

Y, si…la “Organización Civil parecía estable” (la calma que sigue a la destrucción masiva) luego de décadas de matanzas, asesinatos, infundiendo el Unitarismo el terror y el pánico donde quiera, lanceando por centenares a ciudadanos pacíficos, degollando Federales que no tenía lugar para actuar cívicamente aherrojados, avasallados en todo el país y suprimidos de toda vida pública.

Era tan evidente la entrega mental y cultural que el tal Echenique dice que ‘deseaban ser ‘civilizados’, es decir europeos (¡al fin lo reconocen!, pero eso sí: europeos eran solos los franceses e ingleses) sin dejar de ser patriotas’ (términos incompatibles de difícil conciliación pero el lector sabe que para los Unitarios de ayer, liberales de hoy, nada es imposible aunque fuera indemostrable.

Finalmente Echenique muestra su costado escondido masónico, enciclopedista, positivista con las consabidas frases desprovistas de sentido real, empírico: “pretendían era enriquecer intelectualmente su país, refinarlo, encaminarlo hacia la ciencia y la luz, pues creían el progreso indefinido”.

Nada define más la ‘nada misma’ que estas frases a contrapelo de todo lo que fuera sostenimiento fundante de nuestra religión, costumbres, nuestra cultura que no puede inventarse, crearse de la nada sino extraerse de lo que fuimos creados, porque podrá ocultarse a fuerza de una racionalidad libresca lo que hemos sido, pero ‘lo que no es’ nunca ‘será’. Solo un esperpento racional extraído de mentes extraviadas y encandiladas que no podrá florecer sino en un laboratorio sin posibilidades de arraigo alguno en nuestro pueblo.

Miguel Cané nos dice en su libro supuesta e inocentemente referido a la estudiantina:

El Colegio Nacional acababa de fundarse sobre el antiguo Seminario, con una nueva organización de estudios, en la que el doctor Eduardo Costa, ministro entonces de Instrucción Publica, bajo la presidencia del general Mitre, había tomado una parte inteligente y activa. Sin embargo, el establecimiento, que quedaba bajo la dirección del doctor [José Eusebio] Agüero, se resentía aún de las trabas de la enseñanza escolástica y sólo fue más tarde, cuando M. Jacques se puso a su frente, que alcanzó el desenvolvimiento y el espíritu liberal que habían concebido el Congreso y el Poder Ejecutivo.(pag.12)

Amedeé Jacques había crecido bajo esa atmosfera intelectual y la curiosidad de su espíritu le llevaba al enciclopedismo.(pag.23)

¡Nosotros éramos del Estado de Buenos Aires!(Pag.40)

Finalmente, Miguel Cané, nos dice que en la época de la presidencia de Bartolomé mitre el Colegio Nacional, del cual era él miembro como alumno, tuvo como Director, primero a José Eusebio Agüero que no logró ‘aún’ (sic) algo muy importante para el escritor y que trababa el desarrollo de la educación: la enseñanza escolástica y que fuera conseguido por el siguiente director Amedée Jacques, francés para más datos, que vino con todo su bagaje cultural masónico, jacobino, iluminista, enciclopedista, para alegría de Cané alcanzando un espíritu liberal que había concebido…¿quién? ¿El pueblo reclamándolo? No. El Congreso y el Poder Ejecutivo…¿de la Nación?. No. Del Estado de Buenos Aires, separado del resto del país. Un Estado ‘ladrón’ de las rentas de la Aduana y fundador de la ‘Patria Chica’, mínima.

Como puede verse el Colegio Nacional era dirigido por  un liberal  como José Eusebio Agüero que era un sacerdote, acérrimo Unitario, capellán del ejercito del General  José María Paz socio de las fuerzas francesas contra su propio país.

Cura que detestaba, paradojalmente, el catolicismo escolástico y luego, Amedeé Jacques, que le sucedió, fue  un francés dirigiendo el Colegio Nacional Argentino, rechazando en sus enseñanzas todo lo que oliera a España y criollismo. Fue un liberal, enciclopedista y también masón llevando adelante las reformas que continuamente establecían el Congreso y el Poder Ejecutivo, a cargo de Mitre, a contrapelo de nuestra historia.

Obsérvese la soberbia del Unitario y ‘Cipayo’ Cané, que no puede con su genio centralista y exclama en un momento ante la presencia de muchos provincianos en el colegio, “¡Nosotros éramos del Estado de Buenos Aires!, estableciendo la importancia de ser miembro de un Estado como el de Buenos Aires frente a los provincianos que formaban parte de la Confederación Argentina.

Es decir, como buen Unitario, Cané no se sentía parte de una nación: la Argentina sino de un porteñismo colonia francesa al igual que Montevideo y dependiente del oro extranjero y del robo de los ingresos aduaneros, para sobrevivir.

Simplemente, para Cané, fuera de Buenos Aires, no había patria. La Argentina, como tal, era una entelequia que habría de ser domesticada a ‘palos’sin economizar sangre de gauchos’ como pedía Salvador María del Carril y Domingo F. Sarmiento.

*

También es digno de hacer notar un texto para los estudiantes universitarios –sobre todo quienes estudian Historia y Ciencias Políticas- que es Setembrino E. Pereda y su libro 'Garibali En El Uruguay', (Montevideo, Imprenta ‘El Siglo Ilustrado’-1914-Tomo 1-Pags. 108/118)

 

Aquí el autor lanza un panegírico del pirata que, en un ‘olvido’ muy liberal, sustrae de su relato las masacres y robos del susodicho en nuestras costas y, de paso, denosta con imputaciones supuestamente encubiertas –pero que no lo son tanto-  sobre la honorabilidad del Almirante Guillermo Brown.

El autor de esta historia prefabricada y falaz (pags. 108 y sstes), aparte hace honores a Agrelo, Alsina, Rivera Indarte, Mármol, poniéndolos en el altar de la gloria ilustrada -curiosamente la imprenta se llama ‘’El Siglo Ilustrado’ (sic)- y ‘civilizada’, agregando, tras cartón, dogmáticamente que Rosas era enemigo del Estado Oriental siendo despótico con el mismo sin documentación alguna que avale sus diatribas ofensivas y escandalosamente falaces.

En otro trabajo nuestro Ya hemos hablado (MONTORO GIL, Gonzalo V. ‘El Alte. Guillermo Brown y  La Mistificación Unitaria De La Historia’- https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/08/el-alte-guillermo-brown-y-la.html) sobre el autor en el que explicitábamos estos párrafos literales y que acá requiere que citemos en detalle:

“El Unitarismo en una ‘concepción literaria de la historia’ como la llamaba con cierta ironía pero con acierto el inglés Halford J. Mackinder; falsea la historia desde dos ángulos bien marcados: uno, describiendo personajes con unas virtudes de las que ellos carecieron y, dos, describiendo otros personajes con defectos y vicios inexistentes”.

“Y en esto último haremos una descripción de la insidia Unitaria y Liberal creando dudas sobre la honestidad del gran Almirante, manchando su honor sin pruebas alguna.

“Dicen que…”; “alguien dijo que le dijeron…”, . Típicas imputaciones masónicas que ofenden al imputado, a sus enormes sacrificios a y nosotros como argentinos, que no podemos dejar pasar”

“Primero, el autor comienza poniendo en los altares a Giuseppe Garibaldi, de tan triste memoria sobre todo en las costas del Paraná y en la isla Martín García

“Este autor dice que el mercenario en cuestión pertenecía a una ‘logia’ llamada ‘Joven Italia’ y especifica el autor que en el Plata “no se combatía tan solo por la libertad de una pequeña república, sino por la causa de toda la humanidad”.

“Palabras, huecas, rimbombantes como todas ella, sin sentido a no ser que cuando se refería el autor a ‘libertad’ era la libertad de comercio en favor de los comerciantes londinenses y manchesterianos sumados a los de Francia en perjuicio de la incipiente industria de los nativos del Río de La Plata.

“El autor dice con total desparpajo que Garibaldi “en su ingénita modestia, jamás se tuvo como un rígido instructor porque para él la organización y la disciplina eran cosas secundarias”.

“O sea que es una confesión sin ambages: Garibaldi no tenía marinos, soldados, sino una turba de mercenarios anárquicos que cuando asaltaban una población –como la de Gualeguaychú y Salto –cometían robos, violaciones, destrucciones sin ningún tipo de reparo, como ha sido documentado por infinidad de autores

“Apoyaba con sus barcos a las escuadras de Francia e Inglaterra-, participando en la ocupación en 1845 de Colonia del Sacramento, de la isla Martín García, y, como ya se señaló, ocupando también Gualeguaychú y de Salto realizando toda clase de tropelías, muy lejos de su patria natal.

Pues bien, aquí enlazamos los juicios de Pereda sobre Brown y como mancha con sus elucubraciones sin sustento alguno su imagen y su honradez patriótica; honradez que no supieron tener aquellos que Pereda tributa loas.

“Veamos y analicemos cómo funcionan los sofismas históricos Unitarios y liberales ayer y hoy:

“Pereda dice que el Coronel Antonio Díaz enfáticamente afirmaba que la defección de Brown “era un hecho” (¿?) (sic) según “personas de crédito” (¿?) (resic) que decían que “todos apuestan a una segura defección de Brown”.

“Y Julián de Paz Encargado de Negocios del Gobierno de Corrientes decía en carta del 24 de Abril de 1842 al Gobernador Pedro Ferré que “he sido informado del buen éxito de una negociación entablada por el Gobierno Oriental con el General don Guillermo Brown, jefe de la escuadra de Rosas, para que se separa de la causa del tirano. El resultado ha sido sumamente satisfactorio y pone de inmediato el día glorioso en que el general Brown dé en las aguas del Rio de la Plata el grito de libertad. El General recibe doscientos mil fuertes a título de indemnización por las propiedades que él y sus oficiales les serán confiscadas en Buenos Aires y someterá la escuadra de su mando al jefe o Gobierno Argentino que esté en operaciones sobre el tirano Rosas…”

“Hay un testigo –sigue diciendo el tal Paz- del hecho, pero no se sabe quién ha sido “pues ha tenido el buen cuidado de guardar la incógnita y nadie ha hecho público su nombre…”

“El supuesto hecho narrado por el supuesto testigo que estaba en el barco con Brown, (como se puede apreciar, todo un misterio) según Paz, Brown estando en su barco el ‘Belgrano’ en pleno del sitio en Montevideo, recibió un 21 de Abril de 1842 a tres caballeros que se presentaron como representantes de los proscriptos en Montevideo y que querían hablar con el Almirante pero no de cuestiones políticas sino referidas a temas de índole económicos que afectaban el comercio en aquella.

“Sigue diciendo el testigo, por boca de Paz, que Brown accedió diciendo en voz alta “que lo haría en la inteligencia de no oír una sola palabra sobre los acontecimientos políticos del Rio de La Plata y que si violaban dicha limitación, no olvidasen que era jefe a las órdenes del Gobierno Argentino” y sobre Rosas exclamó que “yo no lo hice Gobernador, señores, sino los hijos de aquella República y habiendo jurado defenderla mientras pueda, estoy en mi compromiso y con la bandera argentina al tope de esta división hago la guerra a un pabellón extraño, que unido al francés, la hostilizó antes de que yo pisara el ‘Belgrano’.

“ Sigue diciendo el supuesto testigo presencial –según Paz- que intentaron sagazmente llevarlo a Brown al terreno de la política “pero el viejo lobo, inconmovible como una roca, arpón dorando que le quería hacer presa”,. Expresando, además, Brown que iba a poner en conocimiento del Gobierno de la Confederación Argentina las maniobras de los comerciantes subidos a bordo y terminando la conversación “pidiéndoles, por tanto, que no abusen más de mi indulgencia y tengan a bien retirarse, a menos que prefieran ir en persona a verse con el General Rosas en Palermo. La actitud resuelta del almirante pasmó a los audaces emisarios, quienes más que de prisa se pusieron de pie, expresándole uno de ellos, al subir, que habían llevado una cantidad de vitualla fresca, como carne, verdura, aves y algunos lechones para regalo del equipaje, a nombre del comercio extranjero, grato a la disposición pacífica que asumía a su respecto la escuadra argentina…. Brown le replicó sin vacilar que ‘-nada, nada señores. Sus víveres han de estar envenenados y n o quiero que mis muchachos perezcan-‘”

“Luego que los visitantes se fueran, el supuesto testigo dijo con sorna Brown al Coronel Pinedo “Coronel, hemos tenido los enemigos a bordo de este buque. Infórmese de su tenor y redacte el despacho con que lo elevaremos al gobierno para que sepa el propósito de tan honorables visitantes”

“Pinedo le sugiere a Brown que esta información sea entregada directamente a Rosas en vez de Felipe Arana habida cuenta de la emergencia en que el primero debía conocer lo sucedido, a lo cual Brown asintió.

“Pereda dice que “hubiera sido necesario conocer al autor del testimonio. El anónimo, en tales casos, no sienta bien en una persona llamada a esparcir la luz sobre un suceso de tal transcendental importancia”

Posteriormente a estas supuestas informaciones del testigo anónimo, el autor del libro de marras Pereda sin inmutarse y sin sonrojarse extrae una interpretación del supuesto dialogo entre Brown y la delegación de los comerciantes extranjeros, la siguiente conclusión:

“El autor da por supuesto que Brown estuvo de acuerdo con los visitantes pues sino “¿por qué si Brown no estaba dispuesto a oír proposiciones por parte de los comisionados del comercio de Montevideo aceptó su representación?”

“¿Por qué aceptó sin violencia la visita de los comisionados y empleó un lenguaje más propio de un palaciego que de un marino de su rango?”

“Pereda saca una insólita conclusión: “Debemos creer, por lo tanto, que aquella conferencia fue de su íntimo agrado (sic) y que si no se cerró trato definitivo alguno, se debió a no haberle convenido la cantidad y las bases propuestas"

“Asombrosa deducción que no le quita lo canallesco.

“Dice Pereda que José María Paz, en sus ‘Memorias Póstumas’ manifiesta sobre este hecho que da como verídico y que “Según el testigo anónimo si dejaba Brown de estar al servicio del dictador, sin dejar el pabellón argentino, se le darían 200.00 pesos fuertes para gratificar a la tripulación.

“Esta negociación cuyos detalles no son bien conocidos, ha sido el objeto de mis más prolijas indagaciones, y de todo he deducido, que fue iniciada de buena fe por el general Brown, con el decidido fin de separarse de Rosas y pasar al partido de sus adversarios políticos, sin abjurar por eso de su nacionalidad ni dejar de ser argentino”

“Pereda dice que Brown no pudo hacerlo porque “…hallándose muy distante del ejército de reserva, no podía comunicarse ni con el Gobierno de Corrientes ni conmigo, y porque el Gobierno de Montevideo era el único que podía por entonces hacer efectiva la condición del dinero, que sin duda creía necesario para que sus subalternos lo siguiesen. Sin eso es probable que con nadie mejor que conmigo se hubiera entendido.

“Así operaban con la mentira contumaz y desde las sombras los escribas empleados de los poderes comerciales extranjeros.

“Analicemos el engendro sibilino que fue el escrito de Pereda:.

“Primero, manifiesta que Brown estuvo por traicionar a su Gobierno, pero no lo hizo y el autor expresa que “no sabe por qué”

“Segundo, manifiesta que ‘según’ el Coronal Antonio Díaz relata que ‘según’ un testigo ignoto era ‘un hecho’ ‘según personas de crédito”, Brown iba a cometer traición. Pero, claro, no nos dice ‘qué personas de crédito’ son esas. Es la típica maniobra de los mendaces: le dijo uno que le dijo otro que había oído de alguien que, según uno que oyó de otro que según tal, etc, etc .Pero, obviamente, sin dar nombres y pruebas fehacientes alguno que lo sustente, lo que vuelve a dicha declaración, una ignominia muy típica de la masonería…ensuciar a hombres probos, con denuncias de hechos incomprobables, para quitarle la confianza de sus jefes.

“Tercero, luego de relatar el escriba el supuesto hecho en donde lo único que se deja traslucir es la firmeza y la expulsión educada por parte de Brown del barco ‘Belgrano’ que estaba apostado en aguas cercanas a Montevideo de los comerciantes que vinieron a semblantearlo, ‘alguien’ le dijo a Ferré que Brown iba a traicionar a su Gobierno a cambio de $200.000 pesos fuertes.

“No se sabe quién es ese ‘alguien’ y el mencionado Julián Paz dice que él no sabe tampoco quien ha sido pues el testigo “ha tenido el buen cuidado de guardar la incógnita y nadie ha hecho público su nombre”.

“Cualquier historiador serio desecharía estos ‘correveidile’ anónimos sin sostén probatorio alguno, pero Pereda no se amilana y muy suelto de cuerpo declara que “hubiera sido necesario conocer al autor del testimonio. El anónimo, en tales casos, no sienta bien en una persona llamada a esparcir la luz sobre un suceso de tal transcendental importancia”

“Es evidente que es necesario conocer a los autores de tales afirmaciones para ser creíble, mínimamente en algo y que también es evidente que no sienta bien en una persona que se comporte así. Pero el autor no lo desecha ni al testigo ni al supuesto soborno y va por más dando por cierto el hecho porque -se pregunta el autor- “¿Por qué aceptó sin violencia la visita de los comisionados y empleó un lenguaje más propio de un palaciego que de un marino de su rango?”

“No sabemos si el hecho del abordaje existió y de serlo, por solo eso, y aceptarlo Brown, ya deduce Pereda que “Brown estaba dispuesto a negociar” y que la conversación fue de “su agrado (sic) y que si no se cerró el trato fue –no sabemos de dónde extrae esa conclusión Pereda- porque a Brown no le convino la cantidad y las bases propuestas”

“Insólitas conclusiones de Pereda pues no queda claro y nos deja ciegos en cuanto a saber las causas, las pruebas contundentes que lo hacen arribar a aquellas. Solo retorciendo los hechos puede llegarse a ese desenlace huérfano de causas alguna que lo avalen.

“Lo mismo para el General José María Paz que relata que ‘un testigo anónimo’ –lo mismo que dice Pereda, siempre son personas anónimas que disparan el dardo- también refiere que “si dejaba Brown de estar al servicio del dictador, sin dejar el pabellón argentino, se le darían 200.000 pesos fuertes para gratificar a la tripulación”.

“Observe el lector un detalle no menor, que en lugar de dignificar a los supuestos comisionados de Montevideo, los deja en no muy buena posición y que muestra la calaña de la que estaban hechos: según ellos, le daban a entender a Brown que la traición era solo contra Rosas, no contra el Gobierno de la Confederación y que si Brown aceptaba el convite que disfrazaba un soborno, no significaba ello que abjurase de su nacionalidad y que, eso sí, Brown podía seguir usando en sus barcos la bandera argentina”. 

“¿Puede conocerse infamia mayor?

¿Por qué no defeccionó Brown? Bueno, según el bueno de Pereda él quiso hacerlo pero como estaba muy lejos de poder comunicarse con el gobierno rebelde de Corrientes para ser auxiliado, ni con el ejército de reserva  (Unitario), no se animó. (Deducción que no tiene asidero en fuente alguna probatoria).

“El testigo desconocido dice que solo con Gobierno de Montevideo podía negociar Brown pues solo él podía hacer efectivo el dinero prometido.

“Si era así, ¿por qué Brown no lo hizo ya que la pretendida Comisión de Montevideo había subido a bordo para dicho fin? Pereda no nos dice la razón y nos deja sin saber la causa de ello en su novela misteriosa…pero si nos muestra la falacia con la que se hacían e hicieron en los años venideros, una versión fantástica e irreal de los hechos para consumar con su machacada y falsa interpretación, una ‘reiterada literatura de la historia’ de los Unitarios que, en este caso, queda sumamente expuesta…

“Todas las respuestas a estos interrogantes los da el propio comportamiento del Almirante Guillermo Brown (‘Bruno’ como lo llamaba coloquialmente Rosas).

“Como dice Guillermo Masciotra  “Repetidas veces fue convocado por las autoridades de turno en el gobierno para dirigir la incipiente Armada Nacional. Durante cuatro décadas prestó servicios, comprometió su patrimonio, formó una generación de marinos que se llenó de gloria en las guerras de la Independencia, contra el Imperio de Brasil, las campañas de Corso y frente al ataque avieso del poder naval anglo francés. Conoció la gloria y la injusticia, el reconocimiento del pueblo y la cárcel a la que lo intentaron recluir”.

“Pereda dice que se le ofreció a Brown al comienzo de 1838 traicionar a Rosas y la Confederación Argentina para pasarse a las filas enemigas, pero que no pudo hacerlo por cuestiones de tiempo.

“¿Cómo respondió Brown? Lo sigue diciendo el autor recién citado: “En 1838 el presidente del Uruguay Gral. Manuel Oribe, le ofrece el mando de la Marina de Guerra Oriental, que casi no existía. Brown con el permiso del gobierno argentino acepta el cargo, de crear una marina. Sin embargo, el ataque del Almirante francés Leblanc, en apoyo del general Rivera contra el gobierno constituido por Oribe, provoca la caída de este último y la renuncia de Guillermo Brown.

“Rivera con el apoyo de Francia y emigrados argentinos declara la guerra a la Confederación Argentina que apoyaba a Oribe para recuperar la presidencia de la que había sido despojado. Asimismo, Rivera nombra jefe de la marina a Juan Coe, antiguo subordinado de Brown, quien por cuarta vez es llamado para recrear una marina de guerra Argentina tarea que asume a los 64 años. Nuevamente se dedica con tesón a la tarea. Vence a Coe frente a Montevideo y Punta Indio, desarticula la marina oriental que Rivera había formado y obliga al cambio de estrategia uruguayo que releva a Coe por el dominio absoluto que Brown tenia del Plata”.

“Luego viene la gesta de Vuelta de Obligado en 1845 y ¿cómo responde Brown?

“Sigue diciendo el autor citado  “Luego la intervención anglo-francesa provocaría el robo de la Escuadra, episodio que afectó el espíritu del glorioso marino. Lleno de indignación regresó a Buenos Aires. Sería su último episodio naval. Asistió a la devolución de la flota. Su hijo Eduardo Brown combatió al mando de la batería que llevaba su nombre en el Combate de la Vuelta de Obligado y también en los combates de Paso del Quebracho, Tonelero y Acevedo contra el poder naval combinado anglo francés donde también marinos que se habían formado con el Almirante Brown, volvieron a dar testimonio de esa generación que combatió bajo sus órdenes”.

“Fundamente Guillermo Masciotra “Rivera con auxilio francés, contrata a José Garibaldi para formar una segunda división naval, que ataca el litoral fluvial argentino e intenta llegar a Corrientes luego de superar Martín García con un ardid. Como en anteriores oportunidades Brown sale a la captura del enemigo al que enfrenta en el río Paraná y lo vence en el combate de Costa Brava. Con sus naves perdidas y sus fuerzas diezmadas, la flotilla de Garibaldi desaparece al igual que el peligro sobre las poblaciones costeras. El Gral. José María Paz menciona los rumores sobre un intento de lograr la defección del Alte. Brown que nuevamente dueño del Plata sitiaba Montevideo, se dice que Brown habría respondido “Yo juré defender a la nación Argentina”; idéntica frase habría respondido a quien le reprochara su conducta de luchar a las órdenes del gobierno de Juan Manuel de Rosas.

“La noticia de la victoria en Costa Brava trajo nuevamente un gran reconocimiento popular a su persona. Los elevados conocimientos de los ríos lo habían convertido sin duda en un dominador de las aguas del Plata y sus afluentes. A su desembarco en Buenos Aires lo recibió una multitud con festejos, a los cuales no era muy afecto, pero aceptaba ese trato el viejo Bruno, manera con la cual lo solía citar Rosas, quien siempre respetó las conductas y pensamientos del Almirante”.

“Raúl Iturria ampliando sobre el concepto: “un proverbio ruso dice que ‘lo que ha sido producido por la pluma no puede ser destruido ni por el hacha’ Y así ocurrió en el Rio de La Plata, donde los Unitarios escribieron lo que se les ocurrió y les vino en gana, sin importar para nada la verdad histórica. Entre tales escritores destacan Sarmiento, Mitre, Rivera Indarte y sus famosas ‘Tablas de Sangre’, que tejen novelas deformando los hechos y así como el hacha no puedo destruir lo creado por la pluma quien mucho escribe corre el riesgo de ofrecer las pruebas de sus errores en sus propios escritos, máxime cuando son alegato y no descripción histórica”.

“Por lo tanto, si realmente Brown hubiera querido traicionar a la Confederación, como sugiere, con claro sentido masónico, Pereda, podría haberlo hecho en varios momentos en que se le hubiera dado la oportunidad.

El broche final de las falsías Unitarias llevadas a texto escrito y que demuestran la insidia dolosa sobre el Almirante están dadas por el hecho que luego de Caseros, la vida de Brown y su familia sufrieron acciones ominosas que no condicen con su heroicidad patriótica a lo largo de décadas.

“En tal sentido termina diciendo el autor “Luego de Caseros, el marino irlandés que tanto aportara a la Nación Argentina fue dado de baja al igual que su hijo Eduardo. No concurrió al desfile del 20 de febrero de 1852 en las calles porteñas de las tropas brasileñas. Aceptó nuevamente la injusticia que posteriormente fue reparada por el Ministro de Guerra Manuel de Escalada que no vaciló en reconocer los enormes aportes y reponerlo en las filas de la Marina de Guerra.

“Después de Caseros, muchos Federales, por convencimiento o instinto de supervivencia-negaron o se arrepintieron de su ‘rosismo’; no el Almirante Brown que fue dado de baja junto a su hijo Eduardo y dio la espalda al triunfo de Urquiza como símbolo silencioso del desdén por la traición sufrida y la derrota de la soberanía de la Confederación Argentina que, hasta el último día y pese a las falsas insinuaciones de los Unitarios liberales, defendió con ardor.

“Seguramente ese triste día de luto para la nación que fue el 3 de Febrero de 1852 nuestro Almirante sabiendo el desfile por las calles de Buenos Aires de los soldados imperiales con sus banderas al viento, les dio la espalda en señal de desprecio, y habrá vuelto a exclamar como el 30 de Julio de 1826 ante sus marinos previo al enfrentamiento contra el brasileño invasor en las playas de Quilmes:

Es preferible irse a pique que rendir el pabellón” (la consigna enviada por el Almirante Guillermo Brown a sus marinos el 30 de julio de 1826, durante el combate naval de Quilmes).

“Bien podría ser la respuesta de Brown a Pereda, si hubieran sido contemporáneos, ante las imputaciones deshonrosas que el masón le infirió.

Pues bien, esto es lo que se enseña en nuestros colegios y universidades. Así es como se va prefabricando una historia y sus personajes alejados de toda su real catadura moral invirtiéndola así como sus comportamientos militares.

Y su actualidad queda demostrada en la permanencia incólume del monumento a Garibaldi que enseñorea la plaza Italia, en lugar de hacer honor allí a Brown (o Bouchard, o Thorne). Como expresándose que el pirata es el mejor representante de Italia a quien nuestra patria debe homenajear. El reino del revés….

 

Finalmente y para estudiantes y profesionales de un grado superior en temas de medicina, sociología, psicología, nos encontramos con el Dr. José María Ramos Mejía ('La Neurosis De Los Hombres Celebres En La Historia Argentina 1878-1882”- Ed. ‘La cultura argentina’ Bs. As.-1915)

 

Un cabal ejemplo de cómo el Unitarismo liberal tras una apariencia de estudio científico lanza una andanada de diatribas sobre el comportamiento psíquico y político de varios de nuestros patriotas más preclaros, acusando a Brown de potencial suicida y depresivo; a Aldao de alcohólico; a los caudillos federales como Estanislao Lopez y a Ramirez asi como a Facundo y otros mas como asesinos sociópatas, degolladores sin conciencia ni piedad. Y sobre todo se explaya largo y tendido sobre la psiquis de Rosas, su educación, su infancia donde no deja yerro por cometer.

Todos estos análisis está basado el autor en que ‘alguien le contó que’ (sic), ‘según le han contado alguien de su confianza’ (resic)  ‘según es comentario conocido’ y así, muy del tipo de imputación Unitaria y que contradice todo tipo de bibliografía documentada al respecto.

Sus fuentes son Rivera Indarte, Andres Lamas, Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento, como principales literatos en los cuales el Dr.Ramos Mejía basa sus análisis y fundamentaciones de los desequilibrios nerviosos, morales, físicos e intelectuales de los prohombres citados en un ‘pastiche’ carente de todo sostén factico.

Si el Dr. Ramos Mejía hubiera sido un médico en la Francia de la Revolución Francesa, en la China de Mao Tse Tung o en el Régimen Soviético seguramente hubiera sido un temerario funcionario que en aras de la investigación científica habría torturado a miles de personas para desentrañar sus ‘patologías’ que los hacían ‘incivilizados’ y no adaptables a la vida en sociedad según su visión científica.

Imagino a los estudiantes de medicina en los últimos años del siglo XIX al tener que estudiar de estos autores la vida psicológica, moral y material de nuestros defensores de la soberanía y, en tal sentido, el odio y desprecio de estos estudiantes por tales personas creyendo a pie juntillas lo que las eminencias medicas pontificaban.

Todo lo mencionado amerita un estudio lo mas analítico posible sobre uno de los hombres ‘estudiados’: Juan Manuel de Rosas.

Pero primero veamos quien era el autor.

Era hijo de un ferviente militar Unitario: el Coronel Matías Ramos Mejía.

Éste ayudó a su primo segundo Juan Galo Lavalle a perseguir a Dorrego y a Rosas en 1839, facilitando el derrocamiento del primero. Cuando el traidor Lavalle huía hacia el norte, acompañó al mismo y a su cuerpo ya fallecido hasta el lugar del entierro.

Matías Ramos Mejía fue uno de los autores y líderes en 1839 de la llamada Revolución del Sur, que con estancieros ayudados por los franceses, se alzó contra el gobierno legal del Brig. Gral. Rosas.

Cuanta batalla hizo Lavalle, Ramos Mejía participó. Estuvo exiliado en Montevideo por tantos intentos de subvertir el orden institucional, fracasando en todos.

Participó en las batallas de Cepeda y Pavón a las órdenes de Mitre y combatió a Hilario Lagos representante de la Confederación Argentina.

Con estos antecedentes de su padre no es difícil imaginar las actitudes del joven José María, tal como dice su prologuista José Ingenieros (pag.18 y sstes) el cual dice que José María era  Unitario de raza, aprendió en el hogar el odio al tirano, que su padre, D. Matías, había combatido: “ Uno de los iniciadores de la Revolución del Sud de la provincia de Buenos Aires, el año 1839. Ayudante de campo del general D. Juan Lavalle durante la campaña contra los ejércitos de Rosas en las provincias de La Rioja, Tucumán y Córdoba, en 1840 y 1841” .

Sigue diciendo Ingenieros: “Ramos Mejía es, entre nosotros, el iniciador de ese género científico: hasta ahora nadie ha superado sus originales aplicaciones de la psiquiatría -al estudio de la historia argentina.

Verdad es que el autor no se detuvo a criticar el valor histórico de las fuentes a que acudió en busca de datos; tomó por verdades probadas las más burdas patrañas de los panfletistas unitarios, repitiendo disparatadas anécdotas inventadas por la imaginación febriciente de algunos proscritos. Sus citas de Rivera Indarte, de Lamas y de otros, parecen hoy recortes de “ crónicas de policía” intercaladas por error en un libro de medicina, escapadas de su destino legítimo: los folletines terroríficos de Eduardo Gutiérrez”.

Bueno, el propio prologuista reconoce que las fuentes no son confiables; que tomó por verdades probadas burdas patrañas repitiendo disparatadas anécdotas de Rivera Indarte, Lamas que parecen más crónicas policiales y folletines terroríficos de Gutiérrez. La honestidad de Ingenieros no podemos dejarla pasar, nobleza obliga y nos adelante lo que luego se verá a lo largo de todo el libro: un cúmulo de absurdas e indemostrables adjetivos calificativos sobre nuestros pro-hombres de la independencia.

 “Sarmiento, que tenía el don de husmear el ingenio de los otros, reconociendo a los miembros de su propia familia, fué de los primeros en escribir sobre las “ Neurosis”. (Vol. XLVI, pág. 293). Honrado corno era, no pudo eximirse de dar a Ramos Mejía un consejo de polemista arrepentido, ya que también su “Facundo” había contribuido a formar la “leyenda” de la tiranía: “ Prevendríamos al joven autor que no reciba como moneda de buena ley todas las acusaciones que se han hecho a Rosas en aquellos tiempos de combate y de lucha por el interés mismo de las doctrinas que explicarían los hechos verdaderos” . Sarmiento sabía muy bien porqué lo decía”.

Eran tan grande las sandeces que el científico proclamaba (y el que seguramente se regodeaba leyendo a Cesare Lombroso -su libro está lleno de conceptos’ lombrosianos’) que hasta el propio Sarmiento seguramente con algun sarcasmo le hizo un ‘parate’ diciendo que no crea todo lo que él ha escrito sobre Rosas en su ‘Facundo’ al que Ramos Mejía toma como citas obligadas en sus análisis. Así se lo señala el propio Ingenieros. Parece que Ramos Mejía no los escuchó.

 “Considera Ramos Mejía que las manifestaciones “espirituales”—por así decir—de la religión dan mayor pasto a la locura que la “materialización” externa del culto. Y llega a esta interesante inducción: ‘ ‘ Pienso que la religión católica paga menos tributo a la locura, desde que se ha hecho más sensorial e idolátrica, desde que ha abandonado el cerebro para llamar a los sentidos, desde que ha dejado de ser tan divinamente espiritual como era en sus comienzos, para hacerse un tanto material y hasta grosera, con las exageraciones crecientes del culto externo.

Ingenieros nos hacer ver que Ramos Mejía hace un análisis de la religión católica y la locura de quienes la profesan diciendo que desde que el catolicismo ha dejado de ser espiritual para hacerse mas material ‘rinde menos tributo a la locura’ (sic). O sea, al buen entendedor ‘catolicismo = locura’.

En esa lucha memorable de la civilización y la barbarie, se ve la resistencia de un régimen contra otro régimen en formación; las diferencias psicológicas pertenecen a la superestructura del organismo social y dependen de las instituciones de orden material que le sirven de base, de la misma manera que las funciones psicológicas del individuo dependen de las condiciones materiales de su organismo.

Este párrafo citado nos hace ver Ingenieros un lenguaje de claro tinte marxista (‘resistencia de un régimen contra otro’; ‘superestructura del organismo social’; ‘las funciones psicológicas del individuo dependen de las condiciones materiales de su organismo’ nos dice claramente una idea marxista, materialista, como también establece el pensamiento liberal, donde es evidente una vez mas que ambos materialismos se dan la mano. Para Marx, la superestructura define todos los órganos e instituciones de una sociedad que, con ciertas ideologías y políticas, marcan las ideas que sigue una sociedad. Este concepto está directamente relacionado con el de infraestructura, el cual Marx define como la base de la sociedad. Esa lucha, para ingenieros en ese tiempo, se daba entre Civilización y la Barbarie y la resistencia de un régimen contra otro..

Adviértase que estoy lejos de negar los procedimientos salvajes usados por Rosas contra sus adversarios, aun sabiendo que éstos no -desdeñaron recurrir a procedimientos análogos. Y reitero mi comunidad de ideas y de ideales con la selecta minoría “argentina” que Rosas proscribió del país “colonial” .

La corriente “ argentina”, que nace en Moreno y culmina en Rivadavia, fue resistida por la corriente “ colonial” que asoma en Saavedra y triunfa en Rosas.

Al renunciar Rivadavia, el espíritu público tomó contacto con la realidad: las ideas coloniales y los intereses conservadores tenían demasiado arraigo en todo el país, -exceptuando la minoría innovadora y liberal que comprendía la “argentinidad”, tal como la habían pensado los morenistas de 1810. Rivadavia era el ensueño; Rosas fue la realidad nacional.

Ingenieros no niega los procedimientos salvajes de los Unitarios que-según él- fueron iguales a los de Rosas pero aún así Ingenieros reconoce su comunidad de ideas con ‘la selecta minoría’ (sic) que él llama ‘argentina’ frente a una mayoría ‘colonial’. La ‘argentinidad’ era una ‘minoría innovadora y liberal’  frente a las ‘ideas coloniales’ que tenían ‘demasiado arraigo en todo el país’.

Es decir que Ingenieros se arroga para su minoría, la ‘argentinidad’ frente a una mayoría que tenía ‘ideas coloniales’ y que por lo tanto, en concepto de Ingenieros, no era argentina. En realidad debe leerse así su pensamiento que queda patentizado de tal manera: las ideas ‘coloniales’ querían decir ‘hispano-católicas’ y eran mayoría, frente a una minoría innovadora y liberal que era afrancesada y anglófila y que era la ‘Argentina’.

Tan es asi que el propio Ingenieros reconoce que las fuentes psiquiátricas de Ramos Mejía son francesas (véase la bibliografía de su libro) y las argentinas eran las de su idolatrado Vicente F. López, Sarmiento, Alberdi, Moreno, Rivadavia, Echeverría, que –no por casualidad también eran alumnos obedientes de la cultura y sociedad francesa. Para Ramos Mejía todo quedaba en familia, todos sus caminos ‘argentinos’ llevaban a Francia.

“Su evolución intelectual revela influencias homogéneas. En las “Neurosis” sus fuentes psiquiátricas son francesas y el mayor influjo corresponde a Moreau de Tours; sus fuentes filosóficas remontan a Comte, Darivin y Speneer; sus fuentes históricas argentinas son Y. F. López y Sarmiento.

Ramos Mejía — como los otros pensadores argentinos — fue un autodidacta. Aprendió en las mismas fuentes europeas que llegaron a conocer Alberdi y Sarmiento, y en las que se inspiró toda la “generación del ochenta” . El único hombre que podríamos llamar su maestro — por la influencia personal más bien que por la dirección de sus estudios — fue D. Vicente Fidel López. Tenía por Moreno, Rivadavia y Echeverría, verdadero culto”.

 

Ahora es momento de transcribir algunos párrafos delirantes de Ramos Mejía absolutamente faltos de base cierta siendo más unas bravuconadas de barricadas –como lo atestigua el propio Ingenieros-  más propias de un funcionario carcelario del Soviet que un libro científico serio.

Veamos solo algunos párrafos sobre Rosas (igualmente se refiere el autor a los caudillos Quiroga, Oribe, Estanislao López, asesinos sociópatas, el Alte. Brown melancólico y suicida, Artigas alcohólico, el fraile Aldao, también alcohólico. No se sorprenda el lector de éstas y otros embustes).

Téngase en cuenta, lamentablemente, que este ha sido un libro de estudio para los estudiantes de medicina que lo deben haber tomado como palabras sagradas indubitables por parte de Ramos Mejía.

Asi se ha ido tejiendo una descripción de una época y una sociedad producto –adrede, eso si- de una bien pensada y aceitada política de vaciamiento cultural y mistificación de nuestras historia para la toma y el mantenimiento ‘’in aeternum’ del poder en forma absolutista y tiránica (esto significa, sin el apoyo expreso o tácito del pueblo criollo).

Ramos Mejía en su libro pseudo-científico dice (pags.127 y sstes) “ la Mazorca en sus depredaciones interminables, que ponía en movimiento el cuchillo del Fraile Aldao, la lanza de Facundo, la pluma de Juan Manuel Rosas en sus veladas homicidas tan largas” (Extraído del ‘Facundo’ de Domingo F. Sarmiento )

“… el elemento semibárbaro se había sobrepuesto en el interior a la influencia de los hombres de ‘principios’ (extraído del libro de Bartolomé Mitre, ‘Historia de Belgrano’’, Tom  II)

Aquí vemos que por empezar Ramos Mejía habla, como se dice coloquialmente, por ‘boca de ganso’, puesto que su análisis supuestamente científico se basa en lo dicho por Sarmiento y Mitre, ambos sujetos muy poco creíbles, bastante poco objetivos y nada científicos como confiesa aún el propio Sarmiento a Ramos Mejía y que Ramos Mejía parece obviar.

Además, como siempre para los Unitarios las poblaciones del interior eran ‘bárbaros’ y ellos, los auto designados representantes de todo lo nacional eran, no argentinos –según ellos- sino ‘hombres de principios’, una abstracción que no dice nada, a no ser que se entienda por ‘principios’ los absolutistas, jacobinos de la cultura francesa y de la economía inglesa.

Dice de su propia boca Ramos Mejía: “Estas invasiones de los montoneros, de una provincia a otra, eran casi constantes y a su paso iban dejando un rastro de sangre, degollando y saqueando poblaciones enteras, como lo efectuó la división de López en su retirada, producida por la aproximación del General Arenales, que al frente de 300 hombres disciplinados, corrió a batirlo. Retiráronse asolando al país por ambas márgenes del Tercero, desde la Herradura hasta la Esquina, saqueando ciudades, robando mujeres y esparciendo el terror por todas partes.

“Eran verdaderas irrupciones de bárbaros desbordados sobre las ciudades indefensas, las que hacían estos hombres ensoberbecidos con la prepotencia que la desorganización política del país les había dado. Durante el “año veinte”, López y Ramírez entran a Buenos Aires con sus escoltas de salvajes cuyo aspecto agreste imponía a las poblaciones, y atan sus caballos en las rejas de la pirámide de Mayo. Ese ‘año veinte’ puede considerarse, en muestra historia, corno un verdadero acceso de exaltación maníaca general, rabiosa y desordenada, como el momento supremo en que una crisis agudísima y brutal rompe en todos los cerebros ese equilibrio benéfico que constituye la razón”.

En este extenso párrafo puede verse un demagogo de barricada, lejos de cualquier análisis documentado y supuestamente científico con una sarta interminable de acusaciones tan alejada de la realidad como cercana al estudio obligado de los estudiantes de medicina o psicología que bebían de las palabras del ‘maestro’ tomando sus palabras como sagradas e indiscutibles.

Por empezar los llamados ‘bárbaros’ no invadían las provincias pues de allí provenían, de sus pueblos de donde eran originarios y donde eran queridos por sus habitantes. Pueblos invadidos por las huestes porteñas Unitarias con el objetivo designado por Mitre y Sarmiento de arrasar con todo lo nativo.

Asi que estos caudillos difícilmente dejaban rastros de sangre cuando era al revés: quienes dejaban rastros de sangre –y a montones- eran los esbirros invasores como Paunero, Sandes, Arredondo que, mandados por Mitre y Sarmiento ahogaban en sangre a los gauchos, como pedía Sarmiento, siendo ellos junto a Lamadrid, Paz, Lavalle quienes saqueaban poblaciones enteras, fusilando y degollando a mansalva cuanto inocente se les cruzaba imponiendo sus ‘principios’ mediante el terror, aun en mujeres y niños, como es el caso de la madre anciana de Facundo Quiroga que fue obligada a arrastrarse por las calle con cadenas en los pies y manos.

También otra mistificación histórica que hoy ya nadie cree pero cuando fue escrito este libro por Ramos Mejía -1879- era dogma indiscutible, el hecho de la venida de Ramírez y Estanislao López a Buenos Aires dejando atados sus caballos en la pirámide de Mayo. Nada de lo que aconteció fue lo que relata Ramos Mejía: estos dos caudillos y su gente se comportaron bien y manteniendo el respeto de las personas y bienes de la ciudad como ya es hoy conocido, tan lejos de las ‘exaltaciones maniacas, rabiosa y desordenada’ que menciona el Dr. Ramos Mejía que en sus declaraciones se alejaba más y más de cualquier atisbo de ciencia médica para sumergirse en el más ramplón odio adjetivado contra los Federales que intentaban mantener unida a las Provincias Unidas frente al intento fragmentador de los Unitarios.

Cuando Ramos Mejía se refiere a Juan Manuel de Rosas, lo pone bajo un microscopio político similar a lo hecho por las ‘checas’ soviéticas o los políticos comunistas de Mao-Tse-Tung que bajo el manto de un supuesto estudio psiquiátrico de sus enemigos daban las razones de fusilamiento, encarcelamiento y tortura de millones de compatriotas lavándoles el cerebro o intentando ello como bien documenta Alexander Solzhenitsynen en los ‘gulags’ soviéticos.

Véase sino como Ramos Mejía se expresa del Restaurador: “Las perturbaciones del carácter bien podían atribuirse a causa de otro orden, a los disgustos domésticos, al tedio, a la tristeza, etc., y entonces la razón de este desconocimiento es perfectamente atendible. La etiología es fácil, en mi concepto. Quiroga, Artigas, Manuel Oribe y Aldao, con las exaltaciones del alcoholismo crónico de este último, están ahí para explicarlas”.

Nunca fue triste ni tuvo tedio alguno Rosas. No tuvo tiempo de ello. Los disgustos no eran domésticos sino producto de, justamente, las traiciones a la patria de aquellos a quienes Ramos Mejía llama ‘hombres de principios’ que durante décadas mancillaron el territorio nacional y su bandera aliándose al enemigo francés, inglés y –cuando ello no alcanzó- a los brasileños.

Las supuestas causas eran explicables fácilmente, según el autor: Quiroga, Artigas, Oribe, Aldao eran asi porque eran…..borrachos. Y se acabó todo análisis. Además contra esas imputaciones sin sostén documental alguno se demuestra lo político de Ramos Mejía sin contacto alguno con lo científico.

Primero que ello no era cierto. Tanto Rosas como los nombrados tenían un criterio uniforme en el sentido que prohibían a sus hombres todo tipo de desbande, robos, mal comportamiento cuando llegaban a un pueblo conduciéndose correctamente bajo pena de ser ellos sancionados severamente si se actuaban impropiamente.

Rosas fue el primero de mantener una disciplina sumamente estricta y orden espartano para la época tan distinta a las tropas Unitarias cuyas invasiones eran seguidas por un desenfrenado torbellino de odio, robos, violaciones estando las tropas permanentemente alcoholizadas ante la imposibilidad de ser controladas por sus jefes como lo han reconocido éstos en muchos informes escritos.

Sigue Ramos Mejía con su estudio ‘científico’ (sic) de los caudillos y para ello continúa basándose en los panfletos políticos del sanjuanino Sarmiento. Mire el lector que Sarmiento le advirtió al apresurado y ya mayor médico que mucho de lo que escribió en el ‘Facundo’ era falso y con intenciones solo políticas. Pero Ramos Mejía no escarmentó haciendo oídos sordos a lo advertido por lo bajo por Sarmiento, escribiendo lo que sigue extrayéndolo del ‘Facundo’:

Durante la permanencia de Facundo Quiroga en Tucumán, el terror se apodera de la población de una manera pavorosa. Quiroga azota por su propia mano á los miembros de las principales familias, fusila algunos y saca al pueblo contribuciones ingentes para cubrir sus deudas de tahúr. Facundo se presenta un día en una casa y pregunta por la señora a un grupo de chiquillos que juegan á las nueces; el más vivaracho contestó que no estaba. — Díle que he estado aquí, responde. —¿Y quién es Vd?—Soy Facundo Quiroga.............. El niño cae redondo, y sólo el año “pasado” (es decir, dos años después), ha empezado á dar indicios de recobrar un poco la razón; los otros echan a correr llorando a gritos; uno se sube a un árbol, otro salta unas tapias y se dá un terrible golpe”.

Nuevamente y no es ocioso repetir, ningún terror se apoderaba del pueblo frente a Quiroga que lejos estaba de fusilar a diestra y siniestra como fabula Sarmiento y ‘compra’ a pie juntillas Ramos Mejía, sino que era seguido por su pueblo, como lo fue Artigas. Lo del niño que luego de ver a Quiroga se desmaya de terror y pierde la razón, es digno de una telenovela actual o de una obra de teatro del ‘grotesco’ argentino. Además, indemostrable; mas para un supuesto médico que dice escribir científicamente.

Seguimos insistiendo que todo este material era estudiado muy seriamente por los alumnos universitarios que seguían a Ramos Mejía creyendo a pie juntillas lo que este ariete del pensamiento Unitario proclamaba sin aceptarse ninguna objeción bajo pena de ser excomulgado del mundo científico y literario y de la sociedad porteña que requería seguir manteniendo la falacia de la ‘organización nacional’, de la ‘tiranía sanguinaria’ de Rosas y de la ‘barbarie’ Federal.

Pero, no solo los caudillos caían bajo la mirada incontrolada de autor que se cita.

Ramos Mejía también denostaba ‘científicamente’ al gallardo marino patriota el Alte. Brown (que también era General pues no solo fue marino sino también soldado)

Dice muy circunspecto  Ramos Mejía: “El  General Brown estaba afectado de una “melancolía” en la que. El delirio de las persecuciones se destacaba con bastante claridad. Tuvo un pariente consanguíneo afectado de enajenación mental y él, llevado de impulsiones suicidas, arrojóse de una azotea fracturándose una pierna. Creemos, aunque no tenemos seguridad alguna, que murió de una hemorragia cerebral”.

Muy típico del Unitarismo soltar sin fundamento diatribas contra personas fundándolas en el ‘dicen que dicen’ o ‘alguien ha dicho’, etc. En este caso sobre Brown acusándolo de tener mentalidad suicida, intentándolo algunas veces. Es típico del Unitario: se lanza una serie de imputaciones sobre el honor y el equilibrio emocional de un personaje de nuestra historia para, al final, decir que, bueno, no se tiene una seguridad completa sobre lo dicho. Ya es tarde, los lectores se quedarán con lo dicho primeramente dejando de lado la aclaración final.

Lo insinuado sobre Rosas al principio por parte de Ramos Mejía, es en el Capítulo III (la ‘Neurosis de Rosas’) donde se desboca en un lenguaje de falsedades solo posible en el imaginario de un formal Doctor en medicina que sacando lo más rastrero de las teorías de Lombroso, ensucia la moral, la ética, el tesón patriótico del Restaurador, escondiendo su imputaciones en un lenguaje que a medida que va refiriéndose a Rosas se va volviendo un conglomerado de adjetivos calificativos huérfano de todo criterio científico, médico, psicológico, que solo cabe en una alma mefistofélica al que la sociedad de aquel momento, comprometida con los intereses extranjeros, le abre las puertas para que pueda cometer las imputaciones que se asemejan más a improperios desencajados bajo el manto de un supuesto análisis psicológico del ‘tirano’. (sic).

Analicemos varios de los párrafos, en los cuales analiza a Rosas.

“…Esto sucede a menudo con las perversiones enfermizas de que habla el autor antes citado, con las degeneraciones que debilitan el ser moral, aniquilando el equilibrio de. sus facultades y paralizando toda reacción de la voluntad contra los -arranques de las pasiones, contra la fuerza de esa diátesis moral, temible, que casi fatalmente conduce al crimen y para la cual no hay remedio en todas las terapéuticas del mundo. Estas organizaciones caprichosas encuentran en el crimen verdaderos goces, una satisfacción particular -en el sacrificio inútil de un semejante, un placer inefable en el tormento lento, pausado, en que se bebe la muerte a intervalos crueles, a la manera que lo hacía Rosas”.

“Si en la manía homicida el paciente sufre un eclipse pasajero del sentido moral, en aquélla es permanente, porque procede de una atrofia incurable y congénita de todos los sentimientos que guarda el alma humana en su regazo. Tal es lo que llama Prichart la “ locura moral” . Esta es la locura de Rosas y tal vez de Oribe: es esa forma de enajenación mental que se entrelaza con el vicio y con el crimen, y que, después de haber sido por mucho tiempo objeto de largas controversias, ha quedado incluida en el cuadro nosológico de la enajenación”.

“La locura moral la constituyen esas perturbaciones del espíritu, sin delirio, sin ilusiones, sin alucinaciones, y cuyos síntomas— que, según Maudsley, consisten principalmente en una perversión completa de las facultades afectivas, de las inclinaciones, sentimientos, costumbres, y de la conducta misma—se han observado de una manera tan clara y tan sensible en Juan M. Rosas, cuya vida afectiva se manifiesta profundamente alterada desde sus primeros años. Todos los que la sufren viven en una incapacidad completa para sentir; sus tendencias, los deseos que los dominan, llevan un sello de repugnante egoísmo. Tienen una insensibilidad moral aterradora, y su inteligencia, a menudo vivaz, si bien no se manifiesta sensiblemente perturbada, está casi siempre viciada por los sentimientos mórbidos, bajo la influencia de los cuales piensan y obran. Rosas mostraba hasta esa sutileza extraordinaria tan propia de los hombres que se encuentran en este caso y que se manifiesta en las excusas y justificaciones que dan a su conducta atrabiliaria, exagerando ciertas cosas, aparentando ignorar otras y dando al conjunto de sus acciones un colorido engañoso que los hace aparecer como víctimas de falsos informes o de juicios erróneos”.

“Ya veremos en el curso de este capítulo, cómo, escudriñando la genealogía del Tirano, encontramos ejemplos sino de afecciones mentales, por lo menos de enfermedades nerviosas. Estos locos, que resumen en sí todos los caracteres enfermizos 'de su raza y que desde su más temprana edad son una plaga social por sus instintos perversos, sus sentimientos depravados, sus deseos violentos e incoercibles”,

“Toda esa fuerza mórbida que, diremos así, se distrae en estos defectos del cuerpo, estaba tenazmente concentrada en su espíritu, determinando esas profundas y gravísimas perturbaciones afectivas, que hacen de él el más acabado tipo de la locura moral”.

Ramos Mejía imputa y en un apretado primer resumen, asi sin medias tintas, a Rosas de ser un pervertido enfermizo, un degenerado moral, poseedor de una locura moral, un desequilibrado en sus facultades que lo lleva al crimen y para lo cual no hay remedio. Rosas goza con el crimen, siente placer en el tormento lento hacia sus enemigos, era un maníaco homicida, sin sentido moral (al igual que Oribe, dice Ramos Mejía-englobemos a todos, si se puede), un enajenado mental, conlleva una perversión completa de sus facultades afectivas pues su vida afectiva se vio alterada en su niñez (¿?¡!), un repugnante egoísmo, una insensibilidad moral aterradora, sentimientos siempre mórbidos.

Además ‘escudriña’ en la genealogía del Tirano (sic) cuasi-enfermedades mentales (bueno, no tanto) o enfermedades nerviosas (esto, si), instintos perversos, sentimientos depravados, deseos violentos e incoercibles…’Estos locos que resumen en sí todos los caracteres enfermizos 'de su raza ‘.

Este es el punto donde el autor muestra su hilacha y es la causa real de todo el dislate que declama: EL ODIO LARVADO A LA RAZA ESPAÑOLA, como lo han hecho todos los Unitarios afrancesados y anglófilos.

Acá queda en evidencia el porqué de tanta mentira, de tanta falsedad, de tanta hipocresía. Ramos Mejía muestra sin quererlo en la apoteosis descontrolada y tumultuosa de sus diatribas de barricada, la esencia de su amoralidad. Todo se circunscribe a atacar a aquellos en lo que tienen de auténticamente nacional: la tradición hispano-católica, que los masones no toleran como no toleran los murciélagos la luz del dia.

Ramos Mejía era miembro integrante de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones (como los mencionados José Ingenieros que prologa sul libro, Miguel Cané,)

No satisfecho con este despliegue de calificativos mendaces, sigue declamando sin prisa y sin pausa este ‘científico’ (aunque todavía no nos ha ilustrado las pruebas de sus asertos, por lo que el mote de ‘científico’ le queda grande).

Respire el estimado lector. Hay más de toda esta parafernalia cientificista y aborreciblemente falaz.

Tan falaz es lo que referido por Ramos Mejía que no tiene mejor sostén científico, valga la ironía, que las páginas de Sarmiento, de Rivera Indarte, y del mas grande ‘cipayo’ que pudo haber tenido la Banda Oriental, empleado exclusivo del Brasil: Andrés Lamas, oprobioso nombre y hombre que supo entregar el 50% del territorio Oriental a lo que hoy es el sur del Brasil, por honores y dinero, como un verdadero Judas del Plata, junto a Melchor Pacheco y Obes, Julio Pacheco y Obes y otros más de la misma familia.

Sigue Ramos Mejía sobre Rosas, más de lo mismo: “Hay entre su organización y la de los demás hombres un abismo profundo abierto por esa falta completa de sentimientos, por esa tenaz persistencia en el crimen y por la ausencia absoluta del remordimiento. Los grandes neurópatas como Rosas, en cuya contextura espiritual existe una atrofia tan extraordinaria del sentido moral, constituyen todas esas anomalías que son en el orden psíquico lo que las monstruosidades de la organización del cuerpo en el orden físico. Vienen al mundo con el germen de su locura, de esta locura temible que busca el placer en las emociones intensísimas del crimen, que arranca al corazón fibra por fibra y que en cada gota de sangre. que vierten, encuentran una fuente inagotable de gratas emociones. Agotada en sus últimos límites la sensibilidad moral, por los arranques de una perversidad violenta y activa, se manifiesta una sed insaciable que engendra esos deseos ¡de muerte, y buscan con avidez las ocasiones propicias de satisfacerla. Son naturalezas nacidas para el crimen, organizadas para vivir y desarrollarse en ese medio homicida en el cual perecen asfixiados los espíritus en quienes la presencia constante y saludable de la razón moral, impide la formación de los impulsos que encuadran el alma formidable de los grandes criminales. Rosas cedía sin repugnancia a sus más perversas inspiraciones y, arrebatado por esa fibra enfermiza que lo animaba desde su infancia, mataba con desesperante tranquilidad y como si verificara el acto más natural de la vida ordinaria. Esta frialdad aterradora que acompaña siempre a todos sus actos forma el rastro más prominente de la “locura moral”, causa única en él de esa cínica insensibilidad que lo llevaba hasta burlarse de sus víctimas una vez cometido el delito”.

“No existiendo en su conciencia ni el vestigio de un cruel remordimiento, sus deseos homicidas estaban siempre en libre y perpetua efervescencia, porque en su cerebro había muerto todo lo que podía resistir con éxito a la fuerza temible de sus inclinaciones. La lucidez indiscutible de su inteligencia inculta aunque vivaz, empleada en la satisfacción exclusiva de sus designios, era tanto más peligrosa cuanto mayor fuera su desarrollo, porque todos ellos, en halago de sus instintos, la utilizan en el único propósito de formular proyectos criminales y en idear los medios de darles cima”.

Asi, Rosas es un ser humano–eso no lo ha negado el autor, aunque casi casi…-

Con una falta completa de sentimientos, persistente en el crimen, falta absoluta de remordimientos, neurópata, atrofia del sentido de la moralidad, un monstruo por su psiquis, un loco temible desde el nacimiento que siente placer en el crimen, perverso violento y activo, con una sed insaciable de muerte, tiene una naturaleza  nacida para el crimen, mataba con desesperante tranquilidad como algo natural, poseía una ‘locura moral’ que lo llevaba a burlarse cínicamente de sus víctimas, sin remordimientos, siempre con deseos homicidas, su única función era formular proyectos criminales.

Y, como corolario del párrafo, el autor demuestra no solo su mala fé sino su ignorancia y derrapa definitivamente en el absurdo de decir que Rosas era ‘inculto’. Donde ya es por todos sabidos, sean Unitarios, Federales y extranjeros que justamente Rosas era un gran lector de autores ingleses, franceses, latinos, griegos y españoles como lo certifican quienes lo visitaron en Southampton.

“Rosas, en su niñez, mostraba ya en gestación activa todo este cúmulo de extravagancias morales, que después han acentuado tanto su fisonomía. Se refiere que inventaba tormentos para martirizar a los animales y que sus juegos en esta edad de la vida en que ni el más leve sentimiento inhumano agita el alma adolescente, consistían ¡en quitarle la piel a un perro vivo y hacerle morir lentamente, sumergir en un barril de alquitrán a un gato y prenderle fuego, o arrancar los ojos a las aves y reír de satisfacción al verlas estrellarse contra los muros de su casa. Ese cuerpo tan artísticamente formado y macizo, se desarrollaba exuberante en la vida saludable de la campaña, y con él, esos instintos de ferocidad que forman la masa de su alma y que en veinte años de crímenes diarios eran todavía insaciables”.

 “Conociendo los padres sus instintos perversos, su carácter rebelde y atrevido, colocáronlo de mozo de tienda bajo la dirección inflexible de un señor D. Ildefonso Passo, quien le dio algunas lecciones de escritura, conservándolo a su lado hasta el día en que huyó. Allí cometía toda clase de extravagancias y “diabluras” : […] Cuentan que, un día, habiendo malgastado un dinero, su padre lo llamó para reprenderlo. Rosas lo escuchaba silencioso, con la fisonomía contraída por la rabia. Permanecía inmóvil y de pie, mientras el anciano le hacía severos reproches por su vida licenciosa y desordenada.”.

“Su adolescencia ha sido un continuo desorden y la conducta posterior no ha hecho sino acentuar más los contornos de su carácter, completando con nuevos rasgos la fisonomía especial de su alma, la más curiosa de la teratología moral. Lastimar a sus peones dándoles argollazos en la cabeza o haciéndolos golpear con animales bravíos, echar excrementos en la comida de la pobre gente que sentaba a su mesa, incendiar las parvas de trigo para gozar con los estragos del fuego; tales eran los entretenimientos de su niñez, la niñez típica y brutal de los que llevan eternamente en su cerebro enfermo los síntomas inequívocos de la “locura moral”.

Para el autor la psicopatía, el afán criminal, venía de la infancia y ello se notaba, según la eminencia de Ramos Mejía, no solo por su psiquis sino por su fisonomía (Lombroso nuevamente presente). Según el biógrafo a Rosas le gustaba de martirizar animales en forma inhumana finalizando el párrafo indicando –no se sabe en base a qué prueba- que Rosas cometía crímenes diarios durante 20 años y aún asi era insaciable.

Lo único insaciable en este libro de estudio para los estudiantes de medicina y sociología, como ya se dijo, era el ansia de odio subyacente en el alma de este médico que tras una imagen formal y seria escondía un abanico de mentiras elevadas al paroxismo desatado de su alma o bien cínica o bien ignorante o a ambas causas en conjunto.

Justamente otro dislate de Ramos Mejía al declarar muy suelto de cuerpo y sin ningún asidero que Rosas de joven era extravagante, que malgastaba el dinero de su padre que lo acusaba de llevar una vida licenciosa y desordenada. Que Rosas maltrataba a sus peones y que todo eso era porque Rosas tenía ‘síntomas inequívocos de una locura moral’ (sic).

Todo lo contrario fue Rosas. Fue un joven que prontamente y en forma responsable y seria junto a sus primos puso saladeros y comercio del ganado, ganando fama de ser sumamente metódico, honesto en el manejo del dinero con una madurez que condecía con su edad. Su vida, siendo tan joven, estaba alejada de toda licencia y desorden.

El trato a sus peones a lo largo de su vida era estricto pero justo siendo él mismo el primero en obedecer sus propias reglas de trabajo y en el caso de no cumplirlas obligaba a sus peones a que lo castigaran con latigazos para no volver a olvidar sus deberes. Era amado y respetado por sus subordinados que lo siguieron fielmente y por propia voluntad a lo largo de su vida.

Lo que nos deja que las erróneas apreciaciones de Ramos Mejía, ‘ìn totum’ son muestra cabal o de mala fe o de ignorancia sobre todo teniendo en cuenta que no puede basarse la descripción de personajes históricos  en diatribas literarias como las de Sarmiento y Rivera Indarte que con sus ya conocidas ‘Tablas de Sangre’ ya históricamente conocidas por falsas no presenta una base creíble a todas sus afirmaciones que nacen de su resentimiento contra Rosas habiendo sido un furibundo Federal cuando le convenía para luego acusarlo, por dinero como siempre, de los peores asesinatos.

Ramos Mejía, fiel al método Unitario que consistía en decir que alguien dijo pero que dejaba huérfano de sostén factico a lo que desparramaba en sus libelos, continuaba diciendo elevando hasta el paroxismo el supuesto estudio psíquico-físico de Rosas con un supuesto rigor científico que brilla por su ausencia a lo largo de todo su relato. Veamos.

“Para Rosas el crimen era una especie de emuntorio, algo como una válvula que daba escape a las fuerzas patológicas que' lo dominaban; hubiérase manifestado el delirio, la epilepsia, la corea o cualquiera otra afección nerviosa, si no hubiese cometido el crimen que aliviaba su cerebro de un peso enorme, como sucede en muchos de ellos, que por la circunstancia de ser criminales es que no se vuelven locos, según lo observa el autor ya citado. Todos los síntomas que revela en el curso de su vida, concuerdan perfectamente con el cuadro que los autores describen de la locura moral.

“En ciertos momentos, los extraños deseos que tanto lo conmovían presentaban una forma extravagante pero típica y feroz. Había, a veces, algo como un delirio moral inclasificable, diabólico, como cuando mandaba degollar a los prisioneros indefensos al compás de una “ media caña” o de un “ cielito federal” ; cuando paseaba por las calles de la ciudad las cabezas humanas en carros, cuyos conductores anunciaban con gritos destemplados la venta de duraznos”.

“Por eso vivió constantemente tramando el asesinato y buscando en las sombras de su alma tiberiana las inspiraciones del crimen para, inventar el tormento del “serrucho”, el degüello a “cuchillo mellado”, la muerte angustiosa a son de músicas diabólicas o de tambores destemplados. Vivió bajo la presión maligna de estas tentaciones homicidas, arrastrado por las actividades anómalas de su cerebro, dominado por ese estado enfermizo, extraordinario, en que se mantuvo tantos años volteando cabezas y haciendo abofetear mujeres”.

“No hay duda, pues, que estas efervescencias malignas responden a estados patológicos perfectamente caracterizados, y estudiando su temperamento y su historia clínica puede descubrirse al viras vesánico manifestándose en otra época bajo la forma probable de una “epilepsia larvada”

“A pesar de la duración efímera y de su casi instantaneidad, el vértigo conduce con igual rapidez que el acceso incompleto y el ataque convulsivo, a las manifestaciones psíquicas anormales, a las impulsiones peligrosas y a la verificación de todos esos actos insólitos y reprensibles que cometía Rosas tan frecuentemente”.

“La idea de una perturbación determinada por el mismo mecanismo, no puede ser más evidente en Rosas. Al cesar sus ataques nerviosos o sus vértigos, la locura moral enardecióse, o mejor dicho estalló, por una repercusión violenta sobre sus órganos sensitivos. Y esto es tanto más evidente, por cuanto esas repercusiones son más frecuentes cuando se presentan más leves en apariencia los síntomas epilépticos. La “locura moral”, sea por repercusión ó idiopática, está ahí manifestándose en todos los actos de su tumultuosa existencia”.

“No hay nada en su larga vida que marque el rastro de un sentimiento elevado, el destello de una afección siquiera rudimentaria, de esas que han brillado aunque momentáneamente hasta en el alma bravía de Cómodo y de Facundo. ¿En qué momento de su vida se vislumbra un rayo que ilumine esa tiniebla eterna, un relámpago de sus afecciones paternales, de su amor filial o fraternal? j Cuándo ha cesado su egoísmo epiléptico de animar la fibra flácida e inerte de su corazón?2

Ahora sí, como puede leerse en los párrafos que anteceden, Ramos Mejía se desata en una espiral calumniosa sin fin de adjetivos inacabables haciendo una especia de exposición antropológica de Rosas, de su psiquis, sus emociones animales, sociopáticas, intentando dar un marco de seriedad y profundidad a lo que en realidad era la nada misma, sin sustancia, sin solidez académica alguna, sin sostén indubitable que pruebe alguna de sus pontificaciones espurias.

Rosas tenía fuerzas patológicas que lo dominaban, sea lo que ello quisiera significar, creando el autor un misterio en derredor el personaje.

Rosas disfrutaba de matar gente y animales; era un ‘loco moral’, haciéndose presente nuevamente Lombroso que decía que el ‘Loco Moral’ era una persona que tenía un estado psicopatológico que le impide o perturbaba la normal valoración de la conducta desde el punto de vista moral, pero dejando subsistente la capacidad cognoscitiva y volitiva. Para Lombroso el Loco Moral es un delincuente y que como tal que se ha quedado en un estadio primitivo, involucionando a medida que pasa el tiempo. Y Rosas era todo eso, según pudo constatar –no se sabe cómo,- nuestra eminencia médica..

Rosas, según Ramos Mejía, al volverse un criminal evitaba volverse loco (sic). Tenía delirios diabólicos (sic) como cuando –según el autor- Rosas paseaba por las calles e la ciudad con las cabezas humanas en carros. Torturaba a la gente al son de músicas diabólicas o tambores. Tenía tentaciones homicidas con un cerebro dominado por ese estado enfermizo, volteando cabezas y haciendo abofetear mujeres (sic).

No hay duda –dice Ramos Mejía- que Rosas tenía efervescencias malignas que responden a estado patológicos perfectamente caracterizados (¿?) y que seguramente eran epilepsias larvadas (¿?). Que tenía manifestaciones psíquicas anormales, impulsos peligrosos con perturbaciones nerviosas y que se enardecía con una peligrosa ‘locura moral’.

Es interesante estimado lector poder entender que sucedió con Rosas que cuando se va a Inglaterra y vive 25 años allí, curiosamente nada de esto surgió en su vida diaria. Y uno se pregunta ¿cómo es que ha sido asi?

Hoy esto mueve a risa y a desprecio semejante fábula. Este sujeto supuestamente científico renombrado hoy no hubiera pasado un test psicológico primario y seguramente estaría bajo tratamiento psiquiátrico.

Pero en aquellos tiempos (el libro fue escrito en 1878) siendo profesor catedrático de la Universidad sus comentarios eran tomados seriamente por aquellos que necesitaban que el Federalismo y sus caudillos fueran considerados ‘locos’, ‘asesinos’, ‘borrachos’, etc con el objeto de ahondar más y más la historia falsificada que se nos ha enseñado en nuestros colegios y universidades.

La ‘Leyenda Negra’ con libros como el presente enriquecía el mito de la ‘barbarie’ y no importaba si lo que se decía era un disparate descomunal que obligara, mínimamente, a una duda o si era creíble. El objetivo de sumisión ideológica y política quedaba instalado, acentuado y solidificado con las reflexiones y de esos esperpentos supuestamente científicos que hoy serían considerados risibles.

No queda claro si Ramos Mejía realmente creía lo que decía o era consciente de los dislates bajo una apariencia de rigor científico. Los propios Unitarios como Sarmiento y otros tantos sabían que Rosas no era asi pero convenía a sus luchas políticas por el poder que se pensase eso. Y Ramos Mejía era un buen instrumento para ese logro.

Habíamos comentado que Ramos Mejía se nutría en sus estrafalarias sentencias sobre Rosas y otros Federales –y con carácter transitivo la patria que ellos supieron representar- en personajes mediocres, ladrones, obsecuentes como Rivera Indarte. Cobarde si los hubo.

En un pasaje de su libro dice Ramos Mejía citando al que antecede: “Bajo el amparo de su mano, dice Rivera Indarte, se ha arrancado la piel de los cadáveres insepultos y se han hecho maneas y bozales para su uso; se ha “comido la carne humana” y se ha castigado con la muerte al que se atrevía a echar un puñado de tierra sobre un cadáver abandonado “

Rivera Indarte (‘Rosas y sus opositores’).se remonta a una ciencia ficción que en su momento y estando con todas las riendas en el poder los Unitarios fue considerado una verdad irrefutable: Rosas arrancaba la piel de los cadáveres haciendo sogas con ellas; se comía la carne humana de los adversarios y no mandaba a matar a quien quisiera enterrar a un cadáver abandonado.

Lo curioso es que un supuesto erudito como Ramos Mejía, sin pasiones supuestas que lo dominaran al escribir este texto de estudio  transcribiera como ciertas estas absurdas y dolosas imputaciones a quien estaba tan lejos de lo señalado que, no contento el autor como darlas por ciento, agregaba de su propia cosecha:

Tenía días terribles, épocas como el “año cuarenta”, en que las matanzas eran diarias y acompañadas de circunstancias terribles. Sin causas aparentes, sin cambios políticos, sin batallas perdidas ni conspiraciones descubiertas, de una manera insólita, como era natural que sucediera, puesto que esas impulsiones nacían espontáneamente en su cerebro, estallaban sus brutales accesos y la cuchilla y el serrucho comenzaban a jugar. Tenía períodos de exacerbación y de calma, horas de fiebre maligna en que su cabeza, agitada por esas fuerzas anómalas de que habla el venerable Falret, se sentía fuertemente convulsionada arrastrándolo al asesinato aleve, con un encarnizamiento tranquilo, con esa frialdad desesperante tan característica”

Ramos Mejía se ponía serio y con un lenguaje catedrático intentaba de vivisecciorar a Rosas como si fuera un insecto bajo un microscopio diciendo que las matanzas de Rosas (¿Cuáles?) eran ‘terribles’ (sic) pues ello nacía de su cerebro ‘espontáneamente’ (sic);  de su ‘cerebro’ (resic), ‘estallaban’ sus brutales accesos y comenzaba a jugar con cuchillas y serruchos. Tenía ‘fiebre maligna’ (¿?) arrastrándolo al asesinato aleve, con un encarnizamiento ‘tranquilo’, con frialdad ‘desesperante’.

Es una lástima que nadie pudo comprobar todo lo imputado tan alegremente por Ramos Mejía al ‘Frankestein de las pampas’ en lo que se había vuelto Rosas en la literatura fantástica liberal. Y menos que alguno de esos accesos de locura y de muerte sucedieran en los 25 años que vivió Rosas en el exilio, en el cual llevó una vida ordenada y tranquila dedicándose a las tareas rurales. Parece ser que los aires de la campiña inglesa lo curaron….

Quedan tan expuestas las imputaciones ofensivas a la dignidad no solo de Rosas sino a la nación toda, sin sentido fáctico que rayan en lo patológico pero no en el imputado sino en la personalidad del acusador. Nosotros entendemos que hasta el propio Sarmiento debe haberse reído para sus adentros con la charlatanería de Ramos Mejía, pero le era funcional lo que este energúmeno ignorante declaraba muy orondo.

Encima queda más al descubierto la liviandad cultural e intelectual de Ramos Mejía no solo por lo que decía sobre Rosas sino lo que transcribía de otros como Rivera Indarte: “ Rosas—dice Rivera Indarte—amargó los últimos días de la vida de su padre y puede decirse que le asesinó, insultándole en su lecho de muerte”.

Como decir, uno puede decir cualquier cosa, sobre todo en épocas –como se dijo- en que la impunidad que daba el control del Estado permitía las más abyectas mentiras. Rosas siempre respetó a su padre como a toda su familia siendo orgullo de su madre Doña Agustina y de su padre Don León con el que siempre se respetaron en forma mutua.

Respecto a su madre, tampoco se salvó de la inquina de Rivera Indarte cuya opinión da por cierta Ramos Mejía y que transcribe:

 “La infeliz se sintió morir y pidió un sacerdote piara confesarse. Rosas se lo negó, pretextando que su mujer sabía muchas cosas de la Federación y que podía revelárselas al fraile. Cuando le avisaron que había expirado, mandó venir un clérigo para que le pusiera la “ extrema-unción”, y para que creyera que el óleo santo se derramaba sobre un moribundo y no sobre un cadáver, uno de los locos, puesto debajo de la cama en que estaba el cadáver, le hacía hacer movimientos, pero con tal torpeza, que el sacerdote, después de haber fingido que nada comprendía, salió espantado de aquella caverna de impiedad y reveló la escena infernal en que había sido involuntario actor, a un eclesiástico venerable, de cuyos labios tenemos esta relación”

Esta alucinante falsificación que se intenta hacer de nuestra historia, una vez mas, tiene por base la sola palabra sin sustento probatorio alguno del resentido de Rivera Indarte y que concuerda Ramos Mejía.

 El cariño y respeto a su madre por parte de Rosas y la unción religiosa que ambos tenían da por tierra con esas imágenes que intenta volver ciertas y que en ningún lado existe prueba alguna que esas escenas sacrílegas hayan sucedido nos revela la irreligiosidad masónica de Rivera Indarte que tuvo que irse de Buenos Aires al ser descubierto en distintos robos en Córdoba y Buenos Aires.

La frase final de Rivera Indarte al decir que de los ‘labios del eclesiástico venerable tenemos esta relación’ nos da cuenta de la mendacidad unitaria: no se dice quien era el eclesiástico, exime de mayores comentarios,

Ramos Mejía no solo  se basa en Sarmiento y Rivera Indarte para su análisis médico-patológico (que se sepa ni Sarmiento ni Rivera Indarte eran médicos) sino también en Andrés Lamas, el Oriental que entregó su patria y sus hombres a la codicia luso-brasileño (Lamas, Andrés ‘Escritos políticos y literarios’ -Bs.As.1877, compilados por Ángel Carranza).

Rosas—dice el Sr. Lamas, a quien copiamos textualmente—tenía sus goces en la agonía lenta y prolongada de esos míseros prisioneros, que en cada ruido que percibían creían distinguir el paso y la voz del que iba a degollarlos, que bebían lentamente la muerte, que presenciaban transidos de horror el degüello del amigo o' del hermano y que creían sentir a cada momento el frío del cuchillo al introducirse en su carne. La ejecución a degüello, que era una institución suya, producía una agonía dolorosísima y era ejecutada lentamente y con cuchillo de poco corte, buscando el martirio prolongado y cruel “.

Por empezar el científico Ramos Mejía reconoce que ‘copia textualmente’ lo que dice Lamas que dista mucho de ser un científico. Es más, el título de su libro refiere a ‘Escritos Políticos y Literarios’; muy alejados de lo científico.

Según Lamas cuyas palabras hace suyas Ramos Mejía, Rosas gozaba en el degüello de sus enemigos. Degüello que –según Lamas- era un invento de Rosas (¿?) con el cual el objetivo de Rosas era producir una agonía lenta y dolorosa, buscando el martirio del degollado. Según Lamas, pues, Rosas era el paradigma del sádico cuando la historia real demostró que con su actuación política Lamas llevó a sus paisanos Orientales a la muerte frente a las tropas brasileñas en la Guerra Grande y en Paysandú; amén de entregar todo el norte de la Banda Oriental al invasor brasileño.

Los relatos de Ramos Mejía, que cabrían dentro de lo que hoy se llama ‘literatura fantástica’ pero que en sus tiempos eran creídos a pie juntilla, desbarranca una vez más cuando comenta que “Camila [O’Gorman’] estaba embarazada y Rosas hizo bautizar al niño, introduciendo el agua bendita por la boca de la madre. A esta horrible burla la llamó el bautismo federal!” […] Bajo la influencia de causas relativamente insignificantes, caía en estos paroxismos de terror, que respondían evidentemente a estados particulares de su ¡cerebro.

Digamos que se ha probado que Camila no estaba embarazada porque los tiempos no dieron para que ello se produjera, tal como lo han probado varios autores entre ellos el Profesor Antonio Caponnetto.

Y segundo la aberrante descripción de un supuesto bautismo del niño por nacer introduciéndole agua vendita a la madre antes de fusilarla. Lo que, una vez más, no solo no hay prueba de ello sino que ningún autor –aun Unitario- ha informado de tal hecho. Pero, Ramos Mejía, lo denuncia sin informar de dónde saca tal dato para colorear mejor su relato liberal y falso y aumentar la fama de tirano sangriento del Restaurador, el cual –según Ramos Mejía que habla como si fuera algo indubitable e innecesario de probar- Rosas caía en paroxismos de terror producto de su cerebro (¡!). Repetimos que parece que una vez en Inglaterra y durante 25 años ello desapareció por arte de magia.

Asi, vamos viendo que el susodicho Ramos Mejía ni era científico, ni era historiador sino un vulgar transmitente de las necesidades políticas liberales del momento de las autoridades producto del golpe institucional de 1852 detentadoras del poder hasta ahora, como detentadoras de las verdades históricas inculcadas a nuestros jóvenes para defensa de sus intereses venales y de quienes les pagaban: el poderoso imperio inglés y su banca, adornado todo con la cultura francesa ajena a nuestra tradición. Destruyendo nuestra industria, nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra moneda es como se somete a un pueblo.

Volviendo a Lamas el mismo enuncia que Rosas era un miedoso muy suelto de cuerpo en otro de sus libros, que Ramos Mejía recoge y hace suyo. (“Apuntes históricos sobre las agresiones del Dictador Argentino D. Juan Manuel Rosas. Contra la independencia de la República Oriental del Uruguay. Artículos escritos en 1845 para el Nacional de Montevideo- 1828 á 1838”. Imprenta Hispano-Americana, Montevideo”).

“En 1828, después de la jornada de Navarro, en que el gobernador Dorrego fue vencido, huyó solo, en “alas del miedo”, a refugiarse a Santa Pe; llegó allí “asustado y tembloroso”, y a pesar ¡de los esfuerzos de López, no pudo volver la tranquilidad a su espíritu profundamente conturbado. Era tal su depresión moral que solicitó y rogó al general Lavalle le otorgase garantías y mi pasaporte para irse a Estados Unidos “

El absurdo llega a tal paroxismo que imputa a Rosas ser miedoso, temeroso, que luego de la derrota de Dorrego corrió asustado a refugiarse en Santa Fé pues estaba tan perturbado que lloroso le rogó a Lavalle le diese garantías por su vida y le permitiese irse a los EEUU. En fin, otro dislate más que tal vez pueda creerse en la Banda Oriental estas afirmaciones sin ningún sostén documental o testimonial pero que no resiste ni el más mínimo sostén historiográfico donde ningún historiador serio ha repetido semejante sandeces sabedores que su imágenes como tales quedaría irremediablemente mancilladas.

Estos periodistas devenidos en escritores supuestamente serios no olvidan su pasado de folletineros al servicio de quienes pagaban generosamente por sus bombardeos informativos llenos de falsedades con motivo de las luchas que se producían en la Banda Oriental para luego de sus triunfos llevar lo dicho en esos pasquines a la categoría de verdades irrefutables.

Finalmente Ramos Mejía toma aire y se lanza a un análisis ‘lombrosiano’ que explicaría la personalidad maléfica de Rosas. Y en una catarata de reflexiones sin sentido ni base científica alguna, solo basado en lo que dicen los ‘panfleteros’ de Lamas y Rivera Indarte en sus escritos políticos y asi establece las causas de la personalidad de Rosas y sus enfermedades cerebrales.

Esto era lo que evidentemente sucedía en Rosas, cuyo  estado anómalo parecía, con ciertas transformaciones, heredado por línea materna, que es lo que más frecuentemente se observa siempre que en los ascendientes se haga notar cualquiera de esas perturbaciones, ya leves, ya graves; siempre que, según el respetable autor del “Delirio de las persecuciones”, sean aquéllos neurópatas, personas extravagantes, originales, exaltadas, violentas, apasionadas, histéricas, epilépticas, suicidas, alcoholistas. Insisto en esto porque lie vislumbrado en el carácter de la madre de Rosas manifestaciones claras de un estado nervioso acentuado, de un histerismo evidente. Esta señora, matrona respetable por muchos conceptos, era persona de un temperamento eminentemente nervioso y exaltado, hasta donde puede permitirlo la sensibilidad exquisita de su sexo; una organización dotada de una actividad excesiva y casi febril, con una movilidad de espíritu francamente neuropàtica. Caminaba precipitadamente, hablaba con una ligereza nerviosa, accionaba con virilidad y en los movimientos de sus miembros, en la vivacidad de su rostro, en su andar firme y resuelto, y hasta en los destellos de sus ojos brillantes y convulsivos, podía descubrirse una naturaleza llena de vida y azotada por esas efervescencias indomables que agitan tanto la sensibilidad femenil .

Hasta en la forma de su cabeza había condiciones orgánicas que favorecían, la producción de su imbecilidad moral. Su cráneo, aunque no ara visiblemente muy defectuoso y asimétrico, no parecía tampoco artísticamente conformado. La-abundancia exuberante de su cabello encubría a la mirada poco curiosa de sus cortesanos, las señales inequívocas del desigual desarrollo de su cerebro.

Y bien, estudiemos al cráneo de Rosáis, la configuración exterior de su cabeza, y veremos cómo las pasiones ciegas, los instintos del bruto, el “alma occipital” en una palabra, están desarrolladas de una manera exuberante, con gran detrimento de los lóbulos anteriores

He examinado ochenta y tantos retratos suyos, pertenecientes a la hermosa colección -del doctor Lamas; muchísimos de perfil, debidos al pincel de Morel, de Carrandi, y “tomados del natural”; entre ellos, el que paseaban en el carro y colocaban en los altares, que de mano maestra indudablemente. El ángulo facial es tan agudo que basta un examen superficial para comprenderlo. La frente, poco espaciosa, es deprimida, estrecha y cerrada, signo incontestable de inferioridad mental.

En los individuos que padecen alguna enfermedad crónica de la vejiga, el carácter sufre profundas modificaciones. Podríamos aducir mayores argumentos en prueba de esta influencia, pero con lo expuesto queda, en nuestro concepto, suficientemente probada la que pudo tener sobre el carácter de Rosas. Se vé, pues, el número y la magnitud de las causas que han influido para producir su neurosis. Todas ellas se han combinado, reforzándose las unas a las otras y aumentado considerablemente su potencia mórbida.

Primeramente, se descubre la herencia, causa por sí sola suficiente para engendrar estas perturbaciones incurables, la herencia materna, sobre todo, que es aún más terrible y frecuente que la paterna. La madre de Rosas era una mujer histérica y con todos los atributos de un temperamento nervioso marcadísimo. Estas neuropatías que se observan en los padres (particularmente en la madre) son en los hijos el germen de trastornos más graves que la herencia transforma y acentúa.

Después, la conformación misma de su cráneo, revelándose en los caracteres anatómicos que dejamos marcados en otro lugar; y finalmente la enfermedad crónica de sus órganos urinarios, fuente inagotable de trastornos morales, en todos los temperamentos.

Tenemos, pues, en conclusión, que cuatro de las causas más formidables para la producción de esas perturbaciones cerebrales, han obrado en Rosas de una manera completa y duradera.

Asi, Ramos Mejía descubre producto de sus análisis que Rosas era asi por causa de su madre que era una mujer perturbada, violenta, exaltada, histéricas, epilépticas, suicidas, alcohólicas, neurópata. La forma de su cabeza nos indicaba –según Ramos Mejía- nos indicaba en Doña Agustina López Osornio una imbecilidad moral (¿?) y el desigual desarrollo de su cerebro era producto de la abundancia de su cabello (¡!).

Asi, -según el autor- el cráneo de Rosas indicaban una pasión ciega, instinto del bruto. El mismo dice que habiendo estudiado los retratos de Rosas llega a la conclusión de que tenía una inferioridad mental incontrastable. Y que la enfermedades de su vejiga nos demuestran un ser neurótico.

O sea que para Ramos Mejía, la herencia materna de Rosas, la forma de su propio cráneo, su enfermedad crónica urinaria era la que producía un ser neurótico de fuertes trastornos morales y perturbaciones cerebrales.

Parece increíble hoy dia que las aberraciones dichas por este sujeto hayan sido tomadas en serio por las eminencias científicas de la época. Pero más resulta doloroso que las cataratas de mentiras rastreras huecas de todo rigor científico hayan adornado los cerebros de decenas de estudiantes a lo largo de su vida y que hoy dia se lo homenajee asignando su nombre a plazas, calles y hospitales.

El Unitarismo ha logrado imponer a otro de sus adalides de las falsedades sofísticas y calumniosas en el altar de las eminencias excelsas y superiores.

Pero no bastaba el escarnio contra el gobernante silenciado y ausente. Se necesitaba también referirse a la Mazorca a fin de estigmatizarla de una vez y  para siempre.  Para ello nadie mejor que José Rivera Indarte el epítome del resentimiento del mediocre visibilizado y puesto en al descubierto en sus fechorías: (Rivera Indarte, José, “Rosas y Sus Opositores-es acción santa matar a Rosas”- Bs.As. Ed. Ignacio del Mazo-1884).

Recordemos que primero el autor citado se acercó al calor del poder y fue uno de los que veneraba a Rosas hasta tal punto que el Himno de Los Restauradores fue escrito por él.

Como puede verse el título de su libro nos aclara de entrada el motivo del mismo: matar a Rosas. Y si para ello hay que mentir, se miente según instrucciones de Sarmiento. Veamos varios párrafos de su libro.

” ..  No podía ir más allá esta exaltación enfermiza por parte de Rosas y de la Mazorca, y de depresión moral por parte de una masa considerable del pueblo. Estas escenas muestran hasta dónde puede enfermarse un pueblo bajo la acción de ciertas causas positivas, dando lugar a perturbaciones asimilables a una verdadera demonomanía.

“Esta adoración a la persona de Rosas era, en algunos, hija de un estado cerebral patológico producido por el terror, pero en otros parecía engendrado por la exaltación, también patológica, de un sentimiento de admiración profundo, mezclado a ese pavor supremo que inspiraba el Diablo y sus atroces castigos a los demonomaniacos del siglo XV. En ambos, pues, el elemento enfermedad desempeñaba un rol importante y decisivo.

“El terror en las clases superiores y ese brusco cambio de nivel que experimentaron las clases bajas, elevadas rápidamente por el sistema de Rosas a una altura y prepotencia inusitada, tuvieron también su parte en la patogenia de tales trastornos. Un estupor próximo a la demencia crónica, una “panofobia” depresiva y humillante, fué, durante mucho tiempo, la situación de una parte considerable de Buenos Aires.

“La muerte del general Lavalle la hizo celebrar ordenando al Cura Gaete la gran borrachera que tuvo lugar en la Piedad en Octubre de 1841, y mandó a Cuitiño y a Salomón que en la plaza de la Concepción hicieran lo mismo. Todos, a cual más, bebían con delirante entusiasmo, dice un folleto que tengo a la vista, describiendo estas orgías, cuyas consecuencias hacían temblar a Buenos Aires.

“ El Dr. D. Manuel P. de Peralta, Catedrático de Clínica Médica en la Facultad de Buenos Aires, nos hacía notar en una de sus conferencias sobre las enfermedades del hígado, lo general que era en aquel tiempo el abuso de las bebidas alcohólicas, y afirmaba que, casi todas esas turbas que lanzaba Rosas a las calles, eran embravecidas por medio de libaciones abundantes de caña y de ginebra. Indudablemente, una de las causas más poderosas en la patogenia de estas exaltaciones enfermizas de la Mazorca, era este abuso inmoderado de las bebidas espirituosas

“Cuitiño y Troncoso costeaban el vino que se bebía en tinetas y que corría con profusión, hasta que la mitad de los asociados, frailes, mujeres, hombres de todas las clases, rodaban por el suelo, en medio de las carcajadas y de un ruido infernal, producido por los gritos y las maldiciones de los que quedaban en pie. Cuando la excitación alcohólica había preparado el ánimo y los pródromos del alcoholismo agudo principiaban a acentuarse, provocando esas alucinaciones penosas, en que el oído percibe mil injurias y provocaciones imaginarias, en que se ven fantasmas horribles, animales deformes, patíbulos, puñales ensangrentados, sus instintos estimulados por la impunidad y solicitados por las fuerzas extrañas que los poseían, entraban en efervescencia revistiendo el aspecto horrible de una monomanía homicida. Tambaleantes algunos., que después quedaban tirados en las calles, salían todos en confusión, armados de látigos y afilando con alegría sus enormes cuchillos.

Vivían diseminados en todos los barrios, porque era por cientos que se contaban los afiliados a la Mazorca, y llenaban las tabernas y los cafés, se metían en los templos, frecuentaban! los parajes públicos, y asaltaban y mataban en media calle. Habían declarado guerra a muerte a la gente culta e ilustrada, y jóvenes, viejos, comerciantes, eclesiásticos, abogados, literatos, pertenecientes todos a la primera clase de la sociedad — dice Rivera Indarte — arrastraban pesados grilletes en las horribles cloacas a que se les destinaba. Casi diariamente, dos de ellos, eran llevados a la muerte y no pocas veces fusilados a algunos pasos del calabozo, sin que se les hubiera permitido arreglar sus negocios, dar sus últimas disposiciones, dejar una palabra a sus familias. Los cadáveres, arrastrados con escarnio hasta la puerta de la cárcel, se llevaban en un carro sucio y se arrojaban en una zanja del Cementerio. Los degollados en la campaña, se les desollaba, se les castraba, se hacían maneas de su piel y se les dejaba insepultos, pasto de las fieras y juguete de los vientos “

Por empezar a Rivera Indarte no le queda más remedio que confesar a desgano que una masa considerable del pueblo estaban unidos a Rosas y eso él no puede entenderlo. Pero pronto encuentra la causa: el pueblo estaba tan enfermo –asi colectivamente- como Rosas. Ambos, pueblo y Rosas eran ‘demononíacos’, es decir, que se sentían poseídos por el demonio, lo cual para el autor, era el elemento enfermedad un rol importante y decisivo (¿?¡) .

Reconoce en su delirio Rivera Indarte que el pueblo experimentó un cambio de nivel de vida (aunque el autor no aclara como se produjo ni le importa que se sepa). El pueblo asi en su conjunto sufría pues, una demencia crónica una panofobia depresiva y humillante.

La Mazorca para festejar la muerte de Lavalle se lanzaba a las calles a emborracharse como turba incontenible; no solo los hombres sino también las mujeres que quedaban borrachas tiradas en el suelo en las plazas. Y no solo las mujeres, también los frailes, hombres de todas las clases sociales se revolcaban en el suelo a los gritos alcoholizados riendo y festejando la muerte de Lavalle volviéndose poseídos por fuerzas extrañas revistiendo el aspecto horrible de una monomanía homicida, todos con cuchillos y látigos en mano. Arrastraban a gente decente -según Rivera Indarte- engrillados a horribles cloacas adonde se los destinaba presos cuando no eran degollados o fusilados. Los cadáveres luego –y todo según Rivera Indarte en su exposición literaria-los tiraban en las zanjas del cementerio. Se los desollaba, o se los castraba y con su piel se hacían maneas.

Siendo condescendientes uno estaría hasta dispuesto a entender que dentro de la maquinaria de guerra siempre ha habido periodistas que con su buen escribir formal ayudan en la cuestión moral del bando que apoyan, no importa si lo que dicen es cierto o no; pero que una persona que se auto-titula de ‘científico’ serio y objetivo tome esto escrito como verdad para deducir de allí una serie de conclusiones sobre personajes históricos, es a todas luces de una ignorancia imperdonable.

En base a lo dicho por Rivera Indarte, se sube al carro de los dislates el Dr. Ramos Mejía:

“En todos los actos, colectivos e individuales, se hace visible la exaltación lamentable que los dominaba. En la prensa diaria, en los parlamentos, en los anuncios de teatro y hasta en el púlpito, se sentía la influencia deletérea de su estado neuropàtico”

“La generalización alarmante que había tomado en Buenos Aires, llegó a contaminar a todos los gremios y a todas las clases, sin exceptuar al clero en quien se manifestó de un modo horrible. De esto último tenemos ejemplos repugnantes. El furor homicida se había apoderado de él también de una manera tan pavorosa que hacía tronar el púlpito con discursos que destilaban sangre”.

“En medio de esta vida de enervamiento moral y de decadencia sensitiva, es claro que el resto de la población se encontraba imposibilitada para reaccionar contra estas turbas embravecidas. Este descenso brusco de la personalidad humana, esta oclusión horrible de la razón y del sentimiento, manifestándose bajo dos distintas fases (depresión en unos, exaltación en otros), es lo que constituye el rasgo principal de la epidemia. La influencia de una causa patológica es, pues, evidente. La sucesión de esos accesos terribles en que entraba la Mazorca en ciertas épocas, traía así que terminaba, una depresión completa, una sedación del sistema nervioso: era la calma que sobreviene a consecuencia de un gasto excesivo de fluido y una vez satisfecho los impulsos morbosos que dominan al cerebro-. Esto es lo que sucede en la manía y en la mayor parte de las formas de locura con exaltación violenta”.

Es decir que para el Dr. Ramos Mejía, Rosas y toda la sociedad que lo acompañaba, no importa de qué clase social, eran neuróticos o neuropáticos, y por lo tanto asesinos sin consciencia ni remordimientos, privados de razón, depresivos, maníacos, horriblemente homicidas aún los miembros del clero.

Como puede leerse estas horribles y angustiantes apreciaciones del poeta (ya que asi se lo conocía)  que toma Ramos Mejía como propias y le da un contenido científico, eran un conglomerado de imputaciones que con el tiempo se volvierno dogmas sin fundamento alguno pero que si bien hoy no poseen crédito y se lo considera parte de la propaganda de guerra en aquellos tiempos en que fue escrito, fue todo tomado como cierto y sometido al estudio de nuestros jóvenes estudiantes de cualquier universidad o aun, colegios secundarios. Cuya repetición hasta el cansancio dejaba una impronta en el cerebro de los jóvenes que ha sido –y es- difícil de restaurar en la verdad.

La educación bajo la férula del Unitarismo triunfante sobre el gobierno soberano el 3 de Febrero de 1852 preparó con intención y sin pausa un sistema educativo que iba desde la enseñanza primaria hasta la universitaria no dejando franja etaria sin adoctrinar en el odio a lo propio, a su tierra, a la capacidad de sus compatriotas para gobernarse, a sumirnos en la subestimación de nuestras capacidad para desarrollarnos,  distribuyendo a diestra y siniestra una visión absolutamente errónea, inexacta sobre el Federalismo, sobre la sociedad de su época y sus hombres que hicieron cuanto pudieron para mantener a su nación soberana.

Y como resumió Rosas en ese fatídico día: “Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque no hemos podido”.

Corolario

Como corolario, no es sobreabundante recordar, subrayar lo que hemos dicho arriba, al comienzo de este trabajo: estos son TEXTOS EDUCATIVOS, o supuestamente tales, que son escritos para ser inculcados a nuestros niños de primaria, o secundaria, o de un nivel superior que, bajo una inocente capa insípida de ideología alguna, muestran subterráneamente una historia y la historia de sus actores que no condice con lo que objetivamente sucedió y lo que ciertamente estos hombres representaban.

De tal manera, las mentes de los argentinos desde su primera infancia escolar hasta la universitaria se va conformando, moldeando a tenor de dogmas sin base alguna, sin sustento fáctico históricamente cierto y que se van instaurando en sus mentes año tras años, capa tras capa en su inconsciente creando en ellos una realidad que nunca existió poniendo en las alturas a hombres cuya valía es imaginaria y situaciones cuya interpretación dista de evidencia documental alguna; es mas, toda la documentación sobre estos pretendidos ‘proceres’ los sumerge en la ciénaga de la perfidia, del odio y de la traición a su patria.

La falacia Unitaria expresada por los ‘Cipayos’ proclamando una ‘civilización’ que no lo era contra una ‘barbarie’ inexistente fue la historia oficial; y sus esbirros, los llamados ( o ‘autollamados’, mejor dicho) ‘próceres’. Una ‘novela de la historia’ que se ha enseñado  durante décadas hasta el dia de hoy en nuestras escuelas para los menores, en los colegios para adolescentes y en las universidades y se fogoneó para los mayores, a través de periódicos y libros.

Los Unitarios –y bien lo describía Scalabrini Ortiz- eran academias digitadas para sostener una historia ficticia que sin los sofismas inculcados se desmoronaría como un castillo de naipes.

Todo lleva a una gigantesca falsificación de nuestra historia por parte de los liberales de ayer y de hoy; enseñando desde los primeros años de nuestra escuela primaria ocultando documentos, desfigurando a los actores cuando les convenía, fabricando supuestos adalides de nuestra patria cuando los hechos y los documentos enrostran en la cara a cualquiera que quiera verlo la real catadura moral de estos ‘cipayos’.

El Unitarismo liberal va falsificando los hechos y la historia toda según las conveniencias del momento. Y si puede, dicha documentación reveladora, es incendiada al caer en sus manos para ocultar asi en el presente y en la posteridad todo vestigio de sus mentiras que quedan, de este modo, incólumes.

Y vaya de ejemplo primario la quema de documentación oficial del Brig. Gral. Rosas en paganas fogatas hechas en su casa apenas los Unitarios tomaron el poder el mismo 3 de Febrero de 1852. Alli comenzó, científicamente, a ser ‘rehecha’ la historia como pedía Sarmiento, al uso político del Unitarismo triunfante. .

Las pruebas documentales presentadas por el Revisionismo Histórico (muchas veces de la boca de los propios traidores desprevenidos) hecha por tierra la ensoberbecida declamación altisonante y el falso relato de valores y actitudes de personajes históricos que merecen el más grande repudio de todo el pueblo argentino y cuyo rechazo instintivo por éste permanece a través del tiempo como reflejo de una historia novelada ajena a su sentir y que vislumbra la entrega de nuestra patria por parte de este mínimo, pero poderoso grupo entregado al soborno y las ideas teóricas, desgajadas de todo sostén que las ampare.

Ellos se aferran desesperadamente a mantener una ‘concepción literaria de la historia’ como la llamaba con acierto el inglés Halford J. Mackinder, que con el correr de los años se va cayendo a pedazos, pues lo que no fue no puede ser ni nunca lo será por más que se lo intente una y otra vez.

Como hemos dicho también en otros trabajos, estos falsarios ‘Cipayos’ tienen monumentos, plazas, calles, ciudades, municipios, que llevan sus nombres y han ‘hecho’ una historia adecuada a sus intereses espurios. 

Dice Palacio en sentencias que todavía siguen vigentes y que el autor vuelve a referir: “En todos los textos, aludidos implícita o explícitamente, se muestra la conquista y colonización  española como una empresa de explotación, y la Revolución de Mayo como reacción contra una tiranía intolerable, con lo cual se estimula la solidaridad de los niños para los indios y el despego hacia nuestros heroicos y auténticos antepasados. En todos se atribuye desenfadadamente el "atraso" de la colonia al carácter religioso de la educación, cargo que se adereza con a fáciles ironías por parte de los autores con pretensiones literarias. En todos se hace el elogio correspondiente a las malhadadas reformas eclesiásticas de la Asamblea del año 13, tan notable por otros conceptos. En todos se habla de la anarquía y del caudillismo con feroz espíritu de secta”.

“Los próceres de la historia heredada, los próceres civiles representan y hacen amar (cuando lo consiguen) conceptos abstractos: la civilización, la instrucción pública, el régimen constitución. “Rosas, en cambio, nos hace amar la patria misma que podría prescindir de esas ventajas, pero, no de su integridad ni de su honor”.  

Es clara la importancia de crear escuelas pero no debe de dejarse de mirar el contenido de las enseñanzas a impartir. La estructura edilicia no debe servir para llenar de alumnos a los que se les enseña una historia falsificada. Que la idea de la instalación de escuelas no sea el subterfugio de colonizar uniformemente a nuestros educandos en una mágica e inexistente conglomerado de hechos que nunca sucedieron y de personajes que vivieron entregados al oro extranjero asi como ocultar a nuestros verdaderos hombres que dieron hasta su sangre para que hoy exista nuestra nación, a pesar de los desgarramientos territoriales y patrimoniales sufridos.

Nos recuerda Palacio que en Alemana se hacían honores a Federico el Grande por su lucha al mando de Prusia contra toda Europa que la acosaba. En cambio, nosotros, al revés proscribimos a nuestros héroes y su memoria como a Rosas que salvó a nuestra nación de ser despedazada en mil republiquetas como en centro-américa obteniendo a cambio de su sacrificio de décadas solo la satisfacción del deber cumplido pero el amor de todo un pueblo, mientras al mismo tiempo ensalzamos como héroes a quienes entregaron nuestro territorio nacional, volviendo a nuestra patria como una simple factoría de materias primas colonizada hasta el presente donde se sigue transfiriendo nuestra riqueza industrial, financiera, económica y territorial a distintas potencias (recordar nuestras Islas del Atlántico Sur, las islas del Beagle, etc).

Pero es lícito tener presente algo dicho por Palacio en 1939 y que se ha acentuado hoy dia en que nuestra nación se ve acosada por muchos frentes de despojo lo que lleva insensiblemente a introducirse en algunos casos el estudio por parte de maestros y profesores que, contrariando las ordenes oficiales respecto a lo que debe enseñarse de nuestra historia, se animan a enseñar nuestra historia como lo ha sido, aunque ello les lleve a ser sancionados por las autoridades y acusados por la prensa que pone el grito en el cielo ante tamañas osadías. Recordemos lo que dijo Louis Veiullot de los liberales y su cacareada ‘libertad’ “pensar de manera distintas a aquellos que se dicen tolerantes es algo que el ‘partido de la tolerancia’ no puede tolerar”:

Decía Palacio, pues: “Es la angustia por nuestro destino inmediato lo que explica el actual renacimiento de los estudios históricos en nuestro país, con su consecuencia natural: la exaltación de Rosas. Frente a las doctrinas de descastamiento, un anhelo de autenticidad; frente a las doctrinas de entrega, una voluntad de autonomía; frente al escepticismo, que niega las propias virtudes para simular las ajenas, una gran fe en nuestro pueblo y es sus posibilidades. Las condiciones del mundo actual demuestran que Rosas tenía razón y que las soluciones de nuestro futuro se encontrarán en los principios que él defendió hasta el heroísmo, y no en los principios de sus adversarios, que nos han traído al pantano moral en que hoy estarnos hundidos hasta el eje”.

Esa “historia” vigente en la educación durante décadas apartada de toda realidad, nos sigue sometiendo y quitando toda soberanía real, ahogando nuestro destino, hasta el dia de hoy, a pesar de las reacciones individuales de algunos maestros que ponen en juego sus trabajos como educadores en medio de ese fango fraudulento y corrosivo que los rodea. ¿Hasta cuándo? Hasta que, -como decía José Hernández en su ‘Martín Fierro’-, “Un criollo venga a mandar” como supo hacerlo nuestro padre de la patria Don Juan Manuel de Rosas y su soberana y gloriosa Confederación Argentina….

Todos debemos recordar algo similar sabiamente dicho por Gilbert K. Chesterton: “A cada época la salva un pequeño puñado de hombres que tiene el coraje de ser inactuales”.

Que así sea, Dios mediante….

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FUENTES:

 

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MONTORO GIL, Gonzalo V. (‘El Alte. Guillermo Brown  Y La Mistificación Unitaria De La Historia’   ) https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2020/08/el-alte-guillermo-brown-y-la.html

MONTORO GIL, Gonzalo V. (“Scalabrini Ortiz  y García Mellid: Fiscales De La Argentina, Tierra De ‘Cipayos”-

https://elmensajerodelaconfederacionargentina.blogspot.com/2021/02/scalabrini-ortiz-y-garcia-mellid.html-  (2021)

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SCALABRINI ORTIZ, Raúl (‘Bases para la Reconstrucción Nacional’ – Vol. 1 y  2- Ed. Plus Ultra – 1973)

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PALACIO, Ernesto (‘La Historia Falsificada’- Ed.A.Peña Lilio Editores-1960)

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